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A PROPÓSITO DÓNDE ESTABAN LOS PADRES?

Psicólogo Carlos Pilares Fernández

La secuencia de secuestros, fugas del hogar de los hijos, captación de jovencitas de individuos desadaptados a
través de la página web o Facebook se han incrementado de manera notoria en los últimos años, tanto a nivel
nacional como local. Indudablemente desde los padres y la comunidad en general deseamos las más severas
sanciones hacia los causantes directos de estos casos. Sin olvidarnos de los efectos postraumáticos tanto a los niños,
jóvenes como a sus familias que son preocupantes, necesitando sus integrantes el apoyo especializado de manera
inmediata.

Pero por otro lado se comenta poco de la responsabilidad de estos padres para con sus hijos, olvidándose que hay
una corresponsabilidad en estos casos, o sea no es un tema de “que malo es el individuo que se lo llevó o sedujo a
mi hijo (a)”, “hay que castigarlo”, “que se haga justicia” y ahí acaba la cosa. Cuando se entrevistan a los padres
sobre la situación que han pasado sus hijos, mayormente los mismos en sus declaraciones mencionan responsables
externos: las malas juntas, el trabajo que los consume, el colegio (profesores), la falta de policía y otros. Olvidándose
que, por ejemplo, los profesores pueden colaborar con los padres, pero no los sustituye.

La obligación de educar y velar por su seguridad a los hijos es de nosotros los padres. Muchos padres piden más
horas de clase en la escuelas para sus hijos, pero estoy seguro que los hijos en el fondo de su ser quieren más horas
de sus padres en la casa. Resulta indignante ser testigos como algunos padres, sobre todo de los estratos menos
favorecidos cuando les dan tareas de mayores a los niños desde muy temprana edad. Se les manda a comprar a los
5 años con el peligro de un accidente o secuestro, y cuando se le hace notar a estos padres esa falta de cuidado y
poca protección para con sus hijos, inclusive se sienten ofendidos y agresivos para quién los censura por su
conducta.

El trabajo que los consume, todos trabajamos y nos cansamos, pero la obligación de dedicarles tiempo a nuestros
hijos no desaparece. Esa obligación toca por igual al padre que a la madre, o al quien tiene la tenencia.
Distribuyamos entonces nuestro tiempo para poder dedicarnos a ellos. Si yo tengo un hijo pequeño u adolescente
es mi responsabilidad categóricamente. Yo no puedo estar delegando al estado, a las instituciones, profesores; hay
que partir de lo más pequeño a lo general. La responsabilidad central es la de los padres.

Escapar de hogar, o ser seducidos por adultos desadaptados las hijas adolescentes no debe considerarse nunca
como una simple anécdota de esa etapa, es más bien un llamado de atención para que los padres analicen el tipo
de relación que hay en la familia y se preocupen por solucionar problemas de fondo que podrían estar causando
estas conductas en los hijos. El problema no lo tienen los hijos, el problema principalmente lo tienen la madre y el
padre. El problema que haya en la relación no lo origina el niño o adolescente, sino los padres que no saben conducir
a sus hijos, salvo casos extremos.

Básicamente la razón por la cual en nuestra sociedad se observa todo este tipo de tendencias o fenómenos es
solamente por una razón: porque las familias no están cumpliendo con su responsabilidad, porque están dejando
de cumplir con sus obligaciones y en muchos casos la razón es porque las autoridades de la familia no están llevando
a cabo su papel con diligencia y responsabilidad. Es tiempo que nos hagamos una mea culpa como padres y procurar
cumplir y llevar con diligencia nuestro papel de autoridad, teniendo la seguridad que esto causará enormes
beneficios en aquellos que están bajo nuestro cuidado.

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