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UMBERTO ECO
Ahora, cuando los aos me han hecho ms escptico, me inclino a pensar que
aquel buen gineclogo deca lo mismo a cualquier madre y a cualquier padre -y
mirndome al espejo, me descubro ms bien parecido a un grizzly que al Duce,
pero eso poco importa-. Mis padres fueron felices al saber mi semejanza con el
Duce.
Cada poca tiene sus mitos. La poca en la que nac tena como mito al Hombre de
Estado; sta en la que se nace hoy tiene como mito al Hombre de Televisin. Con la
consabida ceguera de la cultura de izquierdas, la afirmacin de Berlusconi de que
los peridicos no los lee nadie mientras que todos ven la televisin se ha entendido
como uno ms de sus patinazos insultantes. No lo era, era un acto de arrogancia,
pero no una estupidez. Reuniendo todas las tiradas de los peridicos italianos se
alcanza una cifra bastante risible si se la compara con la de quienes slo ven la
televisin. Calculando, adems, que slo una parte de la prensa italiana mantiene
an una actitud crtica ante el Gobierno actual, y que toda la televisin, la RAI ms
Mediaset, se ha convertido en la voz del poder, no cabe duda de que Berlusconi
tiene toda la razn: el problema es controlar la televisin, y que los peridicos digan
lo que les venga en gana.
stos son hechos, nos gusten o no, y los hechos son tales precisamente porque
son independientes de nuestras preferencias (que se te ha muerto el gato? Pues
muerto est, te guste o no).
La televisin acta de esta forma. Si se discute la ley tal de cual, se enuncia sta en
primer lugar, despus se da la palabra de inmediato a la oposicin, con todas sus
argumentaciones. A continuacin aparecen los partidarios del Gobierno que objetan
las objeciones. El resultado persuasivo se da por descontado: tiene razn quien
habla el ltimo. Si se siguen con atencin todos los telediarios, podr verse que la
estrategia es esa: en ningn caso tras la enunciacin del proyecto aparecen
primero los partidarios del Gobierno y despus las objeciones de la oposicin.
Siempre ocurre lo contrario.
Cmo se reacciona, pues, ante un rgimen meditico, visto que para reaccionar
sera necesario tener ese acceso a los medios de informacin que el rgimen
meditico precisamente controla?
Hasta que la oposicin, en Italia, no sepa hallar una solucin a este problema y
contine recrendose en diferencias internas, Berlusconi ser el vencedor, nos
guste o no.