Está en la página 1de 129

líSEOREGlOS

Nuestro planeta
1 CUATRO REALES 1

f. SBMPERE Y COMPA~1~ BDITORBS


Calle del Palomar, número 10 11 Sncnrsal: Mesonero Romanos, ~2
VALENCIA MADRID
,
p . S emperre y Comp.a Edito11es. ~ .. VRllENCIA

Obras publicadas á UNA. peseta e l tomo

n•cn~á Gnliano.-l.as t11 =1/lllla twches. Flaubert.- La tentación d e San .Antoni:


~ ramo (Siblla).-1•~<1 '"'j r·. France (Anatole).-Ln cortesana de .L,
f. taxis, Bonafoux, ·Biasco llla11ez. - Emillo )undria (l'ais).
Z Ji t ~~~ ¡,/ 1 1/ /1118 oln't~B). Franc és.-.1fiedo.
'lexis.-Lns eh cns ,¡~¡ amigo Leftbre. Garcia Calde rón.- Hombres ~ id eas de
Jlamira.-C'oaas d, 1 din. ll/tP!If¡·o li·~mpo.
flrg '1 Guerra.-J,¡/ero lo.• extranjeros. Garchine .-l,n guerra.
ClKouulne.-JJios '1 .¡ Fstado. Gautie r (Judi1 h).- Las crueldad es del awo1
Id. -1' ,¡ ¡·alt:ww. Socialismo y Gautier (Teófilo).- Un viaje por Espallu.
Aufi/, oloqismo. G e orga . - l'ru~¡reso 11 ntiseria. 2 t.
;aróro d Holbach.- JloiséB, Jesus y .Jla- Id. -L'robl~llltts sociales.
h( 14 Gómez Carrlllo.- fl. s{lle de visiones .
:::audelairo. Los paraísos artiflciates. Id. - Pur t ie?'1'Ct8 lej anas.
eeuuzzi.-C'n 11cion y vida. Gon court .-La ram~ra E lisa.
Cjmrnson.-J;/ Rey. Gorki.- Los ex hombres.
Id. -El guanle.-]lás. alld de tcu Id. -En l a ]n'isión.
{ttu=ns humanas. Grave.- La sociedad futura. 2 t.
"lasco lbáilez.-('ueulos valenda-ttOB. Id. - L a sociedad mor ibu nda y la anal'
Id. -Ln condenada. quía.
Oouhelier.-F/ n 11 sin corona (drn.mn.). Guerln Glnlsty.-EI fango.
uovlo (Juan).-Las doctrinas de tos p artí- Gutlér rez Gamero.-La.derrota de Jlnlla r
''"' ,,o{¡ tu os u1 L'uro¡Ja. Guy de Maupassant.-El llo1·la .
Cracco.-J/a~,·ns humanas. Id. - L a munccbía.
Id. o•·ttbú el ctmor.-Bjmr nson.-
-!:;e Hamon.- Detenninismo y responsabil irln ,¡
rlltt qwebra. Id. - Psicología d el milittu · pt·or~
CJchner.-l'<l~,·.:a 11 materia. siounl.
Id. -1 u.: y o·ida.
Id. -CitiH'irt 11 ..Yaturateza.
Id. - Psicología del socialista · a na 1
quista.
NUESTRO PLA NETA
Cuckle.-Bo~qw.io d~ una historia d eL in- Id. -Socialismo 11 anm·qui811lO.
t lec! o es¡111 no/ ,¡, sde el sigLo V hasta Hmck ei.-Los eniymas del u,th•e¡·so. 2 t.
111~dindo8 el 1 X 1 X Id. - L as maraviUns de .l a -vidct.!! 1
Cueno -Ara; tl. tier·ra. lfaggard.-El h ijo de los boe1·s.
r.Jnge.-La 11oc• l1c de la sangre. Helne.- De la A lemania. 2 t.
t:Jpitán Casero.- Recuerdos d11 u n r evolu- Id. - Los d io.•es •'n el drsl ien·o.
r.tururto Hugo (Vfctor).- EI suelto det Pc~pa.
Camandante +++.-.A si hablaba Zorra· lbsen. - La comedia de l a?nm·.-J.os r¡w
''Cfsi ·o. 1'1·e1·os en I l elgPt aud.
Conde Fa11raquer.-La e:z;putaión de loe Id. -Empe1·a.dor y GaULeo. - J ul·
j,sui/cpt, ]J)mpe¡·ador . 2 t.
Chamfor t.-C11adros hist61·icos de la R evo- Id. - Los espectros.- Ifedda Gnbte1·
luctv!a francesa. Id. - Cuando ¡•es·ucitemcs.- Jtlan-
D'Annunzlo.-Epíscopo y Oompwn.ía. briel BoTkman.
Darwln.-El origen clet hombre. lnchofer.-L a moncwquia jesuítica.
Id. -j}fi viaje a.t1·ededor d el mundo. lngegnleros .-La simulnción en la l11th
2 tomos. por la virln
Id. -OriyP•c de las especies. S t. Id. - Italia en la vida, en la ci'''
Id. -EJ'}JI'eBión de tas emociones en el cia y e11 el a rte.
lcombn~ 11 Pll los animales. 2 t. Jacqulne t (Ciemenc la).- I bs.n¡¡ s11 o br o
Oaudet.-Cue111os cwcorosos y pat1·ióticos. Kropotklne.- Lu COitquistn del 71an.
Del Casti llo (8. E.).-Dos Américas. Id. - l'lttabms d·· w1 J'ebl' ltle.
Id. - JlutuaUdad, Ooopen~r Id. - Oam¡•os, (ubricns¡; la l/ Prt
tismo y P revisi ón. Id . -Las prisiones
Del Castillo Már quez (F. X.) .-Baj o otro• Id . -El a]wiJO mutuo. Un {acl•
cielo>. de 1n ~volución. 2 t .
De la Torre.- Cuentos d~l JúcOII'. labrlola ( Arturo ).-Rc{orma y ?·evolltci•l
Oe llino .-Atomos 11 ast1·os. 80ti<ll.
Oeutsch.-Die= 11 seis a11os en Siberia. ll t. labrio la (Antonlo).-Del m aten'aliswo hi
Oide -Jliaufl Sn·vet '1 Oalvi1w. tórico.
Oldero t.-Obras filosófic as. l aclos.-Las amistades pe/ig¡·osas.
Oraper.- Conflictos entre La Religión y la l a ugei. -Los prolJ/e7ntcs de l a. X a hu·tclr.:•
t '"-'liCia. Id. -Los p¡·ob/emas del nlmcc.
EchagUe.-Prosa de comba te. Id. -Los ¡noblemns de la vitla.
En g el s.-OI'ifi~n tiP la fam ilia, de la pro· Leone.-EI Sindicnlismo.
¡Jie!lnd ¡n·, va.: 1 .11 del Estallo. 2 t. López Ba llesteros.-./unlo (1 l ns máq11 i no
Fabbri. -Simlicrclismo ¡¡ rcnarquism{). Lubock.-Lct dichn clr In vida.
Faure.-Rl tlofot• IIIIÍ!!C1'8aL. 2 t. Mackay.-Los amcrr¡uisf tl8.
Fi not .-F.I prrjuicio rlf lns ra z a s. 2 t. Mmterlinck.-R/Ieso,·o tle los lwmild ,.•.
Flaube rt.-Po1·1os CtWI JWB ¡¡las pl a yas. Ma lato.-Piloso{ut 11,1 "ll" ¡·quii!JII"
ELrSEO RECLÚS

OBRAB DEL MISl\IO AUTOR NUESTRO PLANETA


PUBLICADAS POR ESTA CASA

Et,olución !J rel'olución.-U na peReta. Traducción de R oberto Roúert


La moutwia -U na peseta.
jlfis eJplorariones en América .-Una peseta
El arro!Jo.-Una peseta.

---
F. SEMPERE y CoMPAÑÍA, EDITORES
Calle del Palomar, núm. 10
VALENCIA
CAPÍTULO PRIMERO

La Tierra en el espacio
E 1t a Oa sa Edi t or ial obtuvo D iploma.
de H onor 11 lJf~ dalla de Oro en la E:r:po-
l icídn R eg iollal de Val enci a d e 190,. I

P equeñez de la Tierra comparada con el Sol y las estrellas. -


Grandeza. de s us fen óm en os.- F orma y dimensiones del
globo t e rrestre.
...
La Tierra que habitamos es uno de los as tros
más ínfimos , y casi se escapa, á fuerza de exigüi·
dad, á las miradas de la inteligencia del a stróno-
mo que sondea las inmensidades del espacio.
Simple s atélite del Sol, cuyo volumen es 1.255.000
veces más grande, no es más que un punto rela-
tivamente á las enormes extensiones de éter re-
corridas por los planetas que gravitan hacia su
globo central; el mismo Sol es como una chispa
perdida entre los 28 millones de estrellas descu-
biertas por el anteojo de Herschel en la Via Lllc-
Imp. de la Oua Editorial F. Sempere y Comp.•-v.A.L:ucu. tea; por último, esta inmensa aglomeración de
6 BLÍSEO RECLÚS NUESTRO PLANETA 7

soles y planetas, que parece que forma una han. armonia de sus partes y de su conjunto. Este
da de luz alrededor del Universo entero, no es en planeta imperceptible es, desde cierto punto de
realidad mlls que una nebulosa, es decir, una vista, tan grande como el Universo, porque es ex-
nube de astros, semejante A una niebla que se presión en las mismas leyes. Por la forma de su
desvanece por el espacio infinito. Mlls allA de órbita, por sus diversos movimientos de trasla-
nuestro cielo se extienden otros cielos, y luego ción y rotación, por la sucesión de dias y estacio-
otros mlls, que tarda la luz eternidades en reco- nes y por cuantos fenómenos gobierna la gran ley
rrer, A pesar de su prodigiosa rapidez. ¿Qué es la de la atracción, la Tierra es representante de los
Tierra en ese abismo sin fondo de las estrellas? mundos; en ella estudiamos todos los astros.
Aislada puede parecernos inmensa; demasiado Nuestro planeta es un esferoide, es decir, una
vasta para nuestra pequeñez, no nos ha dejado .esfera achatada por los polos y convexa en el
descubrir toda su superficie, pero en relación con Ecuador, de modo que todas las circunferencias
el mundo sideral, es menor que el grano de arena que pasan por el extremo del eje polar tienen
comparado con la masa de las montañas, menor forma eliptica. La depresión de cada polo vie-
que una molécula atmosférica comparada con la ne á ser de una trescentésima parte del radio
extensión de los aires. terrestre, ó sea de 21 kilómetros, pero no es
Verdad es que no es mAs que un grano de seguro que ambos casquetes polares estén igual-
polvo la Tierra para el que ve las nebulosas en el mente achatados. Tal vez exista un contraste en-
camp~ de su telescopio, y sin embargo, no es me- tre los dos hemisferios, no sólo por el relieve de
nos digna de estudio que todos los astros del los continentes y la distribución de los mares, sino
cielo. Si no tiene la grandeza de sus dimensiones ·también por la forma geométrica. Sea de ello lo
no deja de ofrecer en todos sus pormenores infi~ que fuere, parece demostrado que la curvatura
nita variedad. Las generaciones enteras que se no es exactamente la misma en todas las partes
suceden en su seno podrían pasarse la vida estu- de la Tierra situadas A igual distancia de los
diAndola, sin acabar de conocer completamente polos; Jos meridianos, sin excepción, son elipses
su belleza, y no hay ciencia especial cuyo objeto irregulares. Las mediciones recientes de grados
sea una parte de la superficie terrestre ó una serie llevadas A cabo por los astrónomos, especialmen-
de sus productos, que no ofrezca A los sabios in- te la gra~ triangulación ejecutada desde 1816 has-
agot.able dominio. Este globito es, lo ~ismo que ta 1852 bajo la dirección de Struve, desde las
el Cielo, un verdadero cosmos, por la admirable eostas del Océano Glacial hasta las orillas del
8 ELÍSEO RECLÚS NUESTRO PLANSlTA 9

Danubio, han revelado en la forma terrestre sin~ toma en astronomía como término de compara-
guiares desviaciones, causadas, ya por la natura- ción) pudiera propagarse siguiendo un a linea
leza geológica del suelo, ya por la proximidad de curva, daria siete vueltas á la Tiert'á en un segun-
poderosas aristas de montañas. De las comarcas do, de modo que esa medida, única conveniente
de Europa, Inglaterra é Italia tienen una superfi.. en los espacios estelares, es completamente inapli-
cie notablemente más achatada que la de los pai- cable á la superficie de nuestro globo. El hombre,
ses vecinos. que es tan pequeño con relación al planeta, empe-
Parece además que una hinchazón perpendi- zó por usar como medida de su dominio todo ó
cular al Ecuador, y por lo tanto paralela al meri- parte de su propio cuerpo, como el pie, el codo, el
diano, forma un relieve alrededor del mundo, brazo ó la distancia que r~rre durante un espacio
pasando á través de Europa y África, unos doce de tiempo determinado. Á fines del último siglo,
grados al Este de la longitud de Paris; en cambio, los sabios que honraban entonces á Francia imagi-
dos depresiones ó polos de segundo orden, acha- naron dividir exactamente la circunferencia de la
tados en unos dos kilómetros, algo más de la Tierra en partes iguales que sirvieran de medida
tresmilésima del radio terrestre, corresponden á común para todas las distancias terrestres. Esa
ambas regiones de la zona ecuatorial, donde las medida común ó metro, que con auxilio de sus
tierras están muy hundidas, uno á 102 grados del múltiplos ó divisores permite evaluar tan fácil-
Este de Par1s, en medio del archipiélago de la mente la circunferencia de la Tierra como la de
Sonda; otro en el hemisferio del Oeste, cerca del una molécula apenas visible, es la diezmillonésima
istmo de Panamá. Esas desigualdades de curva- parte del arco descrito desde el Ecuador hasta uno
tura, que indudablemente son variables y corres- de los polos. Á consecuencia de errores inevitables
ponden á los cambios de lugar del centro de por las dificultades de la medición, el metro ideal
gravedad del planeta, no se revelan más que al supera al metro usual en una undécima parte de
astrónomo y no interrumpen en ningún paraje la milímetro, pero puede despreciarse en la prácti-
horizontalidad aparente de la superficie de las lla- ca sin inconveniente esa diferencia mínima, per·
nuras y los mares. fectamente invisible á la simple vista. La 11nea que
Las dimensiones de la Tierra no pueden com- da vuelta á la Tierra pasando por los dos extre-
pararse con las de los grandes cuerpos celestes, mos polares viene á tener una longitud de unos
y sobre todo con las del espacio que pueden son- 40 millones de metros ó de 40.000 kilómetros.
dear los telescopios. Si la luz (cuya velocidad se Como ha hecho notar Schúbert, esta distancia
10 IIILíBEO BECLÚS NUESTRO PLANETA 11

podrta recorrerla un hombre fJ. paso normal en un <!urvas. Girando sobre si misma, describe la Tierra
año, siempre que no se parara un momento. La una elipse alrededor del Sol y se deja llevar de cie·
superficie del globo, calculada por Wolfers según lo en cielo á remolque de ese astro hacia lejanas
las medidas mfis recientes que han hecho los <!onstelaciones. Oscila después, se balancea sobre
astrónomos en diversos paises sobre los arcos de su eje y se aparta más ó menos de su camino para
longitud y latitud, debe de ser de 509.990.553 kiló- saludar á cuantos cuerpos planetarios vienen fi su
metros cuadrados. Según el astrónomo Enke, es encuentro. Es probable que no pase dos veces por
de 509.950,658 kilómetros cuadrados y la masa las mismas regiones del éter; pero si tuviera que
planetaria se eleva fJ. mfis de un trillón 83 billones recorrer de nuevo la espiral de elipses que ha re-
<le kilómetros cúbicos. corrido ya, no lo podria hacer hasta pasado un
ciclo de tantos millares de años, que ya estar1a la
Tierra completamente transformada y no seria el
mismo astro. La Naturaleza, que es inmutable
II en sus leyes, pero varia constantemente en sus fe-
nómenos, nunca se repite. .
El movimiento de la Tierra cuyos efectos mme-
Movimientos del planeta: rotación diurna, revolución anual.-
diatos nota mfis el hombre es la rotación diurna
Dia sideral y día solar.-Sucesión de días y estaciones.-
t Diferencia de duración entre las estaciones de ambos hemis- que se verifica alrededor del eje ideal q~e P.asa
ferios.- Precesión de los equinoccios.- Nutación.- Per- por los polos. El globo gira de dere~ha á Izqm.er-
turbaciones planetarias.-Traslación de la Tierra hacia la da ó de Occidente fJ. Oriente, es dec1r, en senttdo
constelación de Hércules. in~erso del movimiento del Sol y de las estrellas,
los cuales parece que surgen en Oriente para des-
La Tierra, glóbulo aislado en el espacio in- aparecer en Occidente. Nula en lo~ polos, porque
me?so, no permanece inmóvil, según supon tan los el eje de la Tierra e m pieza y termina en. ellos, la
ant1guos pueblos, viendo en ella la base inquebran- rotación es tanto más rápida en cualqmer parte
table del firmamento. Arrebatada por el torbellino del aJobo cuanto más apartada se encuentra ésta
d~ la vida universal, muévese sin descanso, descri- del :je central. En San Petersburgo, baj~ el grado
biendo en el éter una serie de espirales e11pticas t>O de latitud, la velocidad de la rotación es de
tan complicadas, que todavía no han logrado los unos 14 kilómetros por minuto; en Paris, pasa de
astrónomos calcular el conjunto de sus diversas 18 kilómetros; en la linea ecuatorial, que puede
12 ELíSEO RECLÚS NUiliSTRO PLANETA lS

considerarse como la llanta de una rueda gigan· dos; el sonido tardaria 15 años en atravesar la
tesca, dicha velocidad es doble de la que arrastra misma extensión.
á la Tierra en el grado 60, ó sea de un os 28 kiló- Según ha formulado Keplero en sus célebres
metros por minuto, ó 464 metros por· seaundo casi leyes, el planeta se mueve con más rapidez cuanto
. o '
1gual á_ la de una bala de cañón de 12 kilogramos más cerca está del Sol y retrasa su marcha en
despedid a por ü kilogramos de pólvora. Gracias al proporción de su apartamiento del astro, pero. su
movimiento de rotación, la Tierra presenta alter- velocidad media puede calcularse en unos 30 ktló-
nativamente al Sol una y otra de sus caras, para metros por segundo, ó sea en 60 veces la rapidez
volverlas luego hacia los espacios relativamente de una bala al salir del cañón. Esa rapidez, en la
obscuros del éter; as! se establece la sucesión de ~ual no se puede pensar s in vértigo, se suma, en
d!a s y noches. Además, la rotación terrestre es un todos los puntos de la superficie terrestre, con el
hecho capital que hay que tener en cuenta para movimiento de rotación que la arrastra alrededor
deter·minar· la dirección de los fluidos en moví· del eje polar. Modificada por ese movimiento, la
miento sobre_ la superfici_e del globo, como ríos y linea descrita por un punto cualquiera de la su-
arroyos, corl'lentes mar!t1mas y atmosféricas. perficie terrestre se convierte en espiral.
La revolución anual que la Tierra describe al- Después de haber girado 366 v~ces sobr~ si
rededor del Sol se verifica siguiendo una elipse misma la Tierra ha recorrido su órbtta, y relattva·
uno de cuyo~. focos lo ocupa el astro centrn l, y mente ~l Sol se encuentra en la mi s ma posición
cuya excentricidad es casi igual á las 17 milési- que al salir del punto de partida. Acaba de cum-
mas del eje mayor. La di~tancia que separa el Sol plir el año. Durante ese espacio de tiempo, com'
del planeta ,·aria, pues, constantemente según los puesto de 366 revoluciones terrestre~, el ~ol no
puntos de la órbita que recorre la Tierra. En su ha iluminado sucesivamente cada hemtsferro más
a.felio, es decir, cuando está más lejos, esa distan- que 365 veces. ¿Cuál es la causa de esa anomalla
Cia es de unos 150 millones de kilómetros· en el aparente? ¿Por qué un movimiento completo de
perihelio, cuando están más cerca los dos 'astros rotación ejecutado por el globo alrededor de su
es de unos 145 millones. Los astrónomos ha; ~je no coincide exactamente con el d!a solar? Por-
evaluado la distancia media, desde las correc- que al girar la Tierra sobre si misma, arrebatada
ciones de Encke, Hansen, Foucault y Huid, en ~n su inmensa órbita, cambia constantemente de
147.800.000 kilómetros. Ese es un espacio que re· posición con relación al Sol. Co·n· rel~ción á las
corren los rayos solares en 8 minutos y 16 segun- ~strellas , situadas á distancia cas1 mfimta de nues-
NUESTRO PLANETA 15
14 ELÍSEO lllii0LÚ8

La rotación cotidiana de la Tierra alrededor-


tro sis~ema, el planeta puede decirse que perma-
de su eje produce la sucesión de días y noches, y
nece stem~re en el mismo sitio, y por consiguien-
su revolución anual alrededor del Sol causa la
te el di a Sideral, es decir, el intervalo que separa
alternativa de las estaciones. Si el eje de la Tierra,
d~s pasos de la misma esttella por encima del
es decir, la linea ideal que une ambos polos, fuese
m1smo me.ridiano terrestre, presenta precisamen-
perpendicular al plano de la órbita anual, es evi·
te la duración del movimiento rotatorio de nuestro
dente que la parte del globo iluminada por el Sol
planeta. Después de cada revolución cotidiana, el
planeta presenta á esos astros lejanos la misma se extendería invariablemente de un polo á otro
y los dias y las noches se compondrían exacta-
parte de su superficie, y si se extinguiera de pron-
mente de doce horas en ambos hemisferios. Pero
to la luz del Sol, si una estrella como Sirio ó Al-
debarán se convirtiera en nuestro gran foco de no sucede así; la Tierra se inclina al verifica r su
resplandor, nuestros días tendrían la duración movimiento de traslación; s u eje está inclinado
exacta de una rotación terrestre, es decir, unas unos 23 grados y medi o sobre el plano de la ói·bi-
23 ho.ras y 5n minutos. Pero el Sol es una estrella
ta y sostiene esa linea ideal en una posición que
se puede considerar como invariable relativamen-
próx.Jm.a á. la Tierra. Mientras ésta verifica su
m O\'Jmtento de rotación sobre sí misma recorre te á las rápidas peripecias de los dia s y las. esta-
2.581.000 kilómetros de un arco de la órb' 1.ta,. por ciones. Esta oblicuidad del eje ocasiona contmuos
cambios de aspecto. La parle de la Tierra ilu~i~a·
. .
consiguiente, el Sol, en su marcha aparente, pare-
ce que retrocede otro tanto, y para que la Tierra da por los rayos del astro central varia. diana-
le pres~nte exactamente la mis ma parte de su mente, porque si el eje del planeta so~llene ~u
s uperficJe que al principio de su evolución tiene extremo fijo hacia un mismo punto del e~pac10
que rodar. cuatro minutos más · El d< · ' · te infinito ofrece á consecuencia de la traslac1ón del
. 1a s1gmen
ot~o movimiento d-e la Tierra añade otros cuatro
globo u'n grado de inclinación que cambia sie~­
mm u tos á la .dura ció n del día, y así sucesivamen- pre con relación al Sol. Dos veces al año está dis-
te hasta final~zar el año. Esos aumentos diarios puesto de tal manera, que los rayos solares caen
de cuatro mmutos á la longitud de los días for perpendicularmente sobre el Ecuador del glo?o;
man dur~nte un año un tota l de minutos igual á en todos los demás periodos de la revolucJó?
la duración de un dta de rotación, de lo cual re... anual, ya el hemisferio septentrional, ~a el men·
sul.ta q~e el número de los días solares del año dional, es el que recibe la mayor cantidad de luz.
es mferwr en una unidad al de los días siderales~ El año astronómico empieza el 20 de Marzo.
16 BLÍSS:O RECLÚS NUESTRO PLANETA 17

en el preciso momento en que el Sol alumbra espacio de 23 grados y medio alrededor del polo
verticalmente el Ecuador y hace pasar por los dos Norte. Entonces acaba en el hemisferio septen-
polos el circulo de separación entre los rayos y trional la primaver·a y empieza el verano. En cam-
la sombra. Entonces el periodo de obscuridad es bio, en el meridional sucede el invierno al otoño.
igual al de luz y mide exactamente doce horas Al Norte del Ecuador hay días largos y noches
en cada punto de la Tierra. Por eso se llama cortas, y al Sur las noches duran más que los
equinoccio (igualdad de noches). Pero pasado ese dias. En la zona ártica, el Sol desct·ibe com plata-
dia, que sirve de punto de partida á la primavera mente encima del horizonte la espiral de movi-
en el hemisferio del Norte, y que fué designado miento aparente de rotación diurna. · El di a de
durante algunos años en Francia con el nombre seis meses inaugurado en el polo Norte con la
de 1. 0 de Germinal, continúa la Tierra su movi- primavera alcanza la hora de mediodía el primer
miento de traslación. Gracias á la inclinación del día del verano y empieza la media noche en el
eje, el hemisferio boreal, vuelto hacia el Sol, recibe mismo instante para las tinieblas que ocupan el
más cantidad de luz y el hemisferio meridional está polo Sur.
menos alumbrado. Los rayos verticales del Sol Inmediatamente después del 21 de Junio, los
caen cada vez más al Norte del Ecuador, y el cir· fenómenos que se han verificado durante la esta-
culo de luz, lejos de pararse en los polos, donde ción anterior se reproducen en sentido inverso.
empieza á reinar un día de seis meses, se extiende El Sol parece que retro ceda hacia el ho!'izonte
mucho más allá sobre las regiones boreales. Por del Sur; sus rayos verticales dejan de caer sobre
último, el 21 de Junio, dia del primer solsticio (1), la linea del trópico septentrional, y se acercan
encontrándose el eje de la Tierra muy inclinado constantemente al Ecuador; la zona de luz del
hacia el Sol, este astro irradia en el cénit del tró- polo boreal y la zona de sombra d.el ~ustral, se
pico de Cáncer á 23 grados y medio al N orle del van estrechando al propio tiempo; dtsminuyen los
Ecuador, y su luz ilumina toda la zona glacial días en el hemisferio del Norte y crecen en·el del
ártica, es decir, el casquete terrestre que cubre un Sur; poco á poco se restablece el equilibri~ entre
ambas mitades de la Tierra. El 22 de Septtembre
(1) El nombre de solsticio de verano es impropio, puesto
.
que sólo conviene á las comarcas del hemisferio septentrional
y el solsticio de verano de Paris es de invierno en el Cabo de
'
vuelve á encontrarse el Sol directamente encima
de la linea ecuatorial, y su luz roza los dos polos.
El equinoccio, ó igualdad absoluta de los días Y
Buena Esperanza. Tampoco deberían llamarse los equinoccios
de otono ni de primavera. las noches en todas las partes del globo, se pre-
2
18 ELÍSEO RECLÚB t-UE~:>TRO PLAN&TA

senta por segunda yez durante el año, pero ese dias en describi r la primera y mayor parte de su
momento de equilibrio no es, digámoslo asi, más órbita, y durante el periodo de invierno, desde el
que un punto matemát1co entre dos es_taciones. 22 de Septiembre hasta el 20 de Marzo, no emplea
El eje de la Tierra, que durante los se1s meses más que 179 días en recorrer la segunda parte. El
transcurridos lwbía vuelto el polo Norte hacia el período eslivu 1del hemisferio boreal es 7 ú 8 días
Sol, le prel:>enta entonces el polo Sur; los rayos 1nayor que el período correspondiente del hemis·
verticales del a!:5tro central caen al i\lediodía del ferio meridional; además, á consecuencia del ma·
Ecuador· tene~tre, y el hemisferio meridional re· yor espacio de tiempo durante el cual permanece
sulta á s u \e:t. ganancioso en cantidad total de luz vuelto hacia el Sol el polo ártico, el número de
)' en longitud de los días. E m pie1a para él la pn· horas del día es mayor en el hemü,ferio del Norte
mavera, y para el otro el otoilo. Tres meses des- que el de horns de noche, cu ando en el hemisfe·
pués, el 21 de Diciembre, el Sol se encuentra d1 rio austral ocurre lo contrario. Hay cierta com- •
rectamente encima del trópico meridional ó de pensación, porque si dura menos el ver·ano en la
Capricornio, á 2:-3 gt·ados y medio o! Sur· del Ecua- parte meridional de la Tierra, el planeta ~e en-
dor terrestre, y lu zona glacia l antártica queda cuentra durante esa estación más cerca del Sol;
completamente nlumbrada por su~ rayos. De-;- pasa por el perihelio, y por lo tanto recibe mayor
pués, gracias al movimiento de traslación del cantidad proporcional de calor. Pero no se puede
globo, esa.;; dos e~tacione:s s1guen cada cual su dudar, como lo demuestra la observación direc-
cu rso en sentido iu,·et·so hasta que la Tierra se ta de las temperaturas y la de los vientos y co·
encuentra al cHllo en posición análoga á la del rl'ientes, de que la s tierras del Sur, á igual <..listau·
punto de partida; el equinoccio de Marzo, prime1· cía del Ecuador, son más fria:s que las del N arte; el
dí3 de la primaver·a en Europa ) de oloilo en Aus· problema está en averiguar si ese fenómeno se
t~·alia. empiezn de nue\'o el uilo astronómico. origina en la distribución de los continentes ó del
La formH elíptica de la órbita terrestre y la contraste entre las estaciones que presentan am·
~elocidad de~igunl del globo en los dt::;tin tos pun · bas mitades de la Tierra. En resumen: ¿el hemisfe-
to~ de su recotTido, dan por resultado una dife· rio austral gana por su proximidad al frío central
r·encia muy notable de longitud en la duración de tanto calórico durante la estación cálida como
la":S el:>laciones. En efecto, del 20 de i\larzo al 23 de ganó el opuesto por ~u exposición más prolongada
Septiembre, es decir, durante la primtn-era y el á los rayos solares? ¿Hay perfecta compensación?
. verano del hemi::derio boreal, tarda la Tierra 18o Así opinan la mayoría de los astrónomos; basán·
NUESTRO PLANETA 21
20 ELÍSEO RECLtS
constgo un nuevo adelanto de 20 minuto ~ ,) como
dose en el célculo, afirman que en cada hemisfe- el eje del planeta no cesa de girar durante ellt·ans-
rio la intensidad del calor está en razón inversa CUI'SO de las edades, ocurTe que después de un
de su duración: otros sabios, siguiendo el sentir período de 12.900 años e tran:::,{orman por com·
del matemlltico Adhanar, autor de una ingeniosa pleto las condiciones de las estacione . El hemisfe-
teoria sobre la periodicidad de los diluvios, pien- rio que recibía más calor, recibi1·á menos, y el que
san que por la irradiación nocturna, el hemisferio tenía más días de invierno, gozaré de verano mAs
cuyo verano es mlis corto se enfria mucho mAs largo. Después de otro periodo de 12.!300 ~ños,
que el hemisferio opuesto. durante el cual las rela ciones enli'e las estacwnes
Sea de ello lo que fuere, si el equilibrio entre de ambos hemi ferias se verificnn otra vez, el eje

las estaciones no existe actualmente entre ambas de la TietTtl completa s u balanceo, que ha durado
mitades del mundo, acaba por restablecerse des- 258 siglos , la posición del globo re!::ipeclo al Sol
pués de una larga serie de siglos, á con ecuencia vuehe á !::iel' poco más ó men os lo misma que en
del lento movimiento terreslt'e conocido con el el punto de partida y empieza el egundo ciclo de
nombre de prece ión de los equinoccio :como un e l8ciones.
peón da vueltas por el suelo inclinllndose en todos Pudiera darse á es e período el n o mbr·e de aiio
sentidos y describiendo con su eje un cono ideal, gra11de de la Tierra, si el planeta, al fi.n~liz~r tal
gravita la Tierra en el espacio balanceando lenta- espacio de tiempo, se encontrara en posición Idén-
mente la linea de los polos. Esa linea, siempre in- tica á la que ocupaba al principio, pero no o?urre
clinada unos 23 grados y medio sobre el plano en así. La a tracción de la Luna, las perturbocwnes
la órbita terrestre, gira lateralmente, apuntando causadas por lo proximidad de los planetas, mo·
A cada paso á una nueva región del cielo; si se la difican sin cesar la curva descrita por el eje terres·
prolongara indefinidamente, se la verla dibujar tre en el espacio y la complican con mult.itu~ de
un c1rculo en medio de las estrellas; cambiando espirales, cuyos períodos diversos ~o cmnctden
as1 constantemente de dirección el eje de la Tierra, con el gran periodo de balanceo del eJe. Las o~qu­
el plano del Ecuador ha de varitlr exactamente laciones sucesivas forman un sistema conttnuo
del mismo modo en la posición que ocupa respec- de espirales entrelazadas. . .
to al Sol. En efecto, todos los años el momento Y hay mAs. Á los movimientos- del g~obo mdt-
preci:so del equinoccio de l'vlarzo se adelanta veinte cados ya, A su giro diario, á su revoluctón anu.al
minutos sobre la hora del año precedente. Cada alrededor del Sol, al balanceo rHmico de su eJe,
revolución de la Tierra alrededor del Sol lleva
NUESTRO PL-\NlllTA 23
ELÍSEO RECLÚS

probado por la precesión de los equinoccios, A la -cielos la espiral indifinida de sus elipses, y nunca
nutación ó balanceo mAs rápido que le hace sufrir dejará de girar y oscilar en el éter hasta el mo-
la atracción de la Luna, hay que añadir el enorme mento en que ya no exista en forma de planeta
movimiento de traslación que le arrastra de cielo aislado, porque también ha de acabar, como los
en cielo A remolque del Sol. Pocos años hace que demás cuerpos del U ni verso; nace y vive para
los astrónomos desconocían todavía ese movi- morir. Su movimiento anual de rotación va tenien-
miento, y sin embargo, se verifica con una incon- do menos velocidad; verdad es que ese retraso es
cebible rapidez, doble de la que hace moverse al poco perceptible, puesto que desde Hiparco hasta
planeta alrededor del astro central. En un segun- Laplace, ningún astrónomo lo habla comprobado
do de tiempo recorre la Tierra unos 71 kilómetros todavia; pero como una fuerza cósmica obrando
hacia el punto del cielo donde está la constelación en sentido inverso no compense la pérdida de ve-
de Hércules; en un año recorre 2.225 millones de locidad causada por el roce de las mareas contra
kilómetros. Esa enorme distancia, que la luz no el fondo y las riberas del Océano, el impulso del
podrla andar en menos de dos horas y cinco mi- planeta irá disminuyendo. Después de peripecias
nutos, no se sabe si forma parte de una elipse imposibles de prever, la Tierra acabará por cam·
descrita por todo el sistema planetario alrededor biar completamente de situación y perderá su
de un núcleo de atracción que el astrónomo Maed- existencia independiente, ya para unirse con otros
ler creyó descubrir en Alción, en el centro de las cuerpos planetarios, ya para dividirse los frag-
Pléy~des, ó si, como opina Carm, tiene por foco, mentos, ya para caer encima del Sol como un
lo mismo que las curvas de estrellas múltip les, .aerolito.
un centro de gravedad común A varios astros un1

punto matemAtico eternamente variable en el es-


pacio infinito. Esa traslación de nuestr·o g lobo
natal á través de los cielos insondables nos da
una idea de la inmensa variedad de los m¿vimien-
tos que hacen girar los astros como moléculas de
una tromba de polvo. Nuestra Tierra es arrebata-
da por los espacios, sin poder cerrar nunca el
ci~lo de sus revolucioues. Desde el dia en que sus
primeras células se agruparon, describe por los
NUBlSTRO PLANETA 25

modo todos los globos del cielo, ni para afirmar


que las estrellas y planetas nacen asi por una es-
pecie de división. El ingenio humano está redu·
CAPÍTULO II
cido todavía á hipótesis sobre el nacimiento de-
nuestro globo y de todos los demás. Desde la
leyenda del salvaje que hacia nacer la Tierra del
Las primeras edades estornudo de un dios, hasta la teoría del gran
Buffón, según el cual los planetas del sistema
solar son sal picaduras arrojadas al espacio por el
l encuentro de un cometa y un sol, las cosmogonías
balbuceadas por los pueblos antiguos y las in ven·
Op~niones diversas sobre la formación de la.Tierra. -IIipóte-
tadas por los sabios modernos, no son más que
818 de La place: graves objeciones que provoca. -Teoría del conjeturas más ó menos plausibles é ingeniosas.
fuego centraL-Objeciones. La hipótesis más aceptada en nuestros días es
la que, después de propuesta por el filóso.fo Kant
El origen de la Tierra se p!erde en la noche de en 1755 y desarrollada por Herschel, ha s1do pre-
nuestra ignorancia. Á ningún hombre de ciencia sentada de nuevo y apoyada magníficamente por
pueden autorizarle sus observaciones ni sus razo- Laplace en la Exposición del sistema del mundo, Y
namientos para decirnos cómo se formó el plane· es tal la autoridad del geómetra ilustre, que su
ta, aunque nazcan continuamente nuevos astros hipótesis la consideran erróneamente muchas
en 1~ inmensidad del cielo. El telescopio no ha personas como hecho científico perfectamente de-
servido más que para comprobar la aparición de mostrado. Por lo tanto, hemos de exponer, aunque
esos cuerpos celestes, sin revelarnos su manera sea muy sucintamente, un boceto de la historia
de ~armarse. Una vez sola, en Diciembre de 1845t primitiva de la Tierra.
tuvieron los astrónomos la suerte de asistir á la Supone La place, en primer lugar, que el espa-
división de un cometa, el de Biela, viendo doblar- cio en que hoy se mueve el sistema solar lo ocu-
se al astro, romperse luego y constituir dos nú- paba una materia cósmica gaseosa de alta tempe-
cleos .de distinto tamaño, que andaban por el ratura y dilatación excesiva, compara~le con ~a
espaciO uno tras otro. Pero este hecho único no- de los más enrarecidos gases. Irrad1ando s1n
da derecho á imaginar que se forman del mismo cesar á su alrededor, y perdiendo calórico en be·
26 ELÍSEO RECL ts NUESTRO PLANETA 27

neficio de los espacios que la rodeaban, la enorme del Sol, por la menor densidad de la atmósfera
nebulosa había de condensarse poco á poco en incandescente que los constituía; los más pesados
derredor de un punto central, destinado á conver- hablan de ser los formados posteriormente de
tirse algún día en sol. Atraídas unas hacia otras capas gaseosas más próximas al centro del Sol,
las moléculas de gas no obedecían sólo al movi~ y por lo tanto, más densas. Nótase, en efecto, que
miento de condensación, sino que eran anastradas los planetas más distantes del foco central, como
en ch·culo inmenso en derredor del eje del siste- Urano y Neptuno, tienen el peso especifico del
ma. La pél'dida de calórico y la concentración de corcho, y que la densidad de los globos aumenta
la masa esferoidal, que era su consecuencia, daban (aunque sin seguit· una ley absolutamente regu-
p.or resultado el aumento de rapidez de la rota- lar) desde los grandes astros lejanos hasta los pla-
Ción. Al mismo tiempo la fuerza centrífuga se netas chicos y pesados del interior del sistema.
acrecentaba en proporción, y bajo el influjo de esa Además, los planos de las órbitas planetarias, q.ue
fuerza, achatándose la masa atmosférica en am- están levemente inclinados unos sobre otros, In-
bos po~os, iba tomando la forma de un disco. dicarán la situación del Ecuador del Sol, cada
Por último, la atracción, que habla sujetado las -época en que se verifica uno de esos grandes des-
moléculas de la circunferencia y la había impedi- garramientos que ha de dar origen á un nuevo
do e'>caparse por el espacio, estaba equilibrada planeta. .
por la fuerza centrífuga, y mientr·as la mayor parte Adelgazándose á causa de la pér·d1da lenta de
de la masa gaseosa seguía condensándose alrede- su calórico, los cuerpos anulares conservaban su
dor del núcleo central, la zona exterior solicitada forma durante una serie de edades más ó menos
á.un tiempo por fuerzas opuestas, dejaba de mo- larga, pero en cuanto, por una perturbación as-
dificar su distancia relativa al eje del esferoide y tronómica, se hacia uno de sus segmentos más
tomaba la forma de un reborde circular ó de un denso que los demás, éste ejercía una fuer·za cre-
anillo giratorio. ciente de atracción, rompía en provecho suyo la
o.tros anillos, separados de la masa achicada, zona de materia gaseosa y la condensaba á su
se aislaban sucesivamente del mismo modo y alrededor, en atmósfera concéntrica. Por efecto
se?uian describiendo alrededor del Sol su mo~i­ de las leyes de rotación, tomaba el planeta nuevo
miento de rotación. Con esta hipótesis, esos ani- una forma esferoidal, análoga á la del astro que
Jlos son los futuros planetas del sistema solar le había dado origen, y gracias á la pri~e~a fuerza
Los más ligeros hablan de ser los más apartado~ impulsiva de sus moléculas, su mov1m1ento se
28 J!lLÍSIIlO Rl!lCLÚS
NUESTRO PLANETA 29
duplicaba: continuaba su revolución en torno del
Sol y empezaba á girar sobre su eje. lfluestro globo no habría tenido más que una vida
L~ formación de los satélites se explicaba .cósmica impersonal; al solidificarse, al endure-
tamb1 én por· la retirada gr·adua l de la masa gaseo- cerse su corteza empezaría su verdadera exis-
s~ de los planetas primarios. Los anillos despren- tencia.
didos de la zona ecuatorial de estos astros se con- Esa es una hipótesis brillante, seguramente
dens~n también, contra!dos por la pérdida de- la más hermosa y sencilla de cuantas han pro-
cal~rrco, y e convierten en otras tantas lunas. Los puesto los astrónomos: mejor que otra cualq uiera
pflltdos anillos de Saturno son los únicos que da cuenta del m ovimiento uniforme de trasla-
recuerdan en el cielo la antigua forma de todas -ción de los planetas de Occidente á Oriente; co n-
las e~feras qu.e la condensación del Sol y de Jos cuerda, al parecer, de una manera notable con
pla~etas ha~ Ido .dejando en el espacio: antes, .ciertos hechos subsiguientes de la historia de la
segun e.:;ta hipótesis, eran una simple hinchazón Tierra como nos la cuenta la geología; por últi-
ecua~onal del planeta primitivo; otro día serán mo , los maravillosos anillos que rodean á Satur-
satél.Ites .esféricos, semejantes á las ocho lunas no parece que proclaman la ve rd ad de la teoría
que Ilumman las cortas noches de Saturno. imaginada por Laplace. Hasta los experimentos
Segú~ la ideas de Laplace, todo el sistema de gabinete parece que reproducen en miniatura
planetar·¡o formó parte en otro tiempo del Sol. el espectáculo grandioso presentado durante las
El a:stl'O, compuesto únicamente de moléculas primeras edades por el nacimiesto de los plnne-
gaseo as mucho má:s ligeras que el hidrógeno, en- tas. El sabio belga Platean ha encontrado el medio
globó en su enor·me de hacer girar á un globo de aceite en una mezcla
. redondez todo el espacw . en
que l.o:s planetas (tr~clu o Neptuno) describen hoy de agua y de alcoho l del mismo peso especifico
sus Inmensa~ órbitas. El diámetro del esferoide que el aceite. Cuando la revolución del a::;tro imi-
solar habr!a Sido entonces 6.500 veces más consi- tado es bastante rápida, se ve que el globo se
derabl~ que hoy, y su volumen habría superado aplasta por los polos, se ensancha por el Ecuador,
860 millares .de millones de veces al vo lumen forma luego una especie de reborde circul ar y
act~~l. TambJén la Tierra, antes de enfriarse y produce, por último, verdaderos anillos que se
soh.dlf1carse, habría abarcado á la Luna en sus condensan rápidamente en glóbulos animados de
llm!les, y su diámetro habría sido cerca de cien un movimiento de rota ción propio y giran alre-
veces el del planeta Júpiter; pero vago, aéreo. dedor del globo centra l. Aunque esos planetas
microscópicos se originan en la expansión de la
NUESTRO PLANETA 31
30 ELÍSEO RECLÚS

todos los fenómenos observados. El espíritu hu-


gota de aceito, son reproducción exacta del siste-
ma solar. mano, hambriento siempre de certidumbre, fácil·
mente se deja llevar á tomar simples conjeturas
Pero el mismo Laplace emitió esta hipótesis
por verdades absolutas, y la menor virtud del filó·
con desconfianza, y nadie tiene derecho á encon-
sofo no es saber dudar sin temor Cuando el in-
trarla mlls fácil que el gran geómetra. Efectiva-
mente, sus conjeturas no explican la presencia de vestigador no pueda descubrir la verdad, que se
atreva á ignorarla y permanezca animoso en el
l~s cometas que gravitan alrededor· del Sol en ór-
b~tas p~rfectamente determinadas, y que en su
umbral del mundo desconocido.
útra hipótesis hay, relacionada con la brillante
htpó.tesJs son extraños ~1 sistema solar; tampoco
teoría astronómica de Laplace, y es continuación
e~piJc?n 1~ fo~ma elíptica de las órbitas planeta-
suya, para contar la formación de la envoltura pla-
l'Jas n1 la mch~ación de su eje, y además parece
que las de::;m1ente el movimiento retrógrado de netaria. Condensado ya en globo el anillo gaseo· .
lo~ satélite~ de Urano. Las nebulosas lejanas, que
so, no dejó de contraerse á consecuencia de la
los a::,tr·ónomos lomaban por hacinamientos de irradiación de calórico. Liquidada por el enfría·
materia cósmica no condensada, y que eran un miento gradual de sus moléculas, la masa entera
se convirtió en mar de lavas arremolinadas en el
p.oderoso argumento en favor de la hipótesis, han
stdo re:sueltas en gr·an parte por los telescopios y espacio, pero dicho estado fué transitorio. Des·
pués de un número indeterminado de siglos, la
apare.cen á nue~tra vista como torbellino:::. ó O'I'U-
pos SJdemle~ de caprichosas formas; muchu: de pérdida de calor fué bastante grande para que una
ellas ~on varwbles y el telescopio nos lus muestra ligera escoria se formara como un témpano en la
~u~estvamente bajo muy diversos aspectos. Por
superficie del mar de fuego, quizá en uno de esos
ultimo, el ~escubrimiento del análi~i.s espectral, polos que el frío llena hoy de montailas y bancos
que .ser·á Imperecedero título de gloria para Kir- de hielo. Á esta primera escoria sucedió otra, lue-
go otras más, uniéronse en continentes, que flota·
c?~ff y B~n~en, autoriza para creer que la com po-
Sición quimica del Sol difiere bastante de la de los han por la superficie de las lavas, y por· último,
plan~ta.s de su sistema, pue:::.lo que el tal astro no cubrieron con una capa continua todo el contorno
del planeta, y una envoltura delgada y sólida apri-
co?tten~, á lo menos en sus capas exteriOre-s ni
si.hce, nt estaño, ni plomo, ni mercurio ni pl~ta sionó el inmenso mar incandescente.
m oro: Debemos confesar que la célebr~ y :seduc: Esa envoltura, rota frecuentemente por las
tora hipótesis de Laplace no basta para explicar lavas que hervian debajo, soldada de nuevo, gra-
ELÍSEO RECLÜS NUJI)STRO PLANillTA 33

