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TEORIA GENERAL DE LA OPOSICION VI

Por: FERNANDO AUGUSTO RAMIREZ GUERRERO*

El Artículo 107 Constitucional y el artículo 36 de la ley estatutaria 130


de 1994 garantizan a los partidos y movimientos políticos con
personería jurídica que se declaren en oposición al gobierno los
siguientes derechos: 1. Acceso a la información y documentación
oficial, con las restricciones constitucionales y legales; 2. El uso de los
medios de comunicación social del Estado o en aquellos que hagan
uso del espectro electromagnético; 3. la réplica en los mismos medios
de comunicación; 4. Participar en las mesas directivas de los cuerpos
colegiados, según su representación en ellos, y 5. Dos puestos en el
Consejo Nacional Electoral

Al revisar la Corte Constitucional el proyecto de ley aprobado por el


Congreso de la República en sus cuatro debates constitucionales
mediante el cual se expidió el Estatuto Básico de los partidos y
movimientos políticos, el máximo tribunal se pronuncio en torno al
papel de los partidos y movimientos políticos de oposición así: “El
estatuto de la oposición está íntimamente ligado a la organización y funcionamiento
de los partidos y movimientos políticos. El resultado de la contienda electoral, en
acatamiento a la vigencia de la regla mayoritaria inherente a la democracia,
determina el partido o movimiento que accede al ejercicio efectivo del poder
público y que, por tanto, a través de sus miembros y personas que patrocina asume
la dirección del Estado. La actividad política de las fuerzas derrotadas, sin
embargo, no cesa. La vida democrática se alimenta de la prosecución del debate
político y de la dialéctica que se establece entre los actores políticos que no se
encuentran en el poder y las fuerzas mayoritarias que sí lo están. El precedente
estadio de pugna por el triunfo electoral se difiere para el siguiente evento de esa
naturaleza y, mientras tanto, como prolegómeno suyo que luego será decisivo, las
minorías políticas asumen la función de control del poder, al paso que la mayoría,
sujeta a ese escrutinio, lo ejerce.”

Bajo ese presupuesto de la dialéctica política: Gobierno-Oposición


como garante de la supervivencia de la democracia dentro del modelo
del Estado Social de Derecho la Corte Constitucional avaló el derecho
de los partidos de oposición a tener “dos puestos en el Consejo
Nacional Electoral” teniendo como fuente el texto primigenio del
artículo 264 expedido por el Constituyente de 1991. Ahora bien, el
legislador de 2003, en función constituyente, traslado la función del
Consejo de Estado de designar a los miembros de dicho Consejo
Electoral a su propio seno, y guardo silencio respecto del derecho de
los partidos de oposición a tener dos puestos en el mencionado
órgano electoral, conforme al artículo 36 de la ley estatutaria 130 de
1994.

La norma introducida mediante el acto legislativo 01 de 2003 cercena


de bulto, uno de los derechos fundamentales de la oposición, cual es
el de tener dos puestos en el Consejo Nacional Electoral; ahora bien la
norma estatutaria está vigente y la aplicación de la cifra repartidora
para la distribución de las sillas, sólo debe entenderse referida a siete
de las nueve que lo conforman, dado que las otras dos sillas, por
mandato expreso de la sentencia C/089 de 1994 que declaró
exequible el proyecto de ley y específicamente, el texto del artículo 36
de la hoy ley 130 de 1994, dado que se ajusta al principio del derecho
fundamental de los partidos minoritarios que se declaran en oposición
al gobierno de conformar la máxima autoridad electoral: “De la
imparcialidad de la organización electoral y del efectivo cumplimiento de las
normas sobre elecciones, partidos, movimientos y derechos de la oposición,
depende la vigencia de las instituciones democráticas y la confianza que en su
recto discurrir puedan tener los ciudadanos y diferentes actores de la vida política.
Como quiera que el Consejo Nacional Electoral tiene a su cargo una serie de
funciones en cada una de estas materias y que su integración refleja la
composición política del Congreso (CP arts. 264 y 265), es conveniente y justo que
los partidos y movimientos minoritarios participen en su conformación, de modo
que se garantice con su presencia, aún más, la completa neutralidad de la
organización y de las autoridades electorales frente a las controversias y eventos
políticos.

Así las cosas, el debate está abierto y el Consejo de Estado dirimirá la


querella de negársele este derecho a los partidos minoritarios, que en
la actual administración se declaren en oposición al gobierno. Ella será
una de las primeras tareas del Ministro del Interior y de Justicia una
vez tome posesión del cargo, y de los partidos y movimientos que
vean conculcado su derecho fundamental a la oposición política.

*Constituyente de la Fundación Democracia y Libertad, Abogado


Constitucionalista. fargo1949@gmail.com //
www.fernandoaugustoramirezguerrero.com // www.democraciaylibertad.com

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