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CAPÍTULO UNO

Introducción
a los Registros Akásicos

Los Registros Akásicos son una esfera de sanación constituida por el Aka-
sha: la sustancia primaria. Esta sustancia es Luz, la fuerza vital esencial
que existe con anterioridad a que nuestros pensamientos y sentimientos
la manipulen. Es tanto una presencia como una fuerza curativa. Los Re-
gistros Akásicos jamás se nos imponen, por cuanto son no intrusivos por
naturaleza. Nunca interfieren en nuestras decisiones, ni siquiera en las
circunstancias más desesperadas; en ningún momento ponen en peligro
la dignidad humana. Por el contrario, la energía de los Registros responde
a nuestro deseo de ayuda, a la llamada de nuestro corazón cuando se halla
sumido en el dolor. Si estamos abiertos a la energía del Akasha, aunque
sólo sea un poco, ésta vendrá hacia nosotros para satisfacer nuestras nece-
sidades. Y lo hará a un ritmo que nos resulte manejable, a un ritmo que
nos sirva de ayuda y no nos atemorice.
En su nivel más básico, nuestro cometido al trabajar con los Registros
es el de alinearnos con nosotros mismos. Una vez nos hayamos centrado,
podremos dirigir nuestra atención a la Luz y dejar que trabaje.

Una inteligencia superior

Uno de los supuestos que establecemos en este trabajo es que la Luz del
Akasha es una inteligencia superior a la nuestra. Es conocimiento y sa-
biduría infinitos. Es la Luz de la mente de Dios moviéndose a través del
corazón del cuerpo energético de Dios. Y, debido a que es una inteli-
gencia superior, no hace falta decirle qué hay que hacer: confiamos en

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que operará en nuestro nombre y por nuestro propio bien. Tal como he
podido observar repetidamente a lo largo de años de enseñanza y de mi
propia experiencia, cuanto más experimentamos con la Luz, más resul-
tados positivos obtenemos y más confianza generamos en las acciones de
la Luz. Cuanto más confiamos, más Luz podemos asumir; y cuanta más
Luz podemos asumir, con más frecuencia y rapidez se mueve la Luz para
nuestro bien.

La sanación espiritual a través de los Registros Akásicos

En términos generales, la sanación espiritual se puede definir como sana-


ción desde el punto de vista del alma. Echemos un vistazo a las cualidades
y dinámicas del proceso de sanación espiritual que son específicas de los
Registros Akásicos.

Una atmósfera de transformación

Los principios que gobiernan los Registros establecen y mantienen una


estimulante atmósfera para la transformación. Existe un patrón predeci-
ble y progresivo en el flujo de la energía akásica que opera en todos los
niveles, y existe también una dinámica energética operativa en nuestra
relación con el Akasha que facilita el cambio.
Siendo un recurso espiritual infinito, los Registros Akásicos consti-
tuyen una dimensión de la conciencia que contiene el registro vibratorio
de cada alma en su viaje por la existencia. En la serie de Registros de cada
persona existen dos componentes: el fijo y el evolutivo. El aspecto fijo
es el patrón esencial de tu alma, algo así como el ADN de quién eres en
el nivel de tu alma. Y, más importante aún, es la verdad anímica acerca
de ti: quién eres en verdad en tu viaje humano a través del tiempo y el
espacio. La segunda parte de tu serie de Registros la constituyen las vidas
que experimentas a medida que tomas conciencia de tu propia esencia. Aquí
encuentras el catálogo, en permanente evolución, de las experiencias hu-
manas que has tenido, estás teniendo y tendrás a medida que avanzas
hacia el despertar.

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Lo que hacemos es permitir la sanación

Cuando trabajamos en los Registros Akásicos estamos «permitiendo» la


sanación, pues la Luz hará su trabajo en tanto en cuanto nos alineemos
con nosotros mismos y con nuestra verdad. Nosotros no enviamos ener-
gía a nuestros Registros ni recibimos energía de ellos; en los Registros,
reconocemos que la Luz en nuestro interior está también dentro de todos
y de todo, de modo que no hay ninguna razón para enviar ni recibir
energía. Nuestro reto consiste en permitir que la Luz se mueva a través
nuestro. Y esto lo hacemos «limpiando la casa», haciendo más espacio
dentro para que pueda revelarse lo que ya está presente. Hacemos un
inventario de todo lo que llevamos dentro y nos desprendemos de cuanto
interfiere en nuestra capacidad para experimentar nuestra propia bondad.
Al sumergirnos en este proceso dejamos espacio en nuestro interior para
que se expanda la omnipresente Luz. La Luz nos ayuda en la limpieza de
casa, corrige cualquier desequilibrio que podamos tener y aviva nuestra
capacidad de sentirnos felices y dichosos.