~ias á la solidificación de las escorias, fué hacién- mó en una hendidu ra de las lavas. Ese océano,
dose más recia por el enfriamiento. Después de aumentado sin cesar por la precipitación de
una época de prodigiosa longitud (porque el único nuevas lluvias, acabó por rodear casi toda la cor-
intervalo durante el cual la temperatura de la cor- teza de las escorias con u na envoltura liquida,
teza terrestre bajó de de 2.000 grados á 200 está pero al mismo tiempo tra!a nuevos elementos
calculado en 3 millones y medio de siglos), la pe- para la construcción de los continentes futurcs;
licula adquirió al fin estabilidad y las erupciones las numerosas substancias que tenia en solución
de la masa liquida interior dejaron de ser un fenó- se combinaban diversamente con los metales y
meno general para localizarse en las regiones tierras de su lecho, las corrientes y tempestades
donde la capa r!gida era menos recia. La atmós- que lo agitaban demolian las riberas para formar
fera ambiente, llena de vapores y de substancias otras nuevas. Los sedimentos depositados en el
di \'ersas sosten idas en estado gaseoso por el exce- fondo del agua empezaban la serie de las rocas
sivo calor, se fué desprendiendo de su carga; cada y terrenos que se suceden encima de la corteza
cuerpo, uno tras otro, se separó de la masa lumi- primitiva. Ya el planeta incandescente, revestido
nosa y ardiente del aire para precipitarse sobre la por el exterior de una triple envoltura sólida, lí-
envoltura sólida del planeta; los metales y otros quida y gaseosa, pod!a convertirse en teatro de
cuerpos simples, según la disminución de tempe- la vida. Vegetales y animales rudimentarios na-
ratura necesaria para hacerlos pasar del estado cían en las aguas y en las tierras, y por último, en
gaseoso al líquido, cayeron como lluvia de fuego cuanto la temperatur'a de la superficie del globo,
sobre la lava terrestre; después, el vapor de agua inferior á 50 grados, permitió á la albúmina liqui-
contenido en las altas regiones de la masa gaseosa darse y á la sangre correr por las venas, se des·
se. condensó en inmensa capa de nubes , surcada arrollaron la fauna y la flora cuyos residuos se
sm cesar por los relámpagos; empezaron á caer encuentran en las primeras capas fósiles. Á la
gotas de agua (las primeras del océano atmosfél'i- edad del caos sucedia la de la armonía vital, pero
co), volatilizándose en el camino y volviendo á su- en la inmensa serie de Jos tiempos, la vida que
bie; por último, á una temperatura muy superior aparece en el planeta enfr·iado no es más que
ú_100_ grados, á consecuencia de la enorme presión cmoho de un día,., como dice Danbrée.
e¡erctda por el aire pesado de aquellas edades, Según la teoría profesada generalmente, la
cayeron gotitas en la superficie de la escoria te- costra só lida acababa de formarse apenas, y hasta
rrestre, y el pr·imer charco, origen del mar, se for- era m ucho más delgada que la capa de aire en-
3
ELÍSEO RECLÚ8
NtTR'STRO P I A NRT A 35
,.o) vente del globo, porque según las evaluaciones pastoso ó semipastoso, pero aun cuando esto
comunes, y además puramente hipotéticas, el ca- estuviera fuer·a de toda d uda, no convertir·la en
lor terrestre bastante para fundir el granito se certidumbre las hipótesis relativas al origen del
encuentra á una profundidad de 45 ó 50 kilóme- planeta, á lo tenue de su película y á la existencia
tros. Comparada con el diámetro de la Tierra, del fuego central.
que es 250 Yeces mayor, esa corteza Yiene á ser, El achatamiento de la Tierra en ambos polos
l'egún esa teorfa, una película tenue, de lo cual y su ensanche ecuatoria l, han sido presenta~os
podría dar idea una hoja de cartulina que rodeara como testimonios irrecusables del estado de In-
una esfera lfc¡uida de un metro de anchura. En In candescencia líquida en que se encontró el globo.
Tierra ese líquido será un mar de lavas y roen-; Efectivnmente, toda esfera líquida que gire alr·ede·
derretidac:;, que tendrá corno el océano superficinl dor de ~u eje, tomar() forzosamente e a forma por_
sus crecientes, su mareas y acaso sus borrasca~ la velocidad desigual de s'u masa, pero podernos
Las revoluciones geológicas del globo no c:;er;~n preguntar si un globo, aunque sea sólido, no se
más que el reflejo de las ondulaciones .;.,ubterrñ · hincharía también hacia el Ecuador·, girando sin
neas de e · e infiei·no oculto,lac:; rnontniins de pór· reposo dur·ante indeterminada serie de iglos, por-
fido serán las olas cuajadas de ese océano de que ninguna materia es inflexible en abs?luto, Y
fuego, y los gr·andes gigantes colocados ll orillas de bajo las fuertes presiones de su laboratono, muy
los mares, corno el Etna, el pico de Teide, el M a D • inferiores á las de las fuerzas planetarias, á todo~
na Roa, dan pmebac:; con sus erupciones y lavn-=; los cuerpos sólidos, corno el hierro y el acero, les
de las tempestades que rugen debajo de la envol- ocurre lo que á los líquidos. Además, las obser·
tura sólida. vaciones y Jos cálculos de astrónomos y ge?rne-
E~ realmente probable que la rnnyoría de tras los han inducido á creer que el achatarntento
lns rocas que constituyen la parte extel'ior del de la Tierra en los polos no es una cantidad cons ·
plnnetn, y -obre todo las formaciones más anti- tante, y por consiguiente, que hay leyes, ~istinlas
gua"', '-e hayan encontrado antes en un e~tado de· de los movimientos de rotación y revolución, que
fu-:;iór. anlllogo al de las lavas \'Oic{lnica-=; de nue-..- contribuyel'On á modificar la forma del planeta;
tros día . Para la mnyor parte de los geólogos, el menor probablemente en el polo boreal que en el
granito y otras rocao; similares, que con::;tituyen austral, la irregularidad de la esfera parece e~tar
las rnac:;as principales en la arquitectur·a de los sometida á cambios periódicos durante el trans·
continentes, existieron en otro tiempo en estado curso de las edades y se complica además con
NUESTRO PLANETA 37
S6 ELÍSEO Rl!IOLÚS
dose de enormes cantidades de residuos arranca-
otras varias irregularidades, turgencias 6 depre- dos á la superficie del suelo.
siones reveladas ll la ciencia por las oscilaciones El argumento prin cipa l de quienes consi deran
del péndulo y las medidas de arcos terrestres. U no la existencia del fuego central como un hecho de-
de los motivos de estudio más serios que presenta mostrad o, consiste en que en las ca pas exteriores
la geografía flsica es precisamente esa inestabili- de la Tierra exploradas por los mineros, el calor
dad del suelo, que en diversos puntos de la superfi- no ce a de aumenta1· con la profundidad de las
cie del globo se levanta 6 se deprime con prodigio- cavidades. Bajando al fondo de un pozo de mina,
sa lentitud. Si la causa cierta de esas hinchazones se atraviesan invariablemente zonas de tempera-
y depresiones nos es desconocida, nada inclina á tura cada vez más alta, pero la proporción del
creer que se deban á la fue1·za ce ntrifuga desarro- aumento varía según las diversas partes de la
llada por la rotación de la Tierra. Tierra y las rocas en que se abren las galerías. El
Tampoco hay que olvidar que en la hipótesis calor crece más rápidamente en los esquistos que
admitida por quienes creen en el fuego central, en el g1·anito, más en las ''enas de metal que en
nuestro planeta debe ser considerado corno una los e~quistos, más en los filones de cobre que en
masa líquida, puesto que la envoltui'a exterior es los de e:::.laiio y más en las capas de hulla que en
relativamente una pellcula tenue. En esas condi- los yacimientos metálicos. En \Vurtemberg, en el
ciones, dificil sería comprender que el g1·an océano pozo artesiano de Nenffen, crece la temperatura
de Javas no estuviera agitado, como el de agua, un grado cenllgrado cada 10 metros y medio. En
por el movimiento alternativo de las mareas. la mina de Monte Masí (Toscana), cerca de los
Tarn poco se co rn prenderla que la Tierra no estu- manantiales borácicos, crece un grado cada 13 me·
viese mucho más deprimida en los polos y no se tros. Cerca de Jakutzk (Siberia), crece un grado
transformara en verdadero disco; el achatamiento cada 16 metros. En los demás sitios, la progre-
polar no es más considerable que las si m pies sión s uele ser menos rápida; el término medio
desigualdades superficiales co mprendidas en la del intervalo que en ese enorme termómetro de las
zona ecuatorial entre las cimas del Himalaya y los capas terrestres corresponde á un grado de calor,
abismos del Océano Índico. Liais atribuye el es- es de 25 á 30 metros. En las minas de Sajonia, el
caso achatamiento de Jo~ polos al trabajo de aumento, según Reich, es de un grado por cada
unión que Jos hielos y aguas polares, irresistible- 42 metros.
mente ati'aidos hacia el Ecuador, no dejan de Sin embargo, la Tierra no ha sido socavada á
lleva1· á cabo año tras año, siglo tras ~iglo, cargán-
SS ELÍSEO REOLÓS NUESTRO PLANETA 39

gran profundidad. Las excavaciones mAs nota- corteza no puede ser estable como no tenga de
bles, la de Kutenberg, en Bohemia, y una de las 120 á 280 kilómetros de espesor. Recientemente,
minas de Guanajuato (Méjico), llegan apenas A un al someter W. Hopkins á cálculos de altas mate-
kilómetro, es decir, la seis ó sietemilésima parte máticas los fenómenos de la precesión y la nuta-
del radio terrestre; seria mAs que imprudente ción terrestres, ha llegado A un resultado muy
querer juzgar del estado de todo el interior del diferente de la hipótesis susodicha. Ha demostrado
globo pot' la temperatura de las capas superficia- que con fuego central ó sin él, el planeta ~staria
les y afirmar que el calor, acrecentado según pro- animado de movimientos periódicos muy dtferen-
porción constante desde la superficie del suelo tes si la parte sólida de la corteza no tuviese de
hasta el centro de la Tierra, se eleva hasta la tem· 1.300 á 1.600 kilómetros, ó sea la cuarta ó quinta
peratura de 200 000 grados, es decir, mucho mAs parle del radio terrestre. W. Thoms?n es.tab~ece
de lo que puede concebir la imaginación del por otros cálculos que si la Tierra tuvtera stqutera
hombre. Lo mismo darla inferir, del enfriamiento la solidez del hierro y del cuero, las mareas Y la
gradual de las altas capas aéreas, que la baja de precesión de los equinoccios tend:ían un.a .impor-
temperatura continúa hasta el centro de los espa- tancia menor de la actual. Por últtmo, Ltats, exa-
cios celestes, y que A 1.000 kilómetros de la Tierra minando y discutiendo todas esas suposiciones,
el fria es de 5.000 grados. La parte superficial del trata de demostrar que en virtud de los fenómenos
globo, atravesada sin cesar por corrientes magné- .astronómicos, la solidez interior del planeta es in-
ticas que se dirigen de polo A polo y en la cual se discutible. Puede creerse, sin doclararse aún defi-
elaboran todos esos fenómenos de la vida plane· nitivamente, que no existe fuego central, sino ma·
taria que modifican sin parar el relieve y la forma res interiores de materia incandescente, dispersos
de los continentes, sin duda ha de encontrarse en en varias partes del planeta, á poca distancia de la
condiciones especiales respecto al desal'rollo de superficie terrestre, separados unos d.e otr~s por
calor. La delgadez de la envoltura teiTestre no pilarea de rocas sólidas. Esa es la htpótests que
estA demostrada, ni mucho menos, por el creci- á W. Hopkins y á Sartorius de Watterohansen,
miento gradual de la temperatura en los pozos de historiador del Etna, les parece la más conforme
mina y en los manantiales. eon los fenómenos volcanicos.
Prodier, A quien llamaron la atención todas las
objeciones que se le ocurrian respecto á la tenui-
dad de la envoltura terrestre, ya admitía que esta
NU.BlijTRO l'LANETA 41
40 EI.ÍS&O RKCLÚS

á lo menos se puede conocer su edad relativa en


la serie de las rocas.
Donde esas hiladas no han sufrido pertubación
Il desde su origen, todavía se extienden en capas
paralelas y casi horizontales, como en el fond?
del mar donde se depositaron, y es lo más fác1l
Heladas geológicas.-Conglomerados, asperones, arcillas, ca- clasificarlas por orden de antigüedad. El geólogo
lizas. -Capas fosilíferas. -Orden de sucesión de los seres. que baja á un pozo de mina, abierto verycalmente
-Clasificación general de los terrenos.-Duración de los en esos terl'enos, puede recorrer en c1erto modo
periodos geológicos. toda la serie de los ti e m pos hasta las primeras
edades; en pocos momentos ve como un resumen
Los documentos positivos más antiguos rela- de la historia geológica de la Tierra. Donde la
tivos á la historia geológica de la Tierra son las acción de los meteoros y de las fuerzas que traba-
primeras capas de sedimento que pueden cono- jan en lo interior del globo han co:tado la sup~rfi­
cerse de una manera cierta como depositadas pox- cie continental ccn escarpas ráp1das y perm1ten
las a~uas en el fondo de algún océano antiguo. ver lateralmente como en un muro inmenso las
Deba¡o de los estratos superficiales de origen mo- hiladas superpuestas, el orden de sucesión de las
derno se encuentran otros pertenecientes á época rocas distintas no puede ofrecer duda alguna. En
más rem~ta y otros de formación antei'ior, y asi cambio, en las comarcas donde los estratos s.e
s~ va de hilado en hilada hasta el esqueleto de la han levantado en ángulos diversos ó están torci-
Tierra, ó hasta aquellas rocas que la presión de las das 1 rotas ó vueltas del revés, donde rocas salidas
masas superiores y el calor planetario han trans- de la Tierra en estado de liquido ó de pasta, como
formado gr·adualmente durante el transcurso de el pórfido y las lavas, se han intercalado entre las
las edades de modo que hacen indecisa la estra- hiladas, las investigaciones de los geólogos s~elen
tificación. E5as capas superpuestas, comparadas tropezar con muchas dificultades, y n~ ob.t1enen
muchas veces con las hojas de un libro, manifies- buen éxito mlis que á fuerza de pac1enc1a Y de
tan la fecha de su antigüedad con el orden mismo sagacidad. Ultimamente, el problema mayor Y de
de su sucesión¡ sin que pueda decirse cuántos más penosa resolución consiste en hallal' la con-
centenares ó millares de siglos han transcurrido cordancia de edad y formación entre rocas sepa·
durante la formación de cada lecho de sedimento radas unas de otras por valles, llanuras anchas
42
.kLÍtlEO RECLÚS
NUESTRO PLANETA 43
y el Océano; por eso hav dudas res ect
hechos particulares, y. estalla p o~ muchos que rocas asaltadas durante siglos por olas y
Jos geólogos Sin emb n discordias entre te m pastadas. En ciertos lagos de Méjico, y sobre
cifrados 1 • argo, estén ó no estén des- todo alrededor de los anecifes de la Flor·ida, voli-
' os estrntos con la · d. .
sas que contienen sus,minera~e~n Icacwn~s diver- tos como los del Jura se estén formando {l nuestra
Jos ú~icos anales auténticos dy ¡sus fósile~, son vista sin cesar. Por último, en los bajos fondos
-como Jeroglíficos mi'st .· e planeta, son del mar se ven formarse nuevas capas calcáreas
• et1osos en pa 1't como en Guadal u pe, ó nuevos tenenos de trans -
cuentan con trazos , . . e, que nos
.
T Ierra. gr andwsos la historia de 1a porte, como en el banco de Tenanova . También
Esas hiladas innumerables . . los corales, las madréporas y otros muchos ani-
su posición, su inclinación ' tan distmtas por malillos marinos son constructores que no dejan
Jogas li las capas de la ~ su espesor, son anA- <ie trabajar, construyendo nuevas hiladas, seme-
vemos formarse sin cesa~Isma natura.leza que jantes á las de los antiguos periodos geológicos.
montañas surcadas por 1 ~ nuestra VISta. Las Lo que hicieron en otro tiempo el movimiento de
lados socavados por 1 os¡ orrentes, los acanti- las aguas y la perpetua actividad de la vida que
nien tes fl · 1 a~ . 0 as, entregan á las co- pululaba en el mar, se sigue ha ciendo, y nos
uv¡a es ó mal'ltimas .
que se extienden como , 1 masas de residuos revela cómo se ha modificado la superficie terres-
guijartos, y poco li poco a~:na es .ó como lechos de tre durante la serie de los tiempos.
conglomerados Las co.nvietten en sólidos Si los esttatos pueden ser clasificados todos de
por los agente~ atm:~~:~~c Cl'Istalinas trituradas una manera general en una de las cinco grandes
rfos ó las del Océan os, las aguas de los series de conglomerados, asperones, arenas, arci -
asperón bajo la pres~ns: cotvierten en rocas de llas y calizas, presentan, sin embargo, en susma ·
encima. El agua tran ·~ ~s masas colocadas tices diversos, en su porción relativa y en los
arrastran guiJ·arros ni qaut a e . los rfos que no minerales que contienen, indicios que permiten
nues de c 1.eno y li drena '. smo m o lé cu1as te- -clasificarlos según sus respectivas edades, pero
en el fondo de losU:~re:pbostta en sus ?rillas y principalmente se conoce, ó. veces con certidumbre
llegan li ser pode, f anco.s de arctlla que completa, el orden de sucesión de las capas por
P ueden verse li orillas del M. . e~ geo 1óg~eas.
I osas ormacwn •
los residuos orgánicos, animales ó vegetales, en-
bancos arcillosos que 1 . ISSISSipf enormes -cerrados en la mayor parte de esas formaciones;
~~ agua del rfo po a retirarse ha dejado alli la historia natural es la única que permite desci-
, co menos duros, al parecer, frar con claridad esas pl:lginas de la Tierra.
41 ELÍSEO BECLÚS
NUESTRO PLANETA
45

Los restos orgllnicos se conservan en el suel() terrestre se preserve para edades futuras, ya ente·
de una manera excepcional, y de ello han tenid() !'O, ya en fragmentos, pero no ocurre lo mismo
los naturali~tas muchas ocasiones de convencerse -con los seres marítimos, que generalmente quedan
en su e ludio de las plantas y los animales de sepultados inmediatamente de pués de morir, ó
nuestros día s. Lo cadáveres que caen los devo- aun vivos, en \a arena y cieno que las olas arras-
ran pronto .an imales de presa é insectos; la hu- tran; así s e encuentran en Jos sedimentos de los
medad del v1ento y el Sol disuelven lo que queda antiguos fondos marinos y de lo deltas muche-
de sus carne y los ligamentos; el mismo esque- dumbre de animales fósiles cuyas partes todas
~eto .acaba por. redu ci rse á polvo. Las legiones e stán adm irablemente co nservadas, ha talas más
Infinilas de ammales inferiores que no tienen deli cadas, como \o prueban en nuestros museos
?samen_ta. sólida, de aparecen á millones sin de- las hermosas muestras procedentes de las capas
Jar v~. l1g10 alguno; sus masas amontonadas se de So\enhofen, de Monte Bolea, de Grignon y de
connerten en humus y en gases. Los árboles y Jas
P.lanta~ ~e aparecen co mo los animales para ser-
Montmartre.
Es más; en las playas donde tenían gran am·
VIl' ?e ahmento á oti'OS seres. Apenas caí dos, los
p\itud las mareas, como en el Severo, el golfo de
ant1guos organi mos sirven para formar otros San Miguel y la bahía de Fundy, el limo traído
nuevos; la muerte alimenta sin cesar la vida. Los por \a ola ha cubierto á veces la . huellas de pasos
restos no pueden conse rvars e para las edades fu- de animales vertebrados, de ca m1110s traza dos por
t~ras, como no se hurten inmediatamente á los
los crustáceos, gusanos y m ol u ~cos, de las seña-
d1entes de los animales y á la acción de los ele- les hechas por las gotas de llu via ó fuertes ráfagas
mentos. de viento. E s e limo endurecido poco á poco se ha
Los restos orgánicos que las fuentes incrus - convertido luego en hiladas de esqui...,to_s, creta,
tantes revi::;ten con una envoltura de cal y los asperón y arcilla; ahora, millone de anos des·
tron~os de árb.oles rodeados por fundas de lava,
pués, se encuentran en estas rocas las huella.s en
ad~ulei'en la mdestructibilidad de la piedra. Los un momento grabadas más profun~as Y.le~Jbles
a m males sor~rendidos por los hielos, tragados por- á los ojos de los geólogos que las wscrl pciOn~s
desmoronamientos ó refugiados en grutas pro- ambiciosas de los antiguos reye~ del mundo. Peto
fundas, pueden sostenerse durante siglos en per- esos magn\f1cos testimonios de lo pasado _n? so~
fe_cto estado de conservación y convertirse en fó- comunes más que respecto á los se res matíllmos.
Siles. De todos modos, es muy raro que un ser- T · ó para lo
hay pocas probabilidades de fos1 ¡zacL n
NUESTRO pr_,ANET& 47
ELÍSEO RECLÚS

que vive en las tierras emergentes, en el aire y en pueblan . Hay especie que no vivió más que duran-
el agua dulce. te un corto periodo en la historia planetaria, otras
La conservación de las formas orgllnicas ó d& aparecen raras veces en una capa, como ensayan -
sus huel!as depende de circunstancias excepcio- do la vida; luego se multiplica de estrato en estra-
nales, y por consiguiente, gran númei'O de capas to, para disminuir durante el transcurso de las
est~n des pro' islas totalmente de fósiles, mientras edades y extinguirse poco á poco ó desaparecer
encJma. y debajo de ellas se pueden descubrir bruscamente; por último, otras formas genéricas
muchlsimos restos de las antiguas poblaciones han atravesado todas las épocas y existen repre·
del globo. La falta de residuos or·gánicos en los sentantes suyos al cabo de millones de siglos.
e:tratos nada prejuzga contra la existencia de la La duración de la especie depende, no de le s di-
\'Ida .~u.rante taló c~al período de la historia pla- versas revoluciones que modificaban el suelo ni
net~IIa, la~ conclusiOnes negativas de la vida qu de otra causa exterior, sino de su propia vitalidad.
Vflr_ws sabws han querido sacar de In falta d: Generalmente la existencia de cada serie de eres
fó ~ Il_e en muchas hiladas no se basan en ninguna es tanto más larga cuanto más rudimentaria es
cei·tidumbre. Además, la exploración del o-Jobo su organización. Los animales invertebrados infe-
apenas ha empelado, y muchas capas en laso cua- riores han recorrido todos un ciclo geológico más
les no se había visto hasta ahora más qu extenso que el de los animales vertebrados su pe-
b. e roca
ruta, han entregado luego ll la ciencia no pocos riores: los foraminíferos atraviesan más larga serie
tesoros geológicos. Además, no debemos olvidar de edades que los moluscos; éstos, los peces y los
que hay grandes desiertos, lo mismo en el fondo reptil es, viven más tiempo que los cuadrúp edos;
de los mares que en tierra firme. por último, los grandes mamiferos de la época
La aparición y desaparición de especies fósiles terciaria han tenido una existencia relativamente
no co~cuerdan de una manera completa con la corta; no han podido resistir, como los animales
sucesión. de teiTenos, y poi' consiguiente la idea inferiores 1 las influencias variables de los climas.
de catac!J . ~ m 0 c¡ue Imp
· 1·Jea t)a antes con kecuencia
' Cuanto más se eleva un organismo, en más estre-
el término de reYolución geológica, no está justifi- chos limites se encierra. Lo que gana en nobleza ,
cada. La continuidad de la Yida ha enlazado ll lo pierde, si no en número, en duración. .
to~as las formaciones unas con otras, desde los ¿En qué orden se hhn sucedido en la Tierra
rn~_eros seres organizados que han aparecido en las especies animales? Los geólogos han prof_esn·
a Ierra hasta las muchedumbres que hoy la do hasta hace poco respecto á ese punto un s tste-
NUBISTRO PLANETA 4!)
48 ELÍSEO REOLÚS

ma bien sencillo. Según sus ideas preconcebidas, hallado mamiferos del orden de los marsupiales
los animales inferiores, incluyendo la clase de los en la volita, en las hullas jurásicas, hasta en el
cru láceos, poblaron exclusiva mente la superficie días y en el trias, al final de las rocas de forma-
del plaueta durante la formación de las capas ción paleozoica. Monos de una organización tan
geológicas más antiguas¡ los peces aparecieron elevada como los de nuestros días vivían durante
por vez primera durante el pet'lodo del asperón el periodo mioceno superior, y el hombre fué
rojo; los reptiles nacieron en los golfos y bajos contemporáneo del oso de las cavernas, del mam-
fondos pantanosos, donde se acumulaban los re- mut, del megaterio y de otros animales enormes,
siduos vegetales que luego se han transformado desaparecidos hoy. N o pasa un año sin que se des-
.gradualmente en hulla. Las aves propiamente cubran en los estratos de la Tierra nuevas formas
dichas volaron por primera vez en la época ct·etá- animales y vegetales que ensanchan nuestro ho-
eea, y los cuadrúpedos se sucedieron, siguiendo rizonte geológico hacia espacios cada vez más leja-
un orden regular, desde las especies inferiores nos. Los hechos que demuestran la existencia de
hasta las ml:ls elevadas. El mono se asoció al nú- organismos superiores en las antiguas capas
met·o de los seres vivos inmediatamente antes terrestres son ya tan numerosos, que ciet' tos pa-
que el hombre y éste fué Ct'eado después de los leontólogos han llegado á dudar del desarrollo
deml:ls animales, como para resumir en su perso- progres ivo de las series animales y vegetales du-
na todas las vidas antet'iores. rante los pet·íodos geológicos . Según ellos, ha-
Los dec;cubrimientos hechos durante los últi- bía que buscar el orden de des arrollo en cada
mos aiios por Lyell, Forbes, Barrande, Owen, grupo de especies y no en el conjunto de los seres.
Leidy, Emmons, \Vl:lgner, han introducido una Sin embargo, si se abarca con una mir·ada el con-
gran pet:turb~ción en la seriación de especies pre- junto de los seres, en vez de considerar únicamente
establecida. A los helechos, cicádeas y contferas, los precursores y los rezagados, hay que recono-
que se suponía ser las únicas especies de plantas cer que ha habido progreso real en las series
representadas en las hullas, se han sumado mu- orgánicas . Por su período de mayor exuberancia,
chas especies pertenecientes á otras familias y la vida vegetal ha precedido á la animal; las plan·
hasln alt·ededor de las dicotiledóneas. Mlls de tt'ein. tas desprovistas de flores fueron en las primeras
ta especies de reptiles se han encontrado en las edades más numerosas que las floridas; los crus-
mismas capas, donde, según el sentir de muchos táceos, moluscos y otros animales poco elevados
geólogos, no se podía descubrir ni uno. Se han tuvieron su edad de oro antes que Jos peces Y
4
50 ELÍSEO RECLÚS NUESTRO PLANETA 51
reptiJec:;. y éc:;tos fueron dueñ os de la Tierra antes dos, sucedió la edad de los terrenos ca rb on ífet·os,
que Jos mamíferos. Entre é;:tos también parece que encierran las rocas llamadas calcllreas de
muy probable el pro~rec:;o, po1·que la mayor parte montaíia y las diversas hil adas de la fo rm ac ión
de lo-s nnimale-.. jurá....,icos son mrn supia les, y los hullera . Encima e exte ndi eron las capas de nue ·
oTandes marnífen,s no Rlcanznron su completo
~
\ ' O nsperón rujo. Después vienen en la escRln geo-
de!:iaJTolln lw ... ta In épocn terciaril'l. Supone Agas- lógicn las numerosas capas jurásicas y cretáceas,
~ií'. que los tipos de lns épocns antigtHlS repre~en­ conocidas en con junto con el nombre de terrenos
tflll Jo-.; embriones de lo· seres actuales, de modo secundarios. El último período, que precedió á la
que In paleontologín cuen ta la infa11r.in del mundo época actual, corresponde al origen de ln s rocas
llegndo hoy á la virilidad. eocenns, m iocenas, pleocenas y ~e une con las
Sen lo que fuere, las cnpns geológi~"n~ son fó. hilnd[l s cunternarw : :, á las formacwnes que se de-
siles; de.::de In mil'-' nntigua á la más reciente e~tñn positan á nuestra vi:::,ta. Por último, las Ja vas in-
en i toda~ rcnnidns unas ron oti'fl'S por e-..pecies candescentes que han salido do las profundidades
comune-.. fJ do"' ó mús de ellus. GJ'élCins fi In 'mc·e- y han utt·n,·e:-.lldo lns series e:stratigróficas, cons-
!3ión de lns di,er.;;a::; ec;:pecie", y tl pe~at de i.t-; tilU) en una sexta clase de terrenos.
numeros:J" diferencia~ de nombre::;; emplearlo~. Si los grupos generales son los mismos en
e~lán Jo geólogos rac:;i rontestes acerr.o de In cla- ambos hemisferios, las numerosas hojas geológi·
~ific-qeión gP.neral de los terrenos de toda In supe,·- cas difieren singularmente por '::)US fósiles y con
ticie del globo. Ln.;; formaciones rnás nntiguns ó otros caracteres distintivos en Ju ~ diver::;us comar-
pnlnzoic·as, que desranc:;nn sobre el granito y oli'<ts cas del mundo. En ninguna p•1rle presentan cotl·
roc:~s de n11üloga nnturnleza, rornprenden I11Ci cordnlldu absoluta, y pcr lo tanto, es muy difícil
grupos tocónif'O, cnmbriano, silúrico y del nspc· clasificarlas con certeza en el orden respecti' o de
rón rojo, y son loe:; primero~ e ' lrntos en que ~e su sucesión. Antes, como en el período actual,
encuenfi'an re~tos de seres orgnnizarlo~; allí IHH·ió animnles y !Jlnnla::; dif~rían según lo:, clima:::. y los
el en.:oon ca11adense ec;:pecie de fornminifero encon- estratos que recibían: todus eslo::s residuos toma·
trado en el mi m o a perón, y aJJ¡ n ( ió el trislo- ban cada cual espcci<d cnt áctol' geológico. En ltis
vita de Bo'lintree (parado:rirles Ha,/ani), que di .... di\'ersidades que presentan lns floras ) faunas
pul:l al eozoon el honor de hDher mnugurado In geológicas, ¿qué pnrte l.Orresponde á lt~s edades Y
fnuua lenec;;t¡·e A ese período de la historio del cuál al clima? La solución de e:::,e problema e::s
globo, precedido por otros períodos deseoncwi- . una de las mayores mibioue::s de la ciencia.
62 ELÍSEO RECLÚS
NUESTRO PLAN.illTA 63

cíe, han ~ido necesarias largas series de siglos


ante las cuales se confunde el pen~amiento hu-
mano.
III Las lr'an formaciones in ce~ante de todl'ls las
rocas que componen las capas extet·iores del o-Jo-
bo no podían verificarse sin modificar al misbmo
Modificaciones incesantes en la forma de los continentes.- tiempo el relieve de todos los con tornos de la
Tenta.ttvas hechas para conocer la antigua distribución de
tierras y climas.-Objeto de la geología. -Dominio de la
TieiTa; de modo que la arquitectura general de
geografla física. las partes emergentes no ha dejado de varia r des-
de el principio de las edades. La::; antiguas cordi-
llera s se han derrumbado piedra por piedra, molé-
Las edades necesarias para llevar á cabo la cula por molécula, para repartirse en arcillas y
inmensa obra geológica cuya historia cuenta las arena~ por llanuras y mares; por su pa rle , los
capas de la Tierra, han tenido que durar muchísi- o.céano~ se han levantado gradualmente y Jo-, an-
mo, porque los anales de la humanidad, compa- tiguo'-i fondos se han comerlido en tierra fi1·me ,
rados con los ciclos del globo, no son mlls que un que ~e ) ergue formando colinas y filas de pi-
momento fugaz y la cronologla cosmogónica de cos. Apenas formados Jos estratos, empezaban á
los indios es la única que puede dar una idea de con tribuir á la formación de otros. Como arras -
los periodos terrestres. Todos Jos cálculos hechos trad a por etemo remolino, cada molécula no ha
por lo~ geólogos sobre la duración de las gr'andes dejad o de viajar de peña en peíia, y por consi-
evoluciOnes del planeta dan por resultado formi- guiente, las masas continentales, que no son más
dables ser'ies de años, y se puede calcular la lon- que vastas aglomeraciones de moléculas, han te-
gitud de estas edades por millares de millones de nido que via jar por todo el contorno del globo.
siglos. El matemático Hanghton trata de demos- Tendrí a mucho interés científico poder seguir á
t~ar, según la fórmula de Dulong y Petit, que un
través de la serie de las edades ese viaje de las
s1mpl_e deseen o de temperatura de 25 grados, tierras y las oscilaciones seculares de su relieve;
anteriOr á lA época actual del planeta, ha requeri- la armenia de las formas continentales, que es
do unos 1.800 millones de aiios. Para la forma- ya tan hermosa, á pesar de la inmovilidad a paren·
ción de cada capa de las que constituven el te de la Tierra, seria mucho más grandiosa si
conjunto de los ar~hivos geológicos de la s~perfi-
pudiéramos asistir con el pensamiento á la infini-
NUESTRO PLANETA
51 ELÍSEO RECLÚS

ta sucesión de ondulaciones que han rizado la eión de los estratos interrogados por los geólogos
supedicie del planeta. Desgraciadamente, si las in- la pmporción entre la sequía y la humedad haya
vestigaciones directas de los geólogos pueden en- cambiado notablemente. Si han surgido tienas
señarnos cuáles eran las partes de los continentes nuevas donde el examen de las hiladas prueba
actuales que sobresalían del agua en tal ó cual que antes se extendía el Océano, en cambio
época, no pueden revelarnos qué regiones cubier- otros muchos hechos demuestran que bajo las
tas por el mar hoy se elevaban en otro tiempo por aguas hun desaparecido vastas comarcas. El pla-
encima de la superficie; para cada periodo geoló- no general de los continentes no ha dejado de
gico, no es posible trazar más que mapas parcia- modificarse durante el transcurso de las edades;
les, pero esos mapas, por incompletos que sean, nuestras llanuras y montañas han estado cubier-
no dejan de representar un admirable resultado de tas por las aguas del mar, mientras cordilleras y
los pacientes é ingeniosas investigaciones de los mesetas se erguían en las la ti tu des del globo don-
sabios. Después de un lar·go transcurso de siglos, de hoy se agitan las olas del Océano. Para cono-
es hermoso saber cuáles de las distintas reaiones cer de una manera aproximada la antigua exten-
o
de los continentes son las que se elevaban sobre el sión de los continentes á través de los mares
mar en una misma época y encontrar, haciendo actuales, les queda á los geólogos un medio, el
tanteos, algunos rastros de la antigua arquitectura de establecer la concordancia perfecta de las hila·
del globo. das de una formación quebrada y separada por
El enor de muchos geólogos, que tenían gran las olas. Entre Francia é Inglaterra, esa corres·
prisa de determinar el principio del periodo ac- pondencia de las capas en una y otra orilla del
tual, ha sido ver en estos primeros cimientos Paso de Calais es evidente.
de nuestros continentes las únicas tierras exis- Los residuos fósiles que se encuentran acu-
tentes entonces en el planeta. Posible es que hu- mulados en ciertos puntos de la Tierra adonde
biera un tiempo durante el cual la superficie del los transportaban las corrientes, demuestran
globo estuviera cubierta de agua en toda su re- también la antigua extensión de las comal'cas re-
dondez y la primera tierra no fuese más que un ducidas hoy á cortas dimensiones. El Atica, que
escollo; tal vez los islotes y las islas aparecrer·on en la época actual es una simple península roqui-
en seguida y acabaron por agruparse en archip ié- za de la helénica, debió de formar parte en la
lagos y por· unirse formando continentes; pero época miocena de un continente que presentara
nada autoriza para creer que dur'1nte la forma- vastas llanuras, grandes praderas y bosques tu·
56 ELíSEO RECLÜS NUESTRO PLANETA 57

pidos_, y que se extendiera A lo lejos para unirs6 comprobar los geólogos la antigua existencia d6
con Africa A través de los espacios ocupados en tierras de unión entre Inglaterra é Irlanda, entre
nuestros días por el mar de Creta y el archipiéla- Irlanda y España, y hasta entre Europa y Amé-
go. Así lo comprueban de un modo evidente para rica.
el geólogo los restos de animales gigantescos en- Explorando las capas de lignito de los terrenos
contrados entre el légamo de Pikermi. Las ma- terciarios en Europa, los geólogos han descubier-
nadas de hipariones semejantes á las de caba llos to tulipanes fósiles, residuos de cipreses, simien-
salvajes de la América del Sur, los rebaños de tes de robinias, nogales de los Estados U nidos,
anlilopes de diversas especies, las jirafas, los hojas de arce, de encina, de álnmo, de pino, de
mastodonte , Jos rinocerontes, el poderoso dino- magnolia, de árboles gigantescos de los bosques
herium, el formidable machairodus, más fuerte de California y otros árboles de América del ~ orte
que la cebra del Atlas, y otros muchos animales que ya no viven en los bosques europeos. A mi-
corpulentos, no podían vivir en montañas peladas tad de camino entre ambos continentes, los lig-
ó provista de mezquinos arbustos como las del nitos de Islandia presentan una vegetación fósil
Áti?a actual; n,ecesitaban un vasto continente pa- análoga. ¿Cómo pudieron invadir los árboles ame-
recido al de Africa, donde aun se ven en las ricanos las tierras de Europa si no hubiera ser·
partes no habitadas por blancos tan prodigiosas vido de puente á través del Atlántico un continen-
muchedumbres de hipopótamos, elefantes, antí- te, ó á lo menos una serie de islas muy próximas
lopes, cebras y búfalos. entre sí? También se han encontrado en las capas
. Los fósiles de las dos series veo-etal
o y animal miocenas de las Malar, tierra de Nebraska, como
s1rven para demostrar, de manera más directa en las hiladas correspondientes de Europa, rino-
todavía, la a n ligua existencia de tierras hoy des- cerontes y machairodus, es decir, exactamente los
aparecidas. Efectivamente, si se encuentran las mismos restos de animales. La existencia de la
mismas especies fósiles en las capas correspon- misma y ünica vida orgánica en dos contin~n~es
dientes de islas y continentes separados actual- cuya fauna y flora respectiva son hoy tan _dts_tw-
mente por brazos de mar y sometidos á otras tas, permite colegir que en la época de los llgmtos
condiciones climatéricas, puede colegirse natura l- terciarios de la molasa, las tierras dispersas Y las
mente que las comarcas donde vivían en ton ces masas poco numerosas de montañas, que forma-
esas especies estaban reunidas. Con semejantes ban, por decirlo asi, los rudimentos de nuestra
concordancias de faunas y floras, han podido Europa, se unían á las orillas americanas por un
58 ELÍSEO RECLÚS NUESTRO .PLANETA 59

istmo que separaba las aguas atlánticas de las bas cuencas, este contraste absoluto entre las dos
glaciales. Ese istmo era la Atlántida, y las tradi- faun as habría sido imposible. Del mismo ~odo,
ciones que interpretó Platón respecto á esa tierra las ec;pecies de las forma ciones jut'~sicas del Africa
desapa recida se basan quizá en testimonios au- Meridi onal son completamente diferentes de las
ténticos. Posible es que el hombre haya visto hun- del Himalaya, de Persia, de Europa, lo cual lleva á
?irse en los mares ese antiguo continente, y que admitir la existencia de un continente intermedio
•OS guanchos de Canarias hayan sido los descen- que se oponía á la emigra~ión de los seres.
dientes directos de los primeros habitantes de Por último, la Australia actual presenta en s ~
aquella tierra. fauna y en su flora la mayor analogía co n los a m·
En una época más antigua, cuando los fósiles males y las plantas que vivían en los mares del
que se encuentran hoy en las capas jurásicas se Jura de Europa y sus riberas.
depositaban en el fondo de los mares también
• 1
Al ver los canguros australianos, que recuer·
ext tía la Allántida, pero con dimensiones mucho dan los marsupiales de las rocas jurásicas de
más considerables. Parece que durante aquellas Inglaterra, y el extraño or~itori~co, no rne.nos
~dades terrestres un vasto continente, que com- raro que el antiguo pterodáctilo, rollad ave, ~ttad
prendia la mayor parle de ambas Américas Áfri- batracio, ó que el problemático Arqueopte:tx de
<!a, In lndiu y Nueva Zelanda, se extendía ob,licua- Solenhofen hemos de creer que Australia for-
mente al Ecuador entt·e los dos Ot:éanos del Norte maba parte' del antiguo continente jurásico. Ade-
Y dell\lediodía. Ese continente, que debía cubrir más, hoy no se encuentran más que en las ~os­
poco más ó menos, como las tierras actuales un tas de Nueva H olanda los representantes vtvos
tercio de la superficie planetaria, separaba co~ su de aquellas trigonias que poblaron en otro tiempo
enorme masa los diversos golfos donde se deposi- los mares del Jura.
taban los restos de los seres organizados; lo de- Alrededor del mar interior, que se ha conve~-
mue~tra que. los terrenos jurásicos de Tejas, bajo tido en la Europa actual, la poderosa masa conti-
la mtsma latitud que los del Mediodía de Europa, nental de la época jurásica proyectaba un a ancha
no presentan entre sus raros restos fósiles resi- península semilunar, en cuyo origen desembo-
duos de esas numerosas especies del mundo <!aba un gran río cuyo delta se encuentra hoy
antiguo, que, como sus congéneres de la época todavía en las riberas inglesas de la !\lancha.
.actual~ podian viajar á distan cias muy considera- Sobre la masa de agua que esa península resguar-
bles; SI no hubteran existido obstáculos entre am- daba de los vi en tos glaciales de la zona polar, Yá
60 EL1SEO RECLÚS NUESTRO PL~NETA 61

la cual d aba calor el foco de las tierras ecuatoria- calor, la eocena, y los ti e m pos cada vez más fríos
les, la temperatura media debía de ser m u cho (lUe han acabado en el periodo glacial, desde el
más elevad_a que hoy, y pasaría de 20 grados ce n- cual aumenta de nuevo la temperatura. Esa fué,
~ig~ados, Sl ha de ju1garse por la pr'esencia del resumida brevemente, la sucesión de los climas
Ictr auro y del ple:-:,io auro. Ya se comprende) europeos, según las indicaciones que Lyell, Mar-
P?r otra parte, que los contornos y condiciones con, Oswaldo Heer y otros sabios han sacado de
dr,·ers~s de e as tierras que desaparecieron hace los hecho s cuidadosamente observados.
tanto t1e_mpo, r~o se conocen con precisión y quizá Ya s e ve cuán grandios a es la misión de la
se nece::,tlen 1glos _de im·estigacione::, para que geología . Partiendo del es tudio cada vez más
pue~a tr·az~r e atJ::,factoriamente el mapa del hondo de los terrenos actuales, esa ciencia se ha
con lrnente Jur·á ico. propues to reconstituir, respecto á cada período
Con-,iderac.:iones análogas á las que han hecho suces ivo de la historia del globo, la fo rma variable
de~cubrir apr?xim~dam~nte el clima de Europa de mares y continentes; sigue en las diversas épo-
dur ?nte el penado JUrá-:,¡co, han permitido á los cas los vientos y corrientes que co n los co ntinen·
sab1~s aventurar algunas indicaciones o-enera les tes mis m os han cambiado de luga r; trata de medir,
relativas á la-, oscilaciones cl im atéricas ~ re enta- eomo con un termómetro, las temperaturas que
da s )JOI_' los otro~ gtandes petíodos de la historia han prevale9ido según las edades en las distintas
de la Trerra. La temperatura media de Europa comarcas de la Tierra; por últim o, utili za ndo los
~~ ~ ~uave, lu ego se fué elevando en las edades puntos de unión que le facilitan los resid uos dis-
silurrca ... ; durante el per·íodo de las for·maciones persos, procura en co ntrar la m a ravi ll osa fi liación
carboníf~r·as, el clima fu é ca liente y húmedo, po r. de las e pecies animales y vegelale , de de los
que l a~ lrerr·as colocadas sobr·e todo en la . primeros fó iles , cuyas huell as apenas indicadas
tó ·d . zona
n :r a consi::,línn en su mayor parte en una serie se ha n descubierto, basta los se res innumet'ables
n_o mteiTumpid_a de archipiélagos. La época lriá· que hoy pueblan la Tierra. No satis fecha aú n en
Sica fu é relatJ\'amente fría á co nsecuencia de ese id ea l que se pro pone, espe ra poder precisar
la gran extensión de los co ntinentes hacia los algún día las condiciones en q ue se ha desarro·
polos . liado cada o rga ni s m o de los períodos pa~ados y
_Después de las _e~ades del Jura, que fueron muy deter'mina r has ta las profundidade del agua en
calientes y secas, VInieron sucesivamente un perio- que han vivido peces , moluscos y a lgas. La astto-
do templado, el de la creta, luego una época de nomia so ndea los infinitos abismos del espacio;
62 ELÍSEO RECLÚS
NUESTRO PLANETA 63

la geo logía penetra en las pro fundidades del nuevas comarcas s urgen del agua y otras s e hun-
tiempo. den y abi s man lenta mente; hiéndese la Tierra y
L a exploració n de las rocas comp rueba cad a deja salida á los gases y materias derretidas de
vez más la prodigiosa actividad de las fu erza~ que las capas profundas; por últim o, á consecuen cia
renueYan la Tierra . A..,í como el planeta, con us de las in cesantes reaccion-es químicas de l inte rio~
hermanos y todos los a'->tros del espacio, es a n e- de la Tierra, las mismas rocas cambian de compo-
batado en mo\'imiento etemo, cuantas molécula s sición y las vegetacio nes de cri s ta les se s uceden
componen la ma sa del globo cambian de sitio sin en la piedt·a como las faunas y las flora s en e l
cesar y giran sin descanso, en ciclo no menos ar- suelo. Además verificase un ca mbi o regular entre
monioso que el del cielo. En la primera em·oltura la Tierra y Jos espacios del cielo, como lo demues-
de la Tierra, océano ntmosférico donde se alimen- tran los rastros de piedras abrasadas que se sepa-
ta la vida de animales y planta<::, circula el torbe- ran de los bólidos lan zado'l á la atmósfet·a y las
llino continuo de los Yientos que soplan del polo cabelleras de los cometas cuyas ondas invisibles
al Ecuud or hacia todos los puntos del hori zante; atraviesa f.l veces e l globo. La Yida de l planeta,
en el océano de ngua, cada gota Yiaja también como otra vida cualquiera, es un génesis continuo,
de mar eu mar, desde la ola h asta la nube y des- un torbellino incesa nte de átomos, sucesi\'nmente
de los \'enti quet·os hasta los ríos No meno~ mo- fij os y suelto<::, que van de organismo en organis-
\'ible que la alm6:;:,fera y el aguo, lu parte sólida mo. Sin embargo, cua lquiera que sea la fase de
del planeta mueve con m(ls le ntitud sus moll.!cu- esas modificaciones infinitas que se contemple, la
las, y á \'eces, cuando en un corto interYalo de Tierra siempre es bella en su forma y lo::. fenó-
días, de ailOS y de siglo, no ha ,·isto el hombre menos que en ella se s u ceden se verifi ca n con
vast.as modificn~iones, tiende á ct·eer que la Tiena maravil lo a armonía.
es tnmuta~le. También ha cl'eído fijas aquellas La geogt·afía fí sica, limitándose ó la época ac-
estrellos leJanas que, sin embargo, se mueren en tual, describe la Ttena únicamente como Yi\'e hoy
el éter con pi'Odigiosa ''elocidad. á nuestro \'isla. No tiene las grandes a:nbiciones
Las roca~, las montaiias, las masas continen- de la geología, que int rnln relatar la hi~ tot·ia del
tales C'Ombian constantemente y 0rrit·an alrededor planeta durante In suce ión de lfls edade~,.pero en
del globo como las aguas y Ids ai 1·es . Bajo Ja cambio reco(Te y c lasifica los hechos y descubre
b 1.
acctóll de los tonen tes y de Jos agentes atmo féri- las leyes de la forma ción y destrucción de las 11 •
cos, se ni\'elan los montes y van á parat· al Océano; ladas. Abre el camino á la geología, y con cada
64 ELtSEO RECLÚS

progreso suyo en el conocimiento de los fenóme-


nos actuales facilita una conquista de la inteligen-
cia humana sobre el pasado de nuestro globo.
CAPÍTULO 111
Sin su auxilio habría sido imposible dar el primer
paso en el laberinto de las edades muertas.

