donde te ofreciste con Jesús al pie de la cruz; María, Mujer del Cenáculo, donde recogiste el soplo del Espíritu Santo; María, Mujer de Éfeso, donde encontraste a Juan “tu hijo” enviado en misión por el Espíritu: ruega por nosotros. María, madre de las ovejas que están fuera del redil, Madre de quien no conoce a tu Hijo, Madre de los que “no saben lo que hacen”: ruega por nosotros.
María, madre de las almas sin vida,
madre de las mentes sin luz, madre de los corazones sin esperanza, madre de los hijos que mataron a tu Hijo, madre de los pecadores, madre del ladrón no arrepentido, madre del hijo que no ha vuelto: ruega por nosotros.
Madre de quien no lo ha seguido,
madre de quien lo ha negado, madre de quien se ha vuelto atrás, madre de quien no ha sido llamado: ruega por nosotros.
María, madre de los que van, como Juan,
a buscar a los hijos de Dios dispersos; madre de los que bajan a los infiernos para anunciar a los muertos la Vida: ruega por nosotros.
María, ven a vivir conmigo:
ven a la casa donde me pidió vivir, ven a la tierra donde me pidió ir, ven a lo hombres a los que me pidió amar, ven a las divisiones que me pidió sanar, ven a los corazones que me pidió visitar, ven a mi casa a ser mi madre, ven, María, a darme tu corazón de madre. “Meryem anà” “María Madre” de todos los pueblos: ruega por nosotros.
(Andrea Santoro, sacerdote romano asesinado el 5 de febrero de 2006 en la iglesia de
Santa María de Trebzon – Turquía, donde rezaba después de celebrar la Eucaristía)