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LA RELAJACIÓN PARA LOS NIÑOS

Material de Trabajo
recopilado y elaborado por:

Blanca Mas Hesse


y Belén Marina Gras

1 .- REGULACIÓN EMOCIONAL: LA TÉCNICA DE LA TORTUGA


2 .- EVALUACIÓN DE LA RELAJACIÓN
3 .- TÉCNICAS DE RELAJACIÓN
3.1 .- LA RESPIRACIÓN
3.2 .- LA RELAJACIÓN MUSCULAR
3.3 .- IMAGINACIÓN GUIADA

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LA RELAJACIÓN PARA LOS NIÑOS

1.- LA TÉCNICA DE LA TORTUGA

Cuando una tortuga se siente amenazada, se repliega dentro de su


concha. La técnica de la tortuga es un juego en el que se le pide al niño tres
cosas: cuando se le diga la palabra clave “tortuga”, que imagine que es una
tortuga que se esconde en su caparazón, doblando y juntando los brazos a sus
cuerpos, inclinando la cabeza y cerrando los ojos, que relaje sus músculos para
hacer frente a las tensiones emocionales, y que busque respuestas alternativas
adecuadas socialmente para solucionar los problemas.

La técnica de la tortuga es apropiada para niños de educación infantil y


primera etapa de Primaria. Esta técnica resulta de utilidad cuando un niño se
dé cuenta de que va a agredir a otro, cuando esté frustrado, enfadado o a
punto de iniciar una rabieta.

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1º paso: Historia inicial:

“Antiguamente, una hermosa y joven tortuga de X años acababa de


empezar el colegio. Su nombre era Pequeña Tortuga. A ella no le gustaba
mucho ir al colé, prefería estar en casa con su hermano menor y con su madre.
No le gustaba aprender cosas en el colegio, era quería correr, jugar... era
demasiado difícil y pesado hacer las fichas y copiar de la pizarra, o participar
en algunas de las actividades. No le gustaba escuchar al profesor, era más
divertido hacer ruidos de motores de coches que algunas de las cosas que el
profesor contaba, y nunca recordaba que no los tenía que hacer. A ella lo que
le gustaba era ir enredando con los demás niños, meterse con ellos, gastarles
bromas. Así que el colegio para ella era un poco duro.

Cada día en el camino hacia el colegio se decía a sí misma que lo haría


lo mejor posible para no meterse en líos. Pero a pesar de esto, era fácil que
algo o alguien la descontrolara, y al final siempre acababa enfadada, o se
peleaba o le castigaban.

“Siempre metida en líos”, pensaba, “como esto siga así voy a odiar al
colegio y a todos” y la Tortuga lo pasaba muy pero que muy mal.

Un día de los que peor se sentía, encontró a la más grande y vieja


Tortuga que ella hubiera podido imaginar. Era una vieja Tortuga que tenía más
de trescientos años y era tan grande como una montaña. La Pequeña tortuga
le hablaba con una vocecita tímida porque estaba algo asustada de la enorme
tortuga. Pero la vieja tortuga era tan amable como grande y estaba muy
dispuesta a ayudarla: “¡Oye! ¡Aquí!” dijo con su potente voz, “te contaré un
secreto. ¿Tú no te das cuenta que la solución a tus problemas la llevas encima
de ti?”. La pequeña tortuga no sabía de lo que estaba hablando. “¡Tu
caparazón! ¡Tu caparazón!” le gritaba “¿para qué tienes tu concha? Tú te
puedes esconder en tu concha siempre que tengas sentimientos de rabia, de
ira, siempre que tengas ganas de romper, de gritar, de pegar... Cuando estés
en tu concha puedes descansar un momento, hasta que ya no te sientas tan
enfadada. Así, la próxima vez que te enfades, ¡métete en tu concha!”.

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A la pequeña tortuga le gustó la idea, y estaba muy contenta de intentar


este nuevo secreto en la escuela.

Al día siguiente ya lo puso en práctica. De repente, un niño que estaba


cerca de ella accidentalmente le dio un golpe en la espalda. Empezó a sentirse
enfadada y estuvo a punto de perder sus nervios y devolverle el golpe, cuando,
de pronto, recordó lo que la vieja tortuga le había dicho. Se sujetó los brazos,
piernas y cabeza, tan rápido como el rayo, y se mantuvo quieta hasta que se le
pasó el enfado. Le gustó mucho lo bien que estaba en su concha, donde nadie
le podía molestar. Cuando salió, se sorprendió de encontrarse a su profesor
sonriéndole, contento y orgulloso de ella. Continuó usando su secreto el resto
del año. Lo utilizaba siempre que alguien o algo le molestaba, y también
cuando ella quería pegar o discutir con alguien. Cuando logró actuar de esta
forma tan diferente, se sintió muy contenta en clase, todo el mundo le admiraba
y querían saber cuál era su mágico secreto.”

Para practicar la técnica, el adulto dice: “Siento que me estoy enfadando


con X porque me pegó, pero podría ser fuerte y lista y hacer la Tortuga. Pongo
mis brazos y mis piernas cerrando mi cuerpo, y mi cabeza la inclino y apoyo mi
barbilla en mi pecho y digo: tortuga.” Hace una pausa y se queda sin decir
nada, y más tarde estando en la misma postura se dice: “es tan agradable estar
en mi concha que se me pasan las ganas de pegar a X”.

Luego se pide al niño que se imagine una escena parecida y que haga la
Tortuga. Se repite hasta que el niño lo haya comprendido. Inmediatamente se
premia la ejecución de la técnica.

No se debe reforzar la utilización de la técnica si se hace después de


que el niño ya ha pegado o ya se ha descontrolado. Poco a poco, el adulto deja
de decir la palabra “tortuga” para que pase a ser el propio niño el que se la
diga.

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2º paso: entrenamiento en relajación.

Se le cuenta al niño: “La pequeña tortuga iba a la escuela cada día más
contenta, y se introducía dentro de su concha cada vez que otros niños le
pegaban, le insultaban, le pintaban en su hoja, o cuando ella se encontraba
muy rabiosa, enfadada sin saber muy bien el motivo... Su profesor estaba muy
contento y le animaba a que lo siguiera haciendo y a veces le premiaba. Pero
la pequeña tortuga en ocasiones tenía sensaciones de enfado o rabia, o se
encontraba mal después de que se metiera en su concha y aunque se quedara
allí no desaparecían. Ella quería ser buena, llevarse bien con sus compañeros,
obtener el premio que a veces le daban, pero los sentimientos de enfado a
veces eran muy fuertes y le tentaban diciéndole pequeña tortuga, ¿por qué no
le devuelves el golpe cuando el profesor no te está mirando y te quedas tan
tranquila?... La tortuga no sabía qué hacer, estaba muy desconcertada, ella
quería meterse dentro de su concha pero esos sentimientos de enfado la
tentaban para hacerlo mal.

Entonces recordó a la vieja y sabia tortuga que la había ayudado hacía


tiempo. Antes de ir a la escuela corrió a la casa de la enorme tortuga, se lo
contó todo, y le preguntó qué podría hacer. Le dijo: “Tengo sentimientos de
enfado en mi estómago después de meterme en mi concha. Los sentimientos
me dicen que pegue pero yo no me quiero meter en líos. ¿Qué puedo hacer
para detener mis sentimientos de enfado?

