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Pues bien; tenemos razones para suponer una represión primordial, una primera fase de la
represión que consiste en que a la agencia representante {Representanz} psíquica (agencia
representante-representación) de la pulsión 6 se le deniega la admisión en lo conciente. Así
se establece una fijación; a partir de ese momento la agencia representante en cuestión
persiste inmutable y la pulsión sigue ligada a ella. (MEDIANTE ESTA REPRESION SE INSTAURA
LAS 3 INSTANCIAS PSIQUICAS)
Esto acontece a consecuencia de las propiedades de los pro-cesos inconcientes, que hemos
de considerar después.7 La segunda etapa de la represión, la represión propiamente dicha,
recae sobre retoños psíquicos de la agencia representante reprimida o sobre unos itinerarios
de pensamiento que, procedentes de alguna otra parte, han entrado en un vínculo asociativo
con ella. A causa de ese vínculo, tales representaciones experimentan el mismo destino que
lo reprimido primordial. La represión propiamente dicha es entonces un «esfuerzo de dar
caza».8 Por lo demás, se comete un error cuando se destaca con exclusividad la repulsión
que se ejerce desde lo conciente sobre lo que ha de reprimirse. En igual medida debe
tenerse en cuenta la atracción que lo reprimido primordial ejerce sobre todo aquello con 10 cual
puede poner-se en conexión. Probablemente, la tendencia a la represión no alcanzaría su
propósito si estas fuerzas {atracción y re-pulsión} no cooperasen, si no existiese algo
reprimido desde antes, presto a recoger lo repelido por lo conciente.(HAY REPULSION,
REPRESENTA AL PRECONSCIENTE Y “CAZA” PALABRAS, ESOS DESEOS QUE SE MODIFICAN Y SE
TRANSFORMAN EN PALABRAS)
Pero si ahora nos volvemos al aspecto contrario, comprobamos que ni siquiera es cierto
que la represión mantenga apartados de lo con cien te a todos los retoños de lo reprimi-do
primordiapo Si estos se han distanciado lo suficiente del representante reprimido, sea por las
desfiguraciones que adoptaron o por el número de eslabones intermedios que se
intercalaron, tienen, sin más, expedito el acceso a lo conciente. Es como si la resistencia
que lo conciente les opone fuese una función de su distanciamiento respecto de lo
originariamenté reprimido.
Ahí opera un fino sopesamiento cuyo juego se nos oculta; empero, las modalidades de su
acción eficaz nos hacen colegir que se trata de detenerse antes que se llegue a determinada
intensidad en la investidura de 10 inconciente, rebasada la cual 10 inconciente irrumpiría
hacia la satisfacción. La represión trabaja, entonces, de manera en alto grado individual; cada
uno de los retoños de 10 reprimido puede tener su destino particular; un poco más o un
poco menos de desfiguración cambian radicalmente el resultado.
Lo mismo que se consigue con un más o un menos de desfiguración puede alcanzarse, por
así decir en el otro extremo del aparato, mediante una modificación en las condiciones de
producción de placer-displacer. Existen técnicas particulares creadas con el propósito de
provocar alteraciones tales en el juego de las fuerzas psíquicas que 10 mismo que de otro
modo produciría displacer pueda por una vez resultar placentero; y tan pronto como uno de
estos medios técnicos entra en acción, queda cancelada la represión de una agencia
representante de pulsión que de otro modo sería rechazada.
Esas técnicas sólo se han estudiado hasta ahora con precisión respecto del chiste.14 Por
regla general, la cancelación de la represión es sólo provisional; enseguida se restablece.
Ahora bien, experiencias de esta índole bastan para hacernos notar otros caracteres de la
represión. Ella no sólo es, como acabamos de consignarlo, individual, sino en alto grado móvil.
No tenemos que imaginarnos el proceso de la represión como un acontecer que se
consumaría de una sola vez y tendría un resultado perdurable, como si aplastáramos algo
vivo que de ahí en más quedara muerto. No, sino que la represión exige un gasto de
fuerza constante; si cejara, peligraría su resultado haciéndose necesario un nuevo acto
represivo.
El núcleo del Ice consiste en agencias representantes de pulsión que quieren descargar su
investidura; por tanto, en mociones de deseo.Dentro de este sistema no existe negación
{Negation} , no existe duda ni grado alguno de certeza. Todo esto es introducido sólo por el
trabajo de la censura entre Ice y Prce. La negación es un sustituto de la represión, de nivel más
alto.Dentro del Ice no hay sino contenidos investidos con mayor menor intensidad.
Por el proceso del desplazamiento, una representación puede entregar a otra todo el monto
de su investidura; y por el de la condensación, puede tomar sobre sí la investidura íntegra de
muchas otras. He propuesto ver estos dos procesos como indicios del llamado proceso psí-quico
primario. :Qentro del sistema Prce rige el proceso sectmdario.
Los procesos del sistema lec son atemporales, es decir, no están ordenados con arreglo al
tiempo, no se modifican por el trascurso de este ni, en general, tienen relación alguna con él.
