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LINEAMIENTOS GENERALES DE POLI ́TICA DE DESARROLLO

PRODUCTIVO E INNOVACIÓ N-CHILE 2017

Integrantes:
Catalina Torrent
Fabiola González Bravo

Profesor: Carlos Á lvarez

Profesora Auxiliar: Macarena Andrade M.

Santiago,Diciembre de 2017
1. DIAGNÓ STICO

A pesar que Chile tuvo en los últimos 20 años una política de fomento productivo, competitividad e innovación,
el problema surge principalmente por la carencia de una estrategia regional, con programas e instrumentos
articulados en torno a ésta. Como se analiza en Devlin y Moguillansky (2010) la estrategia de transformación
productiva y una institucionalidad adecuada para su implementación fue fundamental en los países de
industrialización tardía, al avanzar en el desarrollo. La prueba está en la República de Corea que recientemente se
ha planteado reducir las brechas económicas entre las regiones, a partir de una estrategia focalizada en éstas
(OECD 2012).

Chile ha tenido, y aún tiene algunas en proceso, transformaciones relevantes en su sistema económico-social.
Estos cambios generan un contexto especial que hace más viable las actividades en ciencia, tecnologi ́a e
innovación y la obtención de sus logros. Así mismo, abrió por su propia iniciativa, la economi ́a, favoreciendo con
esto la importación y exportación de productos y servicios. Aunque este proceso provocó en un principio crisis en
muchas empresas, en particular por el método y la velocidad aplicados, acabó produciendo la reconversión de
una parte importante del sistema productivo, y desarrolló progresivamente un empresariado orientado a lograr
competitividad internacional.

Los instrumentos orientados específicamente a las regiones fueron algo excepcional, discontinuos y tardíos, por
lo que es preciso tomar en cuenta el contexto en que éstos actuaron, sin dejar de lado los instrumentos neutros
que ciertamente incidieron en los sectores productivos regionales. Para ello es preciso mencionar que durante las
últimas dos décadas la política de desarrollo productivo en Chile respondió al modelo de crecimiento liderado por
las exportaciones, basado en las ventajas competitivas del país, las que se traducen en productos: mineros,
agroindustriales, frutícolas, vitivinícola, forestales, de la pesca y acuicultura. Hasta hoy estos productos
representan más del 90% de la canasta de exportaciones chilenas. Estas se han convertido en la meta de cualquier
empresa importante o que pretende serlo. Paulatinamente, esta nueva actitud está dando paso a otra más
evolucionada, que consiste en un incipiente proceso de internacionalización de algunas empresas.Esta situación
ha provocado una demanda importante de tecnologi ́a. Para competir apropiadamente en los mercados
internacionales es necesario te- ner una tecnologi ́a comparable o superior a la de los competidores. Esto ha pro-
ducido un flujo considerable de transferencia tecnológica desde las empresas de punta a nivel internacional, sobre
todo en los sectores de recursos naturales (mineri ́a, energi ́a, forestal, agropecuaria) y de servicios. Más
recientemente ha co- menzado una demanda por innovación para diferenciarse de los competidores en la oferta
de productos y servicios.

Este tipo de políticas se enmarca en una concepción del estado subsidiario, que prioriza una intervención limitada,
destinada a superar determinadas fallas de mercado. Desde luego dentro de este marco al menos a nivel
discursivo, no se identifican las disparidades de crecimiento entre regiones como un problema que las políticas
públicas deban corregir, en última instancia, dichas disparidades son señales que el mercado entrega para que los
agentes tomen decisiones óptimas, por ejemplo que las familias migren a regiones donde las remuneraciones son
mejores. Así mismo debemos considerar que el modelo de desarrollo exportador chileno surgió a partir de la crisis
de la deuda externa de comienzos de los 80, por lo que las políticas en su inicio tuvieron tanto el objetivo de
remontar la crisis como el de instaurar un nuevo modelo de crecimiento (Moguillansky 1999). Las principales
medidas tomadas entonces fueron: la devaluación tendiente amantener un tipo de cambio alto como estímulo
fundamental al sector exportador; la reforma tributaria de 1984 para incentivar la inversión (Marfan 1984); una
nueva fase de privatizaciones de empresas productivas y bancos que habían sido intervenidos en la crisis para
evitar su quiebra (Castillo y Álvarez 1994). Cabe señalar que estas dos últimas políticas resultaron fundamentales
para la reestructuración de los grupos económicos.