La tortuga más sabia de las sabias tortugas de la ciudad tenía la


respuesta, sacudió por un momento su cabeza, se quedó un rato callada, y
entonces le dijo a la pequeña tortuga: “cuando estés dentro de tu concha,
relájate. Suelta todos tus músculos, y ponte en situación como si te fueras a
dormir, deja que tus manos cuelguen, relaja tus pies, no hagas nada de fuerza
con tu tripa, respira lenta y profundamente, deja ir todo tu cuerpo y los
sentimientos de enfado también se irán. Piensa en cosas bonitas y agradables
cuando te estés relajando. Si no te sale yo le diré a tu profesor que te enseñe”.

A la pequeña tortuga le gustó la idea. Al día siguiente cuando fue a la


escuela le contó a su profesor todo lo que la vieja tortuga le había enseñado.

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Cuando un compañero le hizo rabiar se metió en su concha y se relajó. Soltó


todos sus músculos y se quedó un ratito fijándose cómo la tensión y los malos
sentimientos desaparecían. La tortuga se puso muy contenta, continuó
consiguiendo más premios y alabanzas y al profesor le gustó tanto la idea que
le enseñó a toda la clase.

Para ayudar a que se relaje el niño, el adulto puede decir frases como
“Voy a contar al revés de 10 a 0, con cada número que diga vais a intentar
estar cada vez más y más relajados, como la pequeña y la bonita tortuga” Se
pueden utilizar también escenas agradables en imaginación mientras van
soltando los músculos, por ejemplo “imagínate que estás tumbado en un prado
verde, con la hierba muy suave y fresquita, y hace un sol muy bueno...”.

Cuando el niño haga la tortuga por iniciativa propia, se le premia al


principio siempre. Después, poco a poco debemos dejar de premiarle todas las
veces, para que el niño la haga tanto si hay premio como si no.

Cuando el niño ya sabe parar y relajarse, ya puede empezar a pensar en


cuál es la mejor manera de enfrentarse y solucionar el problema que le ha
hecho enfadarse. La tortuga no es una técnica para reprimir los sentimientos y
aguantarse, sino para controlarlos y buscar soluciones de forma racional y no
impulsiva.

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2.- Evaluación del entrenamiento en relajación

INVENTARIO DE INDICADORES DE TENSIÓN Y ANSIEDAD

NOMBRE __________________________
FECHA ____________________________

Las personas sienten de diferentes formas que están tensas o ansiosas.


Señale a continuación aquellas formas que se pueden aplicar a su caso:

1.- Sientes tensión en:


la frente ( )
la parte de atrás del cuello( )
el pecho ( )
los hombros ( )
el estómago ( )
la cara ( )
otras partes del cuerpo ( )
2.- Sudas ( )
3.- Tu corazón late deprisa ( )
4.- Puedes sentir los latidos de tu corazón ( )
5.- Puedes oír los latidos de tu corazón ( )
6.- Sientes rubor o calor en la cara ( )
7.- Sientes tu piel fría y húmeda ( )
8.- Te tiemblan:
a. las manos ( )
b. las piernas ( )
c. otras partes ( )
9.- Notas en tu estómago una sensación similar a la que siente cuando se para
de repente un ascensor ( )

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10.- Sientes náuseas en el estómago ( )


11- Notas que sujeta con demasiada fuerza las cosas (por ejemplo, el brazo de
la silla o el bolígrafo) ( )

12.- Te rascas una parte del cuerpo ( )


Zona que te rascas:
13.- Cuando tienes las piernas cruzadas mueves la que está encima, arriba y
abajo ( )
14.- Te muerdes las uñas ( )
15.- Te rechinan los dientes ( )
16.- Tienes problemas con el lenguaje ( )

Extraído de Behavior Analysis Forms for Clinical Intervention de Joseph R.


Cautela.
Research Press Company, Champaign, Illinois, 1977.

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ESCALA DE SIGNOS CONDUCTUALES DE RELAJACIÓN (SMITH, 1992)

A continuación se presentan una serie de signos conductuales de la


relajación. Indique el grado en que cada uno concuerda o describe a la persona
que está evaluando. Por favor, utilice la siguiente escala:

¿En qué grado concuerda el ítem que Vd. está leyendo con la persona
que está avaluando?

1.- No concuerda en absoluto.


2.- Concuerda ligeramente.
3.- Concuerda moderadamente.
4.- Concuerda muy bien.
5.- Concuerda extremadamente bien.

RESPIRACIÓN

1.- Ritmo de respiración lento 1 2 3 4 5

2.- Ritmo de respiración regular 1 2 3 4 5

3.- Aumento de la utilización del diafragma (estómago


1 2 3 4 5
levantándose y bajándose)

4.- Extensión reducida del pecho 1 2 3 4 5

POSTURA

5.- Hombros inclinados 1 2 3 4 5

6.- Cabeza ligeramente ladeada. 1 2 3 4 5

7.- Los brazos y otras partes del cuerpo se encuentran en


1 2 3 4 5
una posición abierta, relajada:

* mandíbulas ligeramente abiertas 1 2 3 4 5

* las palmas de las manos abiertas 1 2 3 4 5

* los dedos arqueados y no derechos o apretados 1 2 3 4 5

* las rodillas y los pies señalando direcciones opuestas 1 2 3 4 5

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ACTIVIDAD MUSCULAR

8.- Escaso movimiento que denote inquietud:

1 2 3 4 5
* Ojos cerrados; sin parpadear, mirar alrededor o fijar la
mirada
* Sin moverse nerviosamente, tamborilear con los dedos o
1 2 3 4 5
con los pies, balancearse

* Sin mascar, morderse los labios, tragar saliva. 1 2 3 4 5

9.- Sin apretar y tensar 1 2 3 4 5

10.- El rostro, cuello, brazos y manos están suaves y sin


1 2 3 4 5
arrugar, sin signos de tics o venas o músculos extendidos

ACTIVIDAD AUTONÓMICA

11.- Sin ruidos estomacales 1 2 3 4 5

12. Sin venas palpitantes 1 2 3 4 5

13.- Sin manos frías 1 2 3 4 5

NOTA: Puntúe sumando puntos.

Extraído de Smith, J.C. (1992). Entrenamiento cognitivo conductual para la


relajación. Editorial Desclée De Brouwer.S.A., Bilbao.

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3.- TÉCNICAS DE RELAJACIÓN

Entre las distintas técnicas existentes hemos elegido desarrollar aquí


dos: la respiración y la relajación muscular de Jacobson.

3.1.- LA RESPIRACIÓN

A continuación ofrecemos diversas posibilidades para entrenar la


respiración, unas se expondrán de forma más extensa como soporte de las que
se ofrecerán de forma más escueta.

En todas ellas es importante que el terapeuta pida a los niños que le


escuchen y le miren para poder hacer luego todos juntos la actividad.

EL GLOBO

Puede realizarse tumbado o de pie.


