Un anciano labrador tena dos hijos. Cuando estaba apunto de morir,
los llam a su cabecera para comunicarles un importante secreto. Les habl as: Hijos mos, dentro de poco morir. Por tanto, debis saber que en mi viedo hay un tesoro oculto. Si cavis, lo encontraris. Creyeron los hijos que hablaba de algn dinero enterrado en la propiedad. En cuanto el padre muri, empuaron azada y rastrillo y removieron una y otra vez el terreno, palmo a palmo, en busca del tesoro. No encontraron nada, pero las vias, con la tierra tan bien removida, produjeron una abundante cosecha como jams se haba visto.