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‘UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES FACULTAD DE FILOSOFIA Y LETRAS DEPARTAMENTO DE HISTORIA CATEDRA : HISTORIA ANTIGUA I (ORIENTE) PROFESORA TITULAR : DRA: PERLA FUSCALDO Primer Cuatrimestre- Afio 2003 EA RECONSTRUCCION DEL PAISAJE RURAL EN EL ANTIGUO CERCANO. ORIENTE AUTOR: MARIO LIVERANI TEXTO ORIGINAL: “Reconstructing the Rural Landscape in the Ancient Near East”, en Journal of the Economic and Social History of the Orient , 39, 1, 1996. TRADUCCION: Irene Rodriguez. * NOTA: En la presente traduccién, de uso interno para fos alumnos de ia cétedra, se ham omitido fas * notas bibliogréfices, salvo en algunos ‘casos en los que su inclusién.se. consider pertinente, La disposicién de los, graficgs y la traduccién de las notas que los acompaitan se debe a. Miguel: Angel Ochoa. RESUMEN La reconstrucéién hisiérica del ahtiguo Cercano Oriente se ha concentrado principalmente en Jos ambientes inbitios (especialmente los palacios) ¥ ha dejado fuera de estos andlisis la consideracion del pidisaje rural, Los recientes avances dela arqueologia y la paleobotinica han contribiida nidtableihenite ’h la reciiperacién de los rasgos génerales de la explotacién rural en Ia Mespottimia y ins regione’ circundantes; sin-eribargo, por su esencia, han dejado de lado los deiaiies de las unidiadés ‘ie ‘explotacién intiividual (campos y Iniertos), cuyas Joimas y tamaties’ pueden reconsiruitse’sobre fa base de evitiencias textuales tales como.tos textos catastrales (y otros’ registros ‘dininistrativos) y‘tétios legales (relacionados con ia mansferencia de’ propiedaidés ‘agricolas). Para continue ‘un trabajo amtertor-del. autor aD : referido a Ia forma de ios campos en Ur Ill (ca. 2100-2000 a.C.) basado en documentos catastrales de la provincia de Lagash, en la Baja Mesopotamia, este articulo examina, mediante una amplia generalizacién y ocasionales ejemplos, 1a historia completa del paisaje mesoporémico desde el primer paisaje administrativo presente en los documentos de “Uruk tardio” (ea. 3000 a.C.) hasta los documentos neobabilénicos del periodo aqueménida (ca. 500 acy 1. Las afueras del Edén Hace un par de siglos, Europa inicié su exploracion del Cercano Oriente en el ambito de las ideas politicas, las costumbres sociales, las tradiciones culturales v religiosas, como un efecto colateral (0 quiz una sublimacién) de su intento de asegurarse las riquezas materiales del “ Amperio Otomano y los paises que lo rodeaban (desde Epipto hasta Persia) como también las futas comerciales hacia la India y el Leiano Oriente. Al explorar ei Cercano Oriente moderno, Europa se vio también oblizada a enfrentar el pasado histérico de Ja regi6n - un pasado revestido de un interés bastante peculiar, ya que se trataba del trasfondo histérico de la Biblia. En aquellos tiempos, la tinica informacién sobre la historia més antigua del Cercano Oriente provenia de la propia Biblia y de los autores clisicos (sobre todo: de Herédoto). Le informaci6n disponible era limitada, pero poscia un fuerte aroma y atractivo miticos. Hubo dos mitos de particular interés que actuaron como una suerte de metatora para dos aspectos del paisaje: 1a “Torre de Babel” como metifora de la ciudad, y el “Jardin del Edén” como ‘metéfora para el murido jural. Ambos se caracterizaron por un elemento de crisis'v colapso: la Tome de Babel habia quedado inconclusa y habia sido abandonada; el Jardin del Edén se habia cerrado para la humanidad, forzada a mudarse hacia territorios menos hospitalarios. in lugar de ciudades, los primeros viajeros del Cercano Oriente hallaron ruinas, y en lugar de iardines, encontraron el desierto. Los mitos modemos de “ruina” y “desierto” fueron en cierto modo Ja concrecién de los antiguos, pero también constituyeron su imagen opuesta en negativo. Ruinas y desierto dominaron la primera aproximacién de Ja cultura occidental al antiguo Cercano Oriente. No tengo el propésito de investigar aqui una historia tan interesante como es la de las interpretaciones que los viajeros occidentales contemporaneos presentaban acerca de la “devastacién oriental”, por oposicién a los espléndidos logros ilustrados por la Biblia y los autores clasicos. La interpretacién racionalista de este estado de cosas se centraba en ei desgobiemno politico y en el retraso cultural como causas de esa