«No juzgues», «No temas», «No te resistas»

Hay entornos que conducen mejor que otros hacia una experiencia sana-
dora. La atmósfera presente en los Registros Akásicos apoya intensamente
la transformación, y esto se debe a los principios esenciales que gobiernan
los Registros.
«No juzgues», «No temas» y «No te resistas» son los imperativos del
Akasha. Combinados, estos principios dan lugar a una cultura de honor,
bondad y respeto, ofreciéndonos la oportunidad de conocer nuestra alma
como algo íntegro, completo y bueno. Y, a medida que obtenemos este
conocimiento, nos transformamos. Pasamos de enjuiciar, de temer y de
resistirnos a aceptar, permitir y abrazar. Cuando examinamos nuestras difi-
cultades desde dentro de los dominios akásicos y sus principios directrices,
vemos nuestros problemas como lo que realmente son. Y, como muchos de
nosotros hemos descubierto, la verdad, una vez revelada, nos hace libres.
La influencia del principio de «No juzgues» establece un espacio neu-
tral donde nos resulta más fácil ser sinceros. En un entorno libre de juicios

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no existe la amenaza de la crítica. Libres del potencial para enjuiciar y
de la presión que genera, podemos dedicarnos simplemente a observar
y a dar cuenta de lo que vemos. Acontecimientos y situaciones ya no se
perciben como acusaciones o evidencias de nuestros fracasos; son, simple-
mente, acontecimientos y situaciones. En un espacio tal nos sentimos se-
guros de observar en profundidad lo que hemos hecho o lo que hemos
dejado de hacer, sabiendo que los Registros no apoyarán su utilización en
nuestra contra.
Añadiendo el «No temas» a la mezcla, se amplifica el clima benévolo
del Akasha. Aquí nos encontramos la bondad, el respeto y la alta estima
que están siempre presentes para nosotros. La intimidación, la vergüenza,
el hostigamiento y el ridículo se disuelven en tal atmósfera. «No juzgues»
y «No temas» son principios gemelos: si el juicio negativo no está activo,
no hay razón para tener miedo. Pero, aunque esto es de por sí un gran
alivio, puede llevar algún tiempo habituarse a ello, pues no estamos acos-
tumbrados a la ausencia de juicio y de miedo. La exposición regular a este
ambiente nos permite ajustarnos a la libertad inherente en él; y, con el
tiempo, nos damos cuenta de que ya no tenemos por qué ocultarnos ni
protegernos de lo que ocurre dentro de nosotros y a nuestro alrededor.
«No te resistas» es la fuerza que nos permite consentir, dejarnos ir y,
más tarde, avanzar. Si bloqueamos o apartamos a un lado algún aspecto
de nosotros mismos o de nuestra experiencia, éste termina, paradójica-
mente, por hacer una cuña en nuestro interior, creando una barricada
que nos impide abandonar aquello que no queremos. Por otra parte, en
una atmósfera en la que no existen los juicios duros, y por tanto tampoco
el miedo, deja de tener sentido aislarnos de nuestras experiencias con un
muro. Podemos, simplemente, dejarnos llevar y dejar que la vida fluya.
Podemos ajustarnos al movimiento natural de la fuerza vital que existe
dentro y alrededor de nosotros, y podemos relajarnos con ello. En presen-
cia de la energía de «No te resistas», perdemos nuestro apego al estanca-
miento. Nos damos cuenta de que no hay ningún peligro en evolucionar.
Cuando somos conscientes de cómo operan estas fuerzas en el reino
de los Registros Akásicos es cuando podemos sentir su inmenso potencial
transformador. Debido a que los principios activos de «No juzgues», «No
temas» y «No te resistas» están operando en todo momento, la sanación
espiritual a través de los Registros Akásicos nos permite entrar en un

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espacio plenamente seguro de la conciencia, disolviéndose todo lo que ha
dejado de ser apropiado para nosotros.

La palabra conformada

Has de comprender que, en los Registros Akásicos, la energía se mueve


sobre la palabra conformada: hablada, escrita o pensada. Esto también
ocurre fuera de los Registros –las palabras portan siempre un gran po-
der energético–, pero la energía se intensifica mucho en los Registros.
El movimiento de la energía se hace incluso más potente dentro de los
Registros debido tanto a la claridad del entorno en el cual la persona
conforma palabras como al nivel de atención que pone en su formación.
Cuando decimos la verdad acerca de cualquier situación dada, la energía
de esa situación cambia y se suelta. Cualquier cosa de la que hablemos se
transforma: su energía se mueve y sale del estancamiento, y los problemas
comienzan a resolverse por sí mismos. El mero hecho de describir cual-
quier circunstancia dada, aunque no la comprendamos del todo, inicia el
deshielo de los patrones de energía congelados. Las «placas tectónicas» de
la fuerza vital, que antes estaban rígidamente afianzadas, se desprenden,
y descubrimos así una relación más correcta con la vida, con nosotros
mismos y con los demás. Después, no tenemos más que dejar que la vida
sea, aliviados de los tormentos de las dificultades del pasado.