Armonías y contrastes

Distribución regular de conti nentes.-Ideas de los pueblos


antiguo>~ re~pecto á. ella.-Leyendas del Indostán.-Atlas
y Chibclu1rnm.-El escudo de H omero. -Estrab6n.

Puesto que el globo de la Tierra obedece á las


leyes de la al'monia en su redondez esférica y es-
tructura gener·RI, lo mismo que en su marcha re-
gular por los e ~ pRcios, seria incomprens ible que
en este planeta de l'itmico movimiento se hubiera
hecho al acaso la distribución de mares y conti-
nentes. Verdad es que los contornos de las ribe-
ras y las crestas de las montañas no forman en
la Tiel'ra redes de regularidad geométrica, pero
esa misma variedad e:::, una prueba de vida supe-
rior y de movimientos múltiples que concurrieron
al embellecimiento de la superficie terrestre. El
dibujo quebrado, pero armonioso, de las líneas
continentales, es como la representación visible
de las leyes que durante la serie de los siglos han
5
66 ELÍSEO RECLÚS 67

presidido al modelado exterior del planeta. No- de la Tierra y de su raza. Para el estudio com·
hay un trazo fundamental en el relieve de la Tierra parado de la historia, de las costumbres y d~l
que no sea un trazo geométrico, como dice Juan ideal de cada pueblo, ningún libro seria tan útil
Reynaud. como aquel en que estuvieran reunidos todos los
Mientras la mayor parte de la s uperficie del conceptos cosmogónicos imaginados. Comprén-
globo fué desconocida para los geógrafos, que dese también que esas leyendas son tanto más
ignoraban hasta la verdadera forma de la Tiena, se sencillas y rudimentarias cuanto más tranquila
comprende que los hombres, abarcando con débil fuese la manifestación de sus fenómenos en la
mirar un horizonte muy limitado, vieron una ima- naturaleza ambiente, de la cual son aquéllos en
gen del caos en el cruzamiento de Jas lineas geo- gran parle reflejo. Los pueblos del Norte, que
gráficas. Imposible les era darse cuenta de las be abren habitaciones subterráneas para evitar
leyes que presidieron la formación de las masas el frío y cuyo territorio durante gran parte del
continentales, de las que ni siquiera los contornos año está helado ó cubierto de nieve, no pue-
conocieron; el análi is de las formas lerre::,tres no den tener una idea tan fantástica de la armo -
se había terminado aún, de modo que no podía nía del globo como los hombres del Mediodía
intentarse la síntesis, como no afirmaran sin prue- que habitan al pie de las montañas más altas del
bas ó aventuraran el espíritu por entre las cosmo· planeta, y que contemplan los grandes fenómenos
gonias milagrosas. de la vida planetaria, los monzones, los huraca ·
Á lo menos, los pueblos niños, seguros antici- nes, las súbitas crecidas de los rios, el rápido
padamente de la vida de una tierra bondadosa cr ecimien Lo de los poderosos bosques tropicales.
que Jos alimentaba, han considerado todos á la Para los indios, en la Naturaleza todo es moví-
Naturaleza como un inmenso organismo dotado miento, creación incesante, fulminante actividad.
de suprema belleza. Para unos era un animal, Según uno de su s libros, Brahma, el trabajador
para otros una plt:1nta, para todos el cuerpo de eterno, creó la Tierra contemplando su propia
un dios. Las ideas que se formaban respecto á imagen en el océano de sud or que babia brotado
ello son en general lo más precioso que presen- de su frente.
tan sus tradiciones orales ó escritas, porque en Numerosas son las leyendas indias sobre la
esas relaciones, en las cuales se revela la más formación de la Tierra y di stribución de los con.
elevada expres:ón de su genio poético, resumían tinentes; además, en la mayor parte de esas hipó-
al mismo tiempo s us creencias relativas al origen tesis cosmogónicas hay que admirar la osadia y
NUESTRO PJ,ANBTA 69
68 BLÍSEO RECLÚS

el profundo sentimiento de la vida que lodo lo en las profundidades del Océano, y de a bis m o
anima. Por raras que nos parezcan esas teorias en abismo s umerge sus raíces en el corazón de
grandiosamente poéticas, no dejan de ser más Brabma.
verdaderas que esas áridas nomenclaturas en las Muy inferiores á ese co ncepto ext.rflño, per?
cuales han visto toda una geografía infelices eru- grandioso, que á lo menos daba á la T_Ierra movi-
ditos. Según antigua creencia de los indios, aná- miento y vida, so n todas aquellas teor1as d~~má­
loga á la de varios pueblos de América, la Tierra li cas de los sacerdotes sirios y de los talmud1stas
no es más que una carga colocada encima de un hebre o:5, que, por terror al cambio, veían en la
elefante gigantesco, símbolo de la inteligencia ó Tierra un a ma a inmóvil apoyada sóli da mente en
la sabiduria, mientras una inmensa tortuga, que inmen as columnas de piedra ó de mctnl que se
representa las fuerzas brutales en la Naturaleza, perdían en el caos primitivo. Esos hipóle~is anti-
pasea al enorme animal por un mar de leche, ili- guas y groseros se encuentran en el m1to más
mitado como el infinito. noble de los helenos, según el cual el globo de la
Más adelante, las ideas que del globo se for- Tierra e taba colocado en los hombros de un gi-
maron los indios variaron mucho según las épo- gante anodillado. Era esa una idea más confo rme
cas y las sectas. Para los bracmanes, la Tierra es co n el genio plástico de GreciA, que trotaba de
un loto abierto sobre la superficie del agua. Las bu car en todas pat·tes las proporciones del cuer-
dos penínsulas del Ganges y las demás comarcas po humano, divinizado por la fuerz a y la belleza.
asiáticas son la flor abierta; las islas dispersas En el fondo era el mismo el co n cepto, pero su
1

por el Océano son los capullos á medio abrir; las forma era más poética, y por lo tanto más grata
tierras lejana son las hojas muellemente exten- al espíritu de los pueblos niños. Imbuidos por
didas. Los ghats y los nilgherri son los estambres análogas ideas, los aborígenes de la mese ta colom-
de la inmensa flor, y en medio se yergue el gran bi·ana de Bogotá contaban que, como castigo de
Himalaya, pistilo sagra do donde se elaboran las un crimen , la buena diosa Bochica había conde-
simientes del mundo. El hombre, como esos in- nado al gigante Chibchacum á sostener con los
sectillos que ven el infinito en una rosa, cons tru- hombros la Tierra, que desca nsa ba antes en pila-
ye imperceplibles ciudades cerca de los nectarios res de madera de guayaco; los terremotos, según
de la flor, y abre á veces las alas para desliza rse este mito, obedecían á los movimientos de can-
por los mares, desde la corola de la India hasta sancio ó impaciencia de ese Atlas del Nuevo
la de Ormuz ó la de Socoto ra . El tallo desaparece Mundo.
71
70 ELfS&O RECLÚS NUESTRO PLANJllTA

Las ideas re latí vas á la distribución de conti- culos de los astrónomos griegos habian de modi-
nentes _Y mares en la superficie del globo eran ficar gradualmente la teoria primitiva. Estrabón,
nec_esartamente erróneas en todos los pueblos que fué uno de los viajeros más constantes de la
antiguos que querían conocer la Tierra entet·a por antigüedad, puesto que recorrió la Ti~rra desde
las comarcas más ó menos estudiadas. las montañas de Armenia hasta las rtberas del
. Según los cantos de Homero, expresión de las mar Tirreno y del Ponto Euxino á las fronteras
Ideas de los antiguos helenos sobre la Naturaleza de la Etiopía, se formaba ya idea muy acertada
y la sociedad, la Tierra es un enorme disco, cuyos de la distribución real de los continentes del
bordes realza un alto cinturón de montañas, alre- mundo antiguo y discutia con maravillosa sagaci-
dedor del cual corren las ondas del río Océano. dad las relaciones mutuas de las partes que cons-
En medio del disco, yergue el Olimpo hacia el tituían aquel conjunto. Llegando hasta atravesar
cielo sus tres cumbres redondeadas sostén de los los limites de la región conocida, se arriesgaba á
p~l~cios de los dioses bienaventurados, y donde decir que tal vez existiera entre la Europa Occi-
Jupller, desde su trono, colocado en la más eleva . dental y el Asia Oriental una tierra habitada que
d~ cima, ve á través de las nubes agitarse á sus equilibrara el mundo antiguo. En su audacia cien-
p1es la muchedumbre humana. La Tierra, sepa- tifica, llegaba á adivinar lo que después ha descu·
rada en dos mitades por la masa azul del Medite- bierto la geología moderna, ó sea que cno sólo
rráneo, se extiende en lontananza hasta el rebor- simples masas de rocas ó de islas grandes y chi-
de del disco, semejan te á figuras en relieve que cas, sino también conlinentes enteros pueden
adornan un escudo. Desde lo alto del Olimpo, surgir del fondo de los mares,, como ha expuesto
contemplan á un tiempo los inmortales las penín- el gran Ritter con sentimiento que podríamos
sulas de Grecia, las blancas islas del archipiélago, llamar filial. Estrabón es el verdadero fundador
las costas del Asia Menor, la llanura de Egipto, las de la ciencia geográfica y su obra es la que los
montañas de Sicilia, habitadas por los ciclopes, y sabios modernos han reanudado después de tan·
las columnas de Hércules, colocadas en los lími- tos siglos esterilizados por el cesarismo romano
tes del mundo. Encima de aquel espacio poblado y la barbarie de la Edad Media.
por los hombres se redondea la cúpula cristalina
del firmamento, sostenida por los pilares del Atlas
y del Cáucaso.
Los descubrimientos de los viajeros y los cál-
72 EL1SEO RECLÚS NUE::!TltO PLANETA 73

hacia la parle central del grupo de los continen-


tes. Si se describe un gran circulo sobre el globo,.
alrededo 1• de Londres, que es en nuestros di.ns el
1I principal foco de atracción para ~1 com~rcw de
todo el mundo, casi toda la superficie conlmental,
encenando la doble cuenca del Atlé ntico .com.o un
Debigualdad de las tierras y los lllareb.-llemi::.ferio oceá- mar inte 1·ior, cabrá dentro de ese hem1sfer10; la
nico, hemisferiO contmental.-Semicírculo de las tierras otra mitad de la superficie terrestre, cuyo centro
-Di.stribución de la::; mesetas ~ás altas y de las mayore~ está situado junto fl Nueva Zelanda, en los anti:
cord!lleras alrededor del Océano Indico y del mar del s-· _
e· ur. podas de la Gran Bretaña, no estará ocupada cast
uculo polar.-Círculo de los lagob y los desiertos.-Ecua-
dor de contracción.-Ribera::; dispue::.tas en arcos de círculo. más que por la inmensidad de las aguas. L~s co
marcas antárticas, la Australia, la Palagoma Y el
archipiélago vecino, son las única~ ti~rras qu.e
. El hecho más considerable que Ílamn la aten- rompen la uniformidad de ese hem1, fen.o oceám-
Ción del ob en·ador al examinar la superficie del co. Según una hipótesis plausible, esa hmchazón,
glob~, es la extensión de~igual del Océano y de esa tut·gen cia de los continentes que sobresalen
las tierras emergentes. Aunque en ambas regio en una parte del globo y esa afluencia de aguas
n.es polares se encuentran todavía ' 'astos espacios oceánicas en el hemisferio opuesto, obedecen al
sm explorar.' ~ue forman una décimosexta parte peso desiaual de los materiales que constituyen
de la super·ficie terrestre, puede decirse de una la masa del globo, y por lo tanto á la falta de
manera nproximadn que los mares cubren las tres coincidencia entre el centro de figura y el centro
cuartas partes del globo. de gravedad. El litoral de los continentes que se
En el hemi ferio meridional es donde se han desarrollan alrededor del Gran Océano afecta una
acu~ ulado princi poi mente las aguas, y las masas forma sensiblemente circular; es una especie de
contmentale<s se han agrupado en el boreal. E::,te anillo rolo al Sur, por la parte de los hielos antfir-
primer contraste entre amba" mitades de la Tie ticos. Desde la punta meridional de Africa ha::,ta
rra llama más la atención si en lugar de tomar el Kamlchalka y de las islas Alentrinas al cabo
los dos polos por centro de Jo ~ hemisferios se de Hornos , las tierras están dispuestas en un .
elige.n dos puntos situados respectivamente en inmenso anfiteatro, cuyo contorno, igual á la Cl~-
medw de los espacios océanicos más extensos, y cunferencia del globo, no es menor de 40.000 lu-
75
NUESTRO PLANETA
74 ELÍSEO RECLÚS
1 asa del continente puede dividirse en dos
lómet_ros. Y no son simples playas bajas que se vaer~entes, una de las cuales baja rápid~me_nte
d_esphega? en hemiciclos alrededor del hemisfe- hacia las llanuras ribereñas del Océano Ind_Ico,
no oceámco: las mesetas más altas, las montañas mientras la contrapendiente, erizada de cordille-
más elevadas de los continentes se colocan en ras divergentes, se inclina de grado en grado ha·
vas~o semicirculo precisamente en las comarcas cia las inmensas tundras pantanosas que están
Yecmas al Pacifico y hacen inclinarse hacia ese
junto á los mares glaciales. . . .
océa_no el centro de gravedad de todas las masas Las grandes mesetas del Asia Central, hmlla·
continentales. das al Norte y al Sur por esas cordilleras q_ue
Por la parte del Océano Índico, dependencia irradian co mo un abanico desde el nudo de Hm·
del gran mar del Sur, presenta África sus aristas du Kuch, forman en dirección al NE. la parte
más elevadas; alli se encuentran los montes ne- culminante del anfiteatro continental; después al
vados del K~nia y del Kilimandjaro y se alza la Norte del valle del Amor se continúan á poca
meseta de EtiOpia, semejante á una gran fortaleza distancia del litoral con hileras de picos que do-
rodeada de baluartes; al Oriente de la estrecha minan los mares de Ochotzk y de Behring. Más
puer'ta del Mar Rojo se eleva otra meseta la del allá las aguas del Pacifico se han abierto paso
Yem~n, cuya_s pendientes más rápidas se ;uelven para' unirse con las del Océano Gl ac1a · 1, pero la
también hac1a las riberas del Océano. linea de las montañas sigue prolongándose. Co·
Más allá, aquella muralla de tierras altas, que locadas en forma de istmo roto al Sur del Estre-
s_e podria llamar la columna vertebral de los con- -cho, las islas Alentienas reunen las dos masas
twe~tes, está cortada por la represión del golfo continentales de Asia y de América del No_rte;
Pér'SICO y del Éufrates, pero empieza de nuevo al parece la ribera de una antigua tiena sumerg1da.
Norte de Persia. El Cáucaso, el Elburz, el Hindu La alta península de Alaska, co~t~n~ación de
Kneh, e~ Kara Korum y el poderoso Himalaya, la fila de las Alentienas, es el punto mtcial de esta
cuyas cimas se levantan á nueve kilómetros de serie de altas tieiTas que siguen las orillas _del
altura encima del Indostán, están tres ó cuatro Pac\fico á través de ambos continentes ameriCa-
veces m~s . próximos al mar de las Indias que al nos. Cordilleras paralelas, apoyadas en ciertos si·
Océano Art1co; esa diferencia seria mayor si se ti os en grandes masas, se encorvan. alre~ed~r de
prescindiera de las peninsulas del Ganges, que las riberas de Sitka, de la Colombia britámca Y
avanzan mar adentro como los miembros del de la California, y luego se funden insensiblemen-
gran cuerpo asiático. Considerada en su conjunto,
77
NUESTRO PLANETA
76 ELÍSEO RECLÚS
También las riberas de los continentes é islas
te en la meseta ~el Anahuac. Esta continúa al vueltos hacia el mar Glacial del Norte se des ·
SE. en una cordillera volcánica, interrumpida arrollan siguiendo una curva círcular. Según se
de trec~o en trec~o; pero en las orillas del golfo puede juzgar por el estado actual d~ nuestros
de D~nen la cordtllera empieza de nuevo, y su- conocimientos sobre esa parte de la Tierra, pare-
mergiendo las rocas de su base en las olas del ce que un círculo polar inclinad~ un~s cinco .g~a·
Pacifico, desarrolla su doble ó triple arista nevada dos hacia el estrecho de Behnng trena por cir-
hasta ~1 e:::,lrecho de l\lagallanes. Las otras prolu· cunferencia casi regular las costas septentrionales
ber·ancw de la América l\leridional que se elevan de Siberia, del archipiélago de Parry, de Groen-
al E le de e:::,a gran espina dorsal de Colombia landia, de Spitzberg y de Nueva Zembla.
alcanzan una altura menos considerable y está~ Otro círculo, inclinado 10 grados sobre el polo
atrave::,adns por ríos á los cuales la nieYe de los en dirección al meridiano de París, pasa á través
Ande!::J ha dado origen. Además, la pendiente de la mayor parte de los mares interiores del
abrupta de la cordillera madre está uniforme· antiguo y del nuevo mundo. Esa curv~ penetra en
mente \'Uelta hacia el Pacífico; la distancia de las el Mediterráneo por el estrecho de G1braltat', r~­
boca:::, del Amazonas á las cimas de los Andes es corre este mar y el Ponto Euxino, une el Casp10
lo menos quince ,·eces más larga que la distancia con el mar de Ara\, que en una época geológica
entr·e la cre~ta y el litoral del mar del Sur reciente no formaban más que una masa de agua,
E:::,e in_mens~ hemiciclo de tierras al~as que y luego se prolonga hacia el Pacífico por la cade·
formn In nbera mterior de las masas continenta- na de los principales lagos siberianos, incluso el
les, de de el cabo de Buena Esperanza ha:::,ta el Baskal. Sobre el continente americano, la curva
d~ Homo ~, no es el único testimonio de la fuerza atraviesa el lago de Winnipeg, el Mediterráneo
S1emp1:e activa que tiende á hacer surgir las par· de los grandes lagos del San Lorenzo, y desp~és
tes :::,a.hentes_ de la esfera terrestr·e siguiendo gran- el Champlain y la bahía de Kindy. A~í se termma
des llneas cm.:ulares. Con la misma cordillera de esa gran serie de dept'esiones continentales, que
~os Andes s~ suelda una serie de montaiias y de ciel'tamente no se formó al acaso. A\ Norte del
rslas 'olcámcas que se desarrollan en círculo Mediterráneo, el más importante de esos mares
alreded or d~l mar del Sur. Es el gran anillo de intel'iorec; las montañas más elevadas de Europa
volcanes activos señalado primeramente por Leo- levantan una' muralla análoga á la que da vuelta
poldo de Buch y designado por Cados Ritter con al Pacífico. Efectivamente, los Pirineos, los gran·
el nombre de circulo de fuego.
79
NUJilSTRO PLANETA
78 ELÍSEO REOLÚS
una ran analogía de relieve ó
des Alpes y los BaJI.~anes constituyen una especie se distinguen por d. g estas circularmente en la
de aspecto estl\n Ispu . o que los contornos de
de muralla con numerosas brechas, mucho mlls · del planeta, sm . . á
próximas al Mediterráneo que á los mares del super fi e1e bedecen as1m1smo
los continentes parece q~et od presentan una serie
Norte, y que pre enla su pendiente más rllpida · a en cuva v1r u
una ley ritmlc J ·dad cas1. per·
por la parte del Sur. 1 de una regu1an
de arcos de círcu o d los tres continentes
Juan Re) naud ha señalado la existencia de
otro anillo terrestre que también debe de haberse fecta á veces. Las c~sta~ l ~ur África y Australia,
meridionales, Aménc~ e l 'de ello Todas las
formado en virtud de una gran ley geológica. Ese
presentan notables e)e~p ots s del Norte tienen
tercer circulo, de una inclinación de 15 ó 20 gra- los contmen e
dos sobre el polo, pasa por el istmo de Panamá, penínsulas .d e , en arcos de círculo, Y
tambiép on\las coi ta~as uede ser Sicilia, son
que es la depresión más grande de América, y
muchas islas, cuyo tipO ~á ulos esféricos. E sa
atraviesa en el mundo antiguo casi todos los gran·
comparables _con vastos tn n~as es tan fre cuente,
des desiertos, muchos de los cua les estaban cu-
disposición circular de las c~s do de clasificar las
biertos de agua duran le los últimos periodos
terrestres. Esos espacios arenosos ó peñascosos, que varios ~eólogos han ~: ~urvatura de golfos y
tierras segun el grado
colocados oblicuamente á tra,·és de los continen-
bahías.
tes de Africa y de Asia, son el Sabara, los arena·
les de Egipto, el Nefud de Arabia, las mesetas
saladas de Persia y el Cobí ó Chamo, cuya super-
ficie no es muy inferior á las soledades africanas.
Cosa notable es que esa serie de antiguos mares
esté domin ada al Norte por di,·ersas cordilleras,
el Atlas, el Tauro, el Cáucaso; como el Pacífico y
el Mediterráneo, las aguas desaparecidas tenían
al Norte un a muralla de tierras elevadas. Corno
quiera que se ha) a formado ese anillo de mares y
desiertos al cual Juan Reynaud llamó ecuador de
contracción, es imposible considerarlo como ciego
capricho de la Naturaleza.
N o sólo las diversas regiones de la Tierra que
ELÍSEO REOLÚS NUESTRO PLAN~TA 81

nar sucesiYamente las formas opuestas en la


distribución general de las tierras. Esa mezcla es
Jaque da con su variedad mayor armonia al con-
III JUnto del relieve terrestre.
Para el estudio comparativo de la configura·
cióu de los continentes, hay que elegit· á América
como tipo, porque en dicha parte del mundo la
División de las tierras en mundo antiguo y moderno.-Doble linea de elevación dirigida de Norte á Sur es tan-
continente americano.-Doble continente de Europa y Áfri-
ca.-Doble continente de Asia y Australia. gente á la curva que describen las tierras alrede-
dor del Pacífico y hasta se confunde con ella en
cierta extensión. Gracias á esa coincidencia de
Si puede considerarse que las masas conti- ejes, el Nuevo Mundo presenta una regularidad de
nentales están colocadas siguiendo grandes círcu- formas muy grande. Se compone de dos triángu-
los tr·azados alrededor de la esfera, hay que reco- los que dirigen hacia el SurJa punta más aguda
n.ocer que obedecen también á otra ley en cuya y se unen entre si por medio de un istmo muy
vtrtud los grupos terrestres se han distribuido en estrecho. Ambas mitades de América, una de las
tres continentes dobles, que forman respectiva- cuales pertenece por completo al hemisferio sep-
mente tres series paralelas. tentrional, mientras la otra es trópico-meridional,
Parece al principio que las partes salientes del forman dos continentes perfectamente distintos,
suelo no c~nstituyen mlis que dos masas, la del y sin embargo, ofrecen analogía tan grande en su
mundo antiguo y la del nuevo, y que esas masas estructura, que constituyen seguramente una sola
no se asemejan en sus formas exteriores. Pero un pareja. Por un efecto natural de la divergencia
examen atento revela una gran unidad de plan creciente que se produce en la América del Norte
donde á primera vista no se advertía más que caos entre el eje continental y el círculo de montañas
y desorden. Y es que, á consecuencia del cruza- desplegado alrededor· del Pacíllco, ese continente
miento de las diversas partes, levantadas unas es más grande que su compañero del Sur en la
circular·mente alrededor de los mares, otras parale- proporción de una séptima parte, y sus contornos
lamente al meridiano, se ha producido entre lo.:> son mucho más quebrados. La forma más típica
grupos continentales una serie de contrastes que es la del continente mer·idional, al cual debiera
se mezclan con las semejanzas y hacen predomi- darse el nombre especial de Colombia.
G
82 ELÍSEO BECLÚS NUESTRO PLANETA 83

En el mundo antiguo África se adapta de un que separaba las dos partes del mundo; pero
modo evidente al mismo modelo que la América aunque se han reunido tierras que ante.s eran
del Sur. En su estructura general, parécense am- distintas, conserva cada cual su carácter b1en de-
bos continentes por su gran masa triangular de terminado.
riberas poco sinuosas, y la analogía se encuentra La geología se presenta como testigo para afi:·
hasta en los detalles de golfos y promontorios. mar la for·ma continental de Europa y s u analog1a
Muchos son verdaderamente los contrastes, pero con lo América del Norte. Por la parte del Sur Y
se producen con tanto ritmo y regularidad, que ha la del E:::,te, la semejanza sigue entre ambas partes
de verse en ellos nueva prueba de la unidad de del mundo. Cier·to es que por el lado meri~ional
formación en las dos masas continentales. las tierras de Europa no se Qnen ya con Africa
Europa no parece á primera vista una parte por medio de un i:::,Lmo semejante al que enlaza
del mundo correspondiente á la América septen- las do!::J Américas, pero, como sabía ya Estrabón,
trional. Efectivamente, ese conjunto de penlnsu· baslarla con un levantamiento de cien metros
las que aun en nuestros días es la región más esca~os para formar una lengua de tierra desde
importante de la Tierra por la civilización de sus Sicilia hasta Túnez entre los dos mares de Espa·
pueblos, podría parecer un apéndice geográfico, ña y de Creta. Una compuerta submarina divide
un a simple prolongación de Asia; cuesta trabajo el Mediterráneo en dos profundas cuencas, y gra-
compararlo con la América del Norte, cuya masa cias á su relieve acentuado, puede considerarse
ocupn doble superficie. Sin embargo, el estudio como un istmo verdadero. Además, la parle sep-
geológico del relieYe de Europa prueba que forma tentrional de Áfr·ica, es decir, las regiones del
en realidad un continente distinto. En época ante- Atlas comprendidas entre el mar de Sahara y las
rior estaba separada de Asia por una masa de costas actuales de Manuecos, de Argelia y de
agua que se extendía desde el Mediterráneo has- Túnez es seguramente una dependencia de Euro-
ta el golfo de Obi por el Ponto Euxino, el Caspio pa. La ciencia moderna ha comprobado que en
y el mar de Aral. Al pie de las montañas del Ural cuanto á la fauna, la flora y la constitución geológi-
y del Atlas se extienden esas estepas inmensas ca, todo el litoral del Mediterráneo oriental, al
que toda\'ía conserv:m, como casi todos los desier- Norte y al Sur, forma un todo inseparable. Bour-
tos, su antigua fisonomía marítima, y que limitan guignarlt ha sentado claramente, con sus investi-
al Oriente el continente europeo de manera mlls gaciones sobre los moluscos vivos, que el Norte
eficaz que otra Atlántida. Existía el brazo de mar de África no posee una sola especie que sea pecu·
85
84 ELÍSEO RECLÚS NUESTRO PLANETA

liar suya, y que todos los tipos de esos animales las penínsulas de formas m~s sueltas y lo~ mares
encontrados en las pendientes del Atlas proceden interiores más rodeados de lterras; sus pemnsul~s
de la peninsula ibérica. El Sahara occidental y la se han convertido en islas, sus mares son a l mts-
Tripolitana tampoco poseen especies pri,·ativas, mo tiempo lagos; de todos modos, Europa c?rr~s­
por lo cual es evidente que estas regiones no ponde {l la América del Norte y foema con Afnca
hablan salido todavía del fondo del Océano al segunda pareja continent~l parale.la á la del Nue-
principiar la época actual y que la rvlauritania vo ~1undo. Asia y Austraha constttuyen .la ter~er_a
continuaba al Sur la península española; los pro- pareja, aunque su forma reproduzca el ttpo pnml-
montorios de Ceuta y Gibraltar formaban parte tivo de una manera muy imperfecta. Se ha roto el
todavia de la misma cordillera. No •gn oraban los equilibrio en favor de la parte septentrional, pero
antiguos que el Mediterráneo había estado cerra· aun se encuentran en la configuración general de
do en otro tiempo por la parte de Occidente, esas grandes masas los rasgos principales que
puesto que atribuían á Hércules el honor de ha- distinauen los otros continentes dobles. Como
ber abierto una puerta entre los dos mares. Otros América del Norte y Europa, está Asia aislada
varios autores consideraban novedad desagrada- geológicamente; como esas dos partes del mundo,
ble que los geólogos hubieran hecho de Europa y pro~ ecta numerosas penínsulas en los ma.res que
Libia dos partes del mundo distintas una de otra; la rodean, y sí no está directamente umda con
aunque separadas por el mar, las dos regiones les Australia por medio de un istmo continuo, á '?
parecta que pertenecían al mismo conjunto geo- menos las islas de la Sonda, semejantes á los pt-
gráfico. Los contornos exteriores de Europa re- lares de un puente derrumbado, están colocadas
cuerdan bastante los de América septentrional. En á tra\'és de los mares de uno á otro conti nente.
los dos continentes, las riberas del Atlántico están Australia recuerda muy bien con su forma regu-
muy recortadas y dejando penetrar al mar tierra lar y casi geométrica, y con su falta absoluta de
adentro, proyectan peninsulas muy en lontanan- penínsulas, las otras dos partes del mundo que
za dentro del mar. En Europa, el Mediterráneo y penetran en los océanos meridionales.
el mar Báltico corresponden al golfo de Méjico Por último , si se considera aisladamente el
y á lodos los mares que se extienden entre Groen- mundo antiguo, ó grupo oriental de los continen -
landia y la N u e va Bretaña; pero es de notar que tes, se obserYa una doble distribución binaria, ó
Europa, cuya organización es más delicada y m{ls la división del mundo en cuatro partes colocadas
fina que la de las demás par'tes del mundo, tiene dos á dos al Sur y al N orle del Ecuador. Ya lo
86 NUESTRO PLANlllTA
87
lllLÍBEO RECLÚ8

enseñaban as1 la mayoría de los antiguos, que anillo de las tierras que rodea el Océano. S~ dis-
daban al mun_do el nombre de Terra quadrifida. tinguen la urdimbre y la trama en el_maravilloso
Otros, obedectendo también li ideas sistemliticas tejido de la superficie del globo lo mtsmo que en
creian que las tierras tenían la forma de un huev~ una lela. .
Y se componían de tres partes redondeadas alre- El rasgo principal del relieve d~l mundo anti-
dedor del templo sagrado en Delfos, co mbligo del guo es la enorme elevación de las lter·ras cerca del
mundo,. centro de Asia, en el cruce de las altas cordill~ras
Encuéntranse, pues, en la forma exterior de los del Indu Kuch, en toda aquella región grandwsa
continentes dos leyes distintas: una en cuya vir- que con justicia fué llamada 1 echumbre del mundo.
tud se han dispuesto en círculos oblicuam~nte al Aquel pais tan elevado que rode_an el Himalaya,
Ecuador, y otra que las ha distribuido en tres el Kara Korum, el Kuenlun, el Ttan Chan, el Soh·
lineas paralelas al meridiano. Á esa complicación man Dagh y otras cordilleras ~s el lu?ar de la
se debe la apariencia irregular de Jos continentes Tierra donde se cruzan ambos eJeS contmentales
dobles del mundo antiguo, porque en él se cruzan dirigidos uno de N orle á Sur y otro de SO. á
l~s do~ ejes de formación, y por lo tanto, hay gran NO., paralelos á los contornos del Pacífico. Al
dtverstdad en el relieve de sus tierras. Las seme- encontrarse, se han superpuesto ambas olas te-
janzas y diferencias que presentan entre si ambas rrestres, como lo hacen en el mar las que llegan
mitades del mundo se explican también perfecta· de puntos diversos del horizonte. En ese cruce de
mente cuando se las relaciona con uno ú otro los ejes es donde se encuentra la verdadera cús-
orden de hechos. Si se consideran las tierras que pide de la Tierra, el centro orográfico de los con-
brotan del mar como formando tres continentes tinentes, que es al mismo tiempo el centro de
dobles . paralelos, llama la atención la analoO'ia en dispersión de los pueblos arios. Por un notable
b
su conJunto y en sus pormenor·es· si se admite la contraste, precisamente en los antipodas de esta
división casual de las masas continentales en dos región de altas llanuras y de montañas elevadas
mundos, el antiguo y el nuevo, se nota entonces se extienden las partes del Pacifico más despro-
la ra~ón de los contrastes, que son otro género de vistas de islas, y probablemente también los abis-
semeJanzas. Así se explica la variedad de formas mos más hondos del Océano.
de Europa, considerada ya como mitad de una
pareja continental paralela á las dos Américas, ya
como una gran penínsu la de Asia en el inmenso
NUESTRO PLANI!)TA
89
ELÍSEO RECLÚS

del Indostán; por otra, la contrapendiente es de


una lon(7itud mucho más considerable. .
El relieve general de África es menos conoc1~~,
IV pero es probable que el monte ~enia y el Kll~­
mandjaro sean las alturas culmwantes del poli·
edro continental, y esas alturas, que se yerguen
le¡os del centro de África, presentan por una parte
Principales analogías entre los continentes; forma piramidal
de las partes del mundo; pendientes y contrapendientes.- una inclinación relativamente brusca y por la otra
Cue~c.as cerradas de cada masa continentaL-Penínsulas una contrapendiente muy prolongada. En Austra-
meri~IOn.ales d? c~da grupo de continentes.-Hipótesis de lia ocurre el mismo fenómeno, porque los montes
los dlluv10s per16d1Cos.-Disposición rítmica de las penín- más elevados de ese continente son probablemen-
sulas.
te los que se encuentran en la ~ueva Gales_ del
Sur, á poca distancia de las onllas del_ Pa~1fico;
Cada continente, considerado aisladamente desde esas montañas hasta el Océano Indico, la
puede ser· asimilado A una base piramidal con una distancia es lo menos séxtupla.
base enorme y una cima colocada lejos del centro Por último, ambas Américas pueden ser t~m­
de la figura. El Monte Blanco, cima culminante bién consideradas como dos sólidos cuya c1ma
de los Al pes, está situado á distancia relativamen- está lejos del centro de figura, uno en Orizab~ ó
te muy corta de las costas occidentales y meridio- en Popocatepetl, otro en el grupo de_ las ~ontanas
nales de Europa; ésta en conjunto es una pirámi- boli' ianas. Á pesar de todas las diVel'bidades de
de cuya altura equivale á la milésima parte de la relieve que presentan los continentes, á pe.s~r de
base Y cuyas .verti.en tes vueltas hacia el Asia y el las oquedades y depresiones de su superficie, el
Océano ~!acial tienen una longitud cuádruple, suelo presenta en muy pocas regiones cavidades
por térmmo medio, de las pendientes inclinadas inferiores al nivel del mar, y esas cavidades, como
hacia el Océano y el Mediterráneo. El continente los alrededores del mar Caspio y el valle del mar
asiático tiene por cimas las altas montañas del Muerto, están precisamente situadas en los con-
Himalaya, y de esos puntos elevados las caras del fines respectivos de los dos continentes: Europa
país se inclinan siguiendo pendientes muy diver- y Asia, Asia y África. Hasta las depresiones del
sas h~cia los océanos opuestos; por una parte, el Sabara de Argelia, cuyo suelo está en ciertos lu-
descenso es rápido hasta las llanuras y los golfos gares más bajo que el Mediterráneo, son el fondo
ELÍSEO RECLÓS NUESTRO PLANETA 91

del mar an~iguo que separaba en otro tiempo la montañas Roquizas y la Sierra N evada de Califor-
verdadera Africa de las comarcas del Atlas. nia, otro en la meseta del Titicac.a, ent~e ~os .An·
Üli'O gran rasgo de semejanza entre las diver- des y la cordillera propiamente dicha. Afr1ea ttene
sas ma.sas c?ntinentales es que cada una encie- muchas cuencas cerradas, y la principal es .la del
r~a, á distancia considerable de las riberas oceá- lago Tchad, situado en el cen.tro del contwente.
mc~s, una ó varias cuencas cerradas, donde se Por último, la misma Austraha, á pesar de su
extienden la.s aguas que no pueden derramarse escasa extensión relativa, tiene sus lagos Torrens,
por l.as vertien.tes exteriores; esas concavidades, Gairdner y otros, que no se comunican con el mar.
que tienen su Sistema exterior de lagos y de ríos, Según habia observado Bacón, los tres grupos
son otros tantos mundos. En el continente asiáti- de continentes presentan también unos con otros
co, el mayor de todos, cuyo centro de figura es el un parecido singular por la forro~ peninsular de
mli~ ap~rtado del mar, las cuencas hidrográficas sus puntas terminales, vueltas hacw el Océano An-
delmte~wr presentan mucha extensión. Compren- tái'lico. Esas tres penínsulas meridionales no avan-
den ca.si toda la superficie de las altas mesetas de zan mar adentro de igual modo, puesto que se
Tartar1a Y de Mongolia, es decir, las cuencas del encuentran respectivamente á 36, 44 y 56 grados
Lob Nor, del Tengri Nor, del Koko Nor, del Ubsa de latitud, pero están unidas unas con otras por
Nor; después, al Oeste de las grandes cordilleras un círculo ideal, inclinado 10 grados sobre el polo
del Asia central, abarcan la meseta del Iván la Sur. Las distancias respectivas de las tres extre-
cuenca del Balkach, las del mar de Aral, de Íos midades continentales son iguales en la periferia
lagos. de Van Y de Urmials. Con la depresión del terrestre, porque los espacios marHimos compren-
CaspiO, la serie de las cuencas cerradas del Asia didos entre el cabo de Buena Esperanza y el cabo
se. enlaza con la de Europa, que se extiende hasta el de Hornos, el cabo de Hornos y Tasmania, ésta Y
mismo centro de Rusia, hasta las fuentes del Knua el Sur de África, vienen á estar en la misma rela-
Y del Valga. En conjunto, toda esa reo-ión cuyas ción que los números 7, 8 y 9.
aguas, desde las colinas del Valda rus~ hasta las Cada promontorio avanzado de la Tierra pare-
mesetas de Mongolia, nu encuentran salida hacia ce que fué en parte demolido por las olas. La
el mar, comprende un espacio tan vasto como Eu- América del Sur presenta en su extremo la ima-
ropa. Los dos continentes americanos también tie- gen de una inmensa ruina; el tortuoso estrecho de
nen sus siste.~as aislados de lagos y ríos, que ocu- Magallanes la separa de la Tierra del Fuego, que
pan una posiCión correspondiente, uno entre las está dividida en varias islas por un dédalo de ca-
93
NUESTRO PLANillTA
92 ELÍSEO Rb.CLÚS
procedente del SO. desc~r?ó sobre los continen ·
nales y que tiene al Sur, como un león echado el t s del hemisferio meridiOnal para roerlos, re
for~i~able islo~e del cabo de Romos. De la pu~ta c:rtarlos, llevar sus residuos á los ~ontinentes del
mend10nal de Afl'ica sale otro cabo, el de las Tor-
Norte y formar así las largas pend1entes que ba-
mer~tas,. al cual la esperanza de descubt·ir las
jan hacia el Océano Glacial Ártico.' Según esta
lnd1as hizo dar su nombre actual; al Este de ese
hipóle.,is, las tierras del Norte crecieron desm~­
promontorio, unido con el continente por medio
suradamente á expensas de las del s_ur, de las
de mesetas y montañas, penetra mar adentro el
cuales no quedó más que el esqueleto. A esa gran
gran banco de las Agujas, en el cual viene á que-
inundación, que esculpió de nuevo las masas con·
brarse la . fuerza de las corrientes, y que es, sin
tinentales, atribu\a el via jero ruso Pallas el trans-
~u~ a, residuo de una liel'l'a de::, a parecida. Por
porte de los innumerables cuerpo~ de.rnamrn~ts
ultim o,. el cont.in.ente austr·aliano tiene por pro- sume¡·aidos en las tundras de S1bena. Sab1do
~onga cJón meridional la ribera escarpada de la 0
es que esa hipótesis la han defendido después
1sla de Van D.1emen, porque, por su posición geo-
Arhemar y sus disc\pulos. Para esos geólogos que
gréfica, e::;a lierTa pertenece seo-uramenle á la
ven los grandes agentes de renovació n terrestre
Au::,tralia; el error de Cook, que bno ''eía en Tas-
en una serie de diluvios periódicos, que descen-
mani a más que un promontorio de Nueva Holan-
die¡·on alternativamente del Norte y del Sur cada
da, em más aparente que real. Lo que completa
10.500 aüos, las osamentas que se encuentran en
más el parecido entre las puntas terminules de
Siberia las trajo el penúltimo diluvio, procedente
los tres continentes del hemisferio antártico es 1
del hundimiento de los hielos del polo austral.
que cada uno de los mares que se extienden al
Según una de esas hipótesis, el último deshielo
Oriente de esas tierras baña una isla ó un archi-
vino del Sur; según otra , del N orLe. Prudente es
piélago considerables. Al Este de Australw, es la
prescindir de esas ideas contradictorias , que
Nueva Zelanda; al Este del continente colombia-
atribuyen á un cataclismo la forma peninsular de
no, el archipiélago de Falkland; al Este de África,
los continentes del Sur. Hoy nadie duda de que el
la isla de !\ladagascar.
rinoceronte y el rnammut hayan vi\'ido en Siberia,
Estas ob:::;e¡·vaciones de Bacón, desarrolladas
donde actua lmente se encuentran s us restos.
luego por Buffón, Foster, el com paííero de Cook,
Casi todas las grandes peninsulas de la Tierra,
y en los ti e m pos modernos por Steffens Carlos
Ritter, Arnoldo Guyot y otros geógrafos, h~n dado
Groenlandia, Kamtchatka, Corea, se ala!'gan tam-
bién con dirección al Sur. Los tres continentes
lugur á la hipótesis de que un terrible diluvio
94 NUESTRO PLANETA 95
ELíSEO RECLÜS

del. Nort~ toman separadamente por tipo de sus circunferencia; los golfos de ltalia, como el de
articulaciOnes meridionales el conJ·unto d 1 Génova, el de Nápoles, el de Falerno y el de Man-
t t' e os fredoni a, se abren como semicírculos completos
res con mentes del Sur, y proyectan cada uno
tres ye~ínsulas en los mares que los bañan al en el contorno de la pen1nsula, mientras la ma-
MediOdia; á las tres penínsulas del mundo co- yor parle de los golfos de Grecia recorta~ muy
rresponden en Europa, Asia y América del Norte profundamente las riberas y forman medtterrá·
tres grupos de penínsulas secundarias. neos en miniatura como el mar de Lepanto.
Sobre todo en el mundo antiguo se han for- Hay que notar también que España y Arabia,
mado con reg~laridad esas articulaciones penin- penínsulas análogas, no presentan al Este de sus
sula:es, con ritmo y medida; de continente á costas, de contornos sobrios y severos, más que
conti.nente presentan las analogías más notables islas de poca importancia. Italia y la India, cuyas
Arabia, por la belleza sencilla y alti\a de sus formas son tan ricas, tienen cada cual una isla
contornos, rec~erda la for -na elegante y majes- grande, y con sus puntos meridionales gozan
tuosa d~ Espana; el Indostán, por la muelle aquélla con Sicilia y ésta con Ceylán. Grecia y la
ondulación de sus riberas y la redondez de sus península lransgangética están bañadas al Oriente
~ahías, conesponde á Italia; la India transgangé· por mares sembrados de islas é islotes innume-
tiCa, con sus numerosos contornos dentados y el rables, semejantes á una nidada de pajarillos que
~n?rm.e desarrollo de sus riberas, es como una juegan al abrigo de las a las maternas. Las dos
Imitación de la hermosa Grecia, CU)a forma se penínsulas orientales que posee adetuás el gran
compara muy acertadamente con la de una hoja continente de Asia, Corea y Kamtchalka, están
de morera. En los dos continentes las penínsulas asimismo acompañadas de un archipiélago.
ca~a vez son más articuladas de Occidente á Las Lres penínsulas meridionales de América
Or1ente. Las penínsulas mediterráneas especial- del Norte no pres entan en su aspecto la misma re
me?te presentan el fenómeno notable de una gularidad que las de Europa y Asia. Á consecuen -
variedad .de contornos tanto más grande cuanto cia de la forma estrecha y alargada del continente ,
más próxtmo á Levante está el país. dos de esas penínsulas, la Florida y la California
Las numerosas bahías que recortan las costas Baja, parecen atrofiadas en comparación de los
de España á lo largo del l\Iediterráneo se des- órganos análogos de los continentes del mundo
arrollan en arc?s de círculo regulares que equi- antiguo. El otro apéndice peninsular, mucho más
valen por término medio á la cuarta parte de la desarrollado porque se encuentra en el mismo eje
ELÍSEO RECLÚS
NUESTRO PLANETA 97
del Nuevo Mundo, no es más que el istmo de
América Central. EfectiYamente, bastaría con una
si m pie depre~ión de 30 metros para que el Pacifi-
co y el mur de la~ Antillas unieran sus aguas V
entre los dos continenles americanos. Parece ade-
más que, en una época geológica reciente, un
estrecho unta ambos mares á través de la llanura Articulaciones numerosas de los continentes del Norte.-
(llena hoy de Ja, a'-) que por una parte domina la Formas pesadas de los del Sur.-Desigualdad de los conti-
Sierra de Maná Eungín y por otr·a la Sierra Trini- nentes del mundo antiguo.-Desarrollo de las costas en
razón inversa de la extensión de las tierras. -Contrastes
dad. Un solo rasgo de relieve terrestre puede ser-
entre el mundo antiguo v el nuevo.-Ejes transversales
vir á un tiempo para varias cosas: precisamente entre si de América y el mundo antiguo.-Contraste de los
en los antípodas de América Central, las islas climas en los diversos continentes de Norte y Sur, Oriente
de la Sonda sirven al mismo tiempo de istmo y Occidente.
entr·e los dos continentes de Asia y Nueva Ho-
landa.
Un contraste fácil de comprobar es el de la
forma de las riberas continentales. La América
septentrional, Europa y Asia tienen, comparativa-
mente con su masa, considerable longitud de
costas. Golfo~ profundos, mares interiores pene·
tran en ellas hasta gran distancia y su contorno
está lleno de penínsulas dentadas; puede decirse
que por su organización esas masas continentales
parecen cuerpos articulados y provistos de miem-
bros. La América del Sur, África y Australia pare-
ce que tienen en cambio una forma r·udimentaria;
su perfil es de una sencillez y una regularidad casi
geométr·icas, sus golfos son escotaduras poco pro·
fundas en la línea poco movida de las orillas, y los
promontorios, que han adquirido una forma penin-
sular, apenas existen. Esos continentes represen·
7
98 IDLÍSIDO REOLÚS NUESTRO PLANETA 99

tan en la escala de la organización terrestre una península de Asia, es cuatro ó cinco veces más
fase inferior de la vida. De todos modos, esa pesa- pequeña_ que la enorme masa co? que está unida.
dez de contornos y esa falta de penínsulas quedan Al Sur, Africa tiene una superficie tres veces ma-
compensadas en gran parte por la posición más yor que Europa, y Australia, ~omparad~ con su
oceánica de los continentes del Sur y por la pre- vecina del Norte, cuya extensión es seis veces
ponderancia del clima tórrido. En efecto 1 el aire 1 mayor, no merece más que el nombre de isla
más cálido bajo los trópicos, se satura de mayor grande. De todos modos, es de notar que por. un
cantidad de humedad y las corrientes atmosféri- curioso fenómeno de ponderación, las dos mita-
cas, más rápidas y regulares, transportan los des de cada pareja continental se equilibran en
vapores maritimos á través de espacios más vastos. la redondez terrestre. En la pareja occidental,
Gracias á las lluvias torrenciales, á los vientos África, que es la parte preponderante por la masa,
alisios, á los huracanes, las enormes masas de la se encuentra al Sur y Europa al Norte. En la
América del Sur y de África están expuestas á la pareja oriental ocurre lo contrario. El gran conti-
influencia oceánica lo mismo que las otras partes nente asiático está al Norte, y al Sur las tierras de
del mundo escotadas por golfos y bahías. Los tres Nueva Holanda.
continentes del Norte, cuyas riberas están recor-
tadisimas, deben á sus mares interiores el respi- SUPERFICIE DE LOS CONTINENTES
rar en una superficie muy desarrollada aquellos
vapores acuosos, sin los cuales serian desiertos Primera pareja
mmensos. América del Norte. 20.600.000 kc.
La superficie de los continentes no es un he- América del Sur. . 18.000.000 »
cho menos importante que su forma, y los contras-
tes presentados por las diversas partes del mundo Segunda pat'fja
son muy notables. Mientras ambas mitades de
Europa. 9.900.000 kc.
América son casi iguales en extensión, los cuatro
África . . 29.125.000 ,
continentes :del mundo antiguo difieren mucho
unos de otros en superficie. Asia, por si sola, Tercera pareja
comprende un espacio de tierra más grande que
el de ambas Américas juntas. Por su parte, Eu- Asia .. 4o.440.000 k c.
ropa, proyectada en el Océano como una simple Australia .. 7.700.000 ,
100 lllLíSIIIO RBlOLÚS NUESTRO PLANETA 101

