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JÓVENES: EL ESQUEMA DEMOCRÁTICO EN MÉXICO Y EL DILEMA DE LA

INTEGRACIÓN SOCIAL

Introducción

El presente ensayo, nos esboza el camino de la democracia por el que se ha transitado en nuestro
país, en la búsqueda de una ciudadanía y específicamente una ciudadanía juvenil. Esto vinculado
con el papel que tienen los jóvenes ante las estructuras políticas, así mismo, los diferentes
elementos que apunta el análisis de la juventud en un contexto democrático, los cuales están
llenos de tretas, complicaciones teóricas y prácticas que limita el abordaje del tema, por los cual
seguiremos una línea de 3 puntos básicos para caracterizar el desarrollo de los jóvenes en el
ámbito público y específicamente político. En efecto, nos referiremos a los partidos políticos,
ciudadanía y participación como forjadores de la inclusión política de los jóvenes, pero también
como aquellos factores que socavan el desarrollo de los jóvenes en el espacio público.
Apuntes teóricos sobre la democracia
El mundo actual en el que nos desarrollamos ha tenido grandes desafíos para poder organizarse
políticamente a través del método que plantea la democracia en el plano formal y más aun en el
plano empírico, ante esto, se han creado grandes discusiones entorno a este tema, que causan y
seguirán causando polémica. En efecto, se le han dedicado cursos, seminarios, conferencias,
investigaciones empíricas, entre otras, dentro de las cuales no han tenido conclusiones
determinantes para agotar el tema. Tal pareciera, que conforme pasa el tiempo se va
reverdeciendo la discusión y se van creando nuevas problemáticas a resolver, y que en casos
específicos se vuelve más complejo.
Para acomodar esta introversión, referida a la democracia, nos damos cuenta que este término es
uno de los más utilizados con frecuencia en la vida cotidiana, muchas veces sin tener una
cimentación reflexiva de este concepto. Aunado a la desconfianza sobre la existencia de dicha
forma de gobierno, además de quienes ostentan el poder en el gobierno. Además, de los nuevos
actores y las nuevas formas de organización en busca de la reivindicación de los derechos de los
ciudadanos que las instituciones no han podido incluir y que forman parte de una nueva cultura
democrática. Por ello, no se debe limitar a niveles abstractos, debe extenderse hacia las
necesidades nuevas que se van creando y aquí acertadamente interviene un factor de la
democracia procedimental, sin embargo, “cuando se desea conocer si se ha dado un desarrollo de
la democracia en un determinado país, se debería investigar, no si aumentó o no el número de
quienes tienen derecho a participar en las decisiones que les atañen, sino los espacios en que
pueden ejercer ese derecho1”
Evidentemente, la democracia es una línea importante de la estabilidad que se tiene que trabajar y
remodelar de acuerdo a las circunstancias de cada esquema social y así poder elegir los órganos
encargados de las decisiones a través del consenso en donde los ciudadanos ejercen su soberanía
para elegir a quién en su opinión esté mejor capacitado para realizar las tareas de gobierno, y en
1
Bobbio, Norberto. El Futuro de la democracia. FCE, Bogotá. 2000, p. 30-35.