A todo lo anterior se debe agregar el accionar de la CORFO, agencia gubernamental dependiente


administrativamente del Ministerio de Economía y cuyo foco fue nivelar la cancha para las pequeñas y medianas
empresas, a través de las políticas de fomento productivo y la innovación (Muñoz 2009; Rivas 2012; Ramírez et al
2010). Para ello fueron diseñados instrumentos orientados a combatir las fallas de mercado, disminuyendo las
asimetrías de información; las brechas de acceso al crédito entre PYMES y grandes empresas; reducir los costos
de transacción y posteriormente las externalidades asociadas a la innovación. En el caso de los instrumentos de
apoyo a la innovación, se crea el Programa de Desarrollo e Innovación Tecnológica, coordinado por el Ministerio
de Economía. Este programa definió cinco áreas prioritarias de intervención para el conjunto del sistema
(incluyendo a CORFO, CONICYT y la Fundación para la Innovación Agraria, FIA): Biotecnología, Tecnologías de
Información, Calidad, Producción Limpia y Prospectiva Tecnológica. Estas áreas fueron escogidas debido a su
transversalidad –desarrollos en casi todos los sectores de exportación chilenos- y además permitían avanzar en
competitividad. Dentro de este esquema se desarrollan los Consorcios Tecnológicos Empresariales, conformando
una alianza entre un grupo de empresas o un sector y las universidades (nacionales o extranjeras) para impulsar
un programa de investigación y desarrollo e innovación, con un propósito consensuado. También se crearon
instrumentos de apoyo al capital semilla, desarrollo de incubadoras, de redes ángeles, spin off corporativos y
empaquetamiento tecnológico.

América Latina según el Informe de Competitividad Global 2015-2016, establece que para crear un crecimiento
económico alto y sostenido, la región debe construir capacidad de resiliencia en contra de shocks económicos
externos. Las áreas en las que la región se encuentra en mayor desventaja son infraestructura, competencias e
innovación y es esencial que sean fortalecidas. Es urgente que la región enfrente sus desafíos de productividad
para fortalecer la competitividad, incluso en un ambiente de menor crecimiento. Pese a haber caído dos puestos
en el ranking global, Chile se mantiene como el país más competitivo de la región (35), seguido de Panamá (50) y
Costa Rica (52). Chile se ubicó en el lugar 35, de un total de 140 países, con un índice de 4,6 que es prácticamente
igual a la calificación de las últimas tres mediciones. Sin embargo, respecto a la medición anterior, Chile descendió
dos puestos. En los ejes principales, Chile está bien ubicado en requerimientos násicos y factores de eficiencia,
mientras que tiene una peor ubicación en factores de innovación y sofisticación. Las áreas en que registra mejor
evaluación son desarrollo de mercado financiero, ambiente macroeconómico e instituciones. Sin embargo, aún
existen desafíos pendientes en los pilares de salud y educación primaria, en sofisticación de los negocios y en la
eficiencia del mercado laboral. A los anteriores se deben sumar un bajo desempeño en las áreas de infraestructura
e innovación. En los indicadores específicos dentro de cada pilar, destacan aún como necesidades importantes de
mejoras: grado de poder de mercado, altos costos de despido, prácticas para la contratación y el despido, calidad
de la educación primaria, calidad de la educación matemática y científica, importaciones como porcentaje del PIB,
gasto en las empresas en investigación y desarrollo, entre otros. La evolución de Chile en ese periodo ha sido
negativa, deteriorando tanto su ranking dentro del total de países analizados en cada informe, como en la nota
obtenido en cada informe.
2. ANÁ LISIS DE POLI ́TICAS DE DESARROLLO PRODUCTIVO E INNOVACIÓ N EN EL CHILE ACTUAL

Desde mediados de los 80' y hasta ahora, el país ha tenido éxitos importantes en abrir la economía a las
oportunidades que brinda la globalización de los mercados, disminuir la pobreza en el país, mejorar el bienestar
de los habitantes, aplicar políticas sociales focalizadas en los más débiles, así como asegurar derechos mínimos
ciudadanos en las áreas de la educación, la salud y las pensiones. No obstante lo anterior, la mala distribución del
ingreso se ha transformado en un “nudo gordiano”, de carácter endémico y muy difícil de resolver. En el largo
plazo, existe consenso de que deben mejorarse sustancialmente los niveles de educación de la población, para así
generar las condiciones básicas y necesarias para un desarrollo que sea sustentable. Debe ser prioridad nacional
dar impulso a una reforma educacional que tenga como pilar básico forjar una educación de calidad para los
chilenos. Hay que tener presente que el ciclo educativo puede demorar hasta 20 años, antes de que empiece a
dar sus frutos. En consecuencia, resulta importante poder acompañar las políticas educacionales que son de largo
plazo con otras políticas de desarrollo, que se construyen a partir del corto plazo y que son consistentes con el
objetivo de un desarrollo económico y social inclusivo.

La economía chilena se caracteriza por una enorme heterogeneidad productiva, entre grandes empresas y
pequeñas empresas, entre territorios ricos y territorios pobres, entre sectores económicos dinámicos y sectores
atrasados. Los resultados de esta heterogeneidad están a la vista y precisamente son la mala distribución del
ingreso. La productividad del trabajo está en la base de la formación de los salarios y por lo tanto habría que
auscultar allí para poder establecer las remuneraciones del factor trabajo.

