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Disco inesoey cobra: RAG NICOLE LORAUX ea LA GUERRA CIVIL EN ATENAS La politica entre la sombra y la utopia) “Tradaceién: | i Ana Iriarte L gia ‘Le Tragédie dAthones, La poligue entre homme et opie © Bait CColescin Le Libre ds XKie {UNIVERSIDAD DIBGO RORTALES| ‘BIBLIOTECA CENTRAL te presente dicho discurso en los relatos de sidsis 0 slo sera ut ‘de forma més 0 menos puntual y a modo metaférico? |” Preguntas que me parecen tanto més cruciales cuanto que, desde hace aos, trato de mostrar, junt menudo, en contra de las re- presentaciones més compartidas que la stisis es parte in- politico griego -y me atrevo a decir: su parte més impor- b> porque en Arcadia la humanidad toda- via no se ha sepatado completamente de sus orfgenes salvajes némna- das», dan testimonio, precisamente, los acontecimicnt de Estinfalo y del or amenaza haba pesado en el siglo rma de regreso a la antropofa sobre los ciudadanos de Fig Dado que el texto de Polio «realize», aungue en un lenguaje figu: ‘ado, la amenaea inmetorial que pesa sobre los arcadios, zhubria que verbo apethericthesan («ellos se volvieron | De manera que me parece importante detcrminar la parte efectiva que Ta representacn de la stdsis como el sémmun del salvajismo ocu- pace el discurso griogo, empezando por el de lps histociedores. Lo que implica que volvemos de nuevo al texto de Polibio. Retengo (stdsis) como asesinato inaudito. El recurso al sustantivo sphagé, nom rsphizo, que tap ib 3s historiadores de Tos que tomo las referencias lo que, P dicho paso, implica que, incluso en el seno del sacrificio, el L que politizados, como deben serio Ibs hombres vices (ndres), La respues. ta aesta coestin implica que el estas que conviene asignar l discurso antropolggico en un fextohistrico grego. Estria realmen- Pa Pye 50 pp. 138 fed al Pe ite ayo 205 pete sp ol te etn p. Act del dito lejos dese ev ‘arse, en absoluto, bajo el signo de la animalizacién’3, Tanto més, nidad gl to que, de forma evidentemente parad6jica —tratindose de un rito ¢n cl ee anne er ee pee icaeeetaetanie pe al sacrificio se refiere, hay que aladir que las escenas a las que el ima- ginario priego vuelve con mayor insistenc 21un humano y no a un animal" Por lo tanto, nos limitaremos a fo que ues se englobaria en la sere lantea problemas, puesto que gf inato sedicioso nos interesa aqut més g spone interpretar la dimensi¢n del saci - 4 Ja sphagé, lo esencial es el significado de la gue 'es griegos crefan estar sugizidnd qu hhabria quedado «reducido al estatus de Jo exigiria, pro, en este caso, la opera plicada, 3 En efecto, podemos imaginar que asf sea ante Ia ausencia de toda me- ‘fora animal explicit o implfcts en ls relatos de ttario de ciertos episodios de lds tiempos modemnos bien los historiadores™, las disensiones en las cindades priega 2 Year Pine Veemot, Faure, idle Jena Helen 2 28 Did TV, 22,35 34,3. siciGn ~para éstos el conflicto era de tipo pélemos- y In masa restante, “Trauindose de la masa de trabajadores: isnicas, esas y pls para vasa el wig qe blsnden los n Romans e580 (vee Emme! Le Ray Ease Le Care 201-208, neganos, como me parece que debe hacers, a dara la bestae de los cinetaenses en Polibio un sentido diferente al general y f- surado, se puede evocar, en titima instancia, a allelophagia afadida al «” con el que la Pitia amenazé6 a los figaleos si no calmaban la elers de Dem piedad”; y afladiremos que, evidentemente, no se ejecut6, Por lo tanto, evitaremos pugs afirmar que un perentesco regularmen- te verificado une la guerra civil a la antropofagia. Mas valdria, en cas0 , S6lo serefiere a una amenaza que, als ete cou pts sep it dicoursaiies aRenace, Pa ty compo great anal ema: J {del informe que le hacen a Cambise i ry s 103), ™, | A pesur de todo, sélo se trata de metéforas. Si en verdad se busca comofagia «realmente» consumada, hay que rastrear su huella en bérbara, entre pueblos canfbales por naturaleza o que pueden serloloca- sionalmente, como Herédoto cuenta que acurié con los soldadds de CCambises perdidos en Ins arenas del desierto", Pero tratindose de una expedicin injusta enviads, ademés, por un rey loco contra esos homa- son los etfopes, {quign dudaria de Ia parte de figcién sjante relato? A decir verdad, lo esencial del texto de He- |) r6doto es ajeno a una realidad concreta. Por ejemplo, en el evident cui- § dado con el que se indica la lenta y progresiva degradacién en el régimen alimenticio del e}ército hambrie en la constatacién de que