El viaje hacia la paz

Una tentadora posibilidad que los Registros Akásicos ofrecen es la de la


paz. Al cabo de un tiempo de trabajo en los Registros, esta cualidad de
la serenidad se introduce hasta lo más profundo de nuestro interior; y
ahí permanece. Se reducen las posibilidades de que nos tomemos las cosas
como algo personal, el sustrato de nuestro ser se imbuye de paz y, aunque
puedan existir aún turbulencias, nos dirigimos hacia una vida más serena
y menos agitada.
Esta paz no tiene nada que ver con la resignación ni con tener que so-
portar situaciones desagradables, tal como «hacer las paces» con una si-

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tuación negativa. Estoy hablando de una paz de alto nivel, una paz que
trasciende las circunstancias cotidianas. Quizás no obtengamos aquello
que necesitábamos; quizás no encontremos a la persona que creemos que
tenemos que encontrar para sentirnos satisfechas; quizás no demos con el
trabajo que creemos necesitar para ser felices. Puede ser que no consigamos
el nivel de salud que deseamos o la situación económica que creemos debe-
mos alcanzar para sentirnos seguros. En lo referente a la sanación espiritual
y a esta cualidad de la paz, consideramos la posibilidad de estar en paz tanto
si las cosas se nos dan bien como si se nos dan mal. Es fácil sentir la paz
cuando consigues lo que quieres, pero el reto consiste en conservar la sere-
nidad ocurra lo que ocurra. Cuando nos metemos en los Registros Akásicos
y disfrutamos de la atmósfera de bondad y respeto que encontramos allí, la
paz se hace poco a poco más fácil de alcanzar.

El trabajo con la Trama de Luz

En la cultura de los Registros Akásicos encontramos un entorno acogedor


en el cual contemplamos con mayor nitidez lo que está ocurriendo y
podemos ponernos al servicio de la transformación. Aquí tenemos acceso
a, y establecemos contacto con, la Trama de Luz que sustenta y define lo
que somos.
En torno a cada persona existe un patrón de puntos de Luz. Cada uno
de esos puntos está conectado con otro en una relación resonante basada
en las frecuencias que emanan. La Trama de Luz es una energía invisible
que nos mantiene unidos. Los patrones energéticos contienen aquello que
somos. Cada uno de nosotros es la manifestación física de esta singular
configuración de puntos de Luz; es así de sencillo. Y podemos acceder a esta
Trama de Luz de forma inmediata, aunque no directa, en los Registros. In-
fluimos en ella a través de nuestra humanidad, tanto dentro como fuera de
los Registros. Mediante nuestros sentimientos, pensamientos y experiencias
físicas transformamos nuestra correspondiente Trama de Luz.
También existen conglomerados de puntos de Luz que conectan con
distintas partes de nuestra constitución humana, con nuestros cuerpos,
emociones y pensamientos. El vehículo humano es el dominio a través
del cual podemos encontrarnos directamente con lo Divino, y la Tra-

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ma de Luz es un conducto para la conciencia expandida de lo Divino.
Abordando nuestras preocupaciones mundanas –salud, felicidad, familia,
amigos, todas las facetas de la vida– nos comunicamos efectivamente con
la Trama.
Como ya he dicho antes, cuando interactuamos con los Registros
ponemos en palabras nuestra experiencia; es decir, afectamos a nuestra
Trama de Luz en tanto pronunciamos, escribimos o pensamos en estas
palabras. Cuando identificamos o describimos la verdad, transformamos
la Trama, la alteramos para que represente adecuadamente la actual reali-
dad. Los viejos y fosilizados patrones comienzan a desarmarse; se ensam-
blan nuevas constelaciones de la Trama, y encontramos el lugar que les
corresponde dentro del conjunto de nuestro sistema energético. Lo que
está ocurriendo es un ajuste con el patrón en el nivel del mismo patrón.
Y la Trama, una vez reestructurada, nos sustenta mientras interactuamos
con este patrón nuevo, más apropiado, dándosenos la oportunidad de
crecer en él.
Es algo parecido a la alteración del patrón de una prenda de vestir.
En determinado momento de tu vida, ese patrón puede que te encaje
a la perfección; pero luego, con el transcurso del tiempo, quizás te tire
de un lado o te roce, causándote incluso molestias. Cuando estás en los
Registros, los puntos donde el patrón aún encaja y los puntos donde
ya no encaja son más fáciles de identificar; y, a medida que abordas las
situaciones que provocan el desencaje, vas alterando consecuentemente
el patrón. Las palabras que utilizas en los Registros sirven para describir
las alteraciones que necesitas, y el patrón la Trama de Luz se adapta a la
perfección a tus necesidades concretas. A partir de ahí, te resultará mucho
más fácil que nunca cambiar tus pensamientos, sentimientos y comporta-
mientos; el cambio deja de ser una continua pugna.
El proceso natural de sanación a través de los Registros Akásicos co-
mienza con la transformación de los patrones de la Trama de Luz, que nos
sostienen en nuestro lugar en su función de contenedores energéticos –pa-
rámetros para nuestra expresión humana–. El hecho de decir la verdad
respecto a nuestra experiencia cambia la configuración. Y a medida que
el patrón se altera para reflejar nuestra actual conciencia respondemos y
cambiamos nuestra forma de funcionar.

