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La Exposición de Arquitectos Deconstructivistas de 1988 presenta en el MoMA una nueva inclinación de la arquitectura en las figuras de varios arquitectos tanto europeos como americanos. Las fundamentaciones de Johnson y Wigley pretenden poner en evidencia los aspectos más relevantes de este proceso complejo a la vez que poner en evidencia los nuevos caminos que ha iniciado la arquitectura luego de la debacle del movimiento moderno.
La Exposición de Arquitectos Deconstructivistas de 1988 presenta en el MoMA una nueva inclinación de la arquitectura en las figuras de varios arquitectos tanto europeos como americanos. Las fundamentaciones de Johnson y Wigley pretenden poner en evidencia los aspectos más relevantes de este proceso complejo a la vez que poner en evidencia los nuevos caminos que ha iniciado la arquitectura luego de la debacle del movimiento moderno.
La Exposición de Arquitectos Deconstructivistas de 1988 presenta en el MoMA una nueva inclinación de la arquitectura en las figuras de varios arquitectos tanto europeos como americanos. Las fundamentaciones de Johnson y Wigley pretenden poner en evidencia los aspectos más relevantes de este proceso complejo a la vez que poner en evidencia los nuevos caminos que ha iniciado la arquitectura luego de la debacle del movimiento moderno.
ARQUI
TECTURA
DECONS:
TRUCTI:
VISTA
Philip Johnson y Mark Wigley
GG=
Prélogo
Este libro se publica con ocasin de la exposi-
ura decorstructivises-, tercera de
una serie de cinco dentro del programa de ar-
quitecrura del Gerald D. Hines Interests en el
Museo de Arte Moderno (MOMA) de Nueva
York.
Es para nosotros un gran placer el dar nueva
mente ls bieavenida a Philip Johnson como di-
reewor invitado de la exposicién. Como funda-
dor del Departamento de Arquitectura y Diseio
en 1932, Philip Johnson fue también responsa-
bble de varias de las primeras exposiciones orga-
nizadas por el departamento, muchas de las cua-
les marcaron época, y entre las que cabe sefialar:
«Arquitectura Moderna: Exposicion Internacio-
nals en 1932, «Arte Maquinistar en 1934
«Mies van der Rohe» en 1947. Esta es la prime-
ra exposicin que organiza desde 1954, cuando
dejé la direccién del departamento, si bien el
Museo ha teaido la fortuna de tenerlo en su
junta desde 1957. Ha sido también presidente
del Comité de la Junta para la Arquitectura y el
Diseio hasta 1981, y desde entonces ha sido su
presidente honorario, Su ojo critico y su habili-
dad para distinguir las dizeeciones nacientes en
Ja arquitectura han producido una vez mas una
exposicion provocadora. Vaya nuestra agradeci-
‘miento ‘ambien 2 Mark Wigley, organizador
junto a Philip Johnson de la exposicién, y a los
siete arquitectos de los que se exhibe la obra,
por su entusiasta cooperacién,
Finalmente, damos una vez més las gracias al
Gerald D. Hines Interests por su generosidad
lucidez al hacer posible esta serie sobre la arqui-
teotura contemporinea.
cién -Arquit
Stuart Wrede
Director, Departamento de Arquitectura y Dise-Prefacio
Hace ahora unos sesenta aos que Henry-Russell
Hitchcock, Alfred Barr y yo comenzamos nues-
tra basqueda de un nuevo estilo de arquitesturs
que, tal como habia sucedido con el gotico 0 el
roménico en su ia, marcase una disciplina para
nuestro arte, La exposicién resultante, «Arqui-
tectura Moderna» de 1932, presentaba una sints~
sis de la arquiteerura de los ais veinte —Mies
van der Rohe, Le Corbusier, Gropius y Oud
‘eran los héroes— y profetizaba ur estilo inter-
nacional de arquitectura que habria de ocupar el
lugar de los estilos romanticos de! medio siglo
precedente.
En esta exposicin la intencién es diferente.
Por muy interesante que sea para mi el trazar
un paralelo con 1932, por muy delicioso que me
parezea el proclanar otra vez un auevo estilo,
no es ése el caso en esta ocasin. La arquitectu-
ra deconstructivista no es un auew estilo, No
podemos atribuirle ni un poco dei fervor mesis
nico del movimiento moderno, ni del exclu
mo inherente a aquella causa catdiica y calvinis-
ta, La arquitectura deconstructivista no repre~
senta un movimiento; no es un eredo, No tiene
«ares reglas» de obligado cumplimiento. Ni si-
quiera es sseven architect.
Es la confluencia, desde 1980, en la obra de
lunos cuantos arquitectos importantes, de enfo-
{ques similares que dan como resultade formas
similares. Es una concatenacién de tendencias
afines en varios lugares del mando.
‘Como las formas ro salen de lz nada, sino
que estin inevitablemente relacionadas con for-
mas preexistentes, no es extraio que las formas
de lt arquitectura deconstructivist: puedan venir
del constructivisme ruso de le segunda y eercera
década de este siglo. Me siento fascinado por
esas similitudes formales, tanto las que hay en-
tre estos arquitectos como las que hay entre
ellos y el movimiento ruso. Algunas de estas si-
milicudes son desconocidas por les arquitectos
‘mis jOvenes, y por supuesto no son premedita-
das.
‘Tomemos por ejemplo el mas abvio de los te-
mas formales que repiten cads uno de ellos: la
superimposicion en diagonal de formas recta
gulares o trapezoidales. Este tem: aparece tam-
bin claramente en la obra de tods la vanguardia
usa, desde Malevich a Lissitzky. La similicud,
por ejemplo, entre los plinos alabeados de Tat-
lin y los de Hadid es evidente, El slin-ismo»
de Rodchenko aparece en la obra de Coop
Himmelblau y en ls de Gehry, y asi sucesi-
vamente.
