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El aborto por nacimiento parcial termina...

mientras esperamos una


restauración constitucional
By Louis Sette

Fuente: http://chalcedon.edu/espanol/el-aborto-por-nacimiento-parcial-termina-mientras-esperamos-una-restauracion-constitucional/

Muchos se entusiasmaron esta primavera con los titulares que anunciaban que la Corte
Suprema de los Estados Unidos había fallado contra el macabro procedimiento conocido como
aborto por nacimiento parcial. El caso fue Gonzales vs. Carhart,1 y se decidió el 18 de abril. El
fallo limitó de manera efectiva el ámbito del llamado “derecho de elección”, al eliminar el odioso
método de matar a los niños que están a punto de nacer.2

Pero una mirada más detallada a la decisión muestra claramente que en la corte continúa
firmemente institucionalizado un desprecio práctico y funcional por la Constitución de los
Estados Unidos. Ese desprecio existe incluso entre los juristas a quienes muchos aplaudirían
por su fallo en contra del aborto por nacimiento parcial. Irónicamente, fue ese mismo desprecio
por la Constitución el que, ante todo, sirvió como medio para crear los derechos federales de
aborto hace unos 35 años y al final colocó el caso del aborto por nacimiento parcial sobre el
tapete de la Corte Suprema.

La decisión también muestra el orgullo equivocado de los jueces por su institución, un orgullo
que obra para socavar la integridad de la corte y subvierte la Constitución. Las decisiones de la
Corte Suprema, tomadas por rutina en base a decisiones anteriores, a las cuales se les da
mayor importancia que a la propia Constitución, sistemáticamente sepultan la Constitución bajo
paletadas de confusión. Esto sin duda que convence a muchos norteamericanos de que nunca
podrán saber el significado del documento constitucional, que ha sido convertido en algo
oscuro por las prácticas de la corte y debe parecer a la mayoría como intrigante y misterioso.

Esta disuasión convincente de la búsqueda dentro del texto constitucional por parte del
ciudadano corriente es una tragedia. Porque esa disuasión fue la que permitió que surgiera el
derecho de escoger sin que el pueblo tuviera ninguna capacidad de entender cómo fue que en
realidad había sucedido, a pesar de que podían ver sus horrendos resultados. Los
norteamericanos no conocen la Constitución, porque se les ha hecho creer que son incapaces
de entenderla

Los norteamericanos ahora no pueden hacer nada más que mirar inexpresivamente, como
unos ciegos, mientras la Constitución es desmembrada, hecha picadillo, delante de sus propios
ojos que nada ven. Pues sí, tan desmembrada como para amenazar los derechos de la Iglesia
de Cristo y del púlpito de estar libres de intromisión y censura gubernamentales. En verdad
esto ya ha sucedido, pero es ignorado por la generalidad de la gente.3

Pero antes de seguir esa trama, debemos primero mirar el caso Gonzales, el que tenemos a
mano. He aquí lo que sucedió:

Como resultado de una creciente oposición al aborto por nacimiento parcial, unos 30 estados
prohibieron el procedimiento. Nebraska fue uno de ellos, y su prohibición fue desafiada. En
2000 la Corte Suprema falló que la ley de Nebraska era anticonstitucional. 4 En respuesta, el
Congreso aprobó una ley que prohibía los abortos por nacimiento parcial en todo el país, y el
presidente George W. Bush la firmó. La ley entró en vigor el 5 de noviembre de 2003.

La nueva ley estaba redactada para superar las objeciones de la corte a la prohibición de
Nebraska. Dichas objeciones habían sido las siguientes: la prohibición colocaba una “carga
indebida” sobre el derecho de la mujer a abortar;5 no era lo suficientemente precisa en cuanto a
definir los diversos tipos de abortos por nacimiento parcial que se prohibían; 6 y no incluía una
excepción para permitir el aborto por nacimiento parcial para proteger la salud de la madre.7

Por supuesto, a eso siguió una batalla legal. Cuatro doctores convencieron a una corte federal
en Nebraska de que la prohibición del Congreso era anticonstitucional, de la misma manera
que la prohibición de Nebraska había sido considerada anticonstitucional unos pocos años
antes. A continuación la Corte de Apelaciones de los Estados Unidos estuvo de acuerdo. La
prohibición fue a la Corte Suprema para ratificación o derogación.

