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introd ofrece unt guia accesible al pasado, presente y finturo ce a historia cultural, tal como se ha cultivado en el mundo de habla ingles, la Europ: continenta sudamériea y otros lugares Burke comienza con un examen de la etapa ica» de fa historia culural, asaciada a Jacob Burckhardt y Johan Huizinga, y de reicciéin marxista, desde Frederick Anral hasta Edward Thompson. Luego recorre el desarrollo de ta historia culcural en iempos mis recientes, | centrindose en las obras de la iltima generacién, descrita a menudo como Ia «nueva historia cultural». Sinia ta historia cultural en su propio contexto, advirtiendo vineul cenfoques del pensamienco y la eseritura feminismo, los estudios poscoloniales y un discurso cotidl el que la ides de cultura desempefia un papel cada vex mis relevante Qué cs la historia cultural? es un cexco esencial para todos los estudiantes de historia y para todos aquellos que cursen estudios culturales, antropoldgicos y litrarios. A Beeeictta 10h des la historia cultural? C PETER BURKE www.paidos.com _» ¢QUE ES LA HISTORIA CULTURAL? Dg, we rain "sie mata a el mercada si. “My ways PAIDOS ORIGENES Uhimos ttle peblicador: 13, E.Zolla, Lar mitcor de Ocilont, I 14, E.Zolla, Las mfvios de Occdente, Ht 15, E,Zolla, Los méstias de Occidente, HE 16, E, Zoll, Los mistces de Oectdente, 1V 11, 8. Whiield, Le vide en la ruia de le sede 18. J Freely, En ef serrallo 1. J Lamer, Marco Pol yal dessubrimiento del mndndo 26. B.D. Ehtmnan, Jess of profetsjadfo apocaliprco 21, J, Flot, Ceballos eabalieria en la Edad Media 22. LY, Calvet, Historie de le escrtera 23, W, Treadgold, Breve bistria de Brzancro 24, K. Armstrong, Una bistorte de Dios 25, E Deesciani, A ols del Nilo 26, G. Chaliand y J-P. Ragcau, Ales de fos ionperios 2. JP, Vernant, 2 indie, ka muerte y el emor ex ta antigua Gresia DR TS Wick, Ln waimolans solr miter griges 28. J-P Vernant y P.VidalNagquet, Mito tragedia on le Grecia antiguas, vl. 30. J-P Vemant y P-VidakNaquet, Mito y trogen en ls Grecia antigua, vol I 31. 1. Metea, Historia dele imolerencis en Bunope 32, P Butke, Historie sci! del canocimionio 33, G. Leice, Mesmpotasnia 34. J Salier, Arla de fos pebios del Asia meriional yeriewal 35. D, C Lindberg, Los iniios de la ciencis occidental 36. D. I, Kerccr y M. Barkagli (comps,), Historia de le fara europea, 1 37. DL Kertztr y M, Barbagli (comps), Historia dele fama eurmpce, It 38D. Kenzer y M. Burbugl(comps.), Historia de l fennitia ewropea, UL 39, J.M. Blom y Sh. 8. Bai, Item 40. J. Dugas, La vida edtwrat em Europe entre ox silos XIX y XX 41 J, Broton, El bazar del Reracimionto 42, J.Le Goll, Bn busca dela Edad Media 43. Ta. Dutous La ciedad mediovel 44, D, Baiseret, La reoccién cartognifisae Europa, 14001800 45, F Selb, La fundaién de Europa 46. M, Restal, Los sete mito dela conguite pals 47. P.Grimal, Historie de Roma 48, J, Seller, Atlas de los preblor de Africa 49. J. Le Golf y N. Tong, Una historia del cuerpo ev ls Edad Media 50, A. Kenny, Brece histori de la filorfia occidental 51, R Mankiewicn, Histo de las mateméticas 32. B. Lévécue, El mando belenstico 33. PB, Que er la histori exteral? PETER BURKE éQUE ES LA HISTORIA CULTURAL? Bulg rant *, Lafatocapia na mata es Za allt, = D>, almercada si. & “ty yay 2 PAIDOS ‘Tulle original What és Cultural History? Originalmente publicado en inglés, en 2004, por Polity Press Led, Cambridge, RU Ent edicidn ha sido publicada con permiso de Polity Press Lad ‘Tinduccién de Pablo Hermida Lazcano Cobierta de Joun Batlle (Qustanrgroumente roid, sn earn era delat eu del py, ‘i Ic unas miedo nl je, le sepeeion tn pc Geena ton ft ‘cunlgu melieo procaine, cerned I prota el tain ifort, leds dasfenplace cla mainte gust» psteao patone, © 2004 Peter Burke (© 2005 de la traducci6n, Pablo Hermida Lascano (© 2006 de odaslas edicanss en custelana, Ediciones Pai thesia S.A. Mariano Cub, 92 - 06021 Barcelona hitp//ww-pados. com ISBN: 64-195.1890:8, Depéako legal B.41.519/2005 Ipreso en Grifiques $2, S.A, ‘Av Can Sueurats, 91 - 04191 Rub (Barcelona impress ex Kapaa - Printed in Spain Agradecimientos . Introduccién .... vv Sumario LA GRAN TRADICION .. La historia cultusal clésica . Retratos de une época ... De la sociologia a la historia del arte La gran diéspora . Cultum y socieded El descubrimiento del pueblo. PROBLEMAS DE LA HISTORIA CULTURAL , De vuelta alos clisicos ...... Debates. marxistas Problemas de la historia marxista Las paradojas dela tradiciéa ........ Cuestionando la cultura popular... ¢Qué cs la cultura? .. EL MOMENTO DE LA ANTROPOLOGIA HISTORICA La expansion dela cultura Explicaciones culturales . El momento de la antropologia hist6riea u B 19 20 20 2 21 29 32 35 35 38 39 41 42 4 4 47 49 51 . DE LA REPRESENTACION A LA CONSTRUCCION, 2008 85 LA sistoms CULTURAL? Bajo cl microscopio Pescolonialismo y femi ismo GUN NUEVO PAKADIGMA? Cuatro teGricos ....... Lar voces de Mijail Boia... La civilizacién de Norbert Elias . Elrégimen de Michel Foucault. Los usos de Pierre Bourdien Pricticas La historia de la lectura « Representaciones ......, Orientalisina en la mnisica .... La historia de la memoria... Cultura material . Le historia del cuerpo « Revolucion en la historia cultural? El nacimieato del constructivismo ... Reutilizando a Michel de Certean ...... 2... La recepeién de ta literatura y del arte... La invencién de la invencién ... Nuevas construcciones . . La construccién de la clase y el genera... La consteuccién de conaunidades La construccion de la monarguia os La construccién de identidades individuales Actuaciones y ocasiones . La escenificacton de la historia cultural La aparicién del ocasionalismo Deconstruccién . eMAS ALLA DEL Gro CULTURAL? El retorno de Burckhardt ..... Politica, violencia y emociones ... La bistoria cultural de la politica La historia cultural de ta violencia . La historia cultural de las emociones . sumatuo La historia cultural dela percepeién .. La venganza de Ia historia social . Fronteras yencuentros .......+ La interpretacion de lot encuentras culturales La narraciéa en la historia cultural . Conclusién Seleccién de publicaciones: lista cronolégica Para seguir leyendo . Indice analitica y denombres .. 136 139 143 146 149 153 155 159 163 Agradecimientos Llevo tantos afios dando clases y conferencias sobre historia cultural quees dificil recordar quign hizo aquel itil comentario o esa provocetiva pregunta, pero lo que sé es que he aprendide mucho de Ia conversacién yde los ercriter de varios de los histariadarne disentidne en este lihrn, inchiidos Keith Thomas, de Oxford, Daniel Roche, Roger Chartier y Denis Crouzet, de Paris, Natalic Davis y Robert Damton, de Princeton, cchistoriadores holandeses entre los que figuran Anton Blok, Jan Brem- mer, Rudolf Dekker, Florike Egmond y Herman Roodenburg. Sobre la historia de la memoria he aprendidoescuchando a Aleiday Jan Assmann ya Jay Winter, Las discusiones con Patrick Chabal mientras escribia su libro sobre el anilisis cultural dela politica, Culture Troubles, me ayuda- ron definir mis ideas, amén de informarme sobre una disciplina ce:- cana, También aproveché los comentarios de lectores andnimos sobre a propuesta original, esi como sobre la pentiltima versién del libro. Estoy especialmente en deuda con mi esposa, otra historiadora cul- tural, Maria Licia Pallares-Burke. La conoci cuando me invité a impar- tir una conferencia en Ia Universidad de Sio Paulo sobre ala llamada ‘nueva historia», Hemos discutido en muchas ocasiones sobre historia cultural, sobre todo duraate laedicin de sulibro de entrevistes As mu- tas faces da histéria: nove entrevistas.* Ella también ley6 el manuscrito de este libro y, como de costumbre, hizo algunas sugerencias indispen- sables para mejorarlo, Este libro es para ela, * Thad, cast: La mun bistoni: mueve entrvtas, Granada, Universidad de Granada, 2005.40. del 1) Introduccién La histocia cultural, antafio una Cenicienta entre les disciplinas, olvidada par sin hermanas de mis éxiro, se redesenhrid en la década de 1970, como sugiere la lista cronolégica de publicaciones incluida al Final de este libro, Desde entonces goza de un renacimiento, al menos en el mundo académico; la historia oftecida en televisién, por lo menos en Gran Bretaiia, sigue siendo predominantemente militar, politica y, en ‘menor medida, social, Para alguien como yo, que leva unos cuarenta aos cultivando Ia disciplina, este resurgimiento de! interés resulta su- mamente geatificante, si bien precisa todavia una explicacion. EL propésito de este libro es precisamente explicar no sélo el redes ccubrimiento de a historia cultural, sino también qué es 0, o mejor dicho, qué hacen los historiadores culturales, prestando atencion a las vatian- tes, los debates y los