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eR LIE ee serena Nest que quiero producir. No es simplemente que mi voz qyabada me pareceré como la de otro. La instancia de la Soz esti siempre presente desde el momento que mi posicin debe marcarse en relacién 9 una cadena sign! Feante, en la medida en que esta cadena-significante se mantiene siempre en relacién con el objeto indecible Por ello, la voz es exactamente lo que no puede decirse Se ha sefialado que habia en la voz algo que escapaba al efecto instrumental. Ciertamente, me sirvo del signi- feante para hacer responder al Otro -toda cadena signi- ficante es una invocacién pero, mas radicalmente, es pero a voz del Otro, la que me dir lo que me espera, lo que seri de mi y lo que ya es de mi ser como indecible. ¥ es precisamente lo que ata al Otro: lo que me ata al Otro, es la voz en el campo del Otro Por ello podemos decir del psicdtico, aquél que esti sujeto al automatismo mental, que es el hombre libre. Es el hombre libre del Otro, porque la voz del Otro yaesta con él y el Otro ya le ha respondido. Para aquellos que alli se inscriben, la castracién quiere decir que seran por siempre mendigantes. Es por esto que son los objetos tomados en la demanda -el objeto oral y el objeto anal- los que surgieron en primer plano en el andlisis, antes que este objeto del deseo que es la voz. Hay voz por el hecho que el significante gira en torno del objeto indecible. Y 12 voz como tal emerge cada vez que el significante se quiebra, para alcanzar este objeto en el horror. Si tuviera que formular la invocacién de toda cadena significante, diria que es ésta: “No me des lo que te demando, porque no es lo que yo deseo”. Pero tal vez podamos decirlo atin més profundamente breve, bajo la forma de este mandato al Otro: “jCallate!” Por lo tanto, no utilizamos la voz; ella vive en el lenguaje, lo habita, Basta con decir para que emerja, 20 surja la amenaza de que aparezea lo que no puede decirse. Si hablamos tanto, si realizamos nuestros colo- quios, charlamos, cantamos y escuchamos a los cantan- tes, hacemos misica y la escuchamos, la tesis de Lacan implica que es para hacer callar lo que merece Hamarse la voz como objeto pequeiio a Versién castellana de Silvia S, Baudini Versién castellana autorizada pero no revisada por el autor. Publicado en francés por la revista Quarto n, $4, Bélgica, junio de 1994. Notas ' Nalr: Este articulo fue retomado y revisado por el autor, de una exposicion hecha en ocasion de un coloquio sobre la voz en Ivry, el 23 de enero de 1988, cuya transcripcién aparecié anteriormente en éditions de la lysimague (1989) Lacan J., El Seminario, Libro 11, Los cuatro concepros fundamentales del psicoandlisis, Paidés, Buenos Aires, 1997, pag. 79. Lacan J., El Seminario, Libro 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoandlisis, Paidés, Buenos Aires. 1997, pag. 91 Lacan J., “De una cuestién preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis”. Escritos 2, Siglo XXI Editores, Buenos Aires, 1985, pig, 513-564 Lacan J., El Seminario. Libro 1, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoandllisis. Paidés, Buenos Aires. 1997. Coleccién Orientacién Lacaniana Serie Testimonios y Conferencias publicacién de la Escuela de la Orientacién Lacaniana - EOL Director responsable: Leonardo Gorostiza Director de la publicacién Guillermo Raices Director adjynto: Maria Inés Negri Comité edit Nora Alvarez, Pedro P, Casalins, Liliana Michanie. Adriana M. Rubistein y Fernando Vitale. La Escuela de la Orientacion Lacaniana (EOL) junto con Ia Ecole de la Cause freudienne (ECF), la Escuela del Campo freudiano de Caracas (ECFC), la Escuela Europea de Psicoanilisis (EP) y la Escola Brasileira de Psicandlise (EBP), son miembros instituciona- les de Ia Asociacién Mundial de Psicoandlisis (AMP), ‘i Primera Edieiéa: Noviembre de 1997 ISBN N° 987-9122-06-6 Registro de Ia propiedad intelectual en trim Queda hecho el depdsivo que previene [a Ley 11.723. Impreso en la Argentina, Printed in Argentina Produccidn grifica: Publikar INDICE 7 Presentacién Guillermo