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he 4 LOUIS-JEAN CALVET SB el FS Be esas Ber a te ae Lingtiistica y colonialismo Breve tratado de glotofagia En Lingiiistica y colonialismo Louis-Jean Calvet se propuso mostrar de qué modo el estudio de las lenguas establecié cierta visi6n de las comunidades lingtisticas y de sus rela- ciones, y c6mo pudo utilizarse esa visi6n para justificar la empresa colonial. Esto le valié ser encasillado como el de- nunciante de la “glotofagia”; sin embargo, la notable ri- queza de esta obra lo ubica como un teérico fundamental de lasociolingiiistica. Durante mucho tiempo la lingiiis tica fue utilizada para negar la lengua de los otros pueblos. Dicha negacién cons- titufa, junto con otras, el basamento ideolégico de nuestra “superioridad” —la del Occidente cristiano— sobre los pue- blos exéticos que habia que doblegar. Ese fenémeno no desaparecié con el proceso de “descolonizacién” sino que se contintia verificando en diversos comportamientos. En la primera parte de esta obra se hace un seguimiento del abordaje de lenguas y lenguaje desde el Renacimiento hasta los fenémenos imperialistas de expansién contem- poraneos, y se describe el avance de la opresién de un pucblo sobre otroa través de los avatares de las lenguas ha- bladas por ellos, En la segunda parte, el conjunto de pro- puestas tedricas se aplicaa casos especificos. Los problemas fundamentales de los que se ocupa Lingiiisticay colonialismo son: :cual es el estatuto de lalen- gua dentro de la opresién colonial y neocolonial? y qué actuaci6n hay que reservarle en lalucha porlaliberaci6n nacional? Calvet intenta demostrar que la lingiifstica ha estado al servicio del colonialismo, y su propuesta es que deberiay podria luchar contra el neocolonialismo, es de- cir, por el derecho del hombre a una existencia en el cen- trode su cultura. SBN 950-S57-L5U-4 i | ai739505) ||| SECCION DE OBRAS DE LENGUA Y EsTuDIOs LITERARIOS LINGUISTICA Y COLONIALISMO Traduccién de LOUIS-JEAN CALVET Luciano Papitia Lopez LINGUISTICA Y COLONIALISMO Breve tratado de glotofagia FONDO DE CULTURA ECONOMICA MExico - ARGENTINA - Brasil - CHILE - COLOMBIA - Espana Estabos UNiDos DE AMERICA - GUATEMALA - PERU - VENEZUELA Primera edicién en francés, 1974 Primera edicién en espafiol, 2005 Calvet, Louis-Jean Lingiifstica y colonialismo : Breve tratado de glotofagia. - 1 ed. - Buenos Aires : Fondo de Cultura Econémica, 2005. 296 pp. ; 21x13,5 em. (Colec. Lengua y Estudios Literarios) Traducido por: Luciano Padilla Lopez ISBN 950-557-654-4 1, Lingiifstica. J. Padilla Lépez, Luciano, trad. II. Titulo CDD 410 Tieulo original: Linguistique et colonialisme. Pesit eraité de glottophagie ISBN de la edicin original: 2-228-89511-3 © 1974, 1979, 1988, Editions Payot © 2002, Editions Payot & Rivages, Paris, para la edicién de bolsillo D. R. © 2005, Fonpo pe Cutrura ECONOMICA DE ARGENTINA, S.A. E| Salvador 5665; 1414 Buenos Aires fondo@fce.com.ar / www.fce,com.ar Av. Picacho Ajusco 227; 14200 México D.E. ISBN: 950-557-654-4 Fotocopiar libros est penado por la ley. Prohibida su reproduccién total o parcial por cualquier medio de impresién 0 digital, en forma idéntica, extractada 0 modificada, en castellano 0 en cualquier otro idioma, sin Ia autorizacién expresa de la editorial. TaPRESO EN LA ARGENTINA - PRIVTED IN ARGENTINA Hecho el depésito que marca la ley 11.723 Robar a un hombre su lenguaje, en nombre de ese mismo lenguaje: alli comienzan todos los asesina- tos legales. RoLanp BARTHES Jack wold be a gentilman if he coude speke fresske. Proverbio medieval inglés PREFACIO A LA NUEVA EDICION DE LINGUISTICA Y COLONIALISMO ALA POLITOLOGIA LINGUISTICA Exactamente a comienzos de la década de 1970 yo empezaba a dar clases de lingiifstica en la Sorbona. Por una senda paralela, como pe- riodista del semanario Politique hebdo, segut los distintos movimien- tos minoritarios que en ese entonces surcaban toda Francia. Eso me Ilevé a escribir acerca de la cancién regional o minoritaria (entre otros, Alan Stivell, Marti, Joan Pau Verdier), de los movimientos que se oponian ala instalacién del ejército francés en la meseta de Larzac, de los combates de la £TA en el Pais Vasco, del #13 en Bretafia, del ira en Irlanda, de los malgaches que manifestaban al grito de “Francés, len- gua de esclavo”, por sélo nombrar algunos, Ademés de esos articulos periodisticos, publiqué en varias revistas textos mds tedricos: por ejem- plo, sobre la cancién bretona, en el érgano del Psu;' o sobre el colo- nialismo lingiifstico en Francia, en Les Temps Modernes, \a revista que dirigfa Jean-Paul Sartre,” texto que anticipa el posterior Lingiiistica y colonialismo, y del que constituird un capitulo. Un dia, Jean-Luc Pidoux- Payot, que en esa época estaba al frente de las Editions Payot, me sugi- rid pensar en un libro que presentase de modo tedrico y sintético lo que fluia, disperso, a través de esos distintos articulos. Dicha sugerencia seminal fue uno de los origenes de Lingiiéstica y colonialismo. En paralelo, yo habfa descubierto el Africa negra en Bamako, Mali. Alli habfa dado un taller de formacién de profesores de francés. Ya habian pasado nueve afios de mi partida del Tunez natal; yen Bamako * Louis-Jean Calver, “La chanson bretonne”, en: Critique socialiste, enero de 1973. ? Louis-Jean Calvet, “Le colonialisme linguistique en France”, en: Les Temps Modernes, septiembre de 1973. 10 LINGUISTICA Y COLONIALISMO reencontraba algo de mi infancia y de mi adolescencia. Quiz colo- res, olores, pero ante todo una situacién lingiifstica que me resultaba familiar. Todavia no habia lefdo el articulo de Ferguson sobre la diglosia, pero —si medito al respecto~ sentia confusamente que am- bas situaciones tenian en comtin ese modelo: en el Malf indepen- diente, la dominacién de una lengua oficial -el francés— sobre una decena de lenguas africanas; en el Ttinez de mi adolescencia, la mis- ma dominacién del francés sobre el drabe, el maltés, el italiano. Volvi a Malf al afio siguiente, siempre por motivos pedagégicos; luego, en 1971, permanecf més tiempo, para cumplir con el encargo de la Unesco de realizar una gramdtica del bambara. Esas estadias, asi como los recuerdos de Tunez que éstas hab{an reavivado, fueron el segundo’ origen de Lingiiistica y colonialismo, En ese entonces, yo buscaba una manera de hacer politica en la lingiifstica, por medio de la lingiifstica, y consecuentemente mi respuesta del momento surgfa a la vez del cruce entre esas dos experiencias (Tunez, Africa negra) y del cruce entre dos prdcticas histéricas, de las cuales una hab/a servido a la otra como modelo, como campo de experimentacién (la constitucién lin- giifstica de Francia, la vertiente lingiifstica de la colonizacién). Mas tarde me fasciné ~y hoy sigue haciéndolo—esa suerte de esquizofrenia que permitia a Noam Chomsky ser, en su vida “civil”, un hombre comprometido politicamente y, por otra parte, en su vida cientifica, un formalista que niega a la lengua toda caracteristica social. Mi pro- yecto era ~lo es en todo momento- estrictamente inverso: construir una lingiifstica que tome en cuenta plenamente ese aspecto social de Ja lengua. Lingitistica y colonialismo vio \a luz en abril de 1974. La acogida que le brindé la prensa (articulos: muchos y mds bien favorables), las traducciones (a las lenguas italiana, alemana, serbocroata, espafiola, gallega) no me sorprendieron excesivamente: yo no habja percibido cuén dificil, hoy atin mds que entonces, es para una obra de humani- dades llegar al gran ptiblico. Sin embargo, poco a poco, el éxito (sin duda, relativo...) del libro me devolvié una imagen dificil de aceptar. Tanto en Francia (entre los militantes bretones, vascos, occitanos...) PREFACIO A LA NUEVA EDICION u como en Africa, Lingiiistica y colonialismo se habia convertido en una suerte de devocionario, y se me investia de un rol que no habfa elegi- do. Como por naturaleza soy algo haragdn, durante mucho tiempo dejé para mds adelante el desaffo de retomar intuiciones de Antoine Meillet para construir una auténtica lingiiistica social y, antes que poner el cuerpo y enfrentar el problema, giré alrededor de él, abor- dandolo desde distintos angulos, bajo distinta luz. Efectivamente, reconfortaba pensar que la descripcién de las lenguas era lo mds facil que existfa, que era conveniente dejarla en manos de los aplicados emprendedores de la