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El Día en Que Dios Juzgó A Darwin
El Día en Que Dios Juzgó A Darwin
La 'divina creación'
John Scopes fue, en realidad, poco más que un arma publicitaria en las manos de
las dos grandes protagonistas de esta historia: la ACLU y la Asociación de
Fundamentos Cristianos. Ambas partes buscaron representantes dignos del juicio
del siglo. La defensa contaba con la ayuda de Clarence Darrow, el abogado
izquierdista más prestigioso de EEUU, que había defendido con éxito a huelguistas,
líderes sindicales y anarquistas. También era ateo, demócrata y partidario de la
candidatura a la presidencia del país de un tal William Jennings Bryan, al que,
precisamente, tendría que enfrentarse en Dayton.
«Es la civilización la que está siendo juzgada», replicó la defensa del profesor
El primer día del juicio, la expectación era tal que 300 personas tuvieron que
quedarse fuera de la sala. Las cosas nunca pintaron bien para Scopes. El juez John
T. Rauls citaba frecuentemente la Biblia y 10 de los 12 miembros del jurado, todos
hombres de mediana edad, acudían frecuentemente a la iglesia.
Los discursos de los dos grandes oradores fueron memorables. "Si la evolución
gana, el cristianismo desaparece", dijo Bryan. "No es Scopes el que está siendo
juzgado, sino la civilización", replicó Darrow, que clamó contra "la intolerancia y el
odio religioso".
"Trato de proteger la palabra de Dios del mayor ateo o agnóstico de EEUU", replicó
Bryan, que también se burló de una teoría que era capaz de asegurar, incluso, que
el hombre descendía "no de monos americanos, sino de monos del Viejo Mundo".
El momento cumbre del juicio llegó al séptimo día. Darrow llamó al estrado a Bryan
para intentar demostrar la debilidad de la interpretación literal de la Biblia. El
interrogatorio fue descrito por The New York Times como "la más asombrosa
escena en la historia jurídica anglosajona". Darrow interrogó a Bryan sobre la
ballena que engulló a Jonás, el diluvio universal, la tentación de Adán y, al fin, la
creación según el Génesis. Bryan concedió, finalmente, que la Biblia no siempre
debía tomarse al pie de la letra y, a la pregunta de Darrow de si pensaba que la
Tierra fue creada en seis días, Bryan no tuvo más remedio que responder: "Yo creo
que fue en periodos".
"Bryan era la voz del movimiento antievolucionista", explica Larson. "Su traspié en
el estrado fue un golpe de relaciones públicas para los evolucionistas", añade. Pero
de poco sirvió ese golpe. Después de ocho días de juicio y nueve minutos de
deliberación, Scopes fue declarado culpable. Se le impuso una multa de 100
dólares, que fue finalmente revocada por un error técnico del juez.
Scopes se libró, pero el juicio del mono que también inspiró la película Inherit the
wind, de Stanley Kramer lo ganó el creacionismo. En sólo dos años, 13 estados de
todo el país habían aprobado alguna ley antievolucionista. "Y la palabra evolución
desapareció de los libros de ciencias durante casi 40 años", explica Tom Davis,
director de Información Pública en la Universidad Bryan. Este centro fue inaugurado
en Dayton en 1930 para honrar la figura de William Jennings Bryan. Su lema es
"Cristo sobre todo".
Los expertos no parecen sorprendidos por los datos. "Creo que la mayor parte de la
gente piensa que hay más en la vida de lo que podemos ver, sentir o medir",
asegura Davis. "No me sorprende que rechacen un pronunciamiento dogmático
científico que asegura que sólo lo natural es real".
Larson cree que la situación "es muy parecida a la de 1920. La religión es, para
mucha gente, simplemente más importante, significativa y creíble que la ciencia".
Extr. De http://www.publico.es/ciencias/328367/dia/dios/juzgo/darwin