. :ambién pueden compararse los continentes Tan di versa mente articulada está Europa, q~e sus
mdiC~ndo las dis_tancias desde su centro de figura costas tienen un desa rrollo total más co~s·~era­
á la ribera oceámca más próxima. ble que las de América Meridional ó de Afnc~, á
pesar de que ésta cubra mucha mayor extens1?n.
RADIOS DE LOS CONTINENTES Australia parece á primera vista una excepc1~n
(por su forma pesada) de aquella ley en_ cuya vir-
Primera pareja
tud las masns conti nentales más pequenas son al
América del Norte. 1.750 k. propio tiempo las mejor or~anizadas, pero ?o
América del Sur. . 1.500 )) hay que considerar á Austraha como cuerpo ais-
lado; hay que tener también en cuenta el prolon-
Segunda pareja gado istmo de islas é islotes que la enlazan con
Europa. 770 k. la Ind o China. Alli hay numerosos archipiélago~
África .. 1.800 » de tierras cuyo desarrollo total de costas es cas1
incalculable, y tienen por lo tanto todas las ve nta-
Tercera pareja jas de clima, riqueza y fecundidad que ?a una
Asia .. 2.400 k. situación marítima; allí, más que en nmguna
Australia .. 990 , otra parle del mundo, se despliega la magni?cen-
cia de la vida terrestre por el esplendor y vanedad
Esa gran desigualdad de los continentes po- de sus productos.
dría sorprendernos si no se supiera que. según la Los cuadros s iguientes, que dan en kilómetros
hermosa .ley expuesta por Geoffroy Saint-Hilaire, la longitud absoluta y relativa del litoral marítimo
toda func1ón ha de desarrollars e en un organismo en cada continente, forzosamente han de resultar
á expensas de otra función. Verdad es que Euro- incompletos. No podemos separar de Europa á
pa es pequeña, pero tiene gr·an riqueza de costas Inglaterra ' Irla nda , Sicilia ni á las islas de Grecia,
~olfos Y penínsulas en sus contornos, y de islas é comarcas que han representado gran papel en la
Islotes en sus mares. Las tierras y las aguas historia de la civilización. No podemos prescindir
están c~locadas en capas alternadas como para de las Antillas en el Nuevo Mundo, ni de las Mo-
formar mmensa pila eléctri ca en la cual s ustitu- lucas, archipiélago de la Sonda y el Japón al
yen á los ácidos, chapas de metal é hilos conduc- Oriente del continente de Asia.
tores las tierras, los mares y las corrientes aéreas.
102 NUESTRO PLANETA
lOS
ELÍSI!lO RlllOLÚS

Teniendo en cuenta las principales islas, la


LITORAL MARÍTIMO Gran Bretaña, Irlanda, Cardeña, Sicilia y algunas
otras, se calcula el desarrollo total de las costas
Primera pareJa de Europa en 43.000 kilómetros, ósea en un kiló-
América del N o rte .. metro por 229 kilómetros cuadrados de super·
48.230 k.
América del Sur. 25.770 , ficie.
En los dos continentes del Nuevo Mundo,
Segunda pareja mesetas y superficies presentan una superficie
casi igual en extensión, y bajo este aspecto tienen
~uropa ..
31.906 k. una armonia que no existe en el mundo antiguo.
A frica.
20.215 , Todas las comarcas occidentales de la América
Tercera pareja del Norte y una gran parte de las orientales son
mesetas lisas ó dominadas por cordilleras; las
Asia. . .
57.753 k. llanuras que se extienden entre esos dos sistemas
Australia. de elevaciones y comprenden las cuencas fluviales
14.400 ,
de la América inglesa y del Misuri-Mississipi-
RELACIÓN DEL LITORAL CON LA son iguales en superficie á las tierras elevadas
SU~ERFICIE
que tienen á ambos lados. En la América del Sur,
Primera pareja
las llanuras tienen más extensión relativa, pero
América del N o rte.. 1 k. por 407 kc. si se añaden á la cordillera de los Andes y á sus
América del Sur· · 1 , por 689 , estribaciones las masas colombianas, las del Perú
y Bolivia, las masas de Famatina, de Aconguija,de
Segunda pareJa Córdoba, las sierras de las Guyanas, las cordille-
~uropa .. 1 k por 289 kc. ras del litoral brasileño y de Minas Gevaes, las
Africa. 1 , por 1.420 , gradas gigantescas de Patagonia, entre la arista
de los Andes y la orilla del Atlántico, se ve que el
Tercera pareja equilibrio viene á ser igual entre las tierras altas
Asia. . . 1 k. por Y bajas de aquella parte del mundo. Según Hum-
763 kc.
Australia. 1 , por 534 , boldt, cuyas cifras deben ser comprobadas cuida-
dosamente con los medios que nos da un conocí·
104
ELisEO RECLÚS
NUESTRO PLANETA 105

miento cada vez mAs exacto d l .


la elevación media de la A ~ relieve terrestre, guo diagonalmente é. Australia, presenta un gran
de ser de 228 met 1mérJca del Norte debe predominio de las llanuras sobre las mes~~as .. La
de 351. ros, y a de América del Sur Europa oriental casi entera es una campma lisa,
y ese campo, cultivado en gran parte, pero lleno
Los continentes del mund .
. tan la misma arman· 1 o antJguo no presen. de brezos y turba de trecho en trecho, se prolonga
d Ja en a confio-u .ó por Polonia y Prusia hasta las fronteras de Fran-
e su relieve. Considei'ada As . o racJ n. general
un vasto sistema d la en su conJunto,es cia y Bélgica; en aquel inmenso espacio es tan
d e mesetfls qu . uniforme el terreno, que en una distancia de 3.950
esde los promontorios del A . e se exttenden
de Corea, y desde las . s ta l\1 enor ha s ta los kilómetros,desdeNijni Novgorod á Colonia, no hay
hasta las de la pro . . orillas del Beluchistán ni un túnel de ferrocarril. En Europa occiden ·
VJncia de Vchot 1 L . tal, que bajo el as pecto histórico es la verdadera
central de Asia rod d z e a región
altas del globo ~s J ea a por las montañas más Europa, son muy numerosas las tierras ele·
de todos los co,ntine:~:s~ ten~stre más elevada vadac;;; generalmente se reducen á simples cor-
A la altura media de 3 odo
e~ Ciertos lugares llega dillera s , que tienen á ambos lados llanuras
considerables. Las únicas mesetas que tienen
La superficie total d 1 . ' 1-.000 y 5.000 metros.
calculada por Hum~o~;t ~esetas ~e As ia ha. sido notable importancia en la arquitectura general
partes de aquella parte d 1 n las cmco séptimas del continente, son las de la peninsula ibérica, de
las llanuras del Ga e mundo; l\Iesopotamia, Suabia y de Turquía; las tres se apoyan, de una
tundras de SJ.be . nfges y del Indo, la China y las manera rítmica, en una cordillera cuya vertiente
r1a orman · t opues~a domina extensiones horizontales de alu·
séptimas partes del t. JUn as 1as otras dos
. con m en te En b' vión. Al Norte de los Pirineos y de la meseta de
traha es muy pobre · cam 10, Aus-
parte de la Tierra en mesetas y cordilleras; es la España, se extienden las llanuras del Garona y
no. Muy hipotético~u:a~~nos sobresale del Océa- del Langüedoc; al Sur de la meseta bé.vara y del
ca de su elevación d. e ser los cálculos acer- muro de los Alpes, las fértiles campiñas de Lom-
bien sus regiones ~et 1~, porque no se conocen bardi;} y del Piamonte continúan la superficie del
In erwres pe!' 1
continente australia ' o a a 1tura del mar Adrié.tico; por último, las tierras bajas del
11
de Asia calculada no no. egarA á un tercio de la Danubio están separadas de las mesetas de Tur·
boldt en' 355 metro aproximadamente por Hum- quía por la cordil lera balkánica, que se desarrolla
s. casi paralelamente á la Pirenaica. Á causa del
Europa, situada en el grupo del mundo anti- escaso número de mesetas que hay en Europa, la
107
106 ELíSEO RECLÓS NUESTRO PLANETA

altura media de este continente viene A ser la d aquella región central de los continentes
mitad de la de Asia; Humboldt la ha calculado ro. eatn les y van á herir oblicuamente la masa
or1en a , . · ét · Al ver
en 205 metros. Inútil es decir que no puede de-
terminarse la altura media de África, pero los via-
jeros modernos que han penetrado en lo interior
r: nta onal con intervalos casi stm neos.
for~a y la dimensión de aq~ellos mare~, pare-
que la región que circunscnben ha sufndo una
de aquella parte del mundo han visto lo bastante ce . de torsión como si la arrastrase un pode-
especie ,
para que podamos afirmar la analogía de África roso torbellino. .
y de Asia respecto A la altura de la Tierra. Excep- Por otro fenómeno de ponderación m~y nota·
to Egipto, las llanuras del N1ger, algunas regiones ble las montañas mAs altas de cada mitad del
del litoral y algunas partes del Sahara que antes lobo están situadas en los hemisferios opuestos,
cubria el Océano, el continente estA completa· ~ero á igual distancia del Ecuador. Cerca de uno
mente compuesto de mesetas que se suelen apo- de los trópicos se yerguen el Himalaya y demlis
yar en altas cordilleras. Esa ley de las diagonales gt·andes masas de Asia; ce:ca del otro, se levantan
que presentan en sus dimensiones respectivas los los Andes de Bolivia Y Ch1le.
cuatro continentes del antiguo mundo existe Otra diferencia de las diversas partes del ~un-
igualmente respecto A su arquitectura general. do merece mención. Á consecuencia de la dispo·
Los dos, continentes donde dominan las mesetas 1 sición anular de los continentes alrededor del
Asia y Africa, están dispuestos diagonalmente A Gran Océano las costas occidentales de Europa
los dos continentes en los cuales son mAs exten- '
y África corresponden · t a l es del
li las costas onen
sas las llanuras, Europa y Australia. Nuevo Mundo, en vez de recordar las del rest~,
Otro gran contraste entre el mundo antiguo y como reclamaria la analogia. Al Norte, Escandl-
el nuevo es el que presentan las partes centrales navia hace juego con Groenlandia; mas al Sur, ~as
de estos grupos. Entre ambas Américas se extiende dos orillas que se miran á través del Atlánt1co
un mar de forma casi circular, rodeado completa- septentrional se parecen mucho por sus escotadu-
mente por un cinturón de islas y riberas continen- ras numerosas, sus golfos profundos, ~us penin·
tales. El centro del mundo antiguo, en cambio, sulas y sus islas, y no hay ninguna s1metria de
estA ocupado por las llanuras de Mesopotamia y formas entre las costas de Europa Y las de la
tierras altas, hacia las cuales se dirigen oblicua- California y Colombia inglesa. Muchos geógra-
mente varios mares. El golfo Pérsico, el mar Rojo, fos, y Humboldt entre ellos, han creído que el
el Mediterráneo, el Ponto Euxino y el mar Caspio, continente de África y el de América del Sur te·
108 ELíSEO RECLÚS NUESTRO PLANETA 109

nfan sus lados correspondientes orienta dos en el En cada uno de los dos grupos de continentes
mis m o sen ti do. N o es cierto; esas dos par·tes del . ntes y contra pendientes están colocadas
las pen d 1e . A · 1
mundo presentan entre sí el mismo contraste que en sentido inverso. En Africa, E~ropa y . s la, e
~a s d os manos del hombre. Hay simetría, pero no declive más prolongado de las tier~as sigue la
1gualdad. Las mesetas más altas y las montañas dirección del Oeste y del Norte hacia el Océano
m ás elevadas de África se levantan al Este del Atlántico y los mares glaciales. ~n el Nuevo
continente, y la cor·dillera de los Andes domina Mund o también baja la contrapen dlente del co n-
las riberas occidentales de América del Sur·. Los tinente hacia el Océano Atlántico. Resulta de ello
m ayo res ríos africanos, el Orange, el Congo, el un con traste que al mismo tiempo es una .armo-
Níger, el Senegal y hasta el Nilo derraman di- nía; los dos mund os están vueltos un o ha cia otro
recta ó indirectamente s u s aguas en la cuenca del y sus costas, llanuras y ri os, a~i como las r~­
Atl ántico, a l cua l van á parar también los ríos giones donde vive el hombre, llenen más fácil
inmensos del continente americano, el Plata, el acceso.
Am azonas, el Orinoco y el f\Iagdalena. Los de· Otro contraste, quizá el más importante de
s iertos saharianos que se inclinan hacia el Océa- todos para la hi s toria de la humanidad, es el que
no Atlántico corresponden á los llanos de Vene· presentan los dos gr·upos de los contine n tes .por
zuela y á las pampas argentinas, vu eltas hacia la su disposición recíprocamente trans:ersal. Mien-
misma cuenca oceánica. Por último, los dos ist- tras las comarcas más ricas y más v1 vas del mun-
mos de Suez y de Panamá ocupan cada cual en la do antio-uo desde el estrecho de Gibraltar hasta el
esquina de s u continente una posición simétrica, archipi~la~o del Japón, se extienden de Oeste á
pero op uesta. Por Jo tanto, hay que considerar á Este, paralelamente al Ecuador, el Nue.v~ Mundo
Cabo Verde como la punta correspondiente al se alarga de Norte á Sur; como el mer1.d1ano, co-
promontorio brasileiio de San Roque, y el golfo locado en el camino que siguen los v1erltos, las
de Guinea está representado allende el Oeéano corrientes y los pueblos proceden tes de l.a otra
por el vasto semi circulo de riberas que se extien- masa de tierras emergentes, ese doble contmen te
de al Sur del Br·asil. H asta en el fondo del mar recibe y desarrolla los gérmenes de vida cuya
persiste la simetría, puesto que una elevació n de elaboración ha empezado a l otro lado de los m a·
4.000 metros harta surgir· del centr·o del Atlántico res. Esa disposición transversal de América re la·
una tierra larga, separada de Europa y del Nuevo tivamenle al mundo antiguo es u no de los rasgos
Mundo por dos canales paralelos. principales del relieve planetario y uno de los que
110 ELÍSEO RBlOLÚS NUESTRO PLANETA 111

influyen de manera decisiva en el porvenir de rente alrededor de la Tierra no sigue de manera


toda la raza humana. uniforme las latitudes paralelam~nte al Ecuador.
Ul~im.amente, tampoco hay que olvidar que Á consecuencia del reparto desigual. de mares y
los prinCipales contraste~ de las masas continen- tierras, viajan corrien tes, vientos y chmas, o~~ al
t~les procede? naturalmente de todas las oposi- Norte, ora al Sur, y producen asi una opos1c1ón
Ciones producidas por las diferencias de lonaitud muy definida entre la parte .occidental de un con·
Y de latitud. Esos contrastes son los del cli~a y tinente y la oriental del contmente opuesto: Hasta
su verdadera causá reside en la forma de la Tie- entre Asia y Europa, á pesar de estar u~I~ as en
rra y en sus movimientos alrededor del Sol. gran parle de su extensión, es bastan~e VISible el
El. ~ontraste astronómico entre el Norte y el contraste para haber llamado la atención de nue~­
s.ur. divide las partes del mundo en dos gr·upos tros antepasados más remotos y haber dado ori-
distmtos. Los tres continentes del Norte pertene- gen á las denominaciones usuales de. L~vante Y
cen á la zona te m piada en casi toda su extensión Poniente, Oriente y Occidente, que mdi~an, no
Y proyectan sus peninsulas avanzadas, por una sólo la situación, sino también las diferenci.as res-
parte en la zona glacial, por otra en la zona tórri- pectivas de climas, comarcas y pueblos. Sm em-
da. Los tres continentes meridionales presentan bargo, el contraste es más notable entre el ~undo
su desarrollo mayor entre l os trópicos ó en la antiguo y el nuevo; á latitud igual, las nberas
zona templada del Sur. Reciben la mayor canli· occidentales de Europa y las que están frenl~ á
dad de vapor anual, y por consiguiente son teatro ellas allende el Atlántico tienen clim a~ muy dife-
de .los fenómenos más notables de la vida plane- rentes, por los cambios que originan la~ corrien-
tari~. En ellos se verifican los cruces de vientos y tes maritimas, los vientos y todos los fenómenos
lluvias de ambos hemisferios y se forman los en la atmósfera.
hura canes; en ellos hay inmensos desiertos; en
ellos se presenta la vegetación en todo s u esplen-
dor y llega la fauna terrestre á s u mayor fuerza y
belleza.
El contraste entre el Oriente y el Occidente
es también muy importante en cada grupo conti·
nental, porque toda la serie de fenómenos clima-
téricos que acompaña al Sol en su carrera apa•
NUI!l8TR0 PLANETA us
112 ELÍSEO RECL Ú8

. a ley que ha d lS . t n·b Ul<do las tierras en


Ja ffilSID
areJ·as continentales.
tresElp valle tortuoso d e1 Atlántico , que separa . e1
M do del antiguo se divide también en
VI
Nuevo u:s que difieren p~r la forma de los con-
dos cuen~ clima los vi en tos y las corrientes. Por
tornos, e , \·ega el Atlántico meridional en
Armonía de las formas oceánicas. -Las dos cuencas del Paci- una parte, se tep 1 • ebra-
fico.-Las dos del Atlántico.-El Océano Índico-El Océa- to semicirculo entre las nberas poco qu
no Glacial Ártico y el continente Antártico.-Los contras- ~::de los dos continentes de macizas formas; por
tes;:condición esencial de la vida planetaria. 1 tra el .Atlántico septentrional se estrecha gra-
ao •
dualmente . 1os po1are s y proyecta á
hacia los hle
.
derecha é izqlllerda go lf os, can ales y penínsulas.
ld
Á la armonía de las formas continentales res- Al Este, el Mediterráneo, la Mancha .Y el cana e
ponde la de la s formas oceánicas. El mar del Sur, Irlanda, el mar del Norte y el BáltiCo; ~ ~ Oeste
inmenso manantial de aguas, comparados con el
cual son los demás océanos brazos de mar, cubre
por si solo todo un hemisferio del planeta; pero á
el mar de las Antillas y el golfo de Mépco; das
aguas llenas de islas en que desemboca el
Lorenzo: el mar de BaWn, el estrecho y ~a b~ a
:t
pesar de sus enormes dimensiones, presenta un de Hudson se corresponden de un hemlsferw al
conjunto armoniosisimo, tanto por el anfiteatro
otro y por la semejanza de sus contorn~s acre-
de las riberas desplegadas alrededor del Pacífico,
cien~an la armonia de los mismos contmentes.
desde la isla de Van Diemen hasta la Tierra del
Las dos cuencas del Atlántico, comparables con
Fuego, como por el cinturón de los maravillosos
los dos moldes huecos de una medalla, rec~erdan
archipiélagos de Polinesia. Esas islas tan bellas y
por su form a genera 11 as d os par·e1·as contmenta·.
numerosas, llamadas por Ritter la Vía Láctea de
les cuyas riberas bañan . La cuenca septentrwnal,
las aguas, están sembradas oblicuamente á lo
con tierras muy articuladas, es el más rico de los
ancho del mar del Sur, desde las Filipinas hasta
océanos en golfos, bahías Y puertos de todas cl.a·
la isla de Pascuas, y dividen la inmensa cuenca
ses, y el des tinado por la Naturaleza á convertlr·
del Pacífico en dos masas distintas por sus vien
se en camino real de todo el comercio de las na-
tos, el circuito de sus corrientes y las ondulacio ·
ciones.
nes de sus olas. El gran hemisferio de las aguas
El mar de las Indias, encerrado en la inmensa
forma una especie de pareja oceánica, siguiendo
8
114 ELíSEO RlllCLÚS
NUESTRO PLANETA 115
tina que forman las costas de África de Arab·
d 1 , Ia, paralelismo mar por mar, rio por rio, montaña
e as penínsulas del Ganges, de las islas de la
Sonda y de Australia, no puede presentar el mis- por montaña. Además esa simetria puramente ex-
mo carácter doble que los otros dos océanos d 1 terior presentada por las formas continenta les es
mun?~· pero si s~ tienen en cuenta la s antiguaes poca cosa si se compara con la armonia profu nda
condiciOnes geológicas de Asia, podemos consi- que res ulta de las alternativas de los vientos, de
derar el mar Caspio, el mar de Aral y Jos demás las corrientes, de los climas y de todos los fenó-
lag~s del Asia Occidental como rest~s de aquel men os geológicos; no ha de buscarse la verdadera
ant1guo Océano que en el hemisferio del Norte belleza de la Tierra en las diversas partes del
hacia juego con el mar de las India s. De modo globo, si no en su manera de funcionar. La vida
que ha debido de haber tres océanos dobles como del planeta, como todas la s demás vidas, está
hay tres parejac;; continentales. Además, es ~roba ­ compues ta de perpetuos contrastes en una armo-
ble que las regiones polares del Norte y del Sur ní a perpetua, y esos contrastes se modifican sin
presenten asimismo un problema de equilibrio cesar. Los conti nentes, los m ares, la atmósfera y
entre la Tierra y las aguas. Se conocen todavía de una manera más especial cada monte, cada
muy poco las r'egiones del polo boreal y austral península, cada río, cada corriente marítima, cada
pero las exploraciones de los nave()'antes
0
y Jo~ viento del espacio, pueden ser considerados como
estudios de los meteorólogos confirm an cada vez los órganos del aslro que nos lleva, y sólo viendo
más la antigua hipótesis según la cual ha de ex- trabaj ar esos órganos, estudiando s u s acciones
te?derse un mar libre alrededor del polo ártico, y reacciones contin uas, es como puede llegarse
~Ientras ocupa el antllrtico un casquete de tierras. á conocer la fis iología del cuerpo planetario.
S1 en efecto ocurre así, la armonía de la s masas La geografía física no es más que el estudio
continentales y líquidas que c::e mezclan en todo de esas armonías terrestres. Las armonias supe-
el planeta queda admirablemente completada por riores procedentes de la s relaciones de la huma-
el contrllste de esos polos de tierra y agua que nidad con el planeta que le sirve de teatro, á la
ocupan los dos extremos del eje terres tre. historia toca describirlas.
Las semejanzas generales y los grandes con•
trastes que acabamos de reseñar no son Jos úni-
cos rasgos de ese género que presenta la Tierra,
Y nada más fácil que proseguir estudiando ese
NUBlSTRO PLANBlTA
117

cuya superficie lla na ó suavemente inclinada prue·


ba la acción de las aguas del Océano ó de los ma-
CAPÍTULO IV res interiores que las cubr1an anteriormente; son
antiguos fondos que se han levantado y por la uni-
formidad de su aspecto, parecido á veces al de las
Las llanuras extensiones marítimas, contrasta notablemente
con las tierras altas ó las montañas cercanas.
Unas llanuras, regadas por rios, han sido movi-
das diversamente por las aguas corrientes, y
I
gracias á Jos aluviones fértiles que han recibido,
gracias á la humedad que penetra en ellas, han
Aspecto general de las llanuras.-Llanuras de aluviones fl.u- dado espontáneo nacimiento á grandes bosques.
viales.-Llanuras cultivadas.-Uniformidad de las llanuras Pierden entonces su parecido con la superficie
incultas.-Diferencias de aspecto producidas por los climas del mar, y únicamente lo conservan cuando se
y las diversas condiciones fisicas. las Ye desde lo alto de un promontorio, á cuyo
alrededor se agrupan como olas los árboles co-
pudos. Por último, cuando los hombres se apode-
Las partes de la superficie terrestre en que la
ran de las llanuras para construir sus ciudades y
v~da del globo se muestra con menos fuerza y va-
cultivar los terrenos, introducen gran variedad
rtedad son las comarcas cuyo nivel varía poco. En
en aquellas extensiones uniformes y no dejan de
esas regione", la horizontalidad apenas sensible
modificar su aspecto primitivo. Esas regiones
de la pendiente impide el libre tránsito de las
bajas, destinadas por la horizontalidad del suelo
aguas; las ca m piñas presentan la misma vegeta-
á ser teatro de escasa actividad en la vida plane-
ción ó la misma esterilidad en vastas extensiones·
' taria, son ahora la principal residencia de la hu-
su aspecto general suele ser muy monótono. Sin
manidad, y en ellas lleva á cabo la civilización sus
embargo, á pesar de la uniformidad de las llanu-
ras, los fenómenos de la Naturaleza son en ellas más notables progresos.
Las llanuras que mejor conservan su antigua
tanto más notables cuanto que se verifican de una
apariencia son las que por falta de lluvias ó por
manera más sencilla y regular.
no tener casi ninguna inclinación están regadas
Cnsi la mitad de las regiones continentales se
compone de tierras bajas y relativamente lisas, por pocas corrientes de agua ó por ninguna. Por
118 ELÍSEO RECLÓS 119
NUE~TRO PLANETA

eso se confunden las llanuras con los desiertos boles corno en alta mar se ve el casco de_l buque
del globo en varias partes de éste. Dejando aparte
mucho después que las velas y los másttles. Po~
las tierras bajas cultivadas, las mesetas y cor- último, y lo mismo que en el Océano, el espectá
dilleras intermedias, se ve que hay coincidencia culo variable del cielo, al cual, por l_a costum-
entre la mayor parte de las gi·andes llanuras y b no se presta más que una atención secun-
las soledades de los continentes. Las regiones d:~ia en los países quebrados, recupe_ra toda
occidentales y orientales del Sahara, los Nefud de su importancia en las llanuras y se convterte e_n
Arabia, las estepas del Caspio, del Ara! y del Bal- el principal elemento del ~aisaje._ L_a superfi?te
kach, las tundras de Siber·ia son á un tiempo vas- de la llanura uniforme y sm movlmlento se m-
tas llanuras y los dos desiertos más considerables elina hacia el horizonte como el dorso de un ~s­
del globo. El eje general de las llanuras princi- cudo gigantesco, y nada presenta en ~u extenstón
pales del mundo antiguo está orientado, como el que pueda atraer la mirada; pero enctma apa~ece
de los desiertos de las montañas y de los continen- la redonda cúpula de la atmósfera, con s~s JUe-
tes, de SO. á NE., y en el nuevo mundo el eje de gos de sombra y de luz, la gradación sucesiva de
las tierras bajas se dirige de Norte á Sur, parale- sus colores, desde el azul profundo hast~ el pur-
lamente á la cordillera de las Montañas Roquizas púreo encendido; sus nubes que se pei:siguen, se
y de los Andes. Todas las tierras desprovistas de dispersan, se agrupan, forman largas tira~ ~rans­
arbolado se parecen por su uniformidad. En la parentes ó se acumulan como masas cenicientas
superficie de esas llanuras, como en la del mar, y sombrías. Á veces, cuando el aire que llena el
bastn con mirar el contorno del horizonte para espacio es calentado con desigualdad por los ra-
ver con claridad las pruebas de la redondez del yos solares, los objetos lejanos se deforman apa-
globo. Aunque la vista se cierna sin dificultad por rentemente, se acercan, se superponen Y produ-
encima del suelo pelado ó de la masa verde de cen aquella fantástica ilusión de espeji~mo que
las plantas, las bases de las colinas y los troncos en otro tiempo se creía obra de duendes JUgueto-
de árboles que aparecen en los linderos de la lla- nes.
nura quedan ocultos por la convexidad de la Tie- Si todas las llanuras peladas de los continen-
rra; no se ven al principio más que las cimas de tes se parecen en la curvatura del suelo, en la
los collados y las puntas del ramaje, y luego, á redondez del horizonte y en los juegos de la at-
medida que el observador se acerca, se revelan mósfera, difieren en cada pais según la naturaleza
las pendientes infel'iores y los troncos de los ár- geológica del terreno, la temperatura media, los
121
NUESTRO PLANETA
1~ ELÍSEO RECLÚS

cambios de estaciones, la dirección del viento la


abundancia de la lluvia y las demás condicio~es
fisicas del medio. Hay llanura arcillosa dura y
compacta como el suelo de una era; otra, cuyas Il
rocas son calizas, está cortada de trecho en trecho
por barrancos de tajadas paredes; otras son are-
nosas, y el viento las llena de ondulaciones como Landas francesas .-La Campiña.-Brezos de Holanda y del
el mar. Algun.~ s (que son pocas) están despi'ovis- Norte de A.lemania .-Puszla de Rungria.-Estepas de Ru-
tas .de vegetación en extensos es pacios; presentan sia. - E stepas saladas del mar Caspio Y del A.ral. - Tundras .
varws tallos aislados, cada uno de los cuales es
una planta de distinta especie, y puede viajarse
dias enteros por esos desiertos sin ver otros Gra cias á las lluvias traídas por el viento d~l
representantes del reino vegetal. La mayor parte mar, los desiertos pequeños de la Europa occi-
d~ las llanuras poseen una flora compuesta de dental no so n espantosos como el Sahara ó los
d1ver as especies, pero dos ó tres plantas más Nefud de Arabia . Los más conocidos son las
comunes que las demás, apareciendo uniforme- landas de Gascuña . La antigua región de las Lan-
mente en centenares de kilómetros cuadrados das fran cesas no se coro ponía sólo del departa-
' mento que lleva es e nombre; abarcaba también
paree? que se han apropiado el desierto y le dan
una fi onomia especial. Por último, ciertas sole- la mitad del Gironda y el ángulo extremo del. Lot
dades, durante la estación de las lluvias ó duran- y Garona y se extendía sobre cerca. de un mlllón
te todo el año, son magnificas prader~s verdes de hectáreas. Aquel espacio, cubterto en otro
que esmalta~ las flores, espacios que el hombre tiempo por las aguas del Océano, es una mes~ta
p~ede conquistar fácilmente hincando en ellos la de 50 á 60 metros de altura media, con suave In-
reJa del arado. clinación al NE. hacia el Gironda y el Garona;
al O. hacia los estanques del litoral; al S. hacia el
río Addur. La uniformidad de la gran meseta de
las Landas es tan grande, que en una longitud de
45 kilómetros entre Lamothe y Labonheyne, el
ferrocarril de Burdeos á Bayona es perfectamente
rectiHneo: parece un meridiano visible.
122
ELÍSEO RECLÚS
NUESTRO PLANETA 123

bre ~:s~:c~~c;~~~unos años, el tr~bajo del hom. la cenagosa superficie de las lagunas; ramilletes
to d . . o para reconquistar aquel vas de juncos crecen en la tierra esponjosa de los
ominiO, antes tan descuidado· . •
municipios tratan d ,· ' parti?ulares y charcos. Apenas puede distinguirse en el hori-
los brezos con plan~ac~~~I!u~cer~e sustituyendo zonte lejano una linea de color verde azulado que
boles, y es indudable ue e pino_s y otros ár- indica el lindero de un bosque de pinos.
perflcie de las antio-uasql ;n poco tiempo la su- En vastas ex~ensiones de las landas está com-
bosques y cultivoso En an as e~~ará cubierta de puesto el terreno superficial de arena blanca y
ahora lo · pocos Sitios puede verse casi pura, pero en general se ven mezclAdos con
que antes era tod 1
lindes de los viñedos bordet a meseta, desde las la tierra residuos vegetales que le dan un color
las primeras colina . _eses hasta la base de gris ó negl'Uzco, semejante al de la ceniza de car-
s pirenaicas.
En esos espacios d h b. bón. Debajo de esta primera capa se extiende un
falta variedad pero . es a Itados, al paisaje le esti·ato de arena aglutinada que suele tener· color
• Siempre t"
encanto singular 1 Iene grandeza y un de herrumbre y presenta gran analogía con el as-
leza libre Ve el para os amantes de Ja Natura- perón fetTuginoso. Esa arena compacta, conocida
. .
l Imitado, . espectador en torn 1
encerrado or el . o, en e c_írculo en las landas de Médoc con el nombre de alios,
ferencia uniforme p . honzonte en su Circun- debe su color y dureza á la infiltración continua
· .
d e distmtas especies' un Inmenso bos d
que e brezos del agua de lluvia que lleva al suelo substancias
metros sobre el suelo q~~ ~e elev~ hasta uno ó dos orgánicas en disolución y las mezcla intima-
esas plantas añaden l. a estación de las flores, mente con las moléculas arenosas. Generalmente
· eves mati
delicado verdor p , . ces sonrosados al el alios, á pesar de su apariencia ferruginosa, en-
, ezos1empre tá .
una porción de 'll . es n erizadas con ciena una proporción pequeñísima de óxido de
ram1 as sm h ·
como si las hubiera 1 . OJas, y tan negras hierro. Cuando se arroja al fuego, se carboniza
partes, los helechos ca ~Inado el fuego. En otras lentamente para reducirse á ceniza, pero en cier-
del suelo y llenan la ~ ~altos se han apoderado tos lugares, sobre todo en los pantanos, donde se
gancia. Más allA h a m sfera de penetrante fra-
que florecen juntos a: ca~pos de juncos y retama
nura con un inmen n plnmavera y cubren la Ha-
forma espontáneamente el hierro de limo, la capa
inferior· suele convertit·se en verdadero mineral.
so ve o de M Generalmente, el banco de alios, cuya dureza está
neas y malezas crecen al bor oro. usgos, grami- en razón inversa del espesor, permanece com pie-
nenúfares y otras pl t de. de los senderos; lamente impermeable como una hilada de rocas.
an as acuAtiCas duermen en
Detenida por esa capa continua de alios, el agua
124 ELÍSB:O RECLÓS NUESTRO PLANETA
125

de lluvia ha de quedar forzosamente sobre el suelo de .charcos, se ~xtendian en 1849


y durante la estación lluviosa la superficie de las zos sembrad~ . d 140.000 hectáreas, pero los
landas se conve rtiria en un inmenso cenagal si en una super cte e b Jgas que sitian esas lan-
. ·cultores e .
no se cuid ara de abrir de trecho en trecho unos vahentes agn d . sus dimen sw nes unas
das no cesa n de re_ uclr
como sumideros que recogen lo que rebosa de los
1.600 hectáreas al ano. de Alemania la zona de
charcos d i5persos y lo llevan, ya á los arroyos del
En Holanda y Norte hura y se extiende por
interior, )ll á los estanques del litoral. Par·a atra- d · . ma yor anc d
• brezos a qUlet e á onsiderable que la e
vesar fácilmente las extensiones de agua, que A fi · much o m s e ·
veces se pierden de vista, han tomado los pastores una super cte - Sólo en H olanda, una ex-
las landas de Gascuna. ó sea más de la
de las landas la costumbre de pasearse y vigilar . d 1 ?00 000 hectáreas,
los rebaiios montados en zancos de cerca de un tenstón e · · · . conSIS . t e e n un suelo arenoso
mitad del terntono, 1 d d cu yas partes
metro. Creo que son los únicos hombres que tie- na vasta so e a ,
que era hace poco u tablemente con los
nen esa costumbre en toda la tierra, y que no
incultas todavía contrastan no .6 de arena ele-
men ciona otros la historia de la humanidad. . . ¡ Esa regt n '
ricos polders del htoi a . b l mar está en gran
Casi todas las regiones de la Europa Occiden ·
vada un os 15 metros so re e ·osa's á las cuales
tal que antes cuLH·ía el mar y conservan la unifor- · d t rberas esponJ '
mtd ad de la st.:.perficie marítima, están cultivadas
Parte cubterta e u d haberlas seca -
se puede pren d er f ue g o después e . durante
desde hace mucho tiempo; pueden servir de ejem- bt ·á neos En vei an 0 ,
plo la s tienns bajas del antiguo golfo de Poitou, do con cana les s u .err l o~ a ldeanos esos mon-
los días buenos, encienden. d·o se esparce en
el esluar·io cegado de Flundes, la mayor parte de el meen I
Holand a, de la Frisia alemana y de Dinamarca . tones de tur ~ seca ~
b de hectáreas arden á
vastas extensiOnes; mill.ares d 1 Norte pasa junto
Per·o tierra aden tro se encuentran de trecho en
trec ho comarcas de landas semejantes á las de un tiempo. Cuando el viento lle~'D consigo el humo
á esas hogueras grandes, se de JeCTuas de
Burdeos. Pueden citarse en Francia las de Solo- de la turba hasta centenares b . ó
gne y Br·enne, que eran antes enorme bosq ue de acre ntro de Francl8
Hol anda ~ veces hasta el ce 1 or·t·gen
más de 500 000 hectáreas y se transforman de nue- ' . .· Ese es e
ha sta Suiza, Bavtera y ~usttia. 1 N rte que dan
vo en sembrado de pinos. En Bélgica las landas
de las nieblas secas ó meb\as de ~tan' á medias
arenosas de la campiña que, desde que se estable·
tono amarillo á la .almósfern y o.c~le la hoguera
cieron los germanos y los bátavos en las comarcas
el sol. Cuando el vtento es fa:oi a . 's· en 1865,
vecinas, siempre han sido una extensión de bre- envia el humo hasta grandes distancia '
126 NUESTRO PLANETA 127
ELíSEO RECLÚS

cuando se incendió un barrio de Limoges, la hu- l hemiciclo de los Carp_a-


Belgrado, y á la otra ?ore l de la Transilvama;
mareda, que se desarrollaba en largos torbellinos - occ1denta es
tos y montanas 1 s fértiles aluviones que
con dirección al Oeste, se vió perfectamente en alimentado el suelo por ~ os rios le han llevado
Marennes, á unos 200 kilómetr·os en línea recta. el Tisza, el Maros y los o r as es muy fértil y en
Las landas del Nor·te de Europa presentan, t -as cercan ,
desde las mon an . d da abundantes cose-
por ser mlls frío ei clima, una vegetación menos t
toda s las par es
cul t1va as
. es dedicadas á pra era_s
d
alta } menos \'ariada que la de las landas de Gas- chas. Vastas extenswn h. ba ondulosa recorn-
cuña, pero parece que la composición del teneno ares de 1er
naturales son m med · bravos Y por
es ca i la misma en ambas zona~;, El color amari- das libremente p or toros 10
montan los ru d os
Jio de la nrena en Alemania y Jutlandia se debe, aquellos raros caba llos qued aquellas llanuras
como en Francia, á la filtración gradual del jugo . L l rmosura e
jinetes eztkos. a 1e d. de las cuales las casas
de las plantas, cargndo de tanino, y la toba de as- verdes y floridas, en me 10 d aparecen á veces
pecto ferruginoso que se encuentra ú cier·ta pro- . h de adobes, es
ba¡as, hec as . t más el contraste que
fundidnd en el subsuelo y niega paso á las raíces hasta el techo, la acreclen a . irculo de las monta·
de los ár·boles, no es más que un banco de arena forma en el horizonte el semlc
compacta de la misma naturaleza que el alios de
ñas azules. Rusia Central no
la - landas francesas. En Jutlandia, donde ese han· 1
Las estepas herbosas, de a admirable marco
tienen, como 1a pu ~>
co presenta un espesor medio de ciuco á siete cen- s"'ta hungara, un encanto swgu-
.
tímetros, ~e le da el r.ombre dejeors aló ascua de
.
.
de elevadas c1mas, pero tienenf1 .
v la o-entlleza e
d
hierTo. En Inglatenn, Escocia é Irlanda, se descu lar por la belleza d e sus . ores J nire. b
Ln vasta
bren tn mLién delgadns capas de igual apariencia ¡ mpwn en e 1 •
sus espigas, que seco u . egra) ll amada asi
bajo las gr·andes llanuras solitnrias de los nivors regi ón del Tchorno~om · (t1erTa n • un mar de
parte
1\luy diferentes por· la \'egetación son las grnn- Por el color del sue lo, es en 5o-ran por puebleclllos, .
des llanur·as herbosas de IIungria y Rusia Central; . 1 0 en trec110 n con lenl1lu
hierba cor·tadodelrecl . d
son inmensas praderas, no menos uniformes que . · s que corre
campos cu lt1Vados y no 1 Tchornosjom, que se
la s landas, pero de aspecto más agradable y suave, entre orillas profundas. E del Don, del
sobte todo en prima,·er·a. La pus~ta madgyar, que . or las cuencas .
extiende á un l1empo P d na superficie de
cantó Peta>ti, es un antiguo lago de más de 500 ki- Dnieper y del Valga, compren e u así doble que
lómetros de circunferen cia, limitado á una parte · d e hectáreas, e tierra vegeta l
más de 80 millones . la
por la gran curva del Danubio, desde Pest hasta . y en ese m
Franc1a, . me nso espacw,
128 ELÍSEO BlllCLÚS NUESTRO PLANETA 1'29

