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MIGPAH

LO SAGRADO Y
LO PROFANO
EN BÚSQUEDA

DE NUESTRAS RAÍCES

ORIGEN DE LA VIOLENCIA EN COLOMBIA


INTRODUCCION

Un acercamiento a la cultura de los Chibchas

RELECTURA DE LA HISTORIA DE COLOMBIA, DESDE LOS ABORÍGENES HASTA LA


INDEPENDENCIA, A PARTIR DE LAS NARRACIONES FUNDANTES

Miguel Hernando Pacheco García

2010
Homenaje a la cultura Chibcha

Chiminigagua, Bachué y Bochica ordenaron la naturaleza, crearon la

humanidad y establecieron las leyes que regían los fenómenos naturales y la

conducta del hombre en comunidad. Estas leyes estaban soportadas con sus

leyendas; las cuales contenían su sabiduría y eran transmitidas oralmente a las

nuevas generaciones. Estas contaban su origen y muchas de ellas tenían como

objetivo hacerles reflexionar sobre su comportamiento.

La familia era sagrada y castigaban el adulterio con la muerte; sin embargo

en la mitología Chibcha, la armonía de la relación conyugal, era representada por

el sol y la luna; astros que no sólo se casaron entre sí sino que, como las gentes,

cometieron incesto y fueron adúlteros1.

Como era un pueblo educado en el respeto y la obediencia a su cacique, se

infringía un mayor delito cuando el adulterio era cometido con una de las mujeres

del cacique; a pesar de esto una de sus narraciones decía: Sucedió que entre las

mujeres que tenía el Cacique Guatavita, estaba una muy hermosa, a la que el

Guatavita le tenía una gran estimación; no correspondiéndole la Cacica como

debiera, lo traicionó con un caballero de los de la corte, y no tan en secreto que no

llegara a los oídos del marido, el cual capturó al adultero, que fue condenado a la

muerte, habiéndole primero hecho cortar las partes de la punidad, con las cuales

quiso castigar a la mujer, sin darle otro castigo que dárselas a comer guisadas en

los comestrajes que ellos acostumbraban, en sus fiestas; esto se hizo, por

ventura, sólo para el propósito en público, porque así ya era el delito. Fueron tan
1
François CORREA RUBIO, Sociedad y Naturaleza en la Mitología Muisca, “Tabula Rasa”, No 3, 2005, pp.197-
222
grandes los sentimientos de la mujer, que no hubieran sido mayores si hubiese

sufrido la pena del agresor, a los que se añadieron otros no menores, al cantar el

delito los indios en sus borracheras, no sólo en el cercado y casa del Cacique, a la

vista y oídos de la mujer, sino al escucharlo de todos sus vasallos, ordenándolo

así el Guatavita para escarmiento de las demás mujeres y castigo de la adúltera;

en la cual, fueron creciendo tanto los sentimientos de estas fiestas amargas, que

por huir de ellas, trató de escapar de esta vida con desesperación, y así un día en

que halló la ocasión, se salió del cercado y casas de su marido, a deshoras, con el

mayor secreto que pudo, sin llevar consigo más que una muchacha, que llevaba

cargada una hija, que había parido hacía poco de su marido el Cacique, y

caminando a la laguna, apenas hubo llegado, arrojó a las niñas al agua, y ella tras

ellas, donde se ahogaron y fueron a pique, sin poderlo remediar los Mohanes que

salieron de sus cabañas al oír el golpe en el agua; cuando supieron quién era la

que se había ahogado, y viendo que aquello no tenía remedio, partió apresurado

uno de ellos a dar aviso al Cacique, el cual partiendo al mismo paso para la laguna

con ansias mortales, por no haberse persuadido que los sentimientos hubiesen

traído en tal estado a su mujer, Cuando llegó mandó al mayor hechicero de los

Jeques que sacase a su mujer e hija de aquel lago. El Jeque trató con sus

ceremonias y supersticiones de poner por obra lo que se le ordenaba, para lo cual