decadencia; Ia interpretacion Feligiosa apuntaba a la maldicion divina contra los enemigos de Israel. En ambos casos tanto un juicio como una advertencia moral acerca de la “devastacién oriental” se constituyeron en Tasgos esenciales de las filosofias de la historia dominantes en la época. Con el progreso de Jas exploraciones histéricas y arqueotdgicas de la segunda mitad del siglo XIX, el conocimiento modemo sobre la ciudad y el miedio rural en el antiguo Cercano Oriente evoluciond en diferentes lineas. Mientras la informacion acerca de las ciudades antiguas (desde Ninive has:a Babilonia) crecia gracias a las excavaciones arqueologicas y el desciframiento de textos cuneiformes. 1a informacién sobre el medio rural era escasa 0 casi ausente, y el problema de su reconstruccién se soslayé por largo tiempo. La reconstruccién de Ia historia antigua oriental se tornd una cuestién de reyes y dinastias, de ciudades y de palacios, de escribas, artesanos y mercaderes. Todos sabian que el 80% de la poblacin antigua estaba compuesto por campesinos, pero la reconstruccién de su vida y de su escenario permanecia fuera del cuadro, por falta de datos y por falta de interés. 2, Et paisaje rural En los afios 30 de este sigio, cuando el historiador francés Mare Boch concibié un nuevo paradigma para ia investigacién historica, reservd un lugar privilegiado para la reconstrucci6n del paisaje rural‘, Esta eleccién estratégica fue sabia y resulté muy exitosa, tanto porque ese tépico fue efectivo para equilibrar el peso de las ciudades respecto del mundo rural (que es nevesario si se desea obtener una correcta evaluacion de cualquier sociedad), como porque enfatizaba los raspos de la “longue durée respecto de la estrechez de la “histoire événémentielle”.? Después de Bloch, el estudio del paisaje rural se ha transformado en un obvio y relevante punto de partida para nuestra comprension de cualquier sociedad histérica, no sélo en tanto escenario de acontecimientos politicos o tendencias socioeconémicas, sino més bien como resultado fisico de esos acontecimientos y tendencias, Ya que el paisaje es construido por el hombre a lo.largo del tiempo, se toma en si mismo una fuente (o una herramienta) para comprender adecuadamente la estructura de una sociedad. La disposicion del espacio regional (que incluye tanto los asentamientos como el entorno rural) constituye una especie de cuadro del modo de produccién y del escenario social que lo produjo. Un abordaje de este tipo ha resultado exitoso tanto para la historia medieval como para la moderna, no solamente porque los historiadores que trabajan estos periodos son mucho mas avanzados y conscientes de sus objetivos y métodos, sino también porque poseen una riqueza en datos diversos a su disposicién: desde registros catastrales hasta archivos notariales, desde Tepresentaciones iconogréficas a los propios restos fisicos de los antiguos paisajes que todavia son visibles para nosotros. Ha resultado mAs dificil realizar progresos similares en lo que respecta a la historia antigua, Ademas de un evidente retraso metodologico, debido a que se ha dado prioridad a ia edi 0 de textos y a la competencia filologica, tenemos problemas adicionales que emergen de la escasez de los datos: los textos catastrales se limitan a unas pocas areas y periodos, y los paisajes antiguos yacen enterrados bajo capas superpuestas de sedimentos provenientes de las Hanuras aluviales o fueron destruidos por las sucesivas intervenciones del hombre. En ciertas reas, sin embargo, la arqueologia ha colaborado decisivamente en la reconstruccién de las tendencias generaies de ia explotacién agricola. Esto es verdad no sélo para la Grecia clasica, Ja Italia romana y la Europa prehist6rica, sino también para una parte del antiguo Cereano Oriente: los extensos estudios levados a cabo por Robert McC, Adams en las Manuras mesopotémicas han iniciado una importante via de investigaci6n en el ambito de los estudios turales, Ademés, la cuadricala ~ por asi decir — recuperada por las investigaciones es bastante grande, y refleja el uso general de la tierra mas que ias parcelas individuales de explotacion agricola. Esto es verdad incluso para los sondeos mis detallados y localizados alrededor de los sitios excavados (como los realizados por Tony Wilkinson) que surgen de las Publicaciones sobre anilisis de capacidad de los sitios (“catchment anilysis"}, técnica disefiada para calcular los recursos y los modos de explotacién necesarios para abastecer un asentamiento, Estos logros, por.cierto, no bastan por si mismos para obtener una reconstruccién del paisaj rural, al menos en ei sentido que necesitamos para periodos histéricos. No obstante, nos proven de un marco general para este tipo de reconstruccién, las tendencias més importantes a lo largo del tiempo y las peculiaridades regionales. Pero para reconstruir una cuadricula aproximada de ias parcelas individuales, debemos utilizar documentacién escrita. Lamentablemente, los filélogos han prestado una atencién muy limitada a nuestro problema: incluso en el estudio de documentos catastrales; el énfasis sloaere se ha colocado en el sistema administrativo y el esquema de organizacién, en los problemas tecnolégicos y en los niveies productivos, mas que en la disposicion fisica de las unidades ruraies, Desde los afios “70 he ‘intentado organizar un proyecto de investigacion historica sobre el Paisaje rural del antiguo Cercano Oriente, pero solo recientemente he podido dedicarle una Parte sustancial de mi tiempo, El resultado serd una historia general del paisaje rural en el ? Screfiere a “larga duracién” ¢ “historia dc los acontociniicntos”, xespectivamente. (N. de la T.) % antiguo Cereano Oriente en la que se investigan y coordinan los diferentes materiales utilizando ta evidencia textual y los datos arqueologicos ~ iricluidos ios iconogrificos, examinando tanto los desarliosecciépoos y tesnolépios como las éstructras ideotbpicas cen los periodos relevantes. Pero un proyecto de esta naturaleza es indudablemente de largo plazo, y en el presente he seleccionado un tépico més especifico y muy desouidado, cuya significacién es crucial: el tamaiio y forma de tos campos. He eomenzado por escribir un primer ensayo sobre los campos de Ur Ill, que ya ha sido publicado y ha recibido cierta atencién.> Ain puede hallarse una huella del proyecto original en el trabajo de anteriores miembros det equipo: en especial, en el libro de Zaccagnini sobre el paisaje rural de Nuzi’, en el extenso articulo de Fales sobre el paisaje rural segin los archivos neoasirios*, y (menos estrictamente) en los estudios de Milano acerca de la “geografia de la nutricién”*, Entretanto, el tema ha sido tomado también por estudiosos no pertenecientes a nuestra asi llamada “escuela de Roma” (empleando a menudo otras perspectivas) y probablemente ha Ilegado el tiempo de ensamblar las distintas piezas del mosaico. Como sucede al restaurar un antiguo mosaico’ muy destruido, los huecos son inevitablemente grandes y Ja interpolacién es arsiesgada; sin embargo, esta surgiendo un esbozo de la escena, y se ve bastante interesante. Este articulo sirve como introduccién general al tema y como seleccién de algunos de los datos refevantes: cada conjunto de datos merece ser tratado en si mismo en forma completa, en el mismo nivel de andlisis que el de los textos catastrales de Ur Ill. De hecho, espero product en el futuro cercano més estudios analiticos sobre textos patioulrmente promisorios. 3. Punto de partida: Los campos de Ur Ht iverani," The Shape of Neo-Sumerian Ficlde, Bulletin off Sumerian Agriculture §, 1990, 147-1 ©. Zsccagnini, The Rural Landscape of the Land of Arvaphe, Roma, 19 SFM Fales, “The Ruzal Landscape of the Neo- Assyrian Empire: 4 (1990) 81-142. Survey”, State Archives of Assyria; Bulletin Mi punto de partida, los campos de Ur II, ha sido elegido por ia especial riqueza y detalie de Jos datos textuales. Las asi llamadas “tablilles redondas” constituyen probablemente el mayor y mejor ejemplo de un corpus de material sobre las unidades productivas agricolas disponible a Jo largo de toda la historia antigua previa a la época romana. Las reconstrucciones gréficas de los campos ya han sido publicadas, como he mencionado previamente, y s6lo algunas. se reproducen aqui. (Fig. 1). Como es sabido, las reconstrucciones son posibles porque los textos catastrales de Ur II muestran la iongitud y el ancho precisos de los campos individuales, ademas de informacion adicional acerca de su productividad, ya que esa informacién se utilizaba con el propdsito de calcular el rendimiento de la cosecha antes de que ésta fuera recogida, FI paisaje es bastante homogéneo y concuerda con la organizacién administrativa que también