presenta en todas partes una profundidad consi-


v regenerar el suelo empleando el dagua
d
de Jos
1
derable, que varia de uno fl cinco metros y hasta ntiales. Algunos pueblos, fun a os en e
10 ó 20 algunas Yeces. Como lo demuestra la na- mana 1
siglo últim o por colonos a emanes,
son verdade·
. , -
turaleza geológica del s uelo, la llanura no es de ros nidos de verdor, cuya belleza for_ma sor pt en
origen oceánico; en ninguna parte se er1cuentran dente contraste con el aspecto formidable de las
residuos mar!limos ni carámbanos errantes arras- soledades cerca nas. .
trados po1· los hielos de las montañas escandina- Casi todas las comarcas de Rusia y Tartana
vas. Las tierra ~ negras eran un continente de situadas debajo del nivel del Océano en la ~ran
forma iiTegular rodeado de agua por todas partes; depresión del Caspio son e~t~pas, más. án.da.s
fertilizada sin cesar por los detritus del césped, todavía que las de Rusia MendiOna.l; sus mtet ml~
se negaban á nlimentar las raíces de los árboles·, nables extensiones de arena movedtza, b.ancos d
no había bosques, y gracias á una canalización arcilla dura como el suelo de una era, hilada~ de
subtenánea natural, no se formaba ningún charco rocas cortadas de trecho en trecho por l~endJdu­
de agua e tancada. Aquellos terrenos, preparados ras en las cuales se ha juntado algo de tteiTa ve-
a l cu lti vo po1· una vegetación herbosa de muchos getal. Las estepas de arena ó arcil la comprenden
millares de iglos, son de los mejores del mundo la mayor parte de la cuenca occid~ntal del mar
para la producción de cereales, y tarde ó tempra- Caspio, las estepas roquizas se ~xttenden al E~te
no se convertirán en grandes campos de trigo.
Co n dirección á Tarta ría; por últtmo, las llanUJ as
Al Sur del Tchornosjom se encuentran de ti'e- salinas que demuestran la anttgua· · · del
extstencia
cho en trecho algunos islotes de la misma natura- mar, ocupan extensión considerable entre la co-
leza, notables asimismo por la I'iqueza de s u rriente del Volga y la del Yaik. Alli se e~c.uentr.a
vegetación, pero la mayor parte de las estepas, que también el de ieeto de Narín, cuya superticJe arel-
s?n fondos mnrinos que surgier·on en época re· llosa y desprovista de hierba está bembrada de
c1ente, no son Yerdes más que en primavera. Los mesetas arenosas cubiertas de verdura Y atrave-
calores del estío queman rápidamente sus céspe- sada de Norte á Sur por una cordillera de mé?a-
des, y los rebaños que pacen en aquellas vastas nos que resguarda los pastos ocult~s en los ba¡os
llanuras se ven obligados á refugiarse á orillas
fondos. Excepto esos pedazos de tterTas ,·arde~,
de los ríos para encontrar alimento. Los únicos
visitadas por los nómadas, casi toda la ~uperhct.e
oasis de la s estepas del Dnieper y del Don son · de la an-
de la depresión caspiana es la 1magen
los campos, cuyos habitantes han sabido purificar
dez; no se ven pt·aderas naturales como en las
9
130 ELíSEO RECLÚS
NUESTRO PLANETA 131
estepas del Dnieper, del Don y del Irtich, y los
pastos ocupan una zona muy limitada, á bas- Jlones; arrollados por el viento, esos carreristas
tante di stancia al Norte de la ribera actual del de la estepa vuelan á porfia á ras del suelo y dan
mar. Cuando cae allí una nube de langostas, lo saltos de muchos metros; parecen seres vivientes
cual suele ocurrir, no queda ni un tallo de hierba arrebatados por una danza infernal. Al final de
y las cañas de los pantanos quedan roídas hasta cada etapa puede el viajero pararse un momento
el mismo nivel del agua. del a11le de una misernble choza medio e11terrada
Ya se sabe cuán incierto es el aspecto de la en la areua. Se entrevé una figura humana de
superficie de las estepas en pleno invierno, cuando ojos huraños y revueltas greñas y luego se em-
todo está oculto baJO la nieve, y el viento helado prende de nue\'O el camino para internarse otra
levanta olas en aquel ma1· blanco; pero en la esta- vez en el de::,ierto.
ción más alegre del año, la inmensa extensión de Pocas \ eces se ven á lo lejos las kibitkas de
arena blanca y arcilla rojiza, en la cua 1 crecen de kalmukos ó k10gnices ó los tumulus levantados
trecho en trecho arlemi"as y euforbios de hojas en otro tiempo sobre las osamentas de los gue-
obscuras, presenta también espantable nspecto. n·eros; recórrense á veces centenares de leguas
El terreno que se atJ'a\iesa en carro á galope, pa- sin ver· más huellas de pasos humanos que los
rece ~na sábana de fuego rayada por largas líneas candes formados por las ruedas en la arcilla
cenicientas. De trecho en trecho "e atraviesa tra- endurecida. En aquellas soledades, los árboles
bajosa~ente un bananco abterto por las aguas son casi completamente desconocidos y los po-
tonencwles de la tormenta, y luego se da la vuelta quísimos que se ven se contemplan con una espe-
li un cenagal de aguas blancuzcas columbradas á cie de adoración, como presente milagroso de
través de un hosque de caña". En Ion ta nanza un alguna divinidad. Entre el mar de Aral y la con·
lindero de. sal icores de color de sangre delata un fluencia del Or y el Yaik, es decir, en una exten-
charco ~almo ) en el horizonte indtcan la ribera sión de 500 kilómetros en linea recta, no existe
del mar nubes pesadas escalonada~ en grandes más que un árbol, especie de álamo de ramaje ex-
masas. El suelo despide intolerable calor. Al mis- tendido cuyas raíces se arrastran á lo lejos por el
mo ti e. m po, la brisa, llamada como por un fo co de suelo árido. Los kiognices sienten tal veneración
atracctón á la superficie ab1·asadora de las este- por aquel á rbol so litario, que á veces dan rodeos
pas, levanta torbellinos de polvo¡ al lado del carro de mucha s leguas para visitarlo y cada vez cuelgan
se ven residuos de plantas secas que saltan á mi- de sus ramas una prenda de ropa, y por eso se le
llama sinderich agatch ó árbol de los pingajos.
NUESTRO PLANi!lTA 133
182 ELÍSEO RECLÚS
En aquellas regiones está siempre además la tierra
Las llanuras de Siberia meridional que se ex-
helada hasta gran profundidad, á pesar de Jos ve·
tienden al Este hasta el Atlas y el lago Dsaisang,
getale ~ rudimentarios que crecen en la s uperficie
presentan un aspecto mucho más variado que las
y de las lagunas que brillan durante algu nos
estepas caspianas, las landas de Francia y los
meses ~n las depre siones cenagosas del suelo.
brezales de Alemania; eslán cortadas por series
de colinas redondas y bosques de coníferas que
limitan de trecho en trecho el hori zo nte y dan
algo de movimiento al conjunto del paisaje. Ade·
más de las gramíneas de las praderas, centenares Ill
de hierbas y arbustos embellecen también la su-
perficie del suelo; en primavera, las rosá coas, los
Semicírculo de los desiertos, paralelo al de los desiertos Y es·
ciruelos espinosos, los citisos, los tulipanes y tepas.-El Sabara; arenas, rocas, oasis.-Los desiertos de
otras
. plantas de flores sonrosadas , blancas , ama· Arabia, los Nefud.-Destertos del Iván y del Indo.-El
rtllas y multicolores, brillan sobre el Yerdor en los Cobi.
va !les ondulosos de la e tepa.
Al Norte de Rusia y Siberia las largas llanuras
Á gran di~tancia al Sur de esa zona de lan-
que bajan con pendiente insensible hacia el Océa-
das, de pr·aderas, de estepas y de tundras, que se
no Glacial no están menos solitarias que las este-
prolonga como un semicírculo irregular desde
pas ca<;pianas y su aspecto no es menos formida-
Francia hasta Siberia, hay otra zona paralela de
ble. ~urante g t·an parte del aíio el espacio circular
llanuras y mesetas desiertas, de aspecto más mo·
que ctrcunsct'lbe el horizonte parece inmenso su·
nótono y formidable. Esa zona, atravesada por la
dario de nieve plegado por el viento. Cuando
linea ideal que Juan Regnaud ha llamado el
de~Tite esa capa el sol de verano, las regiones més
Ecuador de contracción, co mprend e el gran Saha·
baJa<; de la llanura 6 tundra apa r'ece n á trechos
ra de África, los desiertos de Arabia y Persia y el
s~mbradas de spagnum y otras plantas verdes que
Cobi de la Mongolia china. En gran parte está
hmcha co mo esponjas el agua oculta en Jos char·
desprovista de agua y de vegetación, y en conjun-
cos, pero casi en toda su extensión está cubierto
to es menos accesible al hombre que las soled a·
únic~menle el suelo por mu~go y líquenes blan-
des del Norte. No sólo la calientan más los rayos
quecl?os; parece que el espectador tiene s iempre
del Sol, sino que recibe menos humedad por las
á la VI tala ma~a inacabable de la nieve invernal.
134 IIILÍSII:O RECLÚS
NUESTRO PLANl!lTA 135
cordilleras que en varios puntos cortan el paso á
biertas de nieve durante tres meses del año,
las lluvias, y sobre todo por la situación diagonal
~~sde Diciembre hasta Marzo, y por cuyos alfo-
que ocupa en la parte más maci za de los dos con- ces pintorescos corren torrentes que van á per-
tinentes más vastos: África y Asia.
derse en las llanuras cercanas. _Aq uella m_asa de
El grupo de desiertos más considerable del altas montañas es el hito que su·ve de l1r~ute en-
mundo entero es el Sahara, que atraviesa el con-
tre los desiertos orientales ó Sahara propiame?te
tinente africAno desde las orillas del Atlántico
dicho y el grupo de desiertos del Oeste conoCido
hasta el valle del Nilo. Ese inmenso espacio tiene
con ei nombre general de Sahel. Más al Este, los
más de 5.000 kilómetros de Este á Oeste y 1.000 ·s de Asben de R'at y del Fezzan, que se ex·
de anchura media; su superficie cubriría las dos ~i:~~den oblicu;mente hacia las rib~ras del golfo
terceras p:~rtes de Europa. Es la parte de la Tierra
de Trípoli, podrían ser también ~onsiderados como
donde el calor es més intenso, aunque se encuen-
la frontera común á ambas regwnes.
tre al Norte de la linea ecuatorial; alli está el ver· El Sahel es muy arenoso. En la mayor parte
dader~ Sur del mundo y el principal foco de .. ó darena
de su extensión, forman el sue lo guiJ~S l ca
atracc~ón de las corrientes atmosféricas. En aque- de grano grueso, que no de strozan los pies e .
lla región no hay más que una estación: un verano
mello; algunas de las hileras de médan?s que se
ardiente é implacable. Pocas veces refresca la llu · levantan en aquel desierto, son cordilleras de
vía aquellos espacios abrasados por los rayos
del Sol. montecillos compuestas de arena pesada q~e re-
siste al soplo del viento; pero en muchas regwnes
La altura media del Sahara se calcula en 500
del Sahel las moléculas arenosas del suelo son
metr?s, pero el nivel del suelo es muy vario en . ·
finas y tenues; los vientos a lISIOS que pasan por
la~ diversas regiones. Al Sur de Argelia, la super- encima del desierto forman con esas masas are·
ficie del Chot_t-Mei -K'ir, restos de antiguo mar · les á las del Océano, Y
nasas largas olas semeJan
que se comumcaba con el Mediterráneo se en-
las levantan en médanos mov1' bl es, qu e. van á con- .
cuentra hoy unos 50 metros más bajo que' el golfo
q uistar· los oasis colocados en su cammo. Al _vla-
de las Sirtes, y al Sur y al Este el terreno se le- . · el S 0 . á 1mpu
· lsos del
jar con lentllud hacia . vien-
vanta
. en mesetas ó montañas de asperón ó oO'ra-
to la arena alcanza las riberas septentrwnales
mto de una altura que varía entre 1.000 y 2.000
metros. En el centro de las regiones del Sahara
d~l Niger y del Senegal en muchas partes de su
carrera y con su incesante tn'b u t o r echazan gra-
se yergue el Djebel-Hoygar, cuyas laderas están ' · e 1 S u r · Al
dualmente las aguas de esos rios h ac1a
136 NU.BlSTltO PLANETA 137
ELíSEO R.BlULÚS

Oe le, la arena del desierto inv d . quero. En las partes más hondas, Jos lagos que
Océano Á lo largo de la costa a e también el existirian en un pa\s húmedo están sustituidos
entre el cabo B · d que se desarrolla
de d 1 . OJa or y el cabo Bla neo, señalados por charcas salinas.
e. e¡os por los médanos más altos del d Las regiones del desierto desprovistas de oasis
se extienden mar adentro h ~un o, presentan un aspecto verdaderamente formidable
bancos de a¡·ena ar d asta. gran distancia é inspira espanto atravesarlas. El sendero abierto
. Imenta os sm cesar 1
VIento del desierto V el á b por e en la inmensa soledad por las patas de los came-
re tos de los Lu ~. ra e que va á recoger los
llos, se dirige en línea recta hacia el punto del
sin temor hasta q 'e.· ná~~ragos puede adelantar
espacio que quie1·e alcanzar la cara,ana; á veces,
Una coniente de vanos ulómet:os de IR ribera.
arena anda Sin e á esas débiles huellas de pasos están cubiertas de
del desierto, de NE. á SO esar través arena, y los viajeros tienen que consultar la brú-
deseo m po~ición y 1 .1 Los restos de rocas en jula ó interrogar el horizonte; un médano lejano,
las costas de la . as mo éculas depositadas en
. s Sirtes por la marea un a zarza, huesos de camello ú otros indicios que
tibie en aquellos 1 , ~u y percep· únicamente puede conocer la pupila experta del
viento que Jos im ~~ares, son recog:Jas por el
tuareg, enseñan el camino. Escasean las plantas,
de pué. de u . ~usa á las llanuras del Sahel y
privadas del agua necesaria: según las comarcas
res de aiios l~e v~a~e que_ d~¡·a centenares ó milla-
r . . ' g por ultimo al litoral del Allá - del Sabara, no se ven más que artemisas, cardos
Ico par a e m prender otra 0 d. n 6 mimosas con espinas; en ciertos sitios arenosos,
tes oceánicas. Isea con las corTien-
falta la vegetación por completo. Los únicos ani-
Aigunas partes del S l1 . males que !:le encuentran en el desierto, son escor-
son arenosas p . a ara. onental lamhién
, e1 o 1a superfic16 . piones, lagartos, víboras y hormiga ; durante los
desierto e tá oc u d casi entera del
primeros dias de vinje, las moscas acompañan
cilla ó por masa:~ a por mesetas de rocas Je ar-
también á las caravanas, pero pronto las mata el
ocre. Las cordillera: :o:tes grises ó de color de
calor; ni las pulgas se aventu t·an por aquellos peli-
y como las del Oeste an éda.nos son ?umerosas,
grosos parajes. La implacable irradiación de la
por el viento hac¡·a' 1 dSan Sin cesar, Impulsadas
. ' e ur ó SO L inmensa superficie blanca ó roja del desierto des-
roqUJzas e tán cortadas · as mesetas lum bra: esa lu z que ciega da á todos los objetos
profundas bend¡'d á trechos por a nchas y
uras que JI un tinte sombrío é infernal. Á veces elragle, espe·
movediza y en la va enando la arena
, s cua 1es pued h . cie de fiebre cerebra l, se a podara del viaje ro atado
ro, como el montañé 1 e undirse el viaje-
s en as grietas de un ventis- al camello, y le hace ver los objetos más fantásti-
13b NUESTRO PLANETA 139
ELísEO RECLÓS

cos á través de delirantes ensueños gidas por convenios y tributos contra los ataques
llos que conservan d . . . Hasta aque- de érubes y bereberes ladrones, llegan casi siem-
ommw sobre f
y ven con claridad se . sus acuitadas pre al término de su viaje sin haber pasado otros
' Sienten a sed· d
nos espej·ismos que } la os por leJ·a- trabajos que el calor sofocante, la falta de agua
. 1acen bail d ¡
OJOS 'apores semejan t á ar e ante de sus buena y la frialdad de las noches. Efectivamente,
tienda á montan-a esb palmeras, á grupos de el aire de esas comarcas está casi com plelamente
' s um rlas á b ·¡ 1
das. Cuando el · • 1'1 antes casca-
desprovisto de va por de agua, y el calor recibido
VIento sopla f
cuerpo granos d con uerza, azotan el durante el día en la superficie del desierto se
e arena que t ·
dos y pinchan como . a ra vJesan los vesti- pierde de nuevo en e\ espacio por la irradiación
ó pozos trabajosam:;~Jasb.Charcos que hieden nocturna. La sensación de frío producida por
donada por cuyas p de a Iertos en alguna hon- aquella pérdida de calor es muy viva, sobre todo
b are es chorrea h d d
re, se de:signan cada d' ume a salo- para el fl'iolento érabe. Todos los años se forma
jornada pero mu h la como término de la
hielo sobre e\ terreno. Las escarchas son muy fre-
la cual 'se espera~aa~ .veces la charca malsana, en
cuentes. Durante su viaje al país de los tuaregs,
gente de la caravana r::c~:a, falta también, y la ha observado Duveyrier una diferencia total de
agua .corrompida que llenó conformarse con el más de 72 grados entre la temperatura más baja
anterior. Dicese q d los odres en la parada
ue en fas au · (-4°' 7) y la temperatura más elevada (67°' 7), pero
mos ,·iajeros han m t d gustwsos, los mis- es probable que la verdadera diferencia entre los
beber el líquido n a a bo á sus dromedarios para
ausea undo extremos de frio y calor es lo menos de 80 grados.
estómagos. encerrado en sus
En todas las partes del Sahara donde el agua
~uéntanse también 1 brota de manantiales ó baja torrencialmente de
terribles de car·a en as veladas historias
vanas sorpr d · d alguna montaña, se forma un oasis, isla de verdor
nos por un viento t en ' as en los méda-
cuya hermosura contrasta con la aridez de la arena
completamente baj ~mpestuoso, y sumergidas
que la rodea. Esos oasis, comparados por Estra-
asimismo de aru o a masa movediza; háblase
bón con las manchas de la piel de la pantera, se
arenales ó las ~oc~~s enteros ext¡·aviados en Jos
cuentan por centenares y forman en conjunto una
pués de haber pad' Y.due han muerto locos des·
superficie igual al tercio del Sahara. En gran parte
calor r de la sed· ecfl o todas las torturas del
. , a ortunadam t de ese eRpacio, los oasis no están diseminados en
semeJantes aventuras d d en e, son raras desorden, sino distribuidos en largas líneas en
las caravanas g · d' a 0 que sean auténticas·
, u1a as po r Je· fes expertos, prote·' mitad del desierto, ya á consecuencia de la hume·
HO ELÍI:lEO RECLÚS NUESTRO PLANETA
141

dad más considerable de conientes aéreas que . os á los oasis para que perecieran
los sentenciad tan preciosa para
pa-,an con aquella dirección, )a por las aguas t El agua que es d
ocultas que siguen aquella pendiente á trechos más pron_ o. . es~á mal distribu\da; cuan o
aquellos ¡ardtnes, a rara en el desierto), el arra-
en la ~m perticie. Gracias á esa disposición de la
llueve con fuerza (cos . río destruye á
m a) oí· parte de los o a -is en forma de colla re.;;, se f do súbtlamente en ,
aventuran las caravanas en las soledades del Sa- yo, trans orma 1 los árboles; si el agua
veces los canales y ta a t depó itos, permitiría
hara; eñalan anticipadamente sus jamadas las
qued ara encenada en vas os . T ambié n se pue·
üdal:i de Yerdor que l:ie \'i:::.lumbran en el hot·izonte. ensanchar los límites del oasi~. á la perforación
Los oa is son por excelencia el pais de los dá· lt' ~ O'racias
den crear nuevos cu IV 0 :s, o . n de modo
tile::,; en lal:i cercanías de Murguk exi ten hasta . que pract1caro
de pozos artes1a nos, . En ocho
treinta variedades. Aquellos árboles son la riqueza b 1 tribus wdígeno'3.
de las tribus, por·que sus frutos sinen de alimento bastante bár aro as 186" los ingenieros ft·an-
años desde 1856 hasta -:~:, 1 Sa hara de la
á hombres y animales, tanto á los dromedarios ' · el H od ua Y e
ceses han abierto en . 83 f nles que dan en
como á los caballo::s y á los perros. Ddbnjo del · · d Constantma ue '
ancho abanico de hojas que se columpian en el pronn c1a e . ¡·mentan
1 más de
I'L or mwuto Y a
aire Bzul :se ngrupan albaricoqueros, melocotone- total í1.137 ' ros P d s han transfor-
125 000 palmeras; algunos son deo. rto y Jo han
ros, granado::; y naranjos de ramas cargt1das con · t -rible del esie
frutos; enlázanse las' ides á los tt·oncos, maduran mado el aspecto er . - huertos Es indudable
embellecido con magn¡fico~fi . ~gua de todos
el maíz, el trigo y la cebada á la sombra de aquel 1
que si se sacara á la supel ct~ ;abara se recen-
bosque de árboles frutales, y más abajo, el humil-
de trébol ocupa lodo el suelo regable; para uo in-
q uisLaría (Tran parte de él pa
r:
los manantiales ocultos en la aCY\'Ícullura, y por
.o o se ha
vadu· ese precioso terreno que e:s la vida mi:sma de o . fi .· su clima com
consiguiente se modt cana t~dad de lluvia
toda la tribu, hu n construido sus casas en la tierra · ntando 1a can 1
hecho en Eg1pto,aume men del s uelo
más im pr·od uctiYa del oasis, en el mismo lindero 1
y de 'a por de agua. Ad~más, :a:xarueba que en
del de:sierto. De graciada mente, esos jardines ma·
ravilloso s, que el viajero por los arenales considera Y de Jos restos que alll que p ·a mucho
1 . el Sahara et
un lugar de delicias, suelen ser insalubres por la reciente época geo ógtca , E Liempo de Jos
menos árido que actualme~~-e . ~dn l Sabara arge·
evaporación con tan te de aguas libias y conompi- d· 1 S ll'luUS e
das que los canales de riego elevan al pie de los romanos, según Icen a . ·i ero le hicieron
lino , el Nad Suf et·a un gran 1 0 ' p
árboles; los Césares del Bajo Imperio enviaban á
maleficio y des a pareció.
----------------~--~--~1~

NUESTRO PLANETA 14S


142 ELÍSEO RECLÚS

'd d infinitesimal, y parece que


Al Este de Egipto, que puede ser considerado dia en una cantl a o las olas del mar las
· 1 Oeste com
como un Iar·go oasis ribereño del Nilo, e m pieza resbalan haCia e . cuanto se mueve en la
el des ierto y sigue todo el contorno del mar Rojo. corrientes atmosfén~~sl y surcos paralelos de los
Gran parte de Arabia no presenta más que arena y superficie del globo. l ~~tura que Jos de los de·
rocas, y hacia el SE., en el Dahna, se encuentran Nefud se elevan á_ más tanto por su aspecto de
soledades que ningún viajero árabe ni francés ha mlls des iertos y dtfierefn das por el viento, es
atra\'esado toda,·ía. Al Norte y al Este se extien- d arena orma
las ondas e . l a de arena es de gran
den lo::. Nefud ó Hij a.;; del gran de~ierto, mucho Porque en esta regtón a cal P_ d 1 o-lobo llega casi
menos vastas que el Dahna, pero que son de re- 1 · d d a n gu. a 1 . dad
poder y la ve oct a
e b
al Ecuador.
. . por su proxtml . d
corrido formid able. Una de esas regi ones, que al máxm~um, , s ula arábiga, la sene . e
Palgrave atravesó, es tal ,ez aque lla c uya masa Al Onente de la pe~ m t á través de Asta
. . obhcuamen e
arenosa, depo ita da en otro tiempo por las corrien- desiertos contmua d l Ivá n que ocupa
tes marítimas tiene gmn espesor, en cierto luga - ·t d la meseta e ' -
La mayor par e e d do de montanas,
res de 100, 120 ó 150 metros, co mo puede medir . drano-ular ro ea .
un espac1o cua b d ,,· ento constste
1 1
la miradu bajando hasta el fondo de una s e:species las cuales se oponen al paso . d e na s de capas ' sall··
de embudos que han abierto poco á poco en la en soledades áridas, revestl ashu secos cubiei' tas
arena los manantiales que brotan de la roca sub- d t'guos lagos oy ' .
nas, restos e an I . ue el vienlu arremohna,
yacente, gr<Hlílica y caliza . Esa masa enorme de otras de arena movedtza q "zos que el ospejismo
materiales que repre ·enta cordilleras de monta- ó sembradas de montes I'OJI ·n ce"' r sebo-ún
ña pul\'erizndas, no presenta una superficie lisa, · , s form a s1 >C. ..'
aleja ó aproxtma y lr an ó f a Esa me .... cln no
como par·ecía natuml, sino largas ondulaeiones · d la atm s er ·
las ondulaciOnes e d 1 Turkesta n más
simétrica-, semeja nt es á las o iRs que se levantan está separada de la: este~a~lb:z y se prolonga ~l
en el mar de la:s Antillas ul soplar los vientos ali- que por las montanas de ~y más fácl·
sios. Esas olas de arena van de Este á Oe:ste, pa- . t anos extenso-s
Este por los dester os m Baluchistán.
ralelas al meridiano, y deben de obedecer· u! mo· A f l1 i ~ tá n y e 1
les de recorrer del g an ':::i d' s tá defendida
vimiento de la TierTa alrededor de :su eje. Mientras ·
Has ta la nca pemnsu a • 1 de la .1 n 1U e
·t das á dere-
las roca s ::;61 idus del fondo obedecen sin ra:ststen · . ándas s1 ua
por una zona de regiOnes da uno de los
cia á la fuer·za impubiva que las lleva li acia el . . d l I do Entre ca
cha é 1zqu1erda e n · 'ón de sus aguas
Este, las arenas movedizas situadas encima no se d . b) e con la um
cinco ríos (Pun 1a • qu f · de estepas en
dejan arrastrar con igual rapidez, se atrasan cada forman uno so lo, se alarga una aJa
144 ELÍSEO RlllCLÚS NUESTRO PLANETA 145

que se pierden las aguas que bajan de las monta- de 700 á 800 kilómetros ocupado por el desierto
ña~; el suelo es e1·ial casi en todas partes, excepto en aquella parte de la Mongolia. Además, el "Cobi,
á orillas de los cRnales de irrigación construidos como el Sabara, estuvo cubierto por las aguas del
con enorme ga..,to.;; por los habitantes. Océano; hasta en las mesetas elevadas se ven an ·
Mlls allá de la poderosa masa centra l de la tiguos acantilados cuya base royeron las olas y
cual ir-radian la cordilleras de Asia, extiéndanse largas playas de cantos rodados. se desarrollan
estepas y desierto.;; nlterna ndo, según las condi- ah·ededor de golfos que desaparecieron.
cione~ topog,·Mirn"' y la abundancifl ó escasez del
agua, en un espa<.:io de más de 3.000 kilómetros,
ent1·e Sibería y la China propiamente dicha. La
parte o1·ientRl de esa zona se llama, según los lV
idiomas, Cobi ó Chamo, es decir, desie1·to por exce·
lencia, y efectivnmente corresponde por s us enor-
mes dimen iones al Sahara africano , situ ado Llanuras y desiertos del Nuevo Mundo.-Humedad relativa
exactamente al extremo opuesto de la gran serie de los continentes americanos.-Distribución de páramos Y
de oledades que se prolonga é través de todo el tierras áridas.-Praderas de América del Norte.-Llanos Y
mundo antiguo. El espejismo, el andar de las pampas.
dunas, los torbellinos de arena y tantos otros
fenómenos descritos por los viajeros de África, se América , continente menos ancho y más ex- .
repl'Oducen en ciertas partes del Cobi, como en puesto en toda s u extensión á los vientos lluviO·
todos lo desiertos; pero el frío es muy rudo por sos del mar que la masa mayor del mundo anti-
la gran altura de las mesetas, que viene á ser de guo, presenta pocas comarcas cuya sequedad Y
1.500 mel¡·o~, y la proximidad de las llanuras de aridez sean comparables con las de ciertas partes
Siberia, atravesadas por el viento del polo. Hiela del Sabara y de Arabia. Verdad es que las llanu-
casi todas las noches, y muchas veces de día. La ras ocupan espacio relativamente mayor· en el
atmó fera es de una sequedad extraordinaria, la Nuevo Mundo que en los continentes de Asia Y
vegetación falta casi por completo y no hay más África, pero suelen ser regiones á las cuales han
oa JS e~ aquellas regiones que algunas hondona- dado admirable fertilidad la abundancia de agua
das cub1e1'tas de hierba. Desde Kiacha hasta Pek!n, Y el tributo de aluviones fluviales. Las tiel'l'as
no se ven mlls que cinco árboles en un espacio bajas que se extienden á ambas orillas del Missis-
10
146 ELÍSEO REOLÜS NUI!.STRO PLANETA 147

sipt, y sobre todo las comarcas ribereñas del Ama- herbosas de 'Am érica, como las landas, estepas
zonas) sus grandes afl uentes, estén cubiertas de y tundras del mundo an~iguo, siguen una linea
inmen~o · bosques, verdaderos m ares de árboles paralela al eje de los contmentes. En Norte Amé·
donde nad1e se atreve á aventura rse sin brújula, rica están comprendidas en la vasta cuen~a cen ·
y ha la completamente impenetrables, menos para tt·al fo 1·mada por los Alleghanys y las prtm eras
el indígena armado de machete. Las selvas del e tribaciones de las Montañas Roquizas. En la
Amazonas son la región de la Tierra en que la ve· América del Sut·, ocupan asimismo una parte de
getación presenta mayor exuberancia en más vas· la depresión media del continente ent1·e las me-
tas exlen iones. setas de las Guyanas y del Brasil y las I_Ilasas
La'5 llanuras desprovistas de árboles son tam- avanzadas de los Andes. Gracias á los v1entos
bién muy abundantes en ambas Américas, y á lluviosos del mar que penetran en aquellas llanu-
pe ar de la fnlla de vegetación son fertilísimas ras, )a por· el Norte, ya por el Mediodía, se c~n­
muchas de ellns, formnda" por aluviones lacu tres servu la vegetación, á lo menos d~ra~1te. vanos
ó ftu\·iales Á consecuencia de la composición del me::.es del aüo, y en ninguna parle, m s1qu1era en
suelo, de la di lribución de llu\'ias) coJTientes de las reo-iones meno':. fértiles, se ven desiertos verda-
agua, y tnl \'ez de alguna ley, desconocidn todavía, deros~ É::;tos, colocados, como en Áfl'ica y en Asia,
del repn1·to de las plantas en la superficie de la en una línea paralela á la zona de los páramos Y al
Tiena, las llnnuras llenas de hierbas y g1·amínens eje continental de América, están ~ituados al Oeste,
altel'llan hru~camente con lo" bo<;ques vírgenes. en las vel'tiente~ ó en las cuencas interiore::; de las
Es un espectáculo muy notable el de e e cont1·aste Roqui za::, y los Andes. Además son relali~amente
inesperado entre la pared de troncos impenetrable poco considerables, y los cortan valles fluv1ales, de
ú la mirada y la extensión ilimitada de la llanura los cuales unos terminan en lagos cerrados Y
de hierba que la brisa hace ondular. En las cuen- otros de::;aguan en el mar.
cas del !\lic;;sis:sipi, del Amazonas y de los afluentes Las praderas del Illinois y otros Estndos del
del Pluta, e ·as t1·an iciones súbitas suelen verse Oeste de la República americana se par~clan no
á menudo; después de los grandes ríos y las an- ha mucho (salvo la diferencia de vegetaCión pro -
chas exten~iones de aguas pantanosas, constitu- ducida por el clima), á la pus~ta húngara Y á las
yen el n1sgo má'5 saliente del paisaje _d e las llanu· estepas herbosas de Rusia. Cubiertas en é~oc~
ras amet·icanas. geológica anterior por las agu as del lago Mwhl-
Consideradas en su conjunto, las extensiones gán, las que tod avía no se han trans formado en
NUESTRO PLAN.IIlTA
149
148 ELÍSEO RECLÚ8

ca m pos tienen una superficie uniforme y apacible ñas, abren viveros, siembran hortalizas siguiendo
como la de un lago; ondulan alli las hierbas flori- la dirección del meridiano ó del Ecuador. Las
das que el Yiento mece; adómanlas islotes de praderas tan hermosas antes, de contornos m~e-
árboles; agt·úpanse á trechos esos islotes forman- 1\emente ondulados, forman hoy un tablero m-
do archipiélagos, y los brazos de pradera que los me nso: apenas se permiten los ingenieros de los
rodean se bifurcan y se reunen como brazos de ferrocarriles cortar oblicuamente los grados de
mar de hierba; una sola pradera situada en el lon gitud. .
mismo centro del Estado de Illinois era lo bastante En el continente del Sur, las regwnes que co·
vasta para que no se viera en el horizonte ni una rresponden á las praderas de los Estados U nid?s
franja de arboleda tupida. Pero á consecuencia son las pampas del Plata y los llanos de Colomb1a.
de la rllpida colonización de los Estados del Oeste, Esas extensiones, tan bien descrilas por Hum-
esas comarcas cambian diariamente de aspecto. boldt son probablemente las llanuras que se pre-
1 bl
Apresúr·ese el viajero que trate de reconel' las sentan con ca racteres de contraste más nota e,
Yastas praderas, semejantes al mal', cuyo horizon- según \a::; diYer::;as es taciones del aiío. Después de
te únicamente la redondez del globo limita, cuyas la época de las lluvias, esas llanuras q~e se ex-
hierbas son tan altas que cubren la cabeza de tienden sobre la zona inmensa comprendtda entre
quien las atraviesa y puede deslizal'se en ellas el la corriente del Orinoco y los Andes de Caracas,
corzo sin ser visto. Pronto no existir·án esas de Mérida y de Suma Paz, están cubiertas de una
prader·as mós que en las narraciones Croper; el hierba tupida, de gl'amíneas y ciperáceas, entre
arado inflexible las surcará. Los americanos an- las cuales las mimosas y otras sensitivas ostentan
sían disfrutarlas y se apoderan con avidez de á trechos su delicado follaje. Toros Y caballos
a_quella tierra fértil. Las campiñas, catastradas vagan á millares en aquellos magníficos pas_tos.
n~urosamente, se dividen en totons lúps de seis Pero el suelo se va secando, agótanse las cernen-
millas en cuadro y se subdividen en millas cua- tes de agua, conviértense los lagos en charcas, Y
dradas repartidas en cuatro portes. Todo'> los luego en cenagales, en cuyo fango se sumergen
cuadr·ilóteros e tón pel'fectamente orientados y cocodrilos y serpientes; la tierra arcil.losa se ~o~~
cnda carn Ci"~rl'esponde á un punto cat·dinal. Quie- trae y se hiende, las plantas se marchttan Y ai :a
t~es ndquieren CUi.idrados grnndes 6 chicos se tradas por el viento se.hacen polvo; los reban.os,
ld)t'anin de de5viar.:;e en la líne~ rerta·10C7eómetras hostigados por el hambre y la sed, se refuglan
verdaderos con truyen camino~, levantan caba- cerca de los rios grandes, y blanquean la llanura
150 NUESTRO PLANETA
151
ELÍSEO RECLÚS

muchedumbre de esqueletos. En ton ces se parecen ración en lagunas y panta·


las aguas por la eva;o D Ice que baja también
los llanos á los desiertos de África situados á nos. Más al Sur, el r o u .'.a va á perderse en
mayor distancia del Ecuador, al otro lado del de los barrancos de Aconqu~J , . del Paraná;
Océano. De pronto, las tormentas de la estación d á bastante dlstancta
un lago s ala o. O'Ua de las provincias de
lluviosa inundan el suelo, multitud de plantas todas las corrtentes de ao d Córdoba,
brotan del polvo y el in manso espacio amarillento R'10 . S n Juan Men oza y
Catamarca, 1~· a . ' de las montañas, Y
se transforma en pradera fl orida. Los rios se des- 1
se debilitan segun se a eJan t osó se fraccionan
bordan y á veces se extienden las inundaciones
luego se e~tienden cod:~ :e:7e:~ los absorbe poco
sobre centenares de kilómetros; las antiguas islas
en charcas, la arena t iba directamente
11amadas mesas son las únicas tierras que apare-
á poco. El rio Quinto, qu~ a;u~s del E s tuario del
cen encima de la masa turbia de las aguas.
al mar y desembocaba a Borombón, se para
Los llanos de Venezuela y de Nueva Granada
Plata, en la caleta de San. carrera· pero al
tienen una superficie de unos 400.000 kilómetros ahora á la mitad de su antigualas fuent'es de un
cuadrados, casi igual á la de Francia. Las pampas Este lo unen unas laguuas ~on mo el Quin~o
argentinas que se encuentran al otro extt·emo del d ons1derar co
riachuelo que se pue e e ló ico actual, la
continente deben de ocupar más de 1.300.000 kiló- inferior. Durante el periodo ge? .g nto de la eva-
metros cuadrados. Aquella gran llanura central, . . d · s y el crec1m1e
dismmuctón e 11 uvia lt d cortar el rio en
que forma uno de los rasgos más salientes de poración haa dado por resu a 0
América del Sur, extiende su inmensa superficie
dos pedazos. rodean en parte
casi horizontal en una longitud d,e 3.000 kilóme- Las llanuras occidentales que b. d s de
tros desde las regiones abrasadoras del Beasil b tán sem 1a a
la montaña de Cór·do a' es y otros
tropical hasta las frias comarcas de Patagonia. En d · osas retamas
Plantas espinosas, e mlm ' ' \loso y com-
un territorio tan vasto, los climas y la vegetación . 1 elo arc1
arbustos de escasa hoJa; e su rto· de trecho en
difieren mucho, y sin embargo, reina alli una gran pacto está cubierto de césped co ' . salinos
monotonía con motivo de la hor·izontalidad del trecho, resplandecen al sol vastos edsp~cstoosn verda-
suelo y de la falta de agua. Los rios de las Pam- . d de ver 01
completamente despoJa . 0 ~ atrave.saban antes
pas, el Pilcomayo, el Bermejo, el Salado, que nacen daros desiertos que los viaJeros d d África y de
en los Andes y en la Sierra de Aconquija, acaban en caravanas como las solada es ~acen ahora
por llegar á la gran arteria fluvial del Paraná, pero Persia, y en los cuales los coches lqu~ s del con-
no sin haber perdido en el camino gran parte de . . l
un serv1c1o regu ar en ret las pob acwne
163
NUESTRO PLANETA
152 ELíS&O RECLÚS

torno de la llanura, corren en Hnea recta, sin que


nadie se haya tomado el trabajo de trazar cami-
nos. Más al Este, la Pampa propiamente dicha se V
extiende de Norte á Sur entre el Salado y las re-
giones de Patagonia. All1 están los inmensos y
célebres pastos que constituyen la riqueza de la . La gran cuenca de Utah.-El desierto
l
República Argentina, por los ganados que la reco · Desiertos amencanos.- la ampa. de Tamaruga . -
del Colorado.-El Atacanos y p
rren por miliBr·es y millones. La superficie her- Depósitos de sal, salitre y guano.
bosa parece completamente horizontal; ningún
objeto interrumpe la grandiosa uniformidad del mo en la del Sur,
paisaje, como no sea una manada de toros, el En la América del Nort~, co n al Oeste
muro amarillento de a lguna estancia ó algún árbol · te dt chos ocupa
los desiertos proptamen . das por los muros
solitario olvidado por el hacha del gaucho. Charcas, del continent~ cuencas d;:\~~: Montañas Roqui·
unas salinas ó salitrosas, otras llenas de agua paralelos ó dtverge.nles ambos hemisferios la
dulce, están sembradas por la pradera y continúan zas. La falta de lluvtas es en ·os cl ue hacen
la masa ondulante de las gramineas con matas .d de los espact
causa de esa an ez _ at·a los vientos
de juncos y cañas. Al Norte del Salado, a l gran . . 1 lt s montanas P .
maccestbles as a a t. te las lluvtas
mar de hierba lo sustituyen bosquecillos de mi- . notable con ra s '
húmedos; pero por . de llegar á los de -
mosas y otros arbustos espinosos que rodean detenid as en su cammo antes p'entrional las
claros pequeños. Por último, más allá de las si- . 1 ntinente se ~ .
stertos, son en e co p ifico y en el contl-
nuosidades del Pilcomayo, aparecen grupos de pal- traidas por las nubes del. ac del Atlántico los
meras y la pampa, llamada en aquel sitio el Gran nente del Sur las que traJera? de las cordi-
Chaco, se une, con terrenos anegados é istmos de vientos alisios. Al Norte la s arJslas Sierra Nevada,
bosques, con las grandes selvas de la cuenca del lleras occidentales, Coast Roudgedy de las corrien-
Amazonas. son las que detienen la hume a . . al Sur, las
tes atmosféricas del Océano vecm~~s que a l opo·
masas orientales de los ~~desa~~;nticos del NE. y
nerse al avance de los ahsws einan en las
del SE. ocasionan las sequias quedr s en los dos
.
vertientes opuestas. D e todos mo o '
155

NUESTRO PLA'NET A

15<1 ELÍSEO RECLÓS


cubrimiento de California, millares de hombres
continentes Ja mayoryaparle de los desiertos, ya han perdido la vida en aquel desierto; innumera-
estén en u'anuras
• en mesetas bles caballos y toros han muerto de sed; la verda ·
ueron nivelados en épo l . , parece que
las aguas de algún Med~:r~:~:;.1Ca anterior por
f dera dirección del camino se conoce por las
osamentas dispersas por el s uel o. De noche se
El más septentrional de eso d . paraban las caravanas para no perderse cu a ndo
canos ocupa al Oeste del la o s esiertos ameri· ya no se o1a el resonar de los esqueletos al paso
del espacio llamado C g de Utah una parte
. uen ca Grande de las cabalgaduras.
d tdo entre la cordiller . . y compren-
y la Sierra Nevada de a gr;.~cip~l de las Roquizas
Separadas de aquel desierto por cordilleras
Utah es una inrn a 1 orma. El desierto de donde se encuentran algunos valles umbríos,
brada de matas densa s up.erficie de arcilla sem- animados por arroy uel os, se extienden al Sur so·
e arterntsa· en · t leda des no menos áridas. U nas no ostentan más
no presenta ni huella de v ' . cter os lugares
un arrecife de arga egetactón y se parece á vegetación que malezas ruines que se arrastran
bies hendiduras en :~!sa cortado.por innurnera- por el suelo; otras están revestidas de un poco de
corre ni un arroyuel p gonos casi regulares. No verdor por el fol\a}e de algunos arbustos espinosos,
gún manantial bro~~o¡eaquellas soledades, nin- pero la mayor parte de esas comarcas desiertas
duranle largas h ' sp ués de haber andado aparecen todavía con sus rocas ó arcillas peladas,
nante algún carnp~r~:· s~~ed.e e~contrar el cami- como estaban al surgi r del agua. Pitahayas solí·
tensión en la cual s fl .cnstahzada, blanca ex- tarias se yerguen á gran distancia unas de otras.
e re eJan el · 1 Sus troncos, que se levantan á una altura de 15 6
nubes corno en el . cte o azul y las
espeJO de un laa E 1 . 20 metros, son rectos como columnas y conservan
zonle aparecen alg unas rocas v 1 no. á · n e horl-
desde la base á la cúspide un espesor uniforme,
tes á grandes escorias m . o e meas semejan-
nas atmosféricas e.dio veladas por colurn- igual á veces al grueso del cuerpo humano; s us
que vactlan co 1 . ramificaciones, que no pasan de dos 6 tres, salen
d escansa en la lla d
rna e una h rno e aire
, que
e esas grandes . oguera. A través del tronco en ángulo recto y luego se yerguen per-
d 11 anuras habitad · ·
por una prodigiosa cantid~d
pendicularmente, seme}antes á los brazos de un
as um carnente
extraordinarias p b de lagartos de formas ca ndelabro. Por la regularidad de su forma, sus
, asa a el ca . lados paralelos guarnecidos de espinas, su co-
grantes, destinado á desa rnmo de los erni-
sustituído por el f parecer pronto para ser lor de un verde gris, esas plantas extrañas pa-
errocarril d 1 p fi recen intermedias entre el árbol y la roca, y dan
d esde N u e va y ork A S a n F ranctsco.
e. a el co, trazado
Desde el des-
157
156 NUESTRO PLANlllT A
lllLÍSlllO RlllCL ÚS

al conjunto del paisa·e un . tes orientales de los Andes, pasan por el aire muy
caprichoso En al 1 . aspecto formidable y por encima de las orillas del mar para recorrer la
· gunas regwn
tenares de kilómetros á través es se rec~rren can- superficie del Pacifico. Pocas veces envía_ un r~­
y llanuras, y dUI·ante el vi . de montanas, valles molin o atmosférico á aque llas costas un v1enteC1·
dueto de la Yidn t aJe no se ve más pro- Jlo lluvioso. Pasan á veces cinco, diez y hasta vein-
'"' arrastre que 1
hasta esa vegetación falta en la esas co umnas, y te años sin que caiga una gota de lluvia en Paita
da de Nuevo Mé.. . s partes más ári- y otras poblaciones del litoral. La mayor parte de
Colorado, situado J~~~c~ ~1 AI'jona. El de~iei'to del las casas de !quique, ciudad rica y comercial, es-
rio del mismo n b e la desembocadura del
om re en el golf 0 d
es una superfic1·e d e arc1~ll a v ar
e .
e aiJfornia '
tán compuestas de cuatro paredes y prescinden
del lujo inúlil de una techumbre. No están las
te pelada Cuando J ena completamen - costas del Perú completamente desprovistas de
montailas. I'OJ.izas ast~ pone el Sol detrás de las
, Iavesando co verdor; algunos ríos pequeños, alimentados por
polvorienta atmósfera 1 . . n sus rayos la las nieves de los Andes y sangrados en toda su
cauce de algún ri'o , e ~IBJero, acampado en el
· seco JUnto á longitud por canales de riego, conservan alguna
Inmensa que fué . aque 11 a llanura vegetación en los valles, y durante la estación de
1ago en otro ttem
rarse que ve extenderse del po, puede figu· invierno, especialmente en Mayo, Junio y Julio,
de un mar de fu ante de él la superficie
eRO. abundante rocío humedece el s uel o de las monta-
Los desiertos de Amé . ñas de la costa y hace germinar á trechos cactus
por valles fértiles nca del Norte, cortados
, se prolongan al E l . y plantas bulbosas; por eso se llama á esa época
cuencas del Río R . ste lUCIO las del año tiempo de flores. Las ciudades comercia·
confunden con lo OJ~ y del Arkansas, donde se
les siLuadas en el litoral, los jardines de los valles,
Estados mejicano: ~ r~~-os, Y al Sur· hacia Jos
las escasas hierbas de las colinas, por último, las
nalva; eu la zona t ~
roptcal q
!huahua, Sonora y Si-
· pendientes escarpadas de los Andes, que se ende·
las grandes 11 . . , u e e m pteza más allá
uvtas estival ' rezan de ari~ta en arista hasta las cú pides neva-
chamiento del territorio es__ Y el gradual estre-
das, prestan al conjunto del paisoje un carácter
océanos evitan 1 f ~ejtcano entre ambos
de animación que no tienen los desiertos de Nor-
encuentran regio: or~ación de desiertos. No se
llegar á las costasesd::npár~oles ni verdor hasta te América.
Las soledades ondinas que mejor recuerdan
Guayaquil. Los vientos al" ~ru, al Sur del golfo de
las regiones desiertas del antiguo mundo y de los
prenderse de su humeda~sws _que acaban de des-
encima de las pendían- Estados U nidos son las mesetas alargadas que se
159
158 ELíSEO BECLÓS
NUESTRO PLANETA

escalonan entre el ma desierto donde se hicieron recolecciones anterio·


Andes en el p . r .Y.1a gran cordillera de los res. El distrito de Santa Rosa, cuya sal se limpió
eru meridional ¡ f
Boli' ia \ Chile· tales so 1 y as ronteras de toda en 1827, estaba de nuevo completamente
...,... · ' n a pampa de Isla ¡ d
lamarugal y el de ierto d Al y, a e blanco y en disposición de ser nueva m en te explo-
d T e acama La
e amarugal, llamada a~t por 1 t. pampa tado á los 23 años. Además, la sal marina no es
.· d · os amaruaos ó
ta matrn os que crecen en las . · b el único pt'oducto de esos inmensos laboratorios
alguna humedad cll . . d dept eswnes donde naturales: también producen nitratos, sulfatost
OI I ea el s uelo d
altur·a media de 900 á 1 200 , es e un a carbonato de sosa, boratos de sosa y de cal, cuyo
gr·an parte cubierta de ca. m~tros. Llanura en espesor crece todos los años gracias á los torren-
se explotan como canter:sas salr?as ó sa lares que tes que bajan cargados de residu os por la cordi -
tos de sal son tan t·ecios Jade pr~dra. Los el:>tr·a- llera próxima. De la pampa de T amarugal proce·
en aquella meseta q 1 y s llu\ ras tan escasas de el salitre, artículo que durante las guerras de
. , ue as casas del bl d
N onn, donde están establ ··d pue o e la Europa y América da g1·an importa ocia ú In pobla-
.d ect os los obl'e.
sr o enteramente hecl d . ros, 11an ción de lquique. Á mediados del siglo XVIII, un
situados al E te d T ws e sal. Ciertos desiertos
,..., e a mnruO'al ' indio llamado Negreros descubrió la exi...,tencia
elevadas · o • en mesetas más
, contrenen mayor cant'd d d del salitre en la pampa. Al encender una hoguera
pampa de sal, dominada o 1 a e sal. La de malezas, notó que se de1Tetía la tierra y bro·
y cuya altum med' Lp .r el \'Olcán de Isluga,
Ia no nJa de " 100 taba un arroyo entre tizones y ceniza~. De:::.de
blanca en toda su t . "t mett·os, es
aquella época empezáronse á explutul' uquellas
200 kilómetros '-' urelax ens llón, en una longitud de
J anc Iut·a d' d capas, pero de"de hace unos quince at-lv::> -=>e ha
El espesor de la sal d . me ra e 15 á 40.
epos1tada en ~ desarrollado extraordinariamente esa indu tria.
ria entl'e 1?" .30 . e:::;a rne . . eta va-
w J • centimetros se"ún 1 . Según el ingenie1·o Smith, las capas de nitrato
nes del teneno. ' b as ondulacJO·
cubren en la pampa de Tamarugal una superficie
¿De dónde proceden de 1.250 kilómetros cuadrado-;·, en ciertos luO'cH'eS
sal? Indudablemente d 1es~s masas enormes de
b ,

en tie m '>Os renloto ~ e be. m.lr 6 de los lagos que donde la masa no tiene menos de tre::; metro.., de
r S U l'lei'Oll Jj espesor, se ha podido sacar una tonelada de sali-
Y que ha ido · aque as comar·cas
vaciando el gt·ad 1 1 , tre por metro cuadrndo, pero aun no contando
del tel'l·eno La . ua e\'antamiento
· s materws sal· mlls que con un producto de 50 kilogramos por
y rocas, porque la ca d tnas saturan arcil las
por eflorescencia el;at :sal se vuelve á formar metro, se ve que la cantidad total de salitJ·e con te·
0 as las supel'ficies del nida actualmente en las capas superficiales de la
160 ELÍSEO RECLÚS NLESTRO PLANETA 161

pampa no es inferior á 63 millones de toneladas, masas de delnlus, al parecer inúti les en aq uellP
bastantes para alimentar el comercio durante r•iberas desiertas, son la vida para las ca mpiña s
1.393 uiio~, mie nlra" la explotación media no re- de 1nglatena , Francia y Bélgica, agotada.s por
basa ra los lim1tes de la de 1860. cultivos intensivos, y por lo tanto, constlluyen
El desierto de Ata cama, que es el ma yo r de la entre los pueblo::. importantísimo elemento co-
América meridi ona 1, ocupa ancha zona de mese- mercial. El principal tesoro de la República pe·
tas entre la ribera del Pacifico y la elevada mura- ruana s u Banco Nacional, digámoslo así, son lo
lla de los Ande que separa á Bo livia de la Repú- m ont~nes de deyecciones que cubren las islas
blica Argentina. Aquella extensión de rocas Chinchas, en aguas del Callao. Encuéntren se .allí,
rojizas, de arcillas peladas y médanos muvibles de según las diversas evaluacio nes, de 12 á 15 millo-
arena en forma de medi as lunas, es tan inhos pita- nes de toneladas de guano excelente, que repre-
laria, que los conq uistadores de Chile, incas ó es- sentan para el Perú más de 2.000 millones, y cuyo
pañoles, no se aventuraron en ella para seguir el producto, b1en utilizado , permitiria á ios dichosos
litoral; tuY ie ron que pasar lejos por el interior, poseedores co nstruir u na magnHi co red de ferro-
por las mesetas de Bolivia, y atravesar dos veces ca rriles y una escuela en cada pueblo.
los Andes antes de entrar en los valles c hilenos.
Poco ha que los hombr·es de ciencia eran los úni-
cos viajeros que se atrevieran á arriesgarse en el
de~ierto de Atacama. Sin embargo, esa co marca
de tan formidable aspecto encierra también, co mo
la pampa de Tamarugal, grandes riquezas natu-
rales que no dejarAn de excitar el trabajo hum a no
y lodos lo5 progresos de la civilizació n en a que-
llas tierras de~oladas. Con la sal y el sa litre se
ju nta el g uano, ha cina miento de las innumerables
deyecciones de todas las a ves q ue se la nza n en
bandadas sobre el litoral. Durante el transcurso
de lo.:; siglos, se han amontonado las inmundicias
como verdaderas rocas que el so l d iseca y c uya
superficie ablandan pocas veces las ll u vias. Las
ll
NUESTRO PLANETA 163