 En este juego te vas a convertir en un globo que se infla y se desinfla.
 Cuando yo diga empezaras a coger aire despacito, lanzándolo hacía
tripita. Ahora, vas a comenzar a hinchar tu globo.
 Llena bien tus pulmones de aire, hinchando la tripa, tu tripa se va
hinchando como un globo. Mira como se hincha cada vez más tu tripa,
como un globo lleno de aire.
 Los niños mantienen un instante el aire en sus pulmones, no es
necesario forzar.
 Las manos se pueden mantener sobre el abdomen para notar como
asciende al coger aire.
 Cuando yo te diga o cuando veas que tu globo ya está bien hinchado,
deja salir muy despacito el aire del globo.
 Expulsa suavemente el aire por tu boca, suavemente.
 Qué gusto ahora que tu tripa está tan blandita, como un globo
desinflado.
 El ejercicio puede repetirse unas cinco veces.

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 La última vez el niño desinfla muy bien el globo; ¡Uf’! Ahora, tus brazos y
piernas también están completamente desinfladas…
 ¿Cómo te sientes, descansado, tranquilo, feliz...? Quédate así,
tranquilito disfrutando de tu cuerpo relajado.
 Cuando yo diga puedes mover los brazos, las piernas, estirarte como si
fueras un gato perezoso y cuando estés listo puedes levantarte.
 Al acabar se preguntara a los niños como se sentían y, en caso de ser
necesario, ayudarles a buscar la palabra que mejor denote su
sensación.

TU RESPIRACIÓN

Esté ejercicio requiere de un espacio suficiente para que los niños


puedan correr o saltar así como unas colchonetas en las que tumbarse (no son
imprescindibles pueden tumbarse también sobre unas toallas o unas mantas).
Si no hay sitio para tumbarse es posible hacerlo sentado.

 Vamos a conocer nuestra respiración. Cuando yo diga: a correr tenéis


que correr todos en el mismo sentido, (sino hay espacio suficiente el
ejercicio puede hacerse sin moverse del sitio). Cuando de una palmada
tenéis que dejar de correr y tumbaros en el suelo, de espaldas, entonces
os lleváis una mano a la tripa y notáis como sube y baja, como se
mueve, son vuestros pulmones llenándose y vaciándose de aire, Se
práctica antes de empezar la postura. Si fuera necesario se les ayuda.
 El terapeuta deja que los niños corran un poco, unos 30 seg. Y da la
palmada. A tumbarse con las manos en pecho y en la tripa ¿Sientes tu
respiración? ¿Cómo es rápida, lenta? Permanecen tumbados unos 20
seg.
 Levántate y ponte a correr otra vez, más deprisa, con todas tus ganas.
Los niños corren otros 30 seg. y se da otra palmada.
 A tumbarse, las manos sobre la tripa y el pecho. Siente tu respiración.
20 seg.

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 Y ahora ¿cómo es tu respiración? Se va haciendo más larga, más lenta.


¿Cómo te sientes? Empiezas a sentirte tranquilo y a gusto. Tal vez el
resto de tu cuerpo también se ha calmado y se siente blando y tranquilo.
 Otra vez, os levantáis y empezáis a correr con energía, con ganas.
Ahora cuando yo dé la palmada vais a andar despacito. Los niños
andarán unos 20 seg. Y cuando diga a tumbarse, os tumbareis con una
mano en la tripa ¿Cómo es ahora tu respiración? ¿Es igual que antes
cuando te tumbaste sin andar, o tal vez ahora es una respiración más
lenta, más profunda, llega hasta tu tripita (o abdomen según la edad)? Al
andar después de haber corrido tu cuerpo se recupera y tu respiración
es más tranquila. Recuperas el aliento más fácilmente.
 Ahora quédate tumbado, si quieres puedes cerrar los ojos, siguiendo tu
respiración, para ello solo tienes que darte cuenta de cómo sube y baja
la mano que está sobre la tripa, igual que la respiración mece tu mano,
mece todo tu cuerpo, produciéndote calma y bienestar. Los niños
pueden quedarse tumbados unos minutos siguiendo el flujo de la
respiración y el monitor puede añadir algún comentario del tipo “así muy
bien, ahora respiras suavito, el aire entra fácilmente y al salir se lleva
lejos de ti todo lo que ya no necesitas. Muy bien, deja que la respiración
meza tu cuerpo como mece tu mano”.
 Para acabar se les pide a los niños que muevan las manos, las piernas
que sacudan los brazos y las piernas y que cuando quieran abran los
ojos y se sienten lentamente. .
 Se puede comentar entre todos como se han sentido, que nombre daría
a la sensación que aparecía cuando se quedaban quietecitos respirando
lentamente.

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LA CUENTA

En este ejercicio no es necesario cambiar el ritmo de la respiración ni


influir en ella, sólo ir contando las inspiraciones y las espiraciones.

Puede hacerse de pie, sentado o tumbado.


 Mira tu respiración y empieza a respirar suavemente, sin forzar ni
cambiar tu respiración
 Ahora vas a contar sus inspiraciones y sus espiraciones de forma que
cada vez que tomas aire cuentas uno, al expulsarlo cuentas dos, al
tomar aire tres al expulsarlo cuatro, al tomar aire cinco, al expulsarlo seis
y entonces vuelves a empezar por el uno. Se práctica unos minutos (el
tiempo dependerá de la edad del niño y de su capacidad para estar
concentrado) Si el niño se distrae tiene que volver a empezar a contar
por el uno.
 Ya puedes dejar de contar, y volver a mirar tu respiración, respiras con
suavidad.
 Cuando quieras comienzas a moverte lentamente, te estiras y, si tienes
los ojos cerrados puedes abrirlos.

Existen varias alternativas: contar sólo las inspiraciones o contar sólo las
espiraciones.

Si los niños son más pequeños o encuentran difícil realizar el ejercicio se


les puede decir que imaginen que es su cumpleaños, hay una tarta con tantas
velas como años cumplen, cada vez que expulsen el aire tienen que apagar
una vela, al mismo tiempo que va contando las velas que apagan; cuando han
apagado todas las velas estas se vuelven a encender solas, son mágicas y hay
que volver a apagarlas...

El tiempo del ejercicio puede aumentarse con la practica.

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RESPIRACIÓN TRANQUILIZADORA

Poner atención en la respiración. No se intenta alterar ni su profundidad


ni su ritmo. Se trata sólo de respirar más despacio.

Sentados, con los ojos cerrados: Inhalar...... Exhalar...... Inhalar......


Exhalar.......

EL TAZÓN DE COLACAO

Para que los niños se familiaricen con su espiración se les pide que se
sienten en circulo, que lleven su atención a la respiración y que se imaginen
que tienen entre sus manos un tazón de leche con colacao, la leche está
caliente y humea, cada vez que expulsan el aire van a imaginarse que juegan
con el humo de la leche, pueden a mover el humo de un lado para otro,
empujarlo hacia arriba para que suba muchísimo,... para ello tendrán que
expulsar el aire por la boca muy despacito.

También se les puede pedir que cada vez que expulsen el aire soplen
suavito para enfriar la leche.

Para aprender a conocer su inspiración se realiza una variante del ejercicio


anterior, de nuevo se les pide que se imaginen que tienen delante un tazón de
colacao, está caliente, humea, aún no puede beberlo, pero cada vez que cojan
aire por la nariz respiran su olor tan agradable...