1
palabras de Norberto Bobbio “caracterizada por un conjunto de de reglas (primarias y
fundamentales) que establecen quién está autorizado para tomar las decisiones colectivas y bajo
que procedimientos”. En este contexto, una definición básica y para algunos ya clásica de Joseph
Schumpeter es “el método democrático es aquel sistema institucional para llegar a las decisiones
políticas, en el que los individuos adquieren el poder de decidir por medio de una lucha de
competencia por el voto del pueblo2.
La transición a la democracia significa un cambio en las reglas de juego, en este caso como se
accede a él y que arriba se han esbozado. Los regímenes no democráticos carecen de
participación y competencia3, si carecen de alguno de estos dos, no es democracia. Hoy día, no
hay un acuerdo entre los transitólogos para definir las características determinantes que den
cuenta del fin de la transición hacia la democracia. En este contexto, nos encontramos varias
interpretaciones al respecto, una de ella es: “Las elecciones libres, la alternancia política y una
institucionalidad democrática no se traducen necesariamente en cambios en las relaciones
sociales y en el modelo económico. En tal sentido existe un vacío de intermediaciones
normativas, políticas e institucionales necesarias para hacer de algún modo congruente y
compatible de la democracia normativa con la democracia social”4.
Ahora bien, esta es solo una postura, por ello, no podemos vislumbrar todo el campo de estudio
político y por ello retomamos otra postura no necesariamente antagónica, pero si pone en duda el
planteamiento anterior. “si seguimos la teoría con rigor, habrá que admitir que en México la
transición democrática concluyó el 2 de julio del 2000, con la derrota del PRI y la llegada de un
nuevo partido al poder político, y que a partir del 1 de diciembre de ese mismo año iniciamos una
nueva fase del cambio político que, como tal, presenta rasgos particulares respecto a la fase
precedente de la transición”5
En este momento, podemos decir que formalmente o teóricamente como lo plantea Cansino
hemos concluido la transición a la democracia, sin embargo hay un problema de consolidación y
por ello debemos decir “esta transición democrática es frágil e inacabada, y no puede
consolidarse sin que una profunda reforma del Estado y, por tanto, de las relaciones entre los
ciudadanos y el gobierno, o dicho de otra manera más amplia aún entre la sociedad y el Estado”6,
pues no hay gran satisfacción y mucho menos confianza entre los ciudadanos, respecto de la vida
democrática que tanto se presume por nuestros dirigentes políticos.
Por lo anterior podemos decir que la culminación hacia la democracia, no es ni será la solución a
los problemas que se desarrollan en la sociedad y que día a día nos aquejan más; no ha cambiado
nuestra condición de ciudadanos y mucho menos la de ser humanos libres misteriosamente sino
que “el desencanto mayor sobre la democracia tiene que ver sobre el escaso impacto que han
tenido los gobiernos democráticos sobre las graves injusticias que aquejan a los ciudadanos…se
2
Schumpeter, Joseph A. Capitalismo, socialismo y democracia, tomo 2, Barcelona, folio, 1996, p.343
3
Ver: Dahl, Robert A. Poliarquía: participación y oposición. Madrid, Tecnos, 2002.
4
Álvarez Enríquez Lucía. “Sociedad civil y construcción democrática”, en Metapolítica, Numero 30 julio-agosto
2003, p. 122.
5
Cansino, Cesar. “La transición continua y la instauración democrática”, en La Sociedad civil ante la transición
democrática, México, Plaza y Valdés, 2002, p. 40
6
Olvera, J. Alberto. “Sociedad civil y perplejidad ante la democracia”, en Metapolítica, Numero 30 julio-agosto
2003, p. 113

2
entremezclan explotación con exclusión. Como atinadamente lo ha señalado Amartya Sen, las
vidas humanas pueden empobrecerse de muchas maneras y no solo económicamente; la pobreza
también tiene caras políticas y educativas”7.

Ciudadanía juvenil
Dentro de la población total en México, de acuerdo con los datos emitidos por el INEGI, data
103, 263,388 habitantes en México con datos en 2005, ahora bien, dentro de esta población total,
observaremos que 56.97%, esta en edad de 0 a 29 años, es decir, más de la mitad de la población
total. Al seguir la exploración dataremos que el 26.32% de la población total esta en edad de
entre los 15 y 29 años, esto con índices del propio INEGI, son a los individuos a los que se
consideran jóvenes8 —el Instituto Mexicano de la Juventud toma como jóvenes de 12 y 29 años
de edad—.
Pese a la complejidad que presenta la ciudadanía y debido a la existencia de muchas
concepciones, es importante retomar fundamentalmente al individuo. Puesto que es a él, al que se
le atribuyen todas las características —cuales sean— que denota la ciudadanía, en efecto, “en el
ideal cívico, la idea de ciudadano parte de una disposición de la personalidad que cumple con
ciertos atributos: determinación individual, conciencia y educación, es decir, libertad, autonomía
y capacidad para tomar sus propias decisiones y para emitir juicios9”.
Si bien es cierto que la discusión de la ciudadanía ha provocado grandes polémicas en términos
universales, son aún más grandes en el caso específico de la ciudadanía juvenil. Por ello,
basándonos en que “La noción de ciudadanía está asociada desde el advenimiento de la
modernidad a la idea de los derechos individuales y al tema de la pertenencia a una comunidad
política”10. Esto en la actualidad, se ha reforzado con los derechos políticos, civiles y sociales,
aunado a ello, los grandes y productivos estudios que se han hecho sobre el papel de las minorías
en el desarrollo de la sociedad y las discusiones, entorno a si es menester proporcionarles algunas
condiciones para que no se vean absorbidos por los grandes consocios que han ido permeando
gran parte de la vida cotidiana de los individuos.
La ciudadanía se ha ido desarrollando con el paso del tiempo, desde sus inicios con la
Declaración Universal de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, con todos los beneficios y
las exclusiones que ello implique hasta la actualidad con las discusiones sobre la inclusión de las
minorías. Con esto podemos señalar que “la noción de ciudadanía constituye ante todo una
categoría histórica cuyo contenido empírico ha estado en constante transformación de una época
a otra, debido a que su significación en cada escenario histórico ha dependido de las condiciones
políticas y culturales en las cuales se ha desarrollado”11. Esto sin lugar a dudas, seguirá

