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KILO POR KILO, EL CUERPO contiene más agua que cualquier otro

componente. Después del oxígeno, el agua es el ingrediente más importante


para la vida; sin ella, los procesos biológicos, y la vida, cesan en cuestión de
días. Como el cuerpo humano no puede almacenar este nutriente (nutrimento)
esencial, es necesario reponer en forma regular el agua que se pierde del
cuerpo. Las necesidades varían, según la actividad física, condiciones
ambientales (p. ej., temperatura y humedad), características individuales y
consumo de nutrientes, sobre todo proteínas y minerales.

Muchos minerales también son vitales para la salud. Estas sustancias


inorgánicas son cruciales para un gran número de funciones corporales, incluido
el metabolismo celular, transmisión de impulsos nerviosos, crecimiento y
desarrollo (figura1). Las dietas típicas en los países desarrollados contienen
cantidades suficientes de la mayor parte de los minerales, ya sea como
componentes naturales de los alimentos o como aditivos mediante el
enriquecimiento y la fortificación. Aunque las deficiencias graves de minerales
son raras en las naciones desarrolladas, muchas personas tienen consumos
inferiores al óptimo de algunos minerales, como el calcio, potasio, hierro y yodo,
así como consumo mayor al recomendado de otros, como el sodio. Las
deficiencias de ciertos minerales se mantienen como un problema importante de
salud pública en los países menos desarrollados.
Figura 1.
El agua y los minerales participan en muchos procesos del cuerpo.

A menudo, los minerales se dividen en dos categorías: minerales mayores y


oligoelementos. Los primeros están presentes y se requieren en mayores
cantidades en el cuerpo. Incluyen sodio, potasio y cloro, que son muy importantes
para mantener el equilibrio del agua e iones en las células. Los otros minerales
mayores son calcio, fósforo, magnesio y azufre. Las necesidades dietéticas de los
oligoelementos, como hierro y cinc, son pequeñas comparadas con las de minerales
mayores.

Agua
Cada uno de los billones de células del cuerpo contiene y está rodeada por agua; por tanto,
no es sorprendente que el mantenimiento de la cantidad adecuada y el equilibrio del agua en
el cuerpo sean esenciales para la vida. Un adulto puede sobrevivir varias semanas sin
alimento, pero sólo varios días sin agua. Esta diferencia en el tiempo de supervivencia entre
el alimento y el agua ocurre debido a que el cuerpo tiene reservas de carbohidratos, grasas,
proteínas, vitaminas y minerales, pero no de agua.

Agua en el cuerpo: líquido intracelular y extracelular


El agua es el componente más grande del cuerpo humano, constituye 50 a 75% del peso
corporal, según la edad y el contenido de grasa. El contenido de agua es mayor en lactantes
y niños, y disminuye con la edad. Cerca de 55% del peso corporal del adulto es agua; eso es
casi 40 L en una persona que pesa 73 kg. Los individuos delgados tienen mayor porcentaje
de agua corporal que los obesos, ya que el tejido magro contiene casi 73% de agua, mientras
que el adiposo sólo contiene 20%.

El agua corporal se encuentra en dos compartimientos: el intracelular, o dentro de las células,


y el extracelular, o fuera de las células (figura-2). Casi dos tercios del agua corporal se
encuentran en el compartimiento intracelular. El resto es líquido extracelular, que a su vez se
divide en dos compartimientos: líquido intersticial, que está entre las células, y líquido
intravascular, que es el líquido de la sangre y la linfa.

Figura-2.
Compartimientos líquidos del cuerpo. El volumen líquido total es cercano a 40 L.

