Está en la página 1de 5

c   




            
A mi muy querida esposa:

Por primera vez desde que nos casamos me he tenido que alejar de ti y pareciera
que fueron años, sé, que al paso de algunas horas me sentí como si fuesen siglos,
llevo en mis adentros algo que considero tan extraño y que no puedo describir. Te
menciono esto, y creo que hasta deba explicarlo, y es que me he acostumbrado
tanto a ti, que tu vacío no sé cómo llenarlo. Esta mañana eliminé de mi mente la
posibilidad lejana de que alguna vez me pudieses olvidar, lo hice al darme cuenta
de cómo te amaba y de cómo tú también lo hacías. ¡Qué hermosa fue tu
despedida! Que dulce tus palabras, que tierna tu mirada, que cálido tu adiós; todo
ello, se han conformado haciendo más triste los sentires de mi corazón.
Me hallo en mi camarote y aunque hay miles de pasajeros, me encuentro solo,
tanto que ante el temor descubro que ésta, es una soledad que hiere y mata,
cuando acepté esta encomienda, no pude darme cuenta del daño que le hacía a
nuestro amor. Y ahora sin la posibilidad de una marcha atrás, no me queda otra
que esperar a cumplir con mi trabajo e inmediatamente retornar a tus brazos.
Amor mío, me doy cuenta que es poco o nada lo que contigo he compartido, en
especial, me refiero, en cuanto a cómo me siento desde que nos conocimos.
Antes de ti, mi vida era gris y el invierno permanente no permitía florecer mi
verdadero sentir. Amanecía y de inmediato los días pasaban como lo hacen las
gotas de lluvia en un ritmo de nunca acabar. Ahora que me siento lejos, no veo el
momento ya de regresar.
Quisiera dejarte clara mi posición, y no quedarme por egoísmo o por simple temor
sin aceptar una realidad que vive en mí y que grita que me enamoré locamente de
un rostro, luego de una voz, al poco de tus ojos, tu cabello, tu cuerpo tu Dios. Lo
menciono, pues has sido sin lugar a dudas la modelo más perfecta que en la
creación se ha dado, me refiero al expresarme al conjunto maravilloso que en total
has alcanzado. Me he enamorado de tu manera de ser, pues viendo del mundo lo
complicado, has podido tú mujer mostrarme el significado de algo que un hombre
sueña, que idealiza, o que alguna vez tuvo pensado pero que fuera del cine o las
novelas, no es posible encontrar.
Ayer cuando en mi viaje partí, pude desde el barco al mirar hacia el puerto, darme
cuenta que aún habiendo cientos de personas a tu lado, estabas sola, mi mente
me mostró con gran agrado por qué te escogió entre todas, tienes un algo innato
que rodea tu cuerpo, una luz que emana tu alma y un sentir que a todos nos llama.
Estoy consciente que mi forzado viaje nos lleva a un corto alejamiento, son
apenas tres meses, pero como sé y te transmito, también van a ser interminables,
quiero sepas, antes de comenzar, sentí arrepentimiento y ahora viéndome en este
lugar, el mismo, se convierte en sufrimiento. Añoro tus besos al amanecer, el calor
de tu cuerpo que me hace sentir tan hombre, tu susurro suave que penetra y se
apodera de mi mente, la tierna caricia de tus dedos y sobre todo los ardientes
besos que nos dábamos antes de llegar a lo mejor, a la entrega total de dos
enamorados.
Son tantas las ganas y los deseos de hablar contigo, que con sólo decirte: Vida
mía, y todo aquello que dentro de mí siento, traigo tu vivo recuerdo a mi lado. Por
ello amor mío, quiero decirte para que no tengas duda alguna, que te amo, te
necesito y te echo de menos. Descubro al hacerlo, que es imposible decir lo que
pienso o quiero y sin embargo existe en mí un algo que me forza a hablar, a
desdoblarme de esa figura masculina incólume, para mostrar mi verídico yo. Y una
vez despojado de ese manto guerrero, mostrarte lo verdadero que ha nacido en mí
desde el momento en que te conocí. Sí es verdad, te he dicho de mil maneras que
te amo, lo recuerdo, pero también que las mayorías de las veces fue durante
nuestros actos de amor. Poca o casi ninguna vez, cuando hemos estado a solas,
escuchando la radio, viendo por la ventana, o mismo a la luna, me doy cuenta que
no quise dejarte ver mi piel interior. Hoy me arrepiento de ello y por eso trato de
corregir mi error.
Este viaje conlleva muchos de nuestros sueños, y es por ello que a él me entrego,
pero puedes dar por descontado que a mi regreso esto, no volverá a suceder,
pues he tomado la decisión de no repetir. Si alguna vez se nos vuelve a presentar
una oportunidad como esta o cualquier otra, o viajamos juntos, o no lo haré por
separado. Me doy plena cuenta que el premio no está acorde con el sacrificio.
Sin embargo habiendo tanto por decir, creo que debo dejar algo para continuar
mañana, te escribo y te siento a mi lado, eso es en sí un consuelo, me supongo
que sirve para los que estamos tan enamorados, y sí debo decirte cuánto, no
sabría ni cómo explicarlo.
Ahora amor mío, aunque no quisiera, me despido, debo marcharme a cenar, no
sin antes contarte que el barco es una belleza, a un nivel tal, que por ello se ha
ganado la fama que tiene, he escuchado comentarios de la gente que hasta se
expresan diciendo que pareciera el mar se ha reducido de tamaño a su lado. Todo
en su entorno es de pleno lujo, la gente, los marineros, los grandes salones, las
terrazas, sus cuatro enormes chimeneas, su manera tan elegante de pitar, y la
forma tan exacta como la quilla corta al mar.
Hasta mañana amor, me despido hasta un nuevo día, en el que sin dudas, te
volveré a llamar pues una carta es una llamada en la que dos seres pueden
hablar, en un momento aún estando distantes el uno del otro; el uno: el que cuenta
lo que tiene, quiere, piensa o ama y el otro complacido con la lectura recrea con
calma lo que parece un sueño, lo que su mente le arma.
Recibe de éste, tu más fiel amor, el más sincero y grandioso elogio y sobre todo
acoge mi inmortal devoción,
Tuyo,