conflictos, pero también a las preecupaciones y las tradiciones compartidas. Al hacerlo, tratara de conjnpar dos enfoques ‘opuestos pero complementarios: un enfoque intemo preocupado por la resolucién de problemas sucesivos en el seno de la disciplina y un enfo que externo que relaciona lo que hacen los histariédores con la époce en Taque viven, El enfoque interno trata el acmual restirgimiemo de la historia cultu- ral como una reaccién contra enfoques previos del pasado que omitian algo a la par escurridizo e importante. Conforme aesta visiGn desde den- to, el historiador cultural accede a partes del pasado inaccesibles para otros historiadores. El énfasis en las «culturas» como totalidades oftece 4 QUE 5 La tusroRta CULTURAL? tun remedio para la actual fragmentacién de la cisciplina en especialistas en Ja historia de Ja poblacion, ia diplomacia, las mujeres, las idess, los negocios, a guerra, ete, El enfoque externo o visidn desde fuera también tiene algo que ofte cer. En primer lugar, conectael nacimieato de la historia cultural con un «giro cultural» mas amplio en ciencia politica, geogrefin, economia, p cologia, antropologiz y «estudios culturales». Se ha obrado un cambio en estas disciplinas, al menos entre una minoria de estudioscs, desde la asunciéa de une racionslidad inmutable (por ejemplo la teoria de le elec- , por citar el subtitulo de un tercer clisico, Victorian Englard, de G. M. Young (1936), Este petiodo también podria denominarse periodo «clisico», por ser la época en Ia cual los historiacores culturales se centraban en la kis- toria de les clisicos, un «canom de obras maestras de arte, literatura, filosofie, ciencia, etc. Tanto Burckhardt como Huizinga eran artistas afi- cionados ademés de amantes del arte, einicisron sus célebres libres con el fin de comprender ciertas obras ubicindolas en su contexto histérico, las pintaras de los hermanos Van Eyck en el caso de Fiuizinga y las de Rafael en el de Burckhareh.? Trad, case: La cults del Renacio tonto cm Ua, Tees Cantos, Alea, 2004, (N dl) * Trad, cas: Foro de la Eded Media, Madd, Aliza, 1956. (N. del) 3. Francis Hasell, Hizor and ts lmges, New Haven, 19, pies 337346 y482-49 (tad, cash La ivtria ys dene: ear la iterpretacon del pasado, Maid, Alianza, 1994), 1A GRAN TRABICION 2 La diferencia entre estos estudiosos y los especialistas en historia del arteo dela literatura estribaba en que los historiadores culturales se ocu- ‘paban en particular de las concxiones entre las diferentes artes. Analiza- ‘ban dichas conexiones atendiendo a la relacién de estas diferentes artes con lo que, siguiendo « Hegel y a otros filésofes, sola llamarse el «espi- ritu dela époce» o Zeitgeist. De ahi que ciertos historisdores slemanes describieran por aquel entonces su propia Inbor como Geistesgeschichte, érmino traducido con frecuencia como abistoria del espiritu» 0 «historia de la mente», pero que también se puede verter como chistoria de le cultura». Sus cultiva: dores , Una de las figuras més originales y, a la postre, mas influyentes en la historia cultural de estilo alemin ro siguio carrera académica alguna. ‘Aby Warburg conteba con una fortuna personal: era el hijo de un ban quero que renuncié a su herencia en favor de un hermano menor a cam- bio de una cantidad lo bastante grande como para comprarse todos los libros que necesitase, y acabé por necesitar muchos, pues sus vastos in! tereses incluian Ia Fllosofa, la psicologia y la antropologia, asi como ka historia cultural de Occidente desde la Grecin antigua hasta el siglo xv. Su gran meta era contribuir a una gciencis de la culture» (Kultunois- senschaft) general, cvitando lo que llamaba «vigilancia fronterizan cn los limizes entre disciplinas académicas * Trad. casts Fl pmcero de ls cviiacin, Made, Ronco de Cultura Eeondmics, 1988, (N, del.) “Trad, cast: Ef master en fa cutury, Madi Allaran, 1998. (I. det) aman LA GKAICTRADICION 25 Warburg era un gran admizador de Burckhardt y de sus «infalibles gencralizaciones intuitivam, pero su propia obra era mis rica y frag- mentaria, Convencido de que «Dios esti en los detalles», prefecia escri bir ensayos sobre aspectes particulsres de la Italia del Renacimiento a Jo que llamaba «el gran objetivo de una sintesis de la historia cultu- rabs.