Cuando el suelo es muy desigual, abierto por hon-


dos barrancos ó sembrado de colinas y montañas,
se considera como superficie de la meseta el plano
CAPÍTULO V ideal que pasa por la base de todo s Jos cerros y
entre todas las depresiones. Existen también me-
setas ca~i perfectamente lisas, como In ~ llanuras
Mesetas y montañas jalonadas de Tejas y ciertas parles de la cuenca
de Utah.
Además, las tierras bajas ostentan frecuente-
I mente un terreno muy quebrado con valles y co·
linos, y se unen con las mesetas superiores, ya
Diferencia entre mesetas y llanuras.-Importancia capital de por medio de pendientes graduales, ya con un a
l~s mesetas en la economía del globo.-Distribución de las
serie de terraplenes que pueden considerarse
tierras altas en la superficie de Jos continentes.
como ascenso de la llauura ó descenso de la me-
seta. La difereucin que existe entre las tienas
. A pesar de la Yariedad de aspecto y de vegeta· altas y las baja:;, es puramente relativa: podemos
Ción producida por los climas, las ti~l'!'as bajas,
decir, usando el lenguaje' ulgar, que una llanura es
entre. las cuales hay tantas que son soledades
una superficie relalivameule li::::a, dominada á uno
esténles, representan en la hi!Stona del globo un
ó 'arios lados por reg1ones más ele\ a das, mien-
pa~el mucho menos importante que las partes
tras la:; mesetas :::on más altas que los tenenos
salientes de la superficie. Grflcias al relieve del
que las rodean. Una llanura para Jos habituntes
plan_eta se han or·ganizado) viven Jos continentes;
de una montana, es meseta para los que viven
g racias á esas d e:-s1gua
.· Id ndes del suelo se reparten
más alJajo. En las tierras, fre( u en temen te inunda-
de manera tan \aria los climas, las aguas los pro-
das, de In Luü,iana, se llaman colinas y collados
ducto y las poblaciones de la Tierra. ,
las ondulacioues del suelo, casi Imperceptible::; á
. T odas las partes altas de los continentes y las
la simple vista, que no in,ade el agua desborda-
1sl~s :e ~~viden natUI·almente, según la altura y
da, )' en la extensión aplanada del mar se llaman
la mch~1ac1ón del suelo, en mesetas y sistemas de
mont~flas de hielo los lémpunos de~prendidos de
montanas. Se ha convenido en llamar mesetas á
los 'en tisqueros de G1 oe11land ia y del Spitzberg.
las masas de llerTas elevadas encima del nivel del
Al contemplar las alturas de Obido~, que ~e levan-
mar, aunque su superficie no sea lisa y regular.
164 ELÍSEO RECLÚS
NUESTRO PLANI!;TA 165

tan en medio de las interminables llanuras del detendría ningún obstáculo, girarían alrededol'
Amazonas, cr·eyó Agassiz contemplar las monta- d 1 globo con movimiento invariable, como las
a ~ritas f¡:¡jas de nubes que el telescopio descubre
iias sublimes de su patria.
De modo que no divide la geog1·afía en llanu- en torno al planeta Júpiter. ~o habrí a masas. ele-
ras ) mesetas los diversos escalones de la Tierra vadas que por u po::,ición lra11-:,versal á la dtl'ec-
por la altura absoluta de éstos, sino por s u rela- ción de los vientos pl'oducen una ruptura de
ción con la masa continental de que forman par. equilibrio y hocen repercurtii' las coiTie~tes at-
te. Las campiñas del Indostán septentr·ional e llln mo-,féricas en todas direccione~; no habrw esos
más elevadas que las mesetas de Suabia y Bavie- grandes refrigeradot·es que condensa~ el agu~ de
ra, y si n emba¡·go, hay que considerarlas como la s nubes y la consei·van en s us depó~Itus de hielo
llanurn, porque pertenecen á un continente cuyos y nie,e; las lluvias caerían en todas parles d.e
ra'~gos gener·ales son gigantescos comparado con
igual manera, y lns a.guas, no enconli:and~ decl!.
los de Europa. En las dos partes del mundo, las
ve pa¡·a dirigir~e hacw el Océano, f?'. m.~ ~ tn!l .poi_
proporciones respectivas existen entre los di,·e¡·- doquiera pútridos cenagales. El e4 uJllbll.o pede:
sos escalones de la masa continental; las mes etas lo d~ las fuerzns naturales trnería con~Igo ~l es-
del Asia Central corresponden á la Alemania del tancamiento y lo muerte ::.i lo::, hombres pudieran
del Sur; el Himalaya á Jos Alpes; el Indostán, con exi~tir en ::,emejante Lien·a; leJOS de encontrar en
sus llanuras y montañas, á la península itálica. la uniformidnd de la llanuru inmensa ma~ores
Aunque las mesetas, p1·ecisamente por su facilidade~ para comuniCHr::,e · en t 1e
· sí • pet·ma ne-
ma a y por In grandeza de sus proporciones, lla- .
cerín it d1~perso~ <.1 1re d e d OI. d e sus Jcwunns
~ en lodo
man menos la atención de los hombres que las el ::;aiYajísmo primitivo. La~ emigracwne~ de pue-
montañas abruptas que se yerguen entre dos · ,on Por las pendientes de
blos enter·os que baJai
pa1 es como enormes murallas, su importancia las mesetas en busca de una patria nueva, no se
en la vida del globo es s uperiol' á la de los demás
habi ían \'el'l. f'1ca d o. T o d a "',.-1\'.Il.Iznción
·<
habría SidO
I:asgos del relieve continental. Si la supe! ficie sa · . po::;Ible.
. . · a 1 ct'erlos bO'eólogos,
1m Quizás, como pians . .
IIente del planeta estuviera perfectamente lisa, la la superficie del globo estaba liso cuando elJcliO·
regularidad má s desoladora reinaría en todas
sau1·o nadaba pesadamen le en los pantanosyel
pa¡·tes: los mismos fenómenos se reproducirian pterodáctilo extendia sus alas por encima .de los
en toda la extensión de los continentes desde un cañaverales. Aquella era la tierra del reptil, pero
océano hasta el otm; los vientos, cuya carTera no
no podia ser la del hombre.
NUESTRO PLANETA
167
166 ELÍSEO RS:CLÚS
tumefacción de los continentes. En el trópico de
Si las grandes mesetas del 1
colocadas alrededor del Océan g obo. est~vieran
Cáncer la altura media de los planetas viene á ser
su largo declive h b' . o Glacial Artico y igual á la de las montañas de la zona templada, y
. u Iese Ido ba · d . las mesetas de esta última zona tienen la misma
Océano Indico y el p 'fi Jan o hacra el
. acr co lampo h b
posible el desarrollo de la h~
altura media que las montañas de la zona polar.
. co a ria sido
la altura de las mesetas h mamdad. En el Norte, De esta disposición de las tierras altas, resulta
zona glacial á otra zo tb~!a superpuesto una que en cada latitud ciertas partes salientes de los
ca, hasta la de las plan~ g acial; lo~a vida org{mi- continentes presentan un resumen de los climas
bria dejado de existir n a~ ~ás rudrmentarias, ha- que, desde esa latitud hasta el polo, se suceden
helados que habrian
de las nieves hab 1
:r? a lemen le, y los vientos
aJado d.e aquella ciudadela
en el contorno del planeta. Gracias á las mesetas
y á las montañas que las coronan, gozan á la vez,
r an convertrd en los diversos puntos de su superficie, la penin·
polar la templada d d .o en segunda zona
varios, donde han' on.de germinan productos tan sula ibérica, Turqu!a, el Asia Menor, de todas las
naci o tanto b variedades del clima templado, y proyectan sus
sos. Los únicos paises h b ' s pue los podero-
del mar del Sur 1 a. rtables serian las islas cimas elevadas hasta las regiones frias de la al·
continenles si el hy asbregrones tropicales de los mósfera análogas á las del polo. En esas comarcas
• om re pud· .. terrestres, el viajero puede mudar de clima en
ma donde sucedería 1 rera VIVIr en un cli-
vientos helados d ni ca ores abrumadores á los algunos dias, y á veces en pocas horas, cuando
e as altas en el mar tendria que llevar á cabo un largo viaje
P ero aun suponiendo mesetas del Norte.
de circunnavegación hasta los bancos y ventis-
ran podido establ que pueblos aislados hubie·
ecerse en aq 11 queros del polo para atravesar las regiones corres-
guramente no hab i . . ue as comarcas se-
r a extstido 1 l . ' pondientes. Basta con la circunstancia de la ele-
que este nombre no . "fi a 1umamdad, por-
d . . srgm ca u vación gradual de las mesetas hacia el Sur para
e Individuos aislad . na muchedumbre
os, srno el é duplicar el número de zonas. En las latitudes
en t ero, consciente d 1 . g nero humano
es mrsmo y d . medias, el clima polar se superpone al clima tem·
S ean cuales fuera 1 e su destino.
plado. En el lndostán se escalonan tres zonas en
reparto actual de 1 n as causas geológicas del
h as mesetas ¡ las laderas del Himalaya; por la llanura corren
8 Y que
·
reconocer q
ue su alt
en os continentes
'
aproximan á la . ura crece según se los rios grandes, se extienden impenetrables bos-
· zona tórrtda
Ción del globo • como SI· de la rota- ques, habitan numerosas poblaciones; más arriba
resu 1tara
general de la masa 1 , no. só 1o la hinchazón están los torrentes, largas avenidas de abetos, los
p anetaria, sino también la
168 ELíSEO RECLÜS
NUESTRO PLANETA

rebaños que vagan por los pastos; todavía más


arriba haj malezas, musgo, nieve y hielo.
La función de las tie¡ras altas en la economía
del globo, con iste en llevar el Norte al seno mis- ll
mo del Mediodífl, en juntar todos los climac:; del
planeta y todas las estaciones del año. Todas las
mesetas son, digllmoslo así, continentillos que
Las grandes mesetas del Asia Oe~tt·al! !a pu~rt~ ~el Hind~
surgen de la 1'1er'J'a y presentan (como los conti· Kuch. - Mesetas de Europa: su dtspostctón sunotnca.-hle
nentes que brotaron del mar) en el conj unto de sus setas de las tlos Américas. -Analogia de la cuenca cerrada
fenómenos uua especie de resumen de los de la de Bolivia y el país de Utah -Mesetas de África.
Tierra toda; son otros tantos microcosmos. Cen-
t~os vitales del organismo planetario detienen los Las me etas, Jo mismo que los cotlli nentes,
\lentos y las nubes, dan salida al ngun, modifican tienen una organización más ó meno-:s rudimet~ ·
todos. lo mo\'imientos que se pi'Oducen en la su- taria , for·ma más ó menos articulada,) por con~t­
perficie del globo. Gracias al circuito incesante que guieule, su importancia en la vida del globo \'a r~a
se e:stablece entre todos los salientes del relieve proporciorwlmenle. Las grandes me etos de A ta
continental y loos dos océanos del agua y de la at- Ceut¡·al, que pueden considenuse romo el e::-.~¡ue­
mósfer·a, los cl1mas escalonados en las lader·as de leto mismo del continente, ejercen en realidad
las montañas .se mezclan de diver-;as maneras, y un a tnftuencia de primer orden en 1~ economía
ponen en contmua y mutua relación las floras las general de la Tierra, pero están cast ~e~Hlt·ndas
faunas, las naciones y las razas humanas. ' del res lo del mundo, corren su::; nguas llél CIU cuen-
cas interiores sin salida hacia el mar Y las pobla·
.
ClOnes que las hn b'tlan vtven
· e.n utl ai~:da miento
.
casi completo de las demás nacwnes de A':iia. El
principtd grupo de me" etas, l 1mtta . · d o a 1 Sur •nor
los montes de Karakorum y de Kuenlun, al Oeste
por el Bolor al Norte por el Thian-Chan, el Alias
~~ los montes' Daul'los,
. al E:,le por la ~· ~oledades .
.
del gt·an desierto de Mongo l ta y os 1 sistemas . dt·
. d
versamente ramificados e 111 er 1 · t l· 01 • de Cluna t
NUJ!lSTRO PLANitTA
171
170 J!lLÍSEO RECLÓS

constituye un inmenso cuadrilátero casi igual á vital de Asia es á un tiempo el lugar que une am·
Europa en extensión; hay tierras de esas, como el bas grandes masas de mesetas y aquel que hace
Dapsang y el Bullón, apoyados ambos en el Kuen- ·ca rse las llanuras del lndostán con las
comum 1 t"
lun, cuya altura media excede de 5 000 metros. En . tArtaras Las dos diagonales de as te·
caspws y o · .
la mayor parte de su contorno, esa enorme forta- rras altas y las tierras bajas de Ast.a se ~uz~n~~i
leza central de las mesetas de Asia es casi inacce- .án ulo recto en aquel punto del f:Imdu uc ·.
sible por su formidable recinto de montañas, nie- es~á el lugar más notable de la Tierra en la htsto-
ves y desiertos; hacia el NO., entre el Thian-Chan ria de la humanidad. .
y el Atlas, se abren varias depresiones, á cuyo En Europa las mesetas más constdera.bles
· · ·ó muy stmé-
través se lanzaron los jinetes mongoles, siglos ha, resentan asimismo una dlspostct n
para devastar el Asia Menor y la Europa oriental. irica . Todas, excepto la estrecha meseta de la No~
La gran masa cuadrilátera del Asia central ruega meridional, están situadas, co.m~ en el con
confina por un lmgulo con otra meseta de dimen- tinente asiático, al Mediod1a, y las hmlla por una
siones menores, pero de forma casi análoga, que parte una cordillera. Al Oeste está la meseta espa ·
es el I ván. Este territorio elevado, que también ñola, cuya altura media es de 600 ~~tras, y qu~
está en gran parte compuesto de desiertos, no es l murallón de los p¡rmeos; en e
se a paya en e bia Ha-
para las poblaciones que lo habitan una cárcel centro de Europa está la meseta de Sua Y d
semejante á las tierras altas situadas más al Este; . S 01, los gt·andes Alpes e
viera, dommada a 1 ur P • ia
presenta numerosas salidas al Norte hacia las Suiza y Ti rol· al Este, las tierras altas de Tut qu ,
' .d. 1 de los Balkanes.
llanuras de la Tartaria y hacia el mar Caspio, al q ue siguen la base men ¡onad. se ext1en . d 1
1 10 ea
Oeste hacia los valles del Tigris y del Éufrates, y De las tres mesetas, la de me
- por una espe·
se comunica con los sistemas montañosos del Norte de un sistema de montanas, Y
·t das cada una
Asia Menor, larga península proyectada entre dos eie de polaridad las otras d os, SI ua S d
' t an al ur e
mares de Europa. Cosa notable: precisamente á un extremo de Europa, se encuen r Por
cerca del nudo de montañas que une los dos la cordillera que les sirve de punto de. ap~óyo. u
grandes sistemas de mesetas de Mongolia y del . lt de orgamzact n m -
otra parte • las tterras a as, . , erda n la f arma
lván, se encuentra la puerta principal de las na· cho más rica que las de Asta, I ecu b bias
ciones arias, el desfiladero por donde pasaban el de su continente, con largas penínsulas ~ a ue
flujo y reflujo de guerras, emigraciones y comer· . · us promontol'lOS, q
profundas; tambtén ttenen s . •
cio. Por singular contraste geográfico, ese n udo llanura adentro, an
se proyectan en lontananza
112 EILÍSillO REICLÚS NUESTRO PLANETA 173

cho~ ~'alles se ab!'en en su espesor, permitiendo continental. l\lás al Sur se extienden las mesetas
la :salida á los pueblos que habitan en la meseta rodeadas también de montaiías y cortadas por
Y en los países cercanos. Gracias á sus variados Yalles) barrancos de Nuevo Méjico, de Arizona,
c?ntomo<::, la:s comarca altas de Europa no e tán de Chihuahua, de la Sonora. La masa de Anahuae,
al Indas del continente; en ningún punto :se han enorme ciudfldela que se yergue entre ambos ma·
acumulado los ríos en masas estancadas; cada res, eslá dominada por el Popocatepetl, el Cofre
gota de agua, cada producto del suelo, cada hom- de Perote, el Orizaba; vienen luego, más allá del
bre encuentra alli camino hacia las llanuras de istmo de Tehuanlepec, varias me~etas, lt~s de Gua-
alrededor. Podemos citar· las can~~es ó masas cal- temala, Honduras, Salvador y Co::,ta Rrca, apoya-
~·.llr·eas de Francia meridional como tipos de esas da todas en filas de monlDiías, en p:ll'le volcl:lni·
tleiTa. alta~. cuyo contorno e:stá muy caracterizado cas; sus alturas re.;.pecti"as corresponden de una
por· murallas abruptas que, sin embargo, gr·acias manera gener·al con la mayor· ó menor anchura
á 1~ . \'alle'-', IJO son fortalezas inacce~ible:s. En la de su base, bailada á una par te po1· el Pacífico, á
regróu del Jura, me::;eta:s análogas han :sido corta- la olra por el mar CAribe.
dn . p~r Ins agua::; con tal regularidad, que Íll\'O- Al Sur del golfo de Darien las altas mesetas
Junlan~menle hncen pen~ar en los gigantes le · empiezan en la enorme cor·dillera de los Andes;
g endnnos (fUe IJerJd'Jan ¡os monte::; de un tajo. · donde la poderosa cordillera se bifur·ca ó se divide
Lvs me~elas de Ins doc;; Américas son mucho en forma de abanico, abarca enlre s us aristas una
m(l allH:s que Jac e"
d e E Ul .Opa y C01'1'9SpOI1den por meseta de 1.500, 2.000 ó 3.000 metr·os de altura.
su nllur·n D. lns dimen ione ~ de los continentes En Colombia hay las mesetas de Paseo Antia-
donde e~lán. Exc.:epto las mesetas c:;ecundarios de quía, Cundinamarca y Caracas. Más al Sur, las
l o Alleghanys, de las Guynnas y del Br·asil todas cordilleras de los Andes, que se separan, se reunen
]as ~tenas nlt~~ am.ericanas están compre;ldidas y ''uelven á epararse, encierran entre sus pica·
entre las ramrficaclOnes de las cordilleras que se cho ~ neYados las mesetas de Quilo, Cerro de Paseo,
1 ó al Oe:ste cerca del pnuCI'fi co. L a me:seta d e
le\'antan
Ut Cuzco y Titicaca y se apo) an lateralmente en . l~s
a1 gran cuenca es un vasto territorio de tierras altas y desierta::; de Atacama, eutre Boli\'Ia
contornos macizos et.·Iza d os d e murallas parale- y Chile, y en los terraplenes montuo~os de Cu)O,
las. de tor·res, • y 1·1m1·ta d os d e una par·te por la al Oeste de las pampas argentina::;. De todos las
ar·l t ~ de las Montañas Roquizas, de otra por la me-:,eta:s de la América meridional no hay más que
de Sierra Nevada; es la vértebra del esqueleto una completamente cerrada y no puede dar sa lida
174 ELíSEO RECLÚS NUI!lSTRO PLANETA 17&

á las aguas hacia las llanuras inferiores: es la me- ladas del resto del mundo que las grandes mese-
seta de Titicaca, cuya elevación media no es infe- tas americanas, pero no por su gran altura ni lo
rior á 4 000 metros y por su altura y extensión escarpado de las montañas que las dominan, sino
es lo más saliente del perfil colombiano. Esa por el clima y situación del mismo cor:tinente. La
meseta boliviana representa en aquellas regiones mayor parte de las tienas altas de Africa están
la gran cuenca de la América septentrional. Las poco elevadas y sus pendientes tienen fáci l acceso.
dos comarcas ocupan la parte central de sus con- Las mesetas de la colonia del Cabo, cuya altura
tinentes respectivos, á más de 3.000 kilómetros media es a l Sur de 200 metros escasos, se elevan
de los istmos de la América central; ambas mese- gradua lmente hacia el Norte hasta el desierto de
tas se encuentran entre las ramas abiertas de un Kalahari, situado á una altura que varía entre
gran sistema de montañas y encierran cada una 600 y 1.000 metros sobre el nivel del mar. Lo que
en sus depresiones lagos sin salida hacia el mar ya se sabe del interior de África permite creer que
Geográficamente, están esos países como ais· la altura media de las mesetas crece, aunque
lados del resto del mundo. Muy trabajosamente poco, en dirección al Ecuador. En el mismo cen-
pueden entrar los pueblos semibárbaros de Boli- tro del continente, la región de los lagos donde
Yia en relacione~ de comercio y civilización con están las fuentes del Nilo presenta una elevación
las otras repúblicas de América y con las co· de 1 200 á 1.300 metros nada más, y al Norte de
mat·ca:s europeas. En la meseta de Utah :se e:stable· África las mesetas de Marmecos y Argelia son
cieron los mormones para salvarse de la pre:sión inferiores á 1.000 metros. La meseta tuus notable
de los pueblos cercano::;; ha sido necesaria toda !u del continente es la de Etiopía, que en uua anchu-
energía de los norteomerit:anos para ir á pei·se- ra de unos 1.200 kilómetros se sostiene á una
guir en aquellos de::;iertos 4. la jo\'ell sociedad elevación media de 2.400 á 2.700 metros. Las fra -
teocrática. Lns mesetus en que se desarrollaron gosidades más ásperas de e:sa masa mi_r~n. hacia
las ci"ilizaciones autóctonas de los aztecas, tolte- el mar, como para defender á los abisini?s de
ca::;, qualinoaltecas, muiscas, chibchas é ·incas, cualquiera aO'resión de los pueblos extran¡eros,
tienen sobre las cuencas cenadas del Utah y de pero la contr:pendiente inclinada al NO. hacia el
Boli\·ia la inmensa ventajn de comunicarse con Nilo es diez ó veinte veces más sua\e, Y por esa
el litorul por medio de sus \'alles abiertos y las parle sería Abisinia fácilmente accesible si los
aguas de sus ríos. desiertos las luchas incesantes entre los pueblos
Las mesetas de África e tán todavía más ais- } la caz~ de esclavos no hicieran muy peligrosas
17G ELÍSEO RECLÚS NUESTRO PLANETA 177

las fr·onteras. Considel'ado en s u conJ·unto el llanuras, producen especialmente el efecto más


t l f · , co n- grandioso y dejan en la imaginació n de los pue-
ll)en e a nca no, que es el menos conocido de to-
da:s la:s grandes plH'les del mundo y el que habi- blos la impresión más viva y dura dera. No pue-
tan las pobla<'ione.;;, más bárbar·as no presenta den imaginarse cuadros de belleza s uperio r á los
Ilara lo s cam b'ro ~ <'Omun icaciones ' obstáculos que forman las graciosas pendientes y las cum bres
naturales que puednn co mpararse con los que azul adas de esos montes solitarios, como el Ven -
ofrecen . la. altas rnasas del Asia central y las tonx, el Etna, e l vo lcán de Tenerife, el Orizaba y
meseta_-, de ¡?.., Andes. Po¡· la di lribución de s us otros picos á cuyos pies se extiende todo el espacio
m?nlaua ' trena~ altas, ll an u ras y desiertos lo comp rend ido en el horizonte. H asta alturas que
J?I~mo que por ~us contornos generales recue;da en comarcas de grandes montañas apenas mere-
Afl'lca la península del Indostán; es ~na India cerían nombre y parecerían si mples encinas, se-
once rece ~ m mejan formidables cumbres cuando se elevan en
d f B)Or, pero mucho menos herma a y
e orma:s menos definidas que aquella admi¡·able medio de las llan u ras ó desde los senos del mar.
parte de Asia. Una cim a de 240 meLros, á cuyo alrededor se ex-
tienden las campiñas monótonas de la Pomerania
baja, ha parecido tan prodigiosa á los habitantes
de la comarca por s u s f¡·agosidades, que le han
III dad o el nombre de' Montaña del Infierno (Hollem-
berg), y u na coli na de Dinamarca que se eleva á
~fontanas aislada M 170 metroa sobre el nivel del mar ha recibido el
mas de t s.- asas montailosas.-Cordilleras y siste-
nombre de Montaña del Cielo (H'immelbe rg); es
gradoo -:~:ga~asd.-IIlermosura de las cimas.-Montes sa-
. nas e os trepadores. un ol impo como e l de Grecia.
Exceptuando los conos vo lcánicos, pocos mon ·
tes hay que se levan ten ais lados en med io de las
. Las montañas • mue ¡lO menos 1m . portantes que
1a:s mesetas en la eco · d e 1 globo, se conocen llan uras. En casi todas las comarcas de l mundo
. nom¡a
mucho meJor· por 1a maJes · tad de s u aspecto s u cuy o relieve está muy pronunciado, las cim as so n
cont r·asl 'b ' • numerosas. Generalmente, las que están ag1·upa ·
. l· ~ s u Ito co n los espacios que las rodean
~ u vanedad de fe n ó menos que en ellas se pr·e· das en círcul os rodean u na cumb re central más
sentan L os mont es que se elevan ai:sladamente
r • •
ele va da y están ro deadas también de alturas s e-
}ü en medio de los
mares, ya desde el seno de las' cundarias que se apoyan en estribaciones laterales
12
17~ ELÍSEO RECLÚS
NUESTRO PLANETA 179
y bajan escalonlindose li las llanuras inferiores·
ejempl os de ello son el Harz en Alemania, el Mon~ re una apariencia de vida independiente, como si
f~rrat en Piamonte, el Sinai en Arabia y el sober- disfrutara de individualidad aparte. La contem-
biO grupo de la Sierra Ne\ada en Santa Marta plación de esos colosos que dominan el horizonte
que se levanta li 6.000 metros de altura en u~ ejerce en gran número de personas verdadera
espacio r.ircular limitado por el mar, los pantanos fas cinación, y éstas se dirigen por una especie de
} los profundos \'alles de Río César y la Ranche- instinto, irreflexi\'O fi veces, hncia las monlaílas
ria. Lnc;; cordillerns e¡ u e se di~tinguen siempre por para trepar· por ellas. Por In gracia y mnje::stad de
~n desarrollo considerable de la longitud de las su forma, por su o::sado contorno, que resalta sobr·e
lieiTns elevadas, también tienen á veces como el cielo, por el cilllurón de nubes que rodea sus
c~ml~re un pico dominnnte, fi cuyos lados van rocas y sus bo .. ques, por las incesantes variacio-
diSmltluyendo sucesivamente las cuestas monta- nes de sombra y cln1 idad que se ob::servan en ba-
ñosAs, pero no existe una cordil lera donde esta rrancos y estribaciones, las monlaílas parecen
alinenrión normnl "e verifique con una reaulari- adquirir corno una perso nalidad y casi piensa uno
da.d geométr·ica. La mayor parle de los le~·anta­ ver seres \'ivo::s en e::sas masa<; roquizas. Cada mon·
mJentos montnñosos presentan un conjunto de tañn <.:U) U cima se desprende del re~to de la masa
ma ns y cordilleras ngrupadas de di,·er<:¡o modo, con lineas atreYidas parece de tal modo un indtvi-
en las cuales 5ólo ~e con.Jce la dirección de las duo aparte, que se le !Ja solido dar un nomb1·e,
crestns con estudios prolongado<;;; no son cordi- fi 'e ces un poético título de héroe ó de dios, ] en
llern..;, sino sistemas de montañas. el lengunje coniente se le atribuyen cualidades
Gracins ñ la diversidad c¡ue presentan esos humanas. Y es que, en efecto, las monlaíla8 son
grupo. tnn numeroc:os de alturas según su origen individuos geogróficos que modifican de mil ma-
geológH~o. In com ro ·ición de sus bnses la direc- neras los climns y todos los fenómenos vitales de
ción de u eje, la posición de sus cuño~ la veae- las regiones próxrmas sólo por su posición en me-
tación que los cub1·e, la luz c¡ue los alu~bra, los dio de las llanur·as. Ademés presentan en poco es·
agente~ ntmó..,.fér·icos c¡ue los modificnn, en da mon- pacio un resumen de todas las bellezas de la T1ena.
taña c.;;e dist,·naue
b
de us vecmas · po1· un carácter Los climas y zonas de vegetación se e calonan en
de belleza e.;;pecinl En esa asamblen de cimas sus pendiente ...; pueden abarcarse con una sola
cada una de las que yergue sus surradas ladera~ mirada cultivos, bosques, ¡.H·aderas, hielos y ni e ·
por encima de la ansta del levantamiento adquie- ves, y cada noche la luz moribunda del Sol da á
las cumbres... marlivilloso aspecto de transparen-
NUESTRO PLAN&TA 181

180 ELÍSEO RECLÚS


helénicos, y cuando un poeta invocaba á Apolo,
cia, como si la enorme masa no fuera más que dirigía la mirada ha cia el Parnaso. Si los helenos
un leve cortinaje de color de rosa que flotase en cullos vene i'Aba n así las montañas de su patria,
los aires. fio-úrese el lector cuá 1 será la a doración de los
b
Antes los pueblos adoraban á las montañas, ó bá1·baros indígenas hacia la montaña que susten-
las reverenciaban á lo menos como morada de ta sus cabañas en los terraplenes como un árbol
sus divinidades alrededor del Mern, trono sober- sostiene en sus ramas el nido de un ave.
bio de los dioses de la India; cada jornada de la En nuestros días ya no se adora á las monta -
humanidad puede medirse por los montes sagra- ñas, pero cuantos las conocen les tienen cariño
dos donde se reunían los amos del cielo, donde profundo. Trepar á las altas cimas es ahora una
se llevaban á cabo las grandes epopeyas mitoló- verdadera pasión; se intentan millares de ascen-
gicas de la vida de las naciones. El pico de Lofén siones y los clubs alpinos, sociedades de trepado-
en China, el volcán Fusi Yama en el Japón, son res, compuestas en gran parte de los sabios má_s
montañas di vi nas. El S a manala ó pico de Adán, enérgicos y más inteligentes de la Europa occi -
desde el cual se dis fruta de tan grandiosa vista en dental, se han propue::.to vencer todps las cimas
los valles frondosos de Ceylán, es venerado tam- que antes se consideraban inaccesibles, traer al·
bién como lugar santo, y en su más alta cúspide guna piedra de ellas como tr·ofeo y dejar al_lí un
se levanta un templo de madera unido á la masa termómetro ó cualquier otro instrumento ctenlí
granítica co n cadenas e m potr·adas en la roca; se- fico, para facilitar la empresa de los atrevido_s
gún la leyenda mahometana y judia, alli hizo Adán trepadores que lleguen después. Los clubs alpt·
penitencia durante siglos a l ser arrojado del Pa- nos han trazado la li::.ta de todos los picos rebel-
raiso; allí dejó Buda la huella de su pie al tomar des hasta ahora, han discutido los medios de al-
Yuelo para ir al cielo. Para los armenios, el monte can zar los, han provocado muchas ascensiones, Y
Ararat no es menos sagr·ado que el Samanala con s us mapas, memorias y reuniones han ?on-
para los budistas ó la cima que d o mina los ma- tribuido en grande é. que se conozca la arqUit~c­
nantiales del Gangas para los indios. A una roca tura de Jos Alpes. Las recopilaciones que contie-
del Cáucaso fué aherrojado Prometeo por haber nen los diarios de viaje de los miembros de las
robado el fuego del cielo. El monte Etica fué diversas sociedades son indiscutiblemente las
mucho tiempo la ci udadela de los titanes·1 las tres obras en que se encuentran más preciosos_ datos
-
Ctmas del Olimpo, que se redondean en forma de sobre las rocas y los hielos de las montanas de
cúpulas, eran la magnifica morada de los dioses
182 ELÍSI!IO RHICLÚS
UI!ISTRO PLANETA 183
Europa y los datos más hermosos de ascensio-
de las paredes. La fuerza y ela.sticidad de los mús-
nes. Más adelante, cuando los Al pes y otras cor-
cul os le permiten salvar abismos, delene.rse en
dilleras accesibles del mundo se conozcan per-
las pendientes rápidas, subir p~r los ata JOS. En
fectamente, las memorias de los cl ubs alpinos
mil ocasiones, durante la ascensión de una mon-
serán la !liada de los trepadores de montañas y
tañu escarpada, comprende qu~ .c01:reria .u n :er-
se refer·irán las proezas de Tyndall, Turkett, Coaz,
dadero peligro si perdiera el.eqmllb.r w, ó SI deJara
Théobald y otros héroes de esa gran epopeya de
que velara s u mirada el vértigo, ó SI se negas~n á
la conquista de los Alpes, como antes se relata-
servirle sus miembros. Precisamente esa conci~n­
ban las hazañas de los guerreros.
cia del peligro, unida á la dicha de vers~ ~gil Y
¿De dónde procede la a legl'ia profunda que se
dispuesto, duplica en el viandante el sentimiento
experimenta escalando las altas cimas? Empieza
de la seguridad. ¡Con qué júbilo recuer~a más
por ser una gran voluptuosidad física respirar un
tarde la menor pal'ticularidad de ~a ascensión, _las
aire fresco y vivo que no está viciado pol' las im- piedras desprendidas de la pendiente que cai!ln
puras emanaciones de las llanuras. Se siente un o al torrente con rumor sordo, la raíz á que se aga-
hombre nuevo al gustar esa atmósfera de vida¡ á -
rró para escalar un muro de penascos, e 1 chorro
.
medida que se sube, el aire es más ligero, se as- de agua de nieve que apagó su sed, la pnmera
pira á pleno pulmón el aire, el pecho se hincha, grieta de ventisq uero que se atrevió á sa~var, la
los músculos se robustecen, la alegria penetra en larga pendiente que tan penosamente subió ~un­
el alma. El peatón que sube una montaña es diéndose en nieve hasta las rodillas, y por último,
dueño de sí mismo y responsable de su pr·opia la cumbre desde la cual vió desplegarse hasta el
vida¡ no está entregado al capricho de los elemen- horizonte el inmenso panorama de valles, mon.ta-
tos como el navegante que se aventul'a en los ñas y llanuras! Cuando se vuelve á ver desde leJOS
mares¡ menos se parece al viajero por ferrocarril, .
la cima conqmstada á cos t a d e tantos esfuerzos,
semejante á un paquete humano, expedido á hora se descubre y adivina con la mirada llena de gozo
fija bajo la vigilancia de un empleado con unifor-
el camino que se recorri·ó an t e.s. desde los , valles
'de
me. Al tocar el s uelo, ha recuperado el uso de sus de la base hasta las blancas meves de la cuspl ·
miembros y de su libertad. Su vista le sirve para
La montaña pal'ece que nos m ir·a·' nos sonrie .
evitar los pedruscos del camino, para medir lo desde lejos¡ para nosotros hace bril.lar sus meves
hondo de los precipicios, para descubrir los relie- y se ilumina al atardecer con s u último rayo.
ves y fragosidades que faciliten el escalamiento El placer intelectual que proporciona la aseen-
181 NUESTRO PLANETA 185
ELÚUI:O R.lllOLOS

sión, y que está tan intimamente unido con las y su voluntad se exaltan coP.tra los obstáculos;
alegrías materiales de la subida, es tanto mé.s goza venciendo á la montaña que lo d~saf1a, pro- .
grande cuanto más agudo es el ingenio del trepa- clamándose conquistador del p1co formidable, que
dor y más se han estudiado los diversos fen óme- al principio le inspiró cierto terror religioso. .
nos ~e la Nalurnleza. Se ve de cerca el trabajo de Gracias á la facilidad creciente de las comum·
erosión de aguns y nieves, se pre'5encia el avance caciones, al amor á la Naturaleza que se desarro-
de. los ventisq~1eros, se ve á las rocas errantes que lla en la sociedad moderna; gracias al ejemplo que
ba_1an de la ctrna á la llanura, se siguen con la 'dan osados trepadores de montañas, las altas re-
mirada las enormes hiladas horizontales, se dis· giones de la Eur·opa Central, en la s cuales se aven-
tinguen las masas de granito que le vantan la-s turaban antes raras veces los viajeros, por falta de
capas, y al llegar á una elevada cima se puede caminos, rápidas pendientes, riesgos de aludes Y
contemplar en conjunto el edificio de la montaña miedo á lo desconocido, hoy son el centro de
con sus barrancos y estribaciones, sus nieves, atracción de los pueblos. Esas montañas difíciles
b?sques ~praderas. Los valles y cañadas que los de salvar, que se levantan como mura~las entre el
Norte y el Mediodía, hacen que sea Su1za el punto
?lelos, meves é intemperies han esculpido en el
de reunión de las naciones europeas, y durante la
Inmenso relieve, se revelan con claridad se ve la
estación de Jos viajes, baños y ascensiones, recibe
obra llevada ll. cabo durante millares de siglos por
todos los agentes geológicos. Remontándonos un a población fl ota nte de muchos cent~nares de
millares de almas, que aumentan cada ano. Vet·ey,
~asta el or_igen mi...,mo de la montaña, podemos
Lu cerna I nterlaken, son otras tantas ciudades
JUZg~r meJor las diversas hipótesis de Jos sabios
santas ~ las cuales van en peregrinación todos
relativas á la ruptura de la corteza terrestre, á las
dobleces de las capas, á la erupción del granito y los amantes de la Naturaleza.
el pórfid~, y dejando a parte ese móvil mezquino
de la vamdad que impulsa á muchos hombres á
disti.ng~irse como trepadores, se experimenta un
s~ntimien~o de natural altivez al comparar la pro ·
p1a pequenez con la grandeza de los fenómenos
de la Naturaleza que nos rodea. Torrentes rocas
aludes, hielos, todo recuerda al hombre su' debili~
dad, pero por una reacción natural su inteligencia
186 ELÍSEO RECLÚ.S NUEI:!TRO PLANETA 187

falta de un nombre especial, llegando á emplear


o o o

expreswnes muy Impropias.


La razón de esta penuria de términos geográ-
ficos precisos es fácil de comprender. Las ciuda-
IV des donde han ido adquil'iendo cultura gradual
los idiomas suelen esta1· situadas en regiones
llanas ó en colinas poco onduladas. La nomencla-
D~vuel:::s forma_s
de las monta:JJ.as.-Pobreza de las lenguas tura francesa relativa á las montañas sel'ia indu-
para pmtar el aspecto de los montes -R· d1 dablemente más rica y más exacta si desde Blois,
español d ¡ . . 1queza e
r í · Y e pators de los Alpes y de los p· . N
umeos.- ume- desde Odeans ó desde Par!s se vieran alLas
os Slmas palabras que emplean para ello.
cumbres en el horizonte. La abundancia y la exac-
titud de los términos que los alemanes del Sur,
Las montañas varían mucho de formas según los españoles y los italianos emplean para descri·
~~ alt~ra, su constitución geológica la fuerza de bir con un vocablo las diversas protuberancias
ti~re~c~ón de los meteoros que las at~can. La mul-
montañosas procede seguramente de que esos
u . e causas, desconocidas en parte que han pueblos han vivido y han formado su lenguaje en
trabaJado d e. concierto
· presencia de grandes eumbres. Cita Humboldt en
. ó sucesivamente• para es-
cudlptr _los s~hentes terrestres es tan gi'ande que los Cuadros de la Naturaleza los siguientes nom-
ca a Cima tiene ~u aspecto pai'ticular.. bres empleados por los autores castellanos: pico,
Habría' que
emp 1ear picacho, mogote, cucurucho, e pigón, loma, mesa,
- una designa ct·ó n especial. SI. no para cada
farallón, tablón, peña, peííón, peiíasco, laja, cel'l'o,
c ual d
montana á lo m '
enos para cada tipo general al
sierra, sen·ania, cordillera, monte, montaiía, mon-
~ue an re~ucirse las numerosas formas de
1as PI otuberanc1as D · tañuela, altos, etc., que sit·ven para designar
· esgrac1adamente son las t
1enguas en general d . d , formas diversas de montañas ó reuniones de
. . emasw o pobres en palabras
que sigm 5 quen una ellas.
· d cum b re de contornos deter-
mma os. Sean cual es f ueren la apariencia · Los habitantes de los Pirineos y Alpes france-
de los
montes y la compo .. ó ses tienen también en s us dialectos gran variedad
el geógrafo y 1 ~ICI n geológica de s us rocas, de expresiones, consagrada cada cual á un tipo
e e~critor se ven obligados á .
se á veces de lo . s ervir- especial de m ontaña, y que sirve por lo tanto para
las s mismos términos para designar-
, como no recurra n á 1argas descripciones, á pintar al espíritu una forma bien definida. Varios
188 ElJSEO RECLUS
189
NUESTRO PLANETA

de estos nombres, resto de la herencia de los anti-


y otros muchos montes del Delfinado, represen ·
guos__dialectos célticos é ibéri cos, merecerian ser
taba un cono enorme cuya masa dominaba todas
admlttdos en la lengua escrita, sobre todo cua ndo
Jos emplean de una manera u s ual todos los mon- las cimas de alrededor.
Los tucs y trucs de los Pirineos so n también
taíieses fr anceses, desde las fuentes del Ródano
cimas de gran altura, pero no los más elevados
hasta los Pirineos.
de la cresta; se llam a n así por la forma atrevida de
En_ los Al pes del Queiras y del Viso, las gran-
sus fragosidades más altas, y no por s u preemi-
des c1ma:::. de paredes escarpadas que dominan
nencia sobre las otras cúsp ides de montaíias.
to_das las cimas cercanas se llam an bric 6 bree
Pueden cita rse como ejemplos los tucs de Man·
EJemplo de ello es la hermosa pirámide truncada
pas, de M onta rgui, de Manferme, en los Pirineos
de Chamberpon (3 388 metro-.,), que se levanta al
Sur del valle de Ubaye en medio de un cíi·culo de Centrales.
La tuque, truque, tusse ó tausse, es monte de
montaíias puntiagudas, de menor a ltu ra. Ao;;i es
pendientes más prolongadas ~ ba -es. más anchas
ta_mbién el \ 'i-,o, á lo menos en la parte se pten-
que el tuc, pero esas designacwnes pmtore~cas s_e
sustituyen hoy por el término gen~ral de ptc,.aplt-
trwnal.:_ porque en la otra Yertiente presenta la
m o nlcma una pendiente demasiado regular para
cado indistinta m en te á todas las c1m as pun lJBgu-
e!
darle nombre de bric. Encima del valle superior das y de difí ci l acceso. Los médanos del litoral
del GuJI se le,•antan las negras escarpaduras con atlántico, que so n verdaderas montañas para los
su~ alu~e~; después la eno1·me torre de paredes
habitantes de la intermin able llanura de las lan·
pe1 pend1 culal'e:s y luego la cima truncada con su
das francesas conservan todavia el nombre de
~spesa _capa de nieve. Aquel terraplén, al parecer
tucs, caido en desuso para los gigantes de los Pi·
macc~s 1ble Y que domina la garganta de Volante,
rineos. Á algunos kilómetros de Arcachón, un
las c1mas secund a rias del Visoletto y las ro cas médano de 80 metros de altura ha llamado tanto
d_es~oronad as, es el bric del Viso. Esa palabra la atención de los landeses, que por un enfático
s~gmfica más para los montaíieses que aun no
pleonasmo le llaman truc de la truque. .
VIeron esa punta sobe rbia que los términos vagos Las cimas muy escarpadas, que se destgnan
de monteó montaíia .
generalmente co n el nombre exagera~~· pero ex·
l La antigua designación, abandonada hoy, de pre:::.ivo, de aiguilles (aguj us), h a n rectbtdo de los
pe ve, que se encuentra todavia en los nombres . · ltt·e los
indlgenas apelativos menos a ro b 1ctosos, et ..
de Grand Pelvoux, Pelavas, Pelvas, Pelvat, Pelvó cuales el más común es el de pie. En los Ptrweos
J90 ELÍSEO RECL Ú S
NUESTRO PLANETA 191