7
Alonso, Jorge. “los miedos a la democracia” en Metapolítica, Numero 30 julio-agosto 2003, pp 20 y 21.
8
Elaboración propia con datos del II Conteo de Población y Vivienda 2005
9
Flores Dávila, Julia y Meyenberg, Yolanda. Ciudadanos y cultura de la democracia: reglas, instituciones y valores
de la democracia. México, IFE, 2000, p. 81
10
Sandoval Moya, Juan. Ciudadanía y juventud: el dilema entre la integración social y la diversidad cultural, en
Última Década, noviembre, Viña del Mar, Chile, 2003, p. 2. (1-15, pp.)
11
Ibíd., p. 3.

3
transformándose de acuerdo al reclamo que emitan los grupos para reivindicar y a veces conceder
algunos derechos más para su participación en los grupos de una manera equitativa.
En términos más apegados a nuestra perspectiva, notaremos que hay una carencia para los
jóvenes en cuanto a espacios públicos para desarrollar los procesos de socialización o los
espacios son impropios e improductivos para las instituciones. Algunos de estos espacios generan
violencia, vínculos hacia el alcohol, las drogas por mencionar algunos, y por ende, no hay una
clara identidad, debido a esto añadimos “La posibilidad de pensar la relación entre ciudadanía y
juventud responde a este debate complejo que se realiza en el territorio de la cultura y la
ciudadanía, en la cual las dimensiones de la diversidad se articulan con las demandas de la
integración, la participación y la protección12”, para fomentar la responsabilidad social y el
sentido de pertenencia a las instituciones como garantes de la ciudadanía.
Evidentemente, la relación entre el joven y las instituciones gubernamentales debe existir. Ahora
bien, hemos tocado el punto respecto del joven, sin embargo, es menester detenernos en la
perspectiva de la juventud y esta se refiere no a una escala demasiado exigente, sino más bien a
las oportunidades y derechos que tenemos por el simple hecho de pertenecer a un esquema
democrático. Es muy notorio que cotidianamente se haga énfasis en los problemas que ocasionan
sectores de la población joven a la sociedad, no obstante, no nos damos cuenta que “la juventud
reclama que se le deje buscar, ensayar, acertar y equivocarse, que se les deje vivir la vida; que se
les den herramientas, conceptos y elementos para que ellos y ellas mismas tomen sus propias
decisiones y asuman sus propios riesgos13”. No podemos argumentar que sea demasiado, pues en
contraste con los errores que a menudo tienen élites en el poder, no son considerables.
Estas libertades que se les pueden conceder a los jóvenes, son las que van forjando sus
identidades desde un contexto social e histórico para que desarrollen funciones que beneficien la
estabilidad de los gobiernos inmersos en crisis de legitimidad y representatividad. Aunado a esto,
debemos añadir que el papel no solo es el de los gobernantes, sino también de los jóvenes como
bien se argumenta a continuación “la identidad entendida desde la responsabilidad social, implica
que el joven, en este caso, no solamente privilegia ciertos elementos de su contexto social,
temporal y espacial para su realización personal, para construir su identidad como individuo y
con sus iguales, sino que además se siente responsable del desarrollo y bienestar de la estructura
social en la que habita”14. Es decir, todos tenemos un grado de responsabilidad ante nuestros
gobiernos, pues si bien es cierto que ellos son los representantes de los intereses colectivos, el
joven en este caso, debe cumplir con las obligaciones que se le encomiendan.
Sin embargo, no podemos argumentar que este sea el factor determinante de la ciudadanía
juvenil, sino hay otros problemas que la socavan y cada vez la alejan más de las instituciones. En
efecto, los jóvenes a pesar de representación numérica ante toda la población, es un grupo de
minoría que por si solo no puede cambiar el esquema político. Esto se capta mejor “si
consideramos la imagen de los jóvenes como una forma de expresión subcultural, podemos
constatar que en este ámbito el desafío histórico de la ciudadanía ha estado puesto en el discurso
12
Ibíd., p. 6.
13
Cañas Restrepo, Juan José. “Ciudadanía juvenil: exclusión inserción”, en Última Década, No 19, noviembre, Viña
del Mar, Chile, 2003, p.8.
14
Flores, Pamela y Gómez Nancy. Op. Cit. 2005, p. 85