lingiiistica, de los mecdnicos de la lengua, y dedicarse a trabajos mas amplios. Asf, después de Lingiiistica y colo- nialismo me interesé por las lenguas vehiculares, la tradicién oral, las lenguas de los mercados; mds tarde, por la lingiifstica urbana, procu- rando cada vez mostrar los vinculos entre lenguas y sociedad sin ver- daderamente intentar obtener de ello la realizacién de una teorfa ge- neral, cuya evidente complejidad me hacfa pensar que no contaba con los medios necesarios para afrontarla. Pero escapar de la teorfa es dificil. En abril de 1982, yo habia organizado en Ia Sorbona un coloquio sobre la sociolingiifstica del Magreb, y habia invitado a Pierre Encrevé —quien habia seguido conmigo cursos de André Martinet y, en 1976, habfa prologado la edicién francesa de Modelos sociolingiitsticos de William Labov— a un almuerzo con los ponentes. Alli estaban, segtin recuerdo, Abdallah Bounfour, Ahmed Boukous, Dalila Morsly, Salem Chaker, Taieb Baccouche y algunos otros. Encrevé me habfa escuchado hablar de los swagde Marraquech ~de hecho, acerca de una investigacién que nunca se retomé-, y me dijo: “Lo que tti haces es sociologia de la lengua”. Yo nunca me habfa planteado el problema de saber qué hacfa: me manejaba intuitivamente o segufa mi gusto; y las diferen- cias entre sociologia del lenguaje y sociolingiifstica no me preocu- paban demasiado, Consideraba que la mirada de los lingiiistas al abordar las relaciones entre lenguas y sociedad (sociolingiifstica) y > Siento predileccién por ese plural drabe del término sug, 0 souk, siast se prefiere. 12 LINGUISTICA Y COLONIALISMO la de los socidlogos acerca de esas mismas relaciones (sociologia de Ja lengua) constitufan dos modos distintos de eludir el problema central: el estatuto social de la lengua. Y que en ambos casos se intentaba que creyéramos en la existencia de un objeto langue, cuya unica tarea, en mi opinidn, era hacer més facil el trabajo de crear una ciencia —la lingiifstica estructural— y justificar una lingiifstica que sélo contara con un punto de vista interno sobre la lengua. Y me sentia bastante de acuerdo con Jean-Paul Sartre, quien a propé- sito de Michel Foucault habfa declarado que el estructuralismo era el Ultimo obstdculo erigido por la burguesia contra el marxismo. A mi criterio, el problema no era por tanto hacer sociolingiifstica 0 sociologfa de la lengua, sino (socio)lingiifstica. Ese “socio” entre paréntesis estaba destinado a desaparecer el dia en que lleg4ramos a imponer la idea laboviana de que la sociolingiifstica era la lingiifsti- ca. Mucho més tarde, todo eso me Ilevé a proponer otro abordaje de los hechos de lengua, para empezar, en un libro,‘ luego en un articu- lo:? en 1974 no sabfa cudl era mi ubicacién en la escala que iba de lo analdgico a lo digital, de la sociologia de la lengua a la lingiiistica; por més que rehuyera tajantemente lo digital, o al menos lo eludiera, ahora sé que alli no habia un verdadero problema, y que debemos poner el cuerpo ante el conjunto de situaciones de lengua, en un movimiento de zoom que va de lo analdgico a lo digital. Seguir ese rumbo hizo que en 1993 escribiese, en un pequefio libro dedicado a la sociolingiifstica, que la nocién de comunidad lingiifstica era inuti- lizable y que lo mds conveniente era analizar a las comunidades socia- les en su aspecto lingiifstico.’ Uno o dos afios mds tarde, William Laboy, quien acababa de leer mi libro, me decfa, sucintamente, que esa idea le hubiera gustado a su “maestro” Uriel Weinreich, sin que yo sepa si asf evitaba dar su opinién ante mf o si expresaba su aproba- “ Louis-Jean Calvet, Pour une écologie des langues du monde, Paris, Plon, 1999. > Louis-Jean Calvet, en colaboracién con Lia Varela, “De l’analogique au digital. A propos de sociologie du langage et/ou sociolinguistique et/ou linguistique”, en: Langage et Société, niim. 89, septiembre de 1999. § Louis-Jean Calvet, La Sociolinguistique, Paris, Pur, col. “Que sais-je2”, 1993. iguistique, 4 PREFACIO A-LA NUEVA EDICION 13 cién. Pero queda claro que, a mi entender, allf residfa el nodo central: tomar como punto de partida lo social, no lo lingiiistico. Se habré notado que todo lo anterior constituye un intento de eva- luar, a veintiocho afios de su primera publicacién, el lugar ocupado por Lingitistica y colonialismo en mi trayectoria cientifica. Pero los libros tienen vida propia, siguen su camino, son interpretados dentro de distintos horizontes y tienen efectos que también conviene eva- luar. Esos efectos conciernen sin duda en primer lugar a los lectores: su modo de recibir un texto, de emplearlo en sus practicas (para eso estan hechos los libros). Sin embargo, el autor no queda exento. A lo largo de casi tres décadas, la imagen que de mi devolvié mi ptblico europeo, africano o latinoamericano muchas veces me irrité. Me sen- tfa encerrado dentro de un rol -ser el denunciante de la “glotofagia’— que me quitaba libertad de accién y me deparé algunas sorpresas. Asf, algunos esperantistas vieron en Lingiifstica y colonialismo la justi- ficacién para su combate y me invitaron muchas veces a sus reunio- nes, en las cuales los decepcionaba al decirles que, en mi opinién, el esperanto no podia encarnar una respuesta a los problemas lingiifsticos del mundo. En Africa, muchos militantes de las lenguas endégenas hacian de m{ el abanderado de su lucha, mientras que las institucio- nes de la francofonfa me consideraban un temible izquierdista que accionaba contra su lengua... Esas evaluaciones evolucionaron, sin duda, hacia un estadio mds moderado. Por mi parte, no reniego de la sustancia de este libro, pero segui meditando, escribiendo y sobre todo analizando muchas situa- ciones, Todas estas actividades me llevaron a relativizar una cierta can- tidad de afirmaciones. Asf, a comienzos de la década de 1970 en Fran- cia, el tema del “colonialismo interno” nutrfa los discursos bien pen- santes; y, naturalmente, soy consciente de que mi libro alimenté esa visién. Desde ese momento, recorri el mundo en todas las direcciones y vi la verdadera colonizacién econémica, cultural y lingiifstica, la ver- dadera opresién. Si pienso que los corsos, los bretones o los martiniqueses tienen un derecho inalienable a su lengua identitaria, no considero que 14 LINGUISTICA Y COLONIALISMO Cércega, Bretafia o las Antillas sean hoy colonias, con el mismo estatu- to del Congo, Argelia o Chad. Pero, en ese tipo de situaciones, los locutores son confrontados con el vector lingiifstico de la globalizacién, con un cilindro compresor que también podria ser calificado de glotéfago. Simplemente, los desaffos ya no son los mismos, las amena- zas son mds extendidas, involucran a otras lenguas, que hasta ahora uno podfa considerar protegidas. Mas all del itinerario cientifico que intenté resumir més arriba, ése es el motivo de la auténtica continuidad que creo percibir entre este libro y mi trabajo actual: del andlisis cienti- fico-militante de las prdcticas lingiiisticas al intento de comprender los efectos lingiifsticos de la globalizacién, para poder intervenir, ejercer un control o imponerse sobre ellos. Desde cierto punto de vista, la actitud sigue siendo la misma, pero los andlisis que le sirven de sustento son mds complejos. As{, propuse dar cuenta de la vertiente lingiiistica de la globalizacién con ayuda del modelo gravitacional’ que resumiré r4pidamente. Es sabido que sobre la faz de la Tierra se hablan gran cantidad de lenguas, entre seis mil y siete mil, segiin las evaluaciones. Esas lenguas pueden ser reagrupadas en familias (romance, semitica, bantt, etc.); pero ello no quita que, en su pluralidad, conformen un gran desorden babélico. El modelo gravitacional permite poner un poco de orden, al partir de dos princi- pios: las lenguas se vinculan entre ellas por medio de los bilingiies, y los sistemas de bilingiiismo estdn jerarquizados, determinados por las rela- ciones de fuerzas. Asf, por ejemplo, un bilingiie 4rabe-bereber en Ma- truecos siempre tiene como primera lengua el bereber; un bilingtie wolof- francés en Senegal siempre tiene como primera lengua el wolof, un bilingiie alsaciano-francés de Alsacia siempre tiene como primera len- gua el alsaciano, etc. En consecuencia, arribamos a una representacin de los vinculos entre las lenguas del mundo en términos de gravitacio- nes superpuestas en torno a lenguas-eje de distintos niveles. En el cen- tro tenemos una lengua hipercentral, el inglés, pivote del conjunto del sistema, cuyos hablantes manifiestan una fuerte tendencia al monolin- ” Véase Louis-Jean Calvet, Pour une écologie des langues du monde, op. cit. as “— PREFACIO A LA NUEVA EDICION 5 giiismo.® Alrededor de esa lengua hipercentral gravitan una decena de Jenguas supracentrales (espafiol, francés, hindi, drabe, malayo y otras), cuyos hablantes, cuando adquieren una segunda lengua, aprenden ya sea el inglés o una lengua del mismo nivel, esto es, otra lengua supracentral. Aquéllas son, a su vez, ejes gravitacionales de unas cien o doscientas lenguas centrales, alrededor de las cuales gravitan, por tilti- mo, de cinco mil a seis mil lenguas periféricas. Dentro de esa organiza- cién tridimensional y pitamidal, cimentada sobre el sistema de los bi- lingiiismos, ser facil comprender que la mayor amenaza pesa, a causa de su transmisién més aleatoria, sobre las lenguas periféricas, que prac- ticamente nunca son segundas lenguas y cuya expansién es eventual, sostenida sdlo por la vitalidad de las comunidades que las tienen como primera lengua. Eso nos remite, en parte, al planteo de Lingiiistica y colonialismo. En consecuencia, ese modelo gravitacional es una representacién abstracta de los vinculos entre lenguas, una configuracién abstracta de relaciones concretas que se entablan en un lugar determinado, en una situacién dada y con hablantes dados. En la actualidad, dicho modelo me es titil en el Ambito de las politicas lingiifsticas, segtin la perspectiva de aquello que llamo politologia lingittstica, lo cual es para las polfticas lingiifsticas como la politologia (0 ciencia politica) es para los politicos. Si el inglés, lengua de la globalizacién, amenaza la diversidad, el desaffo tiene una extensién atin mayor, por cuanto est4 en juego el conjunto de las lenguas del mundo. Los grandes grupos lingiifsticos (4rabe, chino, espafiol, francés, malayo, portugues) estan dominados por la lengua hipercentral, el inglés, o van en camino de serlo. Al mismo tiempo, se encuentran en situacién de dominio ante las lenguas centrales o periféricas. Cualquier intento de inter- vencidn sobre ese sistema mundial deberfa tomar en cuenta esas dos corrientes. ® A esa tendencia ni siquiera permanecen ajenos fos linj Page, “Why have I remained monolingual?”, en: Education et societés plurilingues, ntim. 10, junio de 2001, pp. 83-87. 16 LINGUISTICA Y COLONIALISMO Este breve texto, pedido por mi editor como prefacio a la cuarta edi- cién de Lingiiéstica y colonialismo, me brindé la oportunidad de re- flexionar a la vez acerca de mi trayectoria cientifica y politica, y acerca de los efectos de la intervencién sobre distintas situaciones que im- plica, a veces, un libro. Si bien yo soy, desde luego, responsable de lo primero, no soy mds que el iniciador de los tiltimos. Con todo, esos efectos me interesan y me interpelan, por més que a veces me irriten. A menudo me sucede, en discusiones con lectores jévenes, que no me reconozco en su manera de interpretar mi libro. Pero, sobre todo, lego a lamentar que lo consideren una suerte de culminacién, una consigna ne varietur, cuando mi deseo era invitar a la accién. En ese campo, es tatea de los “oprimidos lingiifsticos” desarrollar sus pro- pios andlisis y elaborar sus modos de intervencién a partir de andlisis externos para cambiar su presente y su futuro. Ya lo he dicho: cambiaron las distintas situaciones, las cosas se hicieron mds complejas, o mds bien se nos presentan en una modali- dad mds compleja. En efecto, no cabe duda de que cada vez han sido mds complejas, pero simplificadas por nuestra mirada, por los instru- mentos de andlisis a nuestra disposicién (el estructuralismo, la oposi- cin simplista entre dominadores y dominados, etc.). Dicha compleji- dad vuelve inoperantes los andlisis sumarios 0 demagégicos que se tra- ducen en reivindicaciones de defensa de las lenguas amenazadas—como quien defiende a las focas bebé-, sin preguntarse cudl es la utilidad social de esas lenguas. En efecto, existe en la prdctica un principio que, segtin creo, siempre deberfa estar presente en el momento de resolver qué politica lingiifstica ha de adoptarse (hoy, las politicas lingiifsticas me parecen un 4mbito de intervencién fundamental): las lenguas estdn hechas para ser utiles a los seres humanos, y no a la inversa. Al releer Linguistica y colonialismo bajo la luz de este principio, no tengo la impresidn de tener que cambiar una sola palabra. En cam- bio, tengo ante todo la sensacién de haber hecho en esa época, sin saberlo, polftica lingiiistica, pues este libro representaba una inter- vencién sobre las situaciones lingiifsticas. Intervencién que, como una botella tirada al mar, esperaba que otros actuaran. Desde esta PREFACIO A LA NUEVA EDICION 7 perspectiva, algtin dia habrfa que hacer (acaso yo lo haga) un andlisis de los efectos de dicha intervencién sobre las polfticas lingiiisticas en las antiguas colonias. Temo que dicho andlisis muestre que mi libro actué més sobre los discursos que sobre las practicas, que sirvié de alimento para denuncias, tomas de posicién, en una palabra, para adoptar posturas antes que acciones. Eso querria decir que todavia quedan muchas cosas por hacer. Louts-JEAN CaLveT octubre de 2001 INTRODUCCION Este libro nacié de una doble experiencia. Experiencia de la lingiifsti- ca, que el autor ensefia desde hace cinco afios, y de los paises colonia- les y neocoloniales donde pasé la mitad de su vida. (Qué relaciones mantienen una ciencia humana y el colonialismo? Hacia la mitad de este volumen se postula, como se verd, una doble relacién entre am- bos: una relacién de produccidn patcial, en el plano ideolégico, y una relacién de descripcién. Hoy disponemos de cierta cantidad de estudios acerca de la historia de la lingtifstica 0, més bien, de la lingiifstica en tanto ciencia de reciente apa- ricién; acerca de la historia del abordaje del lenguaje y las lenguas. Por s6lo citar textos recientes, Georges Mounin, R. H. Robins, Maurice Leroy, G. Lepschy, C. Tagliavini, entre otros, reunieron y valorizaron impor- tantes documentos. Esto, sin hablar de los estudios espectficos: C.-G. Dubois para el siglo xvi, M. Duchet y C. Porcet respecto del xvi, asf como S. Auroux, y demds. Esos trabajos, bien informados —a veces muy bien— no responden a la finalidad que nos fijamos aqui. Ya sea que pre- senten el abordaje del lenguaje en relacién con la epistemologia del siglo que los ocupa (ése es, por ejemplo, el proceder de Auroux) 0 que reexaminen esa historia segtin lo que pensamos hoy de la lengua (como observamos en Mounin, por ejemplo), la mayor parte de las veces se mantienen en un punto de vista interno: el abordaje de la lengua (luego, la lingiifstica en el sentido saussureano del término) es un mecanismo que avanza por si solo. Y ese punto de vista deja de lado un hecho impor- tante: la teorfa (lingtifstica, sin duda, pero mi planteo es verdadero de modo més general) siempre tiene recafdas seculares; ya sea que directa- mente se oriente a los problemas del momento 0 que la utilice la ideolo- gia en el poder, siempre cumple un rol histérico, politico. 19 20 LINGUISTICA Y COLONIALISMO Para empezar, mi intencidn aquf es mostrar cémo, a fin de cuentas, el estudio de las lenguas propuso cierta visién de las comunidades lingiiisticas y de sus relaciones, y cémo pudo utilizarse esa visién para justificar la empresa colonial (capftulos 1 y 11). Las que se conoce como ciencias humanas estan atrapadas dentro de un cepo secular: sin im- portar si quieren hacerlo ~y con gran frecuencia no quieren, o fingen no quererlo-, hablan de nosotros, de nuestros conflictos, de nuestras luchas. Y muchas veces la traduccién que brindan de ello, quieran o no (pero, llegadas a este punto, lo admiten més fécilmente), se utiliza, para provecho de algunos, en esos conflictos y en esas luchas. Desde luego. no consisten, salvo excepciones marginales, en desviaciones volunta- rias: aparentemente, ya no vivimos en la época de N. Marr. Hoy las cosas son més sutiles, y eso las vuelve atin mas peligrosas. Como hace falta empezar por alguna parte, vamos a hacer un segui- miento del abordaje de lenguas y lenguaje a partir del Renacimiento. Ese estudio no serd histético, no pretender un cardcter exhaustvo. Simplemente, procuraré fijar cotas y mostrar el vinculo entre dicho abordaje y los fenémenos imperialistas de expansidn, ya sea contempo- r4neos (capitulo v) 0 en relacién de continuidad con otros. Se estudia- rd, entonces, ese vinculo en todas sus traducciones ideolégicas y politi- cas, sobre el trasfondo del devenir histérico de la sistemética actitud peyorativa hacia la lengua del otro: el racismo y el colonialismo. Desde cierto punto de vista, la lingiiistica fue, hasta el despuntar de nuestro siglo, un modo de egar la lengua de los otros pueblos. Esa negacién, junto con otras, constitufa el fundamento ideoldgico de nuestra “supe. rioridad”, de la superioridad del Occidente cristiano por sobre los pue- blos “exéticos” que habrfamos de doblegar alegremente. Asi, el discur- so del “lingiiista” acerca de Jas lenguas preparé el de los politicos anexionistas, el de los tedricos del colonialismo. Maupertuis-Jules Ferry: el mismo combate. Ese podria ser el titulo, si con él quisiéramos resumit ese punto de vista en una férmula facil y provocativa. Desde luego, el problema lingiifstico es un problema derivado, de segundo rango en el desarrollo del proceso colonial. Pero la lingiisti- INTRODUCCION 21 ca, encatada a contracorriente del colonialismo como su preparacién en el nivel ideolégico, también puede ser utilizada en su mismo curso para describirlo desde la perspectiva de las relaciones entre lenguas: se intentard seguir el avance de la opresién de un pueblo sobre otro a través de los avatares de las lenguas habladas por esos pueblos (capf- tulo m1). Para ello se utilizaran las técnicas cldsicas de descripcién lin- giifstica (capftulo tv). Sin embargo, esa descripcidn sélo nos interesa en la medida en que pueda guiar, ser de ayuda para laaccién. Lejos de haber desaparecido, el fendémeno colonial sobrevive bajo su aspecto clisico y bajo la mascara de seudoindependencias; en todos esos ca- sos, los problemas que propone este libro son fundamentales, entre otros: :cudl es el estatuto de la lengua dentro de la opresién colonial y neocolonial?, :qué actuacién hay que reservarle en la lucha por la libe- racién nacional? Respecto de esos puntos no hay respuestas definitivas. Estas, en ultima instancia, sélo pueden provenir de las luchas en curso. Sélo hay preguntas, preguntas que es dificil eludir (capitulo vi). El conjunto de propuestas tedricas, del modelo que se haya podido o intentado elaborar, se aplicard luego a una cierta cantidad de casos especificos. Aqui, los ejemplos desarrollados son pocos y heterogé- neos: la constitucién imperial del hexagone [Francia] (capitulo vn), las relaciones entre una lengua africana dominada y la lengua domi- nante (capitulos 1x y x); por ultimo, un intento de evaluacién del tiltimo estadio del imperialismo cultural francés, la francofonia (ca- pitulo x1). Pero queda por hacer el trabajo principal. Queda para los lingiiistas con interés en el tema hacerse cargo de esa tarea en sus respectivos pafses. Después de estar al servicio del colonialismo, como se intenta demostrar aqui, la lingiifstica esto es, los lingitistas~ debe- ria y podria luchar contra el neocolonialismo, oponiendo al imperia- lismo lingiifstico y a la actitud peyorativa respecto de las lenguas do- minadas que lo nutren dfa a dia un lento trabajo de descripcién de lenguas locales, trabajo muy concreto y en ocasiones ingrato: entre otras cosas, establecer sistemas de transcripcidn, léxicos, redactar obras en esas lenguas, crear periédicos. Ese combate no es, como algunos 22 LINGUISTICA Y COLONIALISMO. podrfan creer, marginal: es un combate por el hombre, por su dere- cho a una existencia en el centro de su cultura, por su derecho a vivir la vida que él elija. Al respecto, es interesante recorrer el articulo que el diccionario Robert dedica al término “civilizacién”: 1.El hecho de poblar con colonos, de transformar en colonia. 2.Puesta en valor, explotacién de los paises transformados en colonias, En efecto, ese articulo presenta una ausencia notable: faltan los coloni- zados. Las colonias serfan, entonces, paises vactos, a los cuales llegarfan los colonos venidos de la otra ribera para instalarse sin problemas. En ello no hay olvido, o, antes bien, ese olvido no se debe al azar; para justificar la empresa colonial en términos de “cultura” occidental, del humanismo con que tanto machacaron en nuestros ofdos, habfa que olvidar la existencia de los otros. El primer antropéfago llegs desde Europa; devord al colonizado. Y, en el Ambito especifico que nos ata- fie, devord sus lenguas: glotéfago, entonces. Por lo dems —jvamos!— esas lenguas no existfan. Nada més que dialectos, en especial jergas... Si, el articulo del diccionario Robert no es casual. Yo recién lo lef des- pués de terminar este libro. Podrfa haber servido de punto de partida, Louts-JEAN CaLveT enero de 1974 PRIMERA PARTE PROBLEMAS GENERALES 1. LA TEORIA DE LA LENGUA Y EL COLONIALISMO Un objeto sdlo existe en virtud de las descripciones que se hacen de él. Esas sucesivas descripciones siempre son productos: el hombre contem- pla el mundo inmediato y lo interpreta ideolégicamente. En ese preciso momento la interpretacidn vuelve a insertarse en su prdctica social, que la justifica y encuentra justificacién en ella. El propésito de este capitulo es mostrar cémo el descubrimiento del mundo, impulsando a las comuni- dades a pensar sus vinculos, llevé a que algunas de ellas teorizaran su superioridad sobre las demds: esos enunciados tedricos estaban en condi- ciones de participar en la justificacién de la empresa colonial. Indudablemente, se podrfa llevar adelante esa demostracién a partir de distintos ejemplos—el derecho, la religién—- dondequiera que se acepte explicitamente la relacién entre comunidades diferentes. De hecho, éstas se preocupardn tinicamente por la lengua, porque es forzoso acotar el planteo; pero ademds porque la practica colonial a la que brindaron una teorizacién todavia perdura. Asf, se verd que no hay diferencia sustancial entre, por ejemplo, la politica lingiifstica de la Revolucién Francesa den- tro de su territorio y la que condujo la tercera Reptiblica en las colonias; y también que esa politica lingiifstica sigue siendo la misma en la Francia posterior a la Ley Deixonne y en los territorios “francéfonos”. La teorfa de la lengua es asunto antiguo, por mds que lo habitual sea remontar el origen de la lingiiistica a Ferdinand de Saussure. Los historiadores de la lingiiistica citan, por ejemplo, a Panini, cuya des- cripcidn del sénscrito prefigura una visién “fonoldgica” de la lengua.! ' Véase, por ejemplo, R. H. Robins, A Short History in Linguistics, Londres, Longman, 1967, pp. 144-148 [trad. esp.: Breve historia de la lingitistica, Madrid, Catedra, 2000}; y G. Mounin, Histoire de la linguistique, pp. 66 y ss. [trad. esp.: Historia de la lingitistica. Desde los origenes al siglo xx, Madrid, Gredos, 1995]. 25 26 PROBLEMAS GENERALES Pero incluso esa referencia es ideoldgica: es participe de una determi- nada apreciacién de la lingiifstica contempordnea que —si se contem- pla la historia del abordaje del lenguaje con los gemelos de la escuela estructural~ es llevada a privilegiar entre sus ancestros a aquellos pa- sibles de una promocién al rango de precursores. De Panini (tal como nos lo presentan) a la fonologfa, persiste una idéntica modalidad de escapar en direccidn a la técnica; idéntico rechazo de la filosoffa, con- siderada con pleno derecho, en esa oportunidad— como no cientffi- ca. Sin embargo, la “filosofia” es reveladora por lo que ella expresay la “técnica” presupone. Asi, se puede encontrar en un didlogo de Platén, el Crdtila, una de las primeras visiones ideolégicas de la lengua y de las lenguas (esto es, a fin de cuentas, de las relaciones entre las comu- nidades que hablan esas lenguas). Mi intencién aqui no es desarrollar ese ejemplo; pero la nocién de rectitud de las palabras, acompafiada de un juicio de valor acerca de su modo de composicién, no carece de interés: postulando un més alld del lenguaje respecto del cual se po- drfa arbitrar sobre la rectitud 0 no rectitud de un vocablo —palabras bien y mal formadas-, Platén introducfa tranquilamente la idea de que el griego era una lengua bien formada; eso equivalfa a decir que las otras lenguas, las lenguas barbaras, estaban mal formadas (por lo demés, Platén no conocfa ninguna de ellas, y esa circunstancia es tanto més significativa