el nombre del canibalismo no se pronuncia sin discus indirecto, en el relato «acto horrible» y que queda en- era més bien formular, como «allelophagia», bido que parece la cita de un sintagma pro- el célebre relato del libro I de las Histo- E rias de Polibio referente a la revuelta de los mercenarios de Cartago lelophagia. Aun asi, conviene anali- este texto extraordinario. A peser de que Polibio’ no ombre de stsis a una sublevacién de «salvajes» en tie- asando su relato™, cuando el acto monstruoso llega a producirse ya no se trata, y desde hace tiempo, de stdsis. Pero, en ese ‘momento del relato, la cbestialidad> de la q {ado el cardcter abstracto hasta ese moment encamacién 0 realizaciGn, sobrepasando todos los limites més alld de (iaphora kal si) 7,5 (dso) 71.7 (empalion esenstarlast los cuales el animal humano sigue siendo un hombre, Entonces ad- 4 viene la allelophagia ~y ensegie lignds, De hecho, observaromos que, el psa de Hesfodo que consttuye el és antigo estmeoni dl binomio ham ‘bre/plaga, las calamidades que asolan a la ciudad injusta no adoptan La tiforme Lucha, tan posi os, nombre hesiéaico del ) udaces como para afirmar, por una le Hesiodo, que respetando el orden de [)flexin de los filésofos, permaneceremos con pradencia en otro éngu- F To de ataque, menos fundamental con toda seguridad, pero | menos peligrosamente provocador y mas ipropiado al. corpus hasta bien ahora elegido. ‘Asi pues, sea de nuevo el discursohistoriogrfico, Ha legado a hora de volverse hacia un historiador del que, en el presente capitulo, se ha evitado basta citar el nombre. He nombrado a Tucidides,histoiador pax radigmitc. ‘SrASiS 0 LOS «HOMBRES VIRILES> PRESOS | ELA NATURALEZA HUMANA 1 Cierto que Tucfdides es el que respalda la representaciOn «feroz» de Ia stdsis, dado que, como para comentar la idea de un movimiento le hacia el desbordamiento de ls limites de lo terrible? -que ta- de la ferocidad. ‘Ya se defienda al respecto que se trata de-1m prejuicio de «laiciza- cin» 0, como a mf me gustaria proponer, de «politizacidn, el hecho cst ahi: Tucidides no se complace en entrar en él detalle de las trasgre- siones y, aunque Ia stdsis presenta en su texto todas las caractersticas & asesina- Jas figuras reconocidas del discurso antropolégico sobre la guerra civil atic sionantes dimensiones, y se impone re- ‘conocer que'el empleo que se’ hace de Ia palabra sphagé la limita a su sentido estrictamente = Desde que Teognis evoes tas «insurrecciones y los asesinatos de hombres vitles» (stésies te kat phinoi andrdn),los,conceridos por la quien, a su vez, 6s la hija més importante de la oscura Noche!®. Fin Ja cobra de! historiador, la guerra civil conduce a los ciudadanos a uma muer- de los dndres que constituyen el cuer- nthropoi y andres. Los griegos no eligieron un a Jo prehumano. En Tuctdides, por el ccontrario, dado que el anér era valor todo I, Ia guerra civil le degrada reducigndolo a su naturaleza de cnthropas: iér? {Lectura teol6gico-antropol6gica o totalmente Politica? La cuestién es complgja, pues se trata de una tensién constitu- ia a estos encabalgamientos de fronteras que os griegos lacia de pensar contra su propio anhelo de fronteras bien $e estd despolitizando Ta ciudad con una de esas «es- {ra contemporaneitad més urgente. Sin lugar a dudas, la guerra civil con- forma lo teible en politica”, pero éta no es una razén de peso para ‘similar preciptadamente al caos aquello que consigue inguietar miestro poderoso deseo dé orden. | * | ‘TUCIDIDES Y LA SEDICION EN LAS PALABRAS ‘Por Ana triare Pave Annalisa Paediso [No podemos seguir wraciondo palabra xe ipo de fexSnno, Los ates oa, los riges pablo de Nietaache! Robert Musil! Ronbre si trib. Na cr de fra tu lel come Tec dl lanes embelecnicnn , taj el enor del eae joen de lori elisa» eva casi eo ec esa por su spliscn enc initaa Releer esta pigina de Tucfdides, una vez més... Hay textos que son muy lefdos, imitadios mis vez, comentados hasta el infinito y que no podrian evitarse indefinidamente por poco interesado que se esté en someterse a la inf tradicién de lectura. Asf, el historiador de la Grecia antigua, si és un apasionado de los asuntos politicos hasta ‘el punto de perder la raz6n, no escaparé al més célebre de los historia ddores griegos ni a la autoridad de su texto, ya sea en su totalidad o en ‘su parte mas eélebre, Pongamos por caso una historisdora que se ha fi- " Teldes, I, 82, 3-4 (vad. de Raymond Wei, Les lies Lets). 10s

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