Raices 9 Jacques-Alain Miller Jacques Lacan y la voz 23 Bernard Nominé La voz y el superyé 47 Slavoj Zizek La voz en la diferencia sexual 71 Titulos publicados Coleccién Orientacién Lacaniana peed et Presentacion En este segundo volumen de la Serie Testimonios y Conferencias se intenta entregar a consideracién del lector un teme al cual en Ja historia del psicoandlisis se le ha dado escasa relevancia, Es asi como las referencias al articulo de Theodor Reik acerca de “la voz del shofar” en su libro El ritual - psicoandlisis de los ritos religiosos es retomado por dos de los autores, como arquetipico de un pensar de cufio estrictamente freudiano. Esto es, un significative lugar para la voz con pleno ascendiente causal en la fantasmética edipica, ms aun, en la mitolo- fa relativa a la muerte del padre. Es sabido que J. Lacan ha considerado a fa voz como uno de los objetos de la pulsion. Basta recurrir a leerlo en su Seminario I! para confirmar el nivel de “innova- cidn” que le atribuye Miller en suarticulo sobre “Jacques Lacan y la voz”. Por tanto es un hecho para el psicoand- lisis el establecimiento ~a partir de la evidencia clini de este nuevo objeto, sin consonancia con nada, junto a los objetos tradicionales. Es asi como el articulo citado se conforma como una introduccién rigurosamente légi- caal tema en cuestién, ofreciendo precisiones que entra- fian una cierta revision critica a otras posturas afines. Bernard Nominé es un psicoanalista francés que ut t ey rar La Se ta ut ut Se Ly wt reside y desarrolla su actividad en la ciudad de Pan credence 4: Pmucia), ¥ ub winaa Mit a: BSE (Beeuela Europea de Psicoanélisis) ensefia también en la regign de Toulouse. "La voz y el superyo” es la version eelblecida de una conferencia que pronincié en una de Jas noches de la EOL, el 8 de abril de 1997. Algunos ‘lementos de su ponencia provienen, como asi lo ha Geclarado, de su pertenencia y trabajo en un cartel euro~ americano. Slavoj Zizek despliega su actividad psicoanaliticaen Liubligna (Repiblica decEslovenia), siendo autor de numerosas obras referidas al psicoandlisis de orienta tion lacaniana, algunas de ellas ya traducidas al castella- no. El presente articulo, “La voz en ladiferencia sexual”, tue publicado originalmente en inglés, de cuya versiSn francesa para la Revue de psychanalyse de la E.C.F. N" 31 se lo ha vertido en castellano con la autorizacién del autor. Cabe dejar sin mas a disposicién del lector en este volumen un tema de singular atractivo en el panorama actual del psicoandlisis. Guillermo Raices ee Jacques-dlain Miller Jacques Lacan y la voz Jacques Lacan le ha dado ala voz un lugar especifico en el psicoandlisis.' Voy a ocuparme de las vias por las Guales se vio llevado en su ensefianza a darle a la voz un Gstatuto de objeto, llamado objeto pequefio a, en lo que él Mamaba su algebra. Me parece que se trata de una innovacién en el psicoanilisis. En efecto, la tradicion psicoanalitica, partir de Freud, Abraham, Melanie Klein, aislo cierta- Prente la funcion del objeto, pero para poner todo cl reento en dos objetos, bien conocidos hoy més allé de la practica analitica: el objeto oral y el objeto anal, que se Suponen sucesivamente prevalentes en la cronologia del desarrollo ~el desarrollo del individuo 0 mas precisa- mente, | de su libido en tanto su finalidad converge en el objeto genital. Dicho de otro rhodo, no se esperd a Lacan para situar en el psicoandlisis la funcién del objeto, pero estos dos Objetos se inseribieron en estadios de desarrollo. Y ¢s un hecho de la historia del psicoanalisis que el objeto vocal haya permanecido desapercibido en tanto que el punto de vista diacrénico, cronol6gico, de la relacién de objeto comandé la perspectiva. El objeto vocal no aparecié en tl psicoanalisis hasta que la perspectiva no fue ordenada desde un punto de vista estructural. 