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ANTROPOLOGIA FORENSE

El rol que tiene el antropólogo forense es muy importante para la investigación y


esclarecimiento de una muerte. Los antropólogos forenses entienden las formas y
variaciones de las distintas propiedades del esqueleto y aplican su conocimiento con
el fin de obtener conclusiones lógicas. El antropólogo forense procesa la escena del
crimen, examina y procesa los restos del cadáver, realiza un perfil biológico, compila
la información adecuada para esclarecer los hechos del crimen cometido.
El antropólogo forense en primer lugar, debe llevar a cabo la identificación in situ de
los restos desperdigados tal y como se hallan para determinar si son humanos

Los antropólogos forenses contribuyen al procesamiento de la escena y ubicación


de los restos enterrados proporcionando a las fuerzas del orden su asesoramiento
durante una investigación. Cuando un antropólogo forense acude a la escena debe
desempeñar varias funciones. En primer lugar, debe llevar a cabo “la identificación
in situ de los restos desperdigados tal y como se hallan para determinar si son
humanos”. Tras lo cual, debe crear una zona de seguridad donde “los materiales
provenientes de la tumba y sus alrededores son sistemáticamente examinados para
revelar restos humanos, artefactos, fibras e insectos relacionados. Por último, el
antropólogo establecerá una zona de excavación; incluyendo el examen de diversas
plantas, materiales de la tierra, metales y sedimentos. Los antropólogos forenses
deben ser capaces de diferenciar entre restos humanos y no humanos, y son
asimismo capaces de realizar un análisis tafonómico (estudio de los procesos de
fosilización) y un examen de los tejidos blandos para poder procesar y examinar los
restos eficazmente. Una vez que el experto ha determinado si los huesos son de un
cuerpo humano, es entonces cuando realiza el análisis tafonómico. Los
antropólogos forenses examinan igualmente “los cambios en los tejidos blandos,
incluyendo las tasas y patrones de descomposición, amputaciones,
desmembramientos de partes del cuerpo y modificaciones de tejidos blandos y
huesos” para realizar un análisis adecuado de los restos. Así pues, tanto la
distinción de los restos como el análisis tafonómico y el examen de los tejidos
blandos sirven para determinar si los indicios hallados son importantes para la
investigación.

Por otro lado, los antropólogos forenses facilitan la identificación de los cuerpos no
identificados gracias al perfil biológico que proporciona sus rasgos físicos. Existen
varios factores coadyuvantes que ayudan a éstos profesionales a determinar la
edad, sexo y estatura de un individuo.

Los diferentes conocimientos que los antropólogos aplican en su trabajo ayudan a


la determinación de la edad, el sexo biológico y la estatura del sujeto; generando de
este modo un perfil biológico de un hasta ahora individuo desconocido.

Por otra parte, las evidencias que un antropólogo forense presenta a un médico
forense son fundamentales para la comprensión y determinación de la causa de la
muerte en una investigación. Los antropólogos forenses “clasifican comúnmente los
sucesos traumáticos como producidos por incisiones, traumatismos o armas de
fuego”. Estas lesiones en última instancia, ayudan al antropólogo forense a
proporcionar al médico forense la información necesaria para determinar la causa
de la muerte, en base a los daños que presentan los huesos.

Los antropólogos forenses juegan un papel importante en la determinación de la


causa de la muerte en una investigación. Estos profesionales trabajan juntos con el
personal de investigación con fin de sacar conclusiones de las pruebas, sobre todo
aplicando su conocimiento del esqueleto humano a un caso o sujeto en cuestión.