Ambas actividades acaban llevando de nuevo la atención a la respiración,


se les invita a moverse lentamente y, a abrir los ojos.

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RESPIRACIÓN PROFUNDA

1.-Aunque este ejercicio se puede practicar en diversas posturas la más


recomendable es boca arriba sobre una superficie bastante dura.
Dobla las rodillas y separa los pies unos 20 cm., dirigiéndolos suavemente
hacía afuera. Asegúrate de que tu columna vertebral está recta y se
mantiene recta durante el ejercicio.
2.- Explora tu cuerpo en busca de síntomas de tensión.
3.- Coloca una mano sobre tu pecho y otra sobre tu abdomen.
4.- Toma aire, lenta y profundamente, por la nariz y siente como llega hasta tu
abdomen, levantando la mano que habías colocado sobre él. El tórax solo
se moverá un poco, a la vez que el abdomen.
5.- Coloca la boca como si fueras a apagar una vela, sin forzarla. Expulsa el
aire suavemente, lentamente. Haciendo un ruido suave y relajante.
(También puedes sonreír ligeramente y expulsar el aire por la boca
haciendo un ruido suave y relajante).Concéntrate en el sonido y en la
sensación que te produce la respiración y empezaras a sentirte cada vez
más relajado.
6.- Haz unas respiraciones largas lentas y profundas.
7.- Al finalizar busca síntomas de tensión y compara con los que tenías al
comenzar el ejercicio.

SOY MEJOR

Si damos un paso más, la respiración puede ayudarnos a trabajar


cualidades importantes del niño, por ejemplo, le podemos pedir que cada vez
que coja aire se diga bajito “yo soy” y cada vez que lo expulsa se repita la
cualidad que queremos trabajar: por ejemplo bueno.

Inspiro … yo soy … espiro … bueno.

Inspiro … yo soy..... espiro … tranquilo.

También podemos inspirar la cualidad positiva que queramos instaurar


de tal forma que, cada vez que coja aire, el niño se sienta lleno de esa cualidad
y, cada vez que expulse el aire, aleje fuera de sí todo aquello que no le permita
alcanzar esa cualidad.

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GRANDE GRANDE, PEQUEÑO PEQUEÑO

Con la respiración podemos también trabajar el infinito y lo infinitesimal,


cada vez que coja aire, el niño se imaginara que crece, para ello nos valemos
de imágenes mentales: se va haciendo grande como el mar, grande como una
montaña, grande como el árbol más grande que conozca. Al expulsar el aire,
se recoge más y más en si mismo e imagina que es cada vez más pequeñito,
como la semilla de la que nació el árbol, como un grano de arena, como una
gota de agua y otra vez, inspira y crece, espira y se hace pequeño. Para
acabar volverá a centrarse en su respiración lenta y tranquila y su cuerpo del
tamaño habitual.

RESPIRO TRANQUILO

Dentro del entrenamiento autógeno, otra forma de llegar a la relajación,


existe una instrucción especifica de respiración que puede emplearse cuando
el niño se encuentre ya tranquilo. La formula dice así: Respiro tranquilo y se
repite lentamente unas 6 veces, dejando un pequeño intervalo entre ellas. El
niño (conviene que tenga más de 6 años) lleva toda su atención a la respiración
y se hace consciente de ella sin intentar forzarla ni modificarla. Repetirse esta
instrucción le ayudara a conseguir un estado de calma.

MI RESPIRACIÓN ME ACOMPAÑA SIEMPRE

Por último el niño deberá saber que la respiración siempre le acompaña,


que siempre que lo desee puede concentrarse en ella, para sentirse más
tranquilo, más confiado. El niño puede hacer una pausa y respirar cuando
siente la necesidad de clamarse. Puede respirar de forma consciente cuando
quiera hacer un descanso, tan natural como beber un vaso de agua e
hidratarse. El objetivo es que el que el niño aprenda a realizar estas pequeñas
paradas lo largo del día para tomar conciencia de su respiración y que la
respiración le devuelva o mantenga equilibrado.

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3.-2.- LA RELAJACIÓN MUSCULAR


Vamos a poner algunos ejemplos de relajación muscular.

TAN DURO COMO UNA PIEDRA TAN LIGERO COMO UNA PLUMA

Las metáforas de tensión y distensión las obtendremos del propio niño.


Normalmente los niños asemejan la dureza, la tensión, con los movimientos
estereotipados robóticos, los metales, las piedras etc. y la distensión con el
“blandiglu”, la gelatina, la goma después de haberla estirado al máximo, las
plumas, el algodón, las nubes blancas, etc. Así se le puede decir al niño:

“Ahora vas a poner todo tu cuerpo duro, tan duro como una piedra, pero
sin hacerte daño, aguanta un poco, date cuenta de lo duro que estás y afloja de
golpe. ¡Uf! Quédate blandito, tan blandito como una nube, tan ligero como una
pluma. ¿Qué sientes ahora que todo tu cuerpo está blandito? Siempre es
posible ablandar un poco más, así, ahora deja tu cuerpo un poco más blando.
Todo tu cuerpo tranquilo y relajado”.

El ciclo tensión soltar se repite un par de veces.

Pasado unos minutos se les pide a los niños que empiecen mover los
dedos de las manos, los brazos, las piernas que hagan una respiración
profunda que se estiren perezosos como los domingos por la mañana y que
vayan abriendo los ojos.

Este ejercicio puede hacerse tanto tumbado, sentado o de pie.

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DURO, DURO; SUAVE, SUAVE

Este es un ejercicio similar al anterior, el niño hace una tensión global


del cuerpo y a continuación suelta de golpe toda la tensión formada. Si fuera
necesario la terapeuta enseñara los ejercicios al niño.

Se realiza tumbado de espaldas con los brazos a lo largo del cuerpo.

El terapeuta pude decir: “Cuando yo os diga duro, duro tu cuerpo se


pondrá muy duro. Para conseguirlo cierra los puños y pon toda la fuerza que
puedas en tus brazos, llena tu cara de arrugas, la frente, aprieta, sin hacerte
daño, los párpados, junta con fuerza los labios, aprieta las muelas, al mismo
tiempo mete o saca la tripa y estira las puntas de los dedos de los pies de
forma que tus piernas también están duras, todo tu cuerpo lleno de fuerza, todo
tu cuerpo duro, duro. Cuando yo diga suave, suave sueltas de golpe toda esa
fuerza, dejas muy blanditas tus manos y tus brazos, toda tu cara, en especial
tus ojos y tu boca, puedes dejar un poco entreabiertos los labios, luego relajas
el pecho, la tripa, toda la espalda y tus piernas hasta la punta de los dedos.
¡Qué bien se está tan blandito!”

