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Mi protesta

MI LAMENTO

Cuando el amor se impregna de extraña trascendencia,

y mis fronteras cruzan los altos ideales;

entonces me estremezco por el sin fin de cosas,

que muestran lo pequeño del accionar humano.

Qué grande es el abismo que crece entre los hombres,

distantes y revueltos, imbuidos en las urbes;

ajenos y enemigos en una misma casa,

la buena convivencia se encuentra en el olvido.

Nos duele la pobreza, nos duelen las hambrunas,

los niños mendigando, los viejos en la calle.

Nos duele tanta peste que está matando gente,

y nadie se conmueve, por nuestra indiferencia.

Encuentro tanta iglesia tan lejos de su norte,

y sus propios ungidos como lobos rapaces;

y a tantos feligreses perdidos por el mundo,

y a tan poco cristiano, siguiendo a Jesucristo.


La cruz fue levantada con dos palos cruzados.

Uno como queriendo juntar a Dios y al mundo,

el otro como uniendo los hombres como hermanos;

más somos egoístas, y tan poco fraternos.

No hay derecho en la tierra, solo mucha maldad,

y la ley de la selva se entroniza en el hombre;

que carece de Dios, y también de principios,

para dar rienda suelta a su instinto animal.

Donde quiera uno mire, la justicia es injusta.

El más fuerte doblega por doquier al más débil,

y no falta el que crece como las sanguijuelas;

carcomiendo a sus pares sin ninguna piedad.

No hay respeto en los hombres, no hay temor hacia Dios,

es por eso que mata sin tener compasión;

el no escucha los ruegos que suplican piedad,

pues pretende mostrar que es capaz de matar

El sicólogo dicta sus pautas a seguir,

para hacer de los hombres una gran sociedad;

y sus test discriminan y fabrican cesantes,

entre gente sencilla, que quisiera aportar.


¿Quién cambiará a los hombres de nuestra sociedad?

Indefenso el más débil ¿quién lo protegerá?

La clínica abortiva ser llena de dinero,

matando a tanto feto, como sea posible.

En un baño de sangre se habrá ido, tanto genio,

y tanta gente buena, para la humanidad;

por tener la licencia de impedir que nacieran,

y sentirnos los dueños de la vida y la muerte.

El político ofrece la última panacea,

el “Reino de los Cielos” ahora para el hombre;

una sociedad digna, fraterna, igualitaria,

y deja a Dios afuera, reinando lo de siempre.

Hay tanto, tanto líder que dice ser del pueblo,

que viste como el pueblo, que dice defenderlo;

y solamente quiere la gloria del poder,

para amasar fortunas de quienes lo apoyaron.

Caído el estatismo, mostró su gran verdad,

de un pueblo que sufría sin ser dueños de nada;

con un terrible atraso, pidiendo mil limosnas,

mientras sus dioses falsos vivían como reyes.


La macro economía progresa en todas partes,

conducida fielmente por el libre mercado;

dejando algunos pocos, dueños del mundo entero,

y a tantos despojados que sufren infortunios.

El consumismo atroz y neoliberal,

despoja las naciones más pobres del planeta.

Sus recursos humanos, y los no renovables,

estarán al servicio de naciones más ricas.

Que tristes son las guerras, con tanta cruel matanza,

con civiles huyendo, las mujeres violadas;

y elegimos felices a quienes las provocan,

y sentimos orgullo de nuestros armamentos.

La historia de los hombres está llena de sangre.

No hay peor enemigo que los pueblos vecinos.

No se puede vivir sin la guerra entre hermanos,

ni se puede librar de tenerlos al lado.

El científico quiere ser capaz de inventar,

algún arma efectiva, con la que destruir;

todos sus enemigos de la faz de la tierra,

y ya pueden lograrlo, dos mil veces si quieren.


No hay peor soledad, que no encontrar a nadie,

en una multitud que no sabe escuchar.

Ni peor compañía que dormir cada noche,

confiadamente al lado, de quién más nos destruye.

La conciencia sin Dios, tan solo es inconciencia.

En el hombre no existe la noción de las cosas,

sin que las contamine con su propio egoísmo;

porque el hombre carece, del amor y equilibrio.

Para cambiar al mundo, no bastan ideales.

El hombre, por el hombre, no puede hacer los cambios;

y solo cuando vemos el egoísmo nuestro,

y a Dios nos aferramos, aflora la empatía.

A tantos inocentes que sufren injusticias.

A tantos desvalidos que lloran impotentes,

y a todos los que sufren los males de este mundo;

quisiera compartirles, mi única esperanza.

Cuando Jesús murió con sus brazos abiertos,

como simbolizando las aves que protegen;

bajo sus suaves alas, sus pollos en peligro,

así podemos todos, hallar refugio en Cristo.


