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Dr.

Kléver Silva Zaldumbide


MEDICO ACUPUNTURISTA
Doctor en Medicina y Cirugía en la Universidad Central del Ecuador
Especialización de dos años de postgrado en la República de China en
ACUPUNTURA Y MOXIBUSTIÓN

Ser un instrumento de Dios


¿No te estresa llevar toda tu vida estudiando y sentir no saber todavía
suficiente por lo extenso de la ciencia que escogiste estudiar? Escuela,
Colegio, y luego 6 duros años de pregrado dónde descubres por
experiencia propia que tu puntaje en los exámenes de medicina no se
correlaciona con tu desempeño académico, respondiendo siempre a las
invitaciones de tus amigos con un "No puedo, tengo que estudiar", teniendo
perpetuamente tanto que estudiar que nunca te alcanza el tiempo y eso que
has dormido solo dos o tres horas en la madrugada, sintiendo que cuanto más
estudias más parece que no sabes casi nada, sintiendo que todos tus
compañeros de colegio están estudiando carreras más fáciles que la tuya,
aunque te dicen que "ya eres casi médico" esa no es tu percepción porque
sabes que aún te queda mucho camino por recorrer ya que aún quedan
muchos años por delante de sacrificios e injusticias por ver, eso sí, con ojos
cada vez más cansados. Cuestionándote día a día a qué edad terminarás
casándote y/o teniendo hijos, creyendo que podrías terminar cualquier
carrera (a excepción de Medicina), en menos años de los que oficialmente
duran, planteándote varias veces la posibilidad de cambiarte a estudiar algo
más corto y menos difícil. Estás casi seguro de que el 80% de tus compañeros
hombres se casarán con una enfermera o una compañera, y el 80% de tus
compañeras mujeres simple y sencillamente no se casarán.
Luego el Internado Rotativo, llegas al hospital, es el momento en el que te
das de bruces con la vida real, de los libros a la práctica, te das cuenta de la
irónica falta de enseñanza de valores, lejos quedan tu inocencia e ideales de
tu juventud. Después de 10 arduos, tenaces y sacrificados semestres tus jefes
te ridiculizan y te hacen sentir que no sabes nada. Los pacientes pasan a ser
números, habitaciones, cargado de arriba abajo con tu laptop pareces
empleado informático, confinado día y noche haciendo de todo, todos se creen
superiores jerárquicos a ti y hasta las enfermeras te tratan mal, sin tiempo ni
para ir al comedor y si puedes ir, descubres que no puedes comer con tus
compañeros sin acabar hablando de temas médicos, largas noches y
madrugadas tomando más café que agua, mientras otros sufren por amor, tu
sufres por “medicina”.
Sigues con el sacrificado año de Salud Rural, el año de precarización laboral
de lugares inhóspitos en un medio de carencias económicas, sin los materiales
básicos y lejos de la familia. Marchas interminables y fatigosas en sol, lluvia
con escases de agua y alimentos.
Continuas con el espinoso estudio para el concurso a Médico Residente y si
lo consigues, tendrás unos años de turnos extenuantes y trabajo a presión.
Vendrán seguidamente largos días y noches para el soñado concurso para el
Postgrado, escoger la especialidad que si logras ganar serán de entre cuatro
a cinco años de turnos de claro a claro, estudios, trabajos académicos,
exposiciones y demás. Hasta aquí ya superaste tus treinta años de edad. ¿Que
tu Navidad, tu año nuevo, tu día de la Madre, y más fechas familiares,
signifique estar de turno o que tu fin de semana sea tan corto que no
alcanzaste a estudiar ni terminar con los trabajos de la semana? ¿Que tu meta
sea cada vez más compleja y que tengas que esforzarte días y noches enteras
para mantenerte actualizado? Que tengas que renunciar a pasar con tu
familia, con tus hijos, con tus amigos y tener que decir; “Estoy de turno, quizá
mañana, o el fin de semana, no lo sé...” ¿No te entristece luchar y a veces hasta
llorar de impotencia por los obstáculos y la gente negativa que encuentras en
tu camino que no avanzan ni te dejan avanzar? Que parece que no podrás
lograr lo que te propones y que día a día tu principal trabajo sea salvar
obstáculos. Que perdiste más de lo que has ganado desde que entraste a esta
carrera (una vida personal, familia, amigos, diversión…etc.). Las Frases: “me
voy a ir, “esto no es lo mío”, ¡son parte del lenguaje cotidiano que escuchas a
tu alrededor! sin embargo continuas adelante ¿Qué tal cuando después de
terminar un trabajo todavía tienes carga asistencial y académica de los otros
y todos te exigen como si estuvieras fresco? ¿Será que la recompensa a todo
lo sufrido al final valga la pena?
Es entonces cuando te preguntas ¿en verdad vale la pena tanto sacrificio?...
Alguien respondió con palabras que nunca olvidaré: “Has sido encomendado
por Dios para salvar la vida de muchas personas, para hacer más fácil la de
otras cuantas, y para sanar heridas de miles. Te ha sido difícil llegar hasta aquí,
pero créeme que lo volverías a hacer si fuese necesario porque ésta es tu
vida.” ¡Y es cierto, no hay mayor satisfacción que devolverle la salud y la
sonrisa a un ser humano, eso desvanece todo cansancio, toda frustración y da
fuerza para seguir en esta lucha de seguir avanzando! ¡Nunca te des por
vencido!!
¡Escogiste la profesión indicada !!...ser médico no es jugar a ser Dios... es el
privilegio de ser un instrumento de Dios. Él sabe escoger a sus siervos y te
escogió a ti, solo quiere hacerte más fuerte, y por eso permite que tengas que
sortear tantos obstáculos pero que Él mismo te ha ayudado a vencerlos.
Siempre piensa en hacer lo que amas ya que esa intención te hará sentir
felicidad porque el que hace con el alma lo que ama estará irremediable y
benditamente catapultado al éxito. Las cosas que te harán sentir serenidad y
satisfacción son, no tanto, el haber obtenido algo sino el sentir que lo
mereces… ahora, o en el momento oportuno que Dios determine. Muhammad
Ali dijo: “Odié cada minuto de entrenamiento, pero dije, no te rindas. Sufre
ahora y vive el resto de tu vida como un campeón”.
Dedicado a ti estudiante o médico humanista que no sesgas tu sapiencia por
ambiciosos intereses económicos y que, con abnegación, pasión y entrega, día
a día te esfuerzas por dar lo mejor de ti, renunciando a soberbias y
engreimientos que tus conocimientos pueden hacer de tu labor una vil
explotación hacia tu prójimo.

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