$ Warburg se acupé en especial de In tradicién clisica y sus erans- formaciones a largo plazo. Al estudiar esta tradicién, se centré en los es quemas o férmulas culsurales 0 perceptivas, por ejemplo en los gestos que expresaa cmociones pasticulares, o ea el modo en que los poetas y los pintores representan el viento en el cabello de una nifia, ‘La idea del esquema se ha revelado enormemente estimulante, entre otros para los historiadores culturales. Ciertos psicélogos han sostenido «que resulta imposible percibir o recordar algo sin esquemas. Algunos fi- Iésofas comparten esta tesis, Kar] Popper aducia que era imposible ob- servar correctamente le naturaleza sin disponer de una hip6tesis que ha de ser comprobada, un principio de seleccién que permitirfa al observa- dor percibie un patrén en lugar de una mera confusién. De modo ana- Ingo, Hane:Ganeg Gacarer catenin que ta'interpreticlan cle teen des pendia de lo que denominaba Voruriei, esto es, un «prejuicion. Los estudiosos de Ja literatura se han movido en una direceién si milar, En su Exropdisches Literatur und latetisches Mittelalter (1948)," libro dedicado a la memoria de Warburg, Emst-Rober: Curiius demos- 116 la perdurable relevancia de los fopoi o lugares comunes retéricos, ta- les como el paisaje idlco, el mundo al revés la metafora del wlibro de la naturaleza». El estudio de William Tindall sobse John Bunyan (comen- tado en el capitulo 5, pig, 113) es otro ejemalo de un estudio de textos centrado en los esquemas. No obstante, es sin duda en la obra de Exnst Gombrich donde la idea del esquema cultural aleanza su apogeo. Gombrich, autor de la bio- grafia intelectual de Warhurg, se inspitd también en la psicologia expe- rimental y en la filosofia de Popper. En su Kunst nd Illusion (1960),"* el tema central de Gombrich era la relecién entre lo que denomina akemativamente «verdad y estercotipo», .*? En cl dmbito de la investigacién, por otra parte, una tradicién esta dounidense mais fuerte o, en cualquier caso, mas visible que la de la his- toria cultural, fue la «historia de las ideas», ejemplificada por The New England Mind, de Perry Miller (1939), y por el cireulo de Arthur Love- joy en Is Universidad Johns Hopkins, en tarno al Journal of the History of ldeas, funcado en 1940 como un proyecto interdisciplinar que vincu- laba Ja filosofia con ls lizeratura y con Ia historia, En Ia década de 1930 se escribia historia iatelectual y cultural en Gran Bretafia, generalmence al margen de los departamentos de histo- sa, Entre las contcibuciones mAs importantes a esta tradicién figuran The Seventeenth-Century Background, de Basil Willey (1934), «estudios sobre el pensimiento de la época» escritos por un profesor de inglés y presentados como atrasfondo» de la literatura; The Elizabethan World Picture, de E, M., W. Tillyard (1943),"* otra contribucién desde la Fa- cultad de Inglés de Cambridge; y Victorian England, de G. M. Young (1936), obra de un talentaso aficionado Las principales excepciones al énfasis en las ideas fueron The Me- king of Europe, de Christopher Dawson (1932), eserito en una ég0ca en ln que el autor era «profesor de Historia de la Culture» ea la Univer- sidad de Exeter; el Study of History ea varios volimenes de Amold Toynbee (1934-1961),"*** centrado en veintiuna «civilizaciones» dife- fentes y escrito por al director del Real Instituto de Asuntos Interns- cionales; y el monumental estudio Science and Civilization in Chine del bioquimico Joseah Needham, proyectado en la déceda de 1930, aunque 9, Gilbert Allardyce, «The Rise and Fall ofthe Western Csliation Courses, Amert= in Histor Review, 0° 87, 1282, ps. 693-729; Dante A. Segal, «Wester Civ” and the Staging of History in Ametican Higher Ecucatons, American Havoc Review, 9” 1, ‘2000. pigs. 770-805, ** Trad. cast La cormoisiniabelr (Wedel Tad. eat: Las onjgenes.de Eurapa, Matid, Rial, 1991, (de 7" Tau. cat: Eseadio dela bistorta, did, Alianza, 1970, (N. del) 1 México, Fordlade Cust Beonimics, 1983 LA @kan TRADICION 29 el primer volumea no apareceria hasta 1954." Merece la pena reparar en el hecho de que una de les raras contribuciones explicitas ala histo- ria cultural publicada en Gran Bretafia 2 mediados del siglo XX fuera obra de un cientifico. ‘Al igual que en Estados Unidos, Ja gran didspors fue importante para el desarrollo dela historia cultural en Gran Bretafa, asf como para Iahistoris del arte, la sociologta y ciertas corrientes filosdficas. Como ejemplo de los efectos del encuentro cabria