Los cambios que més chocan a.un viejo mo-
derno como yo son los fuertes contrastes entre
las imagenes eretorcidas» de la arquitectura de-
constructivista y las imagenes «puras» del anti-
fguo estilo internacional. Me vienen a la mentedos de mis iconos favoritos: un rodamiento de
bolas que iluscraba la
da del cavdlogo de la
exposicién «Arte maguinist fen el
Museo de Arte M:
ciente de un cobertizo
de 193,
lemo, y una fotogra
é procege un manan-
tial, construido en Ia década de 1860, tomada
por Michael Heizer en un terreno de su propie-
dad situado en el desierto de Nevada.
Los dos iconos fueron «diseiiadose por
nas andnimas con fines no estéticos. Ambos pa
recen tener una especial belleza d
respectivas épacas. La primera im:
pondia con nuestras ideales de belleza maquinis
co de sus
ta de los aitos treinta, con sus formas no adulte-
ridas por disefiadores La foro del
cabertize toca hoy Ja misma fibra en nuestro ce
rebro que el rodamiento habia tocado dos
raciones atras. Es mi ojo receptor lo que ha
cambiado,
Pensamos ea los contrastes. La
damiento representa la claridad
tinica, clara, plato:
ma del ro-
2 perfeccidn; es
severa, El cobertizo
inquiztante, dislocado, misterioso, La esfera es
pura; las planchas retorcidss conforman un es-
pacio deforme. El contraste se produce entre la
perfeccién y la perfeccién violada.
Ena pintura y en la escultura esta sucet
do el mismo fendmeno que en el arquitectura.
Muchos artistas que no se copian los unos a los
otros, y que evidentemente conocen
n formas afines a la
tectura deconstructivista. Los «conos y pi
intersectantes de Frank Stella, las lineas de tier
trapezoidales de Michsel
aes cortados y retorcidos de una ¢
pa de Ken
Price me vienen a la mente.
En el arte como en la arquitectura, sin embar
0, hay muchas —y contradictorias— senden-
acidn de ripi
dos cambios. Dentro de ls arquiteccura, son
igualmente validos el clasicismo esiricto, el mo:
dernismo estrieta, y toda clase de tonalidades
intermedias. No ha aparecido ningin «ismo
de persuasion generalizads, Es posible que nin~
in 0 conjunto de creencias a nivel mundial a
ir del cual pue
fientras tanto reina el pluralismo, terreno en
ormarse una estésica,
al que se pueden desarrollar artistas posticos y
originales
arquitectos representados en la ex-
‘ote paises diferentes, y
abajando actualmente en cinco, no fueron ele-
lores 0 representantes
de Ja arquitectura deconstructivista, Muchos
buenos proyectos fueron necesariamente
ion de entre lo que es
ecimiento, Pero estos
rados al hacer esta s
codavia un fendmeno en
siete arquitectos nos han parecide una justaLi persona responsabi
esta exposicion es el director del Departamento
de Arquiteceura y Disefio, Stuart Wrede. Desde
que generocamente me dio ests opertinidad de
ser director invitado de la muestra, ha sido para
nosotros un lider conocedor y preocupido, sa-
stificando tiempo de su apretada agenda para
dedicarnos su energia y direccidn.
No hubiese habido exposicién ni libre sin la
colaboracién de mi asociado, el veérico, arqui
tecto y maestro Mark Wigley, de la Universidad
de Princeton. En todos los temas, desde el con-
cepto hasta la instalacin, su juicio, conocimien-
rns y trabajo duro han sido supremas
Ayudindonos a mi y a él ha estado Frederieke
Taylor, coordinadora de la exposicion. Trabaja-
dora incansable, su tacto y paciente lealtad al
proyecto fueron insustiuibles.
A Debbie Taylor, mi gratitud por su dediea-
sion y eficiencia organizadora; ast como a John
Burgee y su equipo por sus iiles critieas y por
su apoyo
Dentro del Museo debo agradecer a mis cola-
boradores del equipo de publicaciones: especial-
mente al editor, James Leggio; también a Bill
Edwards, Tim McDonough y Susan Schoenfeld:
yal diseaor, Jim Wagemar. Y, ademas, las
fguientes personas han contribuido a la realiza-
cién de la exposicién: Jerome Neuner, gorente
de producci6n del Programa de Exposicioness
Richard L, Palmer, coordinador de Exposicio~
nes; James S. Snyder, director adjunto de Pani-
ficacin e Infraestructura de Programas; Sue B.
Dorn, directora adjunts de Desarrollo y Asun-
tos Pablicos; Lynne Addison, archivera asocia-
dh; Jeanne Collins, directora de Informacion
Piiblica; y Priscilla Barker, directors de Aconte-
cimientos Especiales.
