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JULIO PINTO VALLEJOS VERONICA VALDIVIA ORTIZ DE ZARATE iChilenos todos? Laconstruccon social def nacion (1810-1840) Avun paso del Bicentenario, os cilenos debemosreflexionar sobre lo que nos consttuye como nacién,ofo que eso mismo sabre lo que nos cohesiona como. sociedad. La pregunta se hace Partcularmente pertinente en lo que respecta alos sectoves ms esposeidosy marginalizados, entre los cuales paradjamente los sentimientosnaclonalessueten darse con mucha fuerze Este xo ‘explora en los origenes de esta sorprerdente relacidn, desde [a formacion de la Primera Junta de Gobierno hasta el término del Primer decenio "portalano".Identfica lf los mecanismos a través de los cules l ristocraia que digi taconstruccién social de a acién procuré inclu (0 exclu a ls ylos sujetos populares: Ia guerra cladadaria politica a elaboracion simboice Eas iniitivas y debates, y fa respuesta que encont-sron en sus presuntos Camilo Henriques, contemplerseriamente al mundo popular come vn aliado en a empresa politica que comenaaba a despegar Un répidorecorido por ls dos primezosafos de la Patria Vieja, antes que la invasin de Pareja hiciera de la movilizacién militar plebeya una cuestién de esticta supervivenciatiende aratfcar esta imagen de lejania y descompromico, cuando no de abiertahostiidad. Cuando a Junta de Gobierno dispuso, hacia fines de 1810, la formacién de nuevos cuerpesmilitaresparaladefensa del ein, sulamadotuvo mucho ands éxito entre Ja juventud patricia, semillero de a future oficilidad, que entre la hipotéica trope. Recurda une memoria sobre esos hechos que “se cubrié la capital de lucidos oficiales yjefes vests con un indecible Ino, lo que dio mérito a que se pusiese en is puertas de pelacio un pasquin, con una carcatura que demostrabe un nerpo de infinits oficiales de lo, atras un soldado desostroso”* En cambic,y siguiendo ahora a Barros Aran, “el enrolamiento de soldados fue mucho més a pesar de haberseenviedo comisaros especiales alos campos para recter gente cas la fuerza.® Algunos meses mds tarde, un intento de enviar topas en ayuda del gobierno sliado de Buenos Aires provoeé nuevamente la resistencia plebeya, as 4 Te droade hie N° 9,9 de abi de 112. "Una ranse rudy desordenada tse del poets romano Ovi, que Hoariqus cts sin und. 1 arora de Chi, om U3 1,7 8 enero de 181; ET MencrArencon, X53, 17 6 jeo de eit % Cosi Henriques, "Ease acer dole aves dele sucete esate de Cie reprodecid> ‘Ral ta Casto (el), Con enue dtl pc, pp. 287256 % —Mamera aes edo pricpl dea osc de Chie dente annie peo acsienaonse seblda a Beratéo Czas, eprdacda ano vlueen Id a Clan de Huriadesy de Documents Relat al Frdependeca de Chia cade la pia 35. anor Arana ep, tomo VI p 187 ate te bs ode onlin en mayor profuaded por ett edn ens ares “Recats fad y deserves Gea ptr: Bt pebl shen la guetea dela independeni, IIDISIO ep como un motin declarado entre los reclutas concentrados en el cuartel de San Pablo, con resultado de dos muertos y doce heridos graves. Al estallaren abril de 1811 el motinrealista encabevado por el teniente coronel ‘Toms de Figueroa, la Junta de Gobierno temié una vex més, como ya habia ocurrido lia de su propia instalaciOn, que el desorden pudiese deriver en “excesos” por parte el ‘populacho de los barios del sur fines del mismo mes, la incorporacién de los Aiputados de provinciasa la Junta Gubernativa de Santiago consolid6 trnsiteriamente el factor dindmico de clase que permitié ‘alos Carrera ptofundizer la lucka por la independencia®. Citando.l recién nombrado ‘Melchor Martine Vitale destaca emo la disposicién gubernativa de promover el acceso popular al paseo de los Tajemaresllev6 a “tal exaltaciin el entusiasmo de Ta plebe y toda Ta juventud en general que no e vefa ni ofa otro clamor que vive la Patra y vivan los Carrera, a quienes todce ofreefan gustosos a sostener y defender atraidos dela licenciosa libertad”. Y conchye: “En el seno del movimiento eérrerino se fue gestando una cotriente de extrema izquierda, plebeya y jacobina, que no se cconformaba solamente con acelerar la [ucha por la independencia politica, ino que ‘coment6 a plantear por primera ver en Clile la euestién social” EE historiador briténico Slmon Collier, si bien no le asigna ninguna intencién doctrinaria o programética de corcesocial,admite que el iderazgo de Carrera, aunque i 1% "Atanteto ave hace alos pueblo de Chile iadadan José Mignl Cara” docment esto ‘lloneegco ex 18189 poco onal akunenVI dela Cece deizoadresydrDacumextt aan aa Fiependeca de hip. % Meld Moriny, opi, ome p29. sine Hynaguice, ep ct, p13. % Lois ncretasion marcia dof era de hil Sotings, Ponta Latncnmerians v3, pp basil cade Martine cerrponde altoma I osu "Merosa isis sobre le reveucion ee Chilean cep. 60. 3 “ailitar y absoluto®, pudo contar “con un alto grado de apoyo populas™, Citando varlos testimonios de la época, entre ellos el del vipégrafo estadounidense Samuel Jolmston y al del Director Supremo honaerense Juan Martin de Pueyrredén (también ‘estacad por Vitale en una carta en que reconocia a San Martin que el partido de Jos Carrera *contaba con el afecto de la plebe"), termina por concluir que los Camera “btuvieron el poder por la fuerza, pero lo conservaron granjedndoce el caro del pueblo” "Por timo, Altredo Jocelyn-Holt, quien en todo caso enfatiza mds el carécter ‘caudillesco y militar del fendmeno carrerino,igualmente reconoce que en torno al zope de Estado del 15 de noviembre de 1811 apareci6 en el proceso independentista, ‘un discurso “ms radical y populista”. En ese sentido, y aun cuando lo hubiese hecho ‘movido por propésitos instrumentales 0 manipulatorios, no vacila en reconocer que “Carrera ayudé a difundir el nuevo ideal liberal-epublicano y ademas populari2é y democrat’ un proceso hasta entonces meramenteelitista™.”” studios més recienteshan puesto a prueba esta esis, sembrando alguna duds sobre su validez. Haciendo un andlisis minucioso de los documentos de la époce, Mariana Labarea concluye que la politica carrerina entre 1811 y 1812 se habria regido por la, ‘iam logicaclientelar y do clanes familiares quo caractorzaba por aquel entoncosal conjunto dela elite,y en la que el lamado ala plebe no paseba, como ocurria también enlas accionesrivaies, de un gesto manipulatorio y ocasional. El bajo pueblo, cuando Iegaba a comparecer, io hacia en calidad de elemento adicional de presién, pero no como verdadero interlocutor politico destinatario de medidas de redencién social. Bn todo caso, concluye esa autora, la verdadera base del poder carterino estribaba, como enel resto de aquella “clase politica” en formacién, en las eonexiones de familia y el aparato militar”. A similares eonclusiones arriba un trabajo de Javiera Miller, quien se detiene particularmente en la asonada del 15 de noviembre de 1811, episodio en ucla “convocatoria populista”carrerina pareceria haber encontrado su expresion mis, nitida, Destaca esta autora que los conceptos de“ populacho” y"gentusca” con que las fuentes, por lo genera hostiles, denotan al sector movlizado porlos hermanos Carrera, no aludia espocticamenteal bajo pueblo, sino queinchuia a“escribanos, procuradores, receptores,escribientes y demas gentusea de pucblo”.” Ambos estudios reconocen. 5 Simon Clin op ep 7, % died Jocelyn, pci, pp. 18S y 160 % Arata abana, Joss Miguel Carrera I aces populares, 1811-1813", Seminars Sinan Cali 2004, isto de Historia, Potts Univesidad casa de Chl, Santiago 204, pp. 3 144.8 elenento patizonalisay fame eo otic careriaa también es destacado por Mary LLowoathl Festa “Kinship Patter nthe Chilean Incependence Movement ins mercan Marca Revo W563, Duke Universi Pres, 1976. % evo lg “Adbesonae populate El mito de spay popular Carer", Seninaria Sina ‘ati 200 op. ce pp 11518 ‘que la preceupacién por el bajo pueblo cobré mayor urgeneia cuando estallaron las hhostildades abiertes, primero contre la Junta de Gobierno disidente de Concepcién, liderada por Martinez de Rozas,y luego contra a invasidn realista de Antonio Pareja Enesas cireunstancias la necesidad de formar un ejército més numeroso transform a Inplebe en un recurso estratégico a movilizary etener dentro de las files. Aun as sin ‘embargo el carécter dels convocatoria habrie mantenido un carécter mas instrumental (oferta econsmica,reclutamientoforzoso) que politico, aunque no se puede descanocer, ‘como se argumentaré con mayor extensién en las piginas y capftulos que siguen, que también se incorporé en ella una dimensién simbélia, orientada hacia a formacién de lealtades patrsticas. En cualquier caso, insisten las autora citadas, al margen de Jas “simpatfas” que el bando carrerino pudiese haber suscitado al interior del mundo popular, no puede identficarse en €l una politica social propiamente dicha,o ua ata de transformar al bajo pueblo en sujeto politico. 