citar a Frances Yates, esa crucita tan inglese, originalmente una especialista en Shakespeare. A raiz deuna cenaa finales de la década de 1930 ingrosé en el circulo de War- burg, en uns época cn la gus, como ditia més tarde, xacababan delllegar de Alemania estimulances estudiosos y una estimulante bibliorece». Ya- tes fue «iniciada en la técnica warburgiana de utilizar ln evidencia visual como evidencia histérica», Otro de los resultados de aque! encuentro seria su intesés por les ciencias ocultas (neoplatonismo, magia, cabala).!? La difspora afecté también a un grupo de marxistas preocupados por la relacion entre cultura y sociedad. Cuuruna ¥ socrepaD En Estados Unidos, como en Gran Bereta, ya antes dela llegeds de Jagtan diispora se constataba un cierto intexés por la eelacién entre cul- tura y sociedad. Un ejemplo temprano de historia social de la culnura es ede los Beard, una pareja que ocupa un puesto destacado en la historia del racicslismo estadounidense. Siendo estudiante en Oxford, Charles Beard contribuyé a funder-el Ruskin Hall para propiciar el acceso de la clase trabajadora a la educacién superior (esta institucién, conocida por aquel entonces como Ruskin College, seria a la sazén la cuna del movi- miento del Seminario de Historia [History Workshop]}. De vuelta a Es- tades Unides, Beard se granjed una gran celebridad con su controverti- do estudio An Economic Interpretation of the Constitution of the United States (4913) Tad, cuss Gridecey mizeria de la tradiciincientifinebina, Barcelona, Anagrams, 1977. (N dal) 10, Enirelos libros més imporamtes de Yates fiyaran Giordavo Braeo al he Herme- He Trudiion, 186 (trad cast Giordano Brno la tradicén hemnenéztica, Barcelona, Avie, 1983) y Aste the Inperial Theme in the Sixteenth Century, 177. w {oe #8 wa mtsroma CULTURAL? Junta con swesposs Mary Ritter Beard, una lider sufragista y defen- sora de los estudios de la mujer, Charles Beard escribié Historia de ta aivilizacién de fos Estados Unidos de Norte America (1927), una inves- tigecion que ofrecis una interpretacién econémica y social del cambio cultural, El capitulo final sobre «la era de Js maquina», por ejemplo, analizaba el papel del auromévil en la propagacién de Jos valores urba- nosy las «emociones mentales estereotipadas», el mecenazgo de las artes por los maillonarios, el catiz practice y popalar de la ciencia estedouni- densey ol nacimiento del jazz. Sea como fuere, lallegada de un grupo de intelectuales emigrados de Centroeuropa intensificaria lz conciencia de la relacién entre cultura y sociedad tanto entre los inteleetuales brité- nicos como entre los norteamericanos, En el easo britinico, fue crucial dl papel desempefiedo por tres hiingaros, el socidlogo Karl Mannheim, su amigo Amold Hauser y el historiacor del arte Frederick Antal.!! Los tes habfan sido miembros de un gaupo de discusi6n «circulo domini- cab» en torno al critico Georg Luksics que se reunia durante la Primera Guerra Mundial. Los tres emigearon a Inglaterra en le década de 1930. ‘Mannheim dejé una cétedra en Francfort para convertirse en profesor de la Escuela de Economfa de Londres y Antal abandoné su catedra centrocuropea para hacerse con una plaza de profesor en el Instituto Courtauld, mientras Hanser se convertia en escritor por cuenta propia. Mannheim, admimdor de Marx mas que marxista en sentido es- tticto, se mostraba particularmente interesado en la saciologia del cono- cimiento, que abordé de un mode histérico, estudiando por ejemplo Ja mentalidad de los conservedores alemanes. Durante su estancia en Alemania ¢jercis una cierta influencia intelectual en dos figuras ya men- cionadas en este capitulo, Norbert Elias y Erwin Panofsiy, si bien este ‘iltimo abandonaria el enfoque social. En sus libros y ensayos Antal abordaba la cultura como una expre- sidn o incluso un «reflejo» de la sociedad, Concebia el arte de la Floren- cia renacentista como ¢] reflejo de Ia cosmovisién burguesa y encontra- ba interesante a William Hogarth porque «su arte revels [..] las idens y Jos gustos de una representativa muestra de la sociedady.!? Entre los 1, Peter Buske, «The Central Eucopsan Momeat in British Cukurl Stes, en Herbert Graber (comp), Llerary Hision/Caltunal History: PorceFidde and Tensions To binge, 2001, pies. 279.288. 