un da del cual tengo ya el recuerdo. Me morir en Pars -y no me corro- tal vez un jueves, como es hoy, de otoo.
Jueves ser, porque hoy, jueves, que proso
estos versos, los hmeros me he puesto a la mala y, jams como hoy, me he vuelto, con todo mi camino, a verme solo.
Csar Vallejo ha muerto, le pegaban
todos sin que l les haga nada; le daban duro con un palo y duro
tambin con una soga; son testigos
los das jueves y los huesos hmeros, la soledad, la lluvia, los caminos..-
dados eternos Dios mo, estoy llorando el ser que vivo;
me pesa haber tomdote tu pan; pero este pobre barro pensativo no es costra fermentada en tu costado: t no tienes Maras que se van!
Dios mo, si t hubieras sido hombre,
hoy supieras ser Dios; pero t, que estuviste siempre bien, no sientes nada de tu creacin. Y el hombre s te sufre: el Dios es l!
Hoy que en mis ojos brujos hay candelas,
como en un condenado, Dios mo, prenders todas tus velas, y jugaremos con el viejo dado... Tal vez oh jugador! al dar la suerte del universo todo, surgirn las ojeras de la Muerte, como dos ases fnebres de lodo.
Dios mo, y esta noche sorda, oscura,
ya no podrs jugar, porque la Tierra es un dado rodo y ya redondo a fuerza de rodar a la aventura, que no puede parar sino en un hueco, en el hueco de inmensa sepultura.
Masa Al fin de la batalla,
y muerto el combatiente, vino hacia l un hombre y le dijo: No mueras, te amo tanto! Pero el cadver ay! sigui muriendo.
Se le acercaron dos y repitironle:
No nos dejes! Valor! Vuelve a la vida! Pero el cadver ay! sigui muriendo.
Acudieron a l veinte, cien, mil, quinientos mil,
clamando Tanto amor y no poder nada contra la muerte! Pero el cadver ay! sigui muriendo.
Le rodearon millones de individuos,
con un ruego comn: Qudate hermano! Pero el cadver ay! sigui muriendo.
Entonces todos los hombres de la tierra
le rodearon; les vio el cadver triste, emocionado; incorporse lentamente, abraz al primer hombre; Melancola, saca tu dulce pico ya; no cebes tus ayunos en mis trigos de LUZ avestruz Melancola, basta! Cul beben tus puales la sangre que extrajera mi sanguijuela azul!
No acabes el man de mujer que ha bajado;
yo quiero que de l nazca maana alguna cruz, maana que no tenga yo a quin volver los ojos, cuando abra su gran O de burla el atad.
Mi corazn es tiesto regado de amargura;
hay otros viejos pjaros que pastan dentro de l... Melancola, deja de secarme la vida, y desnuda tu labio de mujer...! echse a andar...