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Por Rodolfo Guillermo Pagán Rodezno*

La libertad de expresión es uno los derechos fundamentales para el fortalecimiento de la democracia y el estado de derecho, ya que constituye un mecanismo para
dar a conocer la opinión acerca de la realidad del país, la actuación de los gobernantes, las necesidades colectivas, generando así el debate necesario sobre los
asuntos de interés general.

La Constitución de la República y diversos tratados internacionales, como la Declaración Universal de Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos y la Convención Americana sobre Derechos Humanos entre otros, reconocen expresamente que todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de
expresión así como el derecho de difundirlas por cualquier medio de expresión.

En ese contexto los medios de comunicación juegan un papel muy importante, al convertirse en el mecanismo por el que la población puede expresar su
pensamiento y su opinión acerca la percepción sobre la realidad del país e incluso denunciar actos de corrupción de los que tengan conocimiento, por lo que los
medios de comunicación se convierten en una vía efectiva de contacto entre gobernantes y particulares.

Manipulación de los medios de comunicación

La manipulación de los medios de comunicación consiste en una serie de técnicas relacionadas entre sí con las que miembros de un determinado grupo crean una
imagen o una idea que favorece sus intereses particulares.1 Entre estas tácticas destacan las falacias lógicas y la propaganda, que a menudo implican la supresión de
información o de otros puntos de vista a través de su distorsión, induciendo a otras personas o grupos de personas a que dejen de escuchar algunos argumentos o,
simplemente, desviando su atención a otra parte. En Propaganda: The Formation of Men's Attitudes, Jacques Ellul afirma que la opinión pública solo se puede
expresar en canales de televisión producidos por los medios de comunicación, sin los que no existiría la propaganda.2 La manipulación de los medios de
comunicación se usa en las relaciones públicas, la propaganda, el marketing, etc, y aunque el objetivo que se persigue es diferente en cada ámbito, las técnicas
empleadas suelen ser muy parecidas. Como se muestra a continuación, muchos de los métodos modernos de manipulación de los medios de comunicación se
centran en formas de distracción, basadas en el supuesto de que el público tiene una capacidad de atención reducida.

La información subliminal es una técnica que se utiliza para comunicarse con la mente consiente a la vez que se envía un mensaje al subconsciente. De hecho, “la idea
es evitar la mente consciente y comunicar directamente con el subconsciente”. (Mortensen, 2007)

¿En qué consiste un mensaje?

Para poder entender que es un mensaje subliminal, como se forman, cuáles son sus consecuencias, como se lleva a cabo, a que se dirigen, entre otros puntos que se
tomó en consideración, primero se debe explicar en qué consiste un mensaje para lo cual nos remitimos como fuente primaria a la Real Academia Española, la cual
nos entrega el siguiente concepto, “Mensaje: Conjunto de señales, signos o símbolos que son objeto de una comunicación”. (RAE, 2001)
Los mensajes subliminales se utilizan a través de los medios de comunicación, por lo cual es muy importante determinar que son los medios de comunicación. Los
medios de comunicación son los mecanismos a través de los cuales las personas se expresan y comunican sus ideas al resto de la sociedad, es un hecho objetivo que
la totalidad de la sociedad es influida por los medios de comunicación en mayor o menor medida. Se mezclan en los medios intereses de todo tipo, desde intereses
políticos o económicos hasta intereses religiosos y morales.

El término telebasura (también conocida como televisión basura) se emplea a menudo para explicar una manera de concebir televisión que se caracteriza por emitir
programas que, de forma iterativa y machacona, promueven la alienación del individuo con la excusa del entretenimiento.

La programación actual de televisión tiende a abusar de la telebasura como una forma barata de llenar el tiempo de contenidos que no aportan conocimientos o
información que el individuo pueda aprovechar para mejorar su vida.

Se estima que la telebasura existe desde los años 1980 en Estados Unidos y desde los años 1990 en el resto del mundo audiovisual. Es un fenómeno televisivo
extremadamente complejo en su definición. Esto es así, por una parte, porque no se circunscribe a un único género televisivo, sino que afecta a buena parte de los
programas que componen las parrillas de programación. Y, por otra parte, no existen unos criterios inequívocos para catalogar un programa como telebasura.

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