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Base Bíblica
Lucas 20:1-2
Introducción:
Qué pasaría si yo o cualquier persona, entrara a su casa. Y comenzara a dar
órdenes a todos y a decir lo que se tiene que hacer. De qué color se pinte la
casa, que cortinas deben poner, en qué lugar acomodar los muebles. A qué
hora comer, etc. Como se sentiría usted? Qué pensaría? Que le diría a esa
persona que llega de pronto y comienza a tomar el rol de autoridad en su casa.
Un rol que le pertenece a usted por ser el propietario, el responsable de esa
casa.
El sanedrín se sintió pasado por alto, es por eso que vienen a Jesús y delante
del pueblo le dicen: dinos quien te ha dado esta autoridad, porque no fuimos
nosotros y tú hablas y enseñas cosas que no van conforme a lo que nosotros
decimos. Querían exhibirlo ya que ellos no le habían dado autoridad para
hablar.
Tenían celos y envidia de que aquel que ellos consideraban solo el hijo de un
carpintero, enseñara con tal autoridad.
Lo que ellos no sabían, es que el que tenían delante era el mismo que creo los
cielos y la tierra, el dueño del mundo y los que en el habitan. La máxima
autoridad del universo (Dn. 4:34-35), claro que podía venir y decir lo que él
quisiera. Era Dios mismo quien enseñaba. Pero ellos se ofendieron, se
enojaron, porque iba en contra de su “religión”, de sus costumbres, de sus
intereses. Habían privatizado el acceso a Dios.
Desarrollo:
Aplicación
Dejemos que Jesús tome su lugar en nuestra vida. Dios es dueño de todo,
pues él lo creo, pero cuando se trata de nosotros, aun cuando puede
imponernos su voluntad, nos da la oportunidad de elegir.