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Que los robles sean

solo una primera


palabra

dicha
sin mesura
en el abatimiento
de sus hojas

diminuidas las caricias


detrs de los amantes
que dejaron
en los robles
la miseria
cobarde del olvido

que sea en el fragor del tiempo


un instante
para dejar que
los robles
llegan a las nubes
y digan
que el cielo,
testigo de milenarias
plegaras,
sea igual de dichoso
que estos pasillos
interminables
de la ciudad sin robles

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