4
del reconocimiento de la diversidad15”. Con lo anterior podemos esbozar que no hay una
inclusión aceptable de los jóvenes y de sus comportamientos, sino que todavía se ven como si lo
que se les concede fuera una regalía y no un derecho. “La idea de una ciudadanía global, que
cobra importancia a partir de la globalización de la información que resulta de la masificación de
los medios de comunicación. A esto también contribuye la difusión de los derechos humanos,
económicos, políticos, sociales y culturales. Otro elemento central que se agrega a la ciudadanía
juvenil es la inclusión. Se habla de una ciudadanía inclusiva, que enfatiza la importancia de la
participación plena en la vida pública de todos los heterogéneos sectores sociales en igualdad de
oportunidades”16.

Participación
En la actualidad, el término participación, es muy referido en nuestra vida cotidiana, entorno
familiar, pero, principalmente a la expresión política se deleita con la mejor popularidad en todos
los sectores de la sociedad, por ende, es un término grato y sin forcejeo para su aceptación. Sin
embargo, al referirnos a él, es menester establecer el sentido del que se habla, pues hay varias
connotaciones y situaciones referidas que no son posibles abarcarlas todas en una sola definición.
Desde la definición primaria, significa “tomar parte de un todo”, en este tenor es muy visible la
indicación a un modo de acción colectiva. “De modo que la participación es siempre un acto
social: nadie puede participar de manera exclusiva, privada para si mismo”17. Es decir, solo se
puede participar con alguien más, por ejemplo las agrupaciones sociales, políticas y económicas.
En este tenor, nuestra perspectiva es la participación política, aunque, no por ello las demás son
menos importantes.
Dentro de los contextos tradicionales de la participación política, se han desvinculado
importantes sectores de la población. En efecto, la participación en los conflictos y movimientos
sociales se han puesto en boga, donde participan ONG`s y sociedad civil, donde los jóvenes
participan de una manera activa. Esto debido al desencanto que le han provocado los métodos
institucionales, además de los partidos políticos. Por ello, retomaremos en adelante
específicamente a este sector juvenil que se ha inclinado por nuevas formas de participación.
¿Qué tanto interés tienes en la política?

Años 15 a 19 20 a 24

Mucho 10.10% 19.00%

Poco 40.80% 42.30%

Nada 47.40% 36.80%

Otra 0.40% 0.50%

NS 0.70% 0.50%
15
Sandoval Moya, Juan. Op. Cit. p. 10
16
Castaño Contrera, Cristián. “La participación ciudadana de los jóvenes”, en Cumbres Iberoamericana de jefes de
Estado y de gobierno, 2005. (en Línea www.cumbresiberoamericanas.com)
17
Merino Huerta, Mauricio. La participación ciudadana. México, IFE, 1995. p. 9.

5
NC 0.50% 1.00%

Total 100.00% 100.00%

FUENTE: Elaboración propia con datos de Encuesta Nacional de Juventud 2005

Sin embargo, aquí no termina el problema, puesto que explorando más, nos damos cuenta de un
elevado desinterés por la política, tema fundamentalmente importante en la participación, dentro
de un contexto democrático. En efecto, el interés por la política ha perdido fuerza, puesto que en
el rango de 15 a 19 años, prácticamente, el 50% de la población joven, no esta interesada nada,
un poco menos del 50% en el grupo de 20 a 24 años. Esto significa, no solo que no participa, sino
que además no hay expectativa alguna en la política. Dentro del campo desinterés de los jóvenes
en la política, vemos que en el grupo de 15 a 19 años, ni siquiera un cuarto de esta población le
interesa la política.
En otros puntos empíricos vemos que las formas de organizarse de los jóvenes, tienen muy poco
que ver con la participación política, puesto que el 40% de los jóvenes prefieren organizarse para
el deporte principalmente antes que la política. Incluso en un país secularizado, donde la religión
no está vinculada con el Estado hay más participación de los jóvenes en asociaciones religiosas
(12%). En este contexto, un dato más negativo lo vislumbramos con el mismo grado de
intensidad a lo que podríamos llamar dos elementos contradictorios, en efecto, me refiero a las
organizaciones culturales en contraste con “nunca he participado” por lo menos en algún tipo de
organización. Es decir, hay desaliento por participar en colectivo.
¿Actualmente participas en alguna organización? (Tabla correspondiente a
pregunta de respuesta múltiple, por lo tanto los porcentajes no suman
100%)

