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En el mundo llueve, y en la calle las piedras empapadas se muestran ms oscuras.

No hay otro
sonido ms constante que las gotas de lluvia que golpean los tejados y el piso desnudo. Y este
es un sonido que nada tiene que ver con la voluntad humana.

En la noche, bajo las sabanas oscuras y en la ausencia contorno alguno, es la lluvia la que,
mediante su sonido, da forma a los objetos. Es la lluvia la que le dibuja el lomo al silencio y le
da ojos a la oscuridad.

Y bajo ese cielo, y bajo esas aguas venideras, hay un paraguas; y bajo ese paraguas hay un
hombre. Quien camina lento, como si la vida fuera un paseo sin fin. Mete la mano en el
bolsillo, y saca un frasco de mentol. Una lata dorada, que hace girar en el aire, lento como sus
pasos. La lata flota y cae, casi sin peso sobre su mano.

Frente al hombre y bajo la lluvia aparece una casa negra, vibrante bajo las gotas que la
golpean. Hay dos luces encendidas; una abajo y otra arriba. El hombre sabe que lo esperan,
pero se toma su tiempo. Abre la lata que lleva en la mano, y respira profundo el aroma
cortante a mentol. Puedes irte, se dice a s mismo. Pero no retrocede. Puede que la siguiente,
pero no esta noche.

Sabe que lo esperan.

Toca la puerta y se abre de inmediato. La luz lo cubre y lo ciega por un momento. Una mujer se
lo queda mirando sin decir nada. Solo se corre a un lado para dejarlo pasar, tal como si ya
estuviera todo conversado.

Seora, dice el hombre, espero que no est usted demasiado cansada. Ser una larga noche, y
ninguno podr dormir por un tiempo.

No creo que pudiera, dice la mujer, mientras recibe el abrigo del hombre. Pretende el maletn,
pero ste no lo cede. Entra en dos pasos veloces, y ya est en el comedor. Toda la familia
sentada a la mesa, y sin plato servido. Slo caras grises, y nada ms. La lluvia cae ms fuerte, y
se escucha como si fuera el rugido de una enorme bestia.

Nadie dice nada, expectantes an.

El hombre los mira como rganos en una autopsia. Seores, alguno ha tenido contacto con la
enfermedad?

La hemos encerrado de inmediato, como ha dicho por telfono, dijo un anciano sentado en la
esquina de la mesa. Ahora est arriba, en su habitacin. Hemos puesto un cerrojo nuevo por si
acaso la puerta no daba ms.

Bien. Ir arriba. Procuren estar disponibles. Necesito verlos a todos antes de que termine la
noche.

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