Se puede repetir dos o tres veces. Al acabar el último ciclo duro / suave
se puede dejar a los niños que descansen un rato disfrutando de su cuerpo
relajado, disfrutando de las sensaciones que les vayan apareciendo. Podemos
ayudarles diciendo: “cuando los niños dejan su cuerpo así de blando, este se
puede sentir ligero, descansado, tal vez notéis que los brazos pesan o son tan
ligeros que flotan como una pluma, los párpados descansan suavemente, los
ojos están tranquilos sin tener que mirar a ningún sitio, la boca relajada y tal
vez alguno de vosotros note que tiene mucha saliva, como si se estuviera
tomando un caramelo de limón, muy bien, vuestro pecho blandito y el aire entra
y sale con mucha facilidad, notáis como entra y sale el aire tan tranquilo, sin
esfuerzo, la espalda relajada, la tripita, la cadera, vuestras nalgas y las piernas
tranquilas y relajadas. ¡Qué bien se está tumbado con todo el cuerpo blandito!

Pasado un par de minutos se les pide a los niños que empiecen mover
los dedos de las manos, los brazos, las piernas que hagan una respiración
profunda, que se estiren como los domingos por la mañana y que vayan
abriendo los ojos.

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ENTRENAMIENTO IMAGINATIVO EN RELAJACIÓN MUSCULAR

El guión que se presenta está adaptado del de Koeppen (1984) en el se


van relajando de uno en uno los grandes grupos musculares.

MANOS Y BRAZOS:

Imagínate que tienes medio limón en la mano izquierda. Ahora, apriétalo fuerte.
Intenta sacarle todo el zumo. Siente la tensión en tu mano y brazo cuando
aprietas. Ahora deja caer el limón, y apoya el brazo. Fíjate cómo sientes tus
músculos cuando se relajan como ahora.

Toma otro limón y apriétalo fuerte. Trata de apretarlo esta vez más fuerte que
la vez anterior. Eso es. Muy fuerte. Ahora deja caer el limón, apoya el brazo y
relájate. Siente qué bien se encuentran ahora tu mano y tú brazo ahora que
están relajados.

Una vez más. Coge el limón en tu mano izquierda y apriétalo tanto que le
saques todo el zumo. Que no quede ni una gota. Muy bien. Ahora suelta, y deja
que el limón caiga de tu mano.
(Repetir el proceso con la mano derecha)

BRAZOS Y HOMBROS:

Imagínate que eres un gato perezoso y con mucho pelo que quiere estirarse.
Estira los brazos delante de ti. Levántalos por encima de la cabeza. Ahora
enfrente de ti. Siente el tirón en tus hombros. Ahora deja caer los brazos a los
lados de tu cuerpo.
Muy bien, gatito, estírate de nuevo. Echa los brazos hacia atrás. Otra vez
enfrente de ti. Ahora déjalos caer de repente. Muy bien. Fíjate en tus hombros,
en cómo ahora están relajados. Esta vez vas a estirarte mucho. Intenta tocar el
techo. Estira tus brazos hacia los lados. Levántalos hacia arriba, por encima de
tu cabeza. Nota la tensión y el tirón de tus brazos y hombros. Mantenlo. Así
tiene que ser. Déjalos caer muy rápido, y siente qué agradable es estar
relajado.
Es un sentimiento de bienestar, agradable y perezoso.

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HOMBROS Y CUELLO

Ahora imagínate que eres una tortuga. Estás sobre una gran piedra, cerca de
un tranquilo estanque, relajándote al sol. Te sientes bien, calentito y seguro. Oh
–oh! Alguien viene. Esconde la cabeza dentro del caparazón. Intenta subir tus
hombros hasta que toquen tus orejas, y al mismo tiempo, empuja tu cabeza
hacia abajo. Mantente así, apretado. ¡No es fácil ser una tortuga dentro del
caparazón!

El peligro ha pasado. Ya puedes salir al sol. Y, de nuevo, te sientes relajado, y


disfrutas del calorcito. Pero, cuidado, otra vez viene alguien. Corre, mete tu
cabeza en tu casita, y mantenla apretada. Tienes que esconderla mucho, para
protegerte mejor.

De acuerdo, ya puedes relajarte. Saca tu cabeza y deja que tus hombros se


relajen. Observa cómo ahora te sientes mucho mejor, flojito, y no como antes,
todo apretado.

Otra vez. Cuidado, alguien viene. Esconde tu cabeza. Levanta tus hombros
hacia tus orejas y mantenlos ahí, bien fuerte. No dejes nada, ni un pedacito de
tu cabeza, fuera de tu caparazón. Mantenlo. Nota la tensión en tu cuello y
hombros.

Muy bien. Ya puedes soltar. Relájate y siéntete cómodo en tu gran roca. Todo
ha pasado. No tienes nada que temer. Nada de qué esconderte. Solamente
sentirte a gusto al solecito.

MANDÍBULA:

Vas a comerte una bola de chicle gigante. Es muy dura de masticar. Primero,
intenta morderla. Abre la boca todo lo que puedas. Fuerte. Ayúdate con los
músculos del cuello. Y ahora aprieta bien las muelas para masticarla. Fuerte.
Muy bien. Ahora suelta, relaja. Deja caer tu mandíbula sin fuerza. Observa qué
gusto, sólo por haber dejado la mandíbula blanda… Muy bien. Volvamos al
chicle.

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Abre mucho la boca para dar otro gran mordisco. Y ahora aprietazo fuerte entre
tus dientes. Muy bien. ¡Lo estás aplastando muy bien! Ahora vuelve a relajarte.
Deja caer tu mandíbula suavemente. Da tanto gusto dejarla así y no tener que
pelearse más con el chicle … Muy bien.

Vamos a hacerlo una vez más. Esta vez vas a aplastar el chicle totalmente.
Muérdelo y mastica, tan fuerte como puedas. Más fuerte. Lo estás haciendo
muy bien.

Ahora relaja. ¡Has ganado al duro chicle! Deja tu cuerpo tan tranquilo y blandito
como puedas.

CARA Y NARIZ:

Aquí viene una mosca pesada. Se ha posado en tu nariz. Vas a intentar


espantarla sin usar tus manos. Eso es, arruga bien tu nariz. Haz tantas arrugas
con tu nariz como puedas. Así, ponte muy feo. Muy bien. Ya la has echado.
Ahora puedes relajar la nariz.

Pero bueno, aquí está otra vez. Espántala, vamos. Arruga tu nariz bien fuerte.
Mantenla tan apretada como puedas. Observa que cuando arrugas tu nariz tus
mejillas, tu boca, tu frente y tus ojos te ayudan. Toda tu cara está tensa. Bueno,
ya se ha marchado. Ya puedes relajar la cara.

Cuando aflojas tu nariz, toda tu cara se relaja y se siente muy a gusto. Oh, la
mosca ha vuelto, y se ha posado en tu frente. Haz muchas arrugas con tu
frente. Intenta agarrarla entre tus arrugas. Mantenlas.

Muy bien, ya puedes relajarte. La mosca se ha ido para siempre. Deja tu cara
blandita, sin arrugas. Tu cara se siente bien, flojita y relajada.

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ESTÓMAGO (TRIPA, SEGÚNLA EDAD):

Epa. Se Acerca un elefantito. No mira por donde va. No te ve tumbado como


estás entre la hierba. Te va a pisar la tripita. No te muevas. No tienes tiempo
para levantarte e irte. Está aquí mismo.

Pon tu tripa muy dura. Aprieta fuerte, los músculos de tu estómago, sacándolo
hacia fuera. Mantenlos. Parece que ha cogido otro camino. Ya te puedes
relajar. Deja tu tripa blandita. Déjala tan relajada como puedas. Así está mucho
mejor.