Tipo de Organización Porcentaje

Estudiantil 11.60%

Deportiva 40.30%

Cultural 7.30%

Religiosa 12.40%

Nunca he participado 7.60%

Actualmente no participo activamente 8.20%

Otras 12.60%

FUENTE: Elaboración propia con datos de Encuesta Nacional de Juventud


2005

Los datos que se han presentado anteriormente, nos dan una pequeña visión de los jóvenes en
México. Esto coadyuva para darnos cuenta del grado de representación de los jóvenes a nivel

6
nacional y por ende, de su incidencia en el desarrollo de la política en nuestro país. Dentro de la
lógica de la democracia, donde se representanta a todos, surge la necesidad de “reconocer la
participación juvenil individual y colectiva, que no se da en abstracto, sino siempre referida a un
territorio específico y con demandas o causas concretas, como el factor formativo por excelencia
que desarrolla las capacidades de los jóvenes en torno a la tolerancia, la democracia, la
solidaridad y la creatividad, lo que se traduce en una ciudadanía juvenil sustantiva y activa que
trasciende lo formal”18. Sin embargo, las acciones de este sector, no son tan normativas como se
maneja en el discurso político de la inclusión total de los sectores de la población.
La participación entendida como una relación operante y operada, como lo diría Herman Heller,
entre la sociedad y el gobierno19, aunque, es una quimera, la idea del ciudadano que logre tomar
parte de todos los asuntos efectuados en la sociedad, debido a la distancia de los espacios de
participación, donde los ciudadanos, hallan causas con mayor nivel de convencimiento y algunas
veces de facticidad y validez para no incrustarse en la participación. En consecuencia surgen
algunos dilemas que emanan de este objeto de nuestro estudio “no todos quieren participar
aunque puedan, y no todos pueden hacerlo aunque quieran”… “La participación no puede darse
sin una distribución desigual de aportaciones individuales, ni puede producir, invariablemente,
los mismos resultados para quienes deciden “formar parte” de un propósito compartido20
Desde otro contexto, la representación política es la forma más acabada de la participación
ciudadana, donde nuestros representantes, solo pueden serlo, en cuanto hagan valer nuestros
derechos y obligaciones, “lo que une a la participación con la representación, son los votos
expresados libremente por el pueblo, en una competencia abierta de partidos políticos” 21, donde
tanto los ciudadanos como los que compiten por los puestos públicos, están obligados a
someterse de acuerdo a los resultados emanados, pues de ello depende la estabilidad social,
política y económica y por ende el fortalecimiento de la democracia en el sentido y con el
calificativo que corresponda a cada sociedad.
La democracia no se agota en los procesos electorales, ni los partidos políticos poseen el
monopolio de la actividad democrática. La participación es indispensable para integrar la
representación de las sociedades democráticas a través de los votos, pero una vez constituidos los
órganos de gobierno, la participación se convierte en el medio privilegiado de la llamada
sociedad civil para hacerse presente en la toma de decisiones.
La meta que más exalta en el terreno político es la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley,
con el consiguiente derecho igual de ciudadanía, de participación y acceso al poder político; pero,
como hemos visto, este precepto constitucional contrasta fuertemente con la realidad social y
económica, caracterizada por una rígida estratificación y una restringida movilidad dentro de las
estructuras social donde la desigualdad, se vuelve más un problema cotidiano que ya no provoca
asombro.

18
Programa Nacional de Juventud 2002-2006 “jóvenes actores estratégicos del desarrollo nacional”, 2002, México.
19
Heller, Herman. Teoría del Estado. Fondo de Cultura Económica, México. 1942
20
Merino Huerta, Mauricio. Op. Cit. 1995. pp. 11-12
21
Ibídem. 1995. pp. 22.