9 Qué implica ehpunto de vista estructural en psicoa- nalisis? Es el punto de vista que inauguré Lacan -no es i unico que lo haya adoptado- dandole su estatuto al inconsciente a partir de la estructura del lenguaje tal como fue planteada por Saussure y desarrollada por Jakobson. Consiste, primeramente, en anular las pre~ quntas sobre la génesis y, por ello mismo, operar una separacién en la teoria del desarrollo de la libido entre, por una parte lo que trae aparejado el punto de vista genético: que no dejan de usar la teoria de los estadios, ¥ por otra parte, aquello para lo que servian los estadios como cubierta, vestiduras: los dos objetos que estén alli, caidos de esta catastrofe ‘A partir de alli, el punto de vista estructural obliga igualmente a revisar la nocién del individuo, soporte del desarrollo, para sustituirle un concepto diferente, el de sujeto —que no es el soporte del desarrollo, ni tampoco el soporte de la estructura, sino exactamente lo que supone la estructura. De este modo, este sujeto es el sujeto del significante; es lo Unico que sabemos de él: es supuesto por la estructura del lenguaje. Las tesis del desarrollo genético dejan por lo tanto lugar ala tesis de la causacién estructural del sujeto, y el objeto se encuentra por ello mismo arrancado al cuadro diacrénico donde fue ins- cripto en el psicoanalisis primeramente, para alojarse en las operaciones de causacién del sujeto. De este modo, el problema del objeto no es ya un problema temporal. No se lo formula més en términos de sucesién —de progresién o de regresidn-, sino en términos estructura~ les. Entonces, ;cdmo la funcién del objeto, tal como fue trabajada en el psicoandlisis desde Freud, se inserta en las*relaciones del sujeto y la estructura del lenguaje? Esta pregunta constituye un problema en dos puntos. Primero, gcémo la relacién del objeto con la estruc- tura lingiistica puede formularse, en tanto que el objeto lo , -incluido el objeto oral o el objeto anal— no es jin elemento de la estructura lingiistica, desde el momento en que no es ni un significante, ni un significado? Si Lacan anota el objeto con la letra a, es para distinguirlo de todas sus anotaciones del significante o del significa- do, para los cuales utiliza distintos tipos de S—maytiscu- la, miniscula, itdlica, ete. Lacan pone el abjeto aparte de la estructura linguistica, anotndolo con una letra que no declina. Luego, cémo es que sin embargo hay una relacién entre este objeto que no es un significante, y un sujeto definido, por el contrario, como sujeto del significante? Es un problema ligado totalmente a la matriz de la ensefianza de Lacan: estuvo en esta tarea durante largos afios para conciliar estas dos exigencias que pueden parecer habitadas por una antinomia. Es en el camino de la posicién y de la resolucién de estos problemas como Lacan encontré lo que podemos Hamar dos nuevos objetos en el psicoandlisis: el objeto vocal y el objeto escépico, la voz y la mirada, que generalizan el estatuto del objeto en la medida en que no pueden situarse en ningiin estadio, No hay estadio vocal ni estadio escépico. Lacan reservé al objeto escépico, a la mirada como objeto a, un desarrollo hoy célebré, en su Seminario Los cuatro conceptos fundamentales del psicoandlisis,? apro- vechando la aparicién del libro péstumo de M. Merleau- Ponty, Lo visible y lo invisible, Hay una razén para ello que no es sélo una razén de encuentro, incluso si el azar tiene alli su parte, Lacan, en efecto, tratando el objeto mirada, encontré la ocasién de corregir el sentido de lo que él mismo habia introducido y que también es céle- bre, el “estadio del espejo” En efecto, en la medida misma en que la relacién especular del “yo me veo verme” soporta las identifica- ciones imaginarias -y, en el fondo, el espejo esta alli u ‘ j para materializar la imagen-, disimula la distincién a realizar de la visién y de la mirada. De la vision como funcion del drgano de la vista, y de la mirada, su objeto inmanente, donde se inscribe el deseo del sujeto, y que no es organo ni funcién de ninguna biologia. No tenemos un desarrollo comparable en la ensefian- za de Lacan sobre el objeto vocal. Este desarrollo puede, sin embargo, estar esbozado en el modelo de la articula- cién dei ojo y de la mirada, sin que haya necