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INTRODUCCIÓN

No es sencillo definir el campo de estudio de "las drogas", ni debe darse por sentado
simplemente. Existe una gran cantidad de términos que hacen referencia a lo que comúnmente
se conoce como "droga": hablamos de medicamentos, narcóticos, estupefacientes,
psicotrópicos, sustancias o drogas psicoactivas, etc.

Como es posible suponer, el uso de un concepto u otro va a depender del contexto en el cual
utilicemos el concepto, la cultura y la disciplina desde donde se observe el fenómeno. En
medicina, por ejemplo, el término “droga” se refiere a toda sustancia con potencial para tratar,
prevenir o curar una enfermedad o aumentar la salud física o mental; en farmacología, como
aquellas que modifican los procesos fisiológicos y bioquímicos de los tejidos u órganos. En el
lenguaje común, el término habitualmente se usa para referirse a las sustancias psicoactivas y,
más específicamente, a las drogas ilegales.

La Organización Mundial de la Salud sugiere el uso del término sustancia o droga psicoactiva, ya
que se considera que son expresiones más neutras y descriptivas para referirse a todo el grupo
de sustancias, legales e ilegales.

De esta manera, entenderemos que droga o sustancia psicoactiva es una sustancia que al ser
ingerida puede modificar la conciencia, el estado de ánimo o los procesos de pensamiento del
individuo (Organización Mundial de la Salud, 2005).

Entonces, las drogas, definidas de esa forma:


Son sustancias capaces de alterar el funcionamiento del sistema nervioso central y modificar
una o varias funciones psíquicas como la percepción sensorial, la memoria, la atención, la
orientación espacio-temporal, entre otras.

No tienen ninguna aplicación médica y si la tienen, pueden utilizarse con fines no


terapéuticos.
¿QUÉ SON LAS DROGAS?

Clasificación y tipos de drogas


Las drogas psicoactivas han sido clasificadas de acuerdo a múltiples sistemas. Entre los
diferentes criterios de categorización usados, están los que hacer referencia a su forma de uso,
origen, estatus comercial y efectos en el sistema nervioso central.

SE CLASIFICAN SEGÚN:

EFECTOS SOBRE EL SNC


La clasificación más adecuada técnicamente, y más usada en contextos científicos, corresponde
a la diferenciación de tipos de drogas según sus efectos sobre el sistema nervioso central (SNC).

En esta perspectiva, tendríamos:

Drogas estimulantes: El primer grupo es el de las sustancias estimulantes. Estas


incrementan la actividad del sistema nervioso central, resultando en exaltación y euforia,
sensación de bienestar, sentimientos de “seguridad” y sensación de energía,
acompañados físicamente por un aumento del ritmo cardíaco y de la respiración. Podrían
producir también estados de ansiedad, paranoia, disminución del apetito, mayor
tolerancia al dolor y al cansancio (Organización Mundial de la Salud, 2005).

Algunas de ellas son:


 Cocaína/Pasta base/Crack
 Anfetaminas
 Nicotina
 Xantinas (cafeína)

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Drogas depresoras: Las sustancias depresoras disminuyen el funcionamiento del
sistema nervioso central, provocando en un principio desinhibición conductual, relajación,
somnolencia y sedación. Afectan la coordinación motora y del lenguaje, así como la
capacidad de respuesta ante estímulos externos (Organización Mundial de la Salud,
2005).

Algunas de ellas son:


 Alcohol
 Inhalantes
 Benzodiazepinas
 Barbitúricos

Drogas alucinógenas: Las drogas alucinógenas generan alteraciones de la percepción e


inducen alucinaciones: se presentan imágenes, sonidos y sensaciones distintas a las
propias de la vigilia. Provocan sensación de flotación, euforia y reducción del dolor,
además de modificar la percepción de sí y del entorno (Organización Mundial de la Salud,
2005).

Algunas de ellas son:


 LSD (ácido lisérgico): dietilamina
 Peyote: mezcalina
 “Hongos”: psilocibina

Opiáceos: Las drogas opiáceas y sus derivados tienen propiedades analgésicas,


producen una intensa sensación de bienestar o euforia, así como somnolencia y
confusión. Las sustancias opiáceas y sus análogas sintéticos también pueden provocar
estupor, coma y depresión respiratoria cuando se consumen en dosis altas (Organización
Mundial de la Salud, 2005).

Algunas de ellas son:


 Morfina
 Codeína
 Heroína

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ESTATUS COMERCIAL
Drogas controladas: Como es el caso de ciertos medicamentos y solventes.
Drogas legales: Como el tabaco y el alcohol.
Drogas ilegales: Incluyendo aquellas cuya comercialización está prohibida por la ley,
como cocaína, marihuana, opiáceos, etcétera.

ORIGEN
Drogas naturales: Son aquellas de origen animal, vegetal o mineral.
Drogas sintéticas: Se obtienen por síntesis total a partir de sustancias sencillas, sin
tener relación desde el punto de vista químico con drogas naturales.
Drogas mixtas: Son aquellas sustancias obtenidas por síntesis parcial de otras drogas
naturales.

FORMAS DE USO
Uso médico: Es el caso del consumo de medicamentos de venta con receta con fines
terapéuticos.
Recreativo: Consumo de una droga psicoactiva, normalmente ilegal, en situaciones
sociales o de dispersión.
De uso industrial: Numerosos productos industriales contienen solventes o etanol y se
ingieren o inhalan con fines distintos a los que fueron creados.

Aunque para cada grupo, las diferentes sustancias psicoactivas tienen efectos en común, existe
una considerable variabilidad entre las diversas clases de drogas, en términos de sus efectos
físicos y psicológicos, mecanismos de acción, desarrollo de tolerancia y abstinencia y efectos a
largo plazo, riesgos relacionados, etc.

Por otro lado, las diferencias en la disponibilidad, costo, legalidad, comercialización y actitudes
culturales hacia las drogas también afectan su uso, impacto y problematización (Organización
Mundial de la Salud, 2005).

Será fundamental entonces, considerar en un análisis específico:

 Las características de cada tipo de droga psicoactiva.


 El tipo de consumo que se realiza.
 La población comprometida.

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EL CONSUMO DE DROGAS
El consumo de alcohol y drogas ha estado presente desde muy temprano en la historia de la
humanidad. Los significados asociados a esta conducta y a cada sustancia, han variado histórica
y socialmente, así como la definición de los problemas asociados al uso de sustancias.

Considere que el consumo de drogas se da muchas veces:

Diversión, vinculado a espacios placenteros.

El consumo se relaciona con evitar o mejorar una sensación displacentera,


dolorosa, negativa.

En otras ocasiones, está asociado a obtener un fin específico/propósito, es


decir, su consumo es funcional a algo. Por ejemplo, los usuarios de
psicoestimulantes pueden consumir estas sustancias para aumentar su
rendimiento, para permanecer despiertos o para bajar de peso.

En cualquier caso, este hábito tan extendido y parte de la diversidad de conductas humanas no
puede ser valorado previamente, sin considerar la diversidad de factores que influyen en las
calificaciones y problematizaciones: experiencia personal, cultura, aspectos educacionales,
religiosos, familiares, legales, políticos, etc.

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Modelo interactivo del uso de drogas
En este marco, la experiencia del consumo, de una persona, puede comprenderse si se
consideran al menos los siguientes elementos propios:

Persona.
Droga.
Ambiente.

Entonces el resultado del consumo de una sustancia por un individuo, no sólo dependerá de la
droga misma, sino también de características o condiciones de la persona y del ambiente.

Que la persona "X" consuma la droga "Y" no dice mucho acerca de qué tipo de consumo hace,
cuáles son sus riesgos, daños o consecuencias posibles.
En definitiva, ¿qué es un problema vinculado al consumo de drogas?, ¿qué no es
problema?

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PROBLEMAS VINCULADOS AL
CONSUMO DE DROGAS
El esquema a continuación, propuesto por la Organización Mundial de la Salud, permite avanzar
en la comprensión de los problemas relacionados con el uso de sustancias.

El daño ocasionado por el consumo de sustancias puede resultar del uso a corto plazo,
generalmente asociado a la intoxicación, incluyendo las sobredosis, y del uso a largo plazo, que
puede conducir a la dependencia o bien a problemas crónicos sociales y/o de salud.

La forma en que los usuarios administran la sustancia también puede tener consecuencias en la
salud. Muchos usuarios, particularmente aquellos que usan drogas inyectadas y comparten el
equipo de inyección, están en un riesgo mayor de contraer y transmitir el Virus de Inmuno
deficiencia Humana (VIH), Hepatitis B y C, y de desarrollar infecciones en el área de inyección y
lesiones en las venas.

Así, el nivel de daño que cada sustancia ocasiona es distinto y hay múltiples factores
involucrados en ese proceso, solo la droga no determina, ni la cantidad del consumo, ni la
manera de consumir, sino la interacción de los factores, en un contexto social y cultural
particular.

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Trastornos: dependencia y consumo perjudicial
El consumo repetido de las sustancias psicoactivas puede generar trastornos de salud
relacionados con el uso: dependencia o consumo perjudicial.

Dependencia

La dependencia corresponde a un conjunto de manifestaciones fisiológicas, comportamentales y


cognoscitivas en la que el uso de drogas adquiere la máxima prioridad para el individuo, mayor
incluso que cualquier otro tipo de comportamiento de los que en el pasado tuvieron el valor más
alto. La dependencia requiere siempre de una evaluación clínica profunda y detallada, donde se
exploran los siguientes indicadores (Organización Mundial de la Salud, 2003):

Tres o más de las siguientes manifestaciones, en los últimos 12 meses:

Deseo intenso o vivencia de una compulsión a consumir la sustancia.


Disminución de la capacidad para controlar el consumo (el comienzo o el cese del
consumo).
Síntomas somáticos de un síndrome de abstinencia cuando se reduce o cesa el consumo
de la sustancia.
Tolerancia (aumento progresivo de la dosis para conseguir los mismos efectos).
Abandono progresivo de otras fuentes de placer o diversiones.

Los síndromes de abstinencia varían dependiendo de la droga implicada pero generalmente


incluyen “craving” (un deseo urgente de la sustancia psicotrópica o sus efectos), ansiedad,
irritabilidad, molestias gastrointestinales y problemas para dormir. Los síntomas son más severos
en unas drogas que en otras. La abstinencia del alcohol, benzodiazepinas y opiáceos puede
requerir manejo médico mientras que la abstinencia sin complicaciones por otras drogas
normalmente se puede manejar con tratamiento paliativo.

Consumo perjudicial

Por otro lado, el consumo perjudicial es aquel consumo que de manera directa o indirecta
produce consecuencias negativas para la persona o para terceros, en las áreas de la vida de la
persona, como las relaciones familiares, el trabajo, las actividades regulares (laborales,
escolares), la seguridad personal y el funcionamiento social en general.

Pautas para el diagnóstico del consumo perjudicial son (Organización Mundial de la Salud,
2003).

Salud mental o física afectada por el consumo de alcohol.


2 signos son centrales:
o La forma de consumo ha tenido como resultado consecuencias sociales adversas
de varios tipos (ruptura matrimonial, por ejemplo).
o La forma de consumo es reprobada (criticada) por terceros o por el entorno en
general.

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Note, a partir de estos elementos mencionados, que no todo uso de sustancias implica
dependencia, o dicho de otra manera, no todos los consumidores son dependientes,
“drogadictos” o “alcohólicos”. La dependencia se define cuando un consumo cumple ciertas
características muy específicas (arriba mencionadas) y no porque alguien usa alguna droga, o
porque consume mucho, o bien, porque consume muy frecuentemente. Ninguno de esos
elementos es suficiente por sí solo.

Riesgos y daños del consumo de drogas


Como es posible observar en el esquema anteriormente mostrado, no todos los problemas
relacionados con el uso de sustancias provienen de su uso como un trastorno, cuando el
consumo es dependiente o perjudicial en los términos antes mencionados. En otros casos, los
problemas por el consumo de sustancias pueden surgir como el resultado de una intoxicación
aguda y por la manera en que se consume, aún cuando se consuma poca cantidad o poco
frecuentemente, sin calificar el uso como dependencia.

Esto abre la discusión al tema de los riesgos asociados al uso de sustancias o sus daños más
comunes. Estos son diferentes o particulares, para cada sustancia, de manera que será
necesario hacer un análisis caso a caso.

Los riesgos relacionados con el uso de drogas van desde los que se producen:

En el corto plazo, producto en muchos casos de una intoxicación (conducta violenta


producida por el consumo de alcohol, por ejemplo).

En el consumo a largo plazo, es decir, problemas relacionados con el uso crónico y


sostenido (además de los problemas de salud, problemas en las relaciones
interpersonales, problemas económicos, entre otros).

Aún así, como hemos dicho, el riesgo del consumo se relaciona no sólo con la cantidad que se
usa, con el tipo de droga o con una frecuencia muy continua de uso, sino que los problemas
relacionados con la intoxicación aguda pueden ocurrir incluso como resultado de un solo
episodio de consumo de drogas y pueden incluir:

Sobredosis y pérdida de conciencia.


Accidentes y lesiones.
Agresión y violencia.
Prácticas sexuales no seguras.
Efectos de la intoxicación aguda incluyendo: ataxia, vómito, fiebre,
confusión.
Conducta impredecible.

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Por otro lado, inyectarse cualquier droga también es un factor de riesgo significativo y está
asociado con una mayor probabilidad de:

Sobredosis.
Venas colapsadas.
Infección local.
Abscesos y úlceras.
Enfermedades transmisibles como VIH y Hepatitis C.

Efectos específicos según sustancia


Como fue señalado, es fundamental conocer algunas características específicas de cada
sustancia, en relación a los riesgos y daños que más comúnmente produce.

A continuación se exponen las drogas de mayor frecuencia de uso en nuestra regiónnuestro


país, según sus efectos sobre el sistema nervioso central:

1. Drogas alucinógenas
2. Drogas estimulantes
3. Drogas depresoras.
4. Opiáceos.

1. Drogas alucinógenas
Cannabis (Marihuana)
La cannabis es la sustancia psicoactiva ilegal más consumida en el mundo. Proviene de la
planta cannabis sativa y su sustancia activa se llama delta9-tetrahidrocannabinol (TCH). Los
efectos van a depender de la cantidad de THC contenida.

Se presenta básicamente en tres formas:

Hierba.
Resina (hashish).
Aceite.

Sus vías de consumo son fumada (cigarros hechos a mano o pipas) o ingerida. La dosis
necesaria para producir efectos farmacológicos se encuentra entre 2 y 22 mg. Un cigarro
promedio contiene aproximadamente 20mg.

Aunque es posible experimentar sobredosis e intoxicación de cannabis, la probabilidad de


muerte por únicamente intoxicación de cannabis es baja, aunque la combinación con otras
drogas puede resultar en sobredosis y muerte. Sin embargo, el consumo de cannabis se

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asocia con consecuencias negativas en la salud y su uso en el embarazo tiene efectos
semejantes en la madre y el bebé que el tabaco y puede aumentar la severidad y
complicaciones de enfermedades existentes como alta presión sanguínea, enfermedades
cardíacas, respiratorias y ciertos tipos de cáncer.

Riesgos más comunes de cannabis (de menos a más severos)


Problemas de atención y motivación.
Ansiedad, paranoia, pánico, depresión.
Disminución de la memoria y de la capacidad para resolver problemas.
Presión sanguínea alta.
Asma, bronquitis.
Psicosis en aquellas personas que tienen historial familiar de esquizofrenia.
Enfermedades cardíacas y enfermedades crónicas de obstrucción de las vías
respiratorias.
Cáncer en la parte superior de las vías respiratorias y en la garganta.

Alucinógenos

Los alucinógenos incluyen la dietilamida de ácido lisérgico (LSD), psilocibina y psilocina


(hongos psicotrópicos), ketamina, fenciclidina y mescalina. Estas drogas afectan las
percepciones de la realidad, distorsionando uno o varios de los sentidos (vista, oído,
olfato, gusto, tacto), resultando en alucinaciones, distorsiones de los procesos cognitivos, del
sentido del tiempo, de la conciencia de uno mismo y del estado de ánimo. Hay alucinógenos
naturales como los hongos psicotrópicos y la mescalina, y alucinógenos sintéticos como el
LSD, la ketamina y la fenciclidina. La ketamina, por ejemplo, es una droga anestésica pero se
ha descontinuado de la práctica médica en muchos países debido a las pesadillas que
experimentaron algunos pacientes.

Efectos

Los efectos de los alucinógenos son impredecibles y pueden ser diferentes para diferentes
usuarios o en diferentes ocasiones. A largo plazo, el consumo de alucinógenos puede
aumentar los efectos de problemas de salud mental. Los usuarios también pueden
experimentar visiones retrospectivas (flashback) que son recurrencias espontáneas de los
efectos del consumo de alucinógenos en el pasado.

Los alucinógenos tienden a no relacionarse con alta dependencia lo que significa que es
poco probable que los usuarios se vuelvan físicamente dependientes a ellos. Estas
sustancias tienden a usarse experimentalmente y ocasionalmente en lugar de repetidamente.

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2. Drogas estimulantes
Cocaína

La cocaína es una droga estimulante y altamente adictiva. La cocaína tiene un efecto


inicial rápido y puede acabar rápidamente, esto puede provocar que se combine con otras
drogas (NIDA, 2009).

La cocaína incrementa la concentración de la dopamina, una sustancia química del cerebro


(neurotransmisor) asociada con el placer y el movimiento. Este exceso de dopamina es el
responsable de los efectos eufóricos de la cocaína. Asimismo, la cocaína contrae los vasos
sanguíneos, dilata las pupilas e incrementa la temperatura corporal, el ritmo cardíaco y la
presión arterial (NIDA, 2009).

Formas de consumo de cocaína son:

Cocaína (clorhidrato de cocaína): Generalmente aspirada, aunque también puede


inyectarse, que es una práctica poco común en América Latina, con excepción de
Brasil.
Pasta base / pasta básica de cocaína (“basuco” en la región Andina, “paco” en
algunos países del Cono Sur). Se fuma, muchas veces mezclada con el tabaco del
cigarrillo.
“Crack”: Resulta de ‘hervir’ cocaína en una solución de bicarbonado de sodio. Se
consume inhalando los vapores que produce su combustión en una pipa o cucharilla
metálica.

Riesgos más comunes del consumo de cocaína (de menos a más severos)

Dificultad para dormir, aceleramiento del corazón, dolores de cabeza, pérdida de


peso.
Aletargamiento, hormigueo, piel húmeda, rascarse o tirar de la piel.
“Craving” intenso, estrés por el estilo de vida.
Accidentes y lesiones, problemas financieros.
Cambios de estado de ánimo: ansiedad, depresión, manías, paranoia.
Pensamientos irracionales, dificultad para recordar cosas.
Conducta agresiva y violenta.
Psicosis después del consumo repetido de altas dosis.
Muerte repentina por estrés cardiovascular.

Anfetaminas
Los estimulantes de tipo anfetamina incluyen la anfetamina, desanfetamina, metanfetamina y
éxtasis (MDMA). Estas sustancias aunque tienen efectos semejantes a los de la cocaína,
tienen un perfil farmacológico muy diferente, y su consumo puede llevar a una amplia gama
de problemas de salud mental y física.

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Existe una creciente evidencia de que algunos estimulantes de tipo anfetamina dañan células
cerebrales. Además hay una alta prevalencia de problemas sociales asociados con el
consumo regular de anfetaminas incluyendo problemas en las relaciones, problemas
económicos y problemas relacionados con el trabajo y el estudio. Los cambios en el estado
de ánimo también están asociados al consumo regular de estas drogas y se reporta en
algunos casos un empeoramiento en los problemas de salud mental como la depresión e
irritabilidad con el paso del tiempo.

Riesgos más comunes del consumo de anfetaminas (de menos a más severos)

Dificultad para dormir, pérdida de apetito y peso, deshidratación, reducción de la


resistencia a las infecciones.
Tensión en la mandíbula, dolores de cabeza, dolor muscular.
Cambios de estado de ánimo: ansiedad, depresión, agitación, manías, pánico,
paranoia.
Temblores, latido irregular del corazón, falta de aliento.
Dificultad para concentrarse y recordar cosas.
Conducta agresiva y violenta.
Psicosis después del consumo repetido de altas dosis.
Daño permanente a las células del cerebro.
Daño hepático, accidente cerebro vascular, muerte repentina por estrés
cardiovascular.

3. Drogas depresoras
Tranquilizantes

Los tranquilizantes y las pastillas para dormir incluyen benzodiazepinas y compuestos


relacionados, pero no antihistamínicos o antipsicóticos. Se trata de sustancias que requieren
receta médica, sin embargo, pueden causar problemas particularmente cuando se usan con
más frecuencia o en dosis más altas que las recetadas. Generalmente las benzodiazepinas
se recetan para abordar las dificultades para dormir, ansiedad u otro trastorno del estado de
ánimo, trauma, procedimientos quirúrgicos, abstinencia de sustancias específicas,
convulsiones y dolor muscular. Los tranquilizantes y pastillas para dormir incluyen dizepam,
temazepam, alprazolam, clonazepam, flunitrazepam, zolpidem, midazolam y fenobarbitona.
Esta no es una lista completa y sólo incluye nombres farmacológicos.

La tolerancia y dependencia a los tranquilizantes o pastillas para dormir puede desarrollarse


después de un corto período de uso y la abstinencia de estas drogas puede ser sumamente
compleja. Los síntomas de abstinencia incluyen: ansiedad y pánico severo, insomnio,
depresión, dolor de cabeza, sudoración y fiebre, náusea, vómito y convulsiones.

Es poco probable que las benzodiazepinas causen muerte por sobredosis, aún cuando se
tomen en dosis muy grandes. Sin embargo, cuando se combinan con otras sustancias

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como alcohol, paracetamol u opiáceos, el riesgo de sobredosis y muerte aumenta
notablemente.

Riesgos más comunes del consumo de tranquilizantes (de menos a más


severos)

Aletargamiento, mareo y confusión.


Dificultad para concentrarse y recordar cosas.
Náusea, dolores de cabeza, paso inestable.
Problemas para dormir.
Ansiedad y depresión.
Tolerancia y dependencia después de un período corto de tiempo.
Síntomas de abstinencia severos.
Sobredosis y muerte si se consume con alcohol, opiáceos y otras drogas depresivas.

Inhalantes
Los inhalantes cubren todas las sustancias que pueden inhalarse o respirarse, a pesar que
por sí mismas puedan tener una variedad de acciones farmacológicas diferentes o usos
distintos a su consumo para efectos psicoactivos. Las sustancias volátiles más comúnmente
usadas incluyen la gasolina, solventes, pegamentos, aerosoles, lacas que contienen benzina
y pegamentos o disolventes que contienen tolueno. El nitrito de almidón (Popper) y el óxido
nitroso (gas de la risa) también han sido usados. La forma más común en la que se utilizan
es aspirarlas de un recipiente o a través de una bolsa de plástico.

Los efectos a corto plazo incluyen náusea, vómito, dolores de cabeza y diarrea. Las dosis
más altas pueden causar pronunciación inarticulada, desorientación, confusión, falsas
ilusiones, debilidad, temblores, dolores de cabeza y alucinaciones visuales. Finalmente, el
consumo puede causar coma o la muerte por un infarto.

En general, los inhalantes tienden a ser consumidos por jóvenes, por su fácil accesibilidad y
su consumo puede no continuar en un período largo de tiempo. Sin embargo, hay algunos
grupos que usarán inhalantes hasta la edad adulta, a veces por falta de disponibilidad de
otras sustancias y presiones culturales. Es poco probable que los usuarios se vuelvan
físicamente dependientes, sin embargo, el consumo de inhalantes se asocia a una variedad
de efectos agudos y crónicos graves.

Riesgos más comunes del consumo de inhalantes (de menos a más severos)

Mareo y alucinaciones, náusea, aletargamiento, desorientación, visión borrosa.


Síntomas semejantes a los de la gripe, sinusitis, sangrado de nariz.
Náusea y vómito, indigestión, úlceras estomacales, diarrea.
Dolores de cabeza, accidentes y lesiones, conducta impredecible y peligrosa.
Pérdida de la memoria, confusión, depresión, agresión, cansancio extremo.
Dificultades para la coordinación, reacciones lentas, poco abastecimiento de oxígeno
al cuerpo.
Delirio, convulsiones, coma, daño en los órganos (corazón, pulmones, hígado,
riñones).
Muerte por insuficiencia cardíaca.

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4. Opiáceos
Los opiáceos son agentes depresivos del sistema nervioso central. Hay opiáceos ilegales
(sin receta) como la heroína y el opio, sin embargo, los opiáceos comúnmente se presentan
como sustancias recetadas, en especial con el objeto de palear el dolor asociado a algunas
enfermedades.

Las formas de consumo de opiáceos ilegales o sin receta genera problemas anexos a la
sustancia misma, puesto que generalmente se inyectan o se fuman. El consumo de
opiáceos con receta también puede causar muchos problemas, particularmente cuando se
usan con más frecuencia o en dosis más altas que las recetadas.

Los opiáceos recetados incluyen la morfina, codeína, metadona buprenorfina, petidina


(meperidina), dextropropoxifeno y oxycodone. Los opiáceos se pueden inyectar, como es a
menudo el caso con la heroína, se pueden fumar (heroína y opio), tomar oralmente,
intramuscularmente, por vía intravenosa o sublingual o como supositorio anal (opiáceos
farmacéuticos). La inyección de heroína resulta en la respuesta inmediata de la droga y en
un rápido inicio de los efectos que pueden resultar en una sobredosis (ya sea fatal o no
fatal), particularmente si se combinan con otras drogas como alcohol o benzodiazepinas.

Riesgos más comunes del consumo de opiáceos (de menos a más severos)

Comezón, náusea y vómito.


Aletargamiento, constipación, caries, períodos menstruales irregulares.
Dificultad para concentrarse y recordar cosas.
Depresión, reducción del impulso sexual, impotencia.
Dificultades económicas y conflicto con la ley.
Estrés en las relaciones.
Problemas para conservar el trabajo y la vida familiar.
Tolerancia y dependencia, síndrome de abstinencia.
Sobredosis y muerte por paro respiratorio.

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Modelo de Thorley
Como ya hemos señalado, las sustancias
tienen efectos específicos y se relacionan con
ciertos riesgos también particulares
a cadauna. Estos riesgos, los daños posibles,
en definitiva los problemas asociados a cada
droga, dependen no sólo de la sustancia, sino
también del individuo que consumo y del
contexto (incluyendo aspectos sociales,
culturales, históricos, legales, etc).

Por otro lado, cabe recordar que los problemas


no se relacionan solamente con la
dependencia que produce una sustancia, sino
que hay importantes consecuencias asociadas
al uso regular de sustancias o a un uso no
regular, pero excesivo, que provoca
intoxicación. El siguiente esquema, “modelo de
Thorley”, grafica los tipos de problemas
relacionados con el consumo de drogas.

Factores de riesgo y de protección


Las investigaciones realizadas durante las últimas dos décadas han tratado de determinar cómo
comienza y cómo progresa el abuso de las drogas. Hay muchos factores que pueden aumentar
el riesgo de una persona para el abuso de drogas. Los factores de riesgo pueden aumentar las
posibilidades de que una persona abuse de las drogas mientras que los factores de protección
pueden disminuir este riesgo. Es importante notar, sin embargo, que la mayoría de las personas
que tienen un riesgo para el abuso de las drogas no comienzan a usarlas ni se hacen adictos.
Además, lo que constituye un factor de riesgo para una persona, puede no serlo para otra.

Los factores de riesgo y de protección pueden afectar a los niños durante diferentes etapas de
sus vidas. En cada etapa, ocurren riesgos que se pueden cambiar a través de una intervención
preventiva. Se pueden cambiar o prevenir los riesgos de los años preescolares, tales como una
conducta agresiva, con intervenciones familiares, escolares, y comunitarias dirigidas a ayudar a
que los niños desarrollen conductas positivas apropiadas. Si no son tratados, los
comportamientos negativos pueden llevar a riesgos adicionales, tales como el fracaso
académico y dificultades sociales, que aumentan el riesgo de los niños para el abuso de drogas
en el futuro.

Los programas de prevención basados en la investigación se enfocan en una intervención


temprana en el desarrollo del niño para fortalecer los factores de protección antes de que
se desarrollen los problemas de conducta.

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FACTORES DE RIESGO DOMINIO FACTORES DE PROTECCIÓN

Conducta agresiva precoz Individual Auto - control

Falta de supervisión de los padres Familia Monitoreo de los padres

Abuso de sustancias Compañeros Aptitud académica

Disponibilidad de drogas Escuela Políticas anti - drogas

Pobreza Comunidad Fuerte apego al barrio

El cuadro a continuación describe cómo los factores de riesgo y de protección afectan a las
personas en cinco dominios, o ambientes, donde se pueden realizar las intervenciones.

Los factores de riesgo pueden influenciar el abuso de drogas de varias maneras. Mientras más
son los riesgos a los que está expuesto un niño, mayor es la probabilidad de que el niño abuse
de las drogas. Algunos de los factores de riesgo pueden ser más poderosos que otros durante
ciertas etapas del desarrollo, como la presión de los compañeros durante los años de la
adolescencia; al igual que algunos factores de protección, como un fuerte vínculo entre padres e
hijos, pueden tener un impacto mayor en reducir los riesgos durante los primeros años de la
niñez. Una meta importante de la prevención es cambiar el balance entre los factores de riesgo y
los de protección de manera que los factores de protección excedan a los de riesgo.

¿POR QUÉ CONSUMEN DROGAS ALGUNAS PERSONAS?


En general, las personas comienzan a consumir drogas por diferentes razones:

 Para sentirse bien. La mayoría de las drogas de abuso producen sensaciones intensas de
placer. Esta sensación inicial de euforia va seguida por otros efectos, que difieren según el
tipo de droga usada. Por ejemplo, con los estimulantes como la cocaína, el “high” o euforia
es seguido por sentimientos de poder, auto-confianza y mayor energía. Por lo contrario, la
euforia producida por los opiáceos como la heroína es seguida por sentimientos de
relajamiento y satisfacción.

 Para sentirse mejor. Algunas personas que sufren de ansiedad o fobia social, trastornos
relacionados al estrés o depresión, comienzan a abusar las drogas en un intento de
disminuir los sentimientos de angustia. El estrés puede jugar un papel importante en
determinar si alguien comienza o continúa abusando de las drogas y en las recaídas en los
pacientes que están recuperándose de su adicción.

 Para rendir mejor. La necesidad que algunas personas sienten de mejorar su rendimiento
atlético o cognitivo con sustancias químicas puede jugar un papel similar en la
experimentación inicial y en el abuso continuado de la droga.

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 Por curiosidad o “porque los demás lo hacen”. En este respecto, los adolescentes son
particularmente vulnerables debido a la fuerte influencia que tiene sobre ellos la presión de
sus amigos y compañeros. Es más probable, por ejemplo, que se involucren en
comportamientos atrevidos o de desafío.

¿QUÉ FACTORES DETERMINAN QUE UNA PERSONA SE VUELVA ADICTA?