Mi agradecimiento también a William Rubin,
director de Pineura y Escukura; John Elderlield,
director de Dibujo: Riva Castleman, directora
de Grabados y Libros Tlustrades; y Joha
Searkowski, director de Fotografia, quienes con
tanta generosidad prestaron cuadras, dibujos,
grabados y forografias de las colecciones de
arte constructivista del museo; Magdalena
Dabrowski, directors adjunta en ol Deparcamen
to de Dibujo fue de especisl ayuda en nuestea
investigaci6n de l2 obra constructivista
Agradecemos también 3 las siguientes institu-
ciones, que tan amablemente prestaron obras de
sus colecciones: El Museum fur angewandte
ol Senator fir Bou- und Woh-
nungswesen, I.B.A, Archive, Berlin; y Land
Hessen, representado por el Staatsbauamt,
Frankfurt am Maia. Coop Himmelblas quicren
expresar su agradecimiento a EWE Kiichen,
Wels, Austria, por su ayuda finanviera para
transportar sus maquetas. Finalmente, de parte
de Peter Eisenman y Daniel Libeskind, quere-
‘mos agradecer al Ministerio de Asintos Exterio-
tes de la Repiblica Federal de Alemania por fi-
nanciar el transporte de sus maguetas desde
Frankfurt y Berlin, y agradecemos a Richard
Zeisler su ayuda para obtener dicka subvencién
del miniscerio,
Por el impulso que me dieron pira hacerme
cargo de esta exposicién debo agradecer a dos
personas que estin escribiendo libros relaciona-
dos con el tema. Primero 2 Aaron Bersky. que
ame hizo aotar la significativa frase «perfeccién
violada» —originada en el titulo de uns exposi-
cidn propuesta por el equipa de Paul Florian y
Stephen Wierzbowski en li Univenidad de Tli-
nois, Chicago. El segundo es Joseph Giovanni-
ni, quien fue otra valiosa fuente de informaciSn
preliminar sobre el tema.
Debo agradecer especialmente a Alvin Bo
yarski y a la Architectural Association de Lon-
res, que fue un patrocinador clave de la mayor
parte de los siete arquitectos en sus ates for
tivos. La A.A. ha sido el fértil terreno en el que
han bratado muchas ideas nuevas en arquitec-
Kunst, Vien
‘ura,
También debo agradecer a los anistas cuyas
obras me han conmovide incluso nds que los
dibujos puramente arquitectonicos: Frank Stella,
Michael Heizer, Ken Price y Frank Gehry.
Finalmente, por supuesto, debe darse el maxi-
mo crédito a los sete arquitectos y sus equipos,
ya que ademas de ser los autores de las obras,
realizaron dibujos y maquetas especiales para
esta exposicisa,
Philip Johnson
Director de lis ExposiciénTT
Arquitectura deconstructivista
a siempre ha sido una institucisa
cultural central a la que se ha valorado sobre
todo por proveer orden y estabilidad. Estas cuz-
lidades se entienden como producto de la pure
za geométrica de su composicién formal.
E] arquitecto ha sofado siempre con la forma
pura, con producir objetos en los que toda ines-
tabilidad o desorden hayan sido excluidos. Los
edificios se construyen con formas geométricas
simples —eubos, cilindros, esferas, conos, pirs-
ides, ete—, combinandolas hasta conseguir
conjuntos estables (fig. 1), siguiendo reglas
compositivas que evitan que unas entren en con~
flicto con las otras. No se permite que ninguna
14 slo
forma distorsione a oa, resolviendo todo con-
0 potencial. Las formas contribuyen armé-
nicamente a formar un todo unificado, Esta ¢s-
‘tructura geométrica consonante se convierte en
Ja estructura fisica del edificio: su pureza formal
se entiende como garantia de estabilidad estruc-
tural
Habiendo producido esta estructura Dasica, el
arquitecto elabora a continuacin un
bado que conserva su pureza. Cualquier desvia-
cién del orden estructural, cualquier impureza,
se entiende como amenaza frente a los valozes
formales representados por la armonia, la uai-
dad y la estabilidad, y por tamto se aisla de ella,
tratdndolo como puro ornamento. La arquitec-
tura ¢s una disciplina conservadora que produce
formas puras protegiéndolzs de la contamina-
ion,
Los proyectos de esta exposicién representan
una sensibilidad diferente, en la que el suciio de
Ih forma pura ha sido alterado. La forma se ha
contaninido, El suesio se ha convertido en una
especie de pesadilla,
Es esa habilidad para alterar nuestras ideas so-
bre Is forma lo que have que estos proyectos
sean deconstructivos. No es que deriven dela
modalidad filoséfica contemporénea llamada
sdeconstruccién».
Fig. 1. Le Corbusier
Li lecién de Roma
(ilusracion de Lespet
nowreau, m° r4, ma
[1gz2-23)
Fig. 2. SITE. Local ex
positor de Best Pro-
ducts. Arden Fair
Mall. Sacramento, Ca
fornia, 1977
Fig. 3. Gordon Matta
(Clark, Splitting: Four
Comers, 1974
Fig. 4. Hiromi Fug
Centro Ushimado In
semacional del Festoal
de Arce. Usbimade,
Tepin, 1984
Fig. 5. Peter Eisen
man. Castllos de Re
eo y Julieta. Bienal
de Verecss, 2985La deconstrucciéa en si misma, sin emb:
se confunde a menudo con ¢l desmonta
construcciones, Consecuentemente, cualquier
disefo srquiteesénieo provocador que parezes
deshacer Ia estructura —ya sea por medio de la
simple ruptura de un objeto (figs. 2, 3) 0 de la
compleja incorporaci6n de un objeto a ua colla~
age de trazas (figs. 4, 5)— ha sido llamado de-
constructivo, Estas estrategias han producido al-
guaos de los proyectos mas formidables de los
iiltimas afios, pero son sélo simulaciones de la
obra deconstructiva dentro de owas disciplinas,
ya que no explotan la condicién exclusiva del
objeto arquitecténico. La deconstruscién no e#
demolicién o disimulacién, Si bien hace eviden-
tes ciertos fallos estructurales dentro de estruc-
turas aparentemente estables, estos fallos no lle-
van al colapso de la estructura, Por el contrario,
la deconstraccién obtiene toda su fuerza de su
desafio a los valores mismos de la armonia, !2
unidad y la estabilidad, proponiendo a cambio
una vision diferente de la estructura: en ella los
No pueden ser climinados sin destruirla. Son,
de hecho, estructurales.
Un arquitecto deconstructivo no #5 por tanto
aguel que desmonu edificios, sino dl que locali-
za los dilemas inherentes dentro de ellos. El ar-
quitecio deconstructivo deja de lade las formas
puras de ls tradicién arquitect6nica e identifica
los sintomas de uns impureza reprimida. La im-
pureza la hace manifiesia por medio de una
mezcla de suave coavencimienta
tura: la forma es sometida a un inte:rogatorio.
Para ello, cada proyecto usiliza estategias
formales desarvolladas por Is vanguerdia rasa de
principios del siglo XX. El constructivismo ruso
constituy6 un hito clave en el que la tradicién
arquitectonica fue tan radicalmente coreida que
se abri6 en ella una fisura a través de la cual
ciertas posibilidades arquitecténicas inquietantes
fueron visibles por primera vez. El pensamiento
tradicional sobre la naturaleza del objeto arqui-
tecténico fue puesto en duda. Pero aquella posi-
bilidad radical no fue recogida entonces. La he-
rida en la tradicién no tardé en cernirse, dejan
do sélo una leve cicatriz, Estos proyectos vuel-
ven a abrirla.
La vanguardia rusa significé un reto para la tra-
dicién al romper las reglas clasicas de la compo-
sicin, en las que la relacidn equilibrada y jerae~
quica entre las formas crea un todo unificado.
Las formas puras se utilizaban ahora para pro-
ducir composiciones geoméuicas «impuras> y
torcidas. Tanto los suprematisas,liderados por
Malevitch, como los constructores ce obras tri-
dimensionales, principalmente Tatlin, sitaabanformas simples en conflicto para producir una
geometia inestable e intranquila figs. 6, 7). No
habia un solo eje o jerarquia de formas sino un
nido de ejes y formas en competencia y en con-
flicto, En los afios anteriores a la revolucién de
1917 esta geometria se hizo crecientemente irre
gular
En los afios que siguieron a la zevolucin, la
vanguardia progresivameate fue rechazando las
artes tradicionales por considerarlas un escape
de la realidad social, pero sin embargo, se dedi-
caron a la arquitectura precisamente por ser in
herentemente funcional y no poder sec separada
de la sociedad. Ene yn [a arguitecturs
como un arte pero
1a suliciente base en laf
cién como para poder ser utilizads en el avance
hacia las mesas revolucionarias: ya que la arqui-
sociedad, la re-
tectura esté tan imbricada co
volucidn social requeria una revolucién arqui~
tectOnica. Se iniciaron investigaciones sobre el
posible uso del a
uras tadicales. Las formas, que
se habian levancado a partir de los dibajos ini-
ciales, se convirtieron en relieves y geometrias
inestables que se mukiplicaron hasta crear un
nuevo tipo de espacio interior (fig. 8), parecien-
do estar a punto de convertirse en ar
El monumento de Tatlin (fig, 9), en el que las
uitectura
formas geométrieas puras se ven atrapadas en tn
marco retorcido, parecia anunciar una revelu-
cion en la arguitectura. De hecho, y por ua pe
rfodo de tiempo, se esboz6 una serie de diseios
avanzados. En la emisora de radio de Rodchen-
ko, por ejemplo (fig. 10) las formas puras han
atraresado el maico estructural, modificindolo
¥ modificandose a si mismas. En el proyecto de
viviendas comunales de Krinskii (ig. 11), el
marco se ha desintegrado por completo; las for
mas ya no tienen relacidn estructural
producto de una explosién
Pero todas estas estructaras radicales nunca se
y parecen
constmiyeron, Se produjo un importante cambio
ideologico, A medida que los constructivistas se
comprometian mis con la arquiteceura, la ines-
tabilidad de sus obras pre-revolucionasias iba
desaparesiendo, El conflicto de formas, que de:
finia las primeras obras, se fue gradualmente re-
solviendo. Los montajes inestables de formas en
conflicto se convirtieron en montaies maquinis-
de formas en armoniosa cooperacién para la
consecucién de metas especificas. En el Palacio
del Trabajo de los Vesnin, obra canénica del
constructivismo que fue loada como inaugura-
dora de una nueva ers en la arquitectura, la geo-inar al diseio definitive (
el que lt peligrosa fantasia se ha convertido en
segura realidad. En el boceto las liness de los
cables entrechocan y los vohimenes bisicos es-
tin distorsionados. Pero en el disefio final los
woldmenes se han purificado —se han hecho
suaves, clisicos— y los cables convergen todos
siguiendo un inico, jerarquico y vertical movi-
micnto, Toda la tension del primer boceto se ¢-
a geometria sin diret
ciéa se pone en fila, El proyecto s6le contiene
vestigios de los estudios pre-revolucionarios:
aquella obr:
imera se ha convertida aqui en
licado sobre el tejado de
una composicién clasica de formas puras. La ¢s-
tructurs inferior permanece inalterads,
La inescabilidad habia sido margineda. De he-
ho, s6lo tuvo oportunidad de desarmollarse
completamente en las f twadicional
scenografias
jeras, tipografias, fo
tomonujes y diseno de ropa (figs. 14-18)— ar
mente consideradas marginales
teatrales, decoracion:
tes que no tienen las restricciones est-ucturales y
funcionales de ls conscru
La vanguardia rusa no tuvo impedimentos pu
ramente politicos 0 teenoldgicos para consteui
abandons el es
su obra primers. Mis bien, la inestabi-
piritu
lidad de Ja obra p:
jonaria nunca habia
sido propuesta como posibilidad estructural
‘Agquella obra no tenia como preocupscién la ¢
sestabilizacién de Ja estructura, Por el contrario,
se preocupaba de la pu
estructura. Su geometeia irregular se entendia
lacion dindmica entre formas que
za fundamental de la
flotaban en el espacig més que como una condi-
-a alas formas
inestable intri
feza de las formas individuales
ciéa estructa
mismas. La p
nunca fue cuestionada; nuncé se habia manipy-
lado su estructura interna, Pero, en su intento
en estructuras arquitecténicas revorcidas, Tatlin,
Rodchenko y Krinskii transformaron el din:
mismo en estabilidad. Sus diseftos constituyen
por tant
ma mas alli del espiriru de las primenss obras.
