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Norma de moralidad. Escuelas éticas 1, LA NORMA DE MORALIDAD: CONCEPTO, DIVISIONES: "NORMA OBJETIVA Y NORMA SUBJETIVA, PROXIMA Y REMOTA El problema ético nace junto con el problema metafisico y el problema gnoseolégico en los albores de la humanidad. Y con las mismas caracteristicas: la divergencia de opiniones. Si hubo acuerdo en juzgar que existe lo bueno y lo malo en la conducta del hombre, que hay actos buenos y actos malos desde el punto de vista de la moral, no hubo undnime consenso nunca, ni lo hay actualmente, acerca de cuales son los patrones, los criterios, las normas o pautas que. deben guiar a la inteligencia humana para considerar buenos o malos los actos conscientes que realiza. Tampoco hubo acuerdo en sefialar la esencia del “bien moral”, que constituye el meollo de la Etica. En la Unidad 1 hemos explicado el cardcter normativo de la Etica (y del Derecho). Vamos a tratar de establecer ahora cuél es el concepto de norma moral y cudntas especificaciones se distin- guen en ese concepto. Norma o criterio de moralidad es una regla que permite juzgar si un acto es bueno o malo moralmente por la simple comparacién. mental que hacemos de ese acto con esa regla. Asi como, sin efec- tuar la divisién, sabemos que un numero de catorce cifras termi- nado en 8 es divisible por 2, asi, al comparar una accién humana 45 (robar, auxiliar a un accidentado en la via publica) con la regla de moralidad, previamente meditada y aceptada, juzgaremos que. es buena o mala. La Filosofia escolastica, siguiendo las grandes lineas de la Etica tomista, establece cudl es la norma de moralidad, a la que se deben ajustar los actos humanos. Se distinguen en el sistema escoldstico las siguientes especies de normas: “ a) Norma préxima y norma remota: la primera es aquella con la qué”se confronta inmediatamente el acto humano; la segunda es la que sirve de fundamento a la primera. ie ahh Now objetiva y norma subjetiva: la primera se apoya en el mismo de las cosas, en lo que es en si el acto humano al que se aplica: no depende de la ideologia ni de la modalidad peculiar del sujeto que la utiliza para hacer su valoracién; debe ser tal que su aceptacién esté al alcance de cualquier inteligencia humana. La segunda se apoya en el mismo sujeto que obra: vale para él, aunque eso no significa que no pueda valer también para los demas. Esta distincién es importante en la valoracién concreta de la conducta humana; porque a veces la norma subjetiva puede estar en desacuer- do con la objetiva; en tal caso el sujeto, por error o por ignoraricia invencible, puede y debe aplicar su norma subjetiva pensando que obra bien; en este caso el acto humano es subjetivamente bueno (y es lo que en definitiva importa), pero objetivamente malo. ©) Norma constitutiva y norma manifestativa: la-primera consti- tuye intrinsecamente la moralidad, es lo sustancial de la moralidad humana, es la que hace que el acto humato sé& y pueda Ilamarse moral; la segunda no hace otra cosa que manifestar esa moralidad. “Eso est4 bien”, “eso esta mal” son dos juicios de valor ligados a la cuestién moral. Pero, ¢qué es lo que esta bien? ¢qué es lo que esta mal? ¢qué es el bien y su contrario el mal? gqué es lo bueno y su contrario lo malo? ¢qué sentido tiene el cuestionamiento para- déjico de aquel nifio que preguntaba: “Por qué es tan bueno ser malo, y tan malo ser bueno?” Aclaremos los conceptos. El término “bueno” es relativo, es decir, se refiere a algo o a alguien. Cuando Santo Tomés trata de__ demostrar que todo agente obra por algun bien, explica que todo agente obra por un fin, que es algo determinado; y que eso algo determinado a lo cual tiende, necesariamente debe ser algo conve- niente al agente, porque no tenderia a eso algo determinado si no entrafiara para él alguna conveniencia. Y lo que es conveniente a alguien (0 a algo) eso es un bien. Por lo tanto todo agente obra Por un bien. Y puesto que es de la naturaleza del bien que termine~ el apetito, es decir, que el apetito se satisfaga en él, se concluye oe 46 que el bien es lo que es apetecible, en el sentido genérico de la palabra. =. . Ejemplifiquemos. Es apetecible para el sediento en una jornada calurosa del verano un vaso de agua fresca: por eso es un bien. Es apetecible para un enfermo muy dolorido ingerir una sustancia analgésica: por eso es un bien para él. Es apetecible para un em: pleado de- bajos ingresos ser ascendido a una categoria superior: por eso es un bien:para él. Ahora bien: lo bueno (genérico) se puede entender (especifica- mente) de: tres maneras: «2. 1) Bien itil: es to conveniente como medio para conseguir otro bien. ulterior: el’ dinero es un bien ttil para adquirir la propia vivienda, para comprar sustancias alimenticias, para comprar libros que favorecen el aprendizaje cientifico y técnico; el martillo es un bien util para clavar clavos y para armar cajones; el sobretodo y el tapado son bienes utiles para defenderse del frio en la temporada inyernal. “S' 2) Bién deleitable: es lo conveniente que produce un placer al “ cuerpo oval espiritu; opera en el area de_la sensibilidad (placer sen- sible) o en el area de las funciénes espiritual): una fruta sabrosa, un helado en un dia caluroso, un beso de carifio, dado o recibido, un asiento cémodo después de una cami- nata de dos horas, son ejemplos de placeres sensibles; la audicién de la sinfonia Ne.1 de Bizet, o de una vidalita, o del Concierto de Aranjuez; la contemplacién de la salida o de la puesta del sol, la visita a una exposicién de dleos o de dibujos; la alegria que se expe- rimenta al ver 2 un nifio feliz, el orgullo de sentirse hijo de un padre que dio su vida por la Patria, el gozo de haber dominado los propios impulsos,en una situacién critica, representan casos concretos de placeres espirituales. Si reflexionamos sobré estas dos especies de bien, el util y el deleitable; estaremos de acuerdo en afirmar que, aunque uno y otro son relativos’ (ésa es la naturaleza del bien), la relatividad es mayor en el caso del bien deleitable; porque Ia ttilidad se funda en la natura- leza misma del instrumento y de la accién para la cual se usa; mien- tras que el placer.proporcionado