7
Ubicándonos en términos de participación juvenil, nos daremos cuenta que fundamentalmente, la
participación en las organizaciones no son de tipo institucionalizado, sin embargo, ello, no
implica que no haya participación, sino más bien que debido a la falta de credibilidad en éstas, la
juventud ha buscado nuevas formas de participación. En efecto, la participación juvenil, ahora se
localiza en los movimientos sociales principalmente. La expresividad del desencanto de los
jóvenes con las instituciones y específicamente con la política corresponde a los partidos
políticos, quienes no han tenido la capacidad de convocatoria y más aun, de reformular sus
estructuras internas, donde más que una democracia existen monopolios.
Las organizaciones, son fundamentales puesto que son vías que permiten un espacio para poder
participar, pero, estos mecanismos tradicionales de la participación, no necesariamente han
cambiado, sino que se han transformado e incluso fortalecido con nuevas formas de encarar la
participación. Ante esta pluralidad de participaciones, debemos de ajustar las concepciones que
se tiene acerca de la participación e incluso en términos conceptuales, pues no se pueden ignorar
estas nuevas formas de organización. En este contexto, vemos que no solo falta de participación,
sino desencanto en la política como una forma institucional de gestar los cambios que se requiere
para que la juventud esté plenamente incluida, y no solo sea cuestión de los discursos.
Los jóvenes y los Partidos Políticos.
Cabe señalar que hay un distanciamiento de los jóvenes y las instancias tradicionales de
participación política, como lo son los partidos políticos. “La transición a la democracia en
México ha estado sustentada en cambios desarrollados en el terreno electoral y en el sistema de
partidos22”, quedando así los partidos políticos como interlocutores entre el gobierno y la
ciudadanía, cabe aclarar que no son los únicos, pero se supone que serian los más representativos
y mediadores entre gobierno y sociedad. Sin embargo en México los partidos políticos
representados por las tres fuerzas principales: Partido Acción Nacional (PAN), Partido
Revolucionario Institucional (PRI) y Partido Revolución Democrática (PRD), son actores de
escándalos cotidianos y atraviesan por una severa crisis de credibilidad y confianza para la
opinión pública. En lo que respecta a los jóvenes dentro de la Encuesta Nacional de la Juventud,
con rango de edad de 12 a 29 años, se extienden los siguientes resultados:
Independientemente del partido por el que simpatiza tu familia, en general, tu simpatizas más con:

Partido PRI PAN PRD Otro Ninguno No PVEM PST PT NS NC TOTAL


Político recuerda

Hombres 14.40% 18.90% 18.10% 0.40% 43.40% 1.00% 0.30% 0.00% 0.00% 2.70% 0.80% 100%

Mujeres 18.00% 14.40% 16.90% 1.00% 47.90% 0.30% 0.40% 0.00% 0.10% 0.50% 0.50% 100%

Total 16.20% 16.70% 17.50% 0.70% 45.70% 0.70% 0.40% 0.00% 0.10% 1.60% 0.70% 100%

Fuente: Elaboración propia con datos de Encuesta Nacional de Juventud 2005

El cuadro anterior nos muestra que los tres principales partidos políticos PAN, PRI y PRD,
reúnen el 50.4% del total de la población joven, es decir, la mita de la población total de entre 12
y 29 años, aunque, un 45.7% no simpatiza con ninguno, esto como muestra de la desconfianza de
22
Merino Mauricio. La transición votada, Fondo de cultura Económica, México, 2003, p. 247

8
los jóvenes ante la instancia institucional. En este mismo contexto, no hay tendencia determinante
por sexo, puesto que solo en el PAN y el PRD los hombres son los que tienen un mayor nivel de
pertenencia a esas organizaciones y prácticamente en el resto las mujeres tienen mejores índices,
incluso en el no simpatizar con ninguno (47.9%) en relación con los hombres (43.4%).
A pesar de esta crisis de representatividad de los partidos en México es necesario señalar que
tanto proceso electoral como partidos políticos son elementos indispensables para la democracia,
pero hay que hacer énfasis, que aunque sean representativos del régimen democrático no basta
solo con eso, si no que realmente dichos partidos también sean democráticos, cuentas
transparentes, gestión, programas, rendición de cuentas retomando a diferentes sectores, entre
ellos los jóvenes; pero nos guste o no es necesario recalcar que los partidos serán y seguirán
siendo mecanismos necesarios para la mediación entre gobierno y ciudadanos.
¿Por qué no simpatizas con ningún partido político?

