Dentro del mensaje que el papa francisco nos comparti para la
cuaresma, encontramos, al inicio de ste, una bella reflexin acerca del otro como un don, en donde nos invitaba a reconocer el valor del otro y tratarlo conforme a su dignidad de persona. Quin es el otro? Pues mi prjimo, aquella persona que no soy yo pero que vale lo mismo que yo, profundizando ms en esta reflexin podemos ver que el otro es verdaderamente una fuente de autntica vida espiritual, de verdadero y profundo encuentro con Dios Diariamente tratamos a distintas personas, desde las que se encuentran en nuestro hogar, que conocemos muy ntimamente, hasta aquellos desconocidos que llegan a pasar desapercibido. Todas estas personas son distintas, con sus virtudes y sus defectos, algunos nos pueden caer mal, con otros nos llevamos excelente, todas estas diferencias que el otro puede tener o me ayudan en mi vida espiritual, es decir, sirvo a Dios por medio del prjimo, o me son motivo de caer, ofendo a Dios por medio del prjimo. Entonces Cmo evitar caer?, nunca ser sencillo, pero si podemos vivir ms frecuentemente esta espiritualidad. Esto lo podemos lograr si en nuestra vida buscamos siempre el rostro de Dios, el rostro de Dios que est en el otro como un don Por qu? Porque Dios es infinito y el otro es un infinitito en cuanto tiene un sin nmero de virtudes que nos pueden ayudar en el crecimiento de nuestra vida en el espritu. El otro como un don nos ayudar a escalar la montaa de la vida hacia la cumbre de Dios, ser nuestro soporte, nuestro seguro, en pocas palabras, es Dios mismo que se deja conocer abrazando nuestra propia humanidad. Y al ser un don es regalo de Dios, regalo de amor que est en nuestra libertad aceptarlo o rechazarlo.