se describe en fos mismos textos. El tamafio de los campos (alrededor de 40 has. cada uno ) es muy grande (fig. 2) , como se espera de las propiedades pertenecientes:a a administracion estatal y no a familias nucleares; y 10 suficientemente regular — el médulo de cien iku ( J iku = 0.35 ha.) es basicamente el que se utiliza - en relacién con una explotacién planificada, ejecutada mediante grupos fijos de trabajadores (con cada campo confiado a un engar o “administrador”), La forma es también bastante compatibie con los datos, y Ja evidencia nos permite visuelizar un paisaje de franjas alargadas (fig. 3), paisaje que es significativamente distinto del que se preserva en los mapas de fos campos en las tablllas de Ur IH, Los antiguos mapas de los campos nos proveen de una variedad de formas menos compatible con los datos anteriores, ya que se refieren a problemas en particular (principalmente mateméticos) y adaptan ia forma del campo a la de la tablilla, en vez de lo opuesto, Sin embargo, las franjas también quiedan documentadas en ei plano dei campo. (Fig. 4). Un paisaje que se caracteriza por presentar franjas regulares y alargaéas es tipico de una colonizacién agricola planificada y $1. Milano, “Vino ¢ bira in Ori jonte: Confini goograficic confini cultural’ sou id. (ed), Drinking tn administrada por el estado, con el propésito de minimizar el giro del arado en los surcos, y especialmente, de maximizar el acceso a los canales de irrigacion. Los conjuntos de campos similares y adyacentes (cada uno cultivado por un engar) se agrupan en bloques o “barrios” (cada uno designado mediante un nombre y puesto bajo el control de un funcionario superior) aunque el término utilizado para designar los campos individuales y el “barrio” es el mismo (asa). A primeta vista, el paisaje de franjas angostas y alargadas podria recordamos el paisaje familiar — tan comin en el Cercano Oriente y en otros sitios ~ de propiedades familiares dentro de comunidades aldeanas. Mas éste es un paralelismo falaz: el tamafio no puede compararse (nuestros campos de Ur III exceden las franjas familiares en una magnitud de 10 a 1) y también la base juridica es diferente: las practicas hereditarias, 1a particidn de las propiedades familiares en franjas cada vez mas angostas en el transcurso de jas generaciones, Comprobaremos que este paralelismo se torna pertinente en otros periodos y reas de la Mesopotamia antigua. Para sintetizar los resultados de esta primera etapa de investigacién, podria decirse que los mismos eran ficilmente predecibles. Era por todos sabido, alin antes de que yo publicara las Teconstrucciones graficas, que los campos neosimerus eran franjas alargadas. Sin embargo, dudo que alguien tuviera una clara idea de cuin alargadas eran las franjas, y cudn regular resultaba el paisaje asi formado. Pero los campos de Ur ill — pertenecientes a la administracion del templo en Ia provincia de Lagash, en el siglo 21 aC. - no pueden considerarse como campos tipicos de la baja Mesopotamia a través de toda su historia, Constituyen el resultado de una peculiar conjuncién entre ecologia y administracién. En este caso, éntiendo por “ecologia” especialmente ia imrigacion y los problemas técnicos’ que le atafien; por “administracién” entiendo la organizacion de extensos terrenos piiblicos, con ia ~ consiguiente necesidad de médulos grandes y regulares y procedimientos fijos. Con la finalidad de obtener un cuadro completo de los paisajes de la baja Mesopotamia, debemos extender nuestra investigacién a otros periodos (antes y después de la TH dinastia de Ur) y a otras dreas (rio arriba de ia provincia de Lagash). 4, Hacia atris en el tiempo: De Uruk a Akkad. Los més antiguos textos catastrales conocidos pertenecen a los propios inicios de los registros mesopotamicos, los textos arcaicos de Uruk (nivel Ii de Eanna) cuando se establecieron en modo sintético los procedimientos basicos de registro administrative, y que ya contenian los rasgos fundamentales de posteriores desarrollos. Recientemente — gracias a los esfuuerzos del equipo de Berlin éompuesto por Hans Nissen, Robert Englund y Peter Damerow ~ se han identificado los variados tipos de textos de Uruk, y entre ellos, también algunas tablillas de registros catastrales (fig. 5) Tres tabiillas (todas elles provenientes de Jemdet Nast) estén lo suficientemente completas como para permitir una reconstruccién grifica (fig. 6). Una de las tablillas describe un grupo de cinco campos de aproximadamente 300 ikku cada uno, cuyos lados més largos son tres ‘veces mas grandes que los cortos, Una segunda tablilia describe otro grupo de cinco campos de alrededor de 100 iku cada uno, de forma mas o menos cuadrada. Una tercera tablilla describe un grupo de cinco franjas bastante alargadas, de aproximadamente 130 iku cada una. Ell paisaje de Uruk — Jemdet-Nasr parece ya caracterizarse— casi un milenio antes det de Ur TIT — por grandes campos rectangulares y una marcada tendencia a la regularidad. Aunque el trasfondo écolbgico es en paite diferente (ya que los textos mejor preservados son del norte, pero fragmentos semejantes provienen de la misma Uruk), encontramos la misma prioridad para disponer los campos en relacién con los canales, y ia misma preferencia por los surcos Jargos que son mas convenientes para Ja irrigacion y la siembra: no puede descartarse la hipétesis de una extensién del sistema meridional en el rea de Kish. También es similar el trasfondo socioeconémico: extensas propiedades piiblicas (mas probablemente propiedades del templo), procedimientos regularizados para la explotacién agricola y el control administrativo, y quiza una nueva colonizacién o un reacomodamiento de reas enteras que posibilita darles forma de modo racional y sistemitico. Los primeros estados burocréticos conocidos — es decir, los de “Uruk tardio” — generaron el primer paisaje administrative conocido, un “paisaje sexagesimal”, por asi Hamarlo, moldeado de acuerdo con las niecesidades aritméticas de los escribas, No podemos seguir con el mismo detalle todos los desarrollos subsiguientes del paisaje rural mesopotmico. Mas atin, la primera mitad del tercer milenio (Periodos Dinastico Temprano I, Ly Ill a) no offece mucha evidencia sobre la forma de los campos. En cuanto a su tamatio, tenemos informacién proveniente de los textos de Fara acerca de pequeiias propiedades, tanto en el sector familiar (los contratos de venta se refieren a campos de un tamatio promedio de aproximadamente 4 iku cada uno) ‘como en la asignacion de tierras en propiedad para funcionarios del templo (ua tamaiio promedio de alrededor de 6 0 7 iku). Los datos se tornan més abundantes por vez primera para el periodo Dindstico Temprano It b de Lagash (alrededor de 2450 aC. a 2350 aC.) y son afin numerosos para el periodo acadio (alrededor de 2300 - 2200 a.C.) Por primera vez podemos comparar fragmentos del paisaje situados en el sur y en el iorte, o mejor dicho, en el “delta” y en el “valle” ~ es decir, ambos en zonas (como los de Lagash, Umma y Uruk) cuya agricultura dependia totalmente de las omnipresentes redes de los canales de irrigacién y en areas como la de Kish y la cuenca del Diyala, que también efan irigadas, situadas muy por debajo de los 200 mm. de iecipitaciones anuales, pero donde los rios no se: hallban tan accesibles para la conalizacién, Ademés de las diferencias ecolégicas entre el sur y el norte, Ia organizacién socio- econdmica también era diferente en las dos Areas, con testimonios referentes a propiedad 10 familiar (que suele llamarse “privada”) més frecuentes en el norte, y la propiedad pablica (estado y / 0 templo) més profundamente arraigada en el sur. Ei problema ya ha sido amptiamente debatido (y continuaré siéndoio) en muchas ocasiones, y no podemos ciertamente discutirlo ‘aqui, Sospecho instintivamente — como probablemente todos lo hacemos — de las explicaciones ficiles y a menudo reiteradas que vuelven a los dos principios basicos de la sociologia y Ia historiografia del siglo 19: “race” y “milieu, para utilizar los términos franceses [N, de la T., “raza” y “medio geogréfico”}. Sospechamos fuertemente de {a explicacién “racial”, es decir, que la propiedad familiar predominaba en el norte debido a su poblacién semitica, y la propiedad del templo en el sur, por su poblacién simera, Otorgamos bastante mis crédito a la explicacion por el “milieu”, que sostiene que ia propiedad familiar predomind en la zona de agricultura de lluvias, y la propiedad del templo cen reas de agricultura inigada por canales, o bien que las necesidades de ia irrigacion generaron la organizacién estatal y la economia estatal de las “‘ciudades-templo”. Este puede ser el trasfondo, pero deben investigarse los desarrollos historicos en’ su contexto socio- econémico y politico administrativo, ‘Sea como fuere, es un hecho que los campos “septentrionales”, en fas zonas de Kish y dei Diyala (la figura 7 contiene una seleccién de campos segiin distintos textos provenientes de estas areas) no corresponden al tipo de campos “alargados” sino al de campos “cuadrados”, ©, mejor dicho, a una diversidad de formas en las que el tamazio promedio de los lados es basicamente el mismo — en marcado contraste con la forma “meridional”, en la que los lados alargados miden de tres a veinte veces més (y a veces, mas aiin) que los lados cortos (cf. 1a fig. 8 con campos de Adab y Umma). Ademés de la forma, el tamaiio también es importante ‘para caracterizar los paisajes rurales: las propiedades familiares, predominantes en el norte, tienen un tamafio promedio de unas pocas hectireas, mientras que en el sur, las franjas angostas conforman unidades modulares dentro de las grandes propiedades del templo (con miles de hectareas de extensién). Desde ya, Ia asignacién de ios campos a individuos es " notoriamente jerdrquica (cf. fig. 9) y oscila entre los aproximadamente’ 100 iku asignados al en, hasta un par de ilku (y ain menos) asignados a los trabajadores de bajo rango; mas una diferenciacion de estas carscteristicas podria haber hallado ficilmente su lugar en el sistema de campo abierto dei paisaje “meridional”. De este modo, el trasfordo ecolégico se toma estrechamente ligado a un sistema socioeconémico, cuya reciproca adecuacién queda bien demostrada por ia larga persistencia de‘ambos paisajes a lo largo del tiempo. Si bien el tipo septentrional se registra mayormente en ‘el periodo de Akkad, y el tipo meridional mayormente durante ei periodo Dindstico ‘Temprano Ul b, la diferencia cronologica parece relacionarse con Ia disponibilidad de las fuentes, més que con cualquier cambio histéricamente significativo., de modo tal que, por ejemplo, los campos de Umma durante el periodo de Akkad pertenecen al tipo meridional, La diferencia geogrifica es indudablemente la mas reievante, un factor de “/ongue durée” que abarca todo el tercer milenio y también periodos posteriores, ‘Los dos distintos tipos de campos generan una forma diferente para dos paisajes en general aa figura 10 es, justamente, una generalizacién tentativa): en el sur, un paisaje de grandes campos abiertos parcelados en grupos de franjas angostas, y en el norte, un paisaje de equetias propiedades de variadas formas. La diferencia era tan marcada y se hallaba tan profundamente arraigada en el pensamiento agricola y topogrifico de la antigua Mesopotamia, que dio origen a dos diferentes sistemas terminglégicos para designar los ados de los campos. (Fig, 11) En ef sur, los lados largos y cortos tienen distintas designaciones, tales conio “lados” 0 “flancos” (us, siddu/) y “frentes” (sag, putu), y ambos frentes se distinguen como “superior” e “inferior”, siendo el frente “superior”, desde luego, el adyacente al canal. Esta claro que el campo tiene una perspectiva fie, relacionada con la irrigacién y fos surcos dei arado, que no pueden cambiar de direccién de tanto en tanto, Por el contrario, en el tipo meridional todos los lados son iguales y no hay jerarquizacién ni una perspectiva fija. Con el proposito de designar los cuatro lados del cuadrado, se utilizan ios Dm ‘cuatro puntos cardinales: norte (mir), sur(u ), este (kur) y oeste (mar (.tu)). Podemos observar que la unificaciin administrativa comenzada por el imperio acadio en el norte, y luego completada por ef imperio de Ur Ul, trajo también una cierta unificacion ideolégica Los campos de Ur Ill, tan tipicamente pertenecientes al tipo alargado, se deseriben con referencia a los puntos cardinales, mientras que Ja terminologia del norte aplicada al sur se vuelve convencional y simplificada: el lado largo se designa siempre como “norte” y el frente siempre es el “este”, referencias que no guaidan relacién con la real orientacién astronémica sino con la perspestiva fija de los campos alargados. Ya en el Periodo acadio tuvimos un marcado predominio (alrededor de dos tercios de-los casos) de lads més largos en direccin norte ~ sur, y de registro de las medidas del norte y este solamente, en el caso de que las opuestas presentaran Ja misma longitud: éste era, probablemente, un registro “realista” (a menudo, con los principales canales