de
‘0 una aberracion, una posibilidad extre-
La arquitectura construccivista mis e
los Vesnin, paraddjicamente, mant
ritu, la preecupscida por la pureza est
jendo la forma de la amena-
precisamente prot
za de la inestabilidad. Como consecuencia, no
ar Ia condicién tradicional del
fue capaz. de
objeta arquitecténica6
La arquitectura se mantuva en su papel tradi-
cional. En este sentido, el proyecto de vanguar-
di radical fracas6 en el campo de la arquitectu-
ra, Hay estrategias formales posibles dentro de
Ja arquitectura que transforman su condicién
fundamental; tales ransformaciones se produje-
ron en otras artes, pero no en la arquivectura
‘Tan sélo hubo un giro estlistico, e incluso el
nuevo estilo pronto sucumbid frente al del mo-
vimiento modemo, que se desarrollaba de forma
paralels en la misms época, La vanguardia rusa
se vio corrompida por lz pureza del movimiento
moderno.
El movimiento mademo intenté una purifica-
ign de la arquitectura al desnudar de todo ot-
namento la tradicidn clisica, revelande Ia pureza
sin mas de la estruccura funcional subyacente
La pureza formal se asociabs con la eficiencia
funcional, Pero el movimiento moderno estaba
obsesionado por la funcionalidad estetca elegan-
te, y no por la compleja dinimies de la funcién
isma. Mis que utilizar los requerimientos e=
pecificos del programa funcional para generar el
orden basieo de sus proyectos, manipulaba la
piel de las formas geomeétricas puras para signifi-
car el concepto general de la funcién, Al utilizar
una estécica maguinista producfa un estilo fun-
cionalista. Como los clisicos, articulzba la su-
perficie de una forma de tal manera que marca
ba su pureza, Restauraba la misma tradicion de
Ja que intentaba excspar, reemplazando a envol-
vente clésica con una moderna, pero sin tran:
formar la condicién fundamental del objeto ar-
quitecténico. La arquiteewurs permanecia como
agente estabilizador.
Cada uno de los proyectos de esta exposicién
explora la relacién entre la inestabilidad de la
primera vanguardia rusa y la establidad del tar-
do-moderna, Cada proyecta emplea la estética
del tardo-modemo si bien la casa con la geome-
tris radical de a obra pre-revolucioncria. Dan
tune mano del frio barniz del International Style
sobre las formas ansiosamente conflictivas de la
vanguardia, Al localizar la tensién de aquellas
primeras obras bajo la piel de la arquitecvara
moderna, irritan a la modemidad desde dentro,
distorsionandole con su propia genealogia,
‘No necesariamente trabajan con las fuentes
constructivistas de forma consciente. Mas bien,
al desmantelar ls tradicién continua en la que el
movimiento moderno particip6, utilizan inevita-
blemente las estrategias ensayadas por la van-
guardia. No imiran caprichosamente el vocabu-
Tario de los rusos; la cuestin es que fueron los
rusos los que descubrieron las eonfiguraciones
sgeométricas que pueden ser utilizadas para de-
sestabilizar la estructura, y que estas configura-
ciones pueden ser encontradas reprimidas dentro
del tardo-moderno.
E] uso del vecabulario formal del constructi-
vistno no es por tanto un juego historicista que
habilmente extrae las obras de la vanguardia de
su entorno social de alta carga ideoldgica, tra-
tindolas tan solo como objetos estéticos. La
vverdadera estetizacién de las primerss investiga-
clones formales se produjo cuando ls vanguardia
misma las convirti6 en ornamentales més que
esiructurales. Los proyectos de esta exposicin,
sin embargo, si que hacen aquellas primeras in-
cursiones estructurales, devolviéndolas asi a su
medio social.
Pero esto no implica solamente el ampliar los
relieves o hacer versiones tridimensionales de los
primeros dibujos. Estos proyectos no abtiencn
su fuerza del empleo de formas conflietivas
Ello solamente sirve de escenogeafia para una
mis fundamental subversi6n de la tradicién ar-
quitecténica. La estética se emplea tan sélo para
explotar ura posibilidad atin més radical, que la
vanguardia ruse hizo posible pero que no apro-
echo. Si los proyectos en cierta manera com-
pletan la tarea, al hacerlo también Ia transfor-
man: le dan la vuelta al constructivismo. Este
giro es el «der de «de-constructivista». Los pro-
yestos pueden ser llsmados deconseractivistas
porque, si bien arrancan del constructivismo,
constituyen una desviacién radical de él.
Todo ello lo consiguen explotande la aberra-
cién en la historia de la vanguardia, el breve
episodio de alrededor de 1918-1920, en el que se
propusieron los disenos arquitectonicos eto
dos, La geomewia irregular nuevamente se en
tiende como una condicién estructurada mas
que como una estética formal dinamica. Ya no
se produce simplemente por medio del contlisto
enire formas puras. Ahora se produce dentro de
las formas. Las formas mismas son infleradas
con Ia caracteriatiea geometria seagads, y asi dis-
torsionadas. De ests manera, la tradicional con-
dicién del objeto arquiteeténico se ve radical-
mente alterada,
Esta alteracién no es el resultado de una vio~
lencia externa. No es una fracturacion, ni un
corte, ni una fragmentacion, ni una perforacién.
