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En 1937, un joven arquitecto, Fernando Belaunde Terry, futuro presidente del Perú, fundó la
revista El Arquitecto Peruano, publicación muy influyente entre los arquitectos de entonces.
En sus páginas se insistía que Lima necesitaba de un plan urbano y una clara política de
vivienda para satisfacer la creciente demanda producida por las primeras oleadas de
inmigrantes de los otros departamentos del Perú. Años más adelante, con la llegada a la
presidencia de José Luis Bustamante y Rivero, su gobierno convirtió las propuestas de El
Arquitecto Peruano en políticas de estado. Así en 1946 se crearon la Corporación Nacional
de Vivienda, la Oficina Nacional de Planeamiento y Urbanismo, y la Oficina del Plan Regulador
de Lima.
Cuando se forma la CNV el contexto arquitectónico era muy favorable. Desde Europa llegaban
nuevas formas de hacer arquitectura y de hacer ciudad originadas a partir del movimiento
moderno. El Estado aportó áreas de terreno para poder llevar a cabo planes de unidades
vecinales.
UNIDAD VECINAL 3
El proyecto inicial tenía como principal criterio de implantación que los espacios se organizaran
mediante la disposición de barras de departamentos de 4 plantas de altura y la ocupación
extensiva mediante casas patio de 2 plantas agrupadas en bloques según tipología. La
diferencia de escalas y el ritmo en la distribución de los edificios generan espacios exteriores
de tamaños y características variadas. Entre los espacios resultantes hay plazuelas, bolsas de
estacionamientos y gran cantidad de zonas verdes. Las barras de departamentos al interior del
conjunto se elevan sobre pilotes generando un plano continuo.
Ciriani juega con la disposición de los bloques en planta en el sentido de ambos ejes y variando
su longitud. Las barras de Ciriani están dispuestas de tal manera que mantienen la alineación
de las preexistentes. Los espacios exteriores también guardan proporciones similares a los del
proyecto de Agurto. Crea pasajes cuando coloca las barras más cortas en parejas y plazas al
jugar con barras en uno y otro sentido.
Urbanísticamente, la intervención de Ciriani toma más presencia por las dimensiones de sus
elementos y las plazas duras. Los sectores correspondientes al diseño de Agurto tienen una
escala más doméstica y representan claramente la idea de ciudad jardín. La intervención de
ambos arquitectos se diferencia, pero los edificios dialogan y se reconocen como parte de un
total. El conjunto se lee como una unidad y se distingue claramente en la trama urbana de Lima.
Tanto Agurto como Ciriani han tenido un papel principal en la evolución de la vivienda social y
el desarrollo de arquitectura moderna en Perú. Este trabajo tiene como principal objetivo aportar
a la puesta en valor del conjunto de la Unidad Vecinal Matute, no solo para aprender de las
pautas de diseño analizadas, sino también para promover la recuperación de sus espacios y el
mantenimiento de sus edificios evitando que se distorsionen con intervenciones posteriores que
no consideran las intenciones originales del proyecto.
Sector proyectado por Santiago Agurto (derecha) y Enrique Ciriani (izquierda)
La Unidad Vecinal, que ocupa aproximadamente 28 hectáreas, está conformada por más de 50
bloques de viviendas, ubicados en sus partes externas. Estos bloques, de tres modelos
distintos, y de cuatro pisos, están todos rodeados de amplias áreas verdes, que probablemente
convierten al conjunto habitacional en uno de los más ecológicos del país. Además, todos ellos
cuentan con pistas internas para el ingreso de los vehículos.
Al interior de la residencial existen una escuela, una zona deportiva (con un campo de fútbol de
césped, lozas deportivas y una piscina), un mercado de abastos, varios parques (incluyendo
uno con juegos para niños), una comisaría, un cine y una iglesia. Y, como para aislar
visualmente el conjunto de la vecina avenida, y proporcionar aire puro, existe un amplio y
pintoresco bosque.
Las Torres de San Borja fueron el modelo de vivienda colectiva promovidos en los
años 80.
El residencial San Felipe se construyó en los años sesenta para albergar a las
familias de empleados y profesionales.