en un recorrido de norfoeste) a surfeste), que dio por resultado el registro “convensional” de fos escribas de Url. Los desarrolios politicos, obviamente, dejaron su huella no sélo en la terminologia sino también en el paisaje: en particular, las conquistas militares acadias acrecentaron las propiedades del palacio, Al parecer, ios “iatifundia” imperiales en el norte fueron resultado de la acumulacion de muchas propiedades familiares (el obelisco de Manishtusu representa el ejemplo mas famoso de tal procedimiento), ‘propiedades adquiridas segin tos tradicionales procedimientos de venta de las tieras y que probablemente se mantuvieron dispersas en el entomo rural; eri el sur fueron el resultado (y sélo podia haber sido de esa manera) de la conquista y la recolonizacién de grandes areas, Aunque no sabemos Io suficiente acerca de tal reorganizacién y de la réspectiva importancia de los rasgos meridionales y septentrionales, el impacto de la unificacion imperial sobre el paisaje debe haber sido significativa, tanto en la forma de grandes propiedades estatales que también se volvieron més frecuentes en el norte, y en forma de practioas de administracion septentrionaies que se utilizaron en el sur. B 5. El periodo paleobabilénico Después de la unificacién administrativa de fa III dinastia de Ur , tas oposiciones basicas entre los paisajes del norte y el sur, y propiedades familiares y del templo, retienen atin su validez Los términos “sur” y “norte” pueden aplicarse todavia a Sumer y Akkad, como queda ejemplificado ‘por las concentraciones de textos en Larsa_y Sippar, respectivamente. Sin embargo, ia cantidad y calidad de los datos experimenta un vuelco notable: los registros “catastrales” piblicos se toman menos frecuentes y menos precisos, mientras que jas descripciones de las propiedades privadas en Ios documentos legales se vuelven bastante usuales — en cone: 1 con un aumento de los registros de adopeiones y otros mecanismos de herencia, como también de arrendamientos y ventas. Como ejemplo del primer tipo, podemos utilizar un grupo de once documentos catastrales que registran propiedades en el reino de Larsa (especiaimente en Lagash) después de su conquista por Hammurabi de Babilonia, Los documentos son muy semejantes a los de Lagash del periodo de Ur III en su discto y propésito; también los campos (como se registra en otro documento, probablemente procedente de la misma zona) son similares en forma y tamatio y corresponden claramente al tipo alargado (Fig. 12). Pero las franjas no son tan largas y angostas como en el periodo de Ur Ill y ia forma es, por lo tanto, mas compacta y menos estrictamente rectangular. En mi opinién, esto es una confirmacién del hecho de que el paisaje de Lagash en la época de Ur Ill era un caso extremo o exagerado, con los principios basicos de origen teonolbgico y ecoldgiso, acentuados por una intervencién administrativa planificada, Tres siglos después, en la misma zona, atin se administraba la misma clase de: propiedades iblicas segiin los mismos principios y mecanismos; sin embargo, los caracteres distintivos dei paisaje sufrieron un proceso de normalizacién, desde una tasa promedio de aproximadamente, a una tasa de alrededor de 1: 4 en la relacion entre iados cortos y largos 10, Ww La evidencia correspondiente a ias propiedades familiares — tanto en el sur como en el norte — ¢s diferente segiin los distintos propésitos de Ios documentos uridicos més que administrativos) Con muchs frecuencia se registra solamente Ia superficie total, no la longitud de Ios iados. Pero ios textos presentan evidencia del proceso de particion progresiva (Goumuiativa) de ios campos en franjas que se toman més y mas angostas generacién tres Sereracién. Los problemas técnicos inherentes a la irrigacion y el arado aseguran que la Darticin siemipre ocurria siguiéndo el mismo eje (el eje de los surcos det arado), de modo que ‘una propiedad, originariamente cuadrada, se transformaba en un conjunto de franjas paralelas ¥ slargadas. La terminologia utilizada para designar los limites es tipica de los campos alargados: 0 se mencionan las dos propiedades adyacentes ubicadas sobre los iados largos (ita PN, u ita PN), en lugar de ello, una propiedad adyacente mas el acceso a un canal ubicado al frente (sag), For supuesto, no podemos scber con exactitud cual era el aspecto del campo “original”, por