Motivos No me No No hay No sé Son Otro IE NS NC TOTAL


interesa cumplen lo buenas de corruptos
que propuestas política
prometen

Hombre 40.10% 10.90% 9.70% 6.30% 3.30% 6.40% 0.20% 20.30% 2.90% 100%

Mujer 37.00% 13.40% 11.40% 7.90% 3.00% 4.80% 0.40% 16.40% 5.70% 100%

Total 38.50% 12.20% 10.60% 7.10% 3.10% 5.60% 0.30% 18.30% 4.30% 100%

Fuente: Elaboración propia con datos de Encuesta Nacional de Juventud 2005

Resulta evidente que México es un país joven, en donde la mayoría de la población mexicana
oscila entre los 12 y 29 años de edad. Pero también, son los jóvenes las principales victimas
del desempleo, la marginación y la pobreza, las principales victimas del abandono escolar por
falta de recursos y sobre todo, las principales victimas de una sociedad adulta en donde la
mayoría de las veces resulta opresiva e intolerante que no tiene respeto ni idea alguna de la
diversidad en que hoy estamos inmersos los jóvenes, entre ellos los partidos políticos. Aunque es
evidente que cada vez más se socializa con la política como parte de la realidad de los jóvenes,
que fundamentalmente es importante que cada vez más jóvenes estén atentos a lo que sucede en
nuestro entorno social. Aunque es lento el avance hay logros significativos “son los miembros de
las generaciones mas jóvenes, de 18 a 30, quienes refirieron que se hablaba de la política en su
casa (26.1%, mientras que las personas de 41 años o mas tuvieron un menor grado de
socialización primaria hacia la política (18.3%)23”
Te voy a leer una lista de partidos políticos. En una escala del 0 al 10, donde 0 es que tu tienes muy mala
opinión de ese partido y 10 que tu tienes una buena opinión, ¿qué calificación le darías al…?

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 TOTA
Calificación L

23
Flores Davila, Julia y Meyenberg, Yolanda. Ciudadanos y Cultura de la democracia en México: normas, valores e
instituciones de la democracia. México, IFE-IISUNAM, 2000, p. 19

9
PAN 0.90% 1.20% 1.40% 1.20% 16.30% 17.50% 19.70% 25.70% 9.50% 6.70% 100%

PRI 1.20% 1.30% 2.20% 1.90% 21.20% 18.70% 18.60% 18.40% 9.20% 7.20% 100%

PRD 0.80% 1.30% 2.30% 2.00% 20.00% 20.30% 18.70% 20.30% 9.80% 4.40% 100%

Fuente: Elaboración propia con datos de Encuesta Nacional de Juventud 2005

Los datos que se desprenden de la pregunta, ordenada en la tabla anterior nos muestra que el 79%
de los jóvenes, califican a el PAN y el PRD con 79%, con un porcentaje no muy alejado se
encuentra el PRI 76%. “Cada partido tiene dentro de sus estructuras locales y nacionales sus
organizaciones juveniles, que agrupan a un numero escaso de militantes en la ciudad de México
existen casi tres y medio millones de jóvenes, de los cuáles menos de tres mil militan o participan
en las actividades de algún partido24”. Esto no significa que como jóvenes no interesa la política,
solo que a veces es tan burocrático el trámite que eso limita la integración y el desarrollo político
de los jóvenes y muchas veces se busca como influir mas de manera directa y practica en el
entorno en donde las acciones van desde barrer la calle de nuestra comunidad, cuidar una área
verde, asistir a las asambleas vecinales, etc. Y no el de ir y sentarte y estar firmando un acervo de
papeles, nombrando a infinidad de gente para tal cargo y obviamente dejando al cargo a gente
muchas veces mal intencionada y que no es joven, no con esto digo que esto sea malo por que se
necesita de las dos partes experiencia y juventud, pero muchas veces los partidos desatiendan
nuestras demandas, este es un factor para que los jóvenes no nos guste participar en algún partido
sea cual sea.
Para el secretario estatal de acción juvenil del Partido Acción Nacional (PAN), Alejandro
Madrigal Díaz, considera que en México la juventud sí está interesada por participar en la
política, pero no en alguna de las organizaciones ya establecidas. El doctor Andrés Valdez
Zepeda, politólogo de la Universidad de Guadalajara, avala esta afirmación, aunque afirma que
existe un pequeño grupo que sí está inmerso en ese tema. Lo anterior es perceptible en diversas
encuestas hechas en el ámbito nacional y local25, las que indican que es el sector juvenil entre los
18 y los 26 años, es el que más acude a votar y a elegir a sus autoridades o representantes.
El descontento hacia los partidos políticos no solo es problema de México sino también de
América Latina como quedo demostrado en un estudio realizado por Daniel Zovatto, en donde
realizo un estudio a partir del análisis de los valores, las percepciones y actitudes hacia la
democracia en 17 países latinoamericanos en el periodo de 1996-2002 y concluía así “la
insatisfacción del ciudadano con la democracia no era un simple reflejo de la situación
económica ni de la infelicidad con los resultados visibles del régimen democrático, sino que era
una manifestación originada en el mal funcionamiento, de los procesos fundamentales, los
actores y las instituciones del sistema democrático, que no resulten los problemas de los
ciudadanos y que defraudan constantemente sus expectativas26”.