El alterar una forms desde el exterior con esos
medios no es amenazar la forma, s6lo dafarls,
El dato produce un efecto decorativo, una esté-
tica del peligro, una representacién casi pinto-
resca del riesgo, pero no unz amenaza tangible.
En cambio, la arquicectura deconstructivista al-
tera las formas desde dentro, Pero ello ne signi-
se haya converti-
1ueva forma de decoracion de inte-
doen
Fig, 18. El Lissieley
‘Sit tialo, 1924-193
Grabado de gelatina-
plata, 16,1 % 17,8 om
The Museum of Mo-
dem Art, Nuews
York; donaciin de
Shirley C. Burden »
David H. McAlpen
(intercembioriores. No ef una simple ocupacién de un esps-
cio definido por una figura ya existente. La alte-
racidn interna se ha incorporado de hecho a la
estructura interna, a la construcci6n. Es como si
una especie de parasito hubiese infectado la for-
ma, distorsionandola desde dentro.
El proyecto de remodelacién de un atico pre-
sentado en esta exposicisn (ilustraciones pp. 5
9), por ejemplo, es claramente una forma que
ha sido distorsionadz por un organismo extraro,
un animal retorsido y disrupsivo que acraviesa la
esquina. Un relieve retorcido infecta la caja or-
togonal. Es un monstruo esquelético que rompe
Jos elementos de la forms en su lucha emergen
te, Liberada de las familiares ataduras de la es-
tructura ortogonal, la cubierta se parte, se rasga
y se reierce. La distorsién ex especialmente in~
{quietante porque parece pertenecer a la forma,
formar parte de ella, Parece como si siempre
hhubiese estado alli latemte, hasta que el arquitec~
to la ha liberado: el extranio que emerge de las
de las paredes y del plano de la cu-
bierta —y no de una fisara o de un oscuro rin-
escale
‘c6n— toms su forma de los mismos elementos
que definen el volumen basico del atico.
trai es una excrecencia de la misma forma que
esté violando.
forma, De alguna extrafia manera, la forma per-
a. Es éta una arquitectura de rup-
cin, dellexién, desviacisn y distor-
sién, mis que de demolisién, desmortaje, deca-
dencia, descomposicion o desintegracién. Des-
plaza a la estructura mis que destrui
Lo que en iltima instancia es més inguietance
de esta clase de obras es el que la forma no sélo
sobrevive a la tortur, sino que parecs resultar
fortalecida con ella. Quizas la forma esta incluso
producida por esa ormura, Es confuso el deter-
manece i
tua, disloy
minar lo que va primero, si el anfitrién o el pa-
rasito. A primera vista la diferencia entre la for-
ma y su disorsisn ornamental parece clara,
pero al examinarlas mas cuidadosamente, la lit
nea que las divide parece romperse. A medida
que observamos mis euidadosamente, se hace
‘menos claro el punto en que acaba Ja forma per-
fecra y empieza su imperfeccidn; parscen estar
inseparablemente enmarafiadas. No puede
jarse una linea entre ellas. No puede liberarse a
la forma mediante ninguna técnica quirirgica;
no es posible una incision limpia. Exirpar el
parisito seria macar al anfierién. Forman una
entidad simbistca.
Esto produce un sentimiento de inquietud, de
inteanguilidad, al desafiar ol sentido de ident.
dad estable v coherente que asociamos a la fo
ma pura. Es como si la perfeccién siempre hu-
biese contenido la imperfeccidn, como si siem-
pre hubiese tenido ciertas taras congénitas no
diagnosticadas que empiezan ahora ahacerse vi-
sibles. La perteccidn es en socreto monstruos:
Torturada desde dencro, la forms apirentemente
perfecta confiesa su crimen, su impedeccién.
Esta sensacién de dislocacion ocurre no sélo en
Ia forma de estas proyectos. Ocurre rambién
entre estas formas y su contexto.
En los silkimos aos, Ia asociacién moderna de
Ja responsabilidad social con el programa fun:
cional ha sido sucedida por una preosupacion
por el contexto, Pero el contextualismo ha sido
utilizado como excusa para la mediosridad, para
el tonto servilismo frente a lo familicr. Ya que
la arquitectura decoastructivista busea lo extra~
fio dentro de lo familiar, desplaza al contexto
mis que doblegarse frente a él. Los proyectos
de esta exposicion no ignoran el contexto; no
son anti-contextuales. Mas bien, ead uno de
cllos hace en él intervenciones muy especificas.
Lo que los hace inquietantes es la manera en
la que encuentean lo extrafio escondido de ance-
mano en el contesto familiar. Con su interver
cid, los elementos del contexto se hacen extra
fo. En uno de los proyectos, lassidas sobre sus costados, mientras que en otros
Jos puentes se levantan para convertirse en t0-
res, los elementos subterrineos hacen erupcién
desde la tierra y floran sobre la superficie, 0 los
materiales mis comunes sibitameste se hacen
exéticos, Cada proyecto activa una parte del
contexto de manera de alterar el resto de
trayéndole propiedades rupcuristas hasca enton-
ces ocultas, que se convierten en protagonists.
Cada una de ellas adguiere entonces una presen-
cia misteriosa, ajena al contexto del que proce-
de, extraia y a Ja ver familiar: una especie de
monstruo dormido que se despierta en medio de
{a cotidianeidad.
Esta alteracién provoca una complicada reso-
nancia, entre el interior alterado de las formas y
su alteracién del contexto, que cuestiona e) pa-
pel de las paredes que definen esa forma, La di-
visién entre el interior y el exterior se ve radi-
calmente alterada. La forma ya no divide sim-
plemente un interior de un exterior. La geome-
trian demuestra ser mucho mae retorcida: Ia sen-
sacidn de estar delimitado, ya sea por un
edificio 0 por una habitacidn, se ve alterada.