CASO LUIS ALFREDO GARAVITO CUBILLOS


Ahora bien hare mención de la antropología forense aplicado a un caso práctico, es
el caso Luis Alfredo Garavito Cubillos alias Goofy (Colombia, 1999); Es uno de los
criminales más peligrosos del mundo; Dijo el Fiscal refiriéndose a la historia del
asesino que estremeció a Colombia por casi una década. El 31 de Octubre de 1999,
fue acusado de la muerte de ciento treinta y cinco niños, de entre ocho y dieciséis
años de edad, fue detenido en abril de ese año a noventa kilómetros de Bogotá.
Garavito Cubillos contaba en ese momento con cuarenta y dos años de edad. La
acusación fue: Violación de menores, secuestro y homicidio agravado.
En noviembre de 1998 en Pereira Colombia se halló los cuerpos de 14 niños todos
con numerosas heridas producidas con armas blancas, los primeros análisis
forenses determinaron que se trataban de niños caucásicos con edades entre 8 y 14
años todos tenían signos de torturas.
El primer desafío que planteo el hallazgo de cadáveres en Pereira fue la identificación
de las víctimas, el rastreo de las huellas dactilares era imposible solo habían restos
óseos. Tampoco existía registros dentales para la identificación de cadáveres, en
esos momentos daban dos alternativas. Practicar análisis genéticos atreves de
pruebas de ADN y la reconstrucción morfológica.
El morfologo colombiano Mario León, interesado en el caso cuando se preparaba
para diseñar los dibujos antropológicos que guiarían la reconstrucción tridimensional,
se encontró con dos dificultades, la población total de américa latina es descendiente
de todas las razas de la tierra.
Para los especialistas la otra dificultad era mucho más seria, no existían parámetros
internacionales para reconstruir morfológicamente a un niño, debido a que el proceso
de crecimiento de los niños no había culminado.
En los laboratorios los médicos forenses después de analizar las heridas que
presentaban los cuerpos determinaron el accionar de un pervertido sexual y para los
detectives ya se sospechaba de un asesino en serie.
El 6 de febrero de 1999 en las plantaciones azucareras de Colombia se hallaron los
restos de cadáveres de niños. Donde los investigadores se dieron a la tarea de
analizar cuidadosamente 13 elementos hallados en la escena del crimen entre ellos
dinero, lentes, zapatos entre otros objetos del criminal.
Estos descubrimientos serian definitivos en la investigación ya que después de
analizar los elementos hallados en la escena del crimen llegaron a la conclusión de
que el criminal media entre 1m 63cm. y 1m67cm, y con una edad que oscilaba entre
los 40 y 45 años o entre los 55 y 60 años, también se llega a la conclusión de que el
criminal se movía con facilidad por el dinero hallado en la escena del crimen, las
pruebas de ADN dejadas en la tapa de licor tampoco dejaban dudas.
Los laboratorios de criminalística habían sido claros se buscaba un hombre que
cojeaba que consumía siempre un mismo licor y que portaba anteojos.
Con el pasar del tiempo los crímenes seguían siendo cometidos, encargado del caso
ordeno extremar la recolección de pruebas en las escenas de los crímenes, dispuso
seguir un procedimiento especial aprendido en la gran Bretaña
Mientras los trabajos de campo continuaban con hallazgos de mas cadáveres, los
morfologos seguían avanzando en su labor de reconstrucción facial, el desposte de
un centímetro hallado en mediciones de cráneos de niños por el morfologo Mario
León Artunduaga. En sus mediciones daría pie a un nuevo patrón que plantearían a
las ciencias forenses una nueva alternativa de reconstrucción morfológica universal
que desafiaba a los patrones existentes, este descubrimiento unió las técnicas
conocidas y utilizadas en otros países
La lectura del hueso que hacían los rusos ayudo mucho para encontrar más detalles,
los americanos en toda la parte del relleno y de estadística y la parte biológica que
se hace en la reconstrucción inglesa, al mezclarlo se obtiene un mayor acercamiento
al hueso a la realidad de la cara.
La experimentación del morfologo Mario León Artunduaga fue más allá, moldeo las
esculturas utilizando mediciones anatómicas femeninas creía que los niños tenían
facciones andrógenos, con esta técnica el morfologo reconstruyo los rostros de
cuatro niños, los familiares de los niños lo reconocieron en la reconstrucción facial a
sus hijos, hoy este método se ha convertido en un patrón internacional para la
reconstrucción tridimensional, desde entonces la investigación contaba con una
nueva herramienta para continuar su curso.
Tras la captura de Garavito en el año 1998, se tenía que confirmar que era el asesino
en serie, el criminal que ha secuestrado, vejado, violado y matado a 135 niños en el
lapso de casi diez años.
Se le practicaron exámenes de ADN en muestras de cabello y de sangre para que
se demostrara su equivalencia con los registros obtenidos en las escenas de los
crímenes, también comprobar si los anteojos y zapatos encontrados le pertenecían
a Garavito.
Efectivamente el criminal que asesino a 135 niños tenía 42 años, media 1m67cm,
usaba anteojos y los zapatos que se encontraron en la escena del crimen le
pertenecían a Luis Alfredo Garavito los exámenes de ADN concordaron con el
asesino en serie Luis Alfredo Garavito Cubillos alias Goofy termino confesando todo
los delitos que había cometido, fue procesado y condenado a prisión.

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Nada más empezar se desmorona todo el psicoanálisis convencional: Dahmer


declaró en numerosas ocasiones que durante su infancia no hubo sucesos
especialmente llamativos o fuera de lo común que justificaran sus acciones futuras;
ni sufrió maltratos físicos ni abusos sexuales.
No eran pocos los que veían al carnicero de Milwaukee como un objeto de estudio
que podría confirmar las teorías que manejaban de antemano. El psicólogo forense,
por ejemplo, en sus sesiones con Dahmer, se empeñaba en que este reconociera
que mataba a los que él consideraba malos para librar al mundo de su presencia. Y
no era así. Dahmer se reafirmaba: no sentía una especial ira, ni culpaba a sus padres
o a la sociedad y no sabía de dónde le habían surgido sus macabras fantasías que
le impulsaron a matar; de hecho, durante muchos años pensó que jamás las haría
realidad. Desgraciadamente, se equivocaba.

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