a una persona por otra persona, ~? por un Weenors por un objeto dependen mucho de las condiciones / organicas. y/o~ps{quicas del sujeto receptor (alto o bajo umbral ; absoluto y diferencial de sus sensaciones, tipo temperamental, in- { fluencia hereditaria, grado -de cultura, motivaciones e intereses es- | tables y temporarios, etcétera). '~_, vy gene eP 3) Bien moral: es lo conveniente a la naturaleza racional en cuanto tal, es decir, en cuanto es racional; es lo que conforma a los 47 dictados de la recta razén. Si lo especifico del hombre, y lo que lo diferencia de las plantas y de los animales, es su racionalidad, se sigue que lo racional, lo que va conforme a razon es el bien propio del hombre, es decir, es bueno, bueno moralmente (aunque no lo sea en otro sentido). Asi, por ejemplo, es un bien moral el acto de obediencia a los padres, la accién de ayuda material a los damnifi- cados por las inundaciones del Norte del pais, el fiel cumplimiento de lo pactado o de lo prometido, la devolucién, dentro del plazo sefialado, del dinero o del objeto prestado, etcétera. Diego y Fernando estan esperando el émnibus, cerca de un kios- ko. A un sefior que va a comprar cigarrillos se le cae del bolsillo del pantalén un billete de diez mil pesos. Fernando corre, lo levanta y vuelve a donde est4 su amigo, diciéndole picarescamente: “Mira lo que encontré”. Diego le contesta: “Eso no esta bien, Fernando”. Fernando lo mira, se calla, se vuelve hacia el sefior que ya'se retira del kiosko, y le dice: “‘Sefior, se le ha cafdo este billete del bolsillo”. Cuando se retine, sonriente, con su amigo, Diego, también sonriente, le dice: “Eso esta bien, Fernando”. Dos frases sencillas, no filosé- ficas, pero que expresan naturalmente lo que es racional y lo que no es racional, lo que es bueno y lo que es malo en sentido moral. El bien util y el bien deleitable se dicen de cosas y de acciones; vl bien moral se dice, en rigor, sdlo del acto humano que es, como hemos explicado, el objeto de la Etica. Las consecuencias que pue- dan derivar del acto humano estan fuera del bien moral o del mal moral que lo constituyen: el joven que presta sus libros a un com- pafiero de estudios para que éste prepare sus ex&4menes hace una obra buena, aunque el compaiiero no estudie, o aunque estudie pero no apruebe la asignatura. La persona que destina la mitad de lo que sustrajo a los bienes del Estado para construir una sala en un hospital municipal, obra mal, aunque el efecto material de su accién constituye un bien fisico para Jos miembros de la, sociedad. El bien moral no esta refiido ni con el bien util ni con el bien deleitable; las tres especies de bien (y de mal) pertenecen a planos distintos pero no necesariamente incompatibles. El trabajo honesto es un acto moralmente bueno y su resultado es un n util (el dinero ganado); la_prostitucién es una actividad deshonesta, un mal . moral, y su resultado és un bien util (el dinero ganado). El almuerzo sobre la base de una dieta abundante y exquisita retine el bien moral y el bien deleitable, pero si se llega a la glotoneria el placer consti- tuiré un mal moral. Por consiguiente, la brisqueda del placer y/o de la utilidad no es en s{ misma una conducta inmoral. Si el Creador de la naturaleza humana ha puesto el placer como concomitante o como efecto de muchas acciones (por ejemplo, de las instintivas) es porque la ob- tencién de ese placer (dfgase lo mismo de la utilidad) responde a 48 una finalidad intentada por el Creador mediante esas acciones. El punto critico (el punto virtuoso, en términos aristotélicos) esta en yer qué funcién tienen el placer y la utilidad en la economia de los actos humanos; porque lo que debe ser tenido por inmoral es des- virtuar la finalidad insita en la naturaleza misma de las cosas. ESCUELAS ETICAS ANTIGUAS Y MODERNAS En los momentos en que el hombre reflexiona, cuando se pone a meditar en su interior ve claramente que “hay que hacer el bien” y “hay que evitar el mal”. Estos dos imperativos de la conciencia jnoral los encontramos en todos los sistemas filoséficos de todos los tiempos. Las discrepancias aparecen en las escuelas éticas cuan- do se investiga acerca de la esencia de la moralidad, cuando se quiere establecer la norma ética a partir de la cual se formularan los juicios de valoracién moral, cuando se intenta definir en qué consiste la conveniencia con la recta razén. Como no podemos operar con médulos matemiticos, es inevitable la interferencia de los fac- tores subjetivos en la organizacién de cualquier sistema moral. Agruparemos las principales corrientes éticas segtin la norma o criterio de moralidad en que se basan, lo cual determina casi siem- pre (y lo iremos indicando) una orientacién prefcrencial hacia cl bien Util, el bien deleitable o el bien moral. I. EL HEDONISMO. En cl siglo tv a.C. Aristipo de Cirene, que fund la escuela Cirenaica después de la muerte de Sécrates, soste- nia la moral del placer. Segiin él, para el hombre no existe més que un bien: Ia “hedoné” (el placer); por ello la suprema regla es el goce inmediato, ya que cl placer, una vez perdido, no se reco- bra mas. El sumo Bien de la vida consiste en el placer sensible ‘y actual; como los placeres corporalcs son los ms intensos, son, por consiguiente, los mds deseables, y deben ser preferidos a todos los demas. La sabiduria y Ja virtud consisten en buscar los medios para obtener la mayor cantidad posible de placer. Pero se debe obrar con prudencia, acomodandose a las circunstancias y conservando siempre la libertad interior y la tranquilidad; hay que dominar los placeres y no dejarse dominar por ellos. La prudencia aconseja tam- bién ajustar la conducta a las leyes establecidas, sobre todo a las leyes penales. "Un poco més tarde, hacia fines del siglo 1m a.C. aparece Epicuro, natural de Samos, maestro de “los filésofos del jardin” y fundador de la escuela que leva su nombre, el epicureismo. Epicuro también coloca en el placer el fundamento del comportamiento humano, pero 49 Yechaza ta regla del goce inmediato: hay que buscar los placeres que no, van seguidos de ninguna pena, los que no nos privan de un placer mayor, los que no son artificiales, los placeres