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Sus tíos abuelosocuparon importantes cargos en España. Por ejemplo, Juan Veytia y
Linaje fue consejero de Indias y José Veytia, oidor del Despacho Universal de Indias.
Hugo Leicht en el libro Las Calles de Puebla menciona que miembros de la familia
Fernández y Veytia eran dueños de casas en la actual calle 4 norte, inmueble que pasó,
posteriormente, a ser de Mariano Fernández de Echeverría y Veytia.
En Europa,el joven Veytia se hizo amigo de Lorenzo Boturini, que posteriormente sería su
influencia en la Historia.
En Burgos fungió como alcalde y regidor perpetuo. En 1742 fue armado caballero de la
Orden de Santiago. A la muerte de su padre, en 1750, regresó a Puebla y se casó con Josefa
de Aróstegui Sánchez de la Peña.
Mariano Veytia renunció a diferentes cargos públicos para enfocar sus estudios en
Historia y hacerse cargo de algunas investigaciones que Boturini necesitaba para terminar su
trabajo sobre México.
Sin embargo, a la muerte de Lorenzo Boturini, Veytia decidió aprovechar los documentos
de la investigación y comenzó a escribir “Historia antigua de México”, su obra cumbre
publicada hasta 1836 y que hablaba sobre la ocupación del Anáhuac hasta mediados del siglo
XIV.
La conciencia criolla, nos dice Florescano, reconoce la tierra del origen, la necesidad
de recuperar el pasado indígena para sustentar una nueva legitimidad de la
ocupación del territorio, la creación de símbolos religiosos y culturales que fungieron
como elementos identitarios en una sociedad socavada por las diferencias, y la
construcción de una conciencia histórica que le asignaba a la patria criolla un
destino original, grandioso y bendecido por Dios1
Esta obra, objeto de nuestro estudio historiográfico, asienta que cuatro de las
advocaciones de la Virgen María (la de Guadalupe, la de los Remedios, la de la
Piedad y la de la Bala) protegen a la Ciudad de México.
La historiografía sobre esta obra, se inclina hacia dos posturas: aquella que forma
parte del Culto Mariano (al cual perteneció Fernández Veitia), y los que desestiman
la obra por considerar la apariciones de la Virgen de Guadalupe como una mentira
fraguada para inducir a los moradores de la Ciudad de México a conservar sus
férreas tradiciones religiosas a la Virgen María y aportar así a los maristas su
1
Florescano, Enrique (1999), “La Nueva Interpretación en la Historia del pasado mexicano” en Antología de
Conferencias “El historiador frente a la historia” México, UNAM p. 37.
3
Así Guadalupe Victpia, considera que la lectura de la obra debe hacerse tomando
en cuenta, en primer lugar, la imagen central: la Virgen de Guadalupe, como alfa y
omega del culto mariano imperante en la Nueva España durante el siglo XVIII.