Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
de personas sin ser conscientes de su efecto nocivo. Tendimos a aferrarnos a algo en concreto
pensando que ése será el fruto de nuestra felicidad, pero terminamos creando un vínculo que
nos desprovee de nuestra libertad. Si vinculamos nuestra felicidad a algo o a alguien, el
disfrute de nuestra vida estará en peligro ya que estar enganchados a una persona, o a un
objeto, nos consume íntegramente y termina afectando nuestra salud mental.
“Yo soy yo y tú eres tú. No estoy en el mundo para colmar tus expectativas, ni
tú estás en el mundo para colmar las mías. Yo estoy para ser yo mismo y vivir
mi vida, tu estás para ser tú mismo y vivir tu vida. Si nos encontramos, ¡será
hermoso! Si no nos encontramos, nada habrá que hacer”
El psicólogo clínico argentino Walter Riso, autor de la obra Despegarse sin anestesia
(Editorial Planeta), asegura que ningún elemento es imprescindible para salir adelante.
Cuando ese elemento condiciona nuestra existencia sufrimos el apego o “incapacidad de
renunciar a un deseo cuando éste atenta contra tu salud mental, tu felicidad o tu incapacidad
de vida”. Por general, esta tendencia suele darse en personas con una personalidad obsesiva
y perfeccionista. Así mismo, como en todas las adicciones, la causa principal es la inmadurez
emocional del individuo, que le imposibilita a tolerar el dolor y la frustración y que saciará
mediante el apego. No obstante, este cuadro es generalizado y, como animales de costumbres,
todos podemos caer en la dependencia.
o Crear resistencia frente a los apegos. Como ocurre con el ejercicio, nuestra
resistencia aumenta en la medida que nos entrenamos. Lo mismo ocurre con
la dependencia: debemos entrenarnos a saber vivir sin aquello que nos
absorbe. Es aconsejable empezar con elementos sencillos que en tanto que
son rutinarios nos producen placer y romper paulatinamente con este hábito.
Por ejemplo, ponerse un trozo de chocolate en la boca y sacársela tal cual está.