hay también varias piques como la . l taillante (co rta nte); si termin a en un a masa de for-
g ue d e.1 v·Ignemale (3.768 metros) 1 p rque on-
y la pique de ma cúbica, se designa con el no mbre de tour (to-
Estats ~a 080); la gi·a n masa de Jos Al pes de Pel- rre). En las regiones de montañas calcáreas es
voux li.ene como cima dominante una punta donde más se encuentran esas enormes hiladas
de 4 10:3 metros de altura, que se llamó la barre cuadrangulares que parecen colocadas por tita-
des Ecrms. En otros ladoc:;, especialmente en Sa- nes. En Europa hay poco-=; especlllculos iguales
b~)EI y en la Suiza francesa, las cimas de las en belleza al que presenta desde el pico de Ber
n_usm~ forma se conocen con el nombre de dents gons ó del Pimené la parte ca liza de los Pirineos
Sinónimo• de In< d esJgnarJón
· · de co,·al empleada' Centrales con sus murallas como cantiles, suc;
en la Suiza Central, á contar del monte Cer\'ino terraplanes cargados de nieve, sus altas torres,
ó 1\latterhoon, pam nombrar esa mnsa de con- in accesibles al parecer, y sus brechas semejantes
tornos
· . atrevidoc;;'"' • eonsJ·d era d a por Brrón como á las l'l berturas practicadas entre almenas. Las
tipo Ideal de la montnña. Los dents (di.entes) sue- alturac; calcáreas de la Clape, cerca de Narbona, y
len ser menos no-ud . . en más de una comarca la-=; montañas de asperón
la cima e o os que 1as atgwlle~ Y tienen
redondenda, pero las lran¡;;ici~,;es que prec::;entan un perfil análogo. Las laderas de esos
p1·esentnn lo perfile~ do 1 montes tajados suelen designarse con el nombre
g rad. un 1e~, que es difícil estnblecer os montes son tan
una clasifi- de parois (paredes), m uros ó murallas .
cación r1guro ~a H b d Las torres de dimensión relativamente escasa
.. . · n acn a o por pr·era lecer u na
gicln confusión en In nomenrlnturn y 1·, mayo!' colocadas como edificios en altac; mo11laiia.;;, tie
pa i·te de lns cimas d 1 Al . , u • nen en los Pirineos el nombre de pe/Ze ó bougn
di . · e os pes SUJ70s llevan in-
1
·I.ntamenl_e los nombr'es de horn; en el Tiro! so La tete (cabeza) es una cima de pendient· ._, lei'·
~plica también el nombre de l·ogel ¡) las montn- minales regulares de su11ve inclinación que se
llas de formas más diversas. yerguen sobre una masa de laderas más escarpa-
Las. pirámides. d e cu~.1 t.10 caras que aparecen das. Si la redondez de la cima se desarrolla en
nu mero'a en Clertns . tas d e montaiias sor1 forma de cúpuln, la montaíla es un soum (cumbre)
·
)lls carre'f; ' eres
q ·. ó dóme (cúpuln), como el del Monte Blanco, la
, ·' uer~ e~, e~querras Y quairats, de los Al-
pes ) de los Pll'lneos· .. ~ d masa más gigantesca del continente europeo. En
dad ' pico~ e este género han
o su nombre á o-1·n la Suiza alemana, las cumbres achatadas, como
ses la de Q . o.' n pni.1e d e los Alpes trance- el Righi, se llaman kulm. En los Vosgos los ba-
,. ueJras. SJ á la punta de 1 . á .d
s us titu ye u na lar a a p1r m1 e llons (globos) y en la Selva Negra Jos boelchen
g cres ta, el mon te se llama u na
192 ELÍSEO REOLÚS NUESTRO PLANETA 193

acaban en grandes cimas hinchadas como ampo- vasta, y el término de colina se aplica á una ca-
Has. Las bases de esas montañas son general- ñada comprendida entre dos cimas.
mente anchas y sm~ pendientes suaves. Con los nombres empleados por los habitan-
Los nombres de los salientes secundarios no tes de los Alpes y de los Pirineos para describir
son menos numero...,os ni menos precisos que los los diversos tipos de montañas, hay que juntar
términos aplicado~ por los montaiíeses á las ci- los que se usan en las colonias francesas de lo~
mas pl'incipale . U na estribación de forma redon- trópicos, algunas de las cuales, como morne y pt·
deada recibe fl'e cuentemenle en los Pirineos el tou , han entrado en la lengua literaria.
. En los
nombre de turon ó turomel y un promontorio países volcánicos los montes de ongen ígneo,
escarpado semejante á una sierra (kamm en ale· de cúpula redondeada como el Puy de Dome ó
mán) se llama serre, sarrat ó serrere, y es la sie- atravesados por un cráter como el Puy de Sancy,
rra española en miniatura. Una motte (muotta en reciben nombres locales muy apropiados, pero la
los Grisonas) es una altura casi aislada del resto mayor parte de esas palabras se ignoran •. gran
de la masa, ó que se yergue en medio de un valle prueba de que las sociedades modernas _ltenen
entre tierra de aluvión. Diferentes nombres de todavia por ideal una vida artificial extrana á la
montañas indican la naturaleza de sus rocas ó Naturaleza. Afortunadamente hay como un reftu·
de su vegetación. Los montes Lauzet ó Lauziéres jo gradual; seducidos los viajeros por la hermo-
están compuestos de rocas de pizarra y en los sura de las cimas que antes los espantaban, se
Pirineos las numerosas cimas llamadas estibere ó dirigen ahora en masa hacia las monta~a~, apren-
pradere están revestidas de verdor. El nombre de den á conocerlas, á amarlas y á descnbtrlas; lo.s
puy, puig, pey, pechó puches término general que idiomas y los conocimientos científicos se enn-
se aplica indistintamente á todos los salientes de quecen á un tiempo.
crestas ó de las llanuras, desde el puig de Caslite
(2.915 metros) hasta la prominencia más chica. Es
de notar que en el idioma de los habitantes pire·
naicos y alpinos, las palabras que sirven casi
únicamente para designar las altu•·as en el len·
guaje clésico, como montaña y colina, se toman
en sentido muy diferente. Una montaña no es
más que una extensión de pastos más ó menos
13
194 ELÍSEO RECLÚS NUESTRO PLANETA 195

fácilmente los cambios que han dado á la forma


de los montes los valles y depresiones de todas
clases, cuando se recorren ciertas alturas en las
V
cuales co nse rva una vertiente su antiguo aspecto
de meseta, mientras la otra, bajando bruscamente
hacia la ll lln ura, aparece como una montaña es-
Desigualdades y depresiopes del relieve de las montaúas.-
carpada. Así so n algunas regiones de la meseta
Origen de los valles, alfoces y demás depresiones.-Valles
longitudinales.-Valles transversales.-Valles sin uosos de central de Francia, de Auvernia, de los moutes del
vertientes paralelas.-Valles en desfiladero y de planos Jura, de la R anke·Alp en Wurtemberg y en Ba-
escalonados.-Cluses y cañones.-Disposición general de los viera. Por un lado se extienden largas pendientes
valles.-Circos.-Onles de los Pirineos. pedregosas, los campos so n estériles, el horizonte
es monótono y sin movimiento; luego, de pronto,
La altura es el menor elemento de belleza en cuando se llega á la arista, se ve á Jos pies una
una montaña; su majestad y la gracia de su as- serie de abi::>mos; circos donde se juntan las aguas
pecto se la dan, sobre todo, las arrugas y declives aparecen entre las quebraduras y los muros de
de sus estratos, los circos y cañadas abiertos en roca s desmoronadas; debajo se ven en una pro-
sus pendientes, sus abiertos desfiladeros sus fundidad cad a vez mé s brumosa terraplenes y
bruscos precipicios y los anchos valles horiz'onta- cornisas coro nados de abetos; las aguas que co-
les colocados en la base del coloso, y que con el rren por las cañadas brillan en la base de los pro·
contraste. acrecientan sus magníficas proporcio- montorios y en el fondo del abismo se extiende
nes. Gracws á la variedad de líneas y contornos como otro mundo el valle apacible con su rio que
presentada por· todos esos accidentes su cesivos, serpentea, campos, viñas, bosques y alegres po-
t~ma el monte una apariencia de grandeza y de blaciones.
v1da de que en su origen carecia. Como un peda- ¿Cuál es el origen de Jos valles, los alfoces, los
zo de mármol tran s figurado por la escultura, la barrancos y las demás depresiones? El mismo
P?derosa masa, antes meseta mon ótona ó s imple que el de las montaíias, y no están los geólogos
cupula de rocas, ha sido tran s formado gradual- muy con formes al apreciar ese problema. Puede
mente por los meteoros en una montaña de so- afirmarse de un modo general que unas de esas
berbio perfil, que representaba para nuestros an- depresiones son rasgos primitivos de la antigua
tepasados la fa7 de un dios. Pueden imaginarse arquitectura de los montes y empezaron por ser
196 ELÍSIIIO RIIICLOS NUIIISTRO PLANETA 197

ya arrugas. de estratos, ya aberturas de rocas, y cimas de las montañas cercanas. La gran depre-
otras han sido gradualmente abiertas por el tiem- sión del Valais inferior que separa las ma sas del
po, excavadas por las nieves, las lluvias, los hielos Fintter Harhon y de la Jung Fran de Jos del Monte
y la s corrientes de agua. Quienes tratan de recons- Rosa y Monte Blanco es en s us rasgos esenciales
truir con el pensamiento los sistemas de monta- un va lle primitivo. La vasta cavidad del Leman,
ñas de las edades precedentes , dicen con cer teza que forma una media luna entre el Jura y los
de ciertos valles que son contemporáneos de las Alpes y que en sus mayores profundidades baja
masas que los rodean; pueden también declara r hasta muy ce rca del nivel del mar, puede consi-
osadamente que taló cual barranco ha si do abier· derat'se, con mayor razón todavta, corno nacido
to por los meteoros; pero dudan respecto á mu- al mi mo tiempo que los montes todos de Suiza.
chos de los más importantes rasgos de la mon- Ciertos valles transversales, cortando brusca -
taña. mente las cordilleras, también deben de pertenecer
De todos modos, los grandes valles longitudi· en s u mayor parte á la primitiva arquitectura de
na les comprendidos entre dos cordilleras parale- los montes. Sirva de ejemplo el encantador va lle
las, pero diferentes por la edad y por la for mación de la Engadine, cuya pendiente se eleva casi insen-
geológica, son indudablemente valles pt'imitivos· siblemente hasta el umbral de la Maloggia (1.811
pliegues de la corteza terrestre formados natural: metros), encima del cual se levanta 2.241 metros
mente por las pendientes de Jos largos relieves más arriba la cima de Bernina. En los Alpes
que se han enderezado á derecha é izquierda. El ne ozelandeses, Julio Haart ha descubierto un valte
fondo de la avenida debió de se r levantado en su transversal más asombroso todavia, puesto que
mayor extensión por fuerzas que á ambos lados su umbral, dominado á un lado y á otro por cimas
trab~jaban debajo de las masas vecinas, y Juego de 2.400 y 3.000 metros, no se encuentra más que
ha Sido modifi ca do diversamente durante el trans- á 485 metros de altura, á la quinta parte de la al-
curso . de las edades por las aguas que Jo han tura de la cordillera. Por último, en tod as las hile-
rec?rrtdo; algunas cavidades han sido cegadas; ras de montañas compuestas de conos vo lcánicos
vartas rocas han sido arrebatadas; las aguas han levantados de trecho en trecho en una misma
levantado el terreno en unas partes y Jo han hendidura de la tierra, los anchos valles transver·
socavado en otras, pero con todas esas modifi- sales, que son en realidad restos de antiguas 11a·
caciones no deja de conocer el geólogo en el valla nuras, son muy numerosos. También puede o~ser­
un surco de la misma antigüedad que las altas varse lo mismo en Jara y en los Andes de Ch1le.
NUESTRO PLANETA 199
198 ELíSEO RECL ÚS

separan de pronto una de otra para aproximarse


R~specto ~ los valles transversales ordinarios
que llenen ongen en alguna depresión de vertiente después y separarse del muro; asi se produce,
de montaña y van A parar á un valle más grande por una especie de ritmo diferente del primer tipo
ó A la llanura, después de haberse juntado con del valle, una serie de cuencas redondeadas se-
otros valles abiertos A derecha é izquierda en el paradas unas de otras por angosturas. En los
Pirineos, el Jura y las regiones calizas de los Alpes,
e~pesor.d~ los .montes, dificil es, y A veces impo·
los valles de esa formación son muy numerosos,
sibl.e, dtsttnguH' la parte que corresponde á la
pero generalmente se observa una mezcla de las
acción de las aguas y la que ha de atribuirse A
dos formaciones; en ciertos puntos de su curso
otras causas en la formación de esos surcos gi-
los valles se desarrollan tortuosamente entre ver-
gantescos. Hasta donde, A ambos lados del valle,
tientes paralelas; en otros, están dispuestos en
se corresponden perfectamente las hiladas de ro-
cuencas su ce si vas. El largo canal del Bósforo, que
ca~ es dific1l saber si la pl'imera hendidura fué una
puede considerarse como un valle invadido por
raJa natural producida por la I'etirada de las capas
las aguas del mar, presenta en su parte superior
ó por algún movimiento brusco del suelo. Basta
varias extensiones de agua semejantes á lagos,
con ver el trabajo geológico verificado cada año
mientras aguas abajo las riberas opuestas pueden
por el torrente que muge en las profundidades
encajarse perfectamente una en otra, por la regu-
par.a comprender cuán poderosa debió de ser su
acción durante el transcurso de los siglos. laridad de sus sinuosidades.
Las diferencias en la forma de los valles se
Buffón habla comprobado que gr·an número
explican por la naturaleza de las rocas. que el
de valles tortuosos de las montañas es tán domi-
agua tuvo que socavar. Donde los matenales de
nados, desde su entrada á su salida, por paredes
arena, asperón, granito, esquisto ó lava son de
escarpadas á ambos lados. Á los promontorios
composición análoga y presentan en todas partes
de una vertiente corresponden valles abiertos en
una resistencia igual á la del agua que las ataca,
la otra; los ángulos salientes y los entrantes alter-
ésta puede seguir su movimiento norma.!; se des-
~~n á cada lado de tal suerte, que s i las dos pen-
arrolla en meandros que chocan altemattvamente
Ienles ~puestas se aproximaran de pronto, se con una y otra orilla, y por consiguiente, da las
confundirian sus sinuosidades. O lros valles sin
mismas sinuosidades de un lecho al valle que
embargo~ p:esentan un género de formación t'otal· abre. En cambio, cuando las rocas consisten en
mente dtstmto; sus vertientes, en lugar de des-
hiladas de desigual dureza ó las atraviesan muros
arrollarse regularmente en curvas paralelas, se
200 lllLisSIO R.lllOLÚS NUESTRO PLANETA 201

naturales que forman obstllculo, las aguas han de Var y sus tributarios. Son desfiladeros espanto-
extenderse forzosamente como un lago y han de sos; é. cada lado del torrente se yerguen rocas
roer lateralmente las riberas hasta que se perfore tajadas de varios centenares de metr~s de altura,
el valladar y el agua se derrame como un torrente y que genet·almente sostienen en su ctr:na los mu·
al pico inferior. De esa manera se forma, durante ros pintorescos de algun pueblo anttguo. Esos
el transcurso de las edades, una serie de cuencas clus estrechos, donde ha habido que trazar traba-
superpuestas, unas llenas parcialmente de agua, josamente caminos y sende1·os, han de colocar~e
otras completamente vacías, unidas todas por es- entre los espectáculos más curiosos de Franc.ta.
trechos desfiladeros, por donde se precipita el La contemplación de aquellos sombríos pasa¡es
torrente del valle. Los ejemplos de este escalona- sobrecoge el ánimo, porque se penetra e~ ellos
miento de planos ó cuencas de verdor que se inmediatamente después de haber recorndo las
suceden como otros tantos peldaños son muy fél'tiles llanuras del litoral mediterráneo, sem.bra·
numerosos en todas las regiones de montañas. das de quintas, jardines y bosquecillos de ol!vos.
Pueden citarse: en los Pirineos el valle de Os, y Los clus del Ande y principales afluentes, los ?el
en los Alpes el alto valle del Isére, cuyas antiguas Dordoña alto, del Tarn y del Lot, tienen tambtén
cuencas lacustres y alfoces sombríos alternan con formidable aspecto, pero lo-s más notables ..del
tanta regularidad . mundo son probablemente los cañones de Mé¡tco,
. L~s estrechas cortaduras que sirven de comu- Tejas y Montañas Roquizas, donde se ve correr
n~cación entre las cuencas en las cuales se preci- un río casi sin agua é. varios cenlen.ares de m_e-
pitan las aguas torrenciales, se llaman cluses en tros de profundidad entre peñones tajados. Segun
el Jura Y clus en los Alpes de P1·ovenza, pero en el geólogo Nowberry, el gran cañón del Co~orado
aquellas comarcas no se limitan ll cortar barreras no tiene menos de 480 kilómetros de longttud, y
de peña, sino que atraviesan montañas. Las cuen- en varios sitios sus murallas perpendiculares se
cas del VRr y de las corrientes de agua vecinas levantan é. 1.000, 1.500 y 1.800 metros.
son muy ricas en desfiladeros de este género, Según el tamaño de los montes, la natural~za
enormes cortes practicados á través del espesor de sus rocas y la abundancia de nieves y llu~tas,
de las murallas calcllreas. De esos clus hay algu- los altos valles presentan la más asombrosa dtver·
nos verdaderamente formidables, los del Lobo sidad de formas y aspecto. En las masas de mon·
entre Grasse Y Niza, los de Saint-Auban del tañas cuyos torrentes bajan hacia la lla~ura yor
Echandan Y otros, por donde pasan las agua~ del un cauce muy inclinado y con bruscas smuostda-
203
NUESTRO PLANETA
202 ELÍSJ!IO REOLÓ S

arácter particular de gracia ó de ma·


des abiertas en el espesor de la peña, la mayor poseen Su C
parte de los valles tributat·ios, desembocando á )estad . · un circo
derecha é izquierda en el surco transversal, tienen Casi todos los valles empiezan por ,d 1
menos vasto, abierto en el espesor e a
una disposición semejante á la de éste, pero son más ó t l de la cordillera y formado por la
más sinuosas y rápidas y reciben las aguas de masa cen ra de todos los vertederos
cañadas más pendientes todavía. En general, cada reunión de los barran_cos e lo rodean. Los anfi·
valle tributario se une al del medio, precisamente h las montanas qu
que ay en i tica ó circular que se ven
en el Jugar donde éste desarrolla la parte convexa teatros de forma el P . , ón de los mon·
t - el m 1smo COl az
de su sinuosidad, de modo que el conjunto de los abrir de repen e en . do mucho tiempo por
valles y sus ramificaciones están colocados como tes después de haber camtnt s laderas de los pro-
los árboles de ramas alternadas. En las montañas los valles tortuosos ó por a. de los es·
d constlluyen uno
calizas cuyos torrentes recorren una serie de cuen· montorios escarpa os, calma y grande·
cas escalonadas que comunican entre si por medio pectáculos más hermosostp~rssuca\ .¡zas coma los
. 1 E las mon ana , '
de cluses, el sistema de valles presenta una dispo· za apac1b e. n d verticales y cuencas
sición más rudimentaria: cada cuenca es al mismo Pirineos centrales, de pare es contemplar esos
tiempo el punto de unión de los dos valles latera· muy hondas, es donde hay qute bies por sus vas-
. · Los más no a
les abiertos unó f1·ente á otro y que suben en linea admirables c1rcos. vados que los
. · terraplenes ne
recta hacia las alturas. El conjunto de todas esas tas d1menswnes Y Id ) de Gavarine, de
depresiones simétricas recuerda los árboles que se rodean, son las onles (ca e~:~enta acción de los
levantan en espaldera en los jardines y cuyas Estanbé, de Troumouse, quled ·as calizas de las
. t n las a el
ramas opuestas se arrastran en líneas paralelas siglos ha a b Ier o e rtes fragosas reco·
por las murallas. montañas de Marboré. Esas pamuros prodigiosos
Las cañadas, barrancos y pequeñas depresio- rridas por los torrentes;f>;~o:oo ó 900 metros de
nes de montañas, desde las profundas cortaduras q ue se levantan hasta • \daños enormes
. d'1cular· esos pe
que las leyendas atribuyen al tajo de una espada altura cas1 perpen ' naciones enteras;
d i n sentarse
gigantesca, hasta las graciosas ondulaciones que en los cuales po r a d n de los bordes
e despren e
se asemejan á los dobleces de una pieza de tela, esas cascadas que s velos diáfanos o
. . . flotan com 0 d
presentan variedad tan grande, que es imposible de los preCipiciOs Y saltas cimas e
aludes; esa
clasificarlos sistemáticamente. Cada montaña con se derrumban como l ntan la cabeza por
inmaculadas meve · s que eva
individualidad propia difiere en las cañadas, que
f
ELÍSEO RECLÚS 205
NUESTRO PLANETA

enci ma de las paredes para mirar


tod o se en derredo~ por masas piramidales, como las fourches y hour-
- encuentra reunido en el fondo d 1 , queites de los Pirineos; otras so n rajas hondas
montanas sol itarias para hacer de e . e a_s abiertas entre paredes verticales; otras, se mejan-
renaicos d sos cu·cos pi-
uno e 1os cuadros más grandiosos d"'- tes á anchas puertas ~biertas entre los va lles de
Europa. .,
las verlien tes opuestas, so n verdaderas brechas
que parece que la zapa y la mina abrieron en la
peña viva.
VI Se ha tratado de indagar más de una vez si
existe una relación constante entre las alturas de
las ci mas y la de los pasos que escotan la ari sta.
Escotaduras de las aristas de las monta . Era fácil prever que como las intemperies, lluvias
de las gargantas -R .• ñas.-D1versas formas
1
y la de los pasajes.~~:lO~ entre l~s alturas de las cimas y nieves han atacado de diverso m odo á las
ideal de 1 y e las sahdas.-Pendiente real é montañas, las depresiones de las ga rgantas que
as montallas.-Volumen de las masas.
proceden de esas erosiones secul ares han de en-
contrarse á alturas variables en las distintas ma-
Lo mismo que lo 11 sas. Asi lo ha dem ostrado William Huber co n
escotad uras de las ar~s~:s ~s, !son las g~ rgantas ó
pacientes estudios comp arativos. En el gl'Upo del
primiti vos producidos e as mon_ta n as rasgos
tur·a de 1 por la co ntracción ó la rup - Monte Blanco, la proporción entre la altura media
as capas leva nta das ó s u d . de las ci m as y la de los pasos es como 1'28 á 1;
más recien le debid . reos e origen
derrumba mient os á la acctón de meteoros y en el gru po del Monte Rosa, es de 1'43 á 1; en el
os. de la Jun g Fra n, de 1'62 á 1. La relación entre la
L a variedad d cima más a lta y la garganta más baja difiere
la form ación d e causas q~e han contribuido á
e esas depres iones d 1 • mucho también, según los diversos sistemas de
f uerza de resisten e·la d e 1as r ocas· p e a- lt.
cresta, la
montañas. Asi co mo en la masa de Todi esa_rela-
peripecias de la 1 1 . ' or u 1mo, 1as
ción es de 2'68 á 1, no es más que:de 1'53 á 1 en
siglos entre las ci~a~ m~es~ ~te trabada durante
dado á las ar Y e au_e que las rodea, han el grupo de los Alpes del Tessino. En ge neral,
Unas son ~img~:~as gran dtferencia de aspecto. puede evaluarse la altura de las gargantas más
anchas y más profundamente abiertas de los Alpes
entre dos lomas red a;ugas co n césped ó nieve
tas de rocas e t on eadas, otras estrechas aris- en la mitad de la elevación de las ci mas que las
or antes, dominadas á cada lado rodean, y en los Pirineos es de dos tercios. Las
206 ELÍSIJ:O RECLÚS NUESTRO PLANETA 207

depresiones considerables que dividen los Alpes san generalmente sobre los pedestales mfls an-
en masas distintas, y hacia las cuales se incli- chos y sólidos; por lo tanto, los torrentes rodean
nan muchas gargantas secundarias, dan por el su base, y en la vertiente opuesta los fenómenos
contraste un carflcter particular de grandeza y va- de erosión adquieren mayor actividad, y las gar-
riedad a l sistema orográfico de la Europa Central. gantas se ab!'en cada vez mfls en el espes.or de la
Los Pirineos tienen mucha más unidad de arqui- cordillera; durante el transcurso de los s1glos, las
tectura que los Alpes; por la altura relativa de sus diferen cias de relieve entre las fragosidades de las
gargantas, son un o de los tipos más hermosos de dos cordil leras acaban por acusarse con mayor
cordillera. vigor. En Jos Pirineos, esa correlación de masa: Y
Hecho notable, evidenciado por Huber, es que alfoces entre dos aristas distintas no puede sena-
las gargantas más hondas de una masa desembo- lars e mfls que en escaso número de lugares, por
can precisamente frente fl la s cimas mfls elevadas la sencillez general de la cordillera y la a ltura
de la masa opuesta. La garganta del Simplón relativa de los pasos, pero se presentan fl trechos
(2.010 metros) se abre directamente frente al grupo ejemplos indiscutibles de esa ley; el puerto de Ve-
de la Jung Fran (4.167 metros) y el Gemmi (2.183 nas, que se abre precisamente frente á la Mala-
metros), que es el paso menos elevado de los Al pes delta, la profunda depresión en la garganta de Puy
leon eses, desemboca en el Yalle del Ródano frente Moren, esté. frente al grupo de cumbres de Font-
al !\lonte Rosa (4.638 metros). La garganta de argenle.
Luckmanier (1.917 metros) mira hacia las cimas Considerada desde un punto de \Í::,la ge neral,
del Todi; el paso de Julier se encuentra en el eje esa ley de las desembocaduras no es mfls q.ue un
de la gran masa de Bernina; desde casi todas las caso particular de la ley indicada en otro. tiempo
gargantas principales se ven erguirse al otro lado por Buffón acerca de la forma serpentma que
del valle montes elevados de una de las cordil le- presentan todos los valles normales. El ángulo
ras divergentes que irradian alrededor del nudo saliente de una cordillera se reproduce en hueco
centrfll del San Gotardo. en el ángulo entrante de la cordillera opuesta, la
¿Á qué causa debe atribuirse esa disposición cima se eleva frente á una garganta, los gl'upos de
general de las gargantas designada por Huber con cimas muy elevadas corresponden á un paso más
el nombre de ley de las salidas ó desembocaduras? hondo que los demfls. St· ¡as curvas de un valle
Puede explicarse en gran parte por el hecho de hacen suponer que una escotadura de la cresta
que las masas montañosas más eleYadas desean~ responde á la parte convexa del torrente, podemos
208 ELÍSEO RECLÚS NUESTRO PLANETA 209
'
afirmar con seguridad que la linea de unión que La pendiente general de los Pirineos es mucho
junta dos codos bruscos de torrentes separados más rápida, puesto que desde la cima del Mont-
por una cordillera pasarA por una profunda depre. Perdu hasta la llanura de Yarbes, el declive es de
sión de la arista. 3.042 metros, 6 sea de 5'2 por cada ciento, pero
Los estudio comparados hechos por los geó- aun es ese un declive bastante menor que el de
grafos desde los tiempos de Humboldt sobre el la mayor parte de las cuestas en los caminos mon-
relieve de las cordtlleras, se referían, no sólo A la tañosos; es inferior á la del ferrocarril que sube
allura relativa de gargantas y cimas, sino también por las laderas del Monte Cenis. La vertiente
á la inclinación media de las vertientes. La verda- montañosa más rápida de Europa es la de las la-
dera pendiente de una arista de montaña es aque· deras alpestres que miran A las llanuras del Pía-
Jla linea tortuosa y de varia inclinación que sigue monte y de Lombardía; desde la cima del Monte
el hilillo de agua al bajar de la arista de lagar- Rosa hasta los campos de Ivrée la pendiente me·
ganta fi las llanuras inferiores, pero esa curva dia es superior á 10 por 100, lo cual produce en
mfis ó menos regular no es la que constituye la la mirada el efecto de una inmensa Babel de to-
vertiente de la cordillera, sino la linea ideal que á nes y pirAmides superpuestas. Ciertas masas de
través de las cumbres secundarias, y por encima montañas del Nuevo Mundo tienen pendientes
de gargantas y valles, une las cimas de la arista mlls rfi pidas toda vi a; la silla de Caracas presenta
principal con la base de las escarpaduras avanza- al mar de las Antillas un verdade1·o muro levan-
das en las llanuras adyacentes. Esa linea ideal no tado 54 grados sobre el horizonte, f¡•agosidad que
estfi nunca tan inclinada sobre el horizonte como seria inaccesible si no se pudiera alcanzar por
lo ha~en suponer á primera vista el aspecto de las med1o de caminos en zis-zas trazados en alfoces
pendientes y el súbito contraste de alturas y valles; y barrancos. Se comprende que el declive de las
de modo que pintores y dibujantes ~xageran dos vertientes montañosas no es exactamente igual en
6 tres veces el verdadero relieve de las montañas ninguna parte de la masa; muy rápida en algunos
para reproducir el efecto que hacen al espectador. puntos, es escasísima en otros, según las diferen·
El Jura, cuya pendiente general es muy suave, cías de altura, rocas y climas. Si es difícil de se·
presenta, desde la cresta del Tendre hasta la ñalar el declive medio, por la gran diversidad de
población de Arbois, un declive total de 1.307 me- las pendientes locales, el volumen total de una
tros, ósea

2'6 metros cada ciento 1 lo cual seria en cordillera es mucho más difícil de conocer apro·
un cammo carretero una pendiente m u y escasa. ximadamente. Basándose Humboldt sobre los
14
210 BLÍSBO RBOLÚS
NUlliSTRO PLANETA 211
datos incompletos de la ciencia respecto é. la al-
tura de las mesetas y las montañas en los diver-
sos continentes, trató de calcular la masa cúbica
de muchas cordilleras. Según sus cé.lculos, la VII
masa total de los Pirineos, repartida con unifor-
midad sobre la superficie de Francia, levantarla el
Hipótesis sobre el orden general de las cordilleras.-Teoria
terreno unos tres metros. Si todos los materiales
de E. de Beaumont acerca de las elevaciones paralelas.-
de las masas alpinas se repartieran con igualdad Cordillera de los Pirineos tomada como tipo longitudinaL-
sobre el continente europeo, aumentaría 6'50 me- Diversas anomalias de la cordillera.-Barrera etnológica
tros la altura de éste. Muy útil sería reanudar de los Pirineos.
esas investigaciones para dar mayor precisión é.
sus resultados según se vaya conociendo mejor Varios geógrafos han cretdo encontrar la ley
su relieve orográfico. El cé.lculo mé.s completo de del orden general de las montañas, y sin aguardar
ese género debe de ser el de Sonklar sobre la par- á conocer completamente la superficie de la Tie-
te de los Alpes tiroleses conocida con el nombre rra han tra zado á su antojo hileras en montes
de grupo del Oetzthal. Esa masa se supone que más ó menos hipotéticas. Buache, cuyas ideas
podré. ser representada por un sólido de una al- han prevalecido bastante tiempo, imaginaba que
tura uniforme de 2 540 metros, de los cuales co- la cordillera de los Pirineos continuaba por deba-
rresponderían 1.620 á la meseta ó zócalo de la jo de las aguas del Atlántico, después á través del
región montañosa y 920 al conjunto de los picos. Nuevo Mundo y del Pacífico, y reaparecía en A ia
Repartida sobre Europa esa masa, no represen- para formar el Himalaya, el Cáucaso, los Balka·
taría más que una elevación de 61 centímetros en nes, los Alpes y los Cevennes, y volver al punto
la altura del continente. Ya se ve, pues, que el de partida. Era la antigua imagen de la serpiente
volumen total de las cordiller·as de montañas es mítica enroscándose alrededor del globo y mor·
menos importante que el de las mesetas de Es- diéndose la cola. Basta con echar una ojeada é.
paña ó de Baviera. los mapas, como la ciencia permite hacerlos hoy,
para ver cuán primitiva era aquella idea de la ar-
monía de las formas terrestres. Las leyes de la
Naturaleza se revelan siempre por una singular
variedad de fenómenos.
212 l!ILÍSEO Rl!IOLÚS NUKSTRO PLAJ:o¡ETA 213

En realidad puede decirse de un modo general laderas de los montes, forzosamente han tenido
que las principales cordilleras, cortadas ti trechos que er levantadas, mientras los estratos que con -
por golfos, brazos de mar ó llanuras, constituyen servan la hot·izontalidad no han s ufrid o perturba-
una especie de corni:sa grande y circular alrededor ción de. de que se formaron, el eminente geólogo
de la doble cuenca del Océano Índico y del Paci- ha podido asignar un a edad relati'a á cada iste-
fico. Cierto es también que la altura media de las ma de montañas. Efectivamente, todas las cor-
protuberancias del suelo, montañas y mesetas, va dilleras que llevan en sus pendientes hiladas
disminuyendo desde las regiones tropicales hasta levantadns de un periodo geológico y en cuyo base
los dos polos, pero se prese ntan muchas excep- se encuentran capas de una edad posterior, han
ciones al estudiar la superficie de la Tierra en la debido de surgir del s uelo durante el intervalo
prodigiosa variedad de sus lineamentos geogrllfi- mtis ó men os largo que separó la formació n de
cos. Ciertas comarcas parecen un verdadero déda- ambas series de estratos. Y comparando las direc·
lo de llanuras, de mesetas, de m o ntes de todas ciones de los sistemas de montañas de la misma
formas y alturas; aqui puntas granilicas y cúpulas edad, se comprueba que :::.on ca~i paralelas por la
de pórfido; allti aristas esquistosas, co1·tadas en orientación de s us aristas. De modo que Beau·
forma de ngujas, murallas calizas, conos de basalto mont ha clasificado las distintos cordilleras según
de perfiles matemática mente regulares. Á la serie su dirección, y de esa manera ha podido seiialar
de la montañas que se han levantado durante coincidencias muy notables entre aristas separa·
cada periodo de la Tierra hay que aíiadil' las series das una s de otras por millares de kilómetros. Un
sucesivas de levantamientos posteriores; el orden hecho important1::;imo que res ulta de e::;la clasifi-
primitivo se ha modificado incesantemente duran- cación de los montañas, es que los sistemas mtis
te el tt·anscurso de las edades. antiguos son generalmente los menos elevados.
Á la geologia corresponde, pues, revelar el Los Vosgos datan de una época mucho más re-
orden verdadero de los montañas contando la mota que la cordillera pirenaica; ésta ha s urgido
historia de su formación. E. de Beaumont ha antes que los Alpes, los cuales son muy anteriores
tratado de llevar á cabo esa labor, y pOI' la ge- li los Andes.
neralización atrevida de hechos sentados por la De todos modos, esa clasificación geológica de
ciencia, ha llegado ti formular una teor1a sencillisi- las montañas no es tan senciiJa como parece al
ma. Partiendo del principio de que las capas sedi- principio, porque ti veces es dificil dete¡·mi.nar el
mentarias muy inclinadas que be extienden por las verdadero eje de levantamiento de las cordtlleras,
'-~----~--------------------------------------------

214 ELÍI~EO RliiOLÚS NUESTRO PLAN.IIITA 215


como Beaumont mismo pudo observar al estudiar mente; cada cima da origen á dos estribaciones
el sistema del Estere!. El estudio profundo de las laterales, que no son más que un rudimento de
capas terrestres suprimiría cuanto falso ó incom- cordillera terciaria paralela á la grande, y las gar-
pleto pueda haber en estas ideas teóricas. La geo- gantas secundarias sirven para que se comuni-
grafia que se limita á la descripción de la Tierra quen cortas cañadas que vierten sus aguas en el
durante la época actual debe clasificar las diver· torrente del valle principal.
sas cordilleras según la regularidad de su forma La parte de la gran cordillera comprendida
su relieve y su importancia en los continente~ entre la garganta de Roncesvalles al Oeste y el
como puntos de reparto de las aguas, como labo- puerto de Venasque al Este, y que presenta un
ratorios de meteoros, como barreras entre los desarrollo de unos 140 kilómetros, puede consi·
pueblos. derarse como el tipo perfecto de una arista regu-
Entre las cordilleras de casi perfecta regulari- lar de montañas. La parte oriental de la cordillera
dad, puede citarse la parte oriental de los Pirineos. no está dispuesta de manera tan normal; el exa-
As! como una rama de arbol, ó mejor dicho, una men de las lineas de la arista demuestra que en
hoJa de helecho, se divide y subdivide á derecha é muchos puntos se separan de la forma Uptca.
izquierda en ramitas, hojas y hojillas, cada nudo de La principal anomalia se encuentra hacia el
la cresta da origen á uno y á otro lado á una cor- centro de la cordillera, á una distancia casi igual
dillera transversal semejante en todo á la primera, de los dos mares. Alli se ve que la arista pirenaica
aunque mucho más corta, y desciende gradual- no es sencilla, sino que está formada de dos lineas
mente hasta el nivel de las llanuras vecinas. Las distintas una de las cuales es la cordillera regular
aristas transversales son semejantes entre si y las '
del Oeste, mientras la otra, cortada en tres partes
separan profundos valles, adonde bajan los hielos, por las dos profundas escotaduras de las gargan.tas
Y por los cuales mugen los torrentes y circulan de la Perche y de Puymoron, e m pieza en la orilla
las sendas. Los valles se corresponden en una y del Mediterráneo con el nombre de cordillera de
otra parte de la cordillera principal y se comuni- Albéres se cruza en la masa de Cortabona con la
c~n po~ la garganta ó puerto, ó sea por la depre·
1 -
arista transversal más importante de la montana
Sión abierta entre ambas cimas. Como la cresta de Cadis y el Canigó, se desarrolla hacia el Oeste
principal, se componen los transversales de una formando las masas de Andorra, Montcalm Y
serie de __cimas separadas entre si por otras tantas Montvallier, y después, corriendo paralela~ente á
gargantas, cuya altura disminuye proporcional· la cordillera procedente del Atlántico, termma en
216 NUESTRO PLANETA 217
ELíSEO RECLÚS

la orilla derecha del Garona. Podrian compararse pero el Porets y la Maladetta, gigantes erguidos
los Pirineos con una cordillera normal que hubie- uno frente á otro á cada lado del Essevr1, forman
ra quedado partida en dos por una gigantesca dos grupos casi completamente aislados: al Norte
ruptut·a y cuyas mitades, fijas en sus extremos los unen al sistema principal aristas nevadas.
~ari_timos, hubiet·an girado ligeramente y en sen- Á pesar de esas irregularidades, proced~ntes
tido mverso alrededar de esos extremos tomados del trabajo incesante de los agentes que mo?~fican
como ejes. la superficie del globo, la cordillera de los Pmneos
Una loma lrflnsversal que se apoya en ángulo puede considerarse como ejemplo de _sistema nor·
recto en la cordil lera del Norte, se suelda con la mal, y muy pocas cordilleras de la Ttena pueden
del S~r en la garganta de Pallas; otra, proyectada comparársela por la senclllez general de su ~o.rma­
también en ángulo recto por la hilera de picos de ción. Por consiguiente, el aspecto de los Pmneos
la cordillera meridional, se alarga más al Oeste es menos variado que el de los Al pes y otros m u·
Y no se queda separada de la arista mediterránea chos sistemas de montañas; la larga hilera limita
más que por el estrecho desfiladero del Garona. el horizonte con su muralla uniforme, dentada
Los extremos de ambas cordilleras limitan por como una sierra, y desde la llanura apena~ se ven
todas partes un valle profundo, verdadero remoli- sus estribaciones. Aunque la altura medta de la
no_ terrestre alrededor del cual se yerguen las mon- cresta central de los Pirineos supera á la de los
tanas como enormes olas. Es el pais de Arán, Alpes unos 100 metros, y aunque las llanuras de
centro de los Pirineos. Aunque sus aguas corren Francia sean más bajas que las de Suiza, e:n el~­
por el Garona en las llanut·as de Francia, no per· vación mayor hace menos efecto po_r la dtspost·
tenace orográficamente á ninguna de las dos ción regular de los picos y la semeJanza de sus
cuencas. Con más titulas que el valle de Andorra contamos. Apenas se levantan algunas cumbres
debiera ser el de Arán una república neutral entre de los Pirineos á más de 600 ú 800 metros sobre
Francia y España. la altura media de 2.450, y en los Alpes muchas
La segunda anomalia consiste en que las ci- montañas se elevan á 2.000 y 2.500 más que la
mas más altas no están situadas en la misma altura media de la cresta; el Monte Blanco yergue
cresta. El Mont Perdu, el Pico Porets y la Mala- su cúspide á más de 4.800 metros. Los montes de
delta se alzan al Sur de la cordillera de los Piri- los Pirineos son, generalmente, si m pies ~o nos
~eos atlánticos; la primera de estas montañas se colocados sobre el reborde del levantamte~to.
JUnta al eje central con varias gargantas elevadas, Montañas de una gran importancia geológtca,
219
NOIIl8TR0 PLANETA
218 BILÍS.IIIO llBIOLÚS

como el Neuvielle y los montes de Os y Clarabide,


apenas se distinguen por su relieve de las alturas
que los rodean. Los picos que se desprenden mlls Vlll
del resto de la cordillera, como el Canigó, el Mont·
vallier, el pico de Taba, el del Mediodia de Pau y
tral -Contraste entre los Alpes y el
la Maladetta, son poco numerosos. Montaílas de Europa Cen . . ontaíloso de eslabones pa.-
Á consecuencia de esta sencillez de la arqui- t'po de s1stema m
Jura.- El J ura, 1 los Al es.-Masa central del San
tectura pirenaica, se ven en esas montañas pocos ralelos.-Caos aparente de R p y Monte Blanco.-Los
G t rdo -Masas del Monte osa
valles longitudinales que se eleven ll derecha é iz· A~p:s c~nsiderados coma frontera entre pueblos.
quierda hacia dos filas paralelas de picos y pro·
yectan en todos los alfoces y en los hacinamientos t - s que forma, digá·
de peña de los ventisqueros largos brazos llenos El g t'an sistema de mon dana E a y cuyas ra·
maslo asi, la espina dorsal e ur~p 'bros de un
de verdor. No se ven mlls que valles transversales
en el eje de los montes, muy inclinados hacia la
1 .
mificacwnes, semeJan
· tes ll los mtem
del continente,
· los contornos
llanura. Las gargantas de donde arrancan los pri- cuerpo, determwan . . r la diversidad de
meros barrancos de esos vall~s suelen ser simples es mlls rico que los Plnneos po . 1 número de
d sus artenas, e
mesetas que reinan en la cima de la cresta 6 som- sus formas, el cruce e é 'to de cordilleras
bríos corredores abiertos en la roca por el trabajo sus masas dispersas y s~ ~ tu~ción de los Alpes,
secular de los agentes atmosféricos. Como esos secundarias. Al relieve y dts fll as de Europa
. d raman as agu
pasos son más altos por término medio que los de cuyos ventisqueros er d esa parle del
los Alpes centrales, fllcil es comprender que los Pi- occidental, deben los puebl?~ e la civilización.
rineos centrales hayan sido siempre la muralla mundo indirectamente la Vl da y fortificación,
b •. nas e una
natural de Europa mlls dificil de salvar para los Erguidas como los as~w á la libre
. 1 inas protegen
pueblos. Entre la garganta de la Perche, cerca de las principales masas a p . d todos los gru·
. . 1 S r el conJunto e
Mont-Louis, y el puerto de Maya, no lejos de Bayo- nactón smza; a u • t semicirculo al·
- f a un vas o
na, ósea en un espacio de mlls de 300 kilómetros, pos de montanas orm la cordillera de
. enlaza con
todavía no atraviesa la cordillera ninguna carre- rededor de Ita lta, Y se ueleto de la pe·
tera. los Apeninos, que constitu~e e1.esq d los Alpes
l strtbactOnes e
ninsula; al Oeste, as e . del territorio fran·
forman el rasgo más saliente
221
NUESTRO PLANETA
220 ELÍSEO RECLÚS