Oh, ya vuelve. Prepárate. Pon tu tripa dura, muy dura. De tal forma que el
elefantito pueda apoyarse en ella sin hacerte daño. Pon tu tripa como una
piedra. Muy bien, ya se va. Relájate. Ponte cómodo y relájate. Observa bien la
diferencia entre tu estómago duro y tu estómago relajado. Así es como quieres
tenerlo: agradable, blandito y relajado.

No te lo vas a creer, pero aquí vuelve, derecho hacia ti. Ponte duro. Muy duro.
Aquí viene. Mantente duro. El elefantito apoya una pata en tu estómago y
pasa… Ahora ya se ha ido para siempre. Relájate completamente. Todo está
tranquilo y tú te sientes calmado y relajado.

Ahora imagínate que quieres atravesar una alambrada por un pequeño agujero.
Tienes que meter mucho tu tripa si quieres pasar. Mete bien tu estómago,
hasta que casi toque tu espalda. Trata de quedarte tan delgadito como puedas.
Tienes que pasar. Ahora relaja. Ya no necesitas tener el estómago metido.
Relájate y siente tu estómago caliente y blandito. Muy bien.

Vamos a intentar atravesar la alambrada otra vez. Mete mucho tu estómago.


Que llegue a tocar tu espalda. Ponlo muy duro y muy pequeño. Tan delgadito
como puedas. Mantenlo. ¡Tienes que atravesar esa alambrada! Ya lo has
conseguido. ¡Sin arañarte! Muy bien.

Ya puedes relajarte. Ya puedes sacar tu estómago y dejarlo en su tamaño


normal. Te puedes sentir muy bien. Lo has hecho estupendamente.

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PIERNAS Y PIES:

Vamos a imaginarnos ahora que te encuentras de pies, descalzo, ante un gran


charco fangoso (arenoso, lleno de barro).

Mueve los pies hundiéndolos en la arena. Ayúdate con los dedos. Intenta llevar
tus pies hasta lo más profundo, entre la arena. Tal vez necesites empujar
también con tus piernas. Empuja. Separa los dedos de los pies y siente como
se escurre la arena entre ellos.

Ahora salte del charco y relájate. Relaja tus pies todo lo que puedas. Deja tus
dedos blanditos y siente qué gusto da. Da gusto estar relajado. Relaja tus pies,
todo lo que puedas.

Otra vez de vuelta al charco. Hunde bien tus dedos. Deja que te ayuden los
músculos de tus piernas y empuja bien. Empuja. Fuerte. Aplasta la arena con
tus dedos. Muy bien.

Fuera de nuevo. Relaja tus dedos, tus pies y tus piernas. Da tanto gusto estar
relajado… No tienes ninguna tensión.

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RELAJACIÓN PARA NIÑOS MAYORES

A continuación se presenta un guión completo de relajación muscular


adaptado de Cautela y Groden, (1985)

LA POSICIÓN DE RELAJACIÓN

Siéntate en la silla y mantén la cabeza firme sobre los hombros, no la inclines


ni hacia delante ni hacia atrás.

La espalda debe estar tocando el espaldar de la silla.

Mantén las piernas sin cruzarlas y los pies apoyados en el suelo.

Pon las manos sobre los muslos.

Simplemente intenta relajarte.

Esta es la posición de relajación.

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TENSAR Y RELAJAR GRUPOS DE MÚSCULOS

Una vez que estés cómodo comenzarás a tensar y a relajar grupos de


músculos de tu cuerpo.

Cuando tenses una determinada parte o músculo, fíjate dónde sientes


particularmente la tensión.

Es importante que consigas la máxima tensión a medida que contraes cada


grupo de músculos.

Después observa qué es lo que sientes cuando los músculos se están


relajando.

La secuencia es: (1) tensar los músculos hasta su grado máximo, (2) notar lo
que sientes cuando todos los músculos están tensos, (3) relajarlos y (4)
disfrutar de esa agradable sensación.

Cuando estés tensando y relajando una parte determinada de tu cuerpo intenta


mantener el resto de tu cuerpo relajado.

Puede que al principio esto te sea difícil de conseguir, pero después de un


poco de práctica te será mucho más fácil.

Si tienes problemas con alguna parte determinada, por ejemplo, los músculos
de la cara y de la cabeza, practicar delante de un espejo puede serte útil.

El espejo también se puede usar para observar el resto de tu cuerpo y ver que
se mantiene relajado mientras estás concentrándote en tensar y relajar una
zona determinada.

A continuación presentamos una descripción de cómo tensar y relajar cada


grupo muscular.

Las ilustraciones te pueden ayudar a seguir nuestras instrucciones.

Después de relajar cada grupo muscular intenta notar y disfrutar de esta


sensación durante unos cuantos segundos, antes de continuar con el siguiente
grupo de músculos.

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FRENTE

Arruga la frente. Fíjate dónde la notas particularmente tensa (sobre el puente


de la nariz y por encima de cada ceja).

Relaja lentamente tu frente y presta especial atención a las áreas que estaban
particularmente tensas. Dedica unos cuantos segundos a observar qué sientes
al tener esos músculos sueltos, perdidos, relajados.

Cuando usamos el término «apagado» nos referimos al cambio de sensación


que se produce al pasar de la tensión a la relajación.

La idea consiste en tensar una cierta parte de tu cuerpo, notar dónde estás
tenso y relajar esa parte despacio de modo que puedas identificar los músculos
que estás relajando.

OJOS

Cierra fuertemente los ojos. Nota dónde los sientes tensos.

Debes sentir la tensión por encima y por debajo de cada párpado y en los
bordes interior y exterior de cada ojo. Presta especial atención a aquellas
zonas que están particularmente tensas.

Relaja gradualmente los ojos mientras los vas abriendo lentamente. Observa la
diferencia entre la tensión y la relajación.

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NARIZ

Arruga la nariz. Nota las zonas que se encuentran tensas (el puente y los
agujeros de la nariz). Fíjate especialmente en esas zonas.

Relaja gradualmente la nariz muy despacio dejando salir toda la tensión.

Observa lo que se siente al dejar todos esos músculos perdidos, apagados,


completamente relajados.

Observa la diferencia entre esta sensación y la anterior.

SONRISA

Haz que la boca y la cara adopten una sonrisa forzada.

Siente las partes que se encuentran tensas (labio superior e inferior y en


ambas mejillas).

Los labios deben estar apretados contra las mejillas.

Relaja gradualmente la cara.

Observa qué sientes al tener todos esos músculos sueltos, apagados,


relajados.

Disfruta de esta sensación.

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LENGUA

Aprieta tu lengua fuertemente contra el cielo de la boca.

Nota dónde sientes la tensión (dentro de la boca, en la lengua y en los


músculos que están debajo de la mandíbula).

Relaja lentamente estos músculos dejando caer la lengua poco a poco. Pon
especial atención a esas áreas que estaban particularmente tensas.

Ahora fíjate qué sientes al tener todos estos músculos sueltos, apagados,
relajados.

Observa la diferencia entre la tensión y la forma en que te sientes ahora.