Foto de Caretas
Fernando Belaunde Terry (Lima, 1912-2002).- En 1924, su familia se fue del país, pues tanto su padre (Rafael)
como su tío (Víctor Andrés) eran opositores del régimen de Leguía. Por ello, FBT culminó sus estudios escolares
en Francia y luego viajó a los Estados Unidos, en plena época del New Deal de Roosevelt, a estudiar arquitectura
en la Universidad de Texas. Regresó al Perú cuando tenía 24 años. Como anota Miguel Cruchaga, Había
regresado al Perú en 1936. Encontró apenas un puñado de arquitectos; la mayoría de ellos venidos de estudiar
fuera. La Universidad, hasta hace poco Escuela de Ingenieros, agregaba un curso adicional a los estudios de
ingeniería civil, para otorgar el titulo de “Ingeniero–Arquitecto”. Era insuficiente. Había que ofrecer una formación
más completa y convertirla en una profesión independiente, como ocurría en Europa y en los EE UU. Además,
promover entre los graduados el espíritu de cuerpo e introducir la nueva profesión al país. Sus primeras
iniciativas, orientadas a responder a estos desafíos, fueron: publicar una revista de arquitectura, incorporarse a
la enseñanza universitaria y contribuir a la creación de una asociación profesional. Las tres con un claro sesgo
institucional. Belaunde estaba convencido que la mejor manera de promover el desarrollo consiste en amalgamar
dos factores complementarios: el espíritu de emprendimiento de la iniciativa privada y la capacidad reguladora
y subsidiaria del Estado. Estaba convencido que no es posible alcanzar un progreso verdadero sin la interacción
concertada de ambos.
La revista El Arquitecto Peruano (en adelante EAP), fundada por Belaunde en 1937, es la publicación más
importante en temas urbanos en el Perú en el siglo XX ( EAP no fue la primera revista especializada en temas
urbanos; durante los años veinte, circuló Ciudad y Campo). Bajo la dirección de FBT (1937-1963), EAP publicó
un total de 202 números. Hasta 1950, fue una publicación mensual; luego, apareció cada dos meses y, desde
1958, cada cuatro. Como sostiene Antonio Zapata (El joven Belaunde: historia de la revista El Arquitecto Peruano.
Lima, 1995), esta publicación no solo fue una revista especializada en urbanismo, sino también un órgano de
expresión política, en la cual el joven arquitecto fue construyendo su carrera política. En efecto, Belaunde,
durante sus dos mandatos presidenciales pudo realizar varias de las ideas urbanísticas que EAP había discutido
en los años previos a los triunfos presidenciales de su fundador.
Los años que FBT dirigió la publicación coinciden con la primera fase de las grandes migraciones internas, el
hecho demográfico más importante de la historia de nuestro país (y de Lima), que modificó el patrón histórico
de ocupación del territorio. El Perú, básicamente rural y serrano hasta el censo de 1940, pasó a ser un país
urbano y costeño. Según Zapata, EAP fue completamente consciente de este fenómeno y de sus enormes
repercusiones para el desarrollo urbano en el Perú. Por lo tanto, la importancia de la revista radica en su intento
por elaborar soluciones para conducir la explosión urbana por la vía de la planificación, ciencia que apenas se
conocía en nuestro medio.
La planificación implica la noción de una autoridad que impone prioridades que se hallan por encima de los
intereses económicos individuales y por encima también de las reglas del libre mercado.
EAP abogó por la modificación de la norma liberal que había guiado al estado peruano desde los años de la
“República Aristocrática”. La revista defendió la tesis de promover el desarrollo a través de un crecimiento hacia
adentro; fue partidaria, por lo tanto, del proceso de “sustitución de importaciones” y contraria al modelo
exclusivamente exportador. EAP llamaba a los empresarios a impulsar la inversión de capital para la ampliación
del mercado interno. En este sentido, para FBT había que producir en el Perú fierro, cemento, vidrio y madera,
ya que un país sin industrias básicas no podía aspirar al desarrollo.
En las elecciones de 1945, en las que triunfó la opción reformista de Bustamante y Rivero, FBT salió elegido
diputado por Lima. En esta primera responsabilidad política, el joven arquitecto impulsó, desde el Congreso, e
inspirado en las ideas de EAP, cuatro importante leyes:
1. La propiedad horizontal del suelo.- De acuerdo a la ley vigente, solo podía haber un dueño por edificios, por
lo que los departamentos solo podían alquilarse (por ello, había pocos en Lima). La nueva ley autorizaba al
propietario de un departamento a inscribir su propiedad en forma independiente y compartir el suelo con los
dueños de los otros departamentos de su edificio. Esta norma fue un mecanismo indispensable para estimular
los edificios por departamentos en nuestra ciudad.
