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La crisis deja sin efecto la reforma
judicial de la que Avilés iba a ser
pionera
Los sindicatos creen que todo quedará en «medidas cosméticas que no
aportarán mejora alguna al usuario»
03.09.10 - 03:13 -
Si la reforma de la administración judicial, de la que Avilés iba a ser pionera, parecía
enquistada, la crisis económica ha acabado con cualquier esperanza de que se lleve a
cabo en lo que resta de legislatura. «A lo sumo, podrán poner en marcha alguna medida
cosmética que no aportará mejora alguna al usuario», protestaba, a preguntas de este
diario, el responsable de Justicia de Comisiones Obreras de Asturias, Juan José
Azcano.
Lo cierto es que, como él, el resto de sindicatos consultados por este diario confían en que
apenas se vean avances de calado el mes próximo, el enésimo plazo fijado por la
administración para avanzar en la implantación de la reforma desde que esta se anunció
hace ahora cinco años.
Para Azcano, el principal freno del proceso es ya el económico. «Después de habernos
bajado el sueldo a los funcionarios, ¿cómo van a plantear inversiones para las obras que
son necesarias o para renovar el sistema informático?», se preguntaba ayer el sindicalista.
De ese modo, ni siquiera Avilés, donde no serían necesarias reformas de ningún tipo
porque ya se ejecutaron en 2006, podrá plantearse asumir los cambios en la
administración de justicia que en 2005 se anunciaron a bombo y platillo.
Pero los sindicatos no son los únicos que dan por hecho que los reiterados anuncios
acerca de la puesta en marcha de la Nueva Oficina Judicial van a quedar, al menos por
ahora, en agua de borrajas. El juez decano de Avilés, José Luis Niño Romero, reconocía
este verano en declaraciones a este diario que la aplicación de la reforma en la ciudad
está «más en el aire que nunca». Por su parte, el presidente del Tribunal Superior de
Justicia del Principado de Asturias (TSJA), Ignacio Vidau, también señalaba públicamente
hace unas semanas que la implantación de la Nueva Oficina Judicial en Asturias está
resultando un proceso «lento» que atraviesa «muchas dificultades».
Exceso de optimismo
Para los sindicatos, los recortes presupuestarios que se han venido apuntando en los
últimos meses por parte del Gobierno central han sido sólo la puntilla a un proceso que se
anunció con un optimismo a todas luces excesivo. No en vano, desde las propias
organizaciones sindicales coincidían hace cinco años en considerar ajenos a la realidad
los plazos que se marcaba el Ministerio de Justicia para poner en marcha la reforma en las
diez ciudades elegidas para la experiencia piloto, entre ellas Avilés: el año 2006.
Desde entonces se fueron dando pasos, aunque con la lentitud que auguraban los
sindicatos y otras organizaciones profesionales relacionadas con la administración de la
Justicia. Así, se impulsaron los cambios legislativos necesarios para una reforma llamada
a modernizar una administración de Justicia que apenas conoció modificaciones de calado
desde el siglo XIX.
En el caso concreto de Avilés, en aquel año 2006 se ejecutaron las reformas previstas en
el edificio, de modo que las distintas dependencias se adaptasen al reparto de tareas y la
distribución de equipos de trabajo previsto en la Nueva Oficina Judicial, que básicamente
crea un gran cuerpo centralizado de funcionarios que atienden las necesidades de todos
los juzgados, a los que se adscribirán equipos mínimos.
Al tiempo se irían desarrollando los contactos entre las autoridades de las
administraciones de Justicia del Principado y del Ministerio -la puesta en marcha de la
reforma coincidió con el traspaso de las competencias de Justicia del Estado a la
comunidad autónoma-, con los distintos colectivos profesionales implicados, pero esos
contactos siempre fueron criticados por los sindicatos por su inconcreción.
Refuerzos de plantilla
Así, desde UGT denunciaban cómo se apuntaba que en Avilés se iba a ampliar la plantilla,
pero el anuncio quedaba en el aire mientras se aprobaban recortes presupuestarios y se
bajaba el sueldo a los funcionarios. Las dudas, añaden los sindicatos, son aún mayores en
casos como los de Oviedo o los de Gijón «donde habría que construir aún los edificios» en
los que se tendría que reubicar a la plantilla de funcionarios que, por ahora, seguirá
prestando sus servicios de acuerdo a una organización administrativa que, el propio
Gobierno central lo reconocía en el momento de anunciar la esperada reforma, puede
calificarse de decimonónica.

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