12, Frederick Antal, Florewtine Poiming ard sis Social Background, 1947 (trad. cust: EL mando lorentio su ambiente socil, Madrid, Alianza, 1989), Hogarth and bis Place ty Exropean Art, 1962, EA ORAN TRADICION aL discipulos briténicos de Antal figuran Francis Klingendes, autor de Art and the Industrial Revolution (1947)," Anthony Blunt, famoso como his- totiador del arce mucho antes de alcanzer la celebridad como espia, 7 John Berger, quien también aborda el arte desde una perspectiva social. En cuanto a Amold Hauser, un marxista més ortodoxo, fue suma- mente relevante en In difusién del enfoque del grupo al escribir una So- cial History of Art (1951), que ligaba estrechamente la cultura ala eco- nomia y al conflicto y al cambio sociales, analizando, por ejemplo, alas luchas de clases en Italia a finales de a Edad Media», «el Romanticismo como movimiento dea clase media» y la releeién entre ale era de las pe- liculas» y ala crisis del capitalismon. Klingender, Blunt y Berger no deberfan verse como simples casos de influencis hingara, sino mis bien de erecepcién» o de encuentros cul- turales, Por una parte estab el problema de la resistencia cultural, que llevaba a Mannheim a quejorse de In dificultad de trasplantar o «tras- ladar» la sociologia a Gran Bretafia, Por otta parte, ciertos citculos in- telectuales estaban ya preparados para la recepcién de las ideas de ‘Mannheim. Un pequeio grupo de intelectuales marxistas britinicos se hallaban actives en las décadas de 1930 y 1940 tanto dentro como fue- rade la academia. Roy Pascal, catedratico de aleman en Birmingham de 1939 @ 1969, eseribié sobre la historia social de le literatura. El famoso estudio del drama yla sociedad Aeschylus and Athens (1941), del clasi- cista George Thomson, estaba claramente inspirado en Marx. Joseph Needham empleé un esquema marxista en su Grandeza y miserie de la tradicién cientifice china, ER. Leavis, autor de The Great Tradition (1948), estaba también sumamente interesado en Is relacién entre la cultura y su entorno, Su Enfasis en la dependencia de Ia literatura con respecto « «una cultura social y un atte de vivir le debia menos a Marx que a la nostalgia por la «comunidad orgénica» tradicional, No obstante, no resultaba dificil combinar un enfoque «leavisista» con uno marzisia, como hizo Ray- mond Wiliams en The Lang Revolution (1961), un libro que analizaba lahistoria social del drama, smén de acaiiar la célebte frase aesteucturas de gentiznientosy Trad. cas: Arce y evaluciin industrial Madeid Cnedea, 1983. (N, dee) "Tad. cast: Historia social de la teraturey ol ante, 2 vols,, Madsid, Debate, 19%, (Wdedt) 32 {QUE FS 14 misromA CULTURAL? ‘EL DESCUBRIMIENTO DEL PUEDLO La idea de In «cultura popular» 0 Voléskulier surgié en el mismo tiempo y lugar que la ¢histocia culturabs: en la Alemanie de finales del siglo XVUL. Los intelectuales de clase media de esa época descubrieron Jas canciones y Jos cuentos populates, los bailes, los rituales, as artes y los oficies.” Sin embargo, la historia de esta cultura popular se dejé en manos de anticuarios, folcloristas y antrapélogos. Sélo en In década de 1960 acomereria el estudio de Ia cultura popular un grupo de historia. dores académicos. Un ejemplo temprano, publicado en 1959, fue The Jazz Scene, escti- t0 por«Franeis Newton», uno de los pseudénimos de Erie Hobsbawm, Como cabria haber esperado de un emincatc historiader econémico y social, el autor no sélo estudiaba la musica, sino también al publico que Ja escuchaba, por no mencionar el jazz como negocio y como forma ce protesta social y politica. Concluia que el jazz ejemplificaba la situacin en Ja que una musica popular no se viene abajo, sino que se mantiene en el entorno de la civilizacién urbana ¢ industrial modernan. Repleto ce perspicaces observaciones sobrela historia dela culzura popular, este Jibro jams causé el impacto que merecia en e! mundo académico. Elmés influyente de losestudios realizados en la década de 1960 Fue Making of the English Working Clase de Edward Thompson (1963).