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Las tres fases de la sanación

A medida que progreses en tu viaje de sanación espiritual, te darás cuenta


de que existe una secuencia predecible del flujo de energía akásica en cada
fase de desarrollo. Hay tres fases diferenciadas de sanación dentro de los
Registros: el relato, las causas y condiciones, y la Verdad del Alma.

El relato de lo que está ocurriendo

El primer nivel de sanación precisa que discernamos el relato de lo que


está ocurriendo. Se trata del relato ordinario de lo que nos está sucedien-
do aquí y ahora: un problema en el trabajo, una gripe repentina, una
ventaja inesperada que nos abre nuevas posibilidades, el decepcionante
comportamiento de un amigo o amiga, un nuevo romance, etc. Éstos son
los relatos de nuestra vida cotidiana. Los Registros Akásicos contienen el
relato de quiénes somos a través del tiempo y el espacio. Dentro de este
sistema, el relato de lo que nos está ocurriendo, de lo que ocurre a nuestro
alrededor o de lo que ocurre a través nuestro ahora es muy importante.
Cuanto más específicos seamos a la hora de describir nuestras circunstan-
cias, mejor, dado que la sanación implica lo concreto, no lo general. Co-
mienza por describir con detalle lo que ha sucedido o te está sucediendo,
y cómo te sientes. Identifica tu papel en el asunto y cómo te ves afectado.

Causas y condiciones

Las causas y las condiciones constituyen la segunda fase de la sanación en


los Registros Akásicos. Aquí trabajamos en el nivel del conocimiento y la
comprensión; exploramos nuestras creencias respecto a nuestra situación;
examinamos nuestros pensamientos en relación con esas circunstan-
cias. En este nivel, intentamos comprender lo que ha causado nuestras
dificultades. Dentro de los Registros descubrimos que lo que estamos
experimentando está anclado bien en algo de esta vida o bien en algo
sucedido en otra vida, no importa en cuál. Es aquí donde podemos dar
un sentido a nuestros problemas, donde vemos los factores ambientales,

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las influencias de vidas pasadas y los patrones ancestrales que han influido
en un dilema concreto. Se trata de una fase especialmente fascinante del
proceso sanador, normalmente rico en ideas, atisbos y comprensión. Y
es importante profundizar bien en esta fase para llegar a una resolución.
Cuando la mente logra dar sentido a algo y lo comprende normalmente
se relaja, liberándonos para ir más allá de lo conocido, para ir hasta donde
reside el nivel más potente de la sanación, la Verdad del Alma.

La Verdad del Alma

La tercera fase de la sanación es la más extraordinaria, pero también la


más difícil de desentrañar. Estamos en el nivel del alma, y es aquí donde
encontramos la línea base: la verdad anímica sobre nosotros mismos. Es
la verdad de la perfección, de nuestra totalidad y de nuestro bienestar.
Aquí nos encontramos con la oportunidad de remontarnos por encima
del relato –por encima de causas y condiciones– y de conocernos como
somos realmente a la Luz de la Verdad. Desde esta altitud podemos re-
conocer todas las dimensiones y componentes de quiénes somos como
los elementos de nuestra infinita y amorosa alma. La esencia de quiénes
somos ahora y de quiénes hemos sido a través del tiempo se revela en este
nivel. Y, cuando nos observamos a nosotros mismos y observamos nues-
tras dificultades desde esta perspectiva, podemos llegar a sobresaltarnos,
al descubrirnos en medio de una experiencia poderosa, profundamente
sentida, amorosa.
La sanación estará en camino en tanto avancemos por estos tres nive-
les dentro de los Registros: el relato, las causas y condiciones, y la Verdad
del Alma. Aquí se halla la solución.

Ahora que nos hemos familiarizado con la atmósfera de los Registros,


las posibilidades de sanación y la progresión de la sanación espiritual,
ha llegado el momento de clarificar la naturaleza de las heridas, nuestro
punto de acceso a la sanación.

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