En el primer gobierno de Michelle Bachelet, se creó el Consejo de Innovación para la Competitividad (CNIC), una
institución público – privada que, en teoría, propondría las respuestas a los requerimientos productivos de la
nación (diversificación y sofisticación de la matriz productiva), considerando que en ese entonces éramos un país
productor de materias primas y dependiente del cobre. Básicamente, la nación se concentraría en fomentar dos
materias: Innovación y Competitividad. De esa forma se desarrolla una estrategia enfocada en priorizar esfuerzos
sobre aquellas actividades económicas que demostraran un alto potencial de desarrollo por sus encadenamientos
productivos (clusters). Obviamente esta decisión no fue arbitraria, de hecho, se solicitó un estudio a The Boston
Consulting Group para que identificara las actividades que cumplieran con ese objetivo. En ese momento, Chile
se encontraba en un proceso de profundización de su política comercial con la entrada en vigencia de importantes
acuerdos económicos con China y Japón. En ese momento todo demostraba una estrategia coordinada que nos
permitiría avanzar económicamente, por un lado, profundizando el acceso a mercados y, por otro, favoreciendo
el desarrollo productivo de los sectores: acuicultura, offshoring, turismo, porci-avicultura, minería del cobre,
fruticultura, alimentos procesados y servicios financieros.

La política de desarrollo nacional debiera apuntar entonces a reducir la heterogeneidad productiva y con ello se
aumentará la productividad de las empresas, acrecentarán las remuneraciones laborales y disminuirá la
desigualdad entre ricos y pobres.

Los énfasis que debiera tener una política de desarrollo inclusiva en el país:i)establecer una macroeconomía que
tenga como objetivos específicos el desarrollo económico integral, el crecimiento sostenido y la estabilidad
macroeconómica del país. Los responsables de la conducción de la política macroeconómica debieran ser el Banco
Central, el Ministerio de Hacienda, pero también el Ministerio de Economía.ii) apoyar el desarrollo productivo de
las empresas de menor tamaño. La productividad medida por ventas en una empresa “grande” es diez veces
mayor que en una PYME. Mejorar la productividad de las empresas de menor tamaño permitirá mejorar las
remuneraciones del 80 % de los trabajadores chilenos.ii)impulsar políticas de desarrollo económico local y
regional, estableciendo orientaciones y planes estratégicos de desarrollo, en cada caso. También es imperioso
poder avanzar en la regionalización, en la descentralización y en la desconcentración de la economía
nacional.iv)impulsar los emprendimientos basados en el desarrollo tecnológico y la innovación (I+D). El desarrollo
de la economía requiere agregar valor a las actuales exportaciones de recursos naturales, así como también de
empresas industriales y de servicios que sean líderes a nivel global. En síntesis, modelar una estrategia de
desarrollo económico para los próximos 20 años debiera ser una prioridad nacional, que permita lograr la igualdad
de oportunidades y mejorar la distribución de ingresos de los chilenos, en una mirada a largo plazo, independiente
del gobierno de turno que se encuentre.

Las principales distorsiones que se presentan en esta materia pueden agruparse en tres categorías: i) Generación
de externalidades positivas asociadas al desarrollo de ciertas actividades, lo que hace socialmente conveniente
un impulso adicional al que se obtiene únicamente a partir las fuerzas del mercado. ii) Existencia de asimetrías de
información y problemas de coordinación que dificultan una interacción fluida entre agentes económicos, para
lograr que se lleven a cabo ciertas actividades que los benefician a todos. iii) Carencia de bienes públicos re En

En Chile han existido variados casos de PDP que han tenido impactos significativos en el desarrollo de nuevos
sectores productivos competitivos, entre los que cabe mencionar la industria de la salmonicultura y de los
mitílidos, la vitivicultura y la industria olivícola, por nombrar algunos ejemplos. Con todo, no existe en el país una
tradición sistemática de trabajo concertado entre el sector público y el privado en torno a desafíos sectoriales, y
la propia coordinación del sector público es muy deficiente.queridos para generar un entorno adecuado para el
desarrollo de ciertas actividades

En relación a los distintos niveles de PDP, se puede plantear que a nivel de políticas horizontales se han establecido
importantes avances que han permitido mejorar el capital humano y las condiciones requeridas para impulsar con
mayor fuerza la innovación y el emprendimiento, pero aún no se han generado los resultados necesarios para ser
la base de un cambio estructural para Chile. De ahí que haya importantes desafíos en términos de políticas
horizontales por cubrir.

