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Hecho

en una
Tarde
(filopoetic al paso)
dita
lE Apagón E
Así que los derechos de autor eh?, que la fichita
para la biblioteca, que bla bla...

Entonces
Copyfuck para El Apagón
y No Hay Autores Aquí.

Lo demás

Resistencia, Chaco, Argentina.


1º edición - pocos ejemplares.
Miscelánea; filopoetic-alpaso
9x14cm. 52 pp.

Si reproducís esto, hacete ver.


Hecho en una tarde
(compost poético filo-al paso o filopoetic)

Alejandro Schmid//Ariel Sobko//Horacio Silvestri

El Apagón ediciones

Micro tirada de 20 Ejemplares únicos.


Realizado enuna tarde para la 11º Flia. IMPA Baires, agosto 2009
Hecho en una tarde
(compost poético filo-al paso)
Escueto esbozo de tres éticas
seguido de
Blanchot y la escritura del azar
en rizoma con
Bordeando el borde sin bordado
y Otras palabras alusivas
Con ilustraciones de Golemdeazucar
y fotografías escogidas.

Idea y fabricación: Alejandro Schmid.// Textos: Ariel Sobko/Alejandro Schmid


Ilustraciones: Horacio Silvestri
dijo Pessoa:

Tres ladrones/
el de la izquierda
el de la derecha
y el del centro

pero lo dijo en portugués.


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Escueto repaso de tres éticas
En principio hay que decir que aquí la palabra ética es tomada para
designar el ajustarse a un hábito determinado. Hechos puros de los
actos o modos de actuar, de hablar, de conducirse, de ese estar ahí en el
mundo de todos los días desnudo. Así, repasar estas tres formas, tiene
que ver específicamente con un ejercicio clasificatorio y hasta, por qué
no, caprichoso.
Queda descartado tomar partido por alguna de ellas, las tres implican
modos de ser inexcluyentes, intrínsecos, continuos entre sí, podría
decirse.

La primera de ellas es la ética de la autenticidad, que echa sus raíces en


la primera hora de Heidegger, el de Ser y Tiempo; la segunda se trata de
la ética del compromiso, cuyo mayor referente es Sartre por supuesto; y
por último la ética de la multiplicidad, derivada de la posición
ontológica que Deleuze-Guatari desarrollan en Mil mesetas. Los tres
discursos se suceden el uno con el otro, cada uno le ha legado su saber
al otro para que haga la diferencia y pase la bola, por así decirlo, de ahí
el orden: Heidegger, Sartre, Deleuze-Guatari. Así, una descripción
escueta de ellos nos tiene que llevar a un rápido desvelo de sus
micromecanismos.

