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Integracic3b3n Sensorial
Integracic3b3n Sensorial
Integración sensorial
INTEGRACIÓN SENSORIAL
1. INTRODUCCIÓN
La integración sensorial se define como el acto de organizar las sensaciones para su uso. Es un
proceso inconsciente del cerebro y organiza la información que detectan los sentidos.
- Dirigir el tráfico: Para que la integración que haga nuestro cerebro de las sensaciones sea
eficaz, dicho cerebro ha de organizar las sensaciones con el fin de que la persona sea capaz de
moverse y aprender a comportarse de manera productiva. El cerebro tiene la función de
localizar, clasificar y ordenar sensaciones entre otras funciones. Cuando afortunadamente las
sensaciones fluyen ordenadamente el cerebro las usa para crear percepciones, comportamientos
y aprendizaje.
- Encajar piezas para completar el rompecabezas: Todas las sensaciones que proceden de un
objeto y todas las sensaciones provenientes de los dedos y manos se concentran en un punto
determinado del cerebro y esta integración es que lo facilita a dicho órgano experimentar ese
objeto como un todo y usar las manos y dedos para manipularlo.
- Integración sensorial en la vida: Esta comienza en el útero materno cuando el cerebro del feto
siente los movimientos de su progenitora. En el primer año el bebé crea mucha integración
sensorial para ser capaz de gatear y estar en bipedestación. El juego en el niño es muy
importante en su proceso ya que favorece a la organización de sensaciones del cuerpo, de
gravedad, de todo lo que ve y oye. La lectura obliga la existencia de una alta dificultad en la
integración de las sensaciones que provienen de: músculos oculares, ojos, del cuello y de
órganos sensoriales del oído interno. Como dato curioso podemos decir que la mayoría de la
población tiene un nivel de integración medio. Aunque los niños nacen con esta capacidad
deben desarrollarla mediante el contacto e interactuación con estímulos procedentes del mundo
y con la adaptación de su cuerpo y mente a los grandes obstáculos físicos durante la infancia.
Finalmente el mayor potencial de la integración sensorial ocurre durante las respuestas
adaptativas.
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Actividades para la independencia funcional 3.
Integración sensorial
- Respuestas adaptativas: son respuestas con un objetivo determinado y son significativas a una
experiencia sensorial. Por ejemplo la acción de alcanzar algo es una respuesta adaptativa .En
dichas respuestas se domina un reto y se aprende algo nuevo. Cuando se genera dichas
respuestas el cerebro es ayudado a desarrollarse y organizarse. Mediante el desarrollo de la
integración sensorial hace más fácil la organización y adquisición de habilidades más
complejas.
- Una máquina de procesar sensaciones: hasta los 7 años el cerebro del niño es una máquina
para procesar sensaciones, ya que siente cosas y gana significados a través de las vías
sensoriales. Las respuestas de adaptación del niño son más motoras que cognitivas. Durante el
crecimiento del niño las funciones mentales y sociales del cerebro están arraigadas en los
procesos sensomotores. Si estos se organizan bien en los primeros 7b años el niño estará más
capacitado para aprender destrezas mentales y sociales.
Esta deficiencia aparece cuando el cerebro no es capaz de integrar bien las sensaciones y esto
afecta a muchas actividades de la vida diaria. Entonces el niño que lo padece tiene que realizar
más esfuerzo que los demás y enfrentarse a más complejidades en su vida, pero
desgraciadamente los resultados suelen tener menos garantía de éxito. Algunos de los que lo
padecen tienen una apariencia normal en varios sentidos por ejemplo hay muchos que tienen un
cociente intelectual igual o superior a la media, sin embargo otros tienen diagnósticos médicos
no asociados a la integración sensorial y pueden mostrar problemas que trascienden las propias
de esta clase de disfunciones.
Evaluación.
Hoy en día no existe un método capaz de medir los trastornos del cerebro en el mismo momento
en que se producen. El déficit sensorial no es igual que los demás problemas médicos ya que es
muy difícil medirlo porque habría que separar los problemas del organismo y ello obliga a
vigilar el juego del niño, ver cómo se desarrollan en situaciones cotidianas, realizarle pruebas e
intentar ver cómo funciona su cerebro.
Síntomas.
Existen dos tipos de situaciones en los niños: a) niños que en sus inicios destacaban por un
cierto déficit en determinadas actividades vitales como: no gatear, no darse la vuelta, problemas
con el atado de cordones, montar en bicicleta; b) hay otros niños que a simple vista no se
aprecia que tengan este déficit.
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Ante todo, los niños que lo padecen, sus nervios y músculos funcionan perfectamente mientras
que el cerebro es el que se ve obstaculizado para efectuar asociaciones necesarias. Otro
problema común es cierta demora en el desarrollo del lenguaje.
También es cierto que cualquier tarea por mínima que sea para él siempre va a ser compleja y
que la eficiencia y el resultado son peores.
Actualmente gran parte de los niños que sufren hiperactividad es consecuencia de un proceso
incorrecto de la integración sensorial.
Problemas en la escuela.
Los niños con este déficit suelen presentar algunas dificultades en el entorno escolar como las
que se exponen a continuación:
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Integración sensorial
Problemas de coordinación
Los problemas de coordinación se pueden ver en actividades motoras gruesas o finas. Algunos
niños pueden tener un equilibrio pobre, mientras que otros tienen gran dificultad en aprender a
realizar nuevas tareas que requieren coordinación motora.
Los niños pueden ser impulsivos o de fácil distracción y mostrar falta de planeación al abordar
las tareas. Algunos niños tienen dificultad al ajustarse a una nueva situación. Otros pueden
reaccionar con frustración, agresión, o huir o rechazar cuando se dan cuenta de que fracasan.
Pobre autoestima
A veces, un niño que experimenta los problemas que acabamos de mencionar, no se siente
bastante bien. Un niño listo con estos problemas puede saber que algunas tareas son más
difíciles para él que para otros niños, pero puede no saber por qué esto es así. Este niño puede
parecer perezoso, aburrido, o desmotivado. Algunos niños pronto encuentran maneras de evitar
esas tareas que son duras o embarazosas. Cuando esto ocurre se suele considerar al niño como
problemático o testarudo. Cuando un problema es difícil o incomprensible, padres e hijos
pueden sentirse, ambos, culpables. La tensión familiar, el pobre autoconcepto, y en general el
sentimiento de desesperanza prevalece.
Típicamente, un niño con desorden en integración sensorial presentará más de uno de estos
signos.
Después de unos años el niño ya va tomando conciencia de su déficit ya que aprecia que es
distinto de los demás, entonces es primordial que los padres le muestren todo el apoyo posible
mediante sensaciones y respuestas adaptativas y de este modo el niño refuerza su autoestima.
El desarrollo de la integración sensorial empezaría durante la vida fetal para llegar a la madurez
alrededor de los 10 ó 12 años. Después, la integración sensorial sigue perfeccionándose durante
toda la vida.
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La percepción visual nos permite interpretar lo que vemos, mientras que la visión es
sencillamente el reconocimiento de lo que vemos. La estimulación vestibular sería necesaria
para el buen desarrollo de la percepción en profundidad, mientras que los sistemas táctiles y
propioceptivo estarían más relacionados con las actividades de manipulación de objetos.
La neurona:
Es la unidad básica del sistema nervioso. El flujo de impulsos eléctricos que fluye por esta
complicada red neuronal es el que da como resultado el aprendizaje y el comportamiento.
Los núcleos son agrupaciones de neuronas que actúan como “centros de producción” de los
procesos sensoriales o motores recogiendo las señales sensoriales, ordenándolas y depurando la
información para conectar unos datos con otros dentro del sistema nervioso.
La médula espinal:
Está formada por multitud de tractos nerviosos. Unos transmiten la información sensorial hasta
el cerebro y otros conducen los mensajes motrices hasta los nervios. Estos últimos son los que
se encargan de llevarlos finalmente a los músculos y los órganos.
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El tronco encefálico:
En su interior continúan los tractos sensoriales de la médula espinal y se aglomera un alto
número de núcleos nerviosos muy importantes y complejos. En el tronco encefálico se funden y
convierten las sensaciones en experiencias.
La corteza cerebral:
La corteza cerebral está altamente especializada, hay una zona para las percepciones visuales,
otra para la interpretación de los sonidos del entorno, otro para entender los signos lingüísticos,
zonas muy amplias para la interpretación de las sensaciones corporales y varias para el control
voluntario de los movimientos corporales y de los ojos.