No hay un solo factor que determine que alguien se vuelva drogadicto. El riesgo total de volverse
drogadicto es afectado por la constitución biológica de la persona, pudiendo verse influenciado
por el sexo o la etnia de la persona o por la etapa de desarrollo en que se encuentra y por su
entorno social (por ejemplo, las condiciones en el hogar, en la escuela y en el vecindario).

¿QUÉ FACTORES BIOLOGICAS AUMENTAN EL RIESGO DE LA ADICCIÓN?


Los científicos creen que los factores genéticos, incluyendo los cambios causados por el medio
ambiente en su expresión y función, constituyen entre el 40 y el 60 por ciento de la vulnerabilidad
a la adicción. Los adolescentes y las personas con trastornos mentales tienen mayor riesgo para
el abuso de drogas y la adicción en comparación con la población en general.

Las interacciones más tempranas de los niños con sus familias son esenciales para su
desarrollo saludable y también afectan el riesgo de que lleguen a abusar de las drogas.

¿QUÉ FACTORES AMBIENTALES AUMENTAN EL RIESGO DE LA ADICCIÓN?


El hogar y la familia. La influencia del ambiente en el hogar generalmente es lo más importante
en la niñez. Los padres o personas mayores de la familia que abusan del alcohol o de drogas, o
que tienen comportamientos criminales, pueden aumentar el riesgo de que los niños desarrollen
sus propios problemas con las drogas.

Los compañeros y la escuela. Los amigos y “conocidos” son los que ejercen la mayor influencia
en la adolescencia. Los compañeros que abusan de las drogas pueden convencer hasta a los
muchachos que no tienen factores de riesgo a que prueben las drogas por primera vez. El mal
rendimiento académico o la carencia de buenas habilidades sociales pueden poner al niño en
mayor riesgo para el abuso de drogas.

¿QUÉ OTROS FACTORES AUMENTAN EL RIESGO DE LA ADICCIÓN?


Consumo temprano. Aunque el consumo de drogas a cualquier edad puede llevar a la adicción,
las investigaciones muestran que cuanto más temprano se comienza a consumir drogas, mayor
es la probabilidad de progresar al abuso más serio. Esto puede ser un reflejo de los efectos
dañinos que tienen las drogas sobre el cerebro en su fase de desarrollo; también puede resultar
de una variedad de factores tempranos de vulnerabilidad, tanto biológica como social, incluyendo
susceptibilidad genética, enfermedad mental, relaciones familiares inestables, y la exposición al
abuso físico o sexual. Aún así, el hecho es que el uso temprano es un indicador fuerte de
problemas futuros, entre ellos, el abuso de sustancias y la adicción.

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Método de administración. El fumar una droga o inyectarla en una vena, aumenta su potencial
adictivo. Las drogas que se fuman o se inyectan penetran al cerebro en segundos, produciendo
una sensación inicial intensa de placer. Sin embargo, este “high” o euforia intensa puede
desaparecer en minutos, llevando al abusador a niveles más bajos, más normales. Es un
contraste que se siente fuertemente y los científicos creen que esa sensación de pesadumbre
lleva a las personas a repetir el abuso de drogas con la intención de capturar nuevamente el
estado de placer inmenso.

CONSUMO EN CHILE
Ahora los y las invitamos a reflexionar en relación con el consumo de drogas en Chile, usando
algunos aspectos que ha aprendido en este curso.

De acuerdo al Informe Mundial sobre las Drogas (Organización de las Naciones Unidas,
2010):

La prevalencia de consumo de drogas


durante el último año en Chile, en la
población de entre 12 y 64 años,
alcanza un 6,7% para marihuana, cifra
menor que las reportadas en Estados
Unidos (12,5%), Canadá (13,6%) y
Argentina (7,2%), pero mayor a la de
otros países como Colombia (2,3%) y
Brasil (2,8%).

En el caso de la prevalencia de
consumo de cocaína en el último año,
Chile presenta un consumo de 2,4%, que
es menor que el de Estados Unidos
(2,8%) y de Argentina (2,8%), pero mayor
que el de Colombia (0,8%) y Canadá
(1,9%). Según estos datos, Chile se
encontraría en una posición intermedia de
consumo de las sustancias señaladas,
entre los países de la región. Sin
embargo, según el Primer Estudio
Comparativo sobre Consumo de Drogas y
Factores Asociados (15 a 64 años), Chile es el país con mayor prevalencia de consumo de
marihuana y alcohol y el segundo en prevalencia de consumo de cocaína (Comisión
Interamericana para El Control del Abuso de Drogas, 2008).

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Noveno Estudio Nacional de Drogas
El Noveno Estudio Nacional de Drogas en Población General de Chile del año 2010,
muestra que la prevalencia de último año para consumo de marihuana es de un 4,6%, lo que
parece ser una tendencia a la baja en el consumo desde 2006, donde se tenía un 7,2%. En
adolecentes (12-18 años) la prevalencia anual de consumo es de 5,3% y en jóvenes (19-25
años) es de 12,3% (SENDA, 2010).

Para cocaína, los reportes mostraron una prevalencia de consumo de 0,7% en el último año. En
la población joven (19-25 años) la prevalencia fue de 1,3%. Esta prevalencia es más alta en
hombres, con 1,2%, que en mujeres, con 0.1%. Respecto de la pasta base, la prevalencia en la
población general es de 0,4%, y en el grupo etareo de jóvenes es de 0,9%.

Es importante señalar que existen diferencias significativas en el uso de cocaína y pasta base,
según nivel socioeconómico. La prevalencia de último año de cocaína en el nivel
socioeconómico bajo es de 1%, en tanto es de 0,8% en el nivel socioeconómico alto. Durante
mucho tiempo se pensó que la cocaína era una droga que se consumía en niveles
socioeconómicos altos y esto muestra lo contrario. Por otra parte, la prevalencia de último año
de pasta base para el nivel socioeconómico bajo es de 1,1%, casi siete veces mayor que en el
nivel socioeconómico alto, donde alcanza un 0,2%. Para la marihuana, en cambio, no es posible
identificar diferencias tan claras por nivel socioeconómico.

La prevalencia

La prevalencia – estos datos mencionados arriba – es el indicador más usado comúnmente para
hablar del consumo de drogas en la población. Sin embargo, usted ya sabe a partir de lo dicho
en este curso, que solo permite tener una idea general del consumo, pues dice relación con el
porcentaje de la población que consumió una sustancia en el último año, sin importar la
frecuencia del consumo, la cantidad de sustancia, la calidad de las sustancias, etc.