Lo que tiene por entregarnos Heidegger es muy sencillo, te lo muestro


de una. Her chabón plantea básicamente que hay dos tipos de habla,
una auténtica y otra inauténtica. La primera corresponde al buen decir
(en el sentido lacaniano1 /offcourse), no al decir del Bien ni nada que se
le parezca), aquella habla que viene limpia ya de las habladurías y
dichos que nos sujetarían al modo de hablar de un otro, u otros,
haciendo con esto que recaiga sobre mi propia libertad, lo que estoy
1- Dicese del decir propio del estado primitivo, pañalesco de una ciencia que lleva por nombre
psicología. No hay bien ni mal, ni lindo ni feo, etc. Para un detalle visite wikipedia.
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diciendo. Ese otro u otros de donde viene lo que digo si incurro en
habladurías, en rigor no tiene identidad, sería un grupo indeterminado
de personas que supuestamente dicen eso. Se habla auténticamente
cuando uno se juega en lo que dice. Por otra parte, el hablar inauténtico
sería lo contrario, es decir, aquella habla que proviene sujeta ya por
habladurías, aquel hablar que se subsume, se dispone, por decirlo de
alguna manera, al dominio del “se” impersonal, al del “Uno dice…”.
Pues bien, hay una ética entonces en los actos devenidos de lo
auténtico. Ser auténtico implica seguir una conducta de verdad,
caminar por un camino siempre alerta de no tropezar con las
alienaciones que acechan desde lo impersonal, esa sería la cosa.
Supuestamente, según Sartre, hay todavía en todo esto un lastre
religioso. Esa caída en lo inauténtico, tiene siempre connotaciones
oscuras, lo que tira por borda considerarla como una ética
emancipatoria, aunque esto supuestamente se encargó el propio
Heidegger de aclararlo. La plenitud de esta ética estaría entonces en
actuar como si todo pudiese ser visto de modo particular, aquella
particularidad que es propia de los originales, a ese regulativo aspira
incluso, le sería fiel a lo dicho no sin generalizaciones justamente, sino
a aquello dicho creando las generalizaciones. Está.
Así Sastre, por su lado, parte del hecho de la inevitabilidad de ser libre
que pesa sobre el hombre, teniendo como pulmón a la Nada y como
límite otra vez su libertad. El hombre es la Nada, por eso es libre. Si soy
libre, entonces todo se filtra por mi libertad, todo lo que me ocurra o
deje de ocurrirme será, en lo que me compete, de/ y por mi absoluta
responsabilidad. Y es esta responsabilidad desde donde se lanza a decir
que entonces somos un ser sin excusa. Todo fue ya decidido por
nosotros, no tenemos excusa ante lo que somos. No hay nada detrás de
mis decisiones más que yo mismo, no hay Dios, no hay esencia, nada.
La libertad es una especie de tragaluz inexorable, un agujero negro que
se lo chupa todo y todo lo infesta. Soy absolutamente responsable de
todo lo que me pase. A su vez, Sartre sostiene que lo que elijo para mí,
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elijo para el otro, de manera que siempre estoy obligado a elegir por
todos. Y es en esta ecuación en la que encuentra su ética del
compromiso, un compromiso que conduce a importarse2 por la
historia, por el momento como le gustaba decir a Sartre, a saberse
responsable de toda la humanidad entera. El esplendor de esta ética
está en el paradigma del escritor comprometido, comprometido
entonces con el orden de lo social, la famosa praxis filosófica. Buena
filosofía atea, no hace más que limpiar el llamamiento a la militancia
política, aunque se pretende ontología también.

Por último Deleuze-Guatari, a ver: Ya es célebre aunque todavía no


machacado el final nietzscheano de Rizoma, que dice así: “¡Haced
rizoma y no raíz, no plantéis nunca! ¡No seáis ni uno ni múltiple, sed3
multiplicidades! ¡Haced la línea, no el punto! La velocidad