1a revisin de los dichos de Ios hermanos Carrera, y sobre todo de su lider José Miguel, tiende a ratiticar esta impresién. En su Diario Militar, escrito retrospectivo ‘que entrega su versiin sobre los sucesos de Ja Patria Viejo, Carrera ocupa una y otra vez la palabra “pueblo”, pero siempre como un ente genérico y abstracto que avalaba Jas principales decisiones politics, y cuya voluntad 6! decia representar. Ast, es “el pueblo” quien se movil en las jormadas de 1810 para deponer a Garcia Carrasco, y son sus ideas las que la Real Audiencia principal bastin de la institucfonalidad Colonial, se demostrd incapas de contener, Es “el pueblo”, igualmente, el que pugnd ‘por instalar Ia Primera Junta y son sus derechos los que este érgano de gobierno ‘se propuso resguardar. Fueron también los clamores del “pueblo” (o al menos, en palabras del propio Carrera, de “toda su parte sana") Jos que lo impulsaron a apoyar ‘el golpe de Estado del 4 de septiembre de 1811, y fueron “las peticiones que hizo el pueblo", las que Te toe6 exponer ante el Congreso contra el que dirig aquel matin. 1a familia Larrain, cya siniestra red de intereses divisaba Carrera detrés de todas las desgraciasacaecidas durante ese turbulento periodo, era “Ja que ms aborrecia el pueblo”, y fue “el pueblo de Santiago”, o, como diria en su Manifesto a los pueblos de Chile de 1818, “la energia del pueblo” la que tras la asonada del 15 de noviembre “confrié su tutela alos sefores Carreras.” El Diario Mititar pasa raudamente por sobre los acontecimientos de 1812, pero se euida de consignar que el Reglamento Constirucional de 1812 fue obra de una comisién que actuaba “a nombre de pueblo". Luego vino a invasion realist y con ello Jas preocupaciones militares pasan a monopolizer tanto la atencién de Carrera como > ada cts na et irc iar de Jost Mga Carrer op. fechas vas sola referencia ‘lDanifests ole pueblo de Cilla que cebu tmado dl yo VI dala Coli de Herida, ae Docent Ralatere le npr de Cie, pp 1041 35 las piginas de su Dari. A comioazas de 1814, una mala evaluaién de la campaia por pare de la aucoridades entonces en ejerciio leva a su desituién del mando superior, y luego pasa algunos meses prisoner de los realises. Vuste sl peder en jullo de ese ate eo a ayuda de'mn promunciamsiento malta, Carrera recuerda que ‘el pueblo quodé muy satiafecha de cuanto se habia praticado”. Ese mevirsente dio Jugar a una situacién de virtual guerra civil entre él ¥ O"Higgins, lo que llevé a Carrera a recordarl asu adversaro quo sie habia ntregado cl mando del ejrcita seis meses antes, habia sido “contra la volun-ad de toe la ofiilidad, del ejército entero y no ‘menos contra la de la Junta de Concepcién y la de’los pueblos” (nétese aqui el uso el plural). Derrotado O'Higgins en el campo de batalla y enfrentados ambos bandos a una inminente catéstofe frente alas fuerzas comandadas por Mariano Osorio, Carrera se apresuraba a asegurara su rivel que “el pueblo, el ejéritoy el Gobierno, clvidedos enteramente de todolo pasado, no apetecia otra cosa tanto como una sincera reconciliacién,y que noes esterz0 se dirgiesdn aexterminar ls tranos En visible contraste con este caadal de referencia un pueblo abstacto que oficla ano na ure de gant virl ss aces pices lap pete dear eso aparece muy raas veces en ol diario de Carrer, y ninguna en el "Manifest a puso Che und etoMotrdncn folate oereads uando se hace a relacin delossoquen efectuados en el contexto dea guerre, com curré durante la reeuperacin de Teleahoano en thay de 1813:"Como este pueblo ‘se mostré tan poco adicto en le encrada de Pareja yllos intereses que encerraba eran de sarrocenosy de los primero axe tridoramente entregaroa la provincia, free y permit el saquee ala tropa”. Afortinadamente, contin el relat,*no se corocis una sola dsgraca: el saqueo se limit alas cass sarracenas os sldados lo repatieron ‘la plebe del mismo pueblo™" Algo parecdo ocurié en la ciudad de Santiago tras la derrota de Rancague, cuando, egin narra Carrera, “para no dejarle al enemigo ‘asa alguna que pudiese aumentarsuerario o proporcionarle recursos para la guerra, Aispuse y por mi mismo hice saqueaa los pobes, la Administracin de Tabacos que ‘excerraria el valor de 200 mil pes; en menos de dos horas estaba la casa tan limpia ‘que no le dejaron ni las puertas de la calle”. El mismo tratamiento se aplic6 a la provision general lamaestranza de artileri, los cuarteles lacasa brie de fusilesy acs dela pla toe loca ie igilnene ordeal sperisad po Carer ge incongruentement, sin embargo, afiade que también se preocupé de “contener Ios desdenes dela lee, y hacer qu los misnos vedios armas patrllasen pert mantener la tranqulidad” ¥ verifcando un nuevo gir argumental, concluye: "Nunca Bie Camera, Dia Min aye 29 de 1, 36 se manifest6 mas ol pattiotismo de la plebe y clase media de Santiago, que este dis lagrimas y semblantes los més tristes se vetan en todos ellos”. En suma, “pueblo” y “plebe” sufren, on el discurso carrerino, una disociacién andloga a Ja que ya se ha visto en otros rrdceres e ideélogos de le Patria Vieja. Et verdadero alcance del primero de estos términos queda incluso irénicamente revelado ‘cuando Carrera relata un incidente ocurrido en Concepcion a fines de 1813, cuando se vio compelide a eunir una junta de notables de esa ciudad para proveer a su ejército Ge viveres y dinero, Aprovechando la ocasiin, la improvisads junta represent6 al jefe {gue la habia congregado, invocando para s{Ja condicién de portavor de “la voluntad Get soberano pueblo”, la exigencia de que dimitiere de su mando militar en beneficio ‘de O'Higgins, como ya lo habia dispuesto el gobierno central. “El pueblo soberano, que Tlamaban ello”, incercala Carrera en ton socarton,"se componia de doce individuos de {as que eoncurreron por mi llamado”." Esta frase encuentra un correlatocasi perfecto cenclescrito andnimo, fuertemente host ‘os hermenos Carrera, denominado Memoria, stbre los principales sucess do la revolucin de Chile. Dando cuenta de Jas primeras ‘eccionespoliticas de Juan José Carrera, antes aun del regresoa Chile de José Miguelyel temorialista lo acusa deforms una pandilla de sus antigxos amigos". la que “puso tlnombre de Pachlo Soberano,y con ela empez6 a hacer sus empresas”, “Juan José”, ‘ontinda, “tome por costumbre sal la plaza con su soberano pueblo, cuantas veces se Te ocurria, hast ridicalizar en sumo gradoestas asambleas, ue los mismos forsantes Jes vergonzaban™. Yo atribado su hermano José Miguel, el mismo autor seis que ‘en ans varias veces recordada irrupeién en el Congreso Nacional el 4 de septiembre ‘Ge 1811, “lo acompatiaba el Soberano Pucblo de Juan José con todos sus miembros", yyave fue apelando a esta presunta reprosentacién popular que el debutante caudillo Dprocedié a deparar diche asamblea de sus miembros mas refractarios al cambio. Con estas investidures”, concluye la relacin, “dio principio José Miguel a elevar sus pensamientos cosas rauy grandes, contando con el partido de Tos liberales, con fos Granadetos, que mandabe Juan José,y con la artillerfa de Luis" Por su parte, y nuevamente en relacin al golpe del 4de septiembre, el cronista realista Manuel ‘Antonio Talavera relataba en carta particular a un amigo que “el pueblo pedidor de tantas cosas” no superaba Jos 25 2 30 hombres, y que “de este nimero no hablaban zi gritaban més que don Carlos Correa, don Silvestre Urizary dos mlatos violinistas ‘Ramén yTeodoro;el resto dela gente esta2a quieta”. Melehor Martiner,porsuparte, sefala que el manifiesto publicado por les hermanos Carrera “exponiendolasrazones, ‘Carr, Dini Ma ates #183 errer, Diorio Mit novi 27 de 183 Mori sie os principal uc de etcin de Ohio. ct A547. Bi pe 5961 “carta de Mane Antoni Tolaer dn nréncen Quit. 15d sepsemtre, 111" endive el Cre jo gu Carea, oT, pp. 68. 