tranquilos més bien que los placeres violentos. Los placeres del alma (el gozo) son mas elevados que los del cuerpo, que son carnales. Mediante la prudencia cl hombre debe buscar el equilibrio, la paz interior y la tranquilidad. El hedonismo de Epicuro no es tan grosero como el dc Aristipo, y hasta propone, mediante el ejercicio de las virtudes, como el valor, la templanza y la justicia, la busqueda de un cierto estado de tranquilidad o indiferencia, en la cual consistiria la fe- licidad. Il. EL UTILITARISMO. Es una cortiente que caracteriza al sigio xtx, siglo del positivismo, de la explosién industrial, cientifica y técnica. El bien sitil avala, fundamenta, excusa y justifica cualquier procedimiento en el seno de una sociedad que es tipicamente mate- rialista. En la mente de los poderosos se produce una desviacién: los ojos de la inteligencia quedan fascinados por los medios conquis- tados (el dinero en el sitial de honor) y los fines pierden su condi- cién de tales. Segtin Jeremias Bentham (1784-1832), hay que apli- car el criterio de lo util para procurar la mayor cantidad de dicha sensual; es necesario fijar una aritmética de los placeres que permita elegir entre éstos los que sean superiores por su intensidad, dura- cién y pureza; colocado el hombre entre el bien y el mal, que son inseparables, necesariamente elige lo mejor y mas util, aquello en que el placer excede al dolor, de modo que este exceso o utilidad es Ja base y medida de la moralidad. James Stuart Mill (1773-1833) adopta una postura semejante, pero aclara que no sdlo hay que tener la cantidad de placer, sino también la calidad; y que, en caso de conflicto entre el interés general y el particular, éste debe ser sacri- ficado (“Moral del interés general”). III. EL EVOLUCIONISMO. Herbert Spencer (1820-1903), pro- pulsor junto con Augusto Comte (1798-1857) de las teorias de la evolucién, expone en “Los datos de la Etica” que el hombre obra primero por egoismo y después por motivos altruistas, y que todo acto que promueve la vida y Ja evolucién es moralmente bueno (“Altruismo evolucionista”). Para Spencer las costumbres y las vir- tudes humanas son una parte de la historia natural: la moral no es otra cosa que una aplicacién de la biologia. Puesto que el hombre salié de la pura animalidad, la humanidad se elevé gradualmente hasta Ja razén y a todas las virtudes sociales. Por consiguiente, no hay que separar la moralidad humana de las costumbres de los ani- males, Usando términos bien todernos habriamos de afirmar que segun el evolucionismo ético “Etica” y “Etologia” se confunden. La 50. unica diferencia entre el hombre y el animal reside en que el altruis- mo del hombre se hace consciente y se extiende de la familia a la sociedad y a la humanidad entera (virtudes domésticas, virtudes sociales, filantropia y caridad). IV. MORAL DEL SENTIMIENTO Y MORAL DE LA SIMPATIA. Son dos escuelas morales del siglo xvimr que se apoyan en el area afectiva. La primera tiene como propulsor al irlandés Fr. Hutcheson (1694-1747), la segunda al escocés Adam Smith (1723-1790). La Moral del sentimiento pone en el “amor de benevolencia” la fuente de nues- tros juicios morales. ‘‘Sélo el sentimiento es capaz de hacernos co- nocer el deber —dice Hutcheson— porque la vida moral esta hecha de matices que sélo e] sentimiento puede captar. El sentimiento es el que forma los juicios de aprobacién o de reproche que hacemos de las personas y de las cosas, en virtud de una regla de benevolencia, que es su ley esencial”. La Moral de la simpatia sostiene que la sola benevolencia no basta, sino que es necesario que ese sentimiento esté regido por alguna norma de justicia y de reciprocidad que proceda de la razon y que haga de la simpatia natural un deber. La Moral consis- tira, pues, en desarrollar en si la simpatia desinteresada que nos hace gozar de la felicidad de los dem4s, compartiéndola, y que nos impulsa a obrar de manera tal que siempre merezcamos de parte de nuestros semejantes la simpatia mAs pura y universal. Vv. EL POSITIVISMO MORAL del siglo x1x declaraba que el Ultimo fundamento de la Moral lo constituyen Jas leyes positivas de la sociedad. Comite respaldé también esta teoria; enumera tres Teyes que establecen el progreso de la sociedad: ley del progreso intelectual, ley del progreso de la actividad y ley del progreso afec- tivo. El socidlogo Emilio Durkheim (1858-917) aseguraba que la dis- tincién entre el bien y el mal depende exclusivamente del influjo social, que puede ir cambiando con los tiempos, Juan J. Rousseau (1712-1778) afirmaba que antes del “Contrato Social” no habia Dere- cho ni Moral; con la vida social,comenzaron la moralidad y el dere- cho. La Moral depende del Estado, puesto que por el “Contrato So- cial” se verifica la total enajenacié6n de cada asociado con todos sus derechos a toda la comunidad. VI. MORALES RACIONALES. Establecen que el supremo fin del hombre esté en la perfeccién de nuestra naturaleza racional, y hacen derivar de la razén la norma de la moralidad. Distinguimos, en orden cronolégico, los siguientes sistemas: Platén (427-347) sostenia que todos los hombres aspiran a la felicidad, la cual es el Sumo Bien, que no consiste en el puro placer sensible. Al Bien Supremo se llega por contemplacién directa; y el 51 medio para Ilegar a él es la practica de la virtud, que es la cosa mas preciosa del mundo: “Todo cuanto oro hay encima y debajo de la tierra no es bastante para darlo en cambio por la virtud”, escribe cn el Tratado de Las Leyes. La virtud es una forma de asemejarse a Dios, que es “la medida de todas las cosas”; y el hombre, que es “el mas religioso de todos los vivientes”, si cultiva el amor de la verdad y de la sabiduria y se ejercita en pensar cosas inmortales y divinas, participara de la inmortalidad y de la felicidad de Dios; el hombre debe tratar de ser piadoso y de hacerse divino, en cuanto esto es posible al hombre, “porque nunca ser4 abandonado de los dioses el que se afana por hacerse justo y asemejarse a Dios, por la practica de la virtud, en cuanto es posible a un hombre”. En todos los didlogos de Platén, en unos mas que en otros, aparece ensalzada la virtud como medio que eleva al hombre por encima de