2- Darse importancia, darle cabida a lo importante. Importar, traer algo al habla de lejos, etc.
3- Sed; no ser un sediento o sí. Sed de ser: “sed ustedes tal o cual cosa”. Sed de sedimento.
transforma el punto en línea. ¡Sed rápidos, incluso sin moveros! Línea
de suerte, línea de cadera, línea de fuga. ¡No suscitéis un General en
vosotros! Nada de idea justas, justo una idea. Tened ideas cortas.
Haced mapas, y no fotos ni dibujos. Sed la Pantera Rosa, y que
vuestros amores sean como los de la avispa y la orquídea, el gato y el
babuino.” Respetuosa del popanálisis, una ética de la multiplicidad
debe darnos entonces lo siguiente: no se puede tomar partido por nada
por el hecho de que se dan sencillamente todos los casos, es decir, nos
vemos siempre obligados a afirmar que todo puede ser válido porque
hay de todo. Nihilismo después del nihilismo; de todas maneras el
mundo se ofrece en toda su complejidad neutralizante aquí, aquí no
pueden verse los límites de una profundidad de casos, que nunca cesa y
siempre recomienza. Aquí ese No haya fin allí donde reina la finitud
blanchotiano. Sobre esto pesa el hacer rizoma y no raíz, el no sed ni uno
ni múltiple sino multiplicidades. Y bueno, por supuesto que no hay
Generales tampoco, nada. No hay aquí una distinción clara entre lo
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auténtico y lo inauténtico heideggeriano, quizás, como se dijo, por el
sospechoso privilegio en hablar fuera del se, los limites están tan
alegremente confusos aquí como para semejante distinción, en lo que
sirve de guía fundamentalmente. Lo máximo de plenitud en esta ética
es hablar por hablar, donde el sentido se dirige ¿se dirige? hacia lo
inefable, lo inmemorial, hacia un Dios, o lo que fuere, siempre ya lejos
de cualquier forma o lógica de generalización, de oposiciones, de
superaciones. Se habla en esta ética entonces mucho diciendo y…y…y,
perfectamente conciente de que hay que hablar para callar, ¿dándose en
ese callar a fin de cuentas algo, la felicidad, la plenitud digamos?,
perfectamente conciente de eso y hablando con conjunciones.
¿Ok?
esbozos / lápiz y borradores / sangre tinta / ancestros
trazando un hilo conductor que cruce las tres éticas podemos llegar a pensar en una correspondencia
en una historicidad, un devenir logocéntrico que nos abofetea la cara y la boca abierta al pedo
el arribo a las mesetas / el encuentro con lo deconstructivo/ ira
podrá existir un macri, es cierto / también un pino
de raíz ruinosa
quiero ser copa
abrir la descripción para borrar
soñé que pintaba las líneas blancas de la ruta
algo me atemorizó, pude ver sin ojos, ya perro pude ver
alguna vez pensamos que
llegado en momento
podríamos
con el asunto ese del mundo
que se cae a pedazos
pero ni modo
y seguimos pensando sin fondo
seguimos amando por vocación
y cortando los destrozos
contando de uno en uno
los posibles que se iban yendo
hasta que un día despertamos
sudábamos y no era tarde
pero nos habíamos vueltos viejos
Detesto las moralejas, sin embargo vivo rodeado de moralistas que
escupen su fuego de verdades a diestra y siniestra. Básicamente estoy
harto. Decididamente empecinado a convertirme en piedra. A no oír
nunca más la voz de otro ser humano. A pesar de ello me relaciono, o
dicen que lo hago, muy bien con la especie y aún no he realizado
ningún acto que me presente delante de todos ellos. Hace un tiempo
ya, que me retirado de lo cotidiano. Empecé por las cosas más
banales, como asearme, dar de comer al perro, limpiar la casa, sacar la
basura, pero tuve que ceder al olor. El olor es, sin duda, la huella
semántica más poderosa, aquello que me es imposible erradicar. La
paradoja consiste en que borrar u olvidar guardan alguna semejanza
significativa con limpiar y ordenar. Pues ¿acaso no es otra operación
intelectual más? Ya lo creo, y lo que es peor: escribir es ordenar,
escribir es gritar fuerte dentro de un pozo que podría ser descubierto
por cualquiera. El hastío y sus formas me corroen, me deforman, como
a todos mis colegas malditos. Así que debería resignar en primer
término la posibilidad, el acto, de seguir escribiendo. Debería dejarme
abandonado hasta morir. Pero no aliviaría mi tormento, escribir es mi
droga preferida, mi tortura dulce, y la piedra no escribe.
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dice Deleuze:

el signo remite al signo, y lo hace bajo la condición de un significante mayor. Este


es el sistema de masa, es el sistema paranoico.

más adelante diferenciará masa de manada.