* En. exte libro, Thompson no se limizaba a analizar el papel desempeiado porlos cambios econémices y politicos en la formacién de clases, sino gue examinaba el lugar de la cukura popular en este proceso. Su libro incluie vividus deseripciones de los riios de iniciacién de les artesanos, lugar de las ferias en «da vida cultural de los pobres», cl simbolismo de Ja comida y la iconografis de os distunbios, desde las banderas o los pa- nes clavados en palos hasta las efigies de personajes odiados colgadas en las calles. Se analizaba la poesia dialectal con el fin de acceder a lo que ‘Thompson, usando la expresion de Raymond Williams, describia como «euna estructura de sentimientos dela clase ober». El metodismo con- citabala méxima atencién, desde el estilo de a predicacién segla hasta 13, Peter Burke, Pepular Culture in Barly Modem Europe (1978), ediciin seveada Aldershot, 1995, xp. 1 (tad east. La cultura popular en la Europa madera, Made, Aban- 3, 2001). * Trad cust: La formacin dele dare abrers en Inlatern, 2 vols, Bareclona, Critics, 1989, (N det) LA GRAN TRADICION 3B J imagineria de los himnos, con especial énfasis en el desplazamiento de las scnergias emocionales y espititunles> cue resultaban «confisca- dhs al sexvicio dela Iglesia», Lainfluencia de Thompson en los historiadores mis javenes ha sido enorme. Resula evidente en el movimiento del Seminario de Historis, fundado en la década de 196) bajo la direcci6n de Raphael Samuel. Samuel, que cabs clases en ef Ruskin College de Oxford, un centro para estudiantes adultos de clase obrera, organiz6 muchos congresos, que preferfa llamar «seminarios». Fundé una revista, History Workshop, y,a través de sus inntimerables artfculos y comunicaciones de seminario, vi6 « muchos de inspirscién para escribir Ia historia (incluids Is historia cultural) «desde absjor. El carismatico Thompson ha inspizado esimis- ‘mo a historindores de la cultura popular de Alemania «la India (véanse las pags. 129-130). Por que surgis en su momemo la preocupacién por ka historia de la cultura popular? Conviven, como de costumbre, dos explicaciones prin- ipales, la «interna» y In «externa». Los que estin dentro se ven a si mis- ‘mos como respuesta a las deticiencias de los enfoques anteriores, sobre todo dela historia cultural que excluia a hi gente corriente y de la histo- ria politica yeconémica que excluia a i cultura. También tienden a ver se asi mismos y alos suyos como los tinieas innovadotes, yrara vez acl ‘ymenos atin iplinas y en el mundo ajeno a la academia. ‘Los que se sitéan fuera tienden a ver un cuadro més amplio, advie- tiendo que en Gran Bretaia, por ejemplo, el surgimiento de la historia dela cultura popular en la década de 1960 coincidié con dl nacimien- to de los «estudios culturales», siguiendo e! modelo del Centra de Es- tudios Gulrurales Comtemporineos de la Universidad de Birmingham dlitigido por Staat Hall. El éxico internacional del movimiento en favor de los estudios culturales sugiere que respondia a una demanda, a una critica de! énfasis en una alta cultura tradicicnal en les escuelas y univer- sidades, ast como la necesidad de comprender el cumbiante mundo de Jas mercancias, la publicidad y la televisién. Al igual que la gran tradicién y el enfoquie marxista la historia de la cultura popular suscitaba problemas que se tomatian cada vez més evi- dentes con el paso de los afios, Estos problemas se analizardn en el si guiente capitulo, Capitulo 2 Problemas de la historia cultural Como acontece con tantas actividades humans, cualquier soluci lproblema de eccribir In hietoria cultural acaba por genarar tus propioe problemas ms pronto o més tarde, Si dejéramos de leer a Burelchardt, ferfumos nosotros quicnes saldriamos perdiendo. Al mismo tiempo, se- ‘la imprudente por nuestra parte imitar su obra muy de cerca, no slo sus composiciones son de dificil ejecuci6n yexigen un grado de fensibilidad de la que la mayoria de nosotros carecemos. Contemplados con:mis de un siglo de distancia, ciertos puntos débiles de sus libros se han tomado evidentes, como sucede con Huizinga y con otros clisicos. ‘Las fuentes, los métodos y Jos presupuestos de estos estucios precisan 4er cuestionados en su integridad. ‘Di VUELTA 4 Los CLAsicos. Tomemos, por ejemplo, el modo de manejar las evidencias en los lisicos de la historia cultural. En particular Bl otovio de la Edad Media de Huizinga empleaba una y otra vez unas cuantas fuentes literarias. El recurso 2 otros escritores podria haber creado un retrato bastante diferente de In €poca. La tentacién a la que no debe sucumbir el his- toriador cultural es la de tratar los textos y las imagenes de un perfo- do determinado como espejos, como reflejos no problemiticos de su tiempo. 