2. La constitución de la Oficina Nacional para la Planificación Urbana (ONPU).- Era la oficina del estado encargada
de la formulación de los planes de desarrollo urbano de todas las ciudades del país, empezando por Lima; así,
el estado se involucraba directamente en el desarrollo nacional. Esta institución fue el antecedente del Instituto
Nacional de Planificación.
3. La creación de la Corporación Nacional de Vivienda (CNV).- Tenía como propósito la construcción de viviendas
para los sectores medios y populares. La principal obra, en estos años, de la CNV fue el proyecto global de las
unidades vecinales.
4. Los centros climáticos de invierno.- Bajo esta ley se construyó la colonia vacacional de Huampaní.
Como vemos, Belaunde lideraba una generación de arquitectos que, aparte de diseñar residencias particulares
(tema que no hemos tocado), centró su visión de Lima sobre dos pilares:
a. La planificación urbana.- La elaboración de un plan de desarrollo urbano se apoyaba sobre dos herramientas
técnicas: la zonificación y los reglamentos de construcción. La primera separa espacialmente las distintas partes
de la ciudad, distinguiendo las zonas residenciales de las industriales y comerciales. En el caso de las zonas
residenciales, había que construir barrios o distritos socialmente homogéneos; esto último separó a los ricos y
a las clases medias de los pobres. De igual manera, el reglamento de construcción termina sancionando la
división socio-económica de la ciudad, ya que impone normas diferentes para la construcción en cada lugar de
la ciudad, con costos diferenciados lo que obliga a cada familia elegir su barrio de residencia según sus
posibilidades económicas. Sin ser este el deseo de esta generación de arquitectos, como la mayor parte de las
urbes latinoamericanas, Lima, también logró separar al máximo a los pobres de los ricos. Finalmente, los que
más se favorecieron con este proceso fueron los dueños de las haciendas del valle de la antigua ciudad de los
virreyes, quienes realizaron un gran negocio urbano vendiendo lotes sin invertir mucho dinero.
b. La arquitectura social.- Durante los años 40 y 50, FBT concentró buena parte de su atención a proyectos
urbanos para los sectores populares, teniendo en cuenta el agudo problema de vivienda como consecuencia de
las migraciones internas. La idea era dar soluciones masivas a este problema, abandonando un poco la
arquitectura de casas para los grupos pudientes. Para este tema, como vimos, FBT impulsó la Corporación
Nacional de Vivienda que se encargó de construir las famosas unidades vecinales para las clases medias y
populares. Ya desde EAP, se pensó que las viviendas para los sectores populares debían estar en edificios por
departamentos, ya que no había otro medio para abaratar el costo del suelo urbano. Teniendo en cuenta
proyectos de viviendas que venían funcionando en México y Brasil, se aportó por la unidad vecinal: un superblock
de edificios de cuatro pisos como parte de un proyecto global que incluía áreas de servicios, tanto sociales
(educación y salud), comerciales (todo tipo de tiendas pequeñas) y estatales (correos y policía). Como anota
Zapata, Así, se trataba de un diseño integral que incluía la vivienda y su equipamiento, pero que no consideraba
el trabajo. En ella, la circulación sería básicamente a pie. La idea era crear unidades de vivienda casi
autodependientes, en las cuales el niño durante todo el día y el adulto después de trabajar, encontrarían todo lo
que requiriesen sin necesidad de automóvil. La unidad vecinal quería que todos disfrutaran de la condición de
peatón, presentada por la revista como la condición por excelencia del ser humano .
Como sabemos, la primera unidad vecinal fue la número tres (UV3), diseñada por un equipo de arquitectos en
el que no estaba FBT. Belaunde participó como miembro del directorio de la CNV, comprometido en una labor
de promoción de la idea. Ese fue su rol habitual: más que diseñador de proyectos fue un urbanista de gran
iniciativa. Tras esta primera obra, la CNV nombró a Santiago Agurto como arquitecto jefe de la institución. Así,
Agurto (egresado de la Universidad de Cornell y más cercano al modelo mexicano de vivienda popular) fue
responsable de las unidades vecinales posteriores a laUV3: Matute, Mirones y Rímac, entre otras. Como concluye
Zapata, En esta época quedó entonces definido el esquema de crecimiento que los urbanistas preveían para
Lima. Este esquema se resume en la ciudad-jardín para los más acomodados, quienes vivirían en chalets
unifamiliares situados en barrios de baja densidad.. Por otro lado, el esquema de crecimiento de la capital preveía
que los sectores populares ocuparían distritos con densidades más altas, ya que vivirían básicamente en
edificios.
