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Sobre el tumor de la esperanza.

Cristo hecho la leve pluma

de los das sin recuerdo.

Como el suave paso

de una maana que

se va en la llovizna,

como l, un deseo

sin pasin.

Vacunado,

el trozo de carne

sin ojos, ya sin vista.

Ataca difcil, en la sombra,

incomoda la visita,

del acosador

que no sabe fingir la sorpresa

de un fortuito encuentro,

separado l, como tubrculo

de sus entraas.

La embriaguez

de un alto vuelo;

Cristo como la vacuna,

de una carne hecha metal,

sin calor y sin sangre,


aunque flotante,

en el olor a lgrima

de la desdicha,

sorteable y persecutoria,

y cansada y coja,

la anciana que

un poco por venganza,

y un poco por deber,

no dejar, un tanto afiebrada,

de soar con tu piel,

el jirn de tu vergenza.
A las dos mejores amigas.

Fuese que el agua

se cansase de fluir.

Fuse que la orina,

cansada de fermentar.

Sea que la bilis ,

se agotase de ser un cmulo.

Fuese forzada la expresin,

y maldita la sonrisa partida

entre dos luces,

premeditada al lugar

donde el blanco no es ms que celeste,

donde la unin de dos franjas sanguinolentas

tejen la vida humana que padece.

La irona y el sarcasmo

atrapados entre los dientes,

entre los dedos de quienes slo caminan

tomados de la mano.

Fuese que aquel desplazado

se cansase

de caminar encorvado.

Sea que el infeliz

no quisiese ms
dolor en los riones,

ni flores ni sombreros,

ni condones,

que jams usar.

Triste, es verdad,

que el sol no sale para los recuerdos,

ms, como si los ojos

se cansasen

de acostumbrarse a la luz,

a la sonrisa que guardase al mundo,

y puede que a dos.


Abono de un jardn solitario.

Extraa la apertura

del golpe.

Iracundo.

Las uas hechas colmillos.

Furiosa

las fauces que viven

para su enemigo.

El pjaro de la vida

ha cado en la ceniza,

mojada y fra,

y de su pecho abierto,

la sangre, la tierra entibia.

De la indiferencia

a la ambivalencia,

y de sta

a la batalla.

Cual la apertura,

el banquete

de la perforacin,

del desgarro;

del hacerse embrollo,


un jirn humano,

del que se ve slo

la boca que suspira,

y que de ya no ser,

de los perros es comida.

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