El líquido dentro de estos compartimientos no es agua pura; también contiene sustancias


disueltas como solutos. Los solutos más abundantes son electrólitos que se forman cuando
las sales como el cloruro de sodio o el fosfato de potasio, se disocian en la solución y forman
iones (p. ej., formas de NaCl, Na+ y Cl−). Los principales electrólitos con carga positiva
(cationes) y los electrólitos con carga negativa (aniones) que se encuentran en cada
compartimiento de líquido varían (cuadro 14-1). El líquido intracelular contiene
principalmente cationes potasio y magnesio, junto con aniones fosfato de carga negativa. En
el líquido extracelular predominan el catión sodio y el anión cloro, junto con bicarbonato
(HCO3−).

Cuadro 14-1. Electrólitos en líquidos intracelular y


extracelular

Nota: los ácidos orgánicos y proteínas también contribuyen con cargas positivas y
negativas en los líquidos corporales.
Electrólito
Compuesto que se separa en iones en el agua y que, a su vez, es capaz de conducir
una corriente eléctrica. Se incluye en sodio, cloro y potasio.

Ion
Átomo con diferencia en el número de protones y electrones. Los iones negativos
(aniones) tienen más electrones que protones y poseen una carga negativa; los iones
positivos (cationes) tienen más protones que electrones y poseen una carga
positiva.

Mantenimiento del equilibrio intracelular y extracelular


El cuerpo controla la cantidad de agua de cada compartimiento, sobre todo mediante las
concentraciones de electrólitos en los compartimientos. Un mecanismo de compuertas muy
sofisticado que incluye mecanismos de bombeo transmembrana mantiene el volumen del
agua intracelular y extracelular, así como las concentraciones de electrólitos en límites
bastante estrechos. Por ejemplo, una proteína específica localizada en la membrana celular
puede bombear iones potasio e iones sodio hacia fuera de la célula (figura 14-3). Esta bomba
de sodiopotasio utiliza energía para desplazar cada ion en contra de su gradiente de
concentración.

Figura-3.
Bomba de sodio-potasio. Una bomba de sodio-potasio tiene una proteína de transporte
transmembrana que utiliza energía para transportar iones Na y K a través de la membrana de
una región con baja concentración a una de alta concentración. Esto mantiene la
concentración alta de Na+ fuera de la célula y la concentración alta de K+ en el interior de la
misma. El transporte activo continuo puede dividirse en cuatro pasos.

Funciones del agua


Por sus características químicas y físicas únicas, el agua tiene varias funciones en el cuerpo.
El mantenimiento del volumen sanguíneo y el transporte de nutrientes y oxígeno en el cuerpo
dependen del agua. Ésta es la base para que fluyan líquidos sintetizados a través del cuerpo,
como la saliva, bilis y líquido amniótico (el líquido que rodea al feto en crecimiento dentro
del útero femenino). El agua no se puede comprimir, por lo que ayuda a la formación de
lubricantes en las rodillas y otras articulaciones. También sirve como solvente en muchos
procesos metabólicos y participa en forma activa como reactivo en muchas reacciones
químicas. Por ejemplo, el agua es necesaria para la hidrólisis del disacárido sacarosa en los
monosacáridos glucosa y fructosa.

Sacarosa + H2O → glucosa + fructosa

Otras dos funciones importantes son la regulación de la temperatura y la eliminación de


productos de desecho.

Regulación de la temperatura
El mantenimiento de la temperatura corporal en un intervalo estrecho permite al cuerpo
funcionar bien, sobre todo las enzimas. Las temperaturas corporales sólo unos cuantos grados
arriba o debajo de la normal pueden dañar los sistemas corporales, incluso causar la muerte.
El agua del cuerpo ayuda a mantener la temperatura en este intervalo de dos maneras.
Primera, el agua tiene una elevada capacidad de calor (calor específico). Esto ocurre porque
las moléculas del agua tienen una fuerte atracción entre sí y se requiere una cantidad
relativamente grande de calor para vencer dicha atracción (figura 14-5). Considere el
calentamiento de cantidades iguales de aceite y de agua en sartenes separados en una estufa.
El aceite se calienta con mayor rapidez que el agua porque las moléculas de grasa no tienen
una atracción fuerte entre sí: el aceite tiene un calor específico más bajo.

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