lo que ayer fue signo del complot
hoy es complot del signo.
.capital en eterna fuga.
moverse como manada, siempre en los bordes, en
constante mutación, sin líder de masas, sin fuerza
centrípeta, siempre un deslizante...
sin red que frene la caída, la subida o...
deberían darte
vergüenza esclavo tus
debilidades de
consumo cadena tus
porquerías de pequeño
enano tus simiente de
si señor, no señor y
esa justicia policiaca
que parece animarte
mientras sobas y
sobas cuando bien
podrías corretear por
el bosque
hacer rizoma con el árbol
nunca punto

mirarse para encontrar el entendimiento


o ver subir al rostro la negación

decirse en el otro alguna cosa importante


o reflejar una gota exudada por fricción amorosa

nunca menospreciar un espacio en formación


detenerse todas la veces que se perciba un línea
y darse el gusto de soñar ser el pintor de la franja
central que divide la ruta de la muerte
Maurice Blanchot y la escritura del azar.
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Lo primero que hay por decir para presentar a Maurice Blanchot es que
nació en 1907 y murió en el 2003, dedicando de lleno su vida a la lectura y a
la producción de su obra. Incurrió en géneros dispares como la novela, la
crítica literaria, el ensayo y el fragmento, pero siempre llevados a un nivel
filosófico. Vivió con mayor regularidad en el territorio francés, dónde
habló y trabajó con casi todos demás filósofos de su época como Levinas,
Derrida, Foucault, Deleuze, Barthes, Bataille, incluso con Sartre. En la
década del ochenta, se aisló de la prensa, del ambiente universitario y del
espacio político y público, hasta el día de su muerte. No fue antes de ese
aislamiento, por lo demás, una figura pública si se entiende con ello ese
prisma unívoco entre obra, publicación y actividad social que encarnaron
y por la que son conocidos los demás. De Blanchot, por el contrario, sólo se
cuenta con la edición de menos del veinte por ciento de sus escritos, no
tienen los especialistas una curiosidad sobre él, hay pocas fotos suyas y,
hasta la fecha, se cuenta con dos biografías que según las críticas no
escapan a las contradicciones propias del género. De todos modos, aparece
respetuosamente citado en lugares claves en todos los que lograron una
relación con él (el propio Foucault le dedicó el desarrollo un libro titulado
El pensamiento del afuera). Con todo esto, puede verse que, el caso de
Blanchot, es el caso de un 'maldito'; es decir, de un autor que se abstuvo de
publicar la mayor parte de su producción, tanto como de mostrarse en
público. De todos modos, aún desconociendo el público general sus libros
o el comentario de su filosofía, lo cierto es que su voz tiene el mismo nivel
de importancia que los otros como constituyente del actual pensamiento
posmoderno.

Si examinamos empero lo que Blanchot tiene publicado, nos encontramos


con un estilo que tiene tanto de original como de oscuro. En su aspecto
formal, se observan dos modos que, en rigor, conducen a lo mismo.
Escribió libros de fragmentos propiamente dichos, como La escritura del
desastre o El libro que vendrá, y libros no de fragmentos pero escritos y
conducidos de modo fragmentario, como Falsos Pasos o La comunidad
inconfesable; lo mismo sucede con las que son llamadas sus novelas
herméticas. Por otro lado, en su contenido, independientemente del tipo
de libro o del autor o del tema que se ocupa, la escritura de Blanchot no
Autopista
Blanchot
garantiza ningún acuerdo final, ningún contrato de lectura definitiva.
Trabajó con suma precisión una prosa densa, en la que a todo tiempo su
narrativa lleva a una penetración constante en lo que se dice, logrando, sin
dejar de hablar de lo que habla, que se neutralice cualquier pretensión de
cierre en el significado. En la escritura de Blanchot, está ausente un sujeto
determinado en la enunciación, por lo que no tiene cabida cualquier
intento de atribuir a un 'Yo' lo que se expone. Asumiendo como precursores
de este estilo entre otros a Heráclito, Mallarmé, Nietzsche, Leutreamond o
Heidegger, lo que Blanchot logra con todo esto, es descartar a priori, por
inconcebible y pretenciosa, una lectura moderna del texto, donde,
digamos, uno supuestamente siempre puede 'hablar con claridad de lo que
está leyendo' o puede 'abarcar en un sentido definido lo que allí se dice'. Sin
salirse de la precisión en lo que quiere decir, abre con cada avance no
obstante un espacio independiente de lo que se venía diciendo, respecto a
lo que viene o queda por decir. No hay modo en sus libros de relacionar en
una serie estable lo que se lee, dejándonos la experiencia misma de la
disgregación de cualquier núcleo al que pueda ir el texto. Con esto liquida
el principio cartesiano, que tiene como opuesto al discurso del loco, según
el cual para hablar o pensar con sentido, debe seguirse con claridad y
distinción una asociación razonable y estable a lo largo de lo que se dice, lo
mismo que hicieron en sus obras estos precursores que nombro.

