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Enseñar matemáticas es una tarea compleja que implica muchos factores. Las creencias
que muchos alumnos tienen es que no tienen nada que ver con el mundo real, algunos
creen que las habilidades matemáticas con innatas.
Se descubrió que una gran cantidad de niños utilizaban uno o varias versiones erróneas
del algoritmo general de la resta. Posteriormente se identificaron y clasificaron más de 300
errores diferentes en la resta.
Los Tipos de problemas que se encuentran están: 1.- Cambia suma. 2.- Cambia resta. 3.-
Parte- parte total. 4.- Igual. 5.- Compara.
3 tipos de estrategias:
Durante los primeros 4 años en la escuela, los niños inventan estrategias cada vez más
breves (económicas) y abstractas para resolver problemas de adición y sustracción. En
este sentido, debe señalarse que la enseñanza puede ayudar a los estudiantes a producir
estrategias específicas acordes con su momento de desarrollo. Fuson y Fuson (1992), por
ejemplo, en un proyecto dirigido a mejorar la resolución de problemas verbales de adición
y sustracción en escolares de primero y segundo grado, estudiaron la adquisición y empleo
de estrategias como Contar sobre y Contar hacía. Fuson y Fuson comprobaron que los
niños aprendían a contar con las estrategias Contar sobre y Contar hacía con exactitud.
Eran, de hecho, tan precisos y rápidos usando la estrategia Contar hacía en la sustracción
como en la adición. Un beneficio importante respecto al empleo de la estrategia Contar
hacía en la sustracción es que utiliza el concepto de número ordinal hacia adelante y evita
la dificultad notable de contar hacia atrás (quitar), tan propia de esta operación.
Contar sobre y Contar hacia terminan por desvanecerse con el tiempo, pues los niños
progresan hacia otras estrategias. La mayoría de los de primero de primaria tienen alguna
forma de cálculo estratégico, mientras que los de segundo tienden a fundamentar un tercio
de sus resoluciones en hechos numéricos. Así, en el estudio de Fuson y Fuson se observó
que los niños aplicaban sus estrategias productivamente tanto en sumas como en restas
de cuatro dígitos con préstamo internumérico (“llevar”).
Una atenta observación de cómo suman y restan las personas adultas sugiere que las
estrategias de cálculo no están limitadas al mundo infantil. Aunque la mayor parte de los
escolares adquieren las reglas algorítmicas precisas para resolver los problemas más
complejos, la investigación especializada proporciona pruebas contundentes de que los
jóvenes deben necesariamente integrar sus conocimientos conceptuales y procedimentales
para usar con flexibilidad sus habilidades de resolución de problemas.
Cuando un problema se presenta de modo verbal, los alumnos deben identificar los
conceptos clave y su valor (ej., Sophia tiene 3 canicas), construir una representación mental
del problema, seleccionar el algoritmo correcto que lleve a su solución (adición) y finalmente
aplicarlo correctamente para alcanzar la respuesta (ej., sumar 2 al valor inicial 3 para
obtener el resultado 5). Los estudiantes deben construir representaciones mentales
precisas que codifiquen las relaciones clave del problema y sus metas.
En general, el modo de representar los problemas del enunciado verbalmente continúa
siendo abordado desde la teoría del esquema. Van Dijk y Kintsch, 1983) defiende que los
lectores comprenden los textos mediante la segmentación de sus oraciones en
proposiciones y relacionando las proposiciones entre sí. Como aplicación de esta
perspectiva teórica a los problemas matemáticos verbales, Kintsch y Greeno (1985)
proponen la siguiente pregunta de carácter general: ¿Cómo afecta el procesamiento de
textos a la comprensión de semántica del enunciado del problema, y cómo se generan los
esquemas matemáticos apropiados para su solución? La respuesta que Kintsch y Greeno
ofrecen aduce que la solución de problemas es un proceso que consta de dos fases. En la
primera fase, el estudiante crea un esquema para poder comprender el significado del texto
del enunciado verbal. Es decir, cuando los estudiantes se encuentran ante un problema
verbal, lo primero que deben lograr es que tenga sentido. Y en la segunda fase, los
esquemas de texto que han sido generados para conseguir su comprensión hacen que se
activen, en este caso, los esquemas matemáticos apropiados. A medida que las
proposiciones del texto del problema son procesadas, van formándose nuevos conjuntos
de esquemas que sustituyen a los anteriores. El conjunto final de esquemas es el que
“debe” representar correctamente el significado del problema en términos matemáticos y
hacer posible su resolución.