lo sensible y lo acerca a Dios, de cuya felicidad participard y se hace justo y santo. Aristételes (384-322) construye una Etica finalista y eudemonista. ‘Toda accién humana esta orientada hacia algun fin, al cual va unida la felicidad (“eudaimonfa”). La perfeccién de Ja actividad mas noble de nuestra naturaleza, la intelectual, debe concluir en la contempla- cién de la verdad: en esto consiste la felicidad. A esto debe tender la vida humana, “al modo de los arqueros, que apuntan a un blanco bien sefialado”. La vida humana en todos sus actos debe ser gober- nada por /a razdn: en esto consiste esencialmente la vida virtuosa. Las teorfas morales de Aristételes estan contenidas en sus tres Eti- cas: Etica a Eudemo, Etica a Nicémaco y la Gran Moral. En la Etica a Eudemo sefiala Aristételes que el fin de la vida humana y la . felicidad estén en Dios: “De todos los bienes, serén tanto mejores | cuanto mas nos permitan conocer y contemplar a Dios. Esta es nues- tra mejor condicién y la regla mds segura y mAs preciosa para con- ducirnos ...” Teniendo en cuenta que el hombre puede alcanzar_su ultimo fin ya como mero individuo, ya como miembro de la familia, ya como miembro de la sociedad, Aristételes divide en tres partes el tratamiento de la Moral Filoséfica: Etica Mondstica, Etica Econé- mica y Etica Politica. La Etica de Aristételes tiene, como lade su maestro Platén, una orientacién religiosa; pero Aristételes es mucho més realista que Platén en sus conclusiones prdcticas. Existe, si, un Supremo Bien, pero no es el tinico bien: hay muchos bienes par- ticulares y analégicos.. Hay un Bien propio de Dios, otro de las sustancias celestes, otro de los hombres, otro de los animales, otro de las plantas, otro de los minerales. Y la Etica debe tratar del bien, de la perfeccién y de la felicidad que corresponde al hombre, con el fin de ajustar a ellos la orientacién practica de su conducta. 52 El ESTOICISMO tiene su principal representante en Zendn de Kition (336-264). Fundandose en que el hombre es una minima parte del universo, y en que éste esta gobernado por la Raz6n Divina, sostiene que el principio supremo de la virtud cs “vivir conforme a la Naturaleza, vivir conforme a la Raz6n”; la vida virtuosa consiste en obrar racional y libremente, ajustando la propia conducta al or- den universal de toda la Naturaleza, regida por la Razén universal. Este es el medio de asegurar la verdadera felicidad, que va unida siempre a la virtud, asi como el sufrimiento al vicio. La moral estoi- ca se basa en la relacién objetiva de las acciones humanas con un principio superior al hombre: la Razén Eterna que rige toda Ja Na- turaleza y el orden césmico universal. La razén humana es recta cuando se adecua exactamente a la Razén universal, es decir, a una ley eterna fija e inmutable. “La ley natural es una ley divina y posee como tal la fuerza de regular y medir lo que es justo y lo que es injusto”, decfa Zenén. Crisipo de Soles, a quien se debe principalmente el desarrollo y la precisién conceptual de la Moral estoica, afirmaba: “A uno y lo mismo llamamos Zeus, comin natura- leza de todo, destino y necesidad; y esto es también la justicia y el derecho, la unidad y la paz”. El ideal estoico de la virtud y de la moral estaba matizado con un sello de cierta insensibilidad (o aparente insensibilidad) que se conservé bastante en las actitudes estoicas de la Era Cristiana, por ejemplo, en el espafiol Séneca. Esta imagen del hombre estoico, del “sabio” segtin la concepcién estoica, ofrece un esquema en el que los rasgos humanos quedan totalmente desdibujados: — El sabio no debe dejarse impresionar por nada. — Debe mantenerse impasible ante el sufrimiento fisico y moral, ante el dolor y la enfermedad, ante la muerte, los bienes de fortuna y las opiniones de los hombres. — Debe distinguirse por su firmeza ante las contrariedades. — Ha de ser como una roca contra la que ‘se estrellan todas las olas. Ella esta firme y el oleaje se amansa en su derredor. — Debe mantenerse siempre en un mismo querer y no querer. — Agudntate y renuncia. LA TEORIA TOMISTA: Santo Tomds de Aquino, el genial co- mentador e intérprete de la Filosoffa aristotélica, perfecciona el sesgo finalista y eudemonista del filésofo griego, probando que la felicidad y la perfeccién deben ser accesibles a todos los seres hu- manos (no a unos pocos privilegiados, como pretendia el estagirita); enseftando que el orden moral es obligatorio, porque es querido por Dios, creador y legislador de la naturaleza humana. La perfeccién 53 del hombre consiste en acercarse a Dios, fin objetivo de la creatura racional, por medio de la practica de las virtudes morales. LA TEORIA ESCOLASTICA: La Filosofia escolastica, siguiendo las grandes Vneas de la Etica Tomista, establece cual es la norma de moralidad, a la que se deben ajustar los actos humanos; porque sélo conociendo cual es la regla o norma de moralidad podra saber el hombre cuéndo sus actos humanos son morales o inmorales, buc- nos o malos. Segan los escoldsticos la moralidad consiste en un principio intrinseco a los actos humanos. Hay actos que por su propia esencia son buenos, mientras que otros son malos, con independencia de la yoluntad de los hombres y aun de la misma voluntad de Dios. En efecto: cl BIEN MORAL significa LO QUE ES CONVENIENTE AL HOMBRE EN CUANTO TAL, es decir, en cuanto racional y libre; y el MAL MORAL significa LO QUE NO ES CONVENIENTE AL HOM- BRE EN CUANTO TAL. En otras palabras: la moralidad esta ligada a la esencia misma del hombre; esta esencia es estable, inmutable en cuanto tal. El hombre no puede cambiar su propia naturaleza; tampoco Dios, sin que el hombre deje de ser hombre. ¢Cual es la NORMA a la que debe ajustarse el hombre para saber cuéndo obra bien y cuando obra ma? La norma de moralidad debe ser tal que se fundamente en Dios, creador de toda la natura- leza, y que tenga en cuenta la naturaleza humana, por cuanto debera regular la moralidad de los actos humanos. 