3 1y motivos que los habian obligado e tales procedimientos”, abusaba del nombre del pueblo, “que no tenia en estos hechos més parte que la pasiva”.” ‘Las frases cltadas dejan en evidencia algo que la teratura referida al surgimiento del republicanismo modemo ha argumentado hasta el eansancio: la nocién de “pueblo” ‘que esta corriente doctrinaria invocaba no aludia a un actor social conereto, sino a tun principio abstracto de logitimacién capaz de reemplazar el derecho divino de la ‘monarguia,o el simple peso histérico de la tradicién, BI historiador estadounidense Edmund Morgan lega incluso a hablar de la “invencién del pueblo”, un proceso mediante el cual, a partir de las luchas entre el Parlamento y la Corona durante el siglo XVI inglés, se reelaboraron los mecanismos de ejercicio y justificacién del poder. Citando al filésofo David Hume, Morgan plantea que cualquier forma de -obierno supone el sometimiento de los muchos ala autoridad de unos pocos, y que fl verdadero misterio de esa operacién es la dispesicign de esos “muchos”, en ls ‘mayorfa de los casos, a dejarse persuadir por los argumentos, por lo general bastante alejados de Ia realidad tangible, que sustentan su subordinacin, Esta “fceion politica”, que Gramsci ha ineluido dentro de su nocién de “hegemonia”, se expres ‘en el republicanismio moderno como el principio de Ia soberania popular, es decir, la nocién de un ente colectivo denominado “pueblo” (os “muchos”) que delega en sus presuntoé “representantes” (os “pocos”) el derecho a gobernar. A partir de alli, Ia dfnicién do quiénes constituyen realmente el pueblo, y de c6mo puede verificarse ‘que la accién gubernativa exprosa concretamente su voluntad, pasa a convertirse en Jaclave para el ejerccio del pode Para el caso latinoamericano, Francois-Navier Guerra ha hecho notar que en sociedades profundamente corporativasyjerérquicas como las del period colonial, los. _gruposdirigentes que promovleron la independencia no podiensuscribir una definicién auténticamente democrética del pueblo. En consecuencia, “la soberanfa del pueblo, centendido como principio de legitimidad, condujo inevitablemente a una ‘ficcién _demnocética’ [nGtesela coincidenciaterminoldgica con Morgan] cuyos efectos perversos serfan cada vermis notorios en la América del XIX" -Excluida casi por sentido comin, la deliberacin politica real de toda 1a poblacién, ls adopcién del republicanismo, octrna que permitia en aquella época “tomar el poder por vies no previstas en las eyes", obliga a las elites gobernantes a asumir la representacién popular de manera bsicamente “simb6lica” “el ‘pueblo’ se expresaa través dl pronunciamiente, ‘até a través del jfe sublevado y ‘habla’ a través de los intelectuales, autores de las elcorirtines, mora tric de in eolcin do Chile." ep, om. 282 Bamana &. org, sng the ala. Ver tnblen Quentin Skinner, The Foudarns of Mor i Tanah, Cami University Pres 1978; Pre Rosana, Lesor cite, Pi Gallnmrd, 190 aa Krank, Republicans and Bourges Radalion Coroell Univesity Pras, 105, 38 ‘proclamas que siempre lo acompoiian”.* Una idea similar es la que exprese Alfredo ‘Jocelyn-Holt en relacion ala independencia chilena: “El republicenisme es wn orden iegtimante,y como tal neceseriamente se postula en términos axiolégicosy universales nn cuando en realidad beneficiara Unicamente las aspiraciones del grupo dirigente. Con el republicanismo la elite lograba encubrir sus intereses propios en un lengwaje neutro y objetivo, que contemplaba en potencia todos ls demas intereses dentro de Je eomunidad” > Una yotr cta podrian haberse inspirado directamente en lo que ée dna referidoy recordado mis arriba sobre Camilo Henriquer, Martinez de Rozas 0 José Miguel Carrera. Porque como lo dice Simon Collier con mucha mayor sequedad en st estudio sobre las ideas poliicas que circularon durante el proveso independentista, chileno: “En suma, ‘pueblo’ no significé en la préctica mucho ms que aristocracia & intoloctuaidad criolias”.* iy, por cierto, una solitaria excopeién a esta norma, que no deja de ser recordada cada vex que se explora la posible presencia do un rostro més plebeyo dentro de la testa emancipatoria. Ba septiembre de 1811, en el mismo clima de radicalizacion que ‘erivé ene] primer gelpecarzerine contra el Congreso el fralefranciseanoresidente en CConcepcién Anton Orihuela cieulé una proclama que, invocando también al “Pueblo 4e Chile” fulminaba en contra del “dilatado rango de nobles, empleados ytitulos que sostienen el lujo con vaestro sudor y se alimentan de vuestra sangre”, “Con vosotres hablo”, explicitaba, “infelices, los que formdis el bajo pueblo, Atended: Mientras vosottos suds en vuestzs talleres; mientras gastdis vestro sudor y fuerzas sobre el ‘arado; mientras veldiscon el fs al hombro, al agua, also, a todas as inclemencias del tiempo, e608 seforescondes, marquesesy cruzados duermen entre impies banas yen mullidoscalchones, que les proporeiona vuestro trabajo”. Fustigaba a “nobleza Ge Santiago” por arrogarse l formar la Primera Junta de Gobiemo, una eutoridad “que antes gritabe competir solo al pueblo (como sf etuvieran excluos de este cuerpo respetable los que constituyen la mayor parte y mas preciosa de €)”.¥ remachaba: “Acordaos que sois hombres de la misma naturaleza que los condes, marqueses y nobles; que cada uno de vesotras es como cada uno de ellos, individuo de este cuerpo agrande y respetable que se llama Sociedad; que es necesario que conozean yles hogs ‘conocer esta igualdad que ellos detestan como destructora de su quimérica nobleza” = © ani evier Goer," pueblo abeano." opty 362 % —ecelyalt pct 198. Catena p33. © Taprodama de Antonio Orbea basi reqvduciaincepramente en Sel Greed) La ‘ction, oc Chl Ms bat rca, (104192) Saag, DIAM, 195,pp 51-5 EL mio Sot anlade lx proecelince et proeae en su De eran dl pul eels eer, Saiag,DIBAMG 107, pp 198197 Ver amin Las Wala, tomo pp, 2628; bars Sepa, at hha de loro lr rime ade deo Repl, Snag, 1982 Pars 28 Pero la exhortacién de Orihuela apatentemente no encontré mayores ecos entre los destinatarios de su mensaje, silvo que asi se interprete su posterior eleccién al ‘Congreso Nacional como diputade por Concepeién. En su cardcter de agitador social «en potencia el aie franciscano desaparece de los registroshistricostrasesta fugar y solitariairrupeién, De este modo, queda claro que el “pueblo” que emerge en Chile como referente maximo de los cambios politicos que comienzan a desencadenarse en 1810 ten‘a muy ‘poco que ver con la “plebe" real yconcreta que conformaba entonces la gran mayoria dela poblacién Esta pudo hacers fisicamente presente, al menos en ciudades como Santiago y Concepeién, en algunasde las grandes jornadas que definioran el curso de 1a Patria Vieja, y hasta pudo empztizar con Iideres de incuestionable carisma como José Miguel Carrera. Pero en ningin caso particip6 on ls deliberacionesy decisiones on que la sociedad chilena inicié su aprendizaje ropublieano, o su raptura con el régimen colonial. Tampoco fue objeto, con le solitaria excepci6n del fraile Orihuela, de ninguna convocatoria ditigida especificamente hacia ella como posible interlocutor politico, o incluso como mera base de apoyo socisl. Como era de esperarse de una, elite imbuida de su propia dignidad jerérquica, en los proyectos emancipatorios incipientes que ella gest6 no tenia cabida el mundo popular, salvo en su tradicional (eungue fécticamente discutible) condicién de masa abediente y pasiva. Pero la nocién misma de pueblo”, masalléde la intencionalidad con quel emplearala elite, tenia une proyeccién inevitablemente colectiva e integradors, que se hizo todavia més urgente cuando el virrey Abascal y el numeroso hando realista eemensaran 2 isputarle frontalmente, desde comienzos de 1813, su derecho a gobernar el pals. El ‘experimento iniciado en 1810 no peda seguirse sosteniendo sin la aceptacién,3,cada ‘vez mas, sin Ta adhesion entusiasta, de quienes conformaban a verdadera mayoria social. ¢Cémo lograrla entonces, sila aplicacién conereta de la categoria “pueblo” seguia dejéndolos fuera? ‘ste io astra presi dela dase rere confess cba as pralanas de Anono Orihela en 182 (cl), que guest 2 tata a indepandensa pla en reveln spi sab ‘los tahaadores arbi yal vancamiente” pct p- 6 Mesos empitic esa visi ‘pose SersoVillons en sa nel “to usb nl ponent dos pecasres de 1810" dna dels Urivrad de hdl 120206, 949. ‘er scr esta materia, el interesane elo do Renato Gamma itado “La teste ug ‘sen delaplebe, Disarn Busta nen ial en Santiago de Chl, 750810 essa ‘eLceaiatra, Tints de iss, Polis Universdnd Calin de Cie, 2002 Tamia ee textos, micho mit conned Gabe Salsa ebro pons yar op. elena Araya ces