36 QUE ES LA STOMA CULTURAL Ea su hbro sobre Grecia, Burckhardt defencia la relatva fiabilidad de las conclusiones sacadas por loshistoriadores culturales, La historia politica de In antigua Grecia, sugesa, esti plagada de incertidumbres porque los griegos exaperaban o incluso mentian, «En cambio, la histo- tia cultural posee un grado primario de certeza, pues consta en sti mae Yor parte de material teansmitida de modo no intencionado, desintere sado 0 incluso involuntario por las faentes y los monumentos.n! En Jo que ataiie. la relaciva iabilidad, Burclcharde tenia sin duda su parte de razén. Su argumentacién acerca del testimonio «involuntarioy resulta asimismo convincente: los testigos del pasado pueden decimos cosas que ellos no sabian que sabia, Con todo, setfa imprudente su: rir que has novelas o los cuadios soa siempre desinteresados, que estin libres de pasign o de propaganda, A. igual quesus colegas de la historia politica 0 econémica, ios historiadores culturales necesitan practicar la titica de las fuentes, preguntandose por qué llegé a existir un determi nado texto o imagen; s tenia como propésito, por ejemplo, persuadir a Tos especiadores 0 alos ectores paraque emprendiesen un determinado curso de accién. En cuanto al método, se ha tachedo a menudo @ Burckharc y Hui- zinga de impresionistas ¢ incluso de aneedéticos. Es bien sabido que lo queadvertimos o recordamos es aquillo que nos interesa personaimen- Te 0 que encaja con lo que ya ereemos, pero los historiadores no siem- pre han reflexionado sobre la momileja de esta observacion, «Hace treinta afios —confess cn cierta ocasién e! historiador econémico Jahn Glapham— lety subrayé Travels i France, de Arthur Young, e impatti clases partir de los pasajes subrayados. Hace cinco affos volvé sobre este libro para descubrir que cada ver que Young hablaba de un francés miserable yo lo habia subrayado, mientras muchas de sus referencias a franceses felices o présperos permanecfan sin subreyar» Cabe sospe- char que Huizinga procedié de manera semejante cuando estaba ilus- trando su tesis de que «ainguna otra époce puso tanto éafasis en el pen samiento de la muerte coma la agonizante Edad Media», éEsté condenadaa ser impresionista la historia cultural? Sino es asi, gendl es In alternative? Una posibilidad es lo que los franceses denomi- nan «historia setiab>, es decir, el andlisis de una serie cronolégica de documentos, Ea el decenio de 1960, algunos histotiadoces franceses ya 1, Jacob Burckhardt, The Greeks and Greek Cieization, Os Murray eomp.) 1998, pi 5 tera, casts Historia deta entura greg, aveelon, bela, om), A PEOBLENAS DE LA HISTORIA CULTURAL 37 tribajaban de esta guisa sobre la propegacién de lo alfabetizacisn y la athistoria del libro». Por eiemplo, comparaban el aiimero de libros pu- blicados sobre diferentes temas en dlistimuas décadas en la Francia del siglo xvii? La aproximacién secial a los textos resulta adecuada en mu- ‘chos émbitos de la historia cultural, de hecho, se ha empleado paraana- lizar testamentos, estatutos, panfletos politicos, ete. También se han analizado de esta manera imagenes, por ejemplo imagenes votivas de una regidn concreta, como Provenza, que revelan cambios de actinades teligiosas 0 sociales a lo largo de los siglos.} Fl problems suscitado por Clapham en torno a las lecturas subjeti- vas de los textos es bastante més diftcl de resolver. No obstante, existe tuna posible alternativa a este tipo de lectura. La alternativa solia cono- cerse como «anilisis de contenido», un método utilizado en lis escuclas de periodismo de Estados Unidos a principios del siglo xx, antes de su adopeién durante la Segunda Guerra Mundial como un medio para la obtencién de informacién fidedigna de los boletines informativos ale- manes por parte de los aliados. El procedimiento consiste en elegit un texto o corpus de textos, calcular la frecuencia de referencias aun deter- minado tema o temasy analizar la El andlisis de contenido de ese tenor ha de responder ciertas pre- ‘guntas delicadas. La labor del grupo de Saint-Cloud era puramente des- 2, BranguisFuret (comp), Livre et scétédan la France du t8e ie, Parks Hops, 1965, 3, Bemard Cousin, Le mvnace etl quotidien: les ex-sote prowewcaus imapes d'une so- ei, Bix, 1983 4, Véase aNtetuon y «Pavors, en Amold Gesber y Adolf Graef, Lesibuw Tacteum, Leipz, 1909, 5. Régine Robin, Hatoireetlingistique, Pati, 197), pgs. 199-15,

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