cuanto que para Platén no es un problema de comparacién de lenguas sino el modo de afirmar un principio, prin- cipio que en l ya es una herencia cultural ¢ ideolégica). E] més alld del lenguaje postulado por Platén era metafisico: en el siglo xvi sera teolégico. Este perfodo serd el primero que estudiare- mos, pues en él pueden hallarse a la vez dos elementos interesantes en su conjuncién: una forma embrionaria de teorfa de Ia lengua y el conocimiento de gran cantidad de lenguas hasta ese entonces desco- nocidas. LA TEORIA DE LA LENGUA Y EL COLONIALISMO, 7 EL SIGLO XVI: LA PIRAMIDE El siglo xvi francés est4 marcado por un florecimiento de obras acerca de la lengua y el lenguaje. La intencién que tenfan en comin era, la mayorfa de las veces (si se excepttian las gramdticas que comienzan a aparecer), buscar el origen de las lenguas. No tanto por motivos cientificos por més que en ocasiones ciertos textos, especialmente los referentes al he- breo, tienen un interés cientifico— como por motivos teolégicos. En pocas palabras, la tesis es cercana a la siguiente: las desdichas del género humano datan de la confusién de las lenguas en Babel; recuperemos la lengua original y recuperaremos el parafso. Natural- mente, esta posicién teolégica no es compartida por todos (en espe- cial, Calvino y Lutero tienen mds interés en castigar a Babel y en sus consecuencias que en la lengua prebabélica); pero la generalidad si- gue esa vertiente. Como destaca Claude-Gilbert Dubois: “Las teorfas lingiifsticas del Renacimiento parecen ser, la mayor parte del tiempo, un intento de recuperar el Paraiso perdido por via gramatical o ctimolégica”.? Esa lengua originaria slo puede ser una lengua noble: se buscar ese ancestro entre el latin, el griego y el hebreo. Ya esa nocién de lengua noble debe ser destacada: cruza las lenguas sagradas, las lenguas de las que se conoce una literatura antigua, las lenguas ensefiadas en el Collage de France; en suma, se halla en la interseccién de una cierta cantidad de cdnones respecto de lo respeta- ble en esa época. Ante esas lenguas nobles, las lenguas vulgares mere- cen menor consideracién: desde luego, se las empieza a escribir, pero no tienen caucién religiosa alguna; y, sin duda, la causa de que en este punto Lutero y Calvino se aparten de la generalidad reside en que las lenguas locales, las lenguas realmente habladas por el pue- blo, son tenidas en cuenta por la Reforma.’ A propdsito de ello, resulta significativo el programa de estudios que Gargantiia destina 2 Claude-Gilbert Dubois, Mythe et langage au xvie. siécle, Bordeaux, Ductos, 1970, p. 20. 3 Al respecto, véase Tullio De Mauro, “Minima Linguistica’, en: I Mulino, nim. 21, Bolonia, 1970, 28 PROBLEMAS GENERALES a Pantagruel:* aprender griego, latin, hebreo, caldeo, arabe. Griego, latin y hebreo serviran para frecuentar las Sagradas Escrituras; el dra- be, para estudiar medicina, etcétera. Sin embargo, llamativamente las lenguas europeas contempordneas estan ausentes. En consecuencia, al inicio se dispone de dos grupos: por una parte, las tres lenguas sagradas; por otra, las lenguas vulgares. Pero, como el triunvirato no estaba de moda, se procuraré refinar esta jerarquia. Poco importa aqui el detalle de las (numerosas) discusiones: generalmente se considera lengua primordial el hebreo.’ Pero desde ese entonces se plan- tea un problema: el estatuto de las lenguas vulgares ante el hebreo. La “investigacidn lingiifstica” se tornard un nido de serpientes en el que cada cual tratarf de demostrar que su lengua es la mds cercana a la lengua primera 0, cuando menos, a las lenguas sagradas. Para empezar, un florentino, Pierfrancesco Giambullari, va a afir- mar que su lengua (esto es, el toscano) viene del hebreo por mediacién del etrusco.* El interés de esa filiacién postulada era doble: afirmar la afinidad con la lengua originaria (y, en consecuencia, valorizar el toscano) y rechazar la nocién de lengua surgida del latin, que implicaba, al me- nos en opinién de Giambullari, un proceso de degeneracién. Por su parte, Joannes Goropius va més lejos. Invierte el esquema y postula en el origen una lengua germdnica. Sus argumentos: en todas las lenguas se encuentran términos germanicos y, de por sf, el término germanos significarfa “aquellos que congregan”:” Un hombre presa del deseo de congregar se llama, para hablar con los términos adecuados, germano; por ello los germanos se ufanaban abierta- mente de un origen indigena para la extensién de ese nombre en Galia!® + Rabelais, uvres libro u, cap. vit, Parls, Garnier, 1950. ® Véase en especial Gessner, Durer, Pererius y Postel, cuyas obras constan en la bibliograffa. ©P F Giambullari, 1d Gello, Florencia, 1546. ? J, Goropius, Origines Antwerpianae sive Cimmeriorum Becceselana novem libros complexa, Amberes, 1569; y Claude-Gilbert Dubois, op. cit,, pp. 85-86. * Citado por Claude-Gilbert Dubois. LATEORIA DE LA LENGUA Y EL COLONIALISMO 29 Los franceses, que en esta carrera habfan sacado ventaja a Goropius, vefan en los galos a los descendientes de Noé (jacaso en hebreo Gallim no significa “salvado de las aguas”!) y, asi, presentaban su candidatura al puesto de principe heredero.’ Por lo demas, esa hipétesis (j!) conlleva un viraje, una suerte de encarrilamiento: lo poco de galo que se conoce no permite vincularlo al hebreo (pese a gallim), pero se cree saber, a través de una indicacién de César, que los druidas se valian de caracte- res griegos. ;No se diga mds! De alli en adelante, los franceses se vuelcan hacia el griego y pugnan por demostrar las profundas afinidades entre lengua francesa y lengua griega (se notard el r4pido paso del galo al francés: el bretén, por ejemplo, no se toma en cuenta). Ese es el origen de las obras de Jean Bodin (Methodlus ad facilem historiarum cognitionem, 1566), Henti Estienne (Thaité de la conformité du langage frangais avec Je grec, 1569), entre otros. Se proponen distintas teorfas, que tienen por finalidad demostrar la excelencia de la tesis “céltica” y combatir la de Goropius. Los galos son en su origen civilizaciones gtiegas y romanas, han ocupado los territorios germanicos (de donde surgen las afinidades léxicas reseftadas por Goropius), estén en el origen de la cultura." De nada vale aqui sonrefr. Lo que cuenta es la subordinacién de la reflexién acerca de la lengua a los distintos nacionalismos: la carrera por el derecho a la sucesién es una carrera lingiiistico-politica. Por si fuera poco, asf bosquejado, el esquema evolutivo de las lenguas es profundamente eurocentrista. Sdlo las lenguas alemana y francesa (y el toscano; pero Giambullari es un caso aislado) pueden pretender el primado. ;Y las otras lenguas? Se insertarén en una pirdmide cuya base (que, por supuesto, abarca la mayor cantidad de lenguas) es con- formada por las lenguas barbaras: Se llama barbaras a todas las lenguas con excepcién del latin y el griego. Exceptuamos igualmente el hebreo, porque es la mas antigua, y una suer- ° Guillaume Postel, Apologie de la Gaule, Paris, 1552. '° Véanse, sobre todo, Guillaume Postel, Histoire mémorable des expéditions depuys de déluge faictes por les Gaulays ou Francoys depuis la France jusques en Asie ou en Thrace et en lOrientale partie de l'Europe; y Claude-Gilbere Dubois, op. cit., pp. 86-92. 30 PROBLEMAS GENERALES te de ancestro de las demés; amén de ello, es lengua sagrada inspirada por Dios." De alli surge el interés de esta carrera por la sucesin: al provenir més © menos directamente del hebreo (0, por qué no, por haberle dado nacimiento), las lenguas no serfan sino menos barbaras. Algunos son mds moderados, como Du Bellay (Défense et illustration de la langue francaise), pero sus argumentos son sofocados por la multitud. cA qué se debe esa histeria? Para empezar, en Europa los hablantes de las lenguas locales comenzaron a sublevarse contra el empleo ex- clusivo del latin y el griego en literatura. Esa es la orientacién del intento de la Pléiade, especialmente de Du Bellay: todas las lenguas son validas; por lo demas, todas tienen la misma fuente. De allf en mds, ;por qué privilegiar una de ellas? Pero esa relativizacién sobrepa- sa largamente un intento generalizado de hegemon(a. Las rivalidades polfticas europeas explican en parte a Goropius, Postel, Estienne y otros; la lucha entre Valois-Angouléme y los Habsburgo, Carlos V, la derrota francesa en Pavia y la paz de Cambrai (1525, 1529): sin duda, todo eso estd presente en el origen de las controversias acerca del origen de las lenguas. No es casual que la oposicidn “tedrica” entre tesis céltica y tesis germdnica sea isomorfa con el conflicto Valois- Habsburgos. Pero también es destacable la suerte reservada a las lenguas no euro- peas, definitivamente empujadas hacia las lenguas barbaras, a la parte baja de la pirémide. Sin embargo, se empieza a conocer las lenguas, e incluso se les dedica obras: turco, s4nscrito, drabe, algunas lenguas in- digenas de Brasil, chino, y otras.'? Sin embargo, no tienen derecho a ser aceptadas en esa carrera por las prerrogativas. Las relaciones entre len- guas se conciben como relaciones sociales: hay una jerarqufa, con una cima (para unos pocos elegidos) y una base en que se encuentra la masa. Esa organizacién piramidal de las lenguas, es decir, de los pue- blos que las hablan, hace recordar un poco la arquitectura de la torre de "Conrad Gessner, Mithridates, citado por Claude-Gilbert Dubois. "2 Véase Guillaume Mounin, op. cit., pp. 124-125. LA TEORIA DE LA LENGUA Y EL COLONIALISMO 31 Babel, pero sobre todo la organizacién social de la época. Claude-Gilbert Dubois sefiala justamente al respecto que las metdforas de Henri Estienne a veces se toman prestadas al lenguaje de casta: El gran desorden que hay en nuestro lenguaje procede, en su mayor pat- te, de que los Sefiores de Corte se dan el privilegio de egitimarlos térmi- nos franceses bastardos y naturalizar los extranjeros.” Asi, y eso no debe sorprendernos, el modo en que se analiza el conjun- to de las lenguas y las relaciones que entablan estd profundamente de- terminado por la organizacién social desde cuyo seno se escribe y por los conflictos que oponen la comunidad del escritor a otras comunida- des. Por lo general, en lo que respecta al siglo xvi, las historias escolares y universitarias no consideran mds que a Du Bellay ya la Pléiade, esto es, ala franja moderada de ese movimiento. Pero la militancia francéfila de ese siglo da testimonio de un ultrachauvinismo que sélo encuentra un par en la militancia germandfila a la que se opone. Por otra parte, debe destacarse que no sdlo existen los Habsburgo (y por ende la opo- sicién a las tesis de Goropius), no sdlo las lenguas de ultramar se em- piezan a despreciar; en Francia también existen, en el interior del pais, los bretones y los danguedociens, a quienes se empieza a imponer la lengua francesa: el Languedoc pasé a la dominacién francesa durante el siglo xii; Bretafia acaba de ser “unida” a Francia (1532) y la ordenanza de Villiers-Corteréts (1539) acaba de imponer el francés en los actos juridicos. Cosa curiosa ~o ldgica-: esos problemas parecen ausentes de {a literatura del momento. Se habla de los galos y de los druidas, pero no de los bretones, no se toma en consideracién la lengua de oc. En la practica, las lenguas ya estdn en el poder politico o no son lenguas. En ese aspecto, el titulo de una obra de Bourgoing" es significativo: las len- guas romances no abarcan mds que el francés, el italiano y el espafiol. °° H, Estienne, Traite de la conformité du langage fiangais avec le grec, 1569. El subrayado me pertenece. “Jacques Bourgoing, De origine, usu et ratione vulgarium vocum linguae gallicae, italicae et hispanicae, Paris, 1583. 32 PROBLEMAS GENERALES Esas distintas vertientes, eurocentrismo (y exclusidn de las len- guas de ultramar que se empieza a conocer), nacionalismo (sobre todo en oposicién a la casa de Austria) y centralismo, la mayor par- te de las veces presentes de manera implicita, muestran que con respecto a este tinico perfodo es imposible separar la historia de la ciencia (incluso si la ciencia lingiifstica est4 en una fase tan embrio- naria) de la historia propiamente dicha. Al plantear teorfas sobre relaciones entre las lenguas, se piensa en relaciones entre las comu- nidades; y, entonces, la ideologia dominante de la época est4 am- pliamente presente. EL SIGLO XVI: EL PODER REAL Centralismo y nacionalismo siempre estan presentes, durante el siglo XVI, en el pensamiento gramatical, por intermedio de una cierta can- tidad de preguntas que giran, todas, en torno al uso: ;qué lengua escribir? :Dénde hallar su modelo?, etc. Las respuestas serdn distin- tas, pero no necesariamente contradictorias; y acaso uno pueda opo- ner, como a menudo se hizo, Vaugelas a Malherbe. Como se sabe," Malherbe se habfa fijado como tarea expurgar en la lengua francesa tanto los préstamos de lenguas extranjeras y de las distintas lenguas francesas como los provincialismos. Su broma, citada por Racan, perdura en todas partes: “Cuando se le preguntaba su opinién acerca de algtin término francés, usualmente él remitia a los estibadores de Port-au-Foin, y decia que eran sus maestros en materia de lenguaje”. De ello se hizo un principio rector, con dificultades para percibir su significacién exacta, pues la intencién de Malherbe no es por cierto elegir el habla de un determinado grupo social (los estibadores) en detrimento del habla de otro grupo social. Es, en la senda abierta por 'S Conocemos su doctrina fiundamencalmente a través de dos textos: el Commentaire sur Desportes, publicado en 1825; y las Mémoires pour la vie de Malherbe de Racan, 1672, a los que se puede agregar la Académie de l'art poétigue de Pierre de Deimier, 1610. LATEORIA DE LA LENGUA Y EL COLONIALISMO 33 Henri Estienne, luchar contra el peregrinismo lingiifstico, asf como tres sighos mas tarde Eriemble luchara contra el “franglés”. Desde esa perspectiva, el estibador no simboliza una clase: simboliza Paris, con- tra la provincia y contra lo extranjero. Por lo demds, sus adversarios no yerran: no se defienden tanto en su condicién de aristécratas como en la de poetas que exigen una libertad estilistica de mayor magnitud. “Despojan la poesia de liber- tad, de dignidad, de riqueza y, para decirlo brevemente, de flor, frato y esperanza’, escribe Mademoiselle de Gournay,'® y Mathurin Régnier, as{ como Théophile de Viau, refuta ala escuela de Malherbe por los mismos motivos. Sin duda, Régnier le reprocha que tome su modelo en el pueblo: {Cémo! Debemos, entonces, para hacer gran obra Que se defienda de la calumnia y del tiempo, Que halle algin lugar entre los buenos autores Hablar como en Saint-Jean hablan los estibadores."” Y Balzac, en el retrato que traza de él, escribe: Ese doctor en lengua vulgar acostumbraba decir que desde hacfa muchos ; pam aos trabajaba en degasconar a la corte y no podia llegar a término.! Pero una simple lectura de las Stances 2 Du Périer 0 de la Ode au Roi Louis XIII muestra que Malherbe nada tenia de “doctor en lengua vulgar” (le habria causado gracia leer esos versos a los estibadores del mercado Saint-Jean), y que su principal intencién era ante todo degasconar, esto es, luchar contra los términos extranjeros. Aqufy alld se le reprocha que haga referencia al pueblo, mientras que esa referen- cia es completamente teaccionaria [poujadiste): en ella, él encuentra una prueba por el absurdo de lo justo de sus posiciones, como un 6 Mademoiselle de Gournay, L'Ombre, 1627. 17M, Régnier, Satire 1x, Le Critique outré. 8 J.-L. Guez de Balzac, Socrate chrétien, 1632. 