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UNIVERSIDAD ABIERTA PARA ADULTOS

(UAPA)

PRESENTADO POR:

Jocelyn Gómez Colon

MATRICULA:

14-7464

MATERIA:

Taller de lectura y escritura

FACILITADOR:

Ana Díaz

FECHA:

Nagua, Muria Trinidad Sánchez,

14de diciembre del 2016


Estimado participante,

Te invito a que deje volar tu imaginación y produzcas los siguientes


textos:

o Cuatro poemas.

Llora en silencio mi alma solitaria,


excepto cuando está mi corazón
unido al tuyo en celestial alianza
de mutuo suspirar y mutuo amor.

Es la llama de mi alma cual lumbrera,


que brilla en el recinto sepulcral:
casi extinta, invisible, pero eterna...
ni la muerte la puede aniquilar.

¡Acuérdate de mí!... Cerca a mi tumba


no pases, no, sin darme una oración;
para mi alma no habrá mayor tortura
que el saber que olvidaste mi dolor.

Oye mi última voz. No es un delito


rogar por los que fueron. Yo jamás
te pedí nada: al expirar te exijo
que vengas a mi tumba a sollozar.
o tres adivinanza

¿Cuál es la única ventaja de ser mu feo?


Que la batería del móvil te dura y dura y dura...
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¿Qué le dijo una pala a otra pala?


Pálamela.
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¿Cuál es la planta que no echa ni hojas,
ni flores, ni fruta?
La planta del pie.
Una fábula

El Gato y el Ratón

Había una vez un pequeño ratón que vivía en la casa de una mujer
vieja. La señora, que temía de estas criaturas, colocó muchas
trampas para matarlo. El ratón, asustado, le pide ayuda al gato de la
mujer.

-¿Podrías ayudarme, lindo gatito? -le dijo al gato.


-Sí, ¿en qué? -respondió este.
-Sólo quita las trampas de la casa -dijo el ratón.
-Hmmm... Y, ¿qué me das a cambio? -dijo el gato.
-Finjo ante la señora que estoy muerto, ya que tú me has
matado; ella creerá que eres un héroe -respondió el ratón.
-Me has convencido -dijo el gato.

El gato sacó las trampas de la casa, pero el ratón nunca cumplió su


parte del trato. Un día, la señora descubrió que fue el gato quien
sacó las trampas. Ella, muy enfadada, decide dejar al gato en la
calle.

La siguiente es un ejemplo de fábula en verso, es un texto de


Tomás de Iriarte:

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Cuento:

Melenitas era una perrita muy bonita


y coqueta que tenía un hermoso
pelaje. Melenitas tenía el pelo largo y
suave, de varios colores castaños
combinados con una gracia natural
que a todos fascinaba. En la cabeza,
la perrita Melenitas lucía un hermoso
lazo rosa que resaltaba aún más su
belleza.`

Todos los días, Melenitas paseaba por el barrio luciendo palmito


para que todos admiraran lo guapa que era y lo bien que se movía.
A todo el mundo le encantaba ver pasear a la perrita Melenitas,
siempre simpática y alegre.

Por la tarde, la perrita Melenitas volvía a su casita, tomaba un buen


plato de comida para perros y roía su hueso favorito antes de irse a
dormir. Melenitas sabía que para estar guapa y sana hay que comer
bien y dormir mucho.

Un día algo extraño pasó. La perrita Melenitas no salió a dar su


habitual paseo. Los vecinos del barrio se extrañaron al no ver a
Melenitas, pero no le dieron mucha importancia.

-Habrá decidido pasear por calles nuevas -pesaron unos.

-Estará de vacaciones con sus amos -pensaron otros.

Pero los días pasaron y la perrita Melenitas seguía sin aparecer. La


gente del barrio estaba muy preocupada, así que se organizaron
para buscarla. Los días no eran iguales sin disfrutar de la belleza, la
gracia y la simpatía de la perrita Melenitas.

Los perros del barrio también organizaron su propia patrulla de


búsqueda. , el perro policía, se puso al frente del equipo. Fortachete
no era muy grande, pero sí muy fuerte y valiente.

-Fortachete, pareces muy interesado en encontrar a Melenitas -dijo


una de las perritas al perro policía, un poco celosa .

-Soy el perro policía, es mi trabajo encontrar a los desaparecidos -


respondió Fortachete.

-Ya, ya, no disimules, que todos hemos visto cómo te mira la perrita
Melenitas -dijo uno de los perros, un poco celoso de que Melenitas
no le hiciera a él tanto caso como a Fortache.

-Si no queréis ayudarme iré yo solo -dijo muy serio Fortachete.

-Te ayudaremos. Melenitas es nuestra amiga -dijeron los perros.

Los perros se organizaron en parejas para buscar a la perrita


Melenitas y se repartieron el barrio por calles. Fortachete explicó a
todos el plan:

-Antes de que caiga el sol todos volveremos aquí. Si Melenitas


aparece, uno del grupo se quedará con ella y el otro volverá para
informar a los demás para que vayamos al rescate.

Todos los perros salieron en busca de Melenitas, pero al caer el sol


ninguno la había encontrado. Fortachete estaba preocupado y no
podía disimular su tristeza.

-Vayamos a la puerta de su casa -dijo uno de los perros-.


Aullaremos hasta que los dueños de Melenitas nos den una
respuesta o una pista.
Y así lo hicieron.
Todos los perros del barrio se sentaron en la puerta de la casa de la
perrita Melenitas y empezaron a aullar. Entonces se abrió la puerta.
Pero no salieron los dueños de la perrita, sino la propia Melenitas.

-Shsss, callaos, que vais a despertar a todo el mundo -dijo


Melenitas.

Al verla, todos los perros suspiraron de alivio. Fortachete se acercó.


Sin darle tiempo a decir nada, Melenitas se acurrucó en él.

-Pasad, tengo algo que enseñaron a todos -dijo la perrita Melenitas.

Todos los perros pasaron al jardín de la casa. Allí había seis


perritos pequeñitos todos arremolinados durmiendo como angelitos
perrunos.

-¡Cachorros! -dijeron todos los perros.

-Vaya Fortachete, parece que has sido papá -dijo un perro.

Desde entonces, la perrita Melenitas pasea orgullosa junto a sus


hijitos y a su compañero Fortachete, con la gracia y simpatía de
siempre.

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