Según Miguel Cruchaga Belaunde, Las ‘unidades vecinales’, se inspiraron en una idea británica: la ‘ciudad jardín’.
En la versión peruana, conjuntos de mediana altura, apostados en el perímetro de un gran terreno, cuentan con
parques, campos deportivos, escuela, centro comunitario, iglesia, etc., Es el caso de la UV 3, San Felipe,
Angamos, Santa Marina, Mirones, Matute, Torres de San Borja, Limatambo, Julio C. Tello y Santa Rosa,
en Lima
e infinidad de conjuntos similares en las ciudades más importantes del país. Al quedar el
automóvil limitado al estacionamiento periférico, las familias y los niños recorren el vecindario
libres de peligro. Producen un habitat agradable en el que las áreas verdes compensan
adecuadamente la densidad de los multifamiliares. Cabe comparar la diferencia que existe entre
esos conjuntos y los densos edificios que se construyen ahora, saturando de cemento la
integridad de los terrenos y cargando el panorama urbano de un aspecto crecientemente
agobiante.
Lo paradójico de todo esto que, 50 años después, a finales del siglo XX, el resultado fue inverso:
mientras la inmensa mayoría de los pobres viven en pequeñas viviendas unifamiliares, los
edificios se multiplican en los antiguos barrios residenciales para las clases altas y medias. Por
otro lado, lamentablemente, como sabemos, la proliferación de las barriadas, producto de las
migraciones, hizo fracasar las soluciones urbanísticas que propuso Belaunde y EAP
.
Residencial Limatambo
Nombre obra: Edificio Residencial Limatambo
Dirección: Esquina Javier Prado y Paseo de la República
Fecha realización: 1953-54
Área: 5050 m2
"Este edificio, ubicado en la esquina de las avenidas Javier Prado y Paseo de la República,
tiene un tratamiento formal similar al edificio Diagonal en Miraflores, en el cual la retícula de
elementos sobresalidos contrasta con los muros ciegos y las partes profusamente viriadas al
extremo de uno de los bloques.
El bloque hacia Javier Prado tiene nueve niveles y dos departamentos por piso; y está unido
por un angostamiento en la planta con el bloque posteiror, el que contiene un departamento por
piso y tiene siete niveles. En el anteproyecto de 1953 se aprecian las terrazas abiertas, tal como
se observa igualmente en las plantas, pero posteriormente en el desarrollo se decidió cerrar las
terrazas involucrándolas a los ambientes de sala y dormitorio existentes.
Los dos últimos niveles del bloque más alto contienen departamentos de tipo duplex. Se puede
apreciar las preocupaciones de Seoane para resolver la coronación del volúmen con un detalle
expresivo diferente, y la inclusión de un zócalo almohadillado que, conjuntamente con una
expresión diversa y en otro plomo del primer nivel, permite nacer mejor los elementos formales
volando a partir del segundo nivel."
El texto no señala en qué momento se le colocó el cartel luminoso de Coca Cola en la parte
superior. El que está hoy día (circular, giratorio) es distinto al de las fotos originales.
VIVIENDA URBANA
La denominación vivienda se origina en la palabra vivir/VIVENCIAS y se denomina así al lugar
donde cualquier ser humana puede llegar a cumplir las funciones básicas para "vivir",
descansar, comer, estar, entretenerse, etc.
El termino urbana, viene de la denominación urbe, y se denomina así a todo aglomerado de
personas viviendo en lugares para tal fin. Siguiendo con esa denominación, por ejemplo una
ciudad sería una zona urbana, mientras que el sector semiurbano seria la transición con la zona
rural, donde la trama o el tejido empieza a ser menos densa.
Características:
tiene todos los servicios: agua potable, conexión a alcantarillado, energía eléctrica, línea telefónica, etc.
Tienen servicio de: recogida de basura, correo, línea de transporte publico cercano.