El papel de la corteza cerebral sea especialmente importante en acciones como tocar cosas,
dirigir movimientos precisos y complejos con las manos.
Cada zona cortical se especializa en la interpretación específica de los datos que recibe de un
sentido, pero toma también datos de otros sentidos.
La corteza cerebral da continuidad al proceso de integración de todos los tipos de sensaciones
para formar asociaciones correspondientes.
Lateralización:
Hay ciertas funciones que se especializan solo en un hemisferio, y esto es lo que se conoce
como lateralización.
Cada hemisferio se especializa en funciones distintas. En las personas diestras, el hemisferio
izquierdo dirige mejor las destrezas de motricidad fina como la escritura y es el responsable de
producir el lenguaje, mientras que el derecho trata más con las relaciones espaciales que median
entre las sensaciones visuales y táctiles. En el caso de funciones más complejas, es necesaria la
participación de ambos hemisferios y que ambos trabajen de forma coordinada.
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La sinapsis:
Los cambios en la conductividad de la sinapsis constituyen las bases del aprendizaje, incluido el
que se realiza estudiando en el colegio y desempeñando un puesto de trabajo.
Para producir una percepción o un comportamiento adecuados, los impulsos deben seguir la ruta
correcta. Si la estimulación sensorial no produce una percepción o un comportamiento
apropiado.
Facilitación e inhibición:
Hay partes del cerebro que emiten unos mensajes que ayudan o facilitan que otros mensajes
puedan cruzar sinapsis concretas. Son los llamados mensajes facilitadores o estimulantes. Por el
contrario, hay otras partes que envían mensajes que obstruyen o inhiben el flujo de información
por la sinapsis. La combinación de mensajes facilitadores en inhibidores produce modulación,
definida como el proceso que emplea el sistema nervioso para autoorganizarse.
El sistema nervioso se modula a sí mismo incrementando la carga energética de unos mensajes
y reduciendo la de otros.
Las sensaciones que nos informan de lo que sucede en el exterior del organismo
(exteroceptores):
o La visión: el funcionamiento correcto todos los niveles del cerebro y la
integración de múltiples tipos de sensaciones con los datos visuales son
imprescindibles para dar significado el entorno.
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o El sonido: las señales auditivas bajan a otras zonas del tronco encefálico y el
cerebro para combinarse con otras sensaciones y mensajes motrices. La
información auditiva, fundida con otros datos sensoriales, se trasmite luego a
varias zonas de los hemisferios cerebrales.
o Los sabores:
La lengua ofrece información sobre la composición química de las partículas
con las que entra en contacto. A cuatro sensaciones gustativas: dulce, amargo,
ácido y salado. Y todas son vitales para disfrutar de la comida y para mantener
alejados sustancias potencialmente dañinas para nuestro cuerpo.
Los olores:
El parto su sentido único porque se procesa directamente a través del sistema
límbico y no se desplaza por los canales típicos del tronco encefálico. El olor o
crea recuerdos y asociaciones que influyen algunas de nuestras decisiones y
preferencias.
Las sensaciones que nos informan del lugar que ocupa nuestro cuerpo en el espacio y de
su movimiento (Propioceptores):
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Las sensaciones que nos informan de loco ocurre dentro del cuerpo (interoceptores):
El sentido visceral
Aprendiendo aprender:
La interacción de los sistemas sensoriales motor a través del establecimiento de infinitas
conexiones es lo que da significado a las sensación y objetivo al movimiento. Los sistema
vestibular y táctil proporcionan la información más básica. El sistema propioceptivo viene
después, y también transmite datos fundamentales.
El primer paso de casi todo lo que aprende una persona se produce a través del proceso de
integración de sus sistemas sensoriales. Posteriormente, el aprendizaje más intelectual y
académico puede ocurrir en la corteza cerebral.
Aprender es una función de todo el conjunto del sistema nervioso. Cuanto más coordinadamente
trabajen los sistemas sensoriales, más se aprende y más fácil es aprender.
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Aprender en terapia:
Cuando se aplican tratamientos enfocados a la integración sensorial, lo que se pretende es que el
niño, en acción el mayor número de sinapsis que cómodamente.
Y si es mayor, la terapia puede ayudarle aprender a facilitar ciertos mensajes y a inhibir otros, a
dirigir información a los lugares adecuados de su cerebro y su cuerpo y a coordinar todos los
mensajes para generar percepciones y comportamientos prácticos.
Las terapias que parten del marco de integración sensorial no se concentran en el aprendizaje de
destrezas específicas, como aprender a leer o escribir, sino a que el niño aprenda organizar su
cerebro para que funcione cada vez mejor.
Cuando hay disfunción, cerebro no proceso urbanizador flujo de impulsos sensoriales que
aportan al individuo información adecuada y precisa sobre sí mismo y el mundo que le rodea.
Sino en integración sensorial efectiva, aprender es difícil y el individuo tiene sentirse incómodo
consigo mismo y menos capaz de atender debidamente las exigencias y situaciones estresantes
de la vida diaria.
Los accidentes enfermedades que provoca lesiones importantes en el cerebro son circunstancias
que suelen derivar en deficiencias en el procesamiento sensorial.
Los niños con disfunción en la integración sensorial suelen presentar un patrón de desarrollo
desigual: algunas partes de su sistema nervioso funcionan de una forma desordenada o irregular
y otros hacen su trabajo de forma normal.
El niño con disfunción en integración sensorial tiende a padecer más problemas de planificación
motriz y menos de razonamiento o intelecto.
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En ciertas ocasiones, los padres no se dan cuenta de que los problemas de aprendizaje
comportamiento de su hijo son el resultado de desórdenes neurológicos que el niño no puede
controlar; en ocasiones piensan incluso que el niño hacer las cosas adrede y reaccionando forma
inadecuada, empeorando la situación y haciendo que la vida del niño resulte aún más difícil si
cabe.
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Los núcleos vestibulares son los <<centros de producción>> que procesan los datos
vestibulares y combinan estos con la información que aportan los receptores de los músculos,
las articulaciones, la piel, la vista y el oído. Organizan los impulsos de muchas otras partes del
cerebro y devuelven los impulsos a todas las áreas que les emiten impulsos a ellos. El cerebro
siente y responde a las señales vestibulares mucho antes de iniciarse el procesamiento de señales
visuales y auditivas por lo que es un pilar básico para el desarrollo de dichos sentidos.
También es el encargado de mantener el campo visual estable: ajusta los músculos de los ojos y
del cuello para compensar todos los movimientos de la cabeza o el cuerpo.
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*Nistagmus: es el resultado de las contracciones reflejas del músculo ocular que activa la
estimulación vestibular producida por el giro.
El tronco encefálico contiene los centros neuronales que, con ayuda de otras partes del cerebro,
organizan las respuestas posturales y de adaptación del equilibrio.
Existen tres tipos específicos de respuestas adicionales y de equilibrio, que suelen ser
deficientes en niños con problemas vestibulares:
o Movimientos posturales de fondo: son los que hacemos cuando nos estiramos a
coger algo, empujar o tirar de un objeto con las manos, momento en el cual el
tronco y las piernas se ajustan para que los brazos puedan cumplir eficazmente su
función.
o Cocontracción: por ejemplo, para sostener la cabeza derecha y moverla
eficientemente, todos los músculos de alrededor del cuello deben poder contraerse
al mismo tiempo, esto es lo que se denomina cocontracción. Hacen que nos
podamos mover con fluidez y manejar herramientas con destreza.
Interacciones vestíbulo-reticulares
Las neuronas reticulares están ordenadas de tal forma que pueden entrar en contacto con otras
neuronas por todo el espacio del sistema nervioso, así la información puede entrar en el núcleo
reticular por cualquier parte y las influencias reticulares expandirse ampliamente.
Es sistema vestibular crea el vínculo entre las sensaciones del cuerpo y las de eventos distantes.
Las áreas visuales de la corteza cerebral reciben tal cantidad de señales del sistema vestibular
que si dicha función no fuera completa sería imposible que la vista se desarrollase
adecuadamente en la infancia.
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Las señales vestibulares se procesan en la corteza cerebral junto con la propiocepción y la visión
para informar al individuo sobre su posición en el espacio. Este conocimiento pasa a las
regiones motrices de la corteza, encargadas de dirigir los movimientos del cuerpo que permiten
manipular objetos.
Sin la relación que el niño guarda con la tierra no es segura, todas las demás relaciones ven
mermadas su capacidad de desarrollo óptimo. La seguridad gravitatoria es tan vital para la
salud emocional de la naturaleza ha dotado al ser humano de un firme impulso interior que le
insta a explorar la ley de la gravedad y a dominarla. Este impulso es el que hace que el niño
sienta la necesidad intuitiva de hacer lo que sea necesario por desarrollar su sistema vestibular.
