Una aproximación CTS al reto de utilizar la energía en
forma eficiente
Jorge Luis Jaramillo Pacheco#1
#1
Grupo de Electricidad y Sistemas Electrónicos, Universidad Técnica Particular de Loja
Loja, Ecuador
1
jorgeluis@utpl.edu.ec
Abstract—This paper summarizes, in a preliminary way, the
available data on the historical use of energy. It presents the most
relevant information on different approaches to the problem of
efficient use of energy, and identifies potential points of interest
to research groups
Keywords— STS, energy, efficient use of energy.
I. INTRODUCCIÓN
La energía, el medio ambiente y la economía han definido
las condiciones y la calidad de vida del ser humano desde la
prehistoria. Esta interrelación se vuelve más evidente en
períodos de crisis. La situación de degradación del medio
ambiente y las dificultades económicas actuales, han obligado
a prestar mayor atención a la manera en que generamos y
utilizamos la energía, generando una serie de acciones, cuya
aproximación desde la perspectiva de la CTS es el objetivo de
este documento.
II. EVOLUCIÓN DEL REQUERIMIENTO DE ENERGÍA
El requerimiento de energía, en términos de cantidad y
conveniencia de precio, ha estado ligado a la diversificación
de las actividades económicas aún en las etapas más
tempranas de la civilización, tal como lo muestran los estudios
referidos por Altshuler [1], y, cuyos resultados se aproximan
en la Fig. 1.
Fig. 1 Crecimiento del consumo de energía per cápita en función de la
diversificación de la economía en los estados tempranos de la civilización
A. La espiral dialéctica de la generación de energía
La historia de la generación de energía es una espiral
dialéctica.
En sus inicios, el hombre utilizó básicamente su propia
fuerza muscula, la leña para generar fuego y la energía
proveniente del sol.
Con el desarrollo de la ciencia y la tecnología, la matriz de
fuentes de energía fue ampliándose al incorporarse la fuerza
muscular de los animales domesticados, las corrientes de agua,
las grasas animales y los combustibles fósiles superficiales.
En los siglos XIV y XV la fuente fundamental de energía
fue el viento.
La Revolución Industrial consolidó el predominio de los
combustibles fósiles como fuente de energía, al eliminarse la
inestabilidad característica de las fuentes de energía anteriores.
En la transición de los siglos XX y XIX, las reservas
mundiales de combustibles fósiles se han reducido, lo que ha
despertado el interés en aprovechar las llamadas energías no
convencionales o renovables (el viento, el sol, la biomasa, y
otras).
La figura No.2 refleja las tendencias en pasadas y futuras
en la evolución en el uso de distintas fuentes para la
generación de energía entre los años 1860 y 2060.
Fig. 2. Evolución y prospectivas de la estructura energética mundial 1860-
2060
B. La matriz de energía contemporánea
El uso de petróleo crudo y sus derivados representará la
principal fuente de energía para el período 2004-2020, dentro
de la matriz mundial de energía [2].
Los altos precios del petróleo, que se prevé prevalecerán en
el futuro, provocarán un efecto de reemplazo doble. Por una
parte se utilizará de forma más agresiva las reservas de carbón
y gas natural. Por otra parte, se crearán las condiciones para
incentivar la generación de energía de fuentes nuevas y el
mejoramiento de otras tecnologías como la fisión nuclear [2].
Los biocombustibles como el etanol y el biodiesel también
ocuparán un lugar relevante en la matriz de energía, una vez
que puedan resolver los problemas de emisión de gases de
efecto de invernadero en el proceso de fabricación, las
consecuencias negativas en la salud de suelos y una potencial
complicidad en la escasez de alimentos [3].
C. La pobreza energética
2000 millones de personas, una de cada tres personas que
habitan el planeta, viven sin servicios básicos, incluyendo el
servicio de abastecimiento de energía, tal como lo muestra la
tabla No.1 [4]. Estas personas utilizan fuentes de energía,
sucias, peligrosas y poco fiables.
TABLA I
A MANERA DE EJEMPLO DE LA POBREZA ENERGÉTICA
PAÍS POBLACIÓN SIN ELECTRICIDAD
Brasil 30 millones
Nigeria 60 millones
India 400 millones
Son pocas las iniciativas emprendidas para reducir la
pobreza energética, pero podría existir una salida si se realiza
una verdadera transferencia de energía desde los sectores
atendidos hacia los más vulnerables, lo que se constituye en
una oportunidad para equipos de investigación en energía, y,
que será abordada en posteriores trabajos
III. EFICIENCIA ENERGÉTICA, UN PRIMER PASO
El desarrollo de nuevas fuentes de energía limpias y
renovables para reemplazar a los combustibles fósiles a gran
escala es un tema actual, pero mientras no se logren los
índices técnico-económicos adecuados de desempeño de los
medios de producción y distribución de esa energía, el uso
eficiente del suministro existente es la manera más rápida,
barata y limpia de atender las futuras necesidades de energía
[5].