Pero no simplemente por la eliminacién de las
paredes: el cerramiento de las paredes no se
cambia simplemente por la moderaa planta li-
bre. Esto no es libertad, liberacion, sino estré:
no ¢s relajacién sino més tensidn, Las paredes se
abren, pero de forma ambigua, No hay simples
ventanas, aberturas regulares que perforan una
pared sélida; més bien, la pared es torrurada,
partida y dobladz. Ya no es un elemento que da
seguridad al dividir lo familiar de lo que no lo
¢s, d interior del exterior. Toda la condicin de
envolvente se hace aficos.
Si bien ba arquitecturs deconstru
asi esa fundamenzal propiedad de los abjetos ar-
quitecténicos, no corstituye una vanguardia,
No es una retérica de lo astevo. Mas bien expo:
ne lo extraiio que se esconde en lo tradicional.
Es el choque de lo antiguo,
Exploca la debilidad de la tradici6n para alee-
rarla més que para superarla. Como la vanguar-
dia moderna, pretence ser inquietante, alienan-
te. Pero no desde la retaguardia de la vanguar-
dia, no desde los mirgenes. Mas bien ocupa, y
altera, el centro, Esta obra no es fundamental-
‘mente distinta de las antiguas tradiciones que
cuestiona, No abandona la tredicién. Mas bien
habita el centro de la tradieién para demostrar
que la arquitectura esta siempre infectada, que la
forma pura siempre ha estado contaminads. Al
habitar completamente la tradicidn, obedeciendo
su logica interna més rigurosamente que nunca,
cestor arquitectos descubren ciertos dilemas den-
tro de la tradicién que aquellos que pasan so-
nambulos por ella no aciertan a vislumbrar.
La arguitesturs deconstructivieta por tanto
plantea problemas tanto en el centro como en
los margenes, tanto a la mayoria conservadora
‘como jos flecos radicales de la profesién ar~
quitecténica. Ninguno de ellos pueden apropiar-
se de estas obras. No pueden ser simplemente
imitadas por los marginales, ya que demandan
tun conacimienta intimo de las interioridades de
la cradici6n, y por tanto complicidad con ellas.
Pero tampoco pueden ser hechas propias por el
eentros no pueden ser asimiladas tan Ficilmente.
Invitan al consumo empleando formas arquitec-
tonicas tradisionales —tentando ala profesi6n a
tragirsclas tal cual— pero, al infectar esas for-
mas, siempre producen un tipo de indigestién.
Es en ese momento de resistencia eritica que ad-
quieren toda su fuerza,
‘Mucha obra arquitecténica supuestamente r=
dical de los tltimos afios se ha autoneatralizado
al mantenerse en una posicidn marginal. Se han
desarrollade proyectos brillantemente coneep-
ruales, con un aspecto quizés més radical que
los de esta exposicién pero sin su misma fuerza,
vya que no confrontan el centro de Ia tradicion:
se marginan a si mismos al excluir la construc-
cidn. No se enfrentan con la arquitectura, sino
que hacen sofisticadas glosas de ella. Producen
tuna especie de comentario sobre la construccién
sin entrar a construir. Tales dibujo llevan el es-
tigma de la deseonexién de las vanguardias his-
téricas, Habitan los mérgenes, el frente, la fron-
tera, Son proyecciones del futuro, mundos nue-
‘vos, fantasias utopicas,
En contraste, [a obra presentada en esta expo-
sicién no es una proyeccién del futuro ni una
simple remembranza historicsta del pasado.
‘Mas bien es un intento de meterse bajo la piel
de la tradicién viva, irritindola desde dentro. La
arquitectura deconstructivista encuentra las
fronteras, los limites de la arquitectura, aguzapa~
dos dentro de las formas cotidianas. Encuentra
un territorio nuevo dentro de los objetos anti-
gues.
Esta obra conlleva el tipo de subversion que ha-
bitualmente se considera posible slo en los do-
minis distanciados de la realidad de las formas
construidas. Los proyectos son radicales preci
samente porque no se juegan en los santuarios
del dibuja, de Ia teoria, o de la escultura. Habi
igunos han
sido construidos, otros se construirin, y otros
tan el reino de la construcciéa.no seria sunea levados » Ia realidad
dos son construibles; todos ellos est
a ser construidos. Desarrollan una coherencia
arquitectonica al ex
sarsc a lor problemas bé-
sicos de la construccién —la estructura y la fun
ciéa— si bien de forma poco convencional.
En cada uno de los proyectos, la estructura
tradicional de planos paralelos —apilados hor
zontalmente a partir del plano del suelo y cor
tenidos en una forma regular— se retuerce. El
marco esta entregirado. Incluso al plano del sue-
Jo esta entregirado, Se cuestiona la forma pura
llevando a estructura hasta sus limites, pero 0
ris alli de ellos. La estructura se agita pero no
se cae; s6lo se la Ileva al punto en que empieza
a ser inguiceante, La obra produce una sensa-
cign de desisosiego cuando los suelos y las p=
redes empiezan a moverse de forma desconce:-
tante, tenténdonos « fiamos de algo que se acer
caa los bordes. Pero si estas estructuras produ-
cen un sensacién de inseguridad, no se debe a
su fragilidad. Son edificios extremadamente soli-
dos. Lo que sucede es que la solidez se organiza
de manera poco familiar, alterando nuestro co-
‘min sentido de la estructura. Si bien son estruc~
turalmente estables, al mismo tiempo son es-
tructuralmente terrorificos.