Ahora bien. Dado un tiempo de estudio determinado en este autor, se


encuentran, multiplicadas en sus textos, ciertas sugerencias sobre qué es la
escritura, por las que creo se puede dar con una explicación concreta para
su universo rizomático. Estas sugerencias sobre qué es y cómo funciona la
escritura, abundan y no son cuantificables. Así por ejemplo, tomando sus
opiniones en torno al hecho de escribir o a los géneros o a los autores que
reseña o discurre, Blanchot siempre insiste en que todo lo que es dado a la
escritura, todos los textos que existen, son en sí particulares, singulares,
irrepetibles y únicos. Es imposible, señala, conectar todo lo que fue dicho
en todos los libros que existen y, por lo mismo, es imposible conectar a
todos sus autores. Y el hecho de esta multiplicidad, se explica en que cada
uno de los autores, cuando escribe, lo que hace en concreto es imponerse al
"azar" de todo lo que puede decir de lo que está diciendo. A su vez, esta
imposición, la realizan desde ese otro azar que es su querer decir. No
puede haber una ley de partida en lo que quieren decir los autores, lo
mismo que no hay una ley en lo que llegan de todo lo que pueden decir de
lo que están diciendo. Por lo tanto, el texto se produce en el choque entre
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estos dos azares. La escritura, así, sería azar contra azar. Esta observación
implica, para Blanchot, que no puede ser tomada la escritura de modo
general, o lo que es lo mismo: no puede concebirse una ley que maneje lo
escrito a la hora de determinar una forma o una dirección en lo que se
transmite. Por esto es siempre posible, según Blanchot, crear nuevos
géneros o dar con nuevos autores, volviéndose un falso planteo la
posibilidad de que todo esté dicho. Así, al considerar que la escritura
deviene de un puro azar, la concepción blanchotiana transforma de modo
radical las condiciones sobre las que modernamente se entiende a la
escritura y a la lectura, instalando, para poder decir lo que dice, una
libertad infinita en la producción. Y este es el motivo fundamental por el
que todo lo que dice en sus propios textos, aparezca sin necesitar de lo que
se ha dicho antes o de lo que le queda por decir.

Por último, cabe indicar el acuciante sentido ético y político que hay detrás
de esta filosofía. Si lo que se puede decir no encuentra ningún límite en una
ley, lo que Blanchot nos transmite, es que el pensamiento es inmanejable
por cualquier discurso que pretenda dominarlo o cerrarlo de algún modo y
por algún objetivo determinado. Su escritura, lanzada a chocarse con el
azar de ese afuera desde donde le viene lo que escribe, anula toda clase de
totalitarismo que retenga en un significado definitivo lo que se dice,
convirtiendo lo que se escribe en la experiencia misma de esa libertad
siempre avasallante. La crítica literaria, por ello, no puede sino dedicarse
al 'respeto' de los textos y los autores que trata, dado que todo lo que se
tiene por criticar es, en rigor, siempre algo único, algo irrepetible, algo
particular, devenido de la exclusividad en que ese autor lo ejecutó,
recortado del azar de todo lo que se podía decir sobre lo que dijo.
Entre vuelo y caída
masticando trizas de espejos
hablando de romper el desastre
una hormiga alza el recorte prolijo
que una rata hizo del periódico
justo en el lugar mínimo
donde cupo por una vez la poesía.