34 PROBLEMAS GENERALES picardo que hoy fuera a reprocharle a Barthes su léxico con el pretex- to de que los bravos de los mercados' no lo entienden. Pero Malherbe no escribe para el pueblo (que, por otra parte, no sabe leer); escribe, como todo el mundo en esa época, para una infima minorfa, y su afn de simplificacién no tiene otro cardcter mds que estético: entre él y sus adversarios se entabla una querella de estetas. Pero aquella estética también reposa sobre una determinada idea de la lengua, que toma parte tanto del chauvinismo (jabajo los términos extranjeros!) como del centralismo (jabajo los términos provinciales!),y en él pare- ce ser pertinente eso antes que otra cosa. Tampoco cuenta con gran fundamento la contraposicién con Vaugelas, tal como se la practica a menudo. En un primer abordaje, él parece muy moderno en su rechazo de la norma y sus constantes remisiones al uso: “Tanto da que me proponga instaurarme juez de os diferendos de la lengua: no pretendo pasar mds que por un simple testigo, que declara cuanto ha visto y ofdo”."” Pero desde que acome- te la tarea de definir aquello que entiende por uso, las cosas resultan mucho mas claras; hay buen y mal uso. Esa dicotomia esté préximaa recubrir la oposicién entre corte y pueblo: “El mal uso se forma de la mayor cantidad de personas, que casi en todas las cosas no es el me- jor: y, por el contrario, el bueno no se compone de la pluralidad, sino de la elite de las voces, y en verdad se llama maestro de las lenguas a aquél”. Por supuesto, la contraposicién con Malherbe parece tajante: este tiltimo pretende informarse en la fila de la bolsa de wrabajo [place de gréve] y aquél entre los “eruditos de la lengua”. Pero, més all4 de que la autoridad lingiiistica conferida al “pueblo” por Malherbe fuera completamente retérica (jRacan no nos muestra que haya ido a in- vestigar a la Place de Grevel), en tiltimo término los dos puntos de vista se completan: uno cimenta la supremacta de la nobleza sobre el pueblo (Vaugelas); el otro, la supremacia de Paris sobre la provincia (Malherbe). Asi, a fin de cuentas, ambos contribuyen a la justifica- * Calvert utiliza la expresién forts des halles. El genitivo connora tono 0 lenguaje popular: véase el diccionario Robert, s. » halle. {N. de'T] ” Vaugelas, “Prefacio”, Remarques sur la langue francaise, Parts, 1647. LATEORIA DE LA LENGUA Y EL COLONIALISMO 35 cidn de la autoridad real. No resulta indiferente sefialar que, impulsa- do por Richelieu, el rey crea la Academia Francesa entre Malherbe y Vaugelas. Las letras patentes del 29 de enero de 1635, asi como los estacutos de la Academia (en especial el articulo 24) muestran abier- tamente que para el poder se trata de “aportar a nuestra lengua reglas claras”, desde luego, para “tornarla pura, elocuente y capaz de tratar de artes y ciencias”,”* pero también para asentarla y reforzarla como /a lengua propia del reino, Con ello, el centralismo politico se brin- daba un instrumento de centralizacién lingiifstica, y la Academia se veia munida de un auténtico monopolio”! que da pleno testimonio del sentido de la empresa. De hecho, las diferencias entre Malherbe y Vaugelas son espejismos: en las cuestiones de fondo estan, acaso sin saberlo, de acuerdo; y la Academia habré de defender el francés tanto contra el mal uso criticado por Vaugelas como contra las gasconadas fustigadas por Malherbe. Por el contrario, la oposicién es mas real entre la nocién de gramé- tica defendida por Vaugelas y la desarrollada en la Grammaire générale et raisonée de Port-Royal. Antes que interrogarse acerca de los usos lingiiisticos, Arnauld y Lancelot desean hacer una “obra de razona- miento” que trate “de varias lenguas” e indague “los motivos de mu- chas cosas que son 0 comunes a todas las lenguas 0 especificas de algunas”.”” Es notable esa referencia a “todas las lenguas”, tanto més cuanto que reaparece con bastante frecuencia en la obra: “Una cosa [...] comin a todas las lenguas vulgares de Europa” (p. 92); “La pri- mera, en su enorme mayoria, es la misma en todas las lenguas” (p. 104); “es bueno sefialar algunas mdximas generales que son de gran » Arciculo 24 de los estatutos y reglamentos de la Academia, redactados por Richelieu, » Ast, Furetitre, miembro de la Academia, sera excluido de ella en 1685 por haber publicado un Diccionario, en virrud de un privilegio concedido en 1674 ala ‘Academia, que prohibia “a todos los impresores y libreros imprimir cualquier diccio- nario nuevo de la Lengua francesa, sin importar cudl pudiere ser su titulo, antes de la publicacién de la Academia Francesa”. 2 A. Amnauld y C. Lancelot, Grammaire générale et raisonnée, reed., Paris, Paulet, 1969, p. 3. 36 PROBLEMAS GENERALES uso en todas las lenguas” (p. 105), y otras tantas. Ahora bien, como con justicia hace notar Georges Mounin,” en los hechos, la Grammaire sdlo cita algunas lenguas, ante todo el latin y el francés. Cuando, en raras ocasiones, cita otras, es para someterlas a un molde preestablecido. Ast, cuando se propone un cuadro de las vocales (pp. 12-13), se nos explica que los alfabetos latino, griego y hebreo bastan para armar un bosquejo de los sonidos de todas las lenguas; cuando se quiere sugerir que “el orden Idgico” es el propio del francés, se toma un ejemplo latino, Dominus me regit, carente de sentido, pues en esa lengua el orden es libre, etcétera. Por supuesto, esas aproximaciones ¢ insuficiencias podrfan expli- carse por un insuficiente conocimiento de las lenguas del mundo. Pero no hay nada de ello. Al intensificarse los viajes de los navegantes, desde comienzos del siglo xvi se empieza a tener una idea bastante exacta de la configuracién del globo terrdqueo. En 1605 se descubre Australia; en 1742, Nueva Zelanda; se busca un paso hacia Asia en América del Norte (Hudson en 1610; Baffin en 1616). Las costas de Africa son bien conocidas, como testimonia el mapa exacto de sus contornos que aporta Pierre Davity;* ya hace tiempo que Marco Polo fue a China (permanecié allf de 1272 a 1292); en suma, Europa tiene una imagen del mundo que empieza a volverse clara,” y, correlativa- mente, conoce una cierta cantidad de lenguas del mundo. Por otra parte, se toma prestado de Conrad Gessner su titulo Mithridates para numerosas obras que resefian las lenguas”® (Megiser, por ejemplo, cita cuatrocientas); aparecen obras dedicadas a lenguas especificas (etio- pe, turco...); en consecuencia, el descubrimiento del mundo es acom- pafiado por un descubrimiento de las lenguas. A ello se debe la impo- sibilidad de considerar las particulares ausencias que testimonia la % Guillaume Mounin, op. cit., p. 131. % Pierre Davity, Description de Afrique, Paris, 1637. % Al respecto, véase, por ejemplo, Frédéric Mauro, L’Expansion européenne, 1600- 1870, Paris, pur, 1964 [trad. esp.: La expansién europea (1600-1870), Barcelona, Labor, 1968]. % Guillaume Mounin, op. cit, pp. 134-135. | | LA TEORIA DE LA LENGUA Y EL COLONIALISMO 37 Grammaire de Port-Royal como ausencias técnicas: sus redactores contaban con los medios para abrevar de una cantidad importante de fuentes. El hecho de tratar “todas las lenguas” por intermedio de algunas lenguas europeas ~ante todo, por intermedio del francés— es una opcién ideoldégica, mucho mds que una marca de incompe- tencia. Lo que aqui se pone en tela de juicio es, desde luego, el postulado de base de esa obra. “Hablar es explicar uno mismo sus pensamientos con signos”, se lee desde la primera pagina de la Grammaire; y el titulo de la Logique de Port-Royal precisa: Logique ou lart de penser [Légica, o el arte de pensar]. E\ vinculo postulado entre légica y len- guaje se pone asf de manifiesto, jy aparece en todas las paginas de'la Grammaire! Hay una organizacién légica que se manifiesta en todas las lenguas, en el nivel sintdctico. A un punto tal que la tinica manera de concebir el problema del aprendizaje de las lenguas extranjeras consiste, en el siglo xvil, en razonar acerca del aprendizaje de un vo- cabulario extranjero: al tener las lenguas una misma organizacién 16- gica, cambiar de lengua es simplemente cambiar de palabras.” Asi, todos esos abordajes coinciden y colaboran con la fundacién de la superioridad de la lengua francesa. Malherbe y Vaugelas estén més bien en posiciones defensivas que, sobre todo en Malherbe, se traducen en reacciones de rechazo. Esos sefiores de Port-Royal, por el contrario, est4n en posiciones ofensivas. Los primeros teorizan la su- perioridad de la lengua: al ser la més cercana al orden légico, la len- gua francesa es la mds noble. Y, en los tres casos, hallamos en el abor- daje de la lengua (y, por lo tanto, de las lenguas, por oposicién) un modo de encarar el problema de las relaciones entre la comunidad a la que pertenecen los autores y las otras comunidades de las que se tiene conocimiento. Se trate de la provincia, del extranjero inmedia- 10 0 de los paises “exdticos”, todas esas comunidades hablan lenguas condenadas por el pensamiento parisiense, ya sea que este Ultimo se » Véase, por ejemplo, Géraud de Cordemoy, Discours physique de la parole, 1666, pp. 19-20 y 57-58 de la edicién de 1704 38 PROBLEMAS GENERALES rehtise a tomar de ellas términos como préstamo, o que pretenda juzgarlas en nombre de un criterio postulado como universal (la Idgi- ca) y, de hecho, inspirado en las estructuras del francés. LENGUA, JERGA Y DESIGUALDAD EN EL SIGLO XVIII EI siglo xvut establece con el que lo precede una relacién de filiacién y originalidad. La filiacidn involucra fundamentalmente la teoria del signo, Ambito en que incluso alcanza el