También la relación con el tiempo se sigue del trabajo del sistema Ce. Tampoco conocen los
procesos Ice un miramiento por la realidad. Están sometidos al principio de placer; su
destino sólo depende de la fuerza que poseen y de que cumplan los requisitos de la
regulación de placer-displacer.rJ Resumamos: ausencia de contradicción, proceso prinu:rio (
movilidad de las investiduras ) , carácter atemporal y sustitución de la realidad exterior por
la psíquica, he ahí los rasgos cuya presencia estamos autorizados a esperar en procesos
pertenecientes al sistema Icc
Esta situación movió a J. Breuer a suponer dentro de la vida anímica dos estados diversos de
la energía de investidura : uno ligado, tónico,y otro móvil, libre y proclive a la descarga.
Ha de separársela de manera tajan te de las huellas mnémicas en que se fijan las vivencias
del J ce, y probablemente corresponda a una trascripción particular tal como la que quisimos
suponer.
Una representación -o cualquier otro elemento psíquico-- puede estar ahora presente en mi
conciencia, y un momento después desaparecer de ella; puede reaflorar intacta después de
un intervalo, y hacerlo, corno decirnos nosotros, desde el recuerdo, no corno consecuencia
de una nueva percepcién sensorial. Es para dar razón de este hecho que nos vemos llevados
a suponer que la representación ha estado presente en nuestro espíritu también durante el
intervalo, aunqu,� latente en cuanto a conciencia {laten! in [onsÓOUS1Jcss}. Pero no
podemos formular conjetura al-guna sobre la forma en que pudo haber existido mientras
estaba presente en la vida anímica y era latente en cuanto a conciencia.
Esto podría con sideral "e un trabajo descriptivo o clasificatorio 'lilrto insípido si además de
los hechos de la meLloria o (�e la asociación a través de eslabones inconcientes ninguna
otra experiencia apelara a nuestro juicio. Pero el bien conocido experimento de la
«sugestión poshipnótica» nos enseña a insistir en la importancia del distingo entre conciente
e inconciente.
Nos hemos visto llevados de una concepción puramenk descriptiva del fenómeno a una
dinámica. La idea de la acción ordenada en la hipnosis no devino un mero objeto de la
conciencia en un momento determinado, sino que, adem,ís, devino tficiente ( active ), y este
es el aspecto más llamativo del hecho: fue trasferidil a la acción tan pronto como la
conciencia se hubo percatado de su presencia. Puesto que el estímulo real para actuar es la
orden del médico, es difícil no conceder que la idea de la orden del médico devino
eficiente también, Sin embargo, esta última no fue acogida en la cunciencia (did no! reveal
ítsel! lO (()Il.\ciousncss} como ocurrió con su retoño {outcome}, la idea de la accilÍn;
permaneció inconciente y por eso fue al misl11r¡ tiempo eficiente e inconciente.
La vida anímica del paciente histérico rebosa de estos pensamientos {ideas} eficientes, pero
inconcientes; de ellos provienen todos los síntomas. Es de hecho el carácter más llamativo
de la mente histérica el estar gobernada por re-presentaciones inconcientes. Si una mujer
histérica vomita, acaso 10 haga desde la idea de estar embarazada. Pero ella no tiene
noticia alguna de esta idea, aunque se la puede descubrir fácilmente en su vida anímica
mediante uno de los procedimientos técnicos del psicoanálisis, y hacérsela conciente. Cuando
ejecuta LIS convulsiones y gestos que constituyen su «ataque», ella ni siquiera se representa
con cientemente las acciones intentadas y quizá las observe con los sentimientos
desapegados de un espectador. No obstante, el análisis podrá demostrar ljue ella desempeñaba
su papel en la reproducción dramática de una escena de su vida, cuyo re-cuerdo era
inconcientemente eficiente durante el ataque.
Por tanto, del análisis de fenómenos neuróticos aprendemos ljue un pensamiento latente o
inconciente no necesarialllente es débil, y que su presencia en la vida anímica admite pruehas
indirectas de la mayor fuerza, equivalentes casi * a Lt prueha directa brindada por la
conciencia.
Ahora hemos adljuirido la convicci6n de que hay cIertos pensamientos latentes que no
penetran en la conciencia por intensos que sean. Llamaremos entonces preconcientcs a los
pensamientos latentes del primer grupo, mientras qUl' 1'('servaremos el término incollricntc
(en el sen 1 ido pr(lpio) para el segundo grupo, que hemos l'stlldiadn ('11 1:1< 11('III\,:,i,,- U
término «¡¡¡('OllriOltl'», (\11<' ILI�;f:l lIqld Clllplr"'d :1I11(), e11 unsentido meramente
descriptivo, recibe ahora un significado más amplio.
Lo inconciente es una fase regular e inevitable en los procesos que fun-dan nuestra
actividad psíquica; todo acto psíquico comienza como inconciente, y puede permanecer tal o
bien avanzar desarrollándose hasta la conciencia, según que tropiece o no con una resistencia.
magen.
1. Los pensamientos han experimentado una mudanza, un disfraz y una desfiguración, que
constituye la parte del socio inconciente.
Hemos aprendido el arte de descubrir los «restos diurnos» {«residual thoughts»} y los
«pensamientos oníricos latenten>; por su comparación con el contenido manifiesto del sueiío
somos capaces de formarnos un juicio sobre las migraciones {changes} por las que han
atravesado y sobre el modo en que estas sobrevinieron.
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