7 Partiendo de este supuesto, los escolasticos afirman que la nor- ma remota objetiva de la moralidad es, 0 la ley eterna de Dios, o \ la misma esencia divina. En cuanto a la norma prdxima objetiva, la | naturaleza racional es la constitutiva, y la recta razén es la_mani- festativa. La norma subjetiva de la moralidad es para cada uno su propia conciencia moral, es decir, el juicio teérico-practico con el cual el sujeto juzga que su accién, pasada o presente, es buena o mala, segiin la norma de moralidad previamente establecida. ~ El sentido y especificaciones de la conciencia moral son explica- dos en la Unidad 4. VII. LA MORAL KANTIANA. En la segunda mitad del siglo XVIII se ubica este sistema ético cuyo fundador fue el fildsofo ale- man Emmanuel Kant (1724-1804). Kant distingue la materia de la forma en los actos humanos. La materia es el objeto del acto, el contenido. La forma es el aspecto bajo el cual aparece al espiritu. La materia es lo que se hace, o lo que se omite; la forma es el por qué se hace, el por qué se omite. Las éticas MATERIALES pueden ser éticas de BIENES, éticas de FINES y éticas de VALORES. Las éticas de bienes apuntan a bienes materiales, a bienes espirituales, 34 a bienes sociales. Las éticas de fines pueden versar sobre fines ni turales o sobre fines sobrenaturales; pueden estar oricntada: la felicidad temporal o hacia Ja felicidad eterna. La ¢tica cristiana es una ética MATERIAL de fines ESPIRITUALES SOBRENATU- RALES. Kant trata el problema ético en su obra Critica de la Razén Practica. Su Etica no es una Etica material sino una Etica Formal. Kant se opone a cualquier tipo de Etica material porque piensa que una acci6n denota una voluntad pura y moral cuando cs hecha no por consideracién al contenido empirico, sino simplemente por respeto al deber. La moral no tiene que estar determinada por nin- gun bien, aunque se trate del Bien Supremo, de la suprema felicidad. La razén es que una Etica de esa indole seria una Etica hedonista y, ademas, no seria universal. Por otra parte la moral ha de ser autoénoma; y una Etica material es siempre heterdénoina, porque de- pende de algo que desde afuera de la voluntad impone leyes a esa misma voluntad. La Etica formal kantiana es la moral del deber por cl] deber: debo hacerlo porque debo hacerlo. Kant cstablece que las determi- naciones de la voluntad son juicios sintéticos “a priori” ya realiza- dos. La obligacién moral es un hecho indiscutible; lo,que hay que investigar es el derecho, es decir, el valor objetivo de esa obligacion. Tres clases de “maximas” dirigen la conducta humana: a) MAXIMAS SUBJETIVAS, vilidas solo para un determinado sujeto; por ejemplo, “pasearé una hora cada dia”, “haré ejer- cicios de matemiticas todos los dias con un compaficro de clase”. b) MAXIMAS UNIVERSALES HIPOTETICAS: dejan Ia obliga- cién supeditada a la libre eleccién del individuo, por cjemplo, “si quicres ser previsor, haz depdsitos regulares en alguna Caja de Ahorro”, “si de veras quieres tener contentos a ts padres, cstudia las lecciones que te sefialan los profesores”. MAXIMAS UNIVERSALES INCONDICIONADAS o IMPERA- TIVOS CATEGORICOS: son las que propiamente expresan la obligacién moral, por ejemplo, “no mates”, “no calumnies”. El imperativo categérico se puede traducir con tres férmulas distintas: c) 1) Obra de suerie que ta maxima de tu voluntad pueda valer siempre como principio de legislacion universal. 2) Obra de modo que en tu accién consideres a todos los hombres como fines y no como medios. 3) Obra de modo que puedas considerar a tu voluntad como legisladora universal. De estas tres formulas la primera es la fundamental. La ma- xima subjetiva de la voluntad de un individuo debe sujetarse a las leyes de la actividad humana para que sea realmente universal, y no de un modo material, sino formal; esto quiere decir que las maximas sc han de cumplir no por razén de su materia, de su contenido, ni por cualquier otro motivo egoista, aunque se trate del ultimo fin, sino por esta raz6n formal: que la maxima de cada uno pueda ser tomada como ley universal. El imperativo categérico es un juicio sintético practico “a prio- ri: prdctico, porque esta ordenado a la accion; a priori, porque tiene valor aunque no haya ningin hombre que lo cumpla. También es absoluio, en cuanto no depende de ningun bien al que esté orde- nado, o en cl que se fundamente. La obligacién se basta a si misma. Hay que obedecer a la ley por respeto a la ley. La buena voluntad consiste en querer bien y no en querer el bien. ¢De dénde emana el imperativo categérico? De la voluntad mis- ma, dice Kant. La autonomia de la voluntad consiste en que esta libre de cualquier motivo externo a ella que la determine, en que no sufre el influjo de ningiin bien, sino sélo el del imperativo ca- tegérico. gCémo puede mandarse la voluntad a si misma? Del siguiente modo: la voluntad inteligible quiere la ley necesariamente, mientras que la voluntad sensiiiva, que es el apetito scnsitivo, se resiste al cumplimiento de esa ley. La primera obliga a la segunda. VIII. LA ETICA MATERIAL DE LOS VALORES. Max Scheler (1874-1928) enfrenta la posicién racionalista de Kant y basa su moral en el intuicionismo emocional. Su obra principal, que publicé desde 1913 hasta 1916, y que él reconocié siempre como el centro de toda su filosofia, es El formatismo en la Etica y la Etica material de los valores. Lleva dos subtitulos, uno de los cuales es Consideraciones criticas sobre la ética de Kant. El simple enunciado de la obra y este segundo subtitulo prenuncian que el sistema ético de Scheler es la antitesis de la moral kantiana. Scheler, influenciado por Husserl, parte de las descripciones fe- nomenoldgicas y combate el formalismo de Kant. Coincide con éste en que la ética no tiene que depender de los bienes, pero defiende, contra el filésofo de Koenigsberg, una élica material basada en los valores. Por eso su ética, al no ser formal, sino material, y al no depender de los bienes, sino de los valores, es designada por él mis- mo ETICA MATERIAL DE LOS VALORES. ¢Cual es la teorfa de los valores en la concepcién scheleriana? Scheler observa que en el flujo de lo vivido se presentan contenidos que no tienen significaciones directas y que, a pesar de eso, son acios intencionales, perfectamente comprensibles; por ejemplo: al experimentar la belleza o la bondad no se captan directamente las significaciones de belleza, de bondad, sino sélo