El National Energy Education Development Project de los
Estados Unidos, define a la eficiencia en el uso de la energía
como el uso de tecnología que requiere menos energía para
realizar la misma función.
Desde la perspectiva social, la eficiencia en el uso de la
energía implica la invención e innovación de tecnología y del
comportamiento de los individuos, enfocados a ahorrar
energía y consecuentemente dinero. No todos piensan en la
reducción de emisiones y en el impacto positivo en el medio
ambiente.
Los informes sobre el abastecimiento futuro de energía, han
sonado una alarma general sobre la insuficiencia de los
combustibles fósiles en un horizonte de menos de 10 años [6],
lo que ha obligado a que los gobiernos adopten medidas
encaminadas a fomentar la eficiencia energética. Las medidas
adoptadas se centran en cuatro ejes de acción: desarrollo de
tecnología, aplicación de las tecnologías, cultura social y
educación. De acuerdo al criterio principal de la medida, ésta
se clasifica en uno de tres grupos principales: incentivos
financieros, mandatos – estándares – códigos, y, programas de
participación ciudadana. La eficiencia energética no es
gratuita, pero cuesta menos que la generación y el suministro
de nueva energía.
A. Incentivos financieros
El mayor obstáculo “que detiene” al Sol es el dinero.
Instalar un arreglo de paneles solares de superficie suficiente
para producir toda la energía que requiere un edificio
promedio, equivale a prepagar el servicio habitual de
electricidad por los siguientes 10 años [7]. Esta situación es
prácticamente la misma para otras formas de energía no
convencionales. De ahí la necesidad de los incentivos
financieros.
Los Estados Unidos, más que ningún otro país dependen de
los combustibles fósiles (a excepción de los países del Golfo
Pérsico). Esta situación explica porque la administración
Obama, sus asesores y allegados, sean quienes hayan
propuesto la política de incentivos financieros más agresiva,
no sólo para garantizar la soberanía energética de la nación
sino para crear nuevos puestos de trabajo [8]: equipar un
millón de viviendas con sistemas de ahorro energético,
construir casas con protección social en urbanizaciones
sostenibles, formar a cientos de miles de trabajadores para
instalar energías renovables, levantar miles de escuelas verdes,
modernizar la red eléctrica y subvencionar el transporte
público.
Algunos programas ofrecen bonos a aquellos ciudadanos
que utilicen medios de transporte menos contaminante como
las bicicletas (Irlanda, 2008)
B. Mandatos, estándares, códigos y acuerdos
En este grupo de acciones se incluyen el establecimiento de
cuotas de energía (China, 1980 – 1990), la realización de
auditorías de energía; el establecimiento de centros de servicio
de eficiencia energética, y, programas de canje de equipos y
aparatos eléctricos anticuados. En este último punto, especial
mención merecen los programas de canje de refrigeradores y
equipos de aire acondicionado, que no sólo reducen el
consumo de energía eléctrica sino que también reducen el
nivel de emisiones de clorofluocarbonos.
En la industria automotriz, una de las mayores responsables
directas e indirectas de emisiones de gases de efecto de
invernadero, la iniciativa gubernamental de forzar el greening
(ecologización de la industria y el endurecimiento de los
requisitos por emisiones en los nuevos autos) fue recibida
fríamente y en las condiciones actuales se la ha catalogado
como “suicidio político” considerando el riesgo de quiebra de
las principales empresas del sector [8].
 El subsector de los automóviles híbridos, eléctricos, de aire
comprimido u de otras formas de energía, ha conseguido
mantener un ritmo sostenido de crecimiento, pero no ha
logrado un índice de penetración suficiente debido
principalmente a problemas en la estructura de servicio y
mantenimiento. Tampoco se han definido completamente los
procesos en los servicios de gestión de la basura tecnológica al
final del ciclo de vida de los autos [9], [10].
Una línea de acción de impacto significativo es la
reducción de pérdidas en los “vampiros energéticos” como
cargadores de teléfonos portátiles, computadoras personales y
otros dispositivos suministradores de energía externa. Para
esto se elaboró la normativa internacional que regula el
criterio mínimo de eficiencia energética [11].
También se han logrado acuerdos voluntarios entre los
gobiernos y el sector industrial que lograron reducir las
emisiones en un porcentaje acordado en función de una
planificación temporal. Las experiencias exitosas (Países
Bajos, 1990), han servido de modelo para su aplicación en
otros países.
C. Programas con la participación ciudadana
Los programas que incluyen al ciudadano consideran que
las políticas gubernamentales tienen un alcance limitado en
lograr los objetivos de ahorro de energía, puesto que la
decisión final siempre estará en manos del consumidor [12].
Estos programas han sido exitosos en países en los que existe
la tendencia cultural de complacer al cliente [8]. Estos
programas se basan en la educación e información al
consumidor.