smbundsymalouteno en Cie colnil Sango DIBAN, 199 0 2, Bl amado de la Patria “Elnacionalism surgido con la indeperdencia”, plantea Alfredo Jocelyn-Holt, fue “una herramienta politics extremadamente‘itil que va aserviral Estado paraintegrary Ihomogencizar ana sociedad naciente”. “Elnacionalismo”, continia,“prayectara hacia, Ja sociedad un imaginerio social de enorme aleance que permitiré a su ver integrar politicamente a vastos sectores, ineluidos los populares, que de otro modo hbrien seguido marginedos del émbito piblico” Claramente, sin embargo, y en concordancia com Io que ergumentaba el apartado anterior, dicho nacionalismo no se traduela en tuna verdadera oferta de ciudadanta, sino que era “un mero mecanismo compensatorio ‘axa suplr la flta de participacién mas activa po parte del grueso dela poblacidn”™ Asi pues, la invocacin de un ente “superior”, como “la nacién” o “la patria™, que ‘sutomaticamente conctara lalealtad de tolos os habitantes de pais, podia despertar ‘entidos de pertenencia y destino comunes que tornara pertinentes para todos (¥, aaungue no solfe decirse explicitamente, también para todas) las cuestiones en torno alas cuales debatian y se enfrentaban las diversas facciones de I elite. La Patria, en tras palabras, podia tomarse ua referenteconcreto que contrarrestaralaabstraccién, cen que segufa sudo el concepto “Pueble”. ‘Bn ese contexto, dsta mucho de ser casual que el andnimo autor del Catecismo Politico Cristiano, uno de les primeros escrito que llamabe abiertamente ala ruptura con la corona espafiola, se ocultara bajo 21 seudénimo *josé Amor de la Patrio",y ‘que hiciera causa comin, en virtud de ua supuesto patrotismo americano, con los Jnovimientos junistas reclensemente aplestados en Quito y La Paz. Asi combinendo Jes das eoneeptos que agus se analizan el autor fulminaba contra los “Gobemadores ‘Buropeostiranos barbaros opresores inhunanos” que, “usurpando de la autoridad del Pueblo”, habjan “derramado en los cadalos la sangre flusre inocente de aquellos ignos Cludadanos que reclamaban Ta libertad de la patria con una moderacién esconocida entre vosotros”,y qu, afadiendo “el insultoa la tirania”,habian “hecho correr como en trun laslistas ensangrentadas de aquellasvitimas del Patrotismo”, Del miszno modo, José Manuel de Goyeneshe, funcionario real de origen arequipeio ‘que tuvoa su cargo la represién dea juntaautonomistaformada en La Paza medlindos ‘de 1809, ere excerado como “traidor infame a vuestra patria” e Yinfame destructor de Jas primeros esfuerzos del Patriotismoy dea libertad”, conmindndosele a “huir para siempre de esta tierra que habéis manchado eon la sangre de vuestros compatriotas”. Remarcando una divisiin gue las autoridades espafiolas habfan hecho ms visible al desconocer el derecho de los emericanosa formar sus propios érgancs de gobierno durante el cautiverio del rey, “José Amor de Ia Patria” exhortaba a sus “carisimos ‘compatriotas” a considerar @ todes los europeos como “enemigos vuestrs en este 5 Jownge alt p ,p.282y no 3, en ans pn, a ‘punto”,y recordabal historia de Timoledu el Corintio, quien “siend hermano amante ‘de Timofemes, lo hizo matar porque se oponia ala libertad de a patria”. Bl amor ala patria, 9 subentendla, estaba por sobre el amor familiar, uno de ios sentimientos mis ‘esponténeos y profundos en los mas diversos paises, épocas y culturas. Apelando a un razonamiento andlogo,el Cabildo Abierto que dio origen ala Primera unta de Gobieenojustficaba su audez resolucién en mérito a su calidad de “Cuerpo tepresentante de la Patria", cuyo principal deber era velar por “el orden, quietud y ‘ranquilidad pdblica”. Aplaudiendo el cambio, Camilo Henriques abria su *Proclama «de Quirino Lemiches” expresendo la satisfaccin “para un alma formada en el odio de la tirana, ver su patria despertar del sueflo profundo y vergonzoso, que parecia hhubiese de ser eterno,y tomar un movimiento grande e inesperado baciasulibertad”. Poco después, una vee desactivado el motin de Figueroa, Martinez de Rozas, dudando ‘dela firmeza de voluntad de los improvisados soldadas con que contaba la Junta de Gobierno para conjurar amenazas futuras,procuré “inflamariosen el ardor patrio que nocesitaban tener para compromotorse formalmente paral libertad desu pais”. Para tal efecto, a Junta omiti6 un decreto que, junto con disponer ascensos y recompensas. ecuniarias, declaraba a los oficiales ytropas que reprimicron el motin “benetéritos dela patria’, ylos autorizaba a bordarse en el brazo derecho del uniforme un “escudo de distincin® con la leyenda “Yo selvé la patria”. ‘Como en rantas otras cosas, Camilo Henriquezfue uno delos que més desarrolaron conceptualmente por estos ails la nocién de “patria”, y las rezones por las cuales toda persona dobia asignarle mixima prioridad como fuente de sentido y referent identitari, Asi, en el tercer nimero de La Aurora de Chile proyectaba un mirada censofadora hacia un futuro en que Chile se hubiese adentrado decididamente por la senda del progreso,y en que “comunicéndose como un fuego eléctric el desinteresado patriotismo, y amor piblico, sea un vinculo de fraternidad firme y eterno, @ quien se sacrifiquen todos los sentimientos, y no haya més voluntad que trabajar por el Dien de la patria” La patria, en otras palabras, consituie un roferente superior ‘que, comprometiendo la voluntad y el sacrifcio de sus integrantes, como habia sido supuestamente la norma en el republianismo clésico, sublimaba los intereses particulares en el altar de wn bien comin que solo podia lograrse con el esfuerto ncondicional de todos. Enunartieuo algo posterior tinalado precisamente “Del patriotismo ode] amor de Japatria", Henriques destacaba a éste como “el més onérgico y delicioso de todos los Menai sve os principals suns da esac cd Chie. cit 1-4 deret de Babi ie 11, unset ea Avivo dt Corel jo Nigel Carts pp. 32322 © adserade hile, NP3, 27 ever de 82, 2 sentimientos"sy agregaba, en una linea de argummentacién particularmente pertinente para nuestro andlisis: Si el amor dela patria no estan general como se deseara, es en consecuencia de Te antigua opresin, Nigano tenia petra, porque a ninguno dejaba de oprimi,y porque no se intereseba en ia dicha de ningin ciudadanc. Para que ios chudadaaos amen la patria,o de Chile” al partir de Tima la expedicién divi por el brigadier Gabino Gafnza. Actséndolos de “atacar la unidad soberana del pueblo espatio!” no vacilaba en calificar Is sucesos de Chile como una guerra civil, en cuyo contexto preguntabe retéricament» alos santiaguinos: “AG tataréis de diigir el putial alas entrafias de vuestra propia patria, abrirle el seno yarrancarle el corazén?™. Y enntrastaba, en otra proclama, “la wanguila felicidad que disfrutabais antes de ‘Yuestra inconsiderada revoluciGn, la sombra de las eyes mas sabise y humanas que sehan escrito slendo parte integraate de una nacién grande v generosa,con el estago de inguietud, miseria y abatimierto en que os ha sumergido vuestra imprudent ‘ado en Melber Marto, "Menmoda ste sabe reaucés de Chi.” op it, emo oe rm - ™ etaclin gua da conc ober ors pies micloers dl Colegio de Propaganda ie luciudd de Chillin desde lao 1208 asa ae del pesado de 14 hace sy rela sl Reveree Fae Juan Rami." om Cisc e Misriadorss de Daunte Reo a ndgendesa de (hil volumant\p 2.Vertambidnobre et tema lati de Jain Valensuela gen Les franicans de Chillin Te Indepentensie tees do una omndad ronan" eta 38, vo Santiago Poni Unironidad Cts de Chil, ener jonio 2005 9p 112358. apa 48 xedulidad”.