LA JUSTICIA

Yo protesto y reclamo por la gente mezquina,

que desangra a mi pueblo con el odio acecino.

Que se fija en detalles, para hacer un abismo,

entre quienes descienden de sus mismas raíces.

Es verdad que no hay justo, ni justicia perfecta,

porque el hombre no es recto ni tampoco inocente;

todos hemos fallado, por lo tanto no es justo,

exigir la justicia solo cuando conviene.

Hay jueces apegados fuertemente a la ley,

pero no a la justicia. Pero también existen,

los que al hacer justicia, desconocen la ley.

La justicia y la ley no deben divorciarse.

La justicia absoluta, cae generalmente

en absurda utopía. Solo en Cristo es factible

encontrar la justicia revestida de amor,

porque Dios siendo justo, murió en nuestro lugar.


La justicia implacable, que no tiene piedad,

es pariente cercana de la horrible venganza.

La justicia corrupta, que se vende por plata,

es común en personas que carecen de Dios.

La justicia es justicia, cuando pesas la gente,

con la misma balanza con que tú te pesaste.

Hay que ser inocente para lanzarle piedras,

al caído en errores, y que no nos salpique.

La justicia es más grande, cuando incluye el perdón.

Cuando borra los odios, evitando venganzas.

La justicia es justicia cuando va con amor,

cuando cura las penas y transforma al culpable.

No permitas Señor, que seamos injustos,

aunque existan razones para justificarnos.

Que es mejor el concierto de la paz interior,

y la paz entre hermanos, y contigo Señor.


PROTESTA

Como un niño que llora de haber sido expulsado,

desde el vientre materno, donde estaba feliz;

en el mundo lamentan los millones de seres,

que se ven despojados, cada día del pan.

Es mi hermano el que sufre de miseria en la calle,

también lo es el del campo, pobremente vestido;

y su hermano el banquero, tacaño y despectivo,

se olvida que al nacer vino al mundo desnudo.

No hay quién cubra los pies de mis pares descalzos,

ni quién lave las ropas del mendigo en la calle;

y al anciano sin casa nadie quiere hospedar,

y entre harapos y mugre se hace un lecho en el suelo.

Los que venden licores, son buenos empresarios,

que roban al borracho, dinero y dignidad.

Mas, la inmensa fortuna de quienes venden droga,

les permite comprar, al gobierno y los jueces.


Todo se vende hoy día, todo tiene su precio,

y las ofertas sobran al que quiera comprar.

Y el hombre se corrompe, se degrada y contagia,

en todas las esferas de nuestra sociedad.

Lo peor es que nadie reconoce su error,

e inventamos excusas justificando el mal.

Y no vemos la niña que empujada a venderse,

solo encuentra señores queriéndola explotar.

Este mundo no es mundo donde guste vivir.

La justicia es del rico, del que tiene poder.

La conciencia no existe, la mató la maldad.

La verdad es mentira, disfrazada no más.

La extorción y el peligro se nos dejan caer.

El drogado delinque con crueldad animal.

Los órganos humanos, se venden a buen precio,

y no hay nadie que ataje nuestro mundo alocado.

Extremistas bestiales hacen baños de sangre,

en virtud a caprichos de sus mentes cobardes.

Y hay madres que comercian con sus hijos nacidos,

de sus vientres henchidos de insensible maldad.


Y la pornografía que invade nuestras vidas,

destruye los principios morales y cristianos;

y en forma muy frecuente secuestra y viola niños.

Para expresar sus actos morbosos y corruptos.

Yo reclamo a la gente que posee dinero,

a caudales que sabe que jamás gastará;

a acordarse del pobre, de los niños y viejos,

que “el pan nuestro” se acaba, sin tener nada más.

E incentivo a los pobres a luchar por la vida,

a salir de su entorno deprimente y pasivo.

Que las puertas si se abren, a los hombres de esfuerzo,

y que Dios no abandona, cuando de Él nos asimos.

Yo convido a mis pares que busquemos a Cristo,

a morar en el mundo, y a vivir en nosotros.

Que si somos cristianos cambiaremos la historia,

decadente y terrible que vivimos ahora.


SIN LIMITE MORAL

El sadomasoquismo se impone como moda,

y a la degradación, llamamos apertura.

Muy pronto nos veremos igual como los perros,

que no tienen pudor, al encontrarse en celo.

Hoy la complicidad se llama tolerancia,

por eso toleramos lo que antes ofendía.

Hoy los homosexuales se casan, tienen hijos.

Mañana serán libres, estupro y pedofilia.

Quién pide tolerancia, no siempre es tolerante,

si no eres su compinche, tú sufres homofobia.

Mi Dios que están cambiadas las cosas de este mundo,

si nadie entiende nada, lo que estamos viviendo.