Leer escribir y usar el ordenador no son en realidad <<destrezas básicas>>; las tres requieren
que el cerebro procese todas y cada una de las precisas sensaciones y participe en la ceración de
respuestas motrices y mentales específicas. El sistema visual debe distinguir diferencias
mínimas entre letras del abecedario, números y signos de puntuación. Su corteza cerebral debe
procesar los datos visuales de acuerdo con una serie de reglas ortográficas y gramaticales que
son arbitrarias y variables. Para que la corteza haga esto, todas las partes del cerebro que
intervienen en el lenguaje deben comunicarse con todas las partes que participan en la
percepción visual y la memoria. La escritura es aún más complicada ya que necesita tener unas
sensaciones y realizar unos movimientos para mover adecuadamente el lápiz.
Hay dos tipos de desórdenes vestibulares que con frecuencia interfieren en el aprendizaje y el
comportamiento: la sub-reacción y sobre-reacción del cerebro a los datos vestibulares. Esto se
produce porque las fuerzas facilitadores e inhibidoras del cerebro no equilibran la actividad
vestibular, ni las señales vestibulares ni las de ningún otro sentido, por lo que no logra producir
fácilmente respuestas adaptativas.
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Hay dos tipos de hiposensibilidad a las señales vestibulares, llamadas desorden vestíbulo lateral
y desorden vestíbulo-lingüístico.
Sus respuestas posturales son deficientes: los núcleos vestibulares no reciben suficientes
sensaciones, lo que les impide enviar suficientes impulsos por la médula espinal hasta los
músculos que extienden el cuello, los brazos, la espalda y las piernas. Tienden a caerse con
bastante frecuencia pero no toman ninguna precaución que lo impida y apenas muestran
reacción emocional
Se necesita mayor estimulación para procesar suficientes sensaciones vestibulares, pero esto hay
que hacerlo con control.
Y suelen tener una baja integración de ambos lados del cuerpo. En su cerebro, ambos
hemisferios cerebrales del niño llevan a cabo las mismas cosas en vez de especializarse en
distintas para ganar eficiencia. Esto puede provocar dificultades en el habla, la lectura y la
escritura.
o Desórdenes vestíbulo-lingüístico
La comunicación a través del lenguaje es el producto final de la integración sensorial. El sistema
vestibular es un gran organizador de las sensaciones en todos los demás canales sensoriales y
contribuye al desarrollo de la capacidad de comprensión de las palabras y el habla.
También puede ser que haya una función deficiente en los centros del habla del hemisferio
cerebral izquierdo. Si existe este tipo de desorden lingüístico en problema no es causado por una
baja integración sensorial, por lo que no obtendrán beneficios de terapias con este enfoque
Los niños con este tipo de respuesta suelen presentar: nistagmus post-rotacional no adecuado.
Hay dos tipos de hipersensibilidad a las señales vestibulares: inseguridad gravitatoria e
intolerancia al movimiento.
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o Inseguridad gravitatoria
En este tipo, el desorden parece encontrarse en la parte del cerebro que modula las señales de
los receptores de la gravedad, de ahí que la posición de la cabeza y el cuerpo infundan cierta
sensación de incomodidad al niño, incluso cuando este está quieto.
Estos niños suelen sentir miedo, ansiedad o angustia siempre que tiene que adoptar una posición
a la que no están acostumbrados, cuando intenta asumir la situación desconocida o cuando
alguien intenta controlar sus movimientos o su posición. Se siente especialmente amenazado si
terceras personas le mueven.
o Intolerancia al movimiento
En este tipo, la parte del cerebro que procesa las señales de los receptores de los canales
semicirculares desempeñan un papel más activo y por eso el movimiento tiende a causar
malestar. El estómago se le mueve más rápido cuando juegan sobre cosas que se mueven por lo
que causa problemas en la digestión.
Cuando las neuronas que transportan los mensajes motrices desde el cerebro hasta los músculos
no funcionan bien, los músculos no reciben un flujo continuo de instrucciones y se contraen de
manera espasmódica e involuntaria. Estos movimientos coreoatetoides son el resultado de una
cantidad insuficiente de inhibición en los tractos motores. Es probable que estos espasmos
involuntarios no procedan de disfunciones en la integración sensorial y que requieran, por tanto,
otro tipo de terapias
Reacciones posturales
Las reacciones posturales depende de la integración tanto de mensajes motrices como de datos
sensoriales procedentes de los músculos, articulaciones, el sistema vestibular y en menor
medida, de la piel. Son actos semi-automáticos o reflejos que no requieren actividad mental y
que funcionan mejor cuando no se piensa en ellos. El hecho de que dependan de los procesos
sensoriales es por lo que suelen ser deficientes en niños con disfunciones en la integración
sensorial.
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Los seres humanos programamos patrones de movimiento en el SNC, como por ejemplo gatear
y caminar. Lo normal es que aprendamos planificando las acciones motrices necesarias para
realizarlas y que, cuando ya lo tengamos todo integrado, lo deleguemos a la memoria para dirija
los movimientos sin pensar en ellos.
Destrezas motrices
Una destreza es algo que primero que hay planificar motrizmente para poder aprenderla pero
que luego ejercitamos de forma espontánea y sin pensar. Cuando se adquiere una destreza, ya
no es necesario planificarla motrizmente ni prestarle atención, ya que se integran en el conjunto
funcional del cerebro y emergen cuando se necesitan espontáneamente. Esto sólo varía cuando
la situación no es familiar, es decir, es necesario cambiar algún paso de la planificación. En este
caso, hay que planificar de nuevo el movimiento para realizar.
Planificación motriz
Para una correcta planificación motriz es necesaria la atención, ya que permite al cerebro
planificar el tipo de mensajes que va a enviar a los músculos y determinar la secuencia en la que
quiere enviarlos y, además, está íntimamente ligada a las funciones mentales e intelectuales.
El cerebro dice a los músculos lo que tienen que hacer, pero son las sensaciones del cuerpo las
que le permiten dar esa información.
Tanto la planificación motriz como las destrezas motrices precisan tener una percepción
corporal (también llamada esquema corporal, imagen corporal o modelo neuronal), es decir,
tener bien organizado todas las señales sensoriales que emiten las distintas partes del cuerpo,
sabiendo a que parte de éste corresponden.
Recuerdos neuronales
Usar repetidamente una sinapsis para una función sensomotora concreta crea un recuerdo
neuronal de dicha función. Estos recuerdos neuronales están en nuestro cerebro y son sobre
todas y cada una de las cosas que sabemos o conocemos.
La percepción corporal es un recuerdo compuesto de todas las partes del cuerpo y de todos los
movimientos que alguna vez han efectuado dichas partes. También tiene recuerdos neuronales
relacionados con el entorno. Gracias a ello el cerebro es capaz de saber con qué rapidez o
lentitud y qué fuerza debe trabajar un músculo para hacer, y qué se debe o no se debe hacer con
una herramienta concreta.
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La mayoría de los niños con dispraxia del desarrollo presenta cierta irregularidad en sus
procesos táctiles. El desorden táctil más común radica en la localización imprecisa de los
estímulos del taco y en la incapacidad para identificar su significado con relación al espacio.
Las sensaciones de la piel ascienden por la médula espinal hacia las capas del tronco encefálico
y el hemisferio cerebral. En cada nivel se organiza una imagen sensorial que es transferida de un
nivel a otro. Al avanzar de un nivel inferior a otro superior, la discriminación gana en exactitud
y precisión.
De todas las señales táctiles, solo una pequeña porción llega al área de la consciencia, pero el
hecho de la mayoría de las señales táctiles no significa que no sean importantes.
Es una disfunción cerebral que afecta a la organización de las sensaciones táctiles, vestibulares
y propioceptivas, por lo que se produce una incapacidad para planificar los movimientos.
La dispraxia se inicia en una etapa temprana del desarrollo del niño, afectando a su crecimiento,
por eso, se denomina del desarrollo. (1)
Se conoce también como síndrome del niño torpe pues tienen cierta dificultad para realizar
movimientos coordinados: como atarse los cordones, abotonarse, recortar… (2)
El niño que padece problemas en el aprendizaje académico, al igual que otro tipo de problemas
de integración sensorial (1)
Hay que tener en cuenta que el problema radica en el interior, en el modo en que el cerebro
procesa las sensaciones.