mandó a encender lumbre y poner en las brasas unos guijarros pelados hasta que

quedaran como las demás brasas, y estándolo ya, él los echó en el agua, y él tras

ellos zambulléndose sin salir de ella por un buen espacio, hasta que salió solo

como entró, diciendo que había hallado a la Cacica viva y que estaba en una casa,

mejor que la que tenía en Guatavita, y tenía un dragoncillo en las faldas; estando
allí con él a gusto, y que aunque el hechicero le había dicho, de parte de su

marido, que ya no trataría más del caso pasado, eso no le parecía, pues ya había

hallado descanso de sus trabajos, a los que no quería volver y que él había sido

la causa de que lo dejasen ella y su hija, a la cual criaría a su lado.

No se tranquilizó el Cacique con el recado del Jeque, y le dijo que le sacara

siquiera a su hija; la hizo buscar otra vez con los mismos guijarros hechos ascuas,

y volviendo a salir, traía el cuerpo de la niña muerto y sacados los ojos, diciéndole

que se los había sacado el dragoncillo, para que no siendo la niña, sin ojos ni

alma, de ningún provecho entre los hombres de esta vida, la volviesen a enviar a

la otra con su madre, que la quedaba aguardando; así lo hizo el Cacique por

entender que lo ordenaba así el dragoncillo, a quien él tanto reverenciaba; y así

mandó echar el cuerpecito a la laguna, quedando el Guatavita sin poder

consolarse, por lo mucho que quería a hija y madre no obstante lo que le había

hecho2

A partir de estas historias, se observan las verdades fundamentales con las

cuales se regía la vida de los chibchas; Chiminigagua, les había enviado a su

mensajero para que les enseñara las normas de vida y de comportamiento social,

que por su alto nivel de espiritualidad asombraron al padre Simón:

“Después que entré en estas tierras, dice el padre Simón, me ha solicitado el deseo de

saber si en algún tiempo entró en ellas por algún camino la luz del Evangelio, y me ha

alentado esto en ocasiones que he visto cosas que me parecen centellas de eso, como

son: que estos indios esperan el juicio universal, por tradición de sus mayores, diciendo
2
Fray Pedro SIMON., Noticias Historiales de Las Conquistas de Tierra Firma de las Indias Orientales, Tomo II, Casa
Editorial de Medardo Rivas, Bogotá, 1891, p.246
que los muertos han de resucitar…que las almas son inmortales…También hallamos,

que ponían cruces sobre los sepulcros de los que habían muerto picados de víboras u

otras culebras o serpientes... Hallase también esta misma figura de la Santa Cruz, bien

hecha y formada con un almagre tan fuerte que la antigüedad ni las aguas lo han

podido borrar en algunas peñas altas, que las hallaron hechas cuando entraron los

españoles, de que yo he visto algunas cerca del pueblo de Bosa y Suacha. Los indios

pijaos y algunos del Distrito de Tunja han tenido figuras en sus santuarios con tres

cabezas humanas, con tres rostros en un solo cuerpo, que dicen ser tres personas con

solo un corazón. De todo lo cual, aunque envuelto y deslustrado con mil fábulas y

oscuridades, parece salen las centellas dichas” 3

Era tal la semejanza entre las creencias de los chibchas y las cristianas,

que el padre Simón aceptaba como cierta la presencia de este misionero, e

indicaba que habría llegado a estas tierras trayéndoles el mensaje de Cristo. E stas

enseñanzas, dice el padre Simón, las recibieron los chibchas de un predicador

quien también les enseñó “el dar limosna y otras muy buenas cosas, como lo

era también su vida;...y no sólo estas, de que ellos se acuerdan, sino otros

muchos misterios de nuestra Santa Fe les enseñaría”4

Ayuda mucho, dice el padre Simón, una tradición certísima que tienen todos los de

este Reino, de haber venido a él... un hombre no conocido de nadie, ya mayor en años

y cargado de lanas, el cabello y barba larga, hasta la cintura, cogida la cabellera con

una cinta; de quien ellos tomaron el traer, con otra, cogidos los cabellos como los traen

y el dejarles crecer; andaba los pies por el suelo sin ningún calzado; una… manta
3
Fray Pedro SIMON., Noticias, p.285
4
P. SIMON, Noticias, p.285
puesta con un nudo hecho de las dos puntas sobre el hombro derecho; y por vestido

una túnica sin cuello hasta las pantorrillas, a cuya imitación andan también ellos

descalzos, y con este modo de vestido... Desde allí [Santafé] vino al pueblo de Bosa

