Está en la página 1de 2

Piensa en positivo el mayor tiempo posible y te sorprenderás

Muchas personas pasan la mayor parte del tiempo pensando en negativo, algo que no es de extrañar si
tenemos en cuenta que esta tendencia negativista ejerce su influencia desde una gran variedad de
ámbitos en nuestra vida cotidiana: entorno familiar, amistades, compañeros de trabajo, sociedad y
cultura, por nombrar algunos.

Cine, televisión, prensa escrita y otros medios masivos han sentado las bases de este pesimismo
generalizado desde la época de su invención. El listado es, para nuestra desgracia, casi interminable:
películas en su mayoría violentas/catastrofistas, programas de ingeniería social donde estudian
detalladamente nuestros comportamientos para luego avivar el fuego utilizando tácticas de guerrilla
social, la prensa rosa (también conocida como amarillista) alentándonos a centrar nuestra atención en
dramas y tragedias ajenas, grandes tertulias en tono de gallinero, debates políticos insulsos e
inconsistentes, informativos con un amplísimo porcentaje de noticias negativas (reforzando en nosotros
la idea de que en este mundo apenas suceden cosas maravillosas). Todo este entramado de contenidos
desmoralizantes no son fruto de la casualidad, ni son obra de editores de contenidos depresivos o bajos
de espíritu. Hay un objetivo claro por parte de los gobernantes (los que vemos y los que no) de dominio a
través del miedo. Parece claro que el camino que más rápidamente nos conduce a él es, sin duda, el
pensamiento negativo.

Muchas de nuestras actitudes se han convertido en reacciones automáticas ante ciertas situaciones. En
vez de responder, simplemente reaccionamos. Es la robotización del ser humano. Parece ser que, al fin y
al cabo, no serían las máquinas las que se levantarían contra la raza humana. Nuestra mente,
acostumbrada a vivir mecánicamente en guerra, nos la ha jugado.

Lo que actualmente estamos viviendo es un período muy interesante de nuestra historia donde el cerebro
humano ha sido fuertemente programado para reaccionar de modos predecibles produciendo resultados
que son solamente beneficiosos para un mínimo porcentaje de la población. Así es, estamos programados.
Nuestro cerebro funciona a través de una programación. Nacemos con una gran cantidad de “programas
inconscientes“ que son herencia directa de nuestro árbol genealógico. Nuestros antepasados y ancestros
ejercen un papel determinante en nosotros. Tras ellos, los programas sociales y culturales determinan el
modo en que interactuamos con el mundo.

La buena noticia es que el cerebro puede ser reprogramado. Si estos programas con los que funcionamos
nos hacen sentirnos miserables, parece obvio que no nos están sirviendo. No es una tarea fácil, pero
tampoco es imposible. Podemos reprogramar nuestra mente para tener pensamientos positivos que poco
a poco se convertirán en hábitos, los hábitos que nos abrirán las puertas a nuestros sueños.

“Los sueños no siempre se realizan, no porque sean demasiado grandes o imposibles sino porque
dejamos de creer“ (Martin Luther King)

Compruebo que pensando en positivo todo me sale bien: Cuando llego a los semáforos están en verde, no
hay cola de personas en el banco en días propicios para ello, encuentro mesa en cafeterías que suelen
estar abarrotadas, el autobús llega a la parada al mismo tiempo que yo, noticias y publicaciones que me
interesan sin necesidad de buscarlas, personas precisas en el momento adecuado… etc. Muchas personas,
al escuchar este entusiasmo, recelan. Y muchas más aún tratan de cambiar mi modo de percibir la
realidad a través de juicios, críticas y ridiculizaciones. Sin embargo, actualmente la ciencia más
vanguardista respalda estos hechos. La física cuántica nos demuestra que un pequeño cambio en la
percepción modifica los hechos. No sólo influye lo observado en el observador, sino que el observador
también influye en lo observado. No se me ocurre sino pensar que esto es solamente posible gracias a que
el observador y lo observado son la misma cosa. Así pues, una actitud positiva crea un mundo más
amable y agradable, lo cual retroalimenta y refuerza nuestra actitud positiva. Simple.
Como dije, algunas personas (fundamentalmente gente pesimista) rechazarán este nuevo horizonte de la
realidad sin detenerse a contrastar su validez. Los programas negativistas estarán entonces funcionando
en ellos a pleno rendimiento, negando una perspectiva sin apenas llegar a profundizar en ella.

“La mayor demostración de ignorancia es rechazar algo de lo cual no sabemos absolutamente


nada“ (Wayne W. Dyer)

Más allá de debates sobre quién tiene más razón, mi conclusión sería que nada perdemos por pensar en
positivo. Pero por si necesitan un empujoncito, les invito a que lean las publicaciones de este blog: “El
poder curativo de los pensamientos” de Bruce Lipton- Biólogo celular estadounidense- y “La Nueva
Medicina de la Conciencia“ del Dr. Jorge Carvajal.

También les invito a descubrir la Descodificación Biológica, enclavada dentro del campo de la
epigenética, que postula que nuestro inconsciente se expresa en el cuerpo a través de la
enfermedad (física y/o mental).

Tanto esta técnica como el reiki son herramientas eficaces para ayudarnos en nuestro proceso de
sanación personal a nivel corporal, mental, emocional y espiritual. Cada día más y más personas acuden
a estas terapias para mejorar su salud y su calidad de vida, y cada día contamos con más alentadores
testimonios que nos invitan a pensar que se siente mucho mejor cuando nuestra mente nos dice cosas
bonitas. Porque al fin y al cabo, optimismo es precisamente eso: enseñarle a nuestro cerebro que ya basta
de tanto drama.

“Si deseas que en tu vida se manifieste la magia, dale una oportunidad a tus sueños, piensa en positivo el
mayor tiempo posible, ten actitud positiva y cree en ti mismo/a, te sorprenderás” (Lola Hdez Rivas)

También podría gustarte