24
Citado por Cuna Pérez Enrique, “Reflexiones sobre el desencanto democrático. El caso de los partidos políticos y
los jóvenes en la ciudad de México”, Sociológica, año 21, Numero 61 mayo-agosto 2000, Pág. 107
25
Encuesta Nacional de Reglas, Instituciones y Valores de la Democracia, Encuesta Nacional de la Juventud 2005,
ENCUP 2001, 2003, 2005.
26
Zovatto, Daniel. “Valores, percepciones y valores hacia la democracia, una visión comparada en la región andina
1996-2004”, en Democracia en la región andina: los telones de fondo. IDEA, Transparencia, Perú, 2005, p. 21

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Desafortunadamente el ideal democracia no corresponde a lo que se lleva en la practica, aunado
al bajo desempeño que realizan nuestras instituciones y partidos políticos, y no solo los jóvenes
opinan de esa manera, sino también lo reconocen personajes de la política como Luis Felipe
Bravo Mena, ex dirigente nacional del PAN, al declarar que “la política mexicana vive una
“profunda degradación”, y que lo mas desprestigiados son la política, los partidos y los
políticos27”, desafortunadamente se encuentran mas preocupados pos sus espacios de poder, de
pelearse con la competencia que por resolver las demandas de la sociedad. Aunque los partidos
políticos en el caso de México, no parecen reflexionar sobre su crisis, y cada vez mas se refleja la
desconfianza por parte de los ciudadanos en ellos, sobre todo el sector juvenil.
Consideraciones Finales
Actualmente se observa una marcada tendencia hacia el desinterés ciudadano por la política y
generalmente se hace referencia a la falta de participación de los jóvenes, calificándolos de
apáticos y poco comprometidos. Sin embargo, se ha constatado que la edad no es un factor que
incida en el interés de las personas por la política, ya que hay otros factores (socioeconómicos,
educacionales, de género) que inciden más y que demuestran que el desinterés en la política
involucra a toda la sociedad.
Pero también muchas veces no es culpa de solo los partidos sino de los jóvenes, si bien falta
todavía un largo camino por recorrer para que se tomen en cuenta los jóvenes y tengan un
significado entre los partidos, es bueno saber que en los equipos de los candidatos tengan entre
sus principales promotores a jóvenes –hombres y mujeres convencidos de lo que dicen y lo que
hacen. Más allá de las propuestas institucionales dirigidas hacia los jóvenes, hay que resaltar que
hay una insuficiencia frente a problemas como la marginación, desempleo, drogadicción, escasa
oferta de educación media superior pero sobretodo superior, así como una gran escasez de
espacios deportivos y culturales. Si bien son muy buenos los programas o planes, falta
concretarlos.
Evidentemente, es notorio que persisten polarizaciones sociales que absorben a los jóvenes,
además que los niveles de pobreza no son muy alentadores, no solo para los jóvenes, sino para la
sociedad en general, esto como secuela de el insuficiente crecimiento económico. Sin embargo,
es importante resaltar que sin democracia y sin una economía de mercado, no hay una estabilidad
en las instituciones que moldean a la vida cotidiana, aun cuando en los exámenes y evaluaciones
que hace la sociedad no ha tenido los índices que son necesarios para la gobernabilidad
democrática. Ahora bien, la democracia, no es una varita mágica que puede resolver problemas
por si sola, debe de ser cultivada y trabajada para que haya buenos resultados. Es decir, se
necesita de una sociedad responsable y participativa, por medio de las cuales se cumpla con las
obligaciones civiles jurídicas y tributarias para poder hablar de una ciudadanía con derecho, pero
también con obligaciones que se deben cumplir para mantener la representación política plena.

27
Cuna Pérez Enrique, reflexiones sobre el desencanto democrático. El caso de los partidos políticos y los jóvenes en
la ciudad de México, Sociológica, año 21, Numero 61 mayo-agosto 2000, Pág.104

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