la cualidad de lo bello, de lo bueno. Para experimentar las cualidades irreductibles de lo bello no es necesario haber tenido previamente alguna idea de su significacién; es lo que sucede con el recién nacido. En otros casos, por el contrario, al aprehender la cualidad se presenta directamente la significacién; tal sucede con el color rojo, por ejemplo. La nocién intelectual de lo bello proviene de su signficacién efectuada; pero lo bello mismo es independiente de esa significacién. Max Scheler concluye que hay esencias que no estdn directamente unidas a sig- nificaciones; por consiguiente, no toda intuicién esencial tiene como caracteristica la adecuacién entre significacién y efectuacién. El dominio de las significaciones pertenece a Io inteligible, a lo légico. Los contenidos intencionales, sobre todo las esencias, que no estén unidos a significaciones, pertenecen a Io aldgico, a lo irra- cional: estén fuera del campo de lo inteligible. Las cualidades irre- ductibles, desprovistas de significaciones directas, tales como el bien y el mal, lo bello y lo feo, etc.. son esencias puras y al mismo tiempo esencias aldgicas e irracionales. Son los VALORES. “La fenomeno- logia de los valores, dice Max Scheler, es un campo de investigacio- nes completamente auténomo y no depende del que fundamenta la légica.” “La intencionalidad, en este caso, alcanza un aspecto de la cosa que no se reducirfa, seguin Scheler y los axidlogos, al orden de la conceptualizacién cognoscitiva, al orden de lo inteligible, y que, por cso, debe considerarse alégico, irracional: es el valor. Y si la intuicién que captura esencias on- toldgicas pucde Mamarse intuicién intelectual, la intuicién que captura va- lores debe Mamarse intuicién emocional. El orden de lo emocional, pues, ha sido elevado a la vida constitutiva de la intencionalidad; y los valores, como correlatos de vivencias, fundan un nuevo mundo fenomenolégico: el mundo de la vida cmocional que abre, dilata el concepto husserliano de conciencia. Para Husserl todo debe resolverse en cl plano de la intencio- nalidad cognoscitiva; al fin el hombre era un ser de puro conocimiento; para Scheler se dan las intencionalidades referidas al conocimiento y se dan las intencionalidades referidas a la estimacién emocional, referidas a los valores. Estamos ante cl ordre du coeur, de Pascal, ante el orden del coraz6n, ante las razones que la razén no enticnde, pero que no son por so menos reales.” 1 El acto intencional con contenido significativo es un acto inte- lectual. El acto intencional con contenido desprovisto de significa- cién es un valor, es un acto no intelectual y se caracteriza, segin 1 Casas, M.: Introduccién a la Filosofia, pag. 259. Scheler, como una infencionalidad emocional. Lo emocional no es una etapa confusa de la vida intelectual, no es un conocimiento os- curo que se aclara con la inteligencia, como querian Descartes, Leibniz y los demés racionalistas; tampoco es tan irreductible a lo intelectual que se limite a un simple estado sensual y caético, como se comenzé a pensar en el periodo postkantiano. Lo emocional es completamente opaco para la inteligencia, pero al mismo tiempo ofre- ce un caracter intencional muy particular. Max Scheler afirma que la intencionalidad emocional se dirige a contenidos inaccesibles a la intencionalidad intelectual. Es interesante observar esta interpretacién intencional de la vida emocional. Max Scheler estd con Pascal cuando éste habla de la “Iégica del corazén”, del “orden del corazén”; y afirma seguir a San Agustin en la concepcién de la vida emocional: “intencionalidad emocional” independiente de la “intencionalidad intelectual”; “amor” que, lejos de basarse en el conocimiento filoséfico, es el fundamiento de éste. La vida emocional presenta las tres siguientes capas: a) SENTIMIENTO PURO: es la especie mds caracteristica de la intencionalidad emocional. A esta capa se abre el mundo entero de los valores; el bien y el mal, lo sagrado y lo profano, lo noble y lo comtin, son datos directos del sentimiento puro. Esta primera capa de la intencionalidad emocional no da més que los valores aislados; se experimenta, por ejemplo, el sentimiento de la belleza de una estatua, sin percibir su grado ni su relacién con otros valores. b) ACTOS DE PREFERENCIA Y DE REPUGNANCIA: por me- dio de ellos se intuyen los grados de cada valor y el orden de los valores. La preferencia o repugnancia intuitiva es la que decide si el valor de una persona es superior al valor de otra; si el valor de persona es superior al valor de cosa; si los valores vitales son infe- riores a los valores espirituales, etc. Scheler advierte que estos actos de preterencia y de repugnancia son actos puros que se dirigen a los propios valores, y no actos empiricos que se ditigen a los bienes reales. Preferir un vals a una mazurka es un acto de preferencia empirica; en cambio preferir lo bello a lo agradable es un acto de preferencia pura. c) ACTOS DE AMOR Y DE ODIO: son los actos supremos de la intencionalidad emocional. Cuando se ama a una persona se per- ciben en ella. cualidades y valores que escapan al sujeto que no iente amor. El acto de amor hace las veces de un explorador que prepara al sujeto para percibir la vision de los valores: da luz para ver los valores que de otro modo serian invisibles. “El acto de amor no sigue al sentimiento puro de los valores y al acto de preferencia, sino que los precede como un guia.” La jerarquia de 1~ valores tiene en cuenta cuatro rangos, que son Gstos: 12) LO AGRADABLE Y LO DESAGRADABLE: constituyen el rango inferior de los valores; incluyen el dolor y el placer como sen- timientos puros; son valores que no pertenecen exclusivamente a la organizacion psicolégica del hombre. 22) LO VITAL Y LO NO VITAL: son valores irreductibles a los inferiores y a los superiores; incluyen lo noble y lo comtn, lo sano y lo malsano. Los valores del bienestar y de la prosperidad son valores instrumentales de los valores vitales. 