Samuel Akinin

Querido hijo:

Han pasado unas décadas del naufragio y desde que esta carta no entregada fue
escrita por tu padre. Hace unas semanas recibí una copia de ella. En mi corazón y
mente volvió a renacer algo olvidado, y las dudas que por años me acompañaron,
ya no están. Muchos han sido los recuerdos despertados y al final, la paz invadió
mi alma. Considero que éste es y ha sido el regalo más valioso que he podido
recibir, y del cual mucha falta nos hizo. Y sintiéndome así, creo que al igual que a
mí, ella te pertenece, la suerte no te permitió conocerlo en vida, pero cómo ves y
sé que me amó, el desde el más allá a ti, también te amó.

Tu mamá.

Para ti, querido amor:


Cómo debo comenzar cuando lo que quiero decirte tiene un significado y una
importancia tal, que mi vida dejaría de tener sentido si tú pronto en ella no estás.
Me da la impresión que me hacen falta palabras, que la razón se basa en
sentimientos y a veces parece que careciera de los fundamentos que dan vida y
energía a mi corazón. De cualquier manera no puedo ni quiero que mis temores se
hagan cómplices de mi silencio y que ambos puedan transmitir un algo incierto. Sé
que eso no me lo perdonaría y de hacerlo estaría matando una verdadera historia
de amor.
Me doy cuenta que no te he explicado algunas cosas, no lo hice porque doy por
descontado que un sentir tan real, tan verdadero tiene que haber sido creado por
un acto de amor entre dos seres cuyas almas unidas lucen como si hubiesen sido
moldeadas con exactitud y cuyo sino estuvo marcado desde el mismo comienzo,
desde el mismo instante de la creación.
Soy un eterno enamorado de tu sonrisa, admiro emocionado la sombra que tu
figura proyecta y el aroma que tu cuerpo emana. He seguido en forma constante
los rastros que has ido dejando de manera fija en mi mente y al final, he llegado a
una sola conclusión, quiero cumplir al pie de la letra las órdenes emanadas de mis
instintos, las leyes que ejerce mi razón y sobre todo los designios de mi corazón.
Preguntarás que por qué he mantenido en silencio mi sentir, por qué no me he
acercado a ti. Tienes todo el derecho, más te ruego no lo hagas, pues lo único que
lograrás es darle apertura y paso a la duda, la que una vez actuando en plena
libertad da comienzo a un dominio omnímodo y con ello a veces logra prevalezcan
otros sentires concibiendo un solitario futuro. No te llamo por tu nombre, pues
aunque no lo creas, no lo sé., Me he querido enamorar de ti, tal cual y como eres,
sin permitir que cosas ajenas y a veces extrañas, puedan de una manera u otra
interferir entre nosotros. Te dije, y lo repito que te amo, y es sólo eso lo que debes
saber pues lo hago con la razón, con el cuerpo, la mente y el corazón.
Te amo como se puede venerar a una diosa, te amo y el hacerlo en silencio me ha
permitido descubrir que una vez me aceptes, bajaré para ti la luna y las estrellas,
te obsequiaré con la venia del sol los rayos matutinos e invocaré que los
mantenga encendidos, dando fuerza a nuestro amor, y tendrá tanta, que permitirá
riegue el jardín de nuestro hogar con las aguas de los ríos y podrás observar
desde nuestra ventana como hasta el mar nos viene a deleitar.
Mi amor a ti, no tiene medida, mi entrega, no tendrá final, mi dicha será fuente
creativa para amarte, amarte y volverte a amar. Estoy dispuesto a servirte con la
paciencia de la arena, que a orillas del mar aguarda a que una ola la mime y sigue
esperando a su vuelta, a la tierna caricia del mar.
Creo que lo antes dicho tan sólo puede lograr demostrarte lo que siento, lo que
quiero y lo que te ansío dar. Lo demás, no lo voy ahora a manifestar, pues las
palabras jamás pueden expresar lo que seré capaz de dar, por ello callo, mi
demostración de amor la dejo para cuando seas mía, me ames y reines mi hogar.
con amor,
Samuel Akinin

P.D. Sí mi corazón no llegó a tu razón, no lo digas cuando en la calle me veas,


pasa sin mirar atrás

También podría gustarte