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BANDURA
BANDURA
De la teoría a la práctica
Para darle una base empírica a su teoría, Albert Bandura, desarrolló el experimento
del muñeco bobo. Trata de conciliar su teoría del aprendizaje por observación con
la agresividad. El objetivo, era llegar a una conclusión sobre la influencia que ejercía
la violencia que observaban los niños en modelos (más adelante se desarrollaría el
experimento enfocado a conocer la influencia de la agresividad observada en
televisión).
Sin embargo, no todo es blanco o negro. Para que una conducta se desarrolle,
hacen falta más elementos que la observación y un modelo que la ejecute.
Es más, para que un modelo sea apropiado, debe “ser atractivo y de interés para
la persona modelada”. Aquí también juega un papel importante la cultura. No
cualquier persona servirá de modelo para cualquier niño en cualquier contexto.
Es cierto que el niño, al observar al modelo realizar conductas agresivas, integra
este modo de responder en su repertorio conductual y esto aumenta la probabilidad
de emitir una respuesta de este tipo, pero no es totalmente determinante.
Las personas tenemos conciencia, capacidad de decisión y potestad para elegir.
Por tanto, una vez adquirido el aprendizaje, el niño debe querer ponerlo en marcha
en ese momento. Seleccionar esa conducta como la más adecuada para ese
momento, en función de sus objetivos.
En este experimento, algo que influye en la conducta del niño, es que se enseña
como interactuar con un elemento del que no tienen experiencia previa (el muñeco
es nuevo para ellos), por tanto, se restringe la libertad en cierto modo, ya que se le
facilita la conducta. Es decir, será distinto el comportamiento del niño en función de
las posibilidades de elección que tenga para reaccionar ante una determinada
situación.
1- Atención
2- Retención
3- Reproducción
Pero para la reproducción con éxito necesitas un conocimiento previo. Por ejemplo,
si no sabes patinar, ver vídeos de patinaje no te hará aprender. Pero si ya sabes
hacerlo, esta visualización hará que mejores tus habilidades. Es importante tener
en cuenta que la capacidad de imitar comportamientos va mejorando poco a poco
con la práctica.
4- Motivación
Para aprender, la persona en cuestión debe tener motivos para querer hacerlo. De
esto va a depender su capacidad para centrar la atención, retener y reproducir las
conductas. Claro que los motivos pueden ser positivos, que son los que nos
empujan a imitar un comportamiento, y negativos, que son los que nos empujan a
no imitar determinado comportamiento.
4 TEORIA DEL APRENDIZAJE SOCIAL O POR OBSERVACION
Esto es a causa de las predicciones que los chicos realizan. Por ejemplo, si cada
vez que Juan permanece sentado en su sitio, su profesor “A” no se lo valora (no le
dice “muy bien Juan, lo estas haciendo muy bien”), Juan seguirá haciendo lo que
más le interese en cada momento. Ahora bien, si el profesor “B” grita cada vez que
Juan se levanta y ordena que todo el mundo permanezca sentado, además de
enseñar que al levantarse hay una reprimenda, enseñará que hay que sentarse
cada vez que el grite. Por tanto, Juan y los demás niños sabrán que con A, da
igual si te sientas o no y con B, cuando grite y se enfade, hay que sentarse.
Es por esto, que el profesor en el aula, no solo está enseñando a realizar conductas
o comportamientos, si no que, según la teoría del aprendizaje social, crea
situaciones y patrones de respuesta.
Por otro lado, las expectativas que integran las personas, en este caso los niños,
no tienen que ser solamente las recibidas en primera persona. Por ejemplo, si el
chico más popular de la clase lo es por llevar a cabo conductas disruptivas o
problemáticas, muchos le imitarán para conseguir lo mismo: popularidad y atención.
Esto es algo muy potente a utilizar en el aula, si se utiliza bien. Pero no es así en la
mayoría de los casos… Lo que sería más eficaz a la hora de enseñar, sería alabar
cualquier cosa buena que realice el niño que actúa como modelo para la
mayoría de los alumnos, en lugar prestar atención a las cosas que no queremos
que repita.