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El primer aprendizaje académico no solo depende de los datos sensoriales que provienen de la
vista y el oído sino también de los receptores vestibulares, táctiles y propioceptivos
Una percepción corporal estructurada de manera insuficiente impide las capacidades para
escribir, dibujar y colorear correctamente.
El sistema nervioso de estos niños no maneja el estrés de la misma manera que lo hace un
cerebro normal porque el cerebro del niño displásico no es capaz de organizar bien las
sensaciones del cuerpo.
Suele tener miedo de imaginar o fingir que es otra persona porque tiene una pobre percepción
corporal, por lo que, no tiene una clara imagen de sí mismo, por eso tiene una crisis de
identidad.
Normalmente piensa que su incapacidad de control del entorno es culpa de los demás, en
ocasiones intenta compensar sus carencias manipulando las situaciones, o manteniendo su
integridad adoptando una actitud terca y poco colaboradora.
En algunas ocasiones se ignora la fragilidad de las emociones de estos niños, y se espera que
estos niños controlen cada vez más grado de estrés y confusión que el que sus sistema nervioso
puede soportar, no están preparados para resistir ataques a su individualidad.
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Es un desorden neuronal, se produce en niños con poca capacidad para el aprendizaje, retraso en
el desarrollo, suele ser muy activo y distraerse con facilidad.
Síntomas
Los niños que sufren este desorden neuronal experimentan lo estímulos táctiles de manera
diferente a los demás, lo que para otros niños es agradable para él es moles, en ocasiones nos
explica lo que siente.
El niño con defensa táctil piensa que el culpable de lo que le pasa es otra persona, pues, no es
consciente totalmente de lo que siente.
El deficiente procesamiento táctil suele hallarse en el tronco encefálico, por eso es consciente
de las reacciones que tiene a las sensaciones táctiles, por eso en ocasiones los niños que poseen
un buen grado de autocontrol inventan excusas cuando no quieren realizar alguna actividad.
El niño que padece defensa táctil experimenta excesiva actividad protectora y poco
procesamiento discriminador, por lo que, en lugar de buscar el significado de las sensaciones, se
producen reacciones de huida o lucha.
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Integración sensorial
La cara tiene un número elevado de receptores para la supervivencia, el niño con defensa táctil
la defiende con una especial intensidad, porque el sistema que afecta a la cabeza y a esta zona es
muy distinto del resto del cuerpo.
El cerebro interpreta de manera diferente las sensaciones que genera el propio cuerpo a las que
genera el tacto de otra persona.
Para conseguir que la terapia sea efectiva el terapeuta debe conseguir que el niño confíe en él,
para que le permita tocarle sin problemas.
Este desequilibrio táctil puede ser producido por una falta de oxigenación en el momento del
parto, pues los núcleos que procesan las sensaciones táctiles son más débiles. La falta de
estimulación táctil favorece el aumento de defensa táctil.
El desarrollo del procesamiento sensorial sienta las bases de la lectura y la destreza informática.
Se da por supuesto que el niño ha desarrollado los pilares sensoriales necesarios para adquirir
las destrezas académicas y por ello la sociedad presiona a los centros educativos para que
enseñen a los niños a leer cada vez mejor y más deprisa, y estos han respondido en muchos
casos adelantando la edad a la que deben empezar a hacerlo.
Algunos niños ya están preparados para leer desde que están en la guardería, pero otros aun no
han desarrollado adecuadamente la capacidad de procesar visualmente las palabras impresas
para convertirlas en lenguaje oral. Para ellos sentarse en la mesa durante largos periodos de
tiempo les priva de muchas de las experiencias sensoriales básicas que necesitan para avanzar
en su desarrollo. Algunos niños pueden dar mejores resultados si se pospone la edad de
enseñarles a leer hasta el momento en que posean mejores habilidades de procesamiento visual.
Esta estrategia da muy buenos resultados a largo plazo para que aprendan a leer mejor y más
deprisa y también en la conservación de un autoconcepto sano.
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Actividades para la independencia funcional 3.
Integración sensorial
Las relaciones que se establecen entre el espacio y nuestro propio cuerpo es un proceso
aprendido. Si el niño no aprende a identificar el espacio que le rodea y a orientar su cuerpo en
él, tendrá muchas dificultades para interactuar con su entorno físico. Cuando, por ejemplo, el
niño tiene problemas para guardar la fila o para participar en juegos con otros niños puede
deberse a una deficiencia en la percepción espacial.
Para que las cosas que vemos adquieran un sentido adecuado el cerebro debe mantener los ojos
y la cabeza estables para captar imágenes claras del entorno y se debe ser capaz de dirigir los
ojos para seguir los movimientos de los objetos y las personas. Cualquier desorden en el
procesamiento de sensaciones vestibulares o de los ojos y el cuello propende a alterar la
percepción visual normal.
Movimientos autodeterminados
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Existen dos niveles principales de actividad cerebral en los que los seres humanos procesamos
los datos visuales: el tronco encefálico y los hemisferios cerebrales. En el modo tronco
encefálico, los datos vestibulares, la propiocepción de los ojos, el cuello y el cuerpo, se
combinan con los datos visuales para formar un solo proceso sensorial compuesto. Las
sensaciones de los músculos del cuello que sostienen la cabeza erguida desempeñan un papel
importante en este proceso. La información vestibular, propioceptiva y visual se funden para
que el individuo pueda manejar su cuerpo en el espacio.
Una vez que dichas sensaciones se unifican en el tronco encefálico avanzan a varias zonas de
los hemisferios cerebrales para recibir los procesos cerebrales que nos permiten ver un área
pequeña con gran detalle y con relación a lo que hay en el fondo, y dirigir nuestros ojos cuando
los fijamos voluntariamente en las cosas. Los músculos que rodean los ojos enfocan la fóvea de
manera precisa para distinguir, por ejemplo, los detalles de las letras del abecedario.
Los niños que no reciben datos precisos de su cuerpo suelen tener problemas de percepción
visual.
El niño con integración sensorial deficiente puede, por ejemplo, negarse a jugar en el tobogán
porque su sistema nervioso tiene dificultades para llevar a cabo algunas o todas las acciones que
el juego implica. Quizá no sepa determinar la altura a la que está y tenga miedo de alejarse a
tanta distancia del suelo, o quizá no sepa controlar bien su cuerpo en la escalera porque tiene las
sensaciones propioceptivas desorganizadas.
Para el niño con inseguridad gravitatoria, descender por el tobogán más bajito puede parecerle
deslizarse por todo un planeta. Su sistema vestibular es subactivo, deslizarse hacia abajo
repetidas veces puede resultar poco excitante debido a que su cerebro no obtiene de ello
suficiente estimulación vestibular.
Todas las actividades terapéuticas que estimulan los receptores del oído interno, los músculos,
las articulaciones y la piel contribuyen de un modo u otro al desarrollo de la vista. La mejoría
está más garantizada si la disfunción afecta al tronco encefálico.
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El cerebro opera como un conjunto en el sentido en el que cada una de las partes que lo
componen interactúa con muchas otras. En la parte responsable del correcto funcionamiento del
lenguaje y el habla, es importante que se establezcan buenas conexiones con las secciones
sensoriales y motoras. Los buenos procesos integrales del cerebro permiten al niño planificar
movimientos de manera fácil y eficaz. Aprender a hablar requiere procesos muy complejos de
planificación motriz por iniciativa y voluntad propias. Es necesario ordenar la secuencia de los
movimientos para que los sonidos formen una palabra.
El niño con un problema de habla o de lenguaje suele padecer dispraxia del desarrollo. La
terapia que ayuda al niño dispráxico a mejorar su integración sensorial y su capacidad de
planificación motriz sirve también para favorecer el desarrollo del habla.
Como el habla y el lenguaje son dos de los productos finales de la integración sensorial, se
utilizan más a menudo para identificar la eficacia de las terapias que emplean integración
sensorial.
A nivel del tronco encefálico, los núcleos que constituyen los principales centros de
procesamiento de las señales auditivas son responsables también de asociar dichas señales con
otras de naturaleza vestibular, propioceptiva, táctil y vibratoria. El procesamiento tronco-
encefálico en tan importante para una buena y bien desarrollada discriminación auditiva como
lo es para el buen procesamiento visual. Este tipo de procesamientos proporciona los
mecanismos necesarios para que se produzca el lenguaje.
Las terapias que aplican enfoques de integración sensorial ayudan al desarrollo del habla y del
lenguaje fomentando la eficacia de los procesos de niveles inferiores. A menudo se observan
mejoras de vocalización en niños con desórdenes del habla que participan en actividades que
implican movimiento.