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Tasa de Dependencia
A partir de estos datos, entonces,
no es posible determinar la
magnitud de un problema
vinculado al consumo de drogas.
Si se utiliza otra información
anexa, sí se pueden tener
mejores ideas al respecto.

Una de esas informaciones es la


“tasa de dependencia”, que se
calcula a partir del reporte de la
presencia de 6 o más de los 6
criterios definidos en la
Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-10) para determinar dependencia, en
las personas que consumen una determinada sustancia. Antes usted ya revisó estos
síntomas, que son: síntomas de deseo intenso (o vivencia de una compulsión a
consumir), disminución de la capacidad para controlar el consumo, abstinencia,
tolerancia, abandono progresivo de otras fuentes de placer o diversión (o aumento del
tiempo necesario para obtener la sustancia o para recuperarse de sus efectos) y
persistencia en el consumo de la sustancia.

Al usar la “tasa de dependencia”, entonces, se puede decir que para la marihuana es de


un 16,2%, o sea, ese porcentaje de personas consumidoras reportan 3 o más síntomas
de dependencia. Para la cocaína es de 24,7% y para la pasta base es de 54,6%.

Note que esto puede explicar o ayudar a comprender mejor la magnitud de los
problemas por consumo de sustancias. Antes usted veía que la marihuana era la droga
mayormente consumida en Chile, pero su tasa de dependencia es la más baja. Por otro
lado, la pasta base es la droga menormente consumida en términos de porcentaje de la
población, pero poco más de la mitad de estos consumidores presentan síntomas de
dependencia, es decir, tienen consumos que pueden ser considerados como más
graves.

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Consumo en adolescentes y jóvenes
Ahora bien, concentrémonos finalmente en
la población de adolescentes y jóvenes,
que como usted ya notó, presentan una
prevalencia de consumo mayor que la
población general. De acuerdo al “Noveno
Estudio Nacional de Consumo de Drogas
en la Población Escolar de Chile” del año
2011 (alumnos de ambos sexos, de Octavo
Año Básico a Cuarto Año Medio), las
declaraciones de consumo de marihuana
en el último año alcanzan 19,5%, el uso de
cocaína llega a 3,2%, mientras que el
consumo de pasta base es de 2,2% en
2011 (SENDA, 2011). Todos estos datos
presentan consumos mayores que en la población general, comparados con el estudio antes
mostrado. Por otro lado, en Chile, la edad de inicio para el consumo de diferentes drogas, ha
tendido a estabilizarse, en 14,5 años para marihuana, y 14,7 años para la cocaína y 13, 7 para
pasta base.

El grupo de adolescentes y jóvenes, aquellos menores de 18 años particularmente, pero también


aquellos hasta los 25 años, debieran ser foco de nuestra atención especial en salud. Ya sabe
usted que, por una parte, constituyen los tramos de edad de mayor consumo, comenzando estos
consumos a edad muy temprana, entre los 13 y 14 años. Por otro lado, los jóvenes resultan ser
más vulnerables al consumo física y psicológicamente, pero también socialmente, en relación
con el daño que produce la estigmatización y castigo que naturalmente tendemos a hacer los
adultos respecto de los jóvenes que usan drogas. En la parte final de este curso, entonces, los
invitamos a concentrarnos en este grupo.

Solo algo más antes de continuar. En este curso no hemos tratado del tema del consumo de
alcohol, que también es una droga, como usted debe saber. Preste atención – y compare con lo
que antes mencionamos - a que el consumo de alcohol muestra una prevalencia de cerca de un
75% de la población general, según la Encuesta Nacional de Salud (Ministerio de Salud, 2010).
Por otro lado, sabemos que en Chile el patrón de consumo de alcohol común es el excesivo
episódico, beber mucho y concentrado en muy pocos días a la semana, es decir, un claro patrón
de consumo de riesgo.

No descarte el consumo de alcohol entonces de sus preocupaciones. Usted puede encontrar un


curso como este llamado “guías para el consumo de alcohol de bajo riesgo”, que lo invitamos a
realizar también (Ver ficha promocional).

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¿QUÉ HACER?
Siguiendo con lo antes planteado. Lo y la invitamos a concentrarnos en el consumo de drogas en
adolescentes y jóvenes. La tarea y aporte principal que podemos hacer desde salud, desde
cualquier espacio que nos permita tener un contacto con los consultantes – no solo en las
consultas habituales por drogas o salud mental, sino en exámenes de medicina preventivos,
controles de salud general, consultas por morbilidad y otros – es indagar si un consultante
adolescente o joven consume drogas y realizar algunas preguntas que nos permitan valorar o
evaluar rápidamente ese consumo, es decir, hacer una detección precoz del consumo,
identificando aquellos que resultan o parecen ser más problemáticos y pueden requerir ya sea
de un consejo o información o de una derivación a un profesional más capacitado dentro del
establecimiento de salud.

A través de la detección entonces podemos identificar un problema actual o potencial con el uso
de sustancias que de otra manera no se detectan, ayudar al adolescente a identificar las
consecuencias del consumo y motivarlos para que se abstengan de utilizar, y/o, en caso
necesario, remitir al adolescente a un profesional capacitado para evaluación y tratamiento.

Existen muchas formas e instrumentos para la detección del consumo de drogas. Se podrían
dividir los tipos de screening (detección o tamizaje) para detectar consumo de drogas en pruebas
de laboratorio y cuestionarios.

PRUEBAS DE LABORATORIO

Las pruebas de laboratorio pueden ser utilizadas como screening o bien como confirmación del
consumo de sustancias. Estas pruebas se pueden realizar sobre muestras de orina, saliva,
cabello o sangre, entre otros.

La más comúnmente utilizada es la prueba de orina, ya que es útil para determinar presencia de
drogas y para realizar seguimiento de personas con un resultado positivo en un cuestionario o
entrevista de tamizaje.

Si bien las pruebas de laboratorio permiten una aproximación más o menos segura del uso o no
de drogas, tienen algunos problemas que hay que considerar:

• No son de fácil acceso y no siempre están disponibles en la red de salud.