3°) LO ESPIRITUAL Y LO NO ESPIRITUAL: se ofrecen a la intencionalidad emocional con el cardcter especial de lo elevado, que puede exigir el sacrificio de lo vital y de lo agradable. Se distinguen tres especies: a) lo bello y lo feo, con todo el dominio dependiente de los valores estéticos; b) los valores del derecho y sus contrarios, que son los que fun- damentan el orden juridico objetivo, independiente del Es- tado y de sus leyes; los valores del puro conocimiento, que se realizan en Ia filo- sofia. Los valores de las ciencias positivas y de la cultura son consecutivos.a los valores espirituales del saber puro. La alegria y la tristeza espirituales, los sentimientos de macién y de reprobacién, etc., corresponden a la intui cmocional de los valores espirituales. S 4°) LO SAGRADO Y LO PROFANO: son el rango supremo de la tabla de valores; se dirigen principalmente a la persona de Dios, a lo absoluto, y son el fundamento de los demas valores. “Todos los valores posibles, dice Scheler, se basan en el valor de un espiritu infinito y personal, y en el mundo de valores que se le presenta. Los ‘actos que aprehenden valores absolutos son posibles solamente mien- tras se realizan en contacto con lo divino, en Dios, por decirlo asi; y los. valores son valores absolutos solamente en cuanto pertenecen al mundo de los valores que se ofrecen a Dios.” La fe y la incredu- lidad, la piedad y la impiedad, Ja beatitud y la desesperacién son estados afectivos que corresponden a la intuicién emocional de lo sagrado y de lo divino. Los valores del culto y de los sacramentos son consecutivos a los valores de lo sagrado. Dentro de cada rango hay toda una gradacién entre los términos extremos, de positivo a negativo; por ejemplo: de lo bello (polo 59 positive) se pasa a lo feo (polo negativo) a través de lo regular mente bello, de lo poco bello, etc. Existen, ademés, varias relacio- nes formales, vlidas para todos los valores, que Max Scheler resu- me en estos cuatro AXIOMAS AXIOLOGICOS: 1%) La existencia de un valor positivo presenta en si misma un valor positivo particular. misma un 4 22) La existencia de un valor negativo presenta en valor negativo especial 3) La no-existencia de un valor positivo presenta en si misma un valor negativo especial. 42) La no-existencia de un valor negativo presenta en si misma un valor positivo particular. Estos axiomas son la base de la moral. EL DEBER SER se apoya en los valores positivos, y el NO DEBER SER, en valores ne- gativos. El DEBER SER se refiere a la realizacién de la existencia del valor sobre el que se funda; es intermedio entre el valor, al que supone, y la existencia de ese valor, a la que tiende. El DEBER SER supone la no-existencia de un valor positivo, y exige su reali- zacién; contiene la tendencia a suprimir un valor negativo existente. Se refiere, pues, a la no-existencia de un mal; supone una no-existen- cia y tiende a otra no-existencia: es negativo por ambos aspectos. Este es el signo de toda moral de obligacién, para la cual la norma es antes que el valor. Cuando se da un valor moral? Porque en ninguno de los ran- gos expuestos aparecen los valores morales. Los axiomas axiolégicos establecen que la existencia de un valor es en si misma un valor, positivo o negativo, segiin los casos. De aqui deduce Max Scheler que los valores morales estan relacionados necesariamente con los actos que realizan o tienden a realizar la existencia o la no-existencia de todos los demas valores. “El acto moralmente bueno es el que realiza o ticnde a realizar un valor Positive o uno de sus grados en tal o cual rango cualitativo de valores.” Por’ consiguiente, todos los rangos tienen una moral material. Y pucsto que Ip superioridad o inferioridad:de un valor se ofrece a los actos de Preferencia y de repugnancia emocionales, se puede decir que realizar un valor cual.uiera es moral cuando ese valor es conforme con el que ha sido preferido, y cuando esté en desacuerdo con aquel por el que se ha experi- mentado ‘repugnancia en la intuicién emocional. “El acto moralmente malo es el que realiza un valor que estd en coritra- diccién con el que ha sido preferido en la visién afectiva. Un ejemplo: el asesino prefiere el valor vital a la negacién de ese valor, como lo pre- Mfieren todos los hombres; al ascsinar realiza valores opucstos a los que él mismo considera como superiores: por eso su accién es inmoral. Pero Scheler dice algo mas: la ética debe tener en cuenta la jerarquia de los valores. Un acto que realiza, por ejemplo, cl valor de lo agradable, sera moral si al mismo tiempo tiene en cuenta la fealizacién de los valores pertenecientes a los rangos superiores. Por sta razén és inmoral ingerir exquisitos manjares-que provoquen la muerte; porque se realiza, sf, el valor de lo agradable, pero con per- juicio ‘de los valores vitales, que son superiores; tambiéri ser inimo- }al-el acto de desarrollar de tal modo las fuerzas fisicas que se cie- rrén por completo las puertas a la instruccién y a Ja cultura espi- ritual: tendriamos la realizacién de los valores vitales con perjuicio devlos valores del espiritu Max Scheler sefiala estos cinco axiomas para los valores morales: 1s) En el dominio de Ja voluntad el valor del bien es el que caracteriza Ja realizacién de un valor positivo. 2°) En el mismo dominio el valor del mal es el que caracteriza la realizacién de un valor negativo. 3e) Mas precisamente el valor del bien es el que caracteriza la realizacién de los valores positives pertenecientes al rango supremo 0 a los superiores. 42) El valor del mal es el que caracteriza tnicamente la rea- lizacién de los valores pertenecientes a los rangos inferiores, sin tener en cuenta los valores mas altos. 