MANDÍBULA

Aprieta los dientes. Nota dónde sientes la tensión (en los músculos laterales de
la cara y también en las sienes).

Relaja gradualmente la mandíbula y nota la sensación de distensión.

Aprecia qué sientes al tener esos músculos apagados, relajados.

Nota la diferencia entre la tensión y la relajación.

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LABIOS

Aprieta los labios y sácalos hacia fuera. Fíjate dónde sientes la tensión (labio
superior e inferior a cada lado de los mismos).

Presta especial atención a las zonas que están particularmente tensas.

Relaja poco a poco los labios.

Nota cómo estos músculos están perdidos, apagados, relajados.

Concéntrate en sentir la diferencia entre la tensión y la relajación.

CUELLO

Tensa el cuello. Nota dónde sientes la tensión (en la nuez y a ambos lados de
la parte de atrás del cuello).

Pon especial atención en las zonas que están especialmente tensas.

Relaja gradualmente el cuello.

Nota la diferencia que experimentas al tener ahora estos músculos apagados,


relajados.

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CUELLO (PR0CEDIMIENTO ALTERNATI VO)

Si después de practicar tienes todavía dificultad en conseguir una considerable


tensión en los músculos del cuello, existe otro procedimiento para lograr el
mismo efecto.

POSICIÓN HACIA DELANTE Y HACIA ATRÁS

Mueve la cabeza hacia delante hasta que la barbilla toque el pecho.

Nota la tensión en la parte anterior del cuello, pero sobre todo en la parte de
atrás.

Lentamente vuelve a poner la cabeza en la posición vertical.

Observa cuán relajados y cómodos se sienten los músculos de delante y de


detrás del cuello.

Ahora echa la cabeza hacia atrás todo lo que puedas de modo que sientas la
tensión en la parte de atrás de tu cuello pero especialmente en la de delante.

Observa dónde sientes especialmente la tensión.

Lentamente vuelve a poner la cabeza en la posición vertical.

Ésta es la posición de menor tensión.

Observa la diferencia entre las sensaciones de tensión y las de relajación en


estos músculos.

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POSICIÓN LATERAL

Mientras estás todavía en la posición de relajación, inclina la cabeza hacia la


derecha hasta el hombro.

Sentirás alguna tensión en el lado derecho del cuello, pero donde


especialmente notarás la tensión será en el lado izquierdo.

Vuelve a poner la cabeza en la posición de relajación.

Nota la diferencia que experimentas en el cuello.

Ahora inclina tu cabeza hacia la izquierda de forma que se dirija al hombro


izquierdo.

Sentirás alguna tensión en el lado izquierdo del cuello pero sobre todo en el
lado derecho.

Gradualmente haz que vuelva la cabeza a la posición de relajación.

Nota la diferencia cuando estos músculos están sueltos, apagados, pasan de la


tensión a la relajación.
Relájate.

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BRAZOS

Extiende el brazo derecho recto con el puño cerrado, y tensa todo el brazo
desde la mano hasta el hombro.

Observa dónde sientes la tensión (bíceps, antebrazo, en la parte de atrás del


brazo, codo y en la parte de arriba y abajo de la muñeca y los dedos).

Presta especial atención a las áreas que están particularmente tensas.

Relájalo totalmente, relaja y baja el brazo, doblándolo por el codo; relájalo de


tal forma que el brazo descanse en el regazo en la posición de relajación.

Nota cómo te sientes al tener esos músculos sueltos, apagados, relajados y


fíjate qué diferente es la sensación de ahora.

Repite con el brazo izquierdo.

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PIERNAS

Ahora levanta la pierna izquierda de forma que la punta del pie mire hacia ti y
tensa toda la pierna.

Nota dónde la sientes tensa (en la parte de arriba y de abajo del muslo, la
rodilla, la pantorrilla, la parte anterior y posterior del arco del pie y en los dedos
de los pies).

Poco a poco relaja y baja la pierna doblando la rodilla a medida que la relajas y
hasta que el pie toque el suelo.

Asegúrate de que la pierna vuelve a la posición de relajación y fíjate qué


diferente es la sensación ahora.

Repítelo con la pierna izquierda.

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ESPALDA

Échate hacia adelante en la silla.


Levanta los codos e intenta unirlos en la espalda.
Observa dónde sientes particularmente la tensión (en los hombros y en la parte
de abajo de la espalda).
Lentamente relájala y vuelve a la posición anterior en la silla, mientras que
dejas los brazos sueltos y los pones sobre el regazo en la posición de
relajación.
Observa cómo te sientes al tener esos músculos sueltos, apagados, relajados y
nota la diferencia que sientes ahora.

TÓRAX

Tensa el tórax. Intenta comprimirlo y apretar el pecho.


Nota dónde lo sientes tenso (hacia la mitad del tórax y arriba y abajo de cada
pecho).
Gradualmente relaja el tórax.
Observa lo que sientes al tener esos músculos sueltos, apagados y relajados.

Nota la diferencia entre la tensión y la sensación actual de relajación.

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ESTOMAGO

Tensa el estómago contrayéndolo de forma que lo pongas tan duro como una
tabla.

Fíjate en dónde sientes la tensión (en el ombligo y en un círculo de diez


centímetros de diámetro alrededor de éste).

Poco a poco relaja el estómago hasta que vuelva a su posición natural.


Observa lo que sientes al tener esos músculos sueltos, apagados, relajados.

La idea es tensar una cierta parte de tu cuerpo, observar dónde sientes la


tensión y relajar esa parte lentamente de forma que puedas identificar los
músculos que estás relajando.

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DEBAJO DE LA CINTURA

Tensa toda la parte de debajo de tu cintura, incluyendo los muslos y las nalgas.

Debes sentir como si te levantaras de la silla; puede que notes que tienes que
tensar las piernas un poco.

Fíjate dónde sientes particularmente la tensión (en las partes superior, inferior y
a ambos lados de los muslos; también en los músculos de las nalgas que están
en contacto con la silla).

Relájalos gradualmente y apoya tu espalda en la silla.


Observa la diferencia entre la tensión y la relajación.

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RELAJACION SIN TENSION

Ahora voy a pedirte que relajes una parte del cuerpo después de que yo
la nombre. Por ejemplo, yo diré la palabra frente y tú la relajarás lo mejor que
puedas.
Una vez que la sientas relajada, haz una señal con el dedo índice de la
mano derecha.
No debes de tensar ninguna parte a menos que tengas problemas para
relajarla. (El terapeuta hace esto con todas las partes.)

Una vez que hayas relajado todas las áreas haz cinco ejercicios de
respiración profunda mientras dices la palabra «R-E-LA-X» como hemos
descrito anteriormente.

RELAJACIÓN EN OTRAS POSICIONES

RELAJACIÓN ESTAND0 DE PIE

Una vez que seas capaz de relajarte haciendo sólo la relajación sin
tensión, debes practicar la relajación mientras estás de pie.

De pie, mantén la cabeza en ángulo recto con respecto a los hombros,


tensa todo el cuerpo, las manos apretadas a cada lado del cuerpo, el estómago
metido, los muslos y las nalgas apretadas y las rodillas tensas.

Observa dónde especialmente sientes la tensión.

Lentamente, relaja todos esos músculos, bajando desde la cabeza hasta


los pies.

