Quin solt de tu pecho la impaciente En la rosa salvada, en su pureza
paloma musical que en fuego sube? que sube hasta la luz y en ella habita, Quin puso en los cristales de la nube llamo a tu corazn y te doy cita la misma luz que cae de tu frente? para hablar de tu blanca fortaleza.
En qu silencio de estupor vehemente Llevo una mariposa en la cabeza
te pude descubrir y te retuve? y otra ms deslumbrante me visita. Qu flamgero dardo de querube Soy la que nada sabe... la que agita marc el instante con su filo ardiente? su alma y su voz detrs de la belleza.
Espacios deslumbrantes, voz ceida Mis jardines pequeos, entregados
a las gneas races de la vida al duende, al ngel verde... son aliados y el ansia de esa voz determinada. de todo lo que vuela y lo que brilla.
Una irrupcin de signos en tu cielo. Cmo no darte a ti, -tan voladora,-
Y bajo el arrebato de tu vuelo mi ceniza de rosas y esta hora yo, Seora, pequea y hechizada. en que vuelve a ser rosa la semilla!