del ejrcito romano. Puesto que era Dios quien castigaba sus pecados, las curaciones eran miradas como contrarias a la voluntad divina. No podan elegir con quin casarse No podan tener bienes No deban hablar con nadie en la calle No podan estudiar No entraban en la sinagoga Sus rezos no servan para nada Los maridos se podan divorciar de ellas por cualquier motivo. Podan ser maltratados y aun vendidos Los nios no eran nada, pues no conocan la Ley.
Slo tenan derechos cuando cumplan
los doce aos y medio. Estaba prohibido curar a un enfermo. O sacar a alguien de un pozo En sbado no se poda realizar ningn tipo de trabajo. No se poda cocinar, ni siquiera arrancar espigas . Hasta contaban los pasos que daban.
Ello era considerado una ofensa
grave contra Yav. Pensaban que quedaban impuros - si tocaban a un difunto, - o a un leproso - o a una mujer con la regla, - o entraban en la casa de un pagano
Para poder presentarse ante Dios
Los enfermos y los pobres despus de un contacto impuro, necesitaban eran pecadores. realizar lavatorios con gestos y rezos en Por eso manchaba el hebreo, idioma oficial casi desconocido por contacto con ellos. el pueblo. JESS Jess naci, vivi y muri en este complejo entramado social de Palestina.
En esta sociedad predic y anunci
que el Reino de Dios estaba cerca.
Ante los conflictos y realidades de su
tiempo Jess no pas de largo.
En esa sociedad concreta y real
present un nuevo rostro de Dios. Jess tom partido. Se jug la vida, y se puso del lado de los excluidos.
Comi con ellos, conoci sus necesidades, les
dio esperanzas...
Les hizo ver que no eran despreciados,
ni castigados por Dios
La Buena Nueva que les da es que:
Dios los quiere y los prefiere.
Por eso su actitud firme y heroica de consolar y
atender con cario a todos los que aquella sociedad despreciaba, segn decan, en nombre de Dios. Las autoridades intentaron por todos los medios que Jess cambiara de actitud y de predicacin.
Pero ni amenazas, ni torturas, ni la muerte
misma, le hicieron cambiar de actitud.
Hay que conocer bien las circunstancias histricas de Jess para entender lo serio de su lucha a contracorriente en defensa de la vida y del Dios de la Vida.