59) El criterio del bien y del mal se halla en la concordancia © la discordancia de ios valores tenidos en cuenta en el acto de realizacién con el valor preferido, 0 con aquel por cl que se siente repugnancia. Por ultimo Max Scheler afirma que el acto en el que se mani- fiestan los valores del bien y del mal no puede jams presentarse como una cosa: todo acto es la manifestacién de una persona. La persona fundamenta los actos y no los actos a la persona. Los valo- Tes morales estén unidos a actos en cuanto que en éstos se ofrece el ser mismo de la persona. De modo que el verdadero apoyo de los valores morales es la persona misma, y es su ser el que esencial- mente es bueno o malo. 1X. LR ETICA DE NIETZSCHE. Federico Guillermo Nietzsche (1844-1900) representa en los tiempos modernos la filosofia de la expansion vital y de la voluntad del poder. El hombre no est aca- bado en su hechura; hay que hacerlo, hay que crearlo: es el Super- hombre, que ha de suplantar a Dios. La pujanza vital, la voluntad del poder y el Superhombre se alian. Las morales en boga, sobre 61 todo la moral cristiana, son el recurso de que se valen los débiles, los esclavos, para defenderse de los fuertes, de los Superhombres. Como el débil no puede con el fuerte (porque es débil), se defiende de él acusAndolo en el terreno de la moral: “Ta no puedes someter- nos, no puedes explotarnos, jes pecado, es malo eso que haces con nosotros!” La moral cristiana es la moral de los esclavos, de los enfermos.. La compasién, la piedad son sentimientos que los cris- tianos consideran morales; pero con tales sentimientos jamas nacer4 el Superhombre. En “As{ hablaba Zaratustra”, una de sus obras més conocidas que retine aproximadamente 4.000 aforismos poéti- co-filoséficos de exaltado estilo, Nietzsche hace decir a Zaratustra: “{¥o os anuncio el Superhombre! El Superhombre es el sentido de Ia tie- rra. Diga vuestra voluntad: que el Superhombre sea el sentido de la tierra. iYo os exhorto, hermanos mfos, a permanecer fieles a la tierra y a no creer a los que os hablan de csperanzas supraterrestres! Son envenenadores, lo sepan, 0 no. iCentellee en vuestro amor el fulgor de una estrella! Diga vuestra espe- ranza: {Que yo dé a luz al Superhombre! Amargura existe aun en el céliz del mejor amor; asf te hace desear el Superhombre; asi te da sed a ti el creador. Sed del creador, flecha y deseo del Superhombre; dime, hermano mio, ges ¢sa tu voluntad del matrimonio? Vosotros, que os habéis entresacado a vosotros mismos, formaréis un dia un pueblo elegido, y de él naceré el Superhombre. Y sera el gran mediodia, cuando el hombre esté a la mitad de su trayecto, entre la bestia y el Superhombre, y celebre como su esperanza suprema su camino hacia el ocaso, porque ser4 el camino hacia una nueva majiana. Entonces el que desaparece se bendeciré a si mismo, a fin de pasar al otro lado, y el sol de su conocimiento estar4 en su _mediodia. jTODOS LOS DIOSES HAN MUERTO: AHORA VIVA EL SUPERHOMBRE! Sea ésta, Iegado el gran mediodia, nuestra postrera voluntad!” (Asi hablaba Zara: tustra, pags. 9, 47, 51, 55, 56.) En “Mas alla del bien y del mal” escribe Nietzsche que: “Mientras Ja utilidad que predomina en los juicios de valor morales sea solamente la utilidad del rebafio, mientras la mirada se dirija solamente a conservar la comunidad y se busque lo inmoral exacta y exclusivamente en lo que parece peligroso a la razén comun, no habré todavia ninguna moral del amor al préjimo... Una accién compasiva, por ejemplo, en la mejor época de los romanos no se Hama ni buena ni mala, ni moral ni inmoral; y si se la alaba, es posible que con esta alabanza se combine una suerte de desprecio involuntario cn Ja medida en que es relacionada con alguna accién que sirve para favorecer al conjunto, a la res publica. Al fin de cuentas el amor al prdjimo es siempre algo secundario, en parte convencional, y aparentemente arbitrario en relacién con el miedo ante ef prdjimo... Ciertos instintos fuertes y peligrosos, como el car4cter empren- dedor, la temeridad, el ser_vengativo, el disimulo, la codicia, la ambicién, que hasta entonces desde el punto de vista del bien comtin no sélo tenfan que ser respetados bajo nombres distintos de los anotados, por supuesto, sino también criados y fomentados (porque se los necesitaba contra el enemigo de la comunidad cuando ésta estaba en peligro), son percibidos oz ahora con fuerza en toda su peligrosidad..., y son estigmatizados paulati- namente como inmorales y expuestos a la calumnia.” (Mds alld del bien y del mal, pags. 102 y sigs.) La ética de Nietzsche, exaltada y pesimista a la vez, es de raiz esencialmente religiosa, a pesar de su violenta antirreligiosidad. Como él mismo lo confiesa, es “descendiente, par ambas ramas, de eclesisticos cristianos”. Tal vez un resentimiento religioso no supe- rado y su compleja y enfermiza constitucién psicofisica expliquen su ‘obsésién del Superhombre, su inconsistente “moral de los débiles” y su entusiasmo por la “voluntad del poder”, tres ideas madres que fascinaron a tantos idedlogos y pensadores europeos en la primera mitad del siglo xx. 3. COMENTARIOS CRITICOS Hemos enumerado las principales escuelas éticas que a lo largo de la historia de la filosofia han tenido alguna resonancia. Busca- mos el fundamento de la moral, la norma que objetivamente pueda ser aceptada por cualquier inteligencia humana para conocer cudn- do una conducta es moral y cudndo no lo es. — El hedonismo y el utilitarismo carecen de valor filoséfico: ni la regla del placer, ni la regla de la utilidad son reglas morales. zQuién podré convencerse de que es obligatorio buscar el placer 0 la_utilidad? — El evolucionismo queda descartado porque, como tal, seria un proceso determinista, como lo es la evolucién bioldgica; y al estar ausente el ejercicio de la libertad psicolégica, la cuestién moral des- aparece. En cuanto a la moral del sentimiento y de la simpatia, repetimos la critica hecha al hedonismo: aunque el area afectiva tiene gran influencia en la conducta humana, la moralidad de ésta nada tiene que ver con el sentimiento que la acompafia. — El positivismo moral, segin el cual la ley positiva impuesta por la sociedad es la ultima palabra, no resuelve la cucstidn ética. Porque si declaramos que un acto es moral porque lo prescribe la ley, o inmoral porque lo prohfbe la ley, surge espontanedamente la pregunta inevitable: ¢Y por qué lo manda la ley? ¢Por qué lo prohibe la ley? Es racional pensar que si el legislador —sea Dios 0 el hombre— ordena o prohibe una accién, por alguna raz6n orde- na lo que le parece bueno, y prohibe lo que le parece malo para los miembros de la sociedad. La ley es una pauta para la conducta moral en el orden prdctico, porque, sin necesidad de una reflexién filosOfica inmediata, suponemos que toda ley es moral (lo cual generalmente ocurre, aunque no siempre). 63

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