• Los resultados negativos no descartan el uso de sustancias.
• Un resultado positivo no entrega mucha información respecto del modo en que se utiliza
la droga, el patrón de consumo, la frecuencia del consumo, así como el compromiso
adictivo.
• El alcohol es la droga con mayor presencia de uso y abuso, sin embargo, es difícil
detectarla en la orina ya que tiene un corta vida media.
• Es posible también el resultado de falsos positivos.
• Las pruebas de laboratorio resultan no ser muy bien recibidas por los consultantes y
ponen en juego la confianza en la relación con estos.

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PRUEBAS DE TIPO CUESTIONARIO

Las pruebas de tipo cuestionario tienen costos menores, no requieren de procedimientos de


toma o análisis de muestras y son de resultados más rápidos. En este caso, sin embargo, los
resultados dependen del reporte que hace una persona y la veracidad de sus respuestas.

Existen pruebas de tamizaje de tipo cuestionario desarrolladas para realizar evaluaciones en


distintos contextos, así como también para evaluar la presencia de consumo inicial,
mantenimiento del consumo y patrón de consumo de distintas sustancias.

CRAFFT
A nivel mundial, se han desarrollado diferentes cuestionarios para evaluar consumo de
sustancias en adolescentes. Estas pruebas varían en su extensión y objetivos, en las edades a
las que están dirigidas y en los grupos desarrolladores. En este curso nos gustaría mostrar y
recomendar uno de ellos: las preguntas CRAFFT.

Este instrumento cuenta con validación en español, llamada CARLOS, y además, recientemente
se ha realizado una validación en Chile, por la Pontificia Universidad Católica de Chile
(Echegoyen, Galdames, Castañón, 2012). Para esto se realizó un estudio que se desarrolló en 2
centros educacionales pertenecientes a las comunas de Puente Alto y La Pintana, en el que
participaron 129 adolescentes entre 14 y 18 años. El instrumento validado mostró una
especificidad para cualquier consumo del 100% y sensibilidad entre un 85.6% y 94.2%, es decir,
muestra ser una buena herramienta, identificando muchos casos y con un nivel aceptable de
falsos positivos.

Las preguntas CRAFFT son 6 y cada una representa un tema, cuya sigla en inglés le da nombre
al instrumento. Estas preguntas se refieren a situaciones de consumo que están relacionados
con posibles usos más problemáticos o perjudiciales. Si el consultante responde a 2 preguntas o
más como positivas, se entiende que posiblemente se trate de un consumo que requiere mayor
cuidado y, en esos casos, recomendamos derivar a un profesional de su establecimiento de
salud que cuente con la capacitación o experiencia para evaluar más profundamente al
consultante. Usualmente se tratará de algunos de sus colegas relacionados con el Programa de
Salud Mental Integral en centros de salud de atención primaria, por ejemplo.

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CRAFFT: Screening de consumo de drogas y
alcohol

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Evaluación integral
La evaluación integral de un consumo, requiere explorar otras áreas y no puede realizarse en un
tiempo breve como el de una detección precoz. Cuando se trata de adolescentes debe incluir
idealmente la participación de padres o figuras significativas, así como otras personas relevantes
en las diversas áreas de vida del joven, escuela, comunidad, pares, etc.

La evaluación detallada del patrón de consumo de sustancias del adolescente es esencial para
el diagnóstico. Entre otros ámbitos, debe explorarse:

Edad de inicio de consumo.


Sustancia o droga consumida.
Frecuencia del consumo actual.
Historia y cronología del uso de sustancias.
Consumo sostenido en el tiempo.
Consumo socializado o no.
Contexto de uso (expectativas de uso, horarios, lugares, actitud y patrón de consumo de
pares).
Vía de administración.
Consecuencias directas o indirectas (familia, la escuela / profesional, funcionamiento
social, psicológico y biológico).
Criterios de consumo perjudicial o dependencia, de acuerdo a CIE-10, o bien, a manuales
internacionales de clasificación vigentes (DSM).
Motivación al consumo.
Intentos pasados y actuales para controlar o detener el consumo.

Junto con lo anterior, de acuerdo a expertos en práctica clínica, se agrega la importancia


fundamental de considerar la evaluación de riesgos asociados con el uso de sustancias:

Riesgos asociados a la conducta sexual.


Riesgos asociados a accidentes.
Sobredosis.
Riesgos específicos vinculados a las vías de administración.
Autolesiones.

Estos y otros elementos están definidos también en la Guía de Práctica Clínica GES para
Consumo Perjudicial y Dependencia de Consumo de Alcohol y otras Drogas en menores de 20
años (MINSAL, 2013).

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Recuerde
No es necesario que usted realice esta evaluación, para esto recurra a los profesionales
definidos para esta tarea en el establecimiento de salud.

Recuerde además que el consumo perjudicial y la dependencia de drogas en menores de 20


años es una garantía de salud en Chile, así que está incorporada a AUGE. Una detección no
permite determinar un trastorno por consumo de sustancias, pero sí detectar casos de mayor
riesgo, así que el aporte de realizar esto sería muy grande.

Recuerde también que siempre es posible que nos equivoquemos o que el instrumento no sea
preciso. Es necesario tener mucho cuidado en el abordaje que realicemos de las situaciones de
consumo de los consultantes y, especialmente cuando en un instrumento como este se
obtengan más de 2 puntos. Como usted debe saber, es importante presentar una posición
acogedora, escuchar, intentar comprender, informar con claridad, pero sin castigar ni evaluar
moralmente la conducta del consumo. Intente referirse siempre a los riesgos y daños posibles
para salud, concretamente y específicamente.

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
 “Cómo Prevenir el Uso de Drogas en los Niños y los Adolescentes”. Departamento de
salud y servicios humanos de los estados unidos. Institutos Nacionales de la Salud.

 “La ciencia de la adicción”. Departamento de Salud y ServiciosHumanos de los Estados


Unidos. Institutos Nacionales de la Salud.

 “Guía Clínica Consumo Perjudicial y Dependencia de alcohol y drogas en personas


menores de 20 años”. MINISTERIO DE SALUD. Santiago: Minsal, 2007.

 “CRAFFT”. Ministerio de Salud 2013.

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RESPOSABLE Y EXPERTO DE CONTENIDO

Pablo Norambuena Cárdenas

Departamento de Salud Mental


División de Prevención y Control de Enfermedades
Subsecretaría de Salud Pública
Ministerio de salud

Mac íver 459, 8º piso.


Santiago Centro.
Región Metropolitana.

RESPOSABLE DE EJECUCIÓN

Generando aprendizajes

Teléfono: +56 (02) 27523476


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