Desde el punto de vista de esfuerzos verticales, se pueden destacar ciertos casos exitosos, como el apoyo a la
instalación de la fábrica de contenedores refrigerados en San Antonio, en atención a su impacto en empleo y
desarrollo de la zona. El rol articulador que ejercieron organismos públicos en materia de capacitación de
trabajadores y de factibilidad del proyecto fue de vital importancia para la decisión de inversión de esta
transnacional. En esta misma línea cabe hacer mención al surgimiento de algunos sectores nuevos, como los casos
de la industria del salmón y de aceite de oliva, y la atracción de inversión extranjera en el ámbito de servicios
globales. Todos estos antecedentes permiten resaltar la necesidad de contar con una estructura de soporte que
brinde una intencionalidad y consistencia de largo plazo en los esfuerzos por aumentar la productividad y
desarrollo del país. Aunque hay iniciativas de gran reconocimiento e impacto -como es el caso de Startup Chile-
que traen al país talento emprendedor desde el extranjero posicionándonos mejor en las redes globales de
emprendimiento y se complementan con otras políticas, es difícil que se logre un impacto relevante para el país
en el mediano plazo.
3. PROPUESTA DE LOS OBJETIVOS DE UNA POLI ́TICA DE DESARROLLO PRODUCTIVO E
INNOVACIÓ N E IDENTIFICACIÓ N DE TRES CAMPOS DE POLI ́TICA

Existen varias formas de intervenir el desarrollo productivo mas neutral y menos interventora, y la que mas
consenso politico garantiza, por que al menos con ella hay un minimo comun denominador, es la generación de
bienes públicos de tipo horizontal, es decir bienes públicos que favorecen la competitividad, pero que no estan
adscritos a un sector en particular, sino que de alguna manera benefician a toda la actividad económica de la
sociedad, temas logisticos, en un mercado global, importa que los puertos funciones bien que las aduanas
funcionen bien, importa que las instituciones fundamentales funcionen bien, educacion, capacitacion, respeto a
los derechos, que no haya regulaciones expropiatorias que funcionen los tribunales,es decir, bienes públicos
horizontales, que haya un correcto funcionamiento del estado en su dimensión de recuperación y promoción
económica y enfasis en capital humano e infraestructura. Por tanto es posible pasar de la generación de bienes
públicos horizontales a Bienes publicos sectoriales, con alguna adscripcion de un sector en paticular, por ejemplo
los controles fitosanitario, un buen servicio agrícola y ganadero, es parte del estado, pero es escencial en la
agricultura para la exportación, los costos del control fitosanitario que deben pagar los turistas, es parte del
beneficio correlativo de un sector agrícola exportador, que tiene menos riesgo a emfermedades, plagas etc,
porque se controla con mayor fuerza. Otro ejemplo son los esfuerzos de promoción turística general en el
extranjero, son una generación de bienes publicos que difunden el conocimiento y permite que personas
conozcan a chile como un pais al cual se puede visitar. Por otra parte existen intervenciones mercado generan
alguna distorción porque favorecen algunos actores en vez de otros.

Es impresindible generar competividad y crecimiento económico y según los estudios realizados para aumentar la
productividad en nuestro paìs es necesario : educación y desarrollo profesional (learning by doing); Innovación
(nuevos productos y nuevos servicios); Acceso e implementación de tecnologías; infraestructura, competitividad
de los mercados; apertura comercial acceso a mercados más grandes.

Por tanto los Objetivos estrategicos a Realizar para una política de desarrollo productivo son los siguientes:

 Aumentar desarrollo de I+D publico-privado en cantidad de cienti ́ficos y tecnólogos activos tecnológica,
inversión privada (empresarial) en I+D, y actividad empresarial en negocios tecnológicos y de valor
agregado.
 Promover el desarrollo de inversiones estrategicas y planes de desarrollo sectoriales a través de la
creación de un fondo de inversión estratégica, programa de encadenamiento productivo,
emprendimiento publico-privado , plan de desarrollo turístico, y plan para la trazabilidad, sanidad y
calidad agropecuaria con el objeto de contribuir a aumentar la matriz productiva.
 Implementar infraestructura para el desarrollo productivo en puertos, transporte, recursos hidricos y
telecomunicaciones.
 Impulsar y fomentar el emprendimiento y la innovación a traves de la innovación publica, difusión
tecnológica, innovación empresarial y social, programas stratup, capital semilla, de manera de promover
y facilitar el emprendimiento
 Aumentar la eficiencia en la regulación y en la oferta de servicios públicos
4. ELABORACIÓ N A UN MAYOR NIVEL DE DETALLE DE UNA DE LAS REFORMAS O NUEVOS
PROGRAMAS.
5. BIBLIOGRAFIA

Castillo, M. y R. Álvarez (1998) “El liderazgo en las grandes empresas en Chile” Grandes empresas y
grupos latinoamericanos: expansión y desafíos en la era de la apertura y la globalización”, Wilson Peres
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