cuanto tiempo continuaba el proceso de formacion de ias franjas'y cuan fuertes eran los factores de estabilizacién. En algunos casos (especialmente provenientes de Nippur) aparece uuna interesante ayuda en fa forma de documentos de herencia que ubican en una misma lista dos clases de propiedades familiares: ia propiedad de campos y jardines (también de casa u otras construcciones o parceles para construcciones), y la propiedad de prebendas del templo. Mientras los campos se dividian en franjas que se volvian cada vez mis angostas, tas Prebendas anuales se dividian en periodos cada vez mas breves. (Cf. fig. 13 para un patron simplificado) La herencia en periodos cortos para las prebendas del templo (por ejemplo, 22.5 dias, 0 11.24 dias, hasta disminuir a un par de dias por atio) corresponde a la herencia de franjas’ muy angostas de campos. Desde ya que este patron es simplemente teérico, la realidad debe haber sido mucho mas complicada, de acuerdo con ia cantidad de herederos en cada generacién, y tambien segin la intervencion de una porcion privitegieda (10% en el sur) para el primogénito, Ss ¥ especialmente por Ia intervencién de otros factores sociocconémicos (matrimonios, ventas, imercambio de propiedades) que actuaban principalmente como factores de estabilizacion que 0.38 Kirig “"gimmar TS 44 ‘Gn.dug PND a aid aka PN. fe elas a dane | den | age +3000 | 43000 [+30 eer aoe -L_ te see oe a3 PN, TS 68 Fig. 14 Las propiedades familiares de la Antigua Babilonia y su division (Nimeros de los textos de D. Charpin, Archives faliliales et proprieté privée en Babylonie . ancienne, Genéve, 1980). 34 a3 no e oa 13) ls Fig. 15 Reconstruccién de los campos de Babilonia Media kuddurus; medicioneé en codos, no en escala (a: MDP 6, 39; b-d: VS 137; e: 1R 70; f BSSt 30; G. J. Hinke, A New Boundary Stone of Nebuchadrezzar I, Philadelphia, 1902). RES Fig. 16 Reconstruccién de los campos provenientes de los textos de Nuzi (C. Zaccagnini, The Rural Landscape of the Land of Arraphe, Roma, 1979, Figs. 20, 22 26, 29, 32). 36 h Fig. 17 Reconstruccién de les campos provenientes de los campos Hititas (J. De Planhol en Colloque de géographie agraire en Phonneur de A. Meynier, Rennes, 1963, Fig. 2, p. 14; medidas en gipeSSar). | Fig. 18 Medida de la extensién (longitud: anchura) de los campos hititas, Ejé vertical: % de campos; eje horizontal: medida de la extension. = 5 i vise tf fey ee | [Jo 1490 IG i T Ge Of | C] [| . Qa J O. O00 2b 31 83-90 1372 135 140 166 1686 1688 206 Fig, 19 Reconstruccién de los campos de Emar (Nimeros de los textos de D. Araund, Recherches au pays d’Astata, Emar, VU/3, Paris, 1986). 38 desman “my Fig, 20 Temminologia de los lados de los campos de Emar. Fig, 21 Un plano de campo del periodo Neo-Babilonio (K. R. Memet-Nejat, Neo- Babylonian Field Plans, Roma, 1982, Pl. 38). 39 Jette {] Quuuilooroos | | Fig. 22 Reconstrueci6n de los campos de Neo-Babilonia: (2) Campos arables (Nimeros de textos de Nemet-Nejat, Ob. Cit.) ee a L Fig, 23 Reconstruccién de los campos de Neo-Babilonia: (b) Matas de palmeras (Nimeros de textos de Nemet-Nejat, Ob. Cit.) 40 bom flog on ff Fig. 24 Medida de Jos campos Neo-Babilonia (Informacién de G. Van Driel “Neo- Babylonian Agriculture” en BSA 5, 1990, 252-259, Eje vertical: nimeros de campos; eje horizontal: medida en iku. Fig. 25 Medida de la extensi6n (longitud: anchura) de los campos Neo-Babilonios (informiacién de van Driel, Ob. Cit). Eje vertical: Yode campos; eje horizontal: medida de extensibn, Al Campos Neo-Babilonios Campos de Ur ill fa) 14.300 bv 500 feb 5,000 br 70 Campos Neo-Babilonios: (2) F. Bruschweiler, “Un échange de terrains entre Nabuchodonozor IT et un inconnu dans la regidn de Sippar”, en RA 83, 1989, 153-162; (b) VS 5, 4 ; cf. van Driel: BSA 4, 1988, 131; (c) Nemet-Nejat, Nro, 64 #2: cf. fh. 69 abajo; (d) CT 56, 65, cf. van Driel: BSA 4, 1988, 130; (¢) AnOr 9, 1-+ NBC 4848; cf van Driel: BSA 4, 1988, 130 y D. Coquerillat, “Compléments aux Palmeraies et cultares de ’Eanna d’Uruk II”: RA 78, 1984, 50-53..Campos de Ur III: (@).BSA 5, 1990, 160 (Texto 11); (b) BSA:5, 1990, 164 (texto 24 a-b); (c) Tbidem (texto 24 ¢); (d) Ibidem (texto 24 c); (¢) Thidem (texto 24 d). Fig 26 Principales campos de! periodo Neo-Babilonio, comparados con aquellos del periodo de Ur III (medidas en codos). 42

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