Leer la decisión no es fácil. Casi al inicio, la corte resume el testimonio que se brindó en la
corte federal de cómo se realizaban realmente los abortos por nacimiento parcial. La corte cita
algunos de los testimonios brindados por los médicos y una enfermera. El testimonio era
estremecedor, no sólo por lo que los llamados “procedimientos” realmente implicaban, sino por
la frialdad clínica del lenguaje médico. Las descripciones que siguen pertenecen a un bebé
parcialmente extraído de su madre, con los pies primero.8

 Sosteniendo “los hombros [del niño] con los dedos de la mano izquierda, el cirujano toma un
par de pinzas de Metzenbaum, curvas y romas, con la mano derecha. Con cuidado adelanta la
punta, con la curva hacia abajo, a lo largo de la espina dorsal y bajo su dedo mayor hasta que
siente el contacto con la base del cráneo en la punta de su dedo mayor. El cirujano entonces
fuerza las pinzas dentro de la base del cráneo...” El cirujano después “introduce un catéter de
succión dentro de este orificio y evacúa el contenido del cráneo”.

 En ocasiones el médico exprime el cráneo después que ha sido perforado “para que salga
suficiente tejido cerebral para permitir que la cabeza pase”.

 Otros [entre los doctores que testificaron] continúan jalando al feto para sacarlo de la mujer
hasta que se desarticula en el cuello, lo que en la práctica lo decapita”.

 En otra variante del procedimiento, el médico “aplasta el cráneo del feto... para asegurarse de
que esté muerto antes de sacarlo”.

 La enfermera testificó, sin ninguna circunspección clínica, sobre un aborto por nacimiento
parcial que había presenciado: “Los deditos del bebé se cerraban y abrían, y sus piernitas
daban patadas. Entonces el doctor clavó las pinzas en la base de su cabeza y los brazos del
bebé se estremecieron, como una sorpresa, como un respingo... “Luego el doctor “extrajo el
cerebro del bebé. Ahora el bebé se quedó totalmente inerte”.

El caso horrorizó incluso a los jueces que estuvieron en desacuerdo, pero no por el motivo que
usted supone. Se horrorizaron de que, si se prohibían esos procedimientos, por espantosos
que fueran, se afectara su nuevo y bravo concepto de las mujeres y la familia al limitar los
derechos de aborto, aunque fuera en esta pequeña medida. Al escribir su desacuerdo, la jueza
Ginsburg 9 dejó las cosas en claro.10
 La mujer debe tener el “control de su propio destino.”

 Considerar a la mujer como “el centro del hogar y la familia, con responsabilidades
concomitantes especiales que le vedaban un estatus legal completo e independiente” son
opiniones que “no son ya compatibles con nuestra idea de la familia”.

 Las mujeres tienen el derecho de “participar en igualdad de condiciones en la vida económica


y social de la nación”.

 Las mujeres no deben estar limitadas por “antiguas nociones del lugar de la mujer en la
familia… ideas que hace tiempo que han quedado desacreditadas”. 11

Al final, la corte apoyó la prohibición, pero con una votación muy reñida. El voto fue de 5 por 4.
Tres aspectos importantes posibilitaron el dictamen. Primero: la corte hallo que la prohibición
era lo suficiente clara para que los practicantes de abortos supieran exactamente qué tipos de
procedimientos quedaban prohibidos. Segundo: la corte decidió que la prohibición no imponía
una carga indebida sobre los derechos de la mujer al aborto. Tercero: la excepción por salud,
aunque limitada a proteger la vida de la madre, era suficiente. Igual que el juez Kennedy, que
redactó la opinión de la mayoría, votaron los jueces Alito, Roberts, Thomas y Scaglia. Los
jueces Ginsburg, Breyer, Souter y Stevens fueron la minoría disidente.

¿Cuáles aspectos de la Constitución citaron los jueces mayoritarios y disidentes para apoyar
sus conclusiones? Ninguno. En unas treinta y siete páginas de discusiones y argumentos,
ninguna de las partes citó un solo aspecto específico del texto constitucional como base para
su decisión.