stimmum del conservadutis- mo: el diccionario de Trévoux, al igual que la Encyclopédie, retoma palabra por palabra la definicién de signo que daba la Logique de Port-Royal. En cambio, la originalidad se manifiesta respecto del ori- gen de las lenguas, problema caro a ese siglo que, como veremos, de buena gana intenta situarse con relacién a los “salvajes” que le hacen conocer los cada vez més frecuentes viajes... El origen y la formacién de las lenguas serén abordados como problemas de comparacién (;cud- les son las relaciones entre nuestras lenguas y las de los otros, las de los salvajes?), a partir de dos postulados que todos los autores admiten sin discusién: el postulado sensualista, surgido de la teorfa de Condillac, sobre la que reposa toda la segunda mitad del siglo; y la idea de que las lenguas, simples en su origen, se complican poco a poco con la aparicién y el refinamiento de la reflexién. El propio Condillac, en su Cours d étude pour Vinstruction du prince de Parme,” aplicé sus ideas a la lengua. Al principio era lo que dl llamé “lenguaje de acci6n”, es decir, “los gestos, los movimientos del rostro y los acentos inarticulados’ y, en su comienzo, las lenguas no fueron més que un suplemento de ese lenguaje de accidn, pero tan sélo ofrecian una sucesién de términos, un léxico concreto, sin “gramatica”, o sea, sin ley de concatenacién. Entonces se designaban objetos (Condillac * EI Tratado de las sensaciones data de 1754. ® Etienne Bonnot de Condillac, Cours d'érude pour Vinstruction du prince de Parme, 1775, véase Varia Linguistica, Dutos, 1970, pp. 149-211. | i { | LA TEORIA DE LA LENGUA Y EL COLONIALISMO 39 propone como ejemplos drbol, fruto, lobo); luego, acciones (ver, tocar, comer, huir); y las tinicas frases posibles eran del tipo fruto comer, lobo buir, érbol ver. El lenguaje gestual suplia las imperfecciones de esa len- gua primaria.>° Inmediatamente después vinieron los términos adecua- dos para designar las operaciones del intelecto: “sustantivos, adjetivos, preposiciones y un solo verbo: el verbo ser”.* Asf, la historia de la len- gua y la del pensamiento por fuerza forman un todo: “Ademés hay que destacar que nos ha Ilevado mucho tiempo poder expresar, en proposi- ciones, todas las miras del espiritu, y que, en consecuencia, las lenguas tan sdlo pudieron perfeccionarse muy lentamente”.** Por ende, se desarrolla una idea de progresién arménica en que lengua y pensamiento son estrictamente paralelos: los avances de una manifiestan avances del otro, y el caracter inacabado de uno torna imposible el acabamiento de la otra. Ineludiblemente, todo el mundo esta de acuerdo acerca de estas posiciones. A Maupertuis, por ejemplo, le falta poco para decir lo mismo que Condillac. Es- cribe: “En sus comienzos, todas las lenguas eran simples. No deben su origen més que a hombres simples y bastos, que en un principio no conformaron més que los pocos signos que precisaban para ex- presar sus primeras ideas”. Rousseau sostiene mds o menos las mis- mas ideas; la aparicién de la lengua se vincula con las pasiones (no con las necesidades: alli se percibe la influencia de Condillac), “ni hambre ni sed, sino amor, odio, piedad, célera les arrancaron las primeras voces”; y la lengua evoluciona a la par que el pensamien- to se hace mds agudo. Incluso extiende ese principio a la escritura, que se vuelve a su vez testimonio del estado de refinamiento de una % Ibid, pp. 203-205. 5 [hid,, p. 206. Esto no se efectiia sin recordar un pasaje de la Grammaire de Port- Royal que remite toda frase verbal al esquema [francés] “est + participio presente”. 2 Ibid. p. 211. 3 Pierre-Louis Moreau de Maupertuis, Reflexions philosophiques sur Vovigine des langues et la signification des mots, 1748. Jean-Jacques Rousseau, Essai sur Vorigine des langues, Bibliotheque du graphe, s.£, p. 505 [trad. esp.: Ensayo sobre el origen de las lenguas, Madrid, Akal, 1980] 40 PROBLEMAS GENERALES lengua (y, por ende, de un pensamiento): “Otro.recurso para com- parar las lenguas y juzgar acerca de su antigiiedad se deriva de la escritura, en proporcién inversa a la perfeccién de ese arte. Cuanto més basta es la escritura, mds antigua es la lengua”® (de allf en mds, qué pensar de los pueblos cuya lengua no se escribe...). También Adam Smith suma su voz a este concierto: al principio el hombre designé los elementos de su experiencia (drbol, caverna, fuente) con nombres propios (un solo drbol, etcétera), que poco a poco se con- virtieron en nombres comunes (y, en consecuencia, abarcan una multitud de objetos similares): la antonomasia (0 la sinécdoque) estaria en el origen de la expansién de las lenguas y de la divisién en clases, géneros, especies. .3° De esa visién del origen de las lenguas resulta un procedimiento heuristico. Cémo estudiar el origen de nuestras lenguas? ~se pre- gunta Maupertuis—. La respuesta es simple: basta con tomar la ver- tiente de “las jergas de los pueblos mds salvajes”, que —cercanas al magma lingiifstico originario— deberfan ensefiarnos muchas cosas acerca del origen de nuestras lenguas. Adam Smith sigue la misma senda y, cuando intenta imaginar “el primer paso hacia la formacién cde un lenguaje”, figura la escena de “dos salvajes” que van a brindarse una “jerga primitiva”.2” La “gramatica”, como ninguna otra ciencia de ese siglo, serd puesta en relacién con esa evolucién de la jerga primitiva hacia el lenguaje evolucionado. En su prefacio al Hermes de Harris, Francois Thurot escribe al respecto: “Hemos visto nacer la ciencia gramatical entre los griegos, una vez que su lengua se hubo perfeccionado por completo, y que los filésofos hubieron comenza- do a aplicarla a las teorfas puramente especulativas y de razonamien- to: en Francia la veremos renacer en cuanto, tras adquirir nuestro idioma el ms alto grado de perfeccién, hayamos tenido poetas, ora- dores y, en ultimo término, fildsofos”, y “por ende, en ese momento % Ibid, p. 508. ° Adam Smith, “Considerations sur Forigine et la formation des langues”, en: Varia Linguistica, op. cit., p. 310. » Ihid., p. 307. LA TEORIA DE LA LENGUA Y EL COLONIALISMO. 4. en que nuestra lengua habia adquirido su mds grande perfeccién existid para nosotros la gramdtica general y filosdfica”.** Ya se percibe a través del vocabulario cémo se presenta el etnocen- trismo que sustenta ese abordaje de Ia historia de las lenguas: hay salvajes y civilizados, lenguas y jergas; término, este ultimo, con fuer- tes connotaciones de cardcter peyorativo, como ya testimoniaba en el siglo anterior este pasaje de Molitre: “jSeré imprudente! Llamar jerga al lenguaje basado sobre la razén y el buen uso”. Pero lo que mds importa aqui es que esa visidn histérica se pro- yecta sobre ese siglo, que esa postulacién diacrénica se conglomera diacrénicamente: Maupertuis va a buscar los vestigios de las len- guas antiguas en las lenguas contempordneas; eso implica, desde luego, que hic et nunc existen lenguas civilizadas y lenguas salvajes: “Ese estudio es importante, no sdlo por la influencia que las len- guas ejercen sobre nuestros conocimientos, sino incluso porque en la arquitectura de las lenguas se pueden hallar vestigios de los pri- meros pasos que dio el espfritu humano. Sobre ello, acaso las jergas de los pueblos més salvajes puedan sernos més titiles que las lenguas de las naciones mds ejercitadas en el arte de hablar”.*° Por su parte, Rousseau intenta enunciar las caracteristicas generales de las “len- guas primeras” o “lenguas primitivas”: aquéllas estaban formadas por “voces” e implicaban pocas “articulaciones” (voces = vocales; articulaciones = consonantes), tenfan muchos “acentos” (tonos) y “gran numero de sindnimos para expresar el mismo ser en sus dis- tintas relaciones”.*! Ahora bien, Rousseau ilustra su planteo, inclu- so con mayor claridad que en otros textos a nuestra disposicién, comparando esas lenguas “primitivas” con lenguas contempordneas: con el chino respecto de los tonos, con el 4rabe en cuanto a los sinénimos. “En ciertos aspectos se parecerfa a la lengua china; en % Frangois Thurot, Tableau des progrés de la science grammaticale, 1796, reed., Paris, Ducrot, 1970, pp. 97 y 103-104. » Molitre, Las mujeres sabias [Les Femmes savantes], it, Vi. © Varia Linguistica, op. cit, p. 27. # Jean-Jacques Rousseau, Essai sur Vorigine des langues, op. cit, p. 507.

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