(donde se le murió el camello que traía)… comúnmente le llamaban Chimizapagua,

que quiere decir mensajero del Chiminigagua..., otros llamaban a este hombre

Nemterequeteba, otros le decían Xué.

…fue a parar al pueblo de Cota, donde gastó algunos días predicando, con gran

concurso de gente de todos los pueblos comarcanos, desde un sitio un poco alto, a quien

hicieron un foso a la redonda de más de dos mil pasos, para que el concurso de la gente

no le atropellara, y predicara más libremente. A donde, en después, en reverencia suya

hicieron santuarios y entierros los más principales indios. Recogíase de noche a una

cueva a las faldas de la sierra todo el tiempo que estuvo en Cota…5

La mujer era educada para ser sumisa a su esposo, obediente y

trabajadora; capaz de desempeñar las tareas propias del hogar, así como las

faenas de hospitalidad y cuidado de la descendencia; también sembraba la tierra,

cuidaba la labranza y recolectaba sus frutos. Adicionalmente, era un elemento

conciliador de la comunidad; por ello, cuando se presentaban conflictos solo

hablaban de paz o llegar a algún acuerdo, a través de las mujeres.

Otro factor propio de la educación de los chibchas era el respeto a los

caciques; estos eran “obedecidos en tan gran manera que ninguna nación de las

del mundo tuvo tal obediencia ni respeto a señor que sobre ella tuvo mandar” 6.

5
P. SIMON, Noticias, p.283-286
6
F. BELTRAN PEÑA, Los Muiscas, p.95
A partir de los comportamientos narrados en sus leyendas nacieron las

leyes; las cuales, fueron asumidas como mandatos divinos. Para los chibchas eran

sagradas la vida, la fertilidad de la mujer y la familia y por ello condenaban los

actos que atentaban contra ellas. Sus leyes eran de “inmemorable antigüedad” y

aplicaban fundamentalmente la ley del Talión, porque “quien matase debía morir,

aunque lo perdonasen los parientes del muerto, porque la vida, decían, sólo la

daba Dios, y los hombres no la podían perdonar.

Eran estrictos respecto al comportamiento sexual y castigaban con la

muerte los actos cometidos contra la familia o la fertilidad de la mujer: Si algún

hombre soltero forzaba alguna mujer, había de morir por ello, y si era casado,

habían de dormir dos solteros con la suya (causándole la mayor deshonra a cual

podían ser sometidos); si alguno se hallase que tuviese cuenta con su madre,

hija, hermana o sobrina, que entre ellos eran grados prohibidos, también debían

ser castigados con la muerte; la misma pena se daba a los que incurriesen en el

pecado nefando; si alguna mujer moría de parto, mandaba la ley que perdiese el

marido la mitad de la hacienda, y la llevase al suegro o suegra, hermano o

parientes más cercanos en defecto del padre, más quedando la criatura viva, solo

estaba obligado a criarla a su costa.

Castigaban duramente a los ladrones, quienes al tercer hurto morían

flechados, amarrados a un palo, y al flechero que mejor le acertaba en el ojo o

boca, le daba el Cacique una manta en premio.


Estaban ordenadas también otras penas para más ligeras y livianas culpas,

como eran azotes, romperles la manta o trasquilarles los cabellos. 7

7
Fray Pedro SIMON., Noticias Historiales de Las Conquistas de Tierra Firma de las Indias Orientales, Tomo II,
Casa Editorial de Medardo Rivas, Bogotá, 1891, pp.300-301

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