Desde allí hasta el nido


que el pájaro tejió con paciencia
mientras el poeta tecleaba los versos
aturdido por los ruidos cotidianos
la palabra sobreviviente
descansa.
(...)Me acuerdo ya de él en el futuro con la nostalgia que sé
que he de sentir entonces. Estaré tranquilo en una casa
pequeña de los alrededores de algo, gozando de un sosiego en
el que no haré la obra que no hago ahora, y buscaré, para
continuar el no haberla hecho, disculpas diferentes de
aquella en que hoy me esquivo a mí mismo. O estaré internado
en un asilo de mendigos, feliz por la derrota completa,
mezclado con la ralea de los que se creyeron genios y no
fueron más que mendigos con sueños, junto con la masa
anónima de los que no tuvieron poder para triunfar ni
renuncia generosa para triunfar (...)

Fernando Pessoa, Libro del desasosiego.


Y, entre tanta vejez
precoz,
traerás la buena
nueva herejía
tejida con agujas
digitales.
Ente(r)rado hasta la
célula
y resucitado de un
archivo
darás fuego a la
ceremonia.
Los demás, los
reunidos
te silbarán
te emplearán los
verbos
y alquilarán la risa.
Pero vos, nada
emperrado en tu
perra suerte
de lúcida lechuza
errarás.
Al final;
cuando te vayas de
este páramo
y mucho después
incluso
uno vendrá a
destejerte
mientras su mano le decía del calambre
transpiró todas sus señales como obras
y no hubo sol que conociese su nombre
el escriba no supo sus ardores
ni las pestes vieron su faz
pero al final,
un aullido estremeció la noche
cortaba las palabras con cenizas queridas
cuando
y desde entonces/ se habló
de los influjos lunares.
espirales de humo viejas y cansadas
gotas de los cuerpos exigidos al ras
verdes recuerdos letánicos traidores
hojarascas pasadas de moda
y un cuadro sensible al tacto
que pregunta tus señas

Cuerpo tuyo se contrae ante la mugre


tanta
y no hay como limitarlo
hasta que sales del sopor sabático
preguntas que hora es
para recuperar el sentido del vacío (no hay verdad fuera del engaño
y sumergir la espacialidad fingida porque no hay verdad
y el frío cala los huesos)
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Arriba el gran abrelatas.
Abajo apiñadas gargantas.
Mares de necesidad repartidos.
Es la ofensa inaceptable de cada día.
La oferta concentrada.

No voy a mirarte
con ojos abrelatas.
Haremos un espacio fresco
recién cosechado, maduro
una peripecia extravagante.
Inapelable estirpe novedad,
hasta las últimas secuencias
vacías preguntando: ¿cómo?

Y que lo fácil sea de otro signo.


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nubarrones de muerte llegando


“(...) Palabras y palabras y palabras.
Hermoso como un mundo de palabras
el mundo de palabras.
Palabras diminutas, bellas y diminutas
como palabras diminutas, bellas.
Palabras bellas como estrellas bellas
que fuesen ya palabras diminutas.
(Palabras tan queridas
aunque fuesen palabras...)

Carlos Bousoño, Palabras: El mundo.