**De igual modo, al ocuparla ciudad de Chillin Ia expedicién comandads . por Mariano Osorio, ése diigié a “os soldados y oficiales” del ejéreito patriota une ‘raclama en que comunicaba que el mayor deseo del Virrey Abaseal era ‘verosreunios ayuestros hermanos y a la nacién®, esa “generosa nacién de que no podéis preseindir ‘de sor una parte”. Los instaba en seguida a reflexionar “sobre vuestras obligaciones. ‘como ciudadanos, como espatiolesy catéicns, y la raz6n misma os convenceré de la injusticia de vuestro proceder: derramandola sangre de vuestros hermanos ossepardis de los deberes espaioles yes lar, faltdisa los de la reigién que todos profesamos”, (Con lamisma fecha pedfa a “loshabicantes del reno de Chile® que abrazaran el partido realsta, “que es el de la razén y de la patria; 6sta os mira como unos hijo distraidos yos lama a el seno de su amoroso pecho; como verdadera madre se olvida de todo y ts desea reunir con egrado, con Tos brazos abiertos os espera a la reconcliacién y 90 1s reibiré en su nombre déndoos pruebas iertas de su ternura” ‘Bn definitiva, y como se ve, no quedabs claro de qué lado se inclinaba el amado de la patria, puesto que uno y otro reclanaban para si tan preciado galardéa En lo ‘que respecta al mundo popular, es sabido que la eausa realistalogré concitar tanto 0 tan poco apoyo como la insurgente, al menos si se lo mide en términos de adhesién 10 desercién desde las respectivas fuerzas combatientes. Su orgullo nacionalista, herido por tan amarga constatacldn, Barrys Arana se ve forzado a reconocer que la {ndisciplinay os reiterados desmanes del ejécito patriota en las campafias verifcadas ‘entre los ros Maule y Bio Bfono productan otro resultado que desperter el odio y la resistencia contra el gobierno patro,e incinar a las gentes paificasa servirala causa ‘dela veacei6n”. Similar es la impresin que se deriva del juicio contemporaneo de ‘Melchor Martinez, aunque éste se vea obviamente influido por su persuasién relist: Wo se nos anunciaba otra cosa ques crueldades, saqueosyruina de todes los ngares de la provincia de Concepeisn que caian en poder del ejército insurgente, cuyas ‘tumultuarias tropes compuestas en su mayor parte de los facinerosos que residfan en Jas efrceles, mandadas por unos jovenes famosos por sus desarreglos y libertad de. costumbres sin disciplina, sin subordinacién y, en fin, que no los debja calificar otto [ob poem gaan con pv vn aero cdo" pendence Aen acer Daemon tee perdns dei p27 jel Gen erm v= ares Aetomh Clan de ist (Archi de dn Bomar ins Sng ‘Than 1 ten S85, o» Grounds os Recast ers aati tap cen ila gee EN ilgeanat, 1s10 19; Lemar Lon sooo etn font ene ener eel eo trencn ve uc ienl genera aie Ze ne steed uj conn my poe eral, Gin rad ones poplar pro opera ene ane bands. = Baro Arana ont, tomo, p38 9 rmérico que manifesta un gran odio al Rey, al buen orden, ala justicia y a todos los, (que epreciaben esta virtudes"."* Fe interesante acotara este mismo respecto que las \inicas montoneras propiamente campesinas de que da cuenta el relato de Barros Arana ‘para el perfodo de la Patra Vieja favorectan invariablemente al bando realista, como la dirigida por “un atrevido campesino nombrado Chavez”, la que comandaban "dos ‘campesinos chilenos apellidados Espinosa”. Y es bien conocida larecepeién brindada porlapoblacién santiaguina al ejécito realistatriunfante trasla batalla de Rancegua, enla que se destacaban, sempre segin Barros Arana, “los gritos de aplauso lanzados por el populacho, siempre dispuesto a concurrircon su alegria inconsciente todas las, rmanifestaciones sincera ofingidas del entusiasmo piiblico”."* Sin entraradilueidar Jasinceridad deestas manifestaciones, probablemente imposible de establecer con un rmjnime'de confiabilidad, lo que queda claro es que la mera invocacién ala patria no fue suficiente, durante esos primeros afios del proceso independentista, para captar visiblemente la adhesién popular La guerra delos simbolos, para la cual los discursos centrados en el pueblo la patria se habian revelado un expediente precario, iba a fener que ibrarse en otros terrenos. 3.La guerra de los simbolos La sociedad colonial chilena, sobre todo entre los sectores populares, se habia expresado culturalmente mésa través dela oralidady del rito que de lapalabraescita ‘oimprese. Los promotorese impulsores del movimiento independentista,en cambio, ‘muy infuides por la Hustracién, depositaban mucha mayor confanza enestaitima”. La raiéy fundamento de todas las eiencias", decfa uno de los primeros mimeros Ge a Aurora de Chile “es el leer, escribir y conta, artes neceserias para civilizar a los ‘pueblos, ydrigirosa su grandeza, y con todo ignoradas,o poco sabidas de lo general de la nacién’"* Esa conviecién Tos Hlevé a asignar una enorme importancia a la elaboracién de textos, tales como lo “catecismos" y otros panfletas que proliferaron en lasetapas inaugurales del proceso, las actas y decretos que legalizaron os diversos pasos que se fueron dando en la conformacién del nuevo gobiern,o la Constitucin Melcor Marines, pc, tee 16. Barros Aran op. cit tomo 1K, yp, 10,1056, Bid,» 444 Aledo Jocelyn alt ba athado mano a eta inagsn panini discs ebre fama de constr el poder ye eden cael Cle decinwndatn en pe dla che oct p83 % VorCdine Desramé “La caanidaddeecoes a forocn del epi pili ene Cilexew- Iictooarie: acter dal ionistoeine dala penal (1808-18597 en Prana ever (Geeta, dani Lampine y ots Lapa plioen hernia Abia ypoblonas Silos NVIPXIK, Meso, Cano Panes Estudios, 188 % Laawansde Chile, de sti de 1812 50 gue fijarfa los Brincipios que insiraban y sustentaban el orden en construcién. De all tambieflos efectos cesiprovidenciales que se atribuyeron a la intalacion de la prensa ngcional,sugivendo el propio titulo de La Aurom de Chile el carécter fandacional gin que se la concibié, Decia el pérrafo introductorio del “Prospecto” que anunciaba Ia aparieidn de ese periddicn: “Esté ya en nuestro poder, el grande, el precioso instrumento de In Justracin universal, la Imprenta. Los sanos principio, fl conocimiento de nuestros eternes derechos, las verdades slias, ydiles van a dinars entre todas las ses del Estado. Todos sus Pueblos an a consolarseconla {recuente noticia de las providencias patemales,y de las miras liberals, ypatiéicas de un Gobierno benéfico, prédige intatigable, y regenerador". La verificaci6n de estos objetves, sin embargo, mplicaa la alfaberizacin de todos esos “pueblos” y todas esis “clases del Estado, lo que expica la relevancia qve también se le org, ye desde esos primeros momentes, ala instruccin pablics, Decis al respecto un decreto dictado por la Junta Gubemnatva quo regia los destinos del paisa mediados de 1813, que “todos los estados degeneran y perecen a proporcién que se descuida Ta educacién nacional yfltn, por consguiente, las costumbres que sons que dan confantarespetoy amor las eyes yal sistema de gobierno”. Més aun: “Sies preciso formar cardcter e ispirar a todos ls pueblos ceria clase de moralidad anéloga a su consttucin ycecunstoncis, oes mucho mas en un estado naciente”.™ Elresiltada nds inmediato de estas preacupaciones, como sesabe fuelafundacién de un Instituto 4 que no por casualidad se otorgé a denominacién de “Nacional”, pero cuya acc no se ba a hacer efectiva entre los sectoresplebeyos. Efectivamente,e ruto de tales esfuerzos, que la estrecher de recrsosobligabaa rantener dentro de limite samamente modestos, estaba destinado a cosecharse solo mucho ms tarde. En el momento mismo en que se estaban decidiendo los destinos del proyecto emancipatorio, la seduceién de las mases populares debi fundarse en prdcticas simbicas de efecto més inmediatoy pornecesidad nomuy diferentes de es ‘que la tradiciGn colonial abiaconsagrado alo largo de dos sglosy medio. Una de clas fue la celebracién de cremoniasy estos que cntribuyeran a grabar enlaretina piblica Ta traseendencia de los bitos que iban defiaendo la nueva instituconalidad ‘As Ia instalacia de la Primera Junta fue acompatiada de un acto piblico en que Tas autoridadesy corporaciones dela capital, sobre un Selevado tabladillo” erighdo ea la Plaza de Armas, prestaron juramento al nuevo gobierno, lo que siguieron “mises de graciaeclemnes, hermosas ihuminaciones yfetivasreuniones en las que © La awrora de Che, “Presets din fxn, pre sabe que sien enero do 182 2» Deerto dee ula de 1813, reproduc em Baro Aran, pct tomo TK, rp 154355. 