Considerando que este era un caso constitucional, ¿no es extraño que la Constitución no fuera
citada ni una sola vez? Para la mayoría de los norteamericanos debe ser de veras extraño,
pero no para los jueces y abogados. Verá usted, en su mayor parte, la Constitución ha
quedado subordinada en la práctica a las decisiones de la Corte Suprema. Ese ha sido el
resultado de ese orgullo judicial equivocado que mencioné arriba, que los jueces han tenido
generalmente por su institución. Con el tiempo, han elevado a su institución por encima de la
Constitución a la cual se supone que sirvan.

Ellos creen que la Constitución dice lo que ellos digan que dice. Son las decisiones anteriores
de ellos, que los juristas y abogados llaman “precedentes del caso”, 12 los que deciden
virtualmente todos los asuntos constitucionales. Caso por caso, la Constitución ha sido
suplantada en la práctica. Por supuesto que eso es ilegal. No obstante, usar el propio texto
constitucional es considerado ahora una idea rara. Los abogados no concurren a la Corte
Suprema esperando ganar si citan la Constitución. Citan los casos anteriores de la corte.

La única vez que un punto específico de la Constitución fue citado en el caso no se tomó como
base para una decisión. El juez Scaglia reconoció que la prohibición podría ser
anticonstitucional bajo la cláusula de comercio. “Noto también que, mientras que la Ley
constituye un ejercicio permisible del poder del Congreso bajo la Cláusula de Comercio, no lo
es ante esta Corte. Las partes no suscitaron ni resumieron ese asunto; está fuera de la
cuestión presentada, y las cortes inferiores no lo trataron”.13

No es de sorprender que la cláusula de comercio fuera tan ignorada. Durante la administración


del presidente Franklin Roosevelt, la Corte Suprema pervirtió el significado de la cláusula para
que sirviera de base para centralizar la legislación del New Deal. En realidad, esta cláusula le
concede al gobierno federal control solamente sobre el comercio entre los estados, para que no
impongan tarifas al comercio de un estado a otro, como hicieron en una época. La ampliación
pervertida de la cláusula pretende permitirle al gobierno federal regular la producción y el
suministro de todos los bienes de todo el país que “afecten” en lo más mínimo al comercio
interestatal. Entonces Scaglia se preguntaba si la corte hubiera estado de acuerdo, en caso de
que se le preguntara, en que la cláusula podía servir como una base para que el gobierno
federal regulara los abortos.14 Pero los 19 abogados del caso15 parecen haber asumido que sí,
considerando lo mucho que se ha torcido el significado de la cláusula.

¿Qué quiere decir todo esto en la práctica? Solo esto: Que los precedentes sirven como una
mesa sueca, un bufet de decisiones que los jueces pueden examinar, probar y seleccionar a su
gusto para justificar sus conclusiones. Este es el resumen de la decisión sobre el aborto por
nacimiento parcial. La mayoría citó 30 casos de cortes federales sobre los cuales se basaba, y
la minoría, diecinueve. Los jueces incluso utilizaron un mismo grupo de ocho casos para
apoyar sus posiciones diametralmente opuestas.

¿Cómo podría un ciudadano determinar qué parte tenía la razón? Tendría que estudiar
cuarenta y una decisiones de cortes federales, reconciliar las diferencias que pudiera haber
entre ellas, después rastrear con cuidado los argumentos respectivos de la mayoría y la
minoría para asegurarse de que cada uno se aplicaba adecuadamente a las decisiones en que
se basaban. ¿Ve usted el problema? Al sustituir el documento constitucional por una miríada
de precedentes, la Corte le ha robado en la práctica la Constitución a los norteamericanos y la
ha reservado para sí misma y para una élite de abogados. No es de maravillarse el que los
norteamericanos ni se molesten en leer el documento por sí mismos.

Bueno, al menos el asunto del aborto por nacimiento parcial ha quedado resuelto
favorablemente, ¿verdad? Desafortunadamente, el sistema de depender de los precedentes
del caso significa que los asuntos nunca quedan resueltos. Todo lo que se necesita para
cambiar las cosas es otra mezcla de jueces que esgriman otra mezcla de precedentes o
encuentren un nuevo significado en los viejos. Si tan solo uno de los jueces que participaron en
el caso Gonzales abandona la Corte, el que lo sustituya puede tener una opinión diferente sobre
el tópico. Si se hace un nuevo juicio contra la prohibición del aborto por nacimiento parcial que
hizo el Congreso, entonces la nueva mezcla de jueces puede usar incluso los mismos
precedentes básicos para abrogar el caso Gonzales. O más sencillo: un nuevo Congreso
podría rechazar la prohibición. De una forma u otra, los niños serían matados de nuevo en los
abortos por nacimiento parcial.