Los estudios de niños con desordenes del aprendizaje debidos a problemas audiolingüísticos han
demostrado que la capacidad lectora experimenta una considerable mejoría cuando se aplican
terapias dirigidas a enriquecer las sensaciones vestibulares, táctiles y propioceptivas, así como a
propiciar la planificación motriz.
El énfasis en las funciones del tronco encefálico parece contribuir a que los hemisferios
cerebrales manejen de forma más eficaz las habilidades lingüísticas que intervienen en la
destreza lectora.
El niño con autismo muestra muchos de los síntomas de un deficiente procesamiento sensorial
que se dan también en los niños con otros problemas de integración sensorial y su forma de
interactuar con el entorno físico es deficiente.
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Actividades para la independencia funcional 3.
Integración sensorial
El autismo incluye a menudo la dificultad para relacionarse con otras personas. De hecho al
niño autista se le suele describir como “un niño que vive en su propio mundo” y a menudo da la
impresión de que no quiere que nadie invada su mundo. Su léxico suele ser bastante limitado o
nulo y no suele mostrar sus emociones del mismo modo en que lo hacen otros niños.
Todo cambio apreciable en la organización cerebral de un niño con autismo abre una puerta a la
esperanza, sobre todo cuando los enfoques bioquímicos han ofrecido poca ayuda y las técnicas
de modificación de conducta se limitan a controlar el comportamiento del niño sin influir en la
condición cerebral causante de dicho comportamiento.
A menudo tienen problemas para localizar los estímulos táctiles y para saber donde están sus
manos cuando no pueden verlas, y muchas dificultades para planificar movimientos. Las
respuestas posturales de un niño autista suelen ser mejores que las de algunos niños con
desórdenes en integración sensorial.
En los niños autistas observamos tres rasgos que explican la deficiencia en el procesamiento
sensorial:
Los datos sensoriales no se están registrando correctamente en el cerebro del niño y por
eso presta tan poca atención a algunas cosas y reacciona con exceso a otras.
Es posible que no module bien los datos sensoriales, sobre todo vestibulares y táctiles y
por eso se siente gravitatoriamente inseguro o actúa a la defensiva ante sensaciones del
tacto.
La parte de su cerebro que le hace querer hacer las cosas que los demás estimamos
intencionadas o constructivas.
Hay una parte del cerebro en el sistema limbito que decide que datos sensoriales deben
registrarse y captar nuestra atención y que debemos hacer con esa información. Esta es la parte
que no funciona bien en el cerebro del niño autista y la razón por la que no registra muchas de
las cosas que otras personas si registran.
El niño con autismo puede no llegar a acostumbrarse nunca a los sonidos continuos y estables,
más bien tiende a desconectarlos y por eso es más propenso a prestarles mayor atención. A
veces registra en exceso un sonido y demasiado poco otro.
El niño con autismo parece ignorar con frecuencia también el entorno visual que le rodea. No
mantiene contacto visual, aunque en un momento dado su cerebro decide concentrarse larga y
minuciosamente en algún pequeño detalle, como una mancha en el suelo.
Se piensa que la activación de los núcleos vestibulares ayuda al cerebro a registrar los datos
visuales y a dotarlos de significado para el niño.
El niño autista a veces tiene problemas para registrar otras sensaciones. Una prueba consistía en
dirigir un soplo a la parte posterior del cuello.
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Actividades para la independencia funcional 3.
Integración sensorial
A la mayoría de las personas, incluidos los niños con retrasos de aprendizaje o desarrollo, esta
sensación les molesta y suelen encoger los hombros y girarse para ver que les estamos haciendo.
Sin embargo, muchos de los niños con autismo generan una respuesta nula. Muchos de ellos dan
la impresión de no registrar olores y de tener poco sentido del gusto. No suelen reaccionar
cuando caen o tropiezan. Sin embargo algunos de estos niños si reaccionan de forma
exageradamente sensible a la textura de las cosas. De pequeños es posible que rechacen los
alimentos sólidos porque no les agrada su textura y que respondan negativamente a que otras
personas les toquen.
Normalmente, la clase de estimulación táctil que suele producir una respuesta positiva en el
niño con autismo es la que produce el contacto de presión muy fuerte.
El niño con autismo siente mejor las señales de los músculos y las articulaciones que las que le
aportan los ojos y los oídos. Tirar de los brazos y las piernas estimulas los receptores de las
articulaciones y los músculos, y por eso, suelen ofrecérselos a la terapeuta para que tire de ellos.
Suele parecer que en el cerebro de muchos niños con autismo solo se registran las sensaciones
muy intensas.
Los niños con autismo, bien buscan activamente actividades que les proporcionen movimiento o
bien las rechazan por completo. Hay movimientos como girar o columpiarse que no les marea ni
les causa el malestar que les causa a otros niños, lo cual sugieren que o están registrando las
señales vestibulares como deberían.
Muchos niños con autismo que tienen corta duración del nistagmus presentan síntomas de
inseguridad gravitatoria.
Una manera de motivar al niño con autismo para que registre los datos sensoriales es darle
incentivos adecuados. Los programas terapéuticos que emplea integración sensorial, buscan
proporcionar estos incentivos para que los niños registren sensaciones, pero los incentivos son
siempre internos y naturales. El placer del movimiento en terapia motiva al niño y ayuda a su
cerebro a procesar otros datos sensoriales, especialmente los visuales. Los niños con autismo
están mucho más dispuestos a mirar al terapeuta durante o inmediatamente después de las
actividades de movimiento
En muchos niños diagnosticados de autismo, parece ser que el cerebro modula mal las señales.
Un número considerable de niños autistas oponen resistencia al movimiento y son
gravitatoriamente inseguros, porque no pueden modular los datos sensoriales provenientes del
sistema vestibular. El niño se muestra extremadamente ansioso en su relación con la gravedad y
el espacio.
Si el niño es gravitatoriamente inseguro, significa que al menos está registrando algunos datos
sensoriales, lo cual puede incrementar las probabilidades de éxito del acercamiento terapéutico
que emplea el enfoque de la integración sensorial.
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Actividades para la independencia funcional 3.
Integración sensorial
El niño con autismo es incapaz de integrar sensaciones del mundo que le rodea para formar una
percepción clara del espacio o de su relación con el espacio. El niño autista, se suele resistir, por
ejemplo, a ponerse un jersey nuevo, debido a que no ha formado todavía una percepción
familiar del objeto. Quizá lo acepte más fácilmente después de haberlo visto varias veces. Una
manera de ayudar sería colocárselo sobre los hombros antes de pedirle que se lo ponga. La
sensación del jersey tocando sus hombros puede ayudarle a formar una percepción que solo con
datos visuales no es capaz de establecer. Cualquier situación nueva plantea al niño un enorme
abanico de estímulos sensoriales desorganizados, especialmente de tipo visual. Por eso suele
reaccionar con alarma y resistencia hasta que experimenta repetidas veces el mismo entorno y es
capaz de reconocerlo como un lugar familiar y seguro.
Si el registro de datos auditivos es ineficiente, esto plantea una limitación a las percepciones del
lenguaje. Si no se produce el registro adecuado de la información sensorial proveniente de la
piel, los músculos, las articulaciones y el sistema vestibular, el niño no puede desarrollar una
correcta y clara percepción de su cuerpo. Adolece de buenos modelos neuronales, tanto de sí
mismo como de su entorno, y esto infiere en su capacidad para interactuar con el mundo. Si sus
carencias de integración sensorial limitan en gran medida el tipo y la cantidad de oportunidades
físicas y sociales de juego, es muy probable que esto afecte también a su desarrollo emocional.
Hay una parte del cerebro relacionada con el deseo de iniciar comportamientos, de responder a
estímulos sensoriales y de hacer cosas nuevas o diferentes. Se trata de una parte del cerebro que
tiene un efecto energizante y que se encarga de emitir la orden a las partes del cerebro que dicen
a los músculos que muevan el cuerpo. Este sistema funciona en estrecha colaboración con el
sistema que registra o presta atención a los datos sensoriales. Igual que el sistema que registra
sensaciones, este sistema también es deficiente en los niños con autismo. No es que el niño no
haga nada, más bien es que nada de lo que acomete resulta constructivo o tiene significado para
él.
Parte de la razón por la que el niño no interactúa con elementos del entorno físico es que no
registra el significado o el uso potencial de muchas cosas.