1% Vensobre eva materia accion taba de ume Valemsuela Mérquer, Lair 4 pds op ie Tabi eel Cou, Le fata: meta de nti op 51 se iva a dispesin de ocho para yore empress Ala taunt se pram po toda a cndad lactadeereaion de lata, andere pra ell, Sein adesripin de Bars Ari, avis coluna de core demi hombres, armates que deharecorer es als picpelesal snd tombaresy de un min Ipods. Quinienosclneens sodas Gl regimino cecal del rnc pe roman la marcha Detrisdo llvestabaelescibano de gobierno encarta de hae Jn proclamacié,rodeado del alld doa Agustin de Eyague de Is repderes don Femendo Brn y don Pcs Antonio Perea Garcia ws ls montaden tn exblos iw uosmentenjerados Crraben a calana as compas de dragones de Concepcion y de Santiago, que marchaban a pie bajo el mando del capitén don Juan Miguel Benavente”." Incluso en una villa pequefia como Los Angeles, el Dando se publics con gran fanferria y despliegue militar, “quedando cubriendo las. cust esuins dl plar major ch compas de min decabaletayen cada adel jo mone ptlqu tn vis dindosemauense 3 parables, de modo que la uminacin de res das, cn salva tpl de ca repoue de caps han seen eoplniesefrepeny ble gue otends seaadanene noch egy ol Gadd ee ln ace omian a scee compel de gues allan posto, cose Sacred y patient aims Fees come gnome we 517 de abi de 181, quer también Detngo de Rams (coma se ver eno sacs, la concen de acs cvs con ls estviddes regan see aprovedht de manera eurente) sclera suresn del motn de pero tn altar leratago nuevrent enn las de Armas, donde eaiarn er as tslemnes “con gan ecompatncnto de miss", mientras queen tne “tesa” Jnstalada jt aa era major del Catedral pomunciob un seme bipa auxlird Santiago penal ont Rafael nen y Guerre Mise 2 els inaugurcin dl riner Congres» Neon a queue seg are Arena ‘objeto de wun gran contento popular”. Ayudé a lograr dicho efecto Ta fluminacién seneral que eo dered para od i cid a como "os fuego aries en que se quemaon algunas lesa ses ls ccanstancias.Une de ells ere on ele Simbad América, ue roma sas cadens yconqulstba su iberad™™ Encanto Alecia mismo en qe ote sesionarel Congres, que habia sie antes dea Real Auienl (donde bie hy el Mase Mise Nclna) un ronda Moora ne inci a aan fe hop. Bese com “urate dela Justa aber del Rela eos gees. Acta el inde don Bernardo O'Higgins, tomo I, pp. 5-50. a a aa Jarre Arana, meV py 35238 Bore reno, tome, 25h, \ epoca recuerda Ta especial iluminacién cos que se lo adorn: “Este edifico tiene en ‘medio una torr; yen el segundo cuerpo dos ventanas contiguas. Bn medio de éstas ‘estaba colocado un leno que seria de tree varas de alto y dos de ancho. En la parte superior tenia pintada la Fama con wna trompeta en la mano derecha yun ramo de olive tenfa aquierda En la parte inferior, dentro do un magnifico alo, gualmente pintada con letras de molde, grandes e inteligiblesa cualquiera distancia en el recinto de la plaza, esa inscripein: Vive el supremo congreso nacional!” . Uno de os diputados que Jntegraron este Congreso fue Bernardo O'Higgins cuya eleccidn algunos mesesantes en Javilla de Los Angeles, por cierto que solermnizada con un Te Deum, habla dado lugar aun “excesivo j6bilo del pueblo, reptienco vives a los protectores de sus derechos, ‘a que correspondieron los verdaderos patiotas con arrojarles moneda; y de comin ‘consentimlento, ecordaron hubjeseen la noche iluminacién general, fuegos atificales {yun convite general derefresco, misica y bile acreditando por estos hechos a sincera, Complacencia de que se hallan posefdes por tan acertada eleccién”. ‘También José Miguel Carrera, durante etapa de predominio pliteo,supo pulsar cesta cuerda con hablidad, Al disolver 1 Congreso el 2 de diciembre de 1811, dispuso os mismos festejos con que se habfan solennizado los anteriores cambios de gobierno, yy que en Ta Colonia se reservaban pare la coronacién real o Ia Tegada de un nuevo Gobermador: epiques de campanas tres noches detluminacién y misa de gracias". En 1812, ol conmemorerse el segundo aniversario de la instalacién de la Primera Junta, ‘organi una serie de festejos pare darle mayor relieve alo que con el correr del tiempo se convertira en la fiesta nacional por antonomasia."° “Este acontecimiento”,relata ‘Lobservador estadounidense Samuel B. Johnston, "se celebr6 en espléndida forms y ‘el magnifico convite dado por el Gobieraa excedié a todo lo que antes se habia visto ‘en Chile en este orden’, La recién creada bandera nacional se io desde el amanecer ten todos los edificios pablicos, con las corsiguientes salvas de artilleriay revista de las tropas. La fiesta principal se celebré en la Casa de Moneda, que aim estaba a muchos alos de oficiar como palacio de gobierno. “El edifcio, continia Johnston, que tiene 450 pies por lado, y es de cuatro pisos estaba alumbrado con medio rillin de iuces, y como sa altura contrasta con le de los dems edificios, que son de un solo piso, presentaba un espectéculo magnifico”, En cada extremo de la calle aledana, precisamente la actual calle Moneda, “se erigié un arco triunfel, de sesenta pies de alto,en que se veian muchas alegorfas muy bien pintadas,alisivas alos sucesos dela 35 anne Aono Tle, op Bt Shetadeeleein edited pera Vile d Los Angeles x 10 de enero do 181", Aria de don Berar Ogg trop 105108. 2° Bynoe Arana, opt, tomo VI, 355. ‘Yes est materia el excelente eta ce Paulina Perl Cabell Chil tensa Bt org (15 de ecombre(110183), Santng LO, 207 revolucién de América einseripciones en verso encaminadas alevantar el énimo del pueblo e insprarle los sentimientos de su propia dignidad y derechos”. Al frente se Jevant6 un “templo dela libertad, con una Fama que glorficabaa Chile y una leyenda”, ‘agtega el norteamericano con indisimulado orgullo nacionalista, “que presentaba la revolucién de los Estados Unidos como ejemplo digno de ser imitado por este pais". ‘ras dar cuenta del baile celebrado al interior del edifici, fuera de la mirade pblica,y en el que una banda de musicos “tocé algunos nuevos trozos patrétions,¥ cinco o seis canciones, eseritas para la fiesta, que se cantaron de manera espléndia ‘portode a concurrencia en un gean coro”, el cronista conclufa:“Jamashe presenciado tin espectéculo que produjera tan universal alegria; todo el mundo parecta Teno de animacién y puedo asegurar queno vi un solo rostro en que nose dibujase una sonrisa, durante todo el curso dela noche”. Al a siguiente, el estado de guerraimpidi6 que Jas celebraciones tuvieran el mismo lucimiento, pero Carrera, ala sazin en Concepcién al mando de las tropas, igualmente se las ingeni6 para darle “todo el aparato posible al aniversario de muestra regeneracién, Misa de gracias en le Catedral, y en la noche hhubo baile y cena en casa del general, ala que concurrié un nimero considerable de patriotas. Las sefioras manifestaron un verdadero contento, y mentuvieron la diversin hasta las § de Ja mafiana siguiente” Incluso en 1814, con las tropas de Osorio prcticamente a las puertas de Santiago, la Junta que a la sazén gobernaba cl pais procuré excitar el odio popular contra los realistas,segin la descripcion de Barros Arana, haciendo quemar en la plaaa piblica, junto con los fuegosartfiiales, con que se celebrabe el 18 de soptiomre, “un ridicule maniquf leno de cohetes y de ppélvora, ue se decia la efigie del virrey del Pera? 1° Oro recurso movilizado tempranamente dentro de este proceso de construccién iplica fueron los emblemas representativos de la naciéa naciente. A mediados de 1812, cuando el cardcter separatista del movimiento iniciado dos aio antes se tornaba ‘més pateite el gobierno encaberado por Carrera dispuso ia creacin de la primera bandera el primer escudo nacionales. a bandera estaba conformada por tres franjas, hhorizontales, aul, blanca y amarila, en tanto que el escudo mostraba una columna central aimodo de “érbol de la libertad”, figora popularizada durante la Revolucion Francesa, a la que flanqueaban una pareja de indigenss y coronaban un globo terriques, un lanza y una rama de ovo entrecruzadas, yuna estrella solitaria.™* ‘7 Semcon, Cras evident wa aioe dee aos en Cie. acs po Jos “Torbio Mesa eta pr el Fondo Histeeey Bikers Ios Tein bedia cero Vie roti ¢ Oe tno, Sento, 195%; "Tercera Caria" ps 233234 1 Jeg gel Carers, Dri Miter ope, p. IB anes Arena, op ct tomo TK, 9-44 4 Bleycuoya bandera son reprodcidevsaoeaceyaalizdes en Pulina Peralta, i ene esalep. i pp. ee 158, See erent vor Baers Aran, p cl, tom VI pp 410411. Le { | , » | / ” / eee Se instituyé tamblén por este tiempo, y nuevamente en concordancia con las practicas simbélicas de Ja RevolueiOn Francesa, el uso de una escarapela tricolor fen el sombrero de los militares, lo que se hizo oficialmente extensivo al conjunto fe la poblacién por wn decreto de 16 de julio de 1812 que sefialabe textuahnente: Tnporsncla de a dmbolgia val pra a Revoln anos ha ido stad ono xt tlie de yu Man, Pies Clare ad Chen th reads Revolution, Ueiersity of Cairns res 1984 200 especialmente sr exptloe2, “Symbolic rms of Polis rns” 3,"Tbe Imagery ef Radicals”, 55 “zens a id ser cat vin ssl inion irre cme sats indsimamere a omg tenn ot cate el stom dea Hera ctlous abe emis fare ds ees aioe ees fezmente soins dierenciasdl ea vires son udadanor arouses circus ura psentne Inder Sees ee cul cme eee cae senna Tne tava dine abctn cence conte ern Yok gnbr eater iramces ato cepts. xcn grey deca es arias eit nian anrpiaoproyrarla nda tana campo tes stl *Nesoneen debeay Sreanscamjentsesdpmiyimsceneanjemisintens eae thas Encnachen cup ielsbnios cai eet ns a seaitsin clr" Hen daa atcneees etsomieneers Siero reign deans fers deCosertion ncanOsnneen ete tarot nto tls rn erecta cine ta Setar anchor arctica poset oemeaeee te ‘laa laps" "ater cinerea enna ee Ienscmiscibr ding hom pre Ses ress Cae due ep erntrese Fas pts dhe eae ‘oto alain ued as Soapaards epee Unter ee ten Aurora de Ci 2,23 uo de 832, Dect dea June Gubeati de juno de 1913p Beseo th mio 81, opoducde on Bae Ara pct ton 56 ‘mantener sa compaiia fel a causa patriotarecibiéculatazos,“yle hicieron quitar la esearapela?.!” ‘Mis exoresives aun fueron las incidencias que rodearon Ja firma del Tratado de Lireay, en mayo de 1814. Como una forma de demostrar la buena fe de las autoridades patriotas, el Director SupremoFranciseo dela Lastra decreté la extincién. de los emblemas nacionales en los siguientes términos, con los que aprovechaba tangencialmente de descalificar al gobierno de Carrera: “Por cuanto un abuso de la autoridad de un gobierno arbitrario, ha csusado la guerra de estos paises por haber fordenado caprichosamente muudar la bandora y cucarda nacional fo sea,en este caso, Teespefiola}, reconocida por todas as naciones del orbe,comprometiendo a seguridad ‘iblica con tnos signos que nada podiansignficar en aquellas circunstancias, ordeno Jy mando que desde hoy en adelante no se se en los ejércits, plazas fuertes, castillos "y buques del pas de otra bandera que a espaiola,ni que ls tropas puedan llevar otra cucarda que la que anteriormente acosturrbraban”."# Un testigo de estos hechos, la ‘sea6n capitén de granaderos,relataria pesonalmente muchos afios después a Barros Arana el malestar que la medida provoc6 entre las fuereas patriotas: “El barallén de ‘voluntarios que el Suptemo Director mando regresar de Talca,se present en la capital con a cucarda tricolor en las gorras de lossoldados,y dando gritos de ‘Viva la patria?” El eapitén de granaderos don José Santiago Aldunate, que hacia Je guardia en las puertas del palacio, y os soldados que estaban bajo sus Grdenes, sin poder dominar Taemocidn produeida por aquella patrisica protesta,traron al suelo y pisotearon las ‘escarapelas espariolas que usaban por maxdato del gobierno”."® : [Escribiendo algimn tiempo después sobre la base de otros testimonios orales, el historiador espatiol Mariano Torrente cotcordaba en que “por ms que el Director Lastra se esforzase en cumplir las condiciones del convenio, mandando que nadie ‘usase otras divisas que les del rey, eran sus excitaciones recibidas con tal desprevio, {que descaradamente se presentaban mucnos con el bonete tricolor, otros colocaban Ta cucarda espafiola en la cola de sus catallos, y iin aparecié dos dfas en la horca, 1 pabellén de Castilla”. En cuanto a Carrera, gestor directo de los maltratados ‘inbolos por esos dies prisionero de los eealistas, su Diario Mititar no disimula so ira: “indignas capitulaciones del 5 de mayo, ello de la ruina de Chile! Se volvi6 Ta banderay escatepela real" "'Y luego agrezaba, con evidente fruicién: “Cuando Lastra esd Niguel Caren Dir iin oct, p ‘Transeo en Jone Migul Carers, Dia Ma, pl p. 242, noe 386, © "Tastmonie ral Aldon Barros rar, ayldo en 85 rete onl tomo TX desu Hera seve de Cl p22. 1» Mariano Torent, tra dea esc de hie(1810128, reproduc como vlunen I dels (sein de Hitriadoesy de Dcemerts Reais cl dependence Cie. 101. "ses Mie Cater, Dario Mite op-c,p 208, ota 372 57 sand6 quitar la escarapela tricolor, romiti6 a O'Higgins una porcin de encarnadas, para que vepusieson lasnacioneles. La oficialidad,a vista de O'Higgins, las amarraron cn las colas de sus caballos, conservando las tricolores. Hay més: la 3° Divisién, para entrar en Santiago, hizo gorras tricolores y no quiso cambiar la escarapels, ‘oponiéndose decididamente a la orden del Supremo. La bandera real amanecié. verias veces en la horea”.*® El desconocimiento del Tratado de Lircay por parte del virrey Abascal, la destitucin del gobierno de Lastra por parte de Carrera, dejaron aautomdtieamente sin efecto las polémicas concesiones-Sin embargo, lorelatado basta, para dimensionar las pasiones que podia provecar el izamiento de una bandera el ‘uso de una escarapela, Una faceta muy curiosa del despliogue simbélico que se viene reseftandole aporta ‘el nutride recurse, por parte del bando insurgente, a toda una imagineria vinculada ‘con la gesta de Araueo. El primer escudo nacional, como se vio, exhibia una pareja indigena fanqueando el “Arbol de la libertad”, en tanto que al segundo periédico oficial creado en Chile, sucesor de la emblemética Aurora de Chile, se le denomind precisamente B! Monitor Araucano. Jorge Pinto, en un libro que dedica una profunda reflexién a esta materia, elata que en una de jas primeras celebraciones del 18 de septiembre ‘las damas asistieron al baile de gala celebrado en el palacio de gobierno vestidas de indias"™, El propio Bemardo O'Higgins, nacidoyycriado en laregion deLa Frontera, sentia una especial fascinacién por el legado heroico del pueblo mapuche. “Mis primeros camaradas de juego”, recordaba en un escrito de su vejey, “fueron, sraucanos,y lahistoria que primero conoc{ fue lade los héroesy sabis de ese pueblo {nconquistable;1a raze ala cul pertenee‘a un pueblo asf me desperts,en consecuencia, xy ha seguido despertdndome el interés més profundo™'. Muchos afos antes, en los albores del proceso independentista, O'Higgins eseribia a un amigo desde Concepcién. sefialindole que “detesto por naturaleza la aristocracia, y 1a adorada igualdad es ‘mi idol. Mil vidas que taviera me fueran pocas para secrificarlas por la libertad e jndependencia de nuestro suelo y tengo el consuelo de decir que la mayor parte de los ddescendientes ée Arauco obran por les mismas principios”. Algo después, al asumir la comandancia en jefe del ejército patriota tras a destitucién de Carrera, exhortaba ‘8 Joni Miguel Crnera, Dir tar op. ct. 22, nota 412, Eso incidents e relztado en 54 “Hanes als publoe e Ch opregand ol gsent coments "alanis quoel Gebierve ‘peta tpo ea nile proclamas yee vergnaois iufabaeimperio dena For Todas pte contra aura vclnta den Goblrno qe dara en elletago de moa confsa fans” ,on Cols de itriadorey de Document Relaieeandeendosa Ci el. VT, p33. © ge Fito Rodgnes, Deltas exes, La frac etd ta nain yl poco imepuce, aie, 200, Cartage Oiggint te scetaioJon Thoma, deme de 1897, eroducda en Sin Calis, ena IHS. Gara de Beratdo O'iggine = Jase Florencio Tera, 20 de febrero do 1812, en Archi de do Berrie Ogi, ome lp 208. 58 asussoldadosa “que el enemigo no subsista por més tiempo en nuestro territorio, que se estremerca al mirar alos valientes defensores de la libertad, que la fama de vuestro noinbre y del valor araucane se conserve inmortal,y que todos vuestrosconciudadanos 1s sean deudores de su libertad tan suspirada”.®" Camilo Henrfquer, por su parte, identificaba a los mapuche en el prospecto anunciatorio de La Aurora de Chile como “nuestros compatriotas, y hermancs, en ‘quienes se conservan puros ls rasgos de nuestro cardcter nacional, y primitivo”. En ‘una ediciin posterior del mismo periédica escribfe un aticuo titulado *Civiiracion de los indios, en ol que, junto con rendi al acostumbrado tributo al fereza araucana y ‘a sulucha secular en favor desu libertad (precisementelo quelosideslogos del bando patriota querian para la nacién en construccién), el fraile-periodista exhortaba s sus Tectores @ reconocer que “el deseo de la libertad se acompafia siempre con el dela ‘gualdads conviene pues que se persuadan, que los reconocemos por iguales a nosotros; ‘que nada hay en nosotros que nos haga superiores a ellos”. ¥ conclufa: “Un pueblo se une, e incorpore fécilmente con otro pueblo libre, y felix, cuando se le brinda con ‘una legislaciin justa,e imparcial, y con la participacién de sus derechos, honores,¥ ventajas”. En un registro todavia mas atrevido, una “sociedad de patrotas” remitia ‘una carta demunciando: §,Qué ha sido el indio sino un vil esclavo, a quien miraban ‘con desprecio, yaltanerfa hasta los negros, y como wna bestia de carga, que debia, sufrir hasta morir el peso, con que se le queria gravar? No se contentaron nuestros autores con despojerlos de sus terrenos y propiedades con la tirania y usurpacién ‘ds inaudita; sino que se constituyeron unos amas feroces que los tenian sujetos al yugo de la servidumbre, sumergidos en la desnuder, hambre, y