Del libro: Oda en la ceniza.
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Se vaaprendido
disolviendo lo
O le crecen rebeldías que
no comprende.
Cuando alguien le
Ninguno en la ciudad sabe
Realmente cómo Es
Cómo funciona, quienes son sus dueños
No les importa mientras todo continúe.
Siempre y cuando no dejen de darles
su Programación de Mañana.
Cuando no escribo esto
tengo la sensación de
haberlo escrito antes.
descubre a los personajes de la foto
(y después, que importa del después)
El disco ha de estar rayado en ese sitio, porque hace un ruido raro.
Y hay algo que aprieta el corazón: que esa tosecita de la aguja en el
disco no afecta en absoluto a la melodía. Está tan lejos, tan lejos,
atrás. También lo comprendo: el disco se raya y se gasta, quizá la
cantante haya muerto; me iré, voy a tomar el tren. Pero detrás de lo
existente que cae de un presente a otro, sin pasado, sin porvenir,
detrás de esos sonidos que día a día se descomponen, se descargan
y se deslizan hacia la muerte, la melodía sigue siendo la misma,
joven y firme, como un testigo despiadado.

Jean Paul Sartre. La náusea


45

Espacio de publicidad
Escribo fragmento o gota
a gota puede/ decías
cae rebota y una perderse en la
aniquila reverdece casi noche
plomizas por venir siempre que no olvide
palmadas de otro cielo llevar
rojo verde dos remos y gomón
y un surco grande una vaina
paraguas
y figuritas en la billetera
me decías o lo inventé
y llueve
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Y que esa rotativa vaya más deprisa
Qué joder! Si parece una babosa
Empalagada de cueros firmes
Arenas doradas, altos hoteles
Brillantes oportunidades
Autos yates diminutivos electrónicos
Y drogas con receta
Babosa que tamiza
Todo uso fingiéndolo propiedad
Y toda propiedad es un robo
En todas partes a toda hora
Tiene Dueño?
Entonces Es Legal

Nos robaron las palabras


Cuando ya no podían los cuerpos
Ahora estamos digitalizados
¿Qué podría decirnos la
ropa de Heidegger?

Hasta
la próxima tarde
Terminamos, todo todito en esta mismita tarde.

Es lo más que podemos comunicar de un tirón. Este libro llevó


exactamente 23 horas seguidas de elaboración, las cuales
incluyen: selección de textos e imágenes, diseño, diagramación,
escritura automática, impresión, corte, armado
y refilado por los bordes.

Los ejemplares son únicos e irrepetibles, así que puede colocarlo


entre sus trofeos literarios, o rematarlo cuando los autores sean
tan reconocidos que no puedan caminar por la calle.

También es deseable compartirlo, regalarlo o donarlo a algún


centro cultural.

Si te gustó y lo querés comentar, envía un mail a:


elapagonediciones@gmail.com, colocando como asunto el
número de serie que aparece al final.
ALEJANDRO SCHMID - ARIEL SOBKO - HORACIO SILVESTRI

ESTO NO ES UN LIBRO
AsÍ COMO MILENA CASEROLA INSISTE EN NO SER UNA
EDITORIAL, “HECHO EN UNA TARDE” ESTÁ MUY LEJOS DE
PRETENDER CONVERTIRSE EN UN LIBRO. SE PRESENTA
DE ESTE MODO PARA DESAFIAR CIERTAS HABLADURÍAS
ACERCA DE LOS USOS Y ABUSOS COMETIDOS EN EL
SANTO NOMBRE DE LOS YA MENCIONADOS ARTEFACTOS
DE PAPEL. SI UN LIBRO ES UN ACTO DELIBERADO, QUE
ATRAVIESA VARIAS PRUEBAS, QUE SE PRESENTA COMO
UN TODO ORDENADO, UN NÚCLEO DURO QUE REMITE A
CENTROS EN APARIENCIA INEVITABLES, ESTE NO LIBRO
RESISTE EMPAQUETARSE, CLASIFICARSE Y NUCLEARSE.
SE TRATA DE ESA CLASE DE OBJETOS QUE CREAMOS PARA
DESHACERNOS, PARA INVENTARNOS UNA FORMA.

TRES NO AUTORES, PECANDO DE CONVIVENCIA, LOS SALUDAN.

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