El programa Energy Star, impulsado por la Agencia de
Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA), otorga la
calificación equivalente a “buenos ciudadanos” a los
fabricantes de aparatos eléctricos que fabrican productos
eficientes, y, establece un canal de comunicación directa con
el consumidor con el objeto de despertar en él la voluntad de
escoger el producto que hace uso eficiente de la energía. El
programa ahorró en el 2008, 19 mil millones de dólares y
redujo la emisión de gases de efecto invernadero equivalentes
a 29 millones de vehículos [13].
En promedio, más de la mitad de la energía que se consume
en un país occidental, se destina a cubrir los requerimientos de
energía en el hogar, lugares de trabajo, escuelas, y otros [5].
Por eso, los programas de etiquetado de edificios, buscan
comprometer a los ciudadanos, que habitan o trabajan en ellos,
a mejorar la eficiencia general en el consumo de energía
aplicando nuevas tecnologías, introduciendo mejoras
funcionales, o, simplemente optimizando los procesos
habituales [14].
El programa de etiquetas blancas promueve que las
empresas de servicios públicos “premien” la inversión privada
en la mejora de índices de eficiencia, a través de la compra de
certificados (etiquetas) equivalentes a la inversión realizada.
Otros programas apuntan a comprometer a los adolescentes
y a los universitarios en la gestión adecuada de la energía
disponible, adoptando la “actitud correcta” [12].
IV. TRABAJOS FUTUROS
La problemática de la eficiencia energética descubre
muchos problemas a los cuales no se les ha prestado atención,
y que bien podrían ser abordados por los equipos de
investigación de los centros universitarios. Entre estos temas
podemos señalar la pobreza energética, la soberanía energética,
la interconexión energética, entre otros.
V. CONCLUSIONES
La relación entre la economía, el medio ambiente y la
energía es histórica, pero sólo se ha empezado a estudiar en
los últimos años.
El uso de las fuentes de energía bien puede ser descrito por
una espiral dialéctica.
La problemática del uso eficiente de la energía disponible,
no sólo es un tema técnico, sino que incluye aspectos
culturales, de educación, y, de política nacional e
internacional.
La aplicación de iniciativas centradas sólo en uno de los
actores del problema de la eficiencia en el uso de la energía ha
tenido resultados limitados, por lo que se requiere un análisis
sistémico del problema que incluya sobre todo al consumidor
final.
REFERENCIAS
[1] J. Altshuler. La energía y el hombre. Lecture note. La Habana, Cuba:
CubaSolar, 2008, vol. 23.
[2] Energy Information Administration, Report 2007. Washington, USA,
2007, #.DOE/EIA-0484
[3] E. Sanhueza, “Agroetanol ¿un combustible ambientalmente amigable?”
Interciencia., vol. 34, no. 2 pp. 107-111, Feb. 2007.
[4] IT Power, “Power to tackle poverty,” Greenpeace., Jul 2001.
[5] Editores, "Acerca de este números" [en línea]. eJournalUSA: el uso
eficiente de la energía. Abril 2009, Vol. 14, no 4.
<http://www.america.gov/publications/ejournalusa.html> [Consulta: 3
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[6] P. Crow, "Las grandes petroleras se vuelven verdes" [en línea].
eJournalUSA: el uso eficiente de la energía. Abril 2009, Vol. 14, no 4.
<http://www.america.gov/publications/ejournalusa.html> [Consulta: 3
enero 2010].
[7] C. Mims, “World changing ideas: the no Money – down solar plan”
Scientific american, pp. 51-6, Dec.2009.
[8] A. Robison, “Revolución Verde,” Interciencia., vol. 34, pp. 27-29, Feb.
2007.
[9] J. Voelcker, “Top 10 Tech Car,” IEEE Spectrum., pp. 38-47, Mar 2009.
[10] P. Fairley, “Driving on air” IEEE Spectrum, pp. 29-33, Nov. 2009.
[11] M. Brown, D. Fridley, "La eficiencia energética: algo que es más fácil
decir que hacer" [en línea]. eJournalUSA: el uso eficiente de la energía.
Abril 2009, Vol. 14, no 4.
<http://www.america.gov/publications/ejournalusa.html> [Consulta: 3
enero 2010].
[12] E. Wood, "La revolución popular en el uso de la energía" [en línea].
eJournalUSA: el uso eficiente de la energía. Abril 2009, Vol. 14, no 4.
<http://www.america.gov/publications/ejournalusa.html> [Consulta: 3
enero 2010].
[13] K. Hogan, "El universo de productos y servicios Energy Star" [en
línea]. eJournalUSA: el uso eficiente de la energía. Abril 2009, Vol. 14,
no 4. <http://www.america.gov/publications/ejournalusa.html>
[Consulta: 3 enero 2010].
[14] S. Angel, L. Mansueti, "El estímulo a la eficiencia a largo plazo" [en
línea]. eJournalUSA: el uso eficiente de la energía. Abril 2009, Vol. 14,
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[Consulta: 3 enero 2010].