Comprueba lo que sientes al tener todos esos músculos sueltos,


apagados, relajados.

Experimenta la diferencia entre las dos sensaciones.

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RELAJACIÓN MIENTRAS CAMINAS

La relajación se puede practicar mientras caminas explorando tu cuerpo


y relajando todas las partes excepto las que son necesarias para caminar.

También puedes hacer los ejercicios de respiración al mismo tiempo.

RELAJACIÓN ESTANDO TUMBADO

La relajación también puede practicarse mientras se está tumbado.

Si tienes un sillón reclinable, mejor, pero puedes usar también el suelo,


una cama o un sofá.

Cuando estés tumbado, tensa todo el cuerpo, concentrándote en cada


parte del cuerpo; observa donde estás tenso y relájate.

Después que hayas hecho esto con todas y cada una de las partes, haz
diez ejercicios de respiración profunda en la misma posición.

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LA RELAJACIÓN COMO UN PR0CEDIMIENTO DE AUTOCONTROL

También puedes practicar diversas partes por separado a lo largo del


día, especialmente aquellas zonas que te presentan problemas (por ejemplo,
tensar y relajar la pierna mientras ves televisión, o practicar la relajación de la
mandíbula mientras haces otra cosa).

Tú puedes practicar la relajación antes de cualquier acontecimiento que


creas que te provocará ansiedad, durante ese acontecimiento y después de
cualquier acontecimiento que te haya puesto ansioso, mediante una respiración
profunda, exhalando y relajando todos los músculos de tu cuerpo.

Si estás muy ansioso, utilizar este procedimiento no eliminará


completamente la ansiedad, pero sigue haciéndolo y la ansiedad se reducirá
hasta un nivel tolerable.

Si tienes problemas al relajar ciertas partes de tu cuerpo, concéntrate en


esas zonas durante tus sesiones de práctica.

Si tienes problemas para relajarte en general, la próxima vez que estés


en una situación que te provoque ansiedad explora tu cuerpo y observa qué
partes del mismo se ponen especialmente tensas.

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3.-3.- Imaginación guiada

Quiero que veas ahí arriba, por encima de tu cabeza, una estrella muy, muy
bonita. Quieres mucho a esa estrella porque es sólo tuya. Puede ser del color que
más te guste ... , a lo mejor la ves morada, o de color rosa ... , o azul..., o amarilla... ¿O
es de lunares? ¿O es de plata? Como esa estrella es sólo tuya, puede ser del color
que escojas, o de muchos colores, si quieres.
Esa estrella tuya está llena de luz blanca, una luz blanca preciosa, brillante y
resplandeciente.
Quiero que veas esa luz bajando hacia ti como un río hasta que te llega a la
parte más alta de la cabeza. Y ahora, quiero que lleves esa luz pura por dentro de la
cabeza y la bajes por todo el cuerpo hasta que te llenes de maravillosa luz blanca.
Siente la luz bajándote por los brazos, hasta el final, hasta que notes que te llega a las
manos y que te llena todos los dedos, uno a uno.
Siente esa luz que te baja por el pecho, por el estómago, por la tripa, hasta
abajo, y llega a las piernas, y cuando notes que ha llegado, sigue bajándola hasta que
alcance los pies, y luego siente la luz que inunda también los dedos de los pies, uno a
uno.
,Ahora, quiere que mires dentro de tu corazón y que lo llenes de amor por toda
la gente y los animales del mundo. Son amigos tuyos, tanto los pequeños como los
grandes. ¿Ves como el corazón se te hace, cada vez más grande? Se agranda
porque lo tienes lleno de amor por la gente, por los animales y por ti, claro.
Ahora, tu ángel de la guarda está esperándote para envolverte con sus alas
doradas, que te protegen, y llevarte a un jardín. El ángel tiene unas alas muy
grandes y suaves, como las plumas. Todo el mundo tiene su ángel de la guarda, el
tuyo te cuida y te protege siempre, por eso nunca estás sola. Es importante que no
lo olvides y que sepas que siempre hay alguien que te quiere y que vela por ti.
Ahora, el ángel de la guarda te acompaña a un jardín que es sólo para ti, pero
antes de entrar quiero que mires ese árbol grande que hay fuera. Ese árbol se llama
árbol de los problemas. Quiero que cuelgues en el árbol cualquier cosa que te
preocupe.... a lo mejor te has peleado en la escuela, o a lo mejor no has podido
hacer todo lo que te mandó el maestro. El árbol guardará todos los problemas que
tengas con tus amigos o con tu familia. El árbol acepta todo lo que quieras colgar en
sus ramas.
Tu ángel de la guarda está abriendo la verja para que entres y, cuando entras,
descubres unos colores como no habías visto en la vida. Empápate de la belleza de
las flores, de sus colores, de su tacto ... y aspira su olor. La hierba es de un verde vivo
y el cielo de un azul precioso, con nubecillas blancas que parecen ovejitas. En tu
jardín todo está muy tranquilo; reinan el amor y la armonía.'

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En tu jardín, el cielo está de un intenso color añil, con unas nubes


blancas, grandes y barrigonas que pasan flotando y la pelota amarilla que es el
sol; todo es bonito y tranquilo. Delante de ti ves un sendero que serpentea
entre los árboles. Quiero que empieces a recorrerle hasta que llegues a un
pequeño claro... Si miras con mucha atención, verás a las hadas. Te han
estado esperando con mucha paciencia Ahora, ves que vas haciéndote cada
vez más pequeña hasta ser del tamaño de las hadas y los duendes. Están tan
contentos de que vengas a verlos que te han hecho un traje fantástico del color
que mas te gusta, y brilla y resplandece al sol. La tela es tan ligera que se iría
volando si no la sujetaras.
Y haciendo conjunto con este traje mágico, aquí tienes un par de alas
irisadas que lanzan destellos a la luz del sol. Son un poco más claras que el
traje. Quiero que ahora te vistas y te pongas las alas... i Estás estupenda! Las
hadas te dan una corona de flores y ramas que despide un aroma intenso y
exquisito.
Las hadas quieren que vayas a volar con ellas. Van a llevarte a conocer
las flores que cuidan. Cada hada se ocupa de una flor distinta, y su traje tiene
el mismo olor y el mismo color que la flor que cuida. Cuando todas las hadas
levantan el vuelo a la vez, parecen todos los colores del arco iris.
Dos hadas te ayudan a volar, una a cada lado, porque es la primera vez
que te pones las alas. Es fabuloso sentirse libre en el aire. Es como si flotaras.
Las hadas te llevan a ver sus flores. Aterrizas sobre los pétalos, que son como
de terciopelo. Si te tumbas, notas la suavidad de los pétalos y el calor del sol
en las flores.
Cuando termines de mirar las flores y tengas ganas de descansar...
porque también volar es cansado..., quiero que vuelvas al claro. Las hadas y
los duendes celebran una fiesta en tu honor. Habrá galletas mágicas, pan de
hadas y pasteles de mazapán. Te sentarás en una seta pequeña y la mesa
será una seta más grande, y beberás en diminutas conchas rosadas.
Se puede jugar a muchos juegos, y sé que te divertirás de lo lindo con
esta gente menuda...

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