Como podrá entender un niño al ver su madre,

que llora de impotencia, porque su esposo infiel;

se acuesta cada noche con otros muchos hombres,

y llega de mañana, sin quererlos ni ver.


¿Dónde están los valores que Cristo nos dejara?

En donde el hombre es hombre, más la mujer, mujer.

Todo está corrompido, como en los viejos tiempos,

de Sodoma y Gomorra que fueron destruidas.

Dios ama a los varones que son homosexuales,

mas, no a la aberración del homosexualismo.

Tú puedes aferrarte, si quieres, a este mal.

Pero estarás sin Dios, mientras sigas así.

O puedes caminar en busca del Señor,

quién puede transformarte, por su divina gracia;

y volverás a ser, un hombre nuevamente,

sin manchas degradantes, de tu oscuro pasado.


ASALARIADO

Hay tan poco cristiano viviendo el cristianismo,

y tanto mercader, que vende al mismo Cristo.

No es raro ver empresas que nacen con los diezmos,

cedidos a la iglesia, con afán misionero.

Jesucristo se vende, dejando utilidades

para el predicador, o sus congregaciones.

No vendas al Señor, ni menos por dinero,

ni culpes a mi Dios, por despojar al pobre.

Cualquiera es un pastor, por indocto que sea.

Cualquiera un sacerdote, que sincretiza a Cristo,

con la filosofía pagana de los griegos;

y viven como reyes por medio de los diezmos.

Para muchos Jesús es sentimentalismo,

filosofías huecas, o viejas tradiciones;

que no nos satisfacen, ni sanan nuestras almas,

y no están cimentadas en su Palabra Santa.


Más tú si quieres ser honesto y fiel pastor,

no llenes tus bolsillos a costa de los pobres.

Que el oro del Señor, jamás ha sido tuyo,

es para predicar de cristo al mundo entero.

No seas un Acán, ni corras con su suerte,

que más valioso es Dios, y más digno el amarle;

y por amor llevar al mundo su estandarte,

sin esperar más paga, que ser un siervo fiel.

El diezmo es del Señor, y es para predicar,

el evangelio eterno por todo el mundo entero.

Recuerda que es sagrado, recuerda que es de Dios,

y el mundo necesita de Jesús Nazareno.

De gracia recibiste su verdad redentora,

de gracia dalo al mundo, no como asalariado.

¿Qué sacas con granjear el mundo y sus riquezas,

si con ellas te pierdes, definitivamente.


EL HOMBRE

La humanidad ha sido capaz de dominar,

a todo lo que quiera, pero jamás al hombre.

El hombre es el que causa las más grandes tragedias.

Que a todos nos aquejan en nuestra sociedad.

Detrás de aquellas bestias, que por enriquecerse,

envenenan a niños con sus drogas malditas;

se encuentran muchas veces, los hombres respetables,

o aquellos de influencia de nuestra sociedad.

El mundo desunido por muchos de los ismos,

y credos y sofismas, que pretenden cambiarnos;

no son más que utopías creadas por el hombre,

para lograr que todos estemos divididos.

Incluso el pluralismo que ampara tantos males,

pues bajo su premisa, de respetar al otro;

permite se propaguen ideas y costumbres,

que han sido como un cáncer para la humanidad.


El hombre, aquella bestia, que se ampara en las sombras.

Que sin ningún principio ni rasgo humanitario,

se siente con derecho de colocar sus bombas,

en nombre de utopías que nos bañan de sangre.

El fanatismo impera por todos los rincones,

colmados de secuaces, sanguinarios y crueles;

que no trepidarán en quitarles la vida,

a quienes no comparten, o rechacen sus dogmas.

Para captar adeptos se visten muchas veces,

de ropas religiosas, y un manto de piedad;

y nadie se da cuenta, de este terrible engaño,

pues casi nadie piensa, solo siente emoción.

El hombre es una bestia, feroz y despiadada,

por eso es que prepara sus armas destructoras;

con que dañar al mundo, sin importarle nada,

que sufran inocentes, o mueran por montones.

El hombre es quién nos tiene sumido en pestilencias.

Con el clima cambiado, la tierra un basural,

el mar contaminado, los bosques arrasados;

y el aire todo lleno de tantas poluciones.


El hombre es quién nos dice que todo está muy bien,

que mañana será mucho mejor aún.

Que con educación, cultura y voluntad,

fundaremos el mundo con que todos soñamos.

Como si uno olvidara que también en la cárcel

se encuentra gente culta, con muchos pergaminos.

Pero que sin embargo, no por ello son buenos.

El cuello y la corbata también se encuentran presos.

Para cambiar al hombre, no es que necesitemos,

ni más educación, cultura o voluntad.

Existe algo faltante más allá de los hombres,

y eso se llama Dios. Sin Él, no somos nada.

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