Esta alteracién del sentido tradicional de la
estructura también alters el sentido tradicional
de la funcién. Los modemnos en su dia argu-
mentaron que la forma ceguia a Ja funcién, y
que las formas de eficiencia funcional necesaria~
mente tenian una geometria purs. Pero su deli-
neada estética no tomaba en cuenta la cualidad
desordenada de los requerimientos funcionales
reales, En la arquitectura deconstructivista, sin
embargo, la ruptura de la forma pura resulta en.
una complejidad dinamica de condiciones con
cretas que ¢s més congruente cba la complejidad
funcional, Mas atin, las formas son alteradas
primero, y sélo entonces dotadas de un progra-
mma funcional. La forma no sigue a I funcién,
sino que la funcién sigue a la deformacién,
‘A pesar de cuestionar las ideas tradicionales
sobre la estructura, estos proyectos son riguro-
samente estructurales. A pesar de cuestionar la
retorica funcionalista del movimiento moderno,
cada proyecto es tigurosamente funcional
Para la mayoria de los arquitestos, este com-
promiso con la construccién es un giro reciente
que ha cambiado completamente el tono de sus
obras, Han dejado sus complejas abseracciones
para cafrentarse 3 la materielidad de los proyec~
tos construidos, Este cambio le da a sus obras
tun fondo critica. La obra critica hoy en dia sélo
puede hacerse en el limite de lo construidos
comprometerse con su discurso, los arqi
tienen que comprometerse con Is construcciéa;
el objeto se convierte en el emplizamiento de
toda inquietud tedrica. Los tedricos se ven for
zados « salir del santuario de la teoria, los pric~
ticos se despiertan de su préctica sonimbala.
‘Ambos se encuentran en el reino de la construc-
citi, y se comprometen con objetos
Esto no debe ser entendido como un rechazo
dela teoria. Mas bien indica que el papel traci-
cional de la teorfa ha cambiado. Ya no es un
reino abstracto que defiende y rodea los obje~
tos, protegiéndolos de su examen per medio de
su mistfieacion, La teoria arquitectcaica gene~
ralmente rechaza tun encuentro con el objeto. Se
preocupa mds de velar que de exponer los obje-
tos. Ex estos proyectos, toda la teoria est pre-
sente en el objeto mismo: las proposiciones co-
man forma de objetos més que de abstracciones
verbales. Lo que cuenta es lz condicién del ob-
jeto, na la teoria abstracta, De hecho la fuerea
del objeto hace que la teoria que lo produjo sea
irrelevance,
Consecuentemente, estos proyectes pueden
ser considerados fuera de su contexto tedirico
habicual. Pueden ser analizados en términos es~
trictamente formales porque la condicién formal
de cada objeto lleva incluide toda su fuerza
ideoldgica, Tal analsis sirve pars acercar arqui-
rectos altamente conceptuales a otros més prag-
miticos. Se unen para producir objecos inqui
tantes que interrogan la forma pura, de tal ma-
nera que exponen [2 condicin reprimid de la
arquitectura
Esto no quiere decir que formen parte de un
nuevo movimiento, La arquitectura deconstruc-
tivista no ¢s un aismo». Pero tampeco son siete
arquitectos independientes. Se trata de un pecu-
liar punto de interseccidn entre arquitectos mar~
cadamente diferentes que se muever en direccio-
nes diferentes. Los proyectos son sélo breves
‘momentos en los programas indeperdientes de
los diferentes artistas. Claramente, s¢ influen-
cian mutuamente de formas muy compleja,
pero no forman un equipo; son, a lo sumo, una
alianza incémeda, Esta exposici6n tata tanto de
laincomodidad como de la alianza. El episodio
tendré una vids corta. Los arquitectos continua~
ran sus caminos diferentes. Su obran servitd
para autorizar una cierta manera dehacer, un
cierto tipo de objeto. Esto no es un nuevo esti~
Jos los proyectos no comparten simplemente
tuna estética, Lo que los arquitectos comparten
es el hecho de que cads uno de ellos construyeedificios inquietantes explotando el oculto po-
tencial de lx modernidad
La inguietud que estes edificios producen no
8 s6lo perceptual; no es una respuesta personal
frente 2 las obras, ni siguiers es an estado men-
tal. Lo que esté siendo alterado es un conjunto
de presunciones cukurales profundamente arrai-
sadas que hay detris de una cienta visi6n de la
arquitectura, presunciones sobre el orden, la ar-
mona, la estabilidad y la unidad. Sin embargo,
esta alteracion no deriva de, o results en, un
cambio fundamental en la cultara. La inquietsd
no esti producida por un nuevo espiritu del
tiempo; no es que un mundo inquieto produzca
tana arquitectura inquiets. Ni siguiers es la an~
gustia personal del arquitecto; no es una forma
de expresionismo, el arcuitesto 20 expresa nada
con ello. El arquitecto silo hace posible que la
tradicién se equivoque, que se deforme a si mis
ma, La pesadilla de la arquitectura deconstructi-
vista habita el subconsciente de 'z forma pura
mis que el subconsciente del arquitecto. El ar
guitecto simplemenze anula las inhibiciones for-
males tradicionales para liberar el cuerpo extra-
fo, Cada arquirecte libera inhibiciones diferen-
tes, de manera que subvierte la forma de mane-
ras radicalmente distintss, Cada uno de ellos
hhace protagonista a un dilema diferente de la
forma pura.
Al hacerlo producen una arquitectura sinuosa,
tuna arquitectura escurridiza que se desliza de
forma descontrolads de lo familiar 4 lo descono-
cido, hacia la extraiia toma de conciencia de su
propia naturaleza extraiia; una arquitectura, fi-
nalmerte, en la que la forma se distorsiona asi
misma para revelarse de nuevo. Los proyectos
sugieren que la arquitecrura siempre ha estado
cuestionada por esta clase de enigmas, que son
el origen de su fuerza y su deleite, y que son los
‘que hacen posible su formidable presencia,
Mark Wigley
Director asociado de la Exposicion