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Entonces nos internamos en el bosque por una senda oculta tapizada por hojarascas hmedas.
bamos saltando de tronco en tronco para no pisar las espinas de las ejillas. Sus finas espinas
regadas por todas partes retardaban nuestra penosa caminata.
Finalmente, el gigante rbol colorado con su caracterstico tallo ventrudo estaba al frente de
nosotros. Vientre anormal en los rboles. Impresionante barriga, presto a reventar con su savia
si la abundancia se lo permitiera. En la Lupuna colorada no haba nadie, ni vivos ni espritus.
Nos llam la atencin los cortes perfectos de hbiles bistures en su grueso tallo. Al parecer,
alguien desollaba su corteza para extraerle algn misterio.
Habamos escuchado que en los ratos solitarios y de sepulcral silencio, un brujo experto en atar
y desatar conjuros la visitaba a menudo. Dicen que espera que en el bosque no haya visita
alguna para que prepare, al pie del rbol, su mate espeso con la soga de la borrachera.
Luego, toma un tazn con el brebaje amargo y comienza su rito acompaado de cnticos
nasales. Da vueltas sobre s siguiendo un crculo imaginario alrededor de la Lupuna. Hace
ademanes con la mano levantada implorando al rbol que le d favores. Y de rato en rato,
lanza quejidos, como si se tratara de algn animal herido, y llama la atencin, el silbido de
serpiente que emite cuando entra en trance.
Cuando el brujo est seguro que la Lupuna le dar el favor, saca de su bolsa una prenda de la
vctima, le dobla con sumo cuidado, le escupe una flema verdosa, y tambaleante se acerca al
vientre del rbol, y blandiendo su machete le da un corte perfecto que abre la dura corteza, y
en la entraa de la Lupuna esconde la ropa del infortunado que desde ese momento comienza
a tener sus das ya contados.
Pronto, el hechizo surte su efecto, la vctima, hombre o mujer sana, empieza a hincharse,
especialmente el vientre. Y creyendo haber subido de peso, nadie repara en el mal, sino
despus, cuando ya no hay remedio para el enfermo.
- Hola don Shanti, dicen que a cada rato te vas a la Lupuna, a qu pues te vas?
- Me voy a castigar el desamor, la infidelidad, el engao. Me estoy yendo a hacerle un trabajito
a mi sobrina. A la pobre, su novio le abandon el da de su boda. Eso yo no perdono. Para m
es una burla. Ac en la tierra pagamos nuestros errores y yo les hago pagar a los
desgraciados.