miseria" ¥, en una ‘argumentacién muy notable al provenir de quienesse identificaban como *patriotas”, reconoeian que *habitamos un suelo, poseemos unos bienes, cuyo derecho 0 nos puede correspondes, sino solo por el disputable que nos pueden dar las rlaciones de sangre que fengamos con los natucales”. En consecuencia, lo que correspondia ere {que “nos llamemos todosindios desde shora, para que nuestros hermanos conozcan el digno aprecio que hacemos de ellos, si tione algin inconveniente que yo no puedo comprender tréteseles cuando sea prociso nombrarlos: nuestros hermanos os indios”. ‘Alo que Camilo Hentique, en su calidad de editor, respondia “equién no admira ardor y la magnanimidad heroica con que combatieron por su libertad los indios chilenos? La musa dels historia tomé a su cargo inmortalizar sus hazaias; a trompeta 5S SStiite dela Junta de Grberoo al clio" Taka, 27 de noviembre de 61, Archie de don Berard ais, m0], pp. 3030 ta durra de Cie, 12,30 debi de 812, 59 Coes ha pregunao poral ervey or verso, y muchos escritores apreciables les rindieror ‘el uibuto del elogio, y del honor” better tere ero por ders dee loin plars ten Hen capt rks nels pula, en enue ent le non al ine dics ine es ideo sea des pertenenina unset dscentente ream de qlnes habian pretend congustr al yuclo mapuce Aen el also Str ear dicate ss resonant capt Hemme mc on lass usd ase rt aca fob prin etry may itt“ monet de atriotismo en proporcién a ie alta confianza que Jes ha dispensado ls patria son los sabios del arte dela guerra es justamente el que ‘ds necesita su defensa” Silaurgencia en mejorar el apsrato defensive alcanas cierto acuerdo Ie forma de lograr la rectuta general que se deseaba fue el problema siguiente, Hemos sefalado cela hip6tesis queen esta primera fase, 1810-1811, parece no haber habido un interés or estimular una motivacién patrstica que failitara tanto la conscripeléa como la acepracién de las exigencias que implicaba un enrolamienta de distinta naturaleza en materia de instracciony diseiplia. En general, odos los cuerpos militares creados «ran comandados por exponentes de las clases dirigentes y Ta tropa la formaban campesinos oartesanos. Tal fue el caso de O'Higgins, quien organiz6 dos regimientos ‘de caballerfa en lazona de Los Angeles, uno de Ios cualesel de Laja—fue conformado Archie de gaa Js gel Cara Tomo 2 pp 81503 US, ‘fk del 10d ened 182, Archi dl gonial Mel Cares To 3,708, "Bando del 28 de enero de 182 Archit dl gone Mig arr, Teme 3, 24524 %6 a te a sa aa nee ‘eam ne re a ed ‘en esta etapa, y si una conviccidn en la necesidad de contar ‘con material de guerra Seen cee rea eee Gaede isoradores ye Decors ives ala inden de hile, Too XPS, pp 38 aS % Chado yor Diego Bars Aron, it, tome Vp. 30. = Leanando Lea, op ct en comida y bebida, ya promesa de saqueo: “Habfan arengado ala tropa asaltadora ‘de un modo bastante lsonjero, pues no ha feltado quien diga que a un saqueo les franquearon en algunas casas si se portabsn con el valor que necesitaba la accién™™. Como afirmata un opositor a Carrera, el paso de las tropas era motivo de robo de animales y-de todo cuanto encontratan en el camino, earente de eualauior sentido de disciplina y respeto a la jerarquia: “Los soldados que pasaban andaban gritando y ‘agartando cuanto topabanello es que mas parece una manga de langostas que pasa, talando todo que expedicién militar, porque no reconocen subordinacién ni hacen {nici de sus oficiales, y a su presencia roban sin pudor”™. sta imagen de tropas completamente insubordinadas e indisciplinadas esta claramente recogida en el tuabajo de Leonardo Leén que hemos citade, donde se ejemplifican las numerosas ‘oportunidades en que éstas, partir de fines de 1811, asolaron las zonas por donde pasaban, tal como acurrié durante el conflict con Martinez de Rozas en Concepcién, cuando “los excesos que estas tropas cometieron en los pueblos del trénsto, jams se olvidardn de la memoria de sis habitantes. baste solo saber que al soldado se Jes daba por orden que podfa llevar a su campamento y rancho a la concubina que gustase” ‘A posar de ests licencias, aco después Carrera dejebaen claro que no se cumplia Ja recluta mandada y que las milicias de caballeria tenien un contingente inferior al esperado, estando, en el caso especifico que citeba, 143 hombres por debajo de 4 euota. Ei esta época se atribuia esta falencia a la accién de “antipatr supvestaménte difundian mentiras respecto a la actividad castrense, inidiendo en Jareticencia popular ala recluta. Qué hacer para revertir tal situacién? La Junta de Gobierno aconsejaba que se explicaran las “comodidades que resultan de somejante vida" y se les ofrecieran “$2 de gratficacién”. Si ello no daba los frutos esperados, “puede Ua. por fuerza contra los que no sean casads o no tongun madres viudas, ni familias huéefanas que mantener”. Carrera también atribufa la lentitud de la recluta a que “Ios comisionados hacen violencia para alistar,o que la gente campestre, ‘engaiiads o timida antes de resolverse, presume que viene a ser mortificada”.* “Cara de Manuel Anon Talavera a don André Sache de Quer Archiv del ger jot Mig Cara, oI, 7p. 6268. ‘% Cartage Doming Slamanca de 18 deine da 151 archive dl gna Jo igual Cres, “ono pp. 14 Faves Mle, op cep 2 Giade pr Leonardo Lebn op. cep 25 ™ “Ofc ln Jn de Gobiero a delgado de Quiles 15d esr de 112, Archive dl gene bat Miguel Cre Tomo 3,5. 153 = ClreulardeCaneraa loscoaaaats deal, 23 ddd 81, pet de septembre de 181, pporLecearo Lala, Como es evidente, el problema central del momento era logrer el alistamiento avceserio, pero no habfa un interés mayor por activar ua referente simblice nuevo ytrascendente. Esto se hace mas claro si se considera la evaluacién que el propio {gobierno hacia del problema de le deserciém popular: “El gobierno est resentido en Jo més vivo de la pésima conducta de tos hombres que alimenténdolos la patria y atendiéndolos en todo con regalo, se niegan a la correspondencia més debida en el momento que los necesita en su apuro y cuando mejor se le proporciona el instante de lenarse de honor y levarse su premio con solo la eonstancia, sin necesidad de una scciénvil”.®* Ordenaba la represin de des granaderos, pues era su deseo escarmentar 6 "os bacbaros”.Bn otras palabras, hasta este momento no existia la percepcién de la accesidad de persuadir, sino parece haberse considerado que la motivacin patriétice debi emerger “naturalmente® 0 simplemente que los oldados estaban obligados a sbedecer: Esta misma impresién tiene Leanardo Leén para el perfodo que él estudia, irmando que los nuevos jefes no dstingufan entre los antiguos inguilinos y peones yel nuevo pueblo con uniforme, pues para ellos los pobres debian obedcer y seguir ss Grdenes. Esto s Jo que explicarfa que para el bajo pueblo la tarea de nutri los regimientos no fuera més que eso, una obligacién, pero no la edscripcién o defensa de ‘un prineipio.*” Compartinios ee jucio en su totalidad para esta subfase que estamnes ‘malizando, aunque creemos que a partir de 1812 la situacién no fue exactamente 1h misma, al menos de parte de segmentos de los jefes patriotas, en concreto de carvers, Reconfirmando las dificultades para lograr el mimero necesario de reclutas, Ia Junta daba cuenta ademas de la mala calidad de los incorporados, convirtiéndolos > un elemento cas inutilizable, pues se haba buscado a “los hombres més discolos e insuceptbles (sic) de disciplina”. Asimismo, la mayorfa de lo soldadas reclutados pare auxliar ala Junta bonaerense habian desertado,lo cual fas interpretado debido “al mal tratamiento que recibieron en su visje”. Esta realidad contrastaba con las ecesidades defensivas, especialmente desde enero de 1812 el estar el conticto centre Santiago y Coacepeién, que obligé al traslado de tropas al sur. En tal coyuntura, In reaccién gubernativa fue insist en la recluta obligatoria, pues “la necesidad de soldados crece a proporciin de laseritcas ircunstancias de reino...obre con la mayor cnergia para remitir esta gente... valiéndose del efecto mismo sino bastan los medios de suavidad y prudencia, de los de fuerza, pues el interés general prefiee en todo caso al particular del individu” ‘% “Ofici de a Jas de Gober al Comandante gai Ignac Carta” Archiv gra ead gu Carers, om 39-32. 1% Lecatdo Leb, opc 8.258 % Arce da gen ot Mil Care, 18y 23 de eneo de 182, Tone 3,59. 34238,

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