Hablando desde el punto de vista constitucional, ¿cuál debería ser la situación con la ley del
aborto? No debe haber esa pretensión de que existe un derecho federal al aborto. Se dice que
ese derecho se deriva de un derecho general a la privacidad. La Corte Suprema afirmó ese
derecho a la privacidad en Roe vs. Wade16 como una especie de resumen de la Carta de
Derechos. Sin embargo, la Carta de Derechos simplemente le impide al gobierno federal
atentar contra derechos específicos que las personas tenían en el momento de ratificarse la
Constitución. La Carta es protectora, no creadora por naturaleza. Por tanto, no podía crear ni creó
ningunos derechos, para no decir nada de un novedoso derecho a la privacidad.

Diecinueve años después de Roe, la corte17 dictaminó que los derechos de aborto también se
basaban en la cláusula de “libertad” de la Decimocuarta Enmienda. Pero en el propio caso que
motivó esta afirmación la corte reconoció que “una lectura literal de la cláusula podría sugerir
que regula solamente los procedimientos mediante los cuales un estado puede privar a las
personas de la libertad”.18 En otras palabras, la Enmienda se refiere meramente a los
procedimientos de las cortes para encarcelar a la gente. Hace tiempo que la corte vio la
oportunidad para leer la cláusula de libertad de manera categórica, para adecuarla a sus
propósitos; de decir que ampara un grupo abstracto de derechos que son “fundamentales” para
la noción de libertad. Era solo cuestión de tiempo que la corte dijera cuáles derechos estaban
en ese grupo. Al hacer eso, la corte podía reorganizar la sociedad norteamericana. No es de
sorprender que encontrara al aborto dentro del grupo de derechos fundamentales. Por
supuesto, eso es solo una manipulación evidente del texto constitucional.

Así que, si Roe vs. Wade fuera abrogado, como debe serlo, ¿cómo quedarían los derechos de aborto en
los Estados Unidos? El aborto no sería ilegalizado. En vez de eso, las leyes de aborto se las dejarían a
los estados. Las leyes variarían entre ellos. El gobierno federal no jugaría ningún papel en el asunto. En
general, el número de abortos se reduciría. Ese es el resultado que requiere la Constitución.19

Entonces ¿qué es lo que hay que hacer? Trabajar para restaurar la Constitución, por difícil que
parezca, aumentando el conocimiento de la misma. Las escuelas hogareñas y cristianas serían
buenos sitios para comenzar. O sencillamente, lea el documento, sorpresivamente corto, con
una nueva mentalidad, sacando de su mente todo lo que le han dicho de él. Si el documento
gozara de un más amplio conocimiento y respeto entre el pueblo, entonces los ciudadanos al
menos podrían quejarse con inteligencia a sus funcionarios electos cuando los funcionarios o
jueces se apartaran de él. Como están las cosas ahora, muchos ni siquiera pueden darse
cuenta cuando los que detentan un cargo público se apartan de la Constitución.

Los cristianos están especialmente bien capacitados para esta tarea. Se nos enseña a estudiar
y obedecer la Biblia, un documento escrito, autoritativo y controlador. El paralelo con la
Constitución de la vida civil es obvio. Además, estamos obligados a insistir en la fidelidad
constitucional de los que detenten los cargos públicos. El principio que emana de Romanos
13 es el respeto por la autoridad civil. Por la gracia de Dios no estamos en las condiciones de
los cristianos primitivos de Roma. Dios ha librado a Su pueblo, en este tiempo y lugar, del
poder irrestricto de los magistrados civiles. Ha colocado a los propios funcionarios federales
bajo la autoridad constitucional. Cuando les concedemos poder, bien sea con nuestros votos o
con nuestra pasividad, para atacar a la autoridad constitucional que debe refrenarlos, no solo
desestimamos la gracia y la provisión de Dios para nosotros, sino que en la práctica hacemos
de los funcionarios federales nuestros agentes de rebelión.

La Constitución es un regalo, a pesar de las imperfecciones que uno pueda encontrar en ella.
El pueblo de Dios y Su iglesia seguramente le van a echar de menos si alguna vez se pierde.
Entonces será muy tarde para aprendérsela.

1. Gonzales v. Carhart, 127 S. Ct. 1610. El sitio oficial de los EE. UU. no estaba todavía disponible al
momento de escribir estas líneas.

2. La corte dijo que no disponía de estadísticas respecto a la cantidad de abortos por nacimiento parcial
que se realizaban anualmente. Gonzales, 1621.
3. ¿Se atrevería algún pastor hoy en día, por temor a que su iglesia pierda el status de exenta de impuesto,
a predicar que votar por un candidato específico, señalado por su nombre, es incompatible con nuestras
responsabilidades cristianas? Eche un vistazo también a todos esos espacios pavimentados, marcados y
señalados en los parqueos de las iglesias reservados para los minusválidos y la larga rampa de acceso a la
puerta, según requiere la ley federal. Ninguno de esos requisitos tiene que ver con la seguridad de la
construcción ni contraincendios. ¿Cuántos dólares habrá desviado así el gobierno del uso que la iglesia les
hubiera dado en otras condiciones? Y algo peor puede estar en camino.

4. Este caso fue Stenberg vs. Carhart, 530 U.S. 914, 120 S. Ct. 2597 (2000).

5. “Carga indebida” es un juicio subjetivo.

6. Cuando un estatuto no es lo suficientemente preciso al definir cuáles hechos criminaliza, se dice que es
“nulo por vaguedad”.

7. La excepción por salud estaba limitada a cuando se trataba de proteger la vida de la madre. Eso era más
riguroso que la excepción por salud que la corte había aprobado en un caso similar al de Roe v. Wade. En
ese momento, la corte definió salud para incluir hasta las dificultades psicológicas. Esto hizo a la
excepción tan amplia, que virtualmente no tenía límites.

8. Gonzales, 1621–1623.

9. Esta no era otra que Ruth Bader Ginsburg, que fue profesora de la Rutgers Law School, de la cual se
graduó este escritor arreglándoselas para evitar sus clases.

10. Gonzales, 1641, 1649.

11. La jueza Ginsburg se refirió a un caso de Illinois en 1873 para asegurarse de ser comprendida en
relación con lo que incluían esas nociones antiguas. El juez de ese caso, como no preveía las posturas
políticamente correctas, escribió que: “El hombre es, o debería ser, el protector y defensor de la mujer”.

12. Los “precedentes de caso” son incompatibles con la toma de decisiones constitucionales. El texto de
la Constitución debe ser la base de cada decisión. Si no es así, entonces los “precedentes” se convierten
en la ley suprema del país.

13. Gonzales, 1640.

14. Si se hubiera resumido la cláusula de comercio, ¿habría Scaglia dictaminado que la prohibición era
inconstitucional porque la cláusula no la apoyaba? Eso hubiera dado un quinto voto definitorio a los
oponentes de la prohibición y hubiera permitido que continuaran los abortos por nacimiento parcial.
Scaglia quizás solo quería mostrar que estaba sobre la bola. En verdad la prohibición era inconstitucional
si se consideraba que estaba basada en la cláusula de comercio. La cláusula no tiene nada que ver con el
aborto. Sin embargo, la prohibición pasó adelante.

15. El caso Gonzales había sido consolidado con Gonzales vs. Planned Parenthood Foundation of
America, Inc., un caso de California que planteaba los mismos asuntos. Otras partes interesadas también
se unieron a los casos conjuntos. Eso debe haber causado que el recinto de la corte estuviera bien repleto
el día de la vista oral.

16. Roe vs. Wade, 410 U.S. 113, 93 S. Ct. 705 (1973).
17. Planned Parenthood vs. Casey, 505 U.S. 833, 112 S. Ct. 2791 (1992).

18. Ibid., 846.

19. Algunos “pro-vidas” puede que no quieran escuchar esto: Si el asunto del aborto es devuelto a los
estados, como debería serlo, podría ser derrotado en ellos. La disgregación del poder del gobierno ayuda,
y no perjudica, a la causa pro-vida.

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