El Jura de Europa ocupa en medio del conti·


cés, y con sus eslabones transversales modifican
nante una s uperficie muy considerable desde l~s
el relieve del Jura; al N or·te, las mesetas escalona-
orillas del Dróme hasta las montañas de Boh.em1a,
das que se apoyan en los montes de Suiza bajan
pero la parle central de esa inmen sa extensión es
hasl~ las landas de Francia; a l Este, los Alpes
la única designada generalmente con . el no~bre
Cár·mcos se prolongan en Bosnia y Servía con
de Jura, porque las partes extremas llenen diver-
eslabones calizos y mesetas que están aisladas
sas direcciones y se cruzan con masas de fo~·ma­
sólo por el Danubio de la ciudadela transilvánica
ciones distintas. En Sabaya, el Mole y otras cimas
de los Carpa tos, y van á irradiar por los Balkanes
se yerguen en los ángulos de cru.ce de la s murallas
y el Pindo hasta las orillas del mar Negro y el
jurásicas y de los eslabones alpmos. El Jura pro-
mar Egeo.
piamente dicho se prolonga desde el SO. hasta el
La singular belleza de los Alpes se acrecienta
NE. del val le del Ródano al del Rhin, prese~tando
con el conlra~le que forman con ellos las monta-
una ligera convexidad hacia Francia. Consiste en
ñas que los rodeo. Ese contrastre es más notable
filas paralelas y casi uniformes que. van eleván.do·
entre las masas de los Alpes centrales y las mura-
se como escalones s u cesivos de Occ1dente á Orten-
llas del Ju ra, que limitan al Oeste el territorio na-
te, como otros tantos muros que presentan. por
tural de Suiza. De altura modesta, comparada con
un lado largas escarpas pendientes Y ter~mt~n
la de los Alpes, son muy curiosas las cordil ler·as
por el otro en abruptas quebraduras. Valles mter-
del Jura .dec:de el punto de vista geológi co y deben
medios separan esas muralles paralelas.' Y la más
ser ~onsideradas como el mejor tipo de cierta for-
mación de montañas, ó sea la de largas aristas oriental, que en muchos puntos es ta~bié~ la más
elevada domina las llanuras de SUJza. Circos en
p~ralelas. La Carniola, la Herzegovina, la Bos-
form a de anfiteatros se abren en el espesor de las
ma, pr·esentan asimismo cordilleras colocadas de
murallas del Jura y de trecho en trecho cortan la
ma?era análoga; también en América pueden
cordillera desfiladeros transversa les, animados
designarse l0s montes Ojarek, y sobre todo los
por torrentes, y la separan en pedazos aislados.
Alleghan~s, que se extienden un espacio mucho
Se han comparado muchas veces esas meseta.s
más ~onsiderable que el Jura, pero no han sido
fragmentarias que se alargan y Sd siguen con um-
tan bien estudiados. Se enlazan por ambas pai·tes
formide.d en la misma dirección, con las orugas
con montes granHicos y la masa principal del sis-
q ue en larga procesión se arrastran por el su~lo.
t~ma, com para?le con una serie de olas marilimas, . 'd n vanos
d
Prescindiendo de los cluses que tVl en e
tiene muchas Irregularidades.
NUESTRO PLANETA 22S
ELÍSEO RECL ÚS

pedazos los muros paralelos del Jura, se han los Alpes los diversos núcleos de granito y proto·
comparado més poéticamente esos montes con gino que atravesaron las rocas més recientes, ha
el rizado que produce en uua superficie liquida llegado é deducir que el sistema alpino se compo-
la calda de una piedra. Las largas lomas de Mont ne de unas cincuenta masas distintas. Esa divi-
Tendre, de Noir Mont y de Weissenstein son sión geológi~a concuerda en general con la que
magntficos observatorios desde los cuales puede podria hacerse estudiando sencillamente el relieve
estudiarse é gusto el contraste presentado por el y la dirección de las aristas, pero el número de
Jura y las ci mas agudas que sobresalen al Este las masas ha de reducirse mucho si se considera
de la depresión bernesa de las masas del Ober· que forman parte de una misma cordillera los
land . Á primera vista, esos montes parece que grupos unidos entre si por aristas continuas de
forman un verdadero caos, que parece mayor gran elevación.
todavia para el espectador colocado en una de las La masa central, que es también la més impor-
cúspides alpestres. Vense entonces en el contorno tante desde el punto de vista geográfico, es el
~odo del horizonte agujas, puntas y crestas arro· San Gotardo, situado entre Italia y Suiza, en el
Jad as como al azar y casi innumerables, que pare- punto donde se reparten las aguas del Rhin, del
c~n las olas cu ajadas de un océano inmenso. Muy Tessino, del Ródano, del Aar y del Reuss, nudo en
diferentes del Jura, cuya formación general es de el cual vienen é unirse como radios las crestas
gran regularidad, parecen los Alpes un desorden convergentes de las masas que los rodean. Al
espantoso, y hasta después de haberlos estudiado NE. se encuentra el grupo de Todi; al Este, el
Y re?~rrido bien no se puede comprender la dis- de Rheinwald; a l Oeste y al Sur los más podero·
posiCi ón general de sus crestas. Entonces se ve sos del Finsterarhoon y del Monte Rosa . Esta
que el conjunto de las montañas está formado de masa se junta con el Monte Blanco, que se levanta
masas separadas que proyectan ramificaciones más al Oeste, pero alli cambia de direcció.n el
en. todos sentidos, como los rayos de una estrella. sistema alpino y en conjunto se dirige hacia el
Mtentras el Jura y los sistemas de montañas que Sur. Los dos primeros grupos importantes que se
pertenecen al mismo tipo se componen de esla- levantan á esta parte son los del Gran Paratso,
bones paral~l.os, los Alpes estén constituídos por que domina las campiñas piamontesas, Y el de
1~ yuxtaposición de varios grupos de eslabones la Vanoise y la Grande Casse, que separ~ dos
d1 vergen tes. valles. Al Sur se repliega una verdadera cord1llera
Desor, tomando por base de su clasificación de que atraviesa el camino del Monte Cenis Yse une
NUIOSTRO PLANETA 225
224 ELÍSEO RECL'ÓS
La mnyor parte de esos grupos fllpinoc; pre·
por crestas tortuosas con las masas de Grandes sen tan en las particularidades de su relie' e ...,l n-
Ronsses y de Belledonne al Oeste, la del Grand gular ,·at·iedad de aspecto; no hRy línea de esa
Pelroux al SO. y el del Monte Viso al Sur. La gran arquitectura que no tenga un carácter espe·
pirámide del Viso es el magnifico hito que señala cial de belleza y no se distinga de las demás por
elllm~te entre los A lpes del Delfinado y los Alpes un contrn~le imprevisto.
mar1ttmos; es tamuién la última montaña de la Pot· lo pronto, la masa central del San Gotar-
cordillera c uya altut·a pasa de 3.500 metros. Más do, núcleo del cual br·ota n las cordillems pt·incipa·
allá la~ rama s terminales de Francia y de Italia, les, es poco elevada y de orden secundario, en
extend1das como las varillas de un abanico, bajan relaeión con los demás grupos al pinos. E::;a masa
gradualmente hA cia el mar; al Norte de Niza y de cuadrangular, que rodean por todtl.s parte:-; valles
Menton, un a mn s a granítica pequeña se levanta á profundos y anchas· escotaduras de varias gargan -
más de 3.000 m etros y dos de sus cimas más altas, tas, al Oeste la Furka, al Norte el Aberalp, al
el Gelas y el Clapier de Pagarin, sustentan ventis· Este el Lm:kmanier, al Sur los Unfeuen, e~tú do·
queros en la s vertientes que miran al Norte· allí minada por cimas cuya altura media es de 2.950
term.ina la gran curva de los Alpes occidentales y metros, y In cimu más importante, el Piz Rotando,
emp1.e za la co rdillera intermedia que la une con no excede de 3.197. Es probable que durante el
la arts ta de los Apeninos. tt·an"curso de las edades, las aguas superiores
Los Al pes orientales, situados al Este del San del Rhin, del Hódano, del Reuss, del Te::ssino, de
Gotardo, presentan asimismo dispos ición por ma· la Toccia, las cuales caen desde las laderas de
sas. Al NE. de Todi se yergan el Sti.ntis al Este esa masa central, hayan acabado por rebajar las
d~l Rheinwald están los grupos de Ber,nina, de montaña<; del San Gotardo.
S1lvoet.ta Y de Ortelspitze; después, de Oeste á Otra anomalía del sistema alpino es que la
E s te, v1enen las masas de Oetzhal, Stubaier, Gross elevación media de las masas nevadas que se le·
Glockner Y los montes de Hallstadt y más allá Yantan al Este y al Oeste del San Gotardo, no está
los ~lpes propiamente dichos tienen 'poca impor- en relación dtrecta con la altura de las cimas que
tancia. Las cumbres de esas masas pasan de las coronan. En efecto, la verdadera ciudadela de
3.00~ mett'OS y están cubiertas de nieve; como las los Alpes, la que por la forma de s us montañas,
cordilleras occidentales, merecen el nombre de el número de s us picachos, la amplitud de sus
Alpes ~Blancos) que dieron los celtas á aquellas ventisqueros, merece más que otro cualquier gru·
montanas. 15
226 ELÍSEO RECLÚS NUESTRO PLANETA 227

po el nombre de masa c u lminante, es la pode pertenecen á las tres razas, alemana, francesa é
ro a muralla del i\lonte Rosa, cuya altura media italiana, se han confederado para formar un pue-
no e, menor de 4 102 metros. La diadema termi- blo de het·manos; colonias germánicas, rodeadas
nal de e te conjunto de montes se encuentra A completamente por poblaciones latinas, e han
4.638 metros, y el Monte Blanco fJ 4.810; pero el establecido en vertientes de montañas que miran
gi'Upo de cimas que rodean ese punto supremo al N orle en el valle de Viege, por ejemplo, y en
de Eui'Opa no tiene más que 3.85 de altura me- las Sette Communt de los alrededores de Bas:-sano;
dia, 21-4 menos que la masa del Monte Rosa. Vie- en otras partes, hombres de la raza latina han
nen luego por orden de elevación los grupos de colonizado las pendientes meridionales de las
la Jung Fran (3 753 metros), de BeminA (3 458) de masas habitadas principalmente por alemanes;
los Alpes Gl'ic:;ones (3.266), del Tod1 (3.143), Con- finalmente, los antiguos alobor·ges, que hablan
siderHdos en conjunto los diverso<;; grupos de Jos hoy en francés mós ó menos corrompido, pueblan
Al pe ~ centrales, decrecen en altura de Oeste á Este las dos vertientes de los Alpes de Sabaya y Delfi-
y de Sur á Norte, su vertiente meridional es más nado. Mientras en los Pirineos la cresta de los
abrupta que el declive septentrionul y baja en montes limita las dos naciones, h·ancesa y es paño-
largas ramificaciones hacia lo-s valles del Ródano la, las bases de las montañas piamontesas sirven
y del Rhin. Los Alpes sirven de front erús· etnoló- de fronteras no políticas, pero sí etnogn\ficas, entre
gica ' , como la mayor parte de las altas cordilleras; dos razas; los valles de la vertiente Italiana, reco-
fl un Indo e tlln franceses y alemn nes, á olro ita- rridos por los torrentes de Jos dos Doires, del Clu-
Hunos. Una de las regiones alpestres de mus di- ron, del Pelhs, del Stura, tienen una población del
ficil acceso, la de los Grisonas, tr·ansformada en mismo origen que los valles del Maurienne, del
ciudadela central de Europa por el déda lo de s u s Qu eyras, de l Durance. Además, según hizo notar
150 valle , ha servido de refugio á ciertas pobla· tiempo ha el geólogo Ami Brué, las cordilleras
ciones que hablan hoy, aunque corrompida, la longitudinales son las que menos separan los
lengua de sus antepasados, contemporáneos de pueblos, por la semejanza de los climas en ambas
los ciudadanos de la antigua Roma. Los Alpes, pendientes; las cordilleras transversales, como los
gracias ll su división en nu merosas masas y ll la P irineos, son sie m pre las fronteras mlls diflciles
profu ndidad relativa de s us gargantas, no son u na de salvar.
barrera insu pera ble com o la cord illera pire n aica . Para los cambios comercia les y para las rela -
En los montes y valles de Suiza, ho mbres que ciones entre dos pueblos, también es tén mejor
228 ELÍSEO RECLÓS
NUESTRO PLANETA 229
distribuidos lnc; masas de los Alpes que la cord i·
llet·a regular de los Pirineos, y en todo tiempo tuvo muralla del Asia Alta no tiene menos de 2.500 ki-
gran importancia el tráfico entre ambas vertían· lómetros de desarrollo, y su anchura, in clu yendo
tes. Doce cnl'l'eleras, algunas de las cuales pueden la de las mesetas y valles intermedios, es por la
considerarse obras maestras de la industria hu- parte del Oeste, ó sea hacia el Sikl~im, de unos
mana, at¡·avie~an la cresta para poner en comu- 1.000 kilómetros. La a ltura media de las cimas es
nicación In~ llanuras de Italia con Francia, Suiza en cada co rdill era s uperior á la de cualquiera ott·a
y Alemnnia; un ferrocarril terminado ya hace mu- cresta montnñosa del resto del mund o. Allt se en-
chos aiios pasa al Este de los gt'flndes Alpes por cuentra el punto culminante de la T1e1Ta. Entre
en<:ima del Joemmering; otrDs \'ías fél'l'eas atra- las dos vertientes extremas hay un contraste ab·
viesan el eospesor de las altas montai1as del Cen- soluto; extiéndanse al Norte estepas á ridas y frías¡
tro, para que comunicándose libr·emente los pue- despliéga ns e al Sur las llanuras ardientes y mara-
blo por debajo de hielos y peñascos, se glontiq u en villosamente fértiles regadas por el Gangas Y sus
de hahet· vencido á los Alpes. afluentes. Los peiiascos y nieves que se levan~an
entre a mbas reg10nes son un valladar etnológtco
más poderoso que el mismo Océano. Sepa:an
razas de hombres y grandes religwnes. U mea-
IX
mente en muy pocos puntos han bajado los ~ogo­
les budis tas á los valles meridionales del Htmala-
Las cordilleras del Asia CentraL-El Kuenhm, el Karakorum, ya, gracias á las facilidades que les ofrecia para
el Himalaya.-Los Andes de la América del Sur, tipos de atravesar las montañas su residencia en las altas
cordillera de bifurcación.
mesetas.
La cordillera del Norte, la del Kuenhm, es
Lo que las masas de los Al pes para Europa, muy poco co n ocida, y todavia no se puede afirmar
son las cordilleras del Him alaya, del Karakorum de manera pos itiva que no tenga cumbres más
y del Kuenhm para el co ntinente asiático. Esas elevadas que las del Himalaya, pero lo probable,
tres aristas de montañas tienen origen común en por las noticias alcanzadas en diversos puntos por
la ctechumbre del mundo• ó meseta de Pamir, los viajeros es que su cresta sea la menos alta de
de la cual irradian asimismo hacia el Norte y el las tres. El, Karakorum, 6 muralla del centro, e.s
Oeste las sierras de ~olor é Hindukuch. La triple también aquel cuya altura media es la más consl·
derable, y sirve de partidor de aguas. En aquellas
NUESTRO PLANETA 231
230 ELÍSEO RBlCLÚS

bablemente de todo el mundo. Es el Gaurisankar


gargantas na cen el Indo y el Boahmaputra; en su
6 Chingo Pamari, cuya cumbre se levanta á 8.840
ba::;e está ~l Yalle de Kachemire, celebrado por los
metros, casi el doble que el Monte Blanco. En la
poetas orientales como cmorada de la felicidad•
) cuyos h_erm~sos lagos azules, rodeados de jardi:
misma hilera se han medido hasta hoy 216 cimas,
y de ellas 17 ¡.>asan de 7 .500 metros, 40 de 7.000 y
nes, refleJan p1cos nevados de cinco y seis mil me-
120 de 6.000. Después del Gaurisankar·, la monta-
tros de altura. Los torrentes que bajan por una
fía conocida que se levanta á mayor altura es el
Y otra ~arte de las montañas atr'aviesan luego
Da psun) (8 G25 metroc::.) en el Karakorum.
las cor·dllleras paralelas por prodigiosos desfila-
Losgrnndes picos del Himala ya, contemplados
deros, Y llegan en cierto::; sitios á tener millares
desde uno de los promontorios que avanzan tie·
de metros de pr·ofundidad.
rra ndentro en las campiiias del Indostán, forman
El Himalaya, que es la cordillera más conoci-
uno de los espectáculos más grandio::;o'::i que pue-
da, ha sido muy poco explorada, si se compara
da admirur el hombre. Desde el pueblo de Dorji-
con los Alpes. La defienden contra las tentativas
ling, con~lru íd o por los ingleses en un teJTaplén
de los explora?ores la falta de caminos y veredas,
á más de 2.000 metros sobr·e el m ve\ del mar, para
los torrentes sm puentes, los bosques inaccesibles
gozar del aire frío y fortiticante, como el de s u
de sus laderas, las formidables fl·agosidades y la
país natul, se \e erguirse en toda su m(ljeslad for·
altura de _sus grandes cúspides, que llegan hasta
midt1b le el colo...,o del Kincllinjinga, de altul'a ma·
los ~spacws del aire, donde el hombr·e no puede
yor de 8 ki \ómelros. En '::iU ba-..e, como en el fondo
r_esptrar. En la superficie de las montañas se ex-
de uu abismo de verdor, un torrente e~pumoso
tiende como barrera mortal una zona de anchura
brilla á tnnés de las palmeras; más aniba, un
variaule, el Terai, cuya humedad insalubre, ali-
caos de moutañas frondosas, semejanleb á las
mentada por _las lluvias de los monzones y las
olas de un océano monstruoso, se amoutona al·
aguas qu~ baJan del Himalaya, humea al Sol con
rededor de la gran cúspide tranquila; encima de
dens~ s meblas que se arrastran por los árboles
la muchedumbre de cimas secundartas se levan·
Y extienden á gr·an distancia la fiebre y la peste.
M uch_os d.1strttos
· tan lus largas pendientes del monte, al prtncipio
de las montañas pertenecen
de un azul V8 poroso, más su a ve que el del atre;
todav1a á soberanos indígenas que por astucia ó
luego de blancura deslumbrante como la ~lata.
fuerza se oponen á los viajes de los europeos.
De hilada en hilada se levanta por fin la mtrada
Poc~s años hace que los observadores han podido
hasta la punta term\nal, desde la cual, si alguna
medtr la montaña más alta de la cordillera, y pro-
, NUESTRO PLANETA
233
23~ ELÍSEO RJllCLÜS

cresta. Esa largo arista de montañas, tan notable


\'ez liega á pisarla, podrá contemplar el osado tre·
por 5 u extensión de más de 7.000 kilómetros_y
pador un horizonte tan vasto como el de toda
por la enorme altura de sus picos en un espaciO
Francia.
de unos 50 grados de longitud, es menos _re_gular
Espectáculos tan grandes como el del Kinchin-
de ¡0 que á pr·imera vista parece. Lo que dtsllllgue
jinga, visto desde el Dorjiling, abundan en el Hi-
á los Andes de todos los demás sistemas grandes
malaya, principalmente en la parte oriental de la
de montañas, son las numerosas bifurcaciones de
cordill_era, donde alcanzan las cimas su principal
la cordillera . Divídanse ocho veces en la parte
elevación y donde los desfiladeros de los valles
que se extiende desde las fronteras de Chile ~asta
son m~s hondos; pero si esos montes poderosos
las de Venezuela, para formar grandes recmtos
del Asta alta son més ma je:::.tuosos que los Alpes,
ovales que encierran una meseta entre las dos
no tienen generalmente la misma vat iedad de as-
hileras de picos, y en varios puntos sepóranse los
pecto, igual gracia de contornos ni tanto enca nto
Andes en tres ramas, apenas divergentes. .
en los paisajes. El Himalaya es uniforme en su
Desde la pendiente meridional de Amértc_a
hasta más allá del Aconcagua (6.834 metro~), gt·
grandeza; sus picos son más altos, sus nieves más
extensas, sus selvas más vastas, pero tiene menos
gante de los Andes chilenos, In gran cordillera
cascadas Ylag~s. Carece de praderas risueñas y de
royecta al Este masas poco importantes; algunas
ho:::.quectllos aislados, y no le ~adaman las pinto· P · · de las pam·
rescas alquería:::. escondidas en las cañadas ó aso· rugosidades se alargan por enCima
. · · 1 Sobre el grado
modas á los abismos. pas paralelas á la ansta pnnctpa ·
30 de latitud esas: r ugosidades son mlls altasdy
Los Andes de la América del Sur, considera- ~ a vasta meseta, e
d os en 1820, antes de los descubrimientos de n umerosas ' y forma n 1uego un · 8 l NE la
la cual se despren de, orientada hacta . .,
Wel>b Y Moorcooff, como s u periores en eleHlción · · Otras sterras se
al H1malaya, son dos kilómetros menos altos· poderosa sietTa d e Aconqulj a. la meseta entre
má~ sublimes son los montes de Asia, y de má~ yergu en sobre la e no rm e ..masa d 13 an b1furcac1ón
• •
1
las montañas de Aco nq m ]a Y a gr_ d La hilera
vario aspecto los Al pes, pero los Andes se distin .
g uen, princip~ lm ent e en las r egio n es vo l cánicas~ de Bolivia, en el g ra do 22 de latll_u .1 de for·
occiden ta l co m pues ta de a nchas cupu as
p or la regul a rid ad de s u s form as. Ade m ás co ns tí· ' 1- 1 del P acífico, Y 18
m a reg ul a r , s e acerca al \tora . bo nes
tu yen un a cordillera rea lmente ún ica d esde el . . acta variOs es1a
pun to de vista geográfico, por s u adm ir able armo· cord1l1era onental ' que proy d 1 Este encor va a 1•
n1a con el co ntinente que coronan co n s u ni vea importa ntes en las llanuras e •
235
ELÍSillO RECLÚS NUESTRO PLANETA

rededor de la gran meseta de Bolivia su larga se- l Pichincha; al otro el Sangay (volcán ei
rie de pico~ dentados y nevados, entre lo eua les zón yfe idable del mundo), el Tunguragua.' e
más orm Cayambe que atrav1esa
se le\'anta el Mampú ó Sorata (7.494 metro . . ), que Cotopaxi, el Ant.isana y e 1 ,
es el monte más elevado de América. Al No1·te del la linea ecuatonal. d . , tanse ambtls cordi-
lago de Titicaca, las dos cordillerac:: se j un ton en Al Norte del Ecua or, JUn e se
1 eseta de Pa::-to, qu
ller.as para forma: ~e~2 o grado de latitud. Allí
una muralla tr·ans\ersal, pero continúan de...,ano -
Hándose en dirección NO. paralelnmente a la cos- extiende hasta cei e~ ·d. t. ntas que ya no for-
ta. Aunque la cordillera oriental esté atrélvesada .empiezan tres cordilleras - IS 1 La, cordillera occi·
en muchos .. itios por r·íos tributario de la C! li'J'ien- · ¡ 0 montanoso.
marán otro. nuc e l olfo de Darien entre el
te del Amazonos, es fácil de conocer por lu direc-
ción gener:ll de los pedazos que la forma u.
dental se pierde cerca de J . la cordillera can-
valle del Atrato y el del l auca~derosas cimas de
En el nudo del Cerro de Paseo, las du-. et)l'd i- tral, en la cual se elevan. as pde Hen·eo, separa
Huila de Tohma Y
lleras se juntan otra vez, para dividirse lllmediRta -
Puracé , d e •
1 M dalent-l· por u• 1limO,
·
menle en ll'e-:; direcciones: un ramal se pierde al las cuencas del Cauca y de S ag Paz ~ncorvándo-
NE. en la.;; pampas del Sacramento, y lu!:' otros la cordillera Oriental ó de Bumat' .::e' bifurca cerca
dos, entre los cmlles se encuentra el \till e <dto del ta de OO'O a, ~
se al Oeste de l a mese lo . no terminR cer·
.Maraiión, se reunen en el ángulo exlJ'elllO del dos rama es. u
de Pamplona en b d SI·erra Negra,
contiuente, cerea de las fronteras met·idiuuales . 1 nom re e
ca de Maracalbo, con e 'fl d limJta al Norte
del Ecuador. l\lás al )J"orte se ~ucedell·Yéli'Í~t:::, me- ·
y el otro, dlVersame
nte rami ca 0 •
des ués de haber for-
setas peque Itas cubiertas de , e has 'íl'geues, y los llanos de Venezuela, y p siO'ue el litoral
después, más allá del nudo de Lojt1, las dos cord i- .
mado la soberbia 1 a
s·n de Caracas, o
. l sta la Boca de 1
lleras separan de nuevo sus filas paralelas de on tono 18 .
y adelenta como un prom ntañas de la Isla
cimas ne\'ada~: as1 forman el magnítit:o terraplé n Dragón, que 1a sepa .
ra de las mo .
ordillera andma. n
E
del Ecuador, que las masas tt·ans' er~ale:-. del As- de Trinidad. Allí termma la.~ 1 la cordillera tiene
nay y de Chismcbe dividen en tr·es llanura-., dJ....,lin· su inmenso de sarrollo espu~ , l Chimborazo,
tas. Dos de éstas, las de la Tapia y Quito, son las . t es picos: e .
Por cimas culmmantesO'ua r
separa
dos por d¡stan·
. l
grandiosas avenidas de volcanes que Humboldt el Sorata y el Aconcao , l poderosa ans a,
Lacondamine, Bongner y otros ' muchos sabios' cias de ~.000 kilómetros ~n sa más altas que el
viajeros han hecho célebres; á un lado se levantan de c1ma e
pero tiene centenares . . cordillera paree
el Chimborazo, el Caralmirazo, el Illinisa, el Cora- Monte Blanco. La prodigwsa
NU ESTRO PLANE TA
237
236 E LÍSE O RECLÚS
tem peratu ra en las pen dientes de las mo nta ñas.
h as ta ta l pu nto form a r part . Los experimentos é investigaciones de los físicos
qui tectura del co n tinente e mteg r·a nte de la ar- han demostrado que el aire dejn pasar los r[-l}OS
de s us m es t . , que muchos ha bita ntes luminosos mucho más fácilmente que los obscu-
e ns Y vertientes 1 ·
esp ma dorsal del m u d a cons ideran co mo ros, de lo cual resulta que ell!alor exhalado dia-
n o en ter o· n o d
rarse que exis ta u n ais n o ,. pue en ~gu- l iamente por el Sol atraviesa en grt~ n parte todo
dillera de los Andes.p d o mm a do por la cor- el espesor del aire pnru ir ú calentar la supe1 (icie
del planeta, mient.ra~ el color irradiado pOI' el Sol
du t"lnle las noches se extiende por el espacio en
poca cantidad. Lns capas inferiureg de la Qtmós-
X fet· •. obran como verdaderas pnntnlltt:::, para dete-
ner los rayos ema nndo:s de In 'U perficie terrestre
Enfriamiento g radual del a1re. en las pe d ' y precaver así el enfriamiento del planeta. Las
t al1as.- Dificultad d e 1as aseenswn
. n Lentes de las mon-
L' . perdientes y cimns de las moutaiws quedan pri-
d e las habitaciones . -El ma 1 de las montal1as.
es.- lmltes de altura
vad~::- por lo mismo en pr·oporeión ú su altura de
los efluvios que calientan ltt:::, llanuras situadas
Bañ a ndo s u cima en 1 1 en ~u base; se ele,·an en espocios tanto mlls fl'ios
atmo féri cas, a lca nza n l:s a turas ~e las regiones CU(lllto más lejatloS yerlicalmcnte están de las ca·
vez más fri as s monta n as zo nas cada pas de atmósfera espesa extendidas debajo. Gra-
, Y co n ese esca lo ·
per·atu ras s ucesi vas d á 1 nami ento de te ro - cias á esta disminución progresivu de temperatura
llosa var·iedad de 1' an .a Naturaleza maravi- en las capas aéreas que las huiirn, las montaüas,
ta n hermosas ya por su pei·fil y la maje.s~ad ~e
ta ña pres en ta en e Imlas y flora s; cada a lta mon -
s us a deras u
fenómenos que se ven'fi can en 1n· resu men de los sus fo rm as, acrecientan todavía la magmficencta
co m prendido entre las 11 e mmenso espacio de su s contornos con el contraste de bosques Y
hielos del polo. anu ras de su base y los
ventisqu eros, praderas y nieves.
Como los rayos sol . ¿Cu á l es la pr opor ción media del descenso_ de
fu erza en e l s u el ~res cahentan con m ás la tem peratura d esde la base de las m onta nas
. o mon tan oso qu 1
s egun demu es tra n la . .e en .as llan uras, has ta su cumbre? Difícil es de determin ar con
m ar avillosos colores d~bser vaclón di recta y los exactitud, porque corrientes de aire de tempera-
de los Alpes hay qu t ·~a~ fraga ntes fl orecillas
las capas d~ aire e~ a 7. mr_á la r a refacció n de
en n a mtento gradual de la
turas diversas se s u perponen en las alturas de la
NUESTRO PLANETA 239
238 ELÍSEO RECLÚS

atmósfera, y á veces para el observador de una tentativas de ascens ión. El punto más alto alean ..
zona relativamente fría á otra superior y más cá- zado por loe; trepadores es la cú s pide del !biga·
lida, como lo han demostrado de modo indiscuti- min, monlaiía del Tíbet que se, yergue á 6.730
ble varias ascensiones aeronáuticas en Glaisher. mett'OS sobre e l nivel del mar. A aquella a ltura
Pero cuando el cielo está despejado y el aire cono::;iderable, los hermanos Schlagintweit, que la
tranquilo, el descenso de temperatura se verifica pisaron en 1856, estaban todavía. 2.000 metros
con bastante regularidad para que pueda ca lcu - más bajos que la punta del Gaunsankar. Desde
larse su ley aproximadamente. Encima del suelo, aquella época, el globo de Glaisber se ba elevado
una elevación de 76 metros suele corresponder á á 4.000 metros más arriba en la fría atmósfera de
un de~censo de un grado en el termómetro· á un la Gt·an Bretaña.
kilómetro de altura, la disminución de un ~rado Las habitaciones permanentes de los hom·
corre~ponde ya á intervalos de 100 metros; según bres no alcRnzan en ninguna región montañosa,
aumenta la elevación, crece el intervalo, y á los ni con mucho, á los puntos más alto-; á que han
9.000 metros baja un grado la temperatura cada llegado los trepadores osados. Loius V éran Y Gur-
580 metros próximamente. La proporción real del ge, que so n los pueblos colocados á mayor altura
d.escenso de calor no puede comprobarse tan fá · en Fl'ancia y en Alem ania, se encuentran res~ec­
cll~ente e~ las pendientes de las montañas, por livamente á 2.009 y 1.889 metros, pero en Smza,
la mfluenc~a que ejercen el suelo y los hielos, pero el h ospicio de San Bernardo, construido ~ace
puede decirse de un modo general que en los varios siglos para recoger á los viajeros transtdos
montes helvéticos la temperatura en verano baja de frío , está mucho más elevado; su altura es. de
un ?ra.do á cada espacio vertical de 160 metros, y 2.472 metros. Otro convento, el de H aule, habJta ·
en m vterno de 240 en 240. do por 20 sacerdotes tibetanos, es el gru po de
. d á
El frí~ de l~s altas montañas las hace comple- casas más alto de toda la Tierra, y está sttua 0
~amente mhabltables para el hombre. Ningún via- 4.565 metros. Ningún pueblo a ndin o, como no
Jero puso la planta so bre las grandes cumbr'es del sea tal vez el de Santa Ana, en Bolivia, se ha
· · que se
Karakorum ni del Himalaya; las principales cimas construido á tanta altura. Los vtaJeros
de l o~ An?es, el Sorata y el Aconcagua tampoco aventuran por las pendientes de las gra~des mon~
han s tdo vwladas, y aun son muchas las pirámi- tañ as no sólo tienen que padecer los r1gores ~e
' . 1 camino smo
~es más modestas de los Alpes que nieves y ven- frio, arriesgándose á helars e en e ' .
· t r penosistmas
tisqueros han defendido hasta ahora contra las que además pueden expertmen a
240 ELÍSEO RECLÚS
NUESTRO PLANETA 241
sensaciOnes ocasionadas por el enrarecimiento
del air·e. dientes de los Andes que en las del_ Himalaya. En
E~ efecti,·amente muy nnturnl que en altur'ns éstas padece el viajero esas mo lesttas á los 5.~
donde la pre · ión atmosférica es mucho menos metr~s de altura, y en los Andes se ponen en ar-
fuerte (á receb la mitad ó un ter·cio) que en la.:; mas muchas personas á 3.250 6 3.500 metros.
llanura infe1·iores, se Sienta un mnlestnr cau::;ado Ademé.s, son los sintomas mucho mé.s graves en
por· el ca mhio br·u~co, mucho mñs si otms cor1di- las montañas sudamericanas; no se padecen ~ólo
ciones del medio, como el cnlor ó la hu m edAd del fatiga, dolor de cabeza y dificult~d para_resptrar~
aire, se modifican al mismo tiempo. Intrépidos como en el Himalaya, sino tambtén vértigos, des
andal'iues, como Tyndall, que IlUll('H han sentido mayos alguna vez, y se suele sangrar por los la·
los efectos del e mal de las montaiias), niegan que bios las encias y los pé.rpados. Á la misma a~tura
e::::-te de~fallec imjento pueda obede<;er á más <;nu- que, los pé.ramos de los Andes 6 las altas ctmas
sas que á la fatiga. Julio Rémy no hn \'ÍSlo más del Himalaya, pocas veces padec~ el aeronauta:
que una montaün de los Andes donde se maní. q ue no tiene que soportar las fatigas del andalr,
fieslerJ los feuómenos de la puna ó soroche de un . m1·¡ me t r os ' se. ve clara a
pero é. los nueve 6 dtez
modo con":l tante en el organismo. E::.n montaíia enfermedad y si e l globo siguiera subtendo, ~~~~­
es el CerTo de Paseo, cuya altuc·a no excede de ceria sin re~edio el viajero aéreo. A algu~os 1 •
4.257 rnetms. Caballos, mulos, asnos y bueyes, metros sobre .nuestras ca b ez as se. exttende ne1a
e~t fln sometidos, lo mismo que el hombre, á la in- región de la muerte y en tan terrtble zona pe -
fluencin particular de aquellos lugar·es, y luego, á tran las blancas cu~bres de las montañas terres-
elevacione . . mils considerables, se recobra el esta- tres.
do normr.l de salud; de modo que eu dicha región
de los Ande~ haorfa que atribuir á las emanacio-
nes del suelo, y no á la rarefacción de la a t mós
fera, el malestal' de los viajeros. De todos modos,
las in\'estigaciones practicadas por R oberto de
Schlagintweit evidencian que el cmal de las mon -
tañas. se ha sentido realmente de manera gene-
ral en otras regiones andinas. Se padecen los
efectos del soroche á menos altura en las pendien.

16
242 I!ILÍSEO RI!ICLÚS NUESTRO PLANETA 243

vida planetaria, y cuando ocurre una de esas ca-


tástrofes, conserva la tradición su recuerdo du-
rante siglos. No hay acontecimiento que produzca
XI más efecto en la imaginación popular. Las rocas
esca rpad as, suspendidas encima de los campos, se
separan de pronto y resbalan por las pendientes;
Achatamiento gradual de las montañas durante el transcurso
de los aiglos.-Derrumba.mientos y caos.-La caída del
levantan a l derrumbarse una polvar·eda semejante
Felsberg.-Acción lenta. de los meteoros. á las cenizas vomitadas por un volcán; honibles
tinieblas se esparcen por el valle antes ri sueño, y
no se conoce el cataclismo más que en el temblo r
Esas formidables ciudadelas de los montes del s uel o y el tremendo estrépito de los peñascos
que dominan desde tan alto las habita ciones del que chocan entre sí y se parten. Cuando se disipa
hombre y por cuyas laderas se arrastran las nubes la nube de polvo, se ve un hacinamiento de peñas
y ruge el trueno , no pueden dejar de ir hundién· y esco mbros donde había praderas y cultivos; el
dose lentaments en cuanto cesa de actuar la fuer· torrente del va lle queda obstruído y convertido en
za de levantamiento que las hizo brotar de -la lago fango so , la muralla de rocas ha perdido su
Tierra. Ayudados por la gravedad, que tiende sin antigua forma, y en sus lader·as, de las cuales caen
cesar á nivelar la superficie del suelo, se encarni· todav!a a 'gunos residuos, se distingue la enorme
zan sin descanso los meteoros en la destrucción pared de que se desprendió Lodo un lienzo. En
de las montañas; abren en ellas valles y gargan· los Pirineos, los Alpes y otras grandes cordilleras,
tas, ahondan los alfoces, socavan las cimas, ya hay pocos va lles donde no se vean esos caos de
con derrumbamientos bruscos, ya con lenta y rocas derrum hadas.
continua erosión. Tarde ó temprano, esas po- Las principales catllstrofec; de ese género que
derosas aristas continentales de los Andes y del han ocurrid o durante los siglos de la era aclual
Himalaya acabarán por ser hileras de colinas, en las montañas de Europa son muy conocidas.
como otras tantas cordilleras más antiguas que Al Sur de Piacenza (Italia), la antigua ciudad ro-
también fueron espina dorsal de un mundo. mana de Velleja fu é tragada en el siglo_ IV por
Los grandes derrumbamientos de montañas, los desmoronamientos de la m ontaña, b1en lla·
aunque poco importantes desde el punto de vista mada de Rovinazzo, y el gran número d_e osa men·
geológico, son muy espantables fenómenos de la las y monedas que se encontró en las ruma s, prue·
244 ELÍSEO RECLÓS NUESTRO PLANETA 245

ba que la súbita caida de las rocas no dió tiempo lizas que luego surcaron diversamente_Y esculpid?
fl los habitantes para salvarse. Otra ci udad roma· en forma de montecillos; lagos pequenos, conoci-
na , Tauretunum, situada, s egún se cuenta, fl ori· dos con el nombre de abismos, están esparci dos
llas del lago de Ginebra, en la base de una estriba· entre los antiguos restos que cu bren hoy los cul-
ción de Dent d'Oche, fué co mpletame nte aplastada tivos. En 1618 el des moronfl miento de Monte
en 563 por un derrumbamiento de rocas, y aun Conto sepultó fl los 2.400 habitantes del pu~blo
se ve la enor·me esca rpa que avanza co mo un pro- de Plurs, cerca de Chiarenna; dos de los cmco
monLorio en las aguas del la go, el cual no tiene picos de Diablerets se derrumbaron, un o en 1714
en aquellos parajes menos de 160 metros de pro· y otro en 1749, cubrieron las pra deras co n una
fundidad . U na terrible ola de marea, le va ntada capa de 100 metros de residuos, y cerrando el
por el diluvio de piedra!? , re co rrió las riberas curso del torrente de Lizerna, formaron los tres
opuestas del lago y barrió todas las habita ciones; lagos de Derborence, qu e todavía existen. El ~e~­
desde Morgas hasta Verey, todas las poulaciones nin a, el Dent du Midi, la Dent de Mayeo, el ~ tgh1,
del litoral quedaron demolidas, y no se empeza- cu brieron con sus escombros vastas extensiOnes
ron A reedifi ca r hasta el siglo s iguiente. Las aguas de terrenos cultivados; pero ninguna calé lro~e
cubrieron en parte la ci udad de Ginebra y s e lle· de ese género ha dejado tan lerrorlfica memona
varon el puente del R ódano. Según Troyo n y Mor- como la caída de un lienzo del Ro~berg el 2 de
lot, fueron ca usados esos desastres por un de· Septiembre de 1806. Aquella montaña! situa?a al
rrumbamiento en Grammont ó en Derochios, algo Norte del Righi, en el centro del espacio pen.Insu-
més arriba de la desembocadura del valle del Ró· lar for·mado por los lagos de Lug, de Egen Y de
dano en el lago Leman. De ello debió de resultar L owey, co nsiste en capas de un congl o~era d?
la formación de un lago temporal y la inundación compacto que descansa en lechos de arcil la, di·
debió de devastar las orillas cuando las aguas luida pot' las aguas de infil tración. En u na ép.oca
acumuladas destruyeron la barrera natural. desconocid a, el desmoronamiento de u na estnba -
Cuéntanse por centenares los grandes derrum- ción ya babia aplastado el pueblo de Rott~n, pe ro
bamientos de rocas que ocurrieron durante los en 1806 la catástrofe fué todavía mlls terrtble. La
siglos históricos en los Alpes y montañas vecinas. estación que acababa había sido muy lluviosa, Y
En 1248, cuatro pueblos situados en la base del los estratos de arcilla s e hablan conver l .t do gr·a-
Montgranier, cerca de Chambery, quedaron sote- dualmente en una masa fan gosa; a l fin las rocas
rrados bajo enormes hacinamientos de ruinas ca· superiores, faltas de apoyo, empezaron á resbalar
NUESTRO PLANETA
U7
246 ELÍSEO RECLOS

dores, circos, desfiladeros, clus, valles y cañadas,


por las pendientes, levantando las tierras ante sí
cuyas innumerables ramificaciones dan tanta va-
como la proa de un buque levanta el agua del
riedad á la arquitectura de las montañas. Con ese
mar. Súbitamente se produjo el desastre. En un
trabajo, proseguido sin descanso durante los siglos
momento, la enorme masa con bosques, praderas,
y los periodos geológicos, bajan lentamente las
aldeas, habitantes, se vino abajo y cayó en la lla-
altas cimas y los materiales arrebatados á las
nura; las llamas producidas por el roce de las
pendientes se extienden á lo lejos en las llanuras
rocas unas con otras brotaron á chorros de la
montaña entreabierta; el agua de laJ capas pro- y en las aguas del mar.
funda~, transformada de pronto en vapor, estalló,
y surgieron grandes cantidades de piedra y Jodo
como si las arrojara un volcán. Las encantadoras
campiña~ de Goldan (valle de Oro) y cuatro pue-
blo~, habitados por cerca de mil personas, des a pa-
recieron bajo el amontonamiento de escombros,
qu~dó cegado en parte el lago de Lowerz y la ola
furiOsa lanzada por el derrumbamiento contra las
orillas barrió todas las casas. La parte desmoro-
FIN
nada de la montaña no tenia menos de cuatro kiló-
metros de largo por 320 metros de ancho y 32 de
espesor; era una masa de más de 40 millones
de metros cúbicos.
Sea cual fuere la importancia geológica de
esas espantosas caidas de peñascos, no son más
que fenómenos de segundo orden comparados
con los resultados que produce la acción lenta de
l~s agentes atmosféricos, hielos y aguas torren-
Ciales. Esos so.n los trabajadores infatigables que
con su labor Incesante han ensanchado las pri-
meras rajas abiertas de trecho en trecho en el
espesor de las rocas y han abierto la red de corre-
IN DICE

CAPÍTULO PRIMERO

La Tierra en el espacio

l. P equefiez de la Tierra comparada con el Sol y las


estrellas. -Grandeza de sus fenómenos.-Forma y
dimensiones del globo terrestre. -11. Movimientos
del planeta: rotación diurna, revolución anuaL-Día
sideral y día solar. - Sucesión de di as y estaciones.-
Diferencia de duración entre las estacion es de ambos
hemisferios.-Precesión de los equinoccios.-Nuta-
ción.-Perturbaciones planetarias.-Traslación de la
Tierra h acia la constelación de Hércules. 5

CAPÍTULO II

Las primeras edades


l. Opiniones diversas sobre la formación de la Tierra.
-Hipótesis de Laplace: graves obj eciones que provo-
ca.-Teoria del fuego central.-Objeciones.-II. He-
ladas geológicas. -Conglomerados, asperones, arci-
llas, calizas.-Capas fosilíferas.-Orden de sucesión
de los seres.-Clasificación general de los terrenos.-
Duración de los períodos geológicos.-lll. Modifica-
ciones incesantes en la forma de los continentes.-
Págs.

Tentativas hechas para conocer la antigua distribu- las formas oceánicas. -Las dos cuencas del Pacifico.-
ción de tierras y climas. -Objeto de la geología.- Las dos del Atlántico.-El Océano Índico.~El Océa-
Dominio de la geografía física . . 24 no Glacial Ártico y el continente Antá.rttco.-J.:os
contrastes; condición esencial de la vida planetana. 65

CAPÍTULO III
CAPÍTULO IV
Armonías y contrastes
Las llanuras
l. Distribución regular de continentes.-Ideas de los
pueblos antiguos respecto á ella .- Leyendas del In- I. Aspecto general de las llanuras.-Llanuras ~~ a.l~­
dostan.-Atlas y Chibchacum. -El escudo de Ho- viones fluviales.-Llanuras cultivadas.- Unlformt-
mero.-Estrab6n.-II. Deeigualdad de las tierras y dad de las llanuras incultas.-Diferencias de aspecto
los mares.-Hemisferio oceanico, hemisferio conti- producidas por los climas y las diversas c~ndiciones
nentaL -Semicirculo de las tierras.-Distribución de fisicas.-II. Landas francesas.-La Camptña.-Bre-
las mesetas mas altas y de las mayores cordilleras zos de Holanda y del Norte de Alemania.-Puszta
alrededar del Océano Índico y del mar del Sur.-Cír- de Hungria.- Estepas de Rusia.- Estepas sal~d.as
culo polar.-Círculo de los lagos y los desiertos.- del mar Caspio y del Aral.-Tundras.-lll. Semtctr-
Ecuador de contracción.-Riberas dispuestas en arcos culo de los desiertos, paralelo al de los desiertos Y. es-
de circulo.-III. División de las tierras en mundo tepas.-El Sabara; arenas, rocas, oasis.-L os dester-
antiguo y moderno.-Doble continente americano.- tos de Arabia, los Nefud.-Des1ertos del l ván Y del
Doble continente de Europa y África.-Doble conti- Indo.-El Cobi.-IV. Llanuras y desiertos del N uevo
nente de Asia y Australia.-IV. Principales analo- Mundo .-Humedad relativa de los continentes ame-
gías entre los continentes; forma piramidal de las rícanos.-Distribución de páramos y tierras áridas.
partes del mundo; pendientes y contrapendientes.- -Praderas de América del Norte.-Llanos Y pam-
Cuencas cerradas de cada masa continental.-Penin- pas.-V . Desiertos americanos.-La gran cuenca de
sulas meridionales de cada grupo de continentes.- Utah.-El desierto del Colorado.-El Atacanos Y la
Hipótesis de los diluvios periódicos.-Disposición rit- pampa de Tamarugal.-Depósitos de sal, salitre Y
116
mica de las penin sulas.-V. Articulaciones numero- guano.
sas de los continentes del Norte.-Formas pesadas
de los del Sur.-Desigualdad de los continentes del CAPÍTULO V
mundo antiguo.-Desarrollo de las costas en razón
inversa de la extensión de las tierras. -Con trastes Mesetas y montañas
entre el mundo antiguo v el nuevo. -Ejes transver-
sales entre si de América y el mundo antiguo. - Con- l. Diferencia entre mesetas y llanuras.-lmportancie.
traste de los climas en los diversos continentes de capital de las mesetas en la economía del globo.-
Norte y Sur, Oriente y Occidente.-VI. Armonía de Distribución de las tierras altas en la superficie de
Págs.

Págs. . S ur ti os de cordillera de bifur-


de la Aménca dfe~ ·a'ntopgradual del aire en las pen-
los continentes.-II. Las grandes mesetas del Asia 'ó X En nam1 .
cac1 n.- · D 1' ficul tad de las ascens10-
Central y la puerta del Rindo Kuch.-Mesetas de dien t es de las montañas .-
d 1 habitaciones.-El ma 1
Europa: su disposición simétrica.-Mesetas de las Límites de altura e as 1
nes.- XI A. hatamiento gradual de as
dos Américas.-Analogia de la cuenca cerrada de de las montañas.- . e . 1 D
Bolivia y el país de Utah.-Mesetas de África.- durante el transcurso de los Slg os.- e-
montañas L l.d del Felsberg. -A.c-
III. Montanas aisladas.-Masas montaílosas.-Cordi- rrumbamientos y caos.- a ca a 162
lleras y sistemas de montafl.as.-Hermosura de las ción lenta de los meteoros. . . . .
cimas.-Montes sagrados. -Alegrías de los trepado-
res. -IV . Diversas formas de las montailas.-Pobre-
za de las lenguas cultas para pintar el aspecto de los
montes.-Riqueza del espailol y del patois de los
Alpes y de los Pirineos.-Numerosísimas palabras
que emplean para ello.-V. Desigualdades y depre-
siones del relieve de las montañas.-Origen de los
valles, alfoces y demás depresiones.-Valles longitu-
dinales.-Valles transversales.- Valles sin u osos de
vertientes paralelas.-Valles en desfiladero y de pla-
nos escalonados.-Cluses y caiiones.-Disposición ge-
neral de los valles. -Circos. -Ordes de los Pirineos.-
VI. Escotaduras d·e las aristas de las montailas.-
Diversas formas de las gargantas.-Relación entre
las alturas de las cimas y la de los pasajes.-Ley de
las salic!as.-Pendiente real é ideal de las montailas.
-Volumen de las masas.-VII. Hipótesis sobre el
orden general de las cordilleras.-Teorla de E . de
Beaumont acerca de las elevaciones paralelas. -Cor-
dillera de los Pirineos tomada como tipo longitudinal.
- Diversas anomalías de la cordillera.-Barrera etno-
lógica de los Pirineos.-VIII. Mon tafl.as de Europa
CentraL -Contraste entre los Alpes y el Jura.-El
Jura, tipo de sistema montañoso de eslabones parale-
los.-Caos aparente de los Alpes.-Masa central del
San Gotardo.-Masas del Monte Rosa y Monte Blan-
co. -Los Alpes considerados como frontera entre pue-
blos. - IX. Las cordilleras del Asia Central. - El
Kuenhm, el Karakorum, el Himalaya -Los Andes
BIBLIOTECA Cl ENT[FICA

OBRAS PUBLICADAS POR ESTA CASA

Ernesto HJECKEL.-Historia de la Cteación de los


se1·es según las leyes natu1·ales.-Obra ilustrada
• con grabados.-Dos tomos en 4.
0

P. LANFREY.-Histo1·ia política de los Papas.-


Traducción, prólogo y continuación basta Pío X,
0
por J. Ferrándiz. -Un tomo en 4.
A. RENDA.- El destino de las dinastías. (La heren-
cia morbosa en las Casas Reales).- Un tomG
en 4. 0
J. FOLA lGÚRBlDE.-Revelaciones científicas que
comp1·enclen á todos los conocimientos humanos.-
Un tomo en 4. 0
David-Federico STRAUSS.-Nueva vida de Jesús.
-Traducción de José Ferrándiz. -Dos tomos
en4. 0
P. J. PROUDHON.-De la cl'eación del o1·den en la
humanidad ó p1'incipios de o1·ganización politica.
-Un tomo en 4. 0
José INGEGNIEROS.-Histel'ia y Sugestión. (Estu-
0
dios de Psicología clínica. )-Un tomo en 4.
José INGEGNIEROS.-Simulación de la locura ante
la Cl'irninologia, la lvfedicina Legal y la Psiquia-
t?·ta.-Un tomo en 4. 0
Luis BÜCHNER.-La vida psíquica de las bestias.-
Un tomo en 4. 0
Augusto OIOE.-El fin de las 1·eligiones.-Un tomo
en 4, 0
Rafael ALTAMIRA. -·España en Amél'ica. -Un
tomo en 4. 0 ~

También podría gustarte