Cuando se presente un objeto a un niño con autismo, es importante recordar siempre que es muy
probable que tenga la capacidad motriz de utilizarlo, pero que quizá su sistema “quiero hacerlo”
no quiera hacer nada nuevo o diferente.
Suele necesitar experimentar las cosas nuevas muchas veces antes de poder disfrutar de ellas.
Cuando se plantean actividades nuevas o distintas en las sesiones de terapia de integración
sensorial, los niños suelen oponer resistencia, pero después de unas cuantas sesiones pueden
sonreír e incluso terminar riendo al hacerlas. Para que haya progreso, es necesario que tanto el
terapeuta como los padres soporten la resistencia del niño hasta que esté preparado para aceptar
la actividad terapéutica.
La mayor parte del tiempo, el terapeuta no puede confiar en el impulso interior del niño autista
como lo hace en el del niño que padece otros desórdenes en la integración sensorial, ya que es
justo ese impulso interior el que no está funcionando correctamente en él.
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Actividades para la independencia funcional 3.
Integración sensorial
La actividad motora del niño también se puede ver afectada por una deficiente modulación de
las sensaciones de la gravedad o el movimiento.
Tanto los terapeutas como otros profesionales y también los padres, siguen investigando los
procesos neurológicos de los niños con autismo y desarrollando nuevas formas de “llegar a
ellos”.
7. EVALUACIÓN E INTERVENCIÓN
Antes de la II Guerra Mundial los filósofos y científicos creían que el entorno no ejercía
ninguna influencia en la inteligencia ni en la capacidad de aprendizaje. Algunos pensaban que la
capacidad para aprender estaba predeterminada; otros pensaban que el niño estaba condicionado
por las cosas que le sucedían y su actividad no influía.
Piaget fue uno de los primeros en reconocer que la interacción con el entorno constituía un
factor crítico en el desarrollo del niño. Hace hincapié en que todos jugamos un papel activo en
nuestro propio proceso de aprendizaje.
Durante la terapia se practican ejercicios físicos que producen sensaciones que generan
respuestas adaptativas, y estas producen a su vez más sensaciones que derivan en respuestas
adaptativas más complejas.
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Actividades para la independencia funcional 3.
Integración sensorial
El niño que sufre un desorden en la integración sensorial, le impide procesar las sensaciones y
por lo tanto la respuesta adaptativa.
Cuando la terapeuta hace bien su trabajo, parece que el niño está jugando. Para que la terapia
sea efectiva el niño debe dirigir sus acciones y la terapeuta debe modificar el entorno
discretamente.
El proceso de evaluación
En los niños entre 4-9 años, los terapeutas utilizan los Test de Praxis e Integración Sensorial
para medir la eficiencia de los procesos sensoriales y las capacidades de planificación motriz. A
partir de los resultados de las pruebas y las observaciones, y de las entrevistas con los padres y
educadores, la terapeuta determina cuál es el problema y qué es lo que el niño necesita.
La terapeuta debe introducir experiencias sensoriales orientando al niño para que reciba las
sensaciones adecuadas de tacto, movimiento o procedentes de las articulaciones y de los
músculos. La estimulación táctil puede tener un efecto facilitador o inhibidor dependiendo de:
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Actividades para la independencia funcional 3.
Integración sensorial
Actividad terapéutica
La terapia de la integración sensorial es integral, es decir, involucra a todo el cuerpo, a todos los
sentidos y a todo el cerebro; y la habilidad de organizar las sensaciones y de producir respuestas
adecuadas, ayuda al cerebro a organizar otras funciones.
La terapeuta compara estas respuestas con los resultados de la evaluación inicial. Guarda
informes escritos y registra sus propias observaciones durante todo el progreso del niño.
Los terapeutas poseen una extensa colección de aparatos de ejercicios, debido a que cada niño
tiene necesidades neurológicas diferentes. Si el niño puede, él mismo elige el aparato que
quiere utilizar, si no, la terapeuta le guía a hacer la elección más acertada. Se debe tener
cuidado, ya que las sobrecargas sensoriales no son buenas para el sistema nervioso y suelen
ocurrir con más rapidez que frecuencia en los sistemas nerviosos disfuncionales.
El ambiente terapéutico
Uno de los objetivos de la terapia es reforzar la voluntad del niño para que pueda dirigirse mejor
en la vida.
A veces, los niños acuden a terapia pensando que les van a exigir cosas más allá de las simples
y básicas; y tienen miedo a realizar las que están a su alcance. Han aprendido que la gente
siempre espera más de lo que pueden dar, y piensan que esto ocurrirá con la terapeuta, por ello
no eligen actividades que desarrollarían sus funciones sensoriomotoras. Cuando esto ocurre, la
terapeuta debe dedicar tiempo a esa resistencia y ayudar al niño a que aprenda a tener confianza
en ella y en el ambiente terapéutico.
La terapeuta debe estimular el impulso interior. Las actividades deben estar adaptadas a las
capacidades y necesidades del niño; deben ser tentadoras y no amenazadoras. Las experiencias
vestibulares, táctiles y propioceptivas se las proporciona la terapeuta.
El ambiente debe ser óptimo para que el niño sienta la terapia como algo divertido; más adelante
cuando vaya progresando, estos avances serán su motivación para ir a las sesiones, además le
servirán a la terapeuta para saber que el ambiente que está dando al cerebro es justo el que
necesita.
La terapeuta debe establecer un equilibrio entre estructura y libertad en las actividades, para
ayudar al niño a desarrollar tanto su organización neuronal como su voluntad interna.
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Actividades para la independencia funcional 3.
Integración sensorial
Terapia de juego. Los terapeutas de juego no piensan en las consecuencias que tiene su
intervención en el cerebro del niño y no suelen tener la preparación necesaria para
estimular los procesos de integración sensorial.
Educación. Los maestros de la escuela están entrenados para acercarse al niño desde
una perspectiva cognitiva y no prestan atención a las bases neurológicas del
funcionamiento intelectual.
Los cerebros son flexibles y están preparados para el cambio natural, pero a medida que van
madurando, van perdiendo parte de su flexibilidad. Si el niño es joven para crear nuevas
conexiones, la terapia puede ayudarle. Si el niño es mayor, la terapia favorece la transmisión de
mensajes de una neurona a otra para que fluya con mayor rapidez y eficiencia.
o El cerebro está diseñado para que las funciones empleadas sean las más propensas a
desarrollarse.
o Configura el ambiente del niño para que sea divertido y para que utilice sus procesos
sensoriales.
o Casi todos los seres humanos tienen un impulso interior hacia la integración sensorial y
la terapia es sólo una forma de hacer lo que la naturaleza, el niño y sus padres no han
sido capaces de hacer.
Hay niños con los que la terapia de integración sensorial no les es de gran ayuda, debido a que:
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Actividades para la independencia funcional 3.
Integración sensorial
I. Cómo pueden ayudar los padres a sus hijos con disfunción en la integración
sensorial
Los padres pueden ayudar a sus hijos en el desarrollo de una mejor integración sensorial cuando
existe un problema de aprendizaje o de comportamiento. Sin padres comprensivos que apoyen
su desarrollo, el niño tendrá más dificultades y será probablemente menos feliz.
Son cinco las cosas importantes que los padres pueden hacer:
Una madre nota normalmente cuando ocurre algo que no debiera con su hijo, aunque es
probable que se autoconvenza de que todo va bien. Si tiene más hijos puede que se plantee por
qué no se desarrolla como los otros.
Las patologías leves de la integración sensorial son difíciles de detectar. A primera vista, el
desarrollo del niño suele ser completamente normal, excepto por las dificultades con las tareas
escolares, y por eso nadie sospecha. Es cierto que los niños se desarrollan a ritmos diferentes,
pero es un error pensar que ya superaran el problema con la edad.
Para que la intervención sea más efectiva, el cerebro del niño debe ser joven y flexible. Percibir
el problema pronto aumenta las probabilidades de que a lo largo de su vida el niño pueda
minimizar sus efectos.
Es importante no forzar al niño a hacer cosas para las que no esté preparado; es mejor darle la
oportunidad y animarle a hacer cosas que su cerebro pueda realizar.
No es suficiente con cambiar la dinámica familiar, los procesos mentales o los comportamientos
específicos. La terapeuta entrenada en integración sensorial ayuda al niño a desarrollar pilares
sensomotores sólidos que más adelante suelen disminuir la recurrencia de conflictos de
comportamiento. Cuando un niño se porta mal, es importante darse cuenta de que el origen
puede estar en las sensaciones normales que no está siendo capaz de integrar.
Otra clave de disfunción en la integración sensorial es el retraso del habla; este depende de
muchas funciones sensomotoras y tiende a ralentizarse si alguna parte del cerebro no funciona
completamente.
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Actividades para la independencia funcional 3.
Integración sensorial
El niño con disfunción entiende las experiencias como desafíos más insuperables que otros
niños con un desarrollo normal, por eso, tienden a dudar más de sus capacidades,
Hay tres cosas que pueden contribuir a una imagen negativa de uno mismo:
Un problema físico
El primer paso es aceptar que se trata de un problema físico, y que el desorden de aprendizaje o
el problema de comportamiento son consecuencias de una disfunción en la integración
sensorial.
Es importante que aunque el niño se porte mal, los padres no le hagan una desaprobación que
perjudique su concepto como persona. Hay que ayudarle a entender que cosas son socialmente
aceptables y cuáles no.
El sistema nervioso del niño no es tan estable como el de los demás, por lo que una sobre
estimulación puede hacer que pierda el control de sus emociones.
Consejos:
Alternativas al castigo
Si el niño pierde los nervios o el control, los padres no deben castigarle, pues él ya se siente
bastante avergonzado. Lo que deben hacer es reducir la sobrecarga sensorial y después
ofrecerles sensaciones organizadas (un muñeco, su manta, etc.), y todavía mejor si le abrazan o
le cogen en brazos.
Disciplina
No se debe entrar en debate con el niño. Una vez los padres hayan tomado una decisión deben
decirle al niño lo que han decidido y por qué. Deben mantenerse fieles a la decisión que han
tomado, pues la disciplina debe contribuir a organizar el cerebro del niño y no a desorganizarlo.
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Actividades para la independencia funcional 3.
Integración sensorial
Expectativas
Cuando los padres les marquen a sus hijos expectativas, deben asegurarse que estén dentro de
las capacidades particulares de su sistema nervioso.
Acentuando lo positivo
Una forma de fomentar el concepto de sí mismo del niño es resaltando y comentando las cosas
positivas que hace, porque esto refuerza el buen comportamiento y aumenta la probabilidad de
que el niño vuelva a comportarse así.
Controlar el entorno
o Estructura
o El ambiente táctil
Se debe respetar las respuestas del niño a los estímulos sensoriales, ya que estas pueden ser
tanto positivas como negativas. Por ejemplo, si el niño rechaza un beso, no es algo personal,
sino que su sistema nervioso no es capaz de procesar esa información como algo agradable y
placentero.
Las respuestas de los niños a las señales vestibulares son tan variedades como a las señales
táctiles.
Si el niño pide mucha estimulación vestibular, hay que ofrecerle un entorno en el que su cuerpo
tenga libertad de movimiento. Las tareas domesticas en las que hay que levantar, cargar o
empujar pesos pueden proporcionar buena estimulación propioceptiva. El trabajo físico
proporciona las señales sensoriales y las respuestas adaptativas que organizan el sistema
nervioso.
La relación que mantiene el niño con la gravedad es muy importante; y la tarea de los padres es
muchas veces que el niño desarrolle esta relación, por ejemplo comprándole un columpio para
bebes y cuando crezca montarle en el del jardín. Nunca debe obligar al niño, debe ser él el que
organice su cerebro.
Algunos niños son excesivamente sensibles a los olores y/ o a los ruidos. Lo más importante es
que los padres deben darse cuenta de que los hijos perciben las cosas de manera diferente.
Deben protegerles de sensaciones desbordantes (mucho ruido u olores muy fuertes) pero no
pueden controlar siempre el ambiente, ya que esta fuera del alcance de cualquier padre.
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Actividades para la independencia funcional 3.
Integración sensorial
Cuando el niño siente que se le exige demasiado, tiende a hiperactuar o a distraerse con
demasiada facilidad. Se muestra hostil y agresivo, retraído o llora aparentemente sin razón.
La sociedad tiende a subestimar la importancia del juego. Si el niño no juega, los padres
piensan que ese tipo de juego, en concreto, no le interesa, sin embargo es porqué probablemente
tiene un problema y ese problema suele conllevar un desorden de procesamiento sensorial.
El ingrediente básico del juego es el impulso interior que el niño expresa para realizarse con
ente motor. Mediante el juego recibe el alimento sensorial procedente de su cuerpo y de la
gravedad, es esencial para su desarrollo motriz y emocional.
Si se observa que el niño se sobreexcita o se pone triste mientras juega, puede ser que esos
sentimientos procedan de un fallo en los mecanismos de procesamiento sensomotor. En este
caso los padres deben aportarle gran cantidad de apoyo emocional, pero sin pretender
controlarlos en lo que hacen, porque posiblemente lo vuelvan a intentar hasta que lo dominen.
Si los padres sospechan que sus hijos pueden padecer problemas en integración sensorial, sería
recomendable que consultara con su pediatra y educadores, y que estos le comentaran si
también sospechan. Si por el contrario les dicen a los padres que es mejor esperar y ver que
pasa; sería importante que estos buscaran otras fuentes de información para evaluar a su hijo,
deberían hablar con un terapeuta ocupacional.
A continuación, en este apartado se expone una sesión práctica propuesta por un grupo de
alumnos de Terapia Ocupacional para realizar con el resto de los alumnos de la clase, para
trabajar, reforzar los conceptos aprendidos, y experimentar como es una sesión de integración
sensorial.
La sesión se presenta como un circuito con distintas partes o fases en las que se trabajan de
forma práctica los componentes que se trabajan dentro de la integración sensorial.
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Actividades para la independencia funcional 3.
Integración sensorial
Por lo tanto, y en base a lo expuesto anteriormente, las partes o puntos de la sesión serían: el
sentido auditivo, el sentido táctil, el sentido gustativo, el sentido visual, el sentido olfativo, la
propiocepción, y el sentido vestibular.
I. Estimulación auditiva
Este tipo de estimulación se aplica a niños que sufren hipoacusia (disminución de la percepción
auditiva), esta puede ser:
Hipoacusia leve
Hipoacusia moderada
Hipoacusia severa
Hipoacusia profunda
Estos ejercicios que proponemos a continuación están orientados a estimular a niños que sufren
una hipoacusia profunda (Pérdida auditiva que supera los 90 dB H.L., en la que afecta las
funciones de alerta y orientación, estructuración, temporo-espacial y desarrollo intelectual y
social). Este tipo de hipoacusia puede surgir como consecuencia tras padecer enfermedades
como la gripe, el sarampión, etc. si alcanzan el oído interno. Aunque las causas principales de la
hipoacusia profunda son la meningitis y el laberinto-toxina.
La exposición a sustancias ototóxicas y principalmente de carácter farmacológico es otra de las
causas más importantes de hipoacusias profundas en la infancia.
i. Discriminación de silencio-sonido.
Ponemos una canción agradable durante unos 30” y la quitamos. Esperamos unos 10”
aproximadamente, y la volvemos a poner otros 30”. A continuación la quitamos y esperamos la
reacción del niño.
Utilizaremos un “instrumento musical” como puede ser una botella en cuyo interior hemos
introducido un puñado de lentejas o garbanzos, o un globo con unas cuantas piedras en su
interior.
El niño permanecerá con los ojos cerrados y sentado en el mismo lugar de la sala durante toda
la actividad, mientras nosotros nos movemos por la sala, parándonos en determinados lugares.
Una vez parados haremos ruido con el “instrumento” y el niño debe girar la cabeza hacia el
estimulo.
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Actividades para la independencia funcional 3.
Integración sensorial
Nos colocamos enfrente del niño con el “instrumento musical” y reproducimos un ritmo sencillo
que dure unos 9 ó 10”.
Si es necesario le movemos la mano con la que sujeta la botella, reproduciendo el ritmo que le
hemos representado momentos antes, después observamos su reacción.
a. ACTIVIDAD 1. El gusano.
- Serán necesarias como mínimo dos personas porque lo que se va a efectuar es la unión
de los lados de las colchonetas para que quede el niño dentro y le envolviese el tubo que
se forma con las mismas.
- Una vez que ya tenemos hecho dicho tubo, vamos a intentar balancear de un lado a
otro al niño de izquierda a derecha, así favorecemos la estimulación del sistema
vestibular y la propiocepción.
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Actividades para la independencia funcional 3.
Integración sensorial
b. ACTIVIDAD 2. La croqueta.
- Cuando el niño haya completado la actividad de embadurnación del pan, seguimos con
la del huevo que consiste en poner una zona de colchonetas en la cual el niño realice lo
mismo que en la del pan rallado pero esta vez va a haber una terapeuta que haga de
tenedor y le proporcione al niño movimientos con sus manos zarandeándolo de un lado
a otro, como si le estuviera echando el huevo.
- Y por último nos quedaría el paso final de la croqueta, que sería en la sartén para
freírle. Entonces para ello le vamos a decir al niño que se ponga de pie e imagine que se
está metiendo en la sartén (haciendo un cuadrado con colchonetas en otra zona) y que el
aceite empieza a estar cada vez más caliente entonces le decimos: ¿qué hacen las
croquetas cuando el aceite está muy caliente? Si vemos que al niño le cuesta contestar le
decimos: ¿saltar no?
- Toda esta actividad está indicada para niños con problemas en el sistema vestibular,
pero se puede trabajar más componentes a la vez para que sea más completa como por
ejemplo: pensamiento abstracto, atención, equilibrio, coordinación, propiocepción y
lenguaje.
Un ejemplo de patología que afecta a la propiocepción en niños sería por ejemplo el síndrome
de Guillain-Barré, que se trata de un trastorno neurológico en el que el sistema inmunitario del
cuerpo ataca a una parte del sistema nervioso periférico, la mielina, que es la capa aislante que
recubre los nervios. Cuando esto sucede, los nervios no pueden enviar las señales de forma
eficaz, el daño sensorial se caracteriza por la pérdida de la propiocepción (posición) y arreflexia
(Pérdida de reflejos), los músculos pierden su capacidad de responder a las órdenes del encéfalo
y éste recibe menos señales sensoriales del resto del cuerpo.
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Actividades para la independencia funcional 3.
Integración sensorial
El caso clínico que proponemos para que la actividad vaya enfocada hacia una patología en
concreto es el siguiente:
Un niño que nació prematuro (28 semanas) y con bajo peso (800gr y en los primeros días
descendió su peso a los 600gr). Tiene 4 años y presenta retraso madurativo. Actualmente
presenta hipersensibilidad táctil, lo que puede ser debido a sus experiencias negativas mientras
estuvo hospitalizado. Le molestan muchos tejidos de su ropa, rechaza alimentos y no se deja
tocar con facilidad. No expresa verbal ni corporalmente los placeres o displaceres que se le
presentan a través del contacto físico. Aún poniendo expresión facial de desagrado no es capaz
de retirar las manos al terapeuta cuando por ejemplo se le está proporcionando un estímulo a
través del masaje.
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Actividades para la independencia funcional 3.
Integración sensorial
Peluches
Rollos de cartón del papel (decorado situando un periscopio)
Estropajos
Lana
Etc.
V. Estimulación Gustativa
Marcos es un niño de 7 años le diagnosticaron parálisis cerebral a los dos años, su patología
está relacionada con tono muscular, postura y movimiento, entre algunos síntomas destacan
deficiencia intelectual, problemas en el lenguaje, problemas sensoriales o epilepsia, entre otros.
Marcos posee una parálisis cerebral mixta cuyos síntomas son hipertonía y contracciones
exageradas, hipotonía por lo que los movimientos no son coordinados, son lentas y no
controladas, además posee problemas de equilibrio, coordinación motora a nivel fino y grueso,
presentando una marcha defectuosa.
Llevamos semanas preparándolo y hoy vamos a realizar la actividad que consistirá en que a
través de un cuento, para hacérselo más atractivo, realizaremos la actividad primero
utilizaremos líquidos y posteriormente introduciremos sólidos, según vaya evolucionando
Marcos, para que también diferencie diferentes texturas a través de el órgano de la lengua y
pueda experimentar diversas sensaciones.
La actividad se desarrollará en el aula de psicomotricidad, le presentaremos a los personajes:
dulce, (princesa) salado, amargo y ácido, estos estará representados por smilies y nos indicará
cual es el correcto.
Con esto conseguiremos que aprenda a distinguir y a diferenciar sabores y diferentes texturas.
En una mesa tenemos dispuestos cinco cuencos, en los que habremos colocado los
distintos sabores, en cada uno de los cuencos tendremos agua con:
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Actividades para la independencia funcional 3.
Integración sensorial
azúcar,
con sal,
con limón
con picante
yogur natural
Mediante un cuento le pediremos que vaya venciendo a sus enemigos que son los
sabores amargo, salado, picante y agrio para poder rescatar a la princesa, que
tendrá el sabor dulce.
Dispondremos de smilies los cuales caracterizaran los sabores y vencerán a los
enemigos
Ácido Agrio
El niño vencerá y rescatará a la princesa del malvado profesor sabores cuando vaya
adivinando los sabores esto lo conseguirá cuando pruebe el sabor y le ponga el
smilie correspondiente.
Esta actividad consiste en presentar al niño diversos objetos cotidianos con olores
característicos y que él vea los objetos y nos diga qué objeto es, a qué le huele y si es o
no un olor agradable. Como en este caso las actividades van a ir dirigidas a un niño con
las características anteriores, conduciremos la actividad de una manera lúdica con una
historia en la cual él es el protagonista, esto favorece a la involucración y a la actitud
activa del individuo.
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Actividades para la independencia funcional 3.
Integración sensorial
Los materiales que le vamos a presentar son los que prosiguen: colonia, crema,
desodorante, canela, ajo, orégano, limón, vinagre, vela olorosa, toalla recién lavada.
DESARROLLO:
1º Situamos al niño en una sala tranquila para que centre toda su atención en la
actividad que se va a efectuar.
2º Explicamos al niño lo que vamos a hacer: - Vamos a jugar a una juego muy divertido
que se trata de imaginar que estás en el fantástico mundo de los olores en el cual solo se
vive oliendo las cosas entonces el que más olores tenga es el que vive mejor, y resulta
que tú eres el rey que es el que es el que más olores consigue y decide que cosas huelen
mal o bien, así que yo soy una chica que viene a ofrecerte los olores más maravillosos
del mundo para que seamos amigos y pueda estar contigo para compartir los olores y
jugar contigo, ¿vale?
4º Entonces lo que hacemos es presentarle los objetos siguiendo con la historia y él nos
tiene que decir si le resulta o no agradable el olor.
5º Una vez que el niño nos ha dicho su opinión, le solicitamos que nos diga a qué objeto
le corresponde cada olor.
6º Más adelante, le pedimos que nos diga a qué le recuerda ese olor, eso es para que
guarde un sentido para él y lo integre de un modo óptimo.
Esta actividad ha de quedar registrada con todos los datos aportados por el niño para que en las
siguientes sesiones se tome la referencia de la anterior sesión realizada y se pueda hacer un
seguimiento. Esto facilita la evaluación y diagnóstico para el terapeuta y el planteamiento de
los objetivos.
Los materiales siguen siendo los mismos que en la anterior actividad para que haya un
progreso en la que se va a presentar posteriormente.
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Actividades para la independencia funcional 3.
Integración sensorial
DESARROLLO:
1º Exponer al niño que vamos a seguir con la historia de antes, pero esta vez va a ser
más interesante aún porque va tener los ojos tapados con un pañuelo/antifaz. Ante todo
le preguntamos si le gusta la idea.
3º A continuación proseguimos a taparle los ojos con un pañuelo/antifaz una vez que le
hemos puesto en antecedentes.
4º Siguiendo con la historia nos hacemos pasar por un ciudadano y le pedimos que
huela unos objetos y que nos diga si huelen bien o mal.
5º Después le pedimos que nos diga qué objetos son, que los nombre.
6º Por último le solicitamos que nos diga a qué le recuerdan esos olores.
Esta actividad favorece para desarrollar el sentido del olfato del niño, la actitud activa en todo
momento ya que él es el actor principal de la actividad y muestra todo el interés y atención
requeridos.
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Actividades para la independencia funcional 3.
Integración sensorial
10. Bibliografía.
J.R. Gutiérrez Martínez. C. Tomé Nestal. Protocolos de Neurología. Ataxia Aguda. 2006.
[Internet]. [Consulta el 20 de noviembre de 2011]. Disponible en:
http://www.sccalp.org/boletin/46_supl1/BolPediatr2006_46_supl1_056-060.pdf
Ayres, J. Integración sensorial y el niño. Madrid. Ediciones: TEA S.A. 2008. 234 p. ISBN:
9788471749277.
C. Unamuno, Ricardo. Editor. Integración sensorial, una forma de abordaje. El cisne: Red
discapacidad. Edición digital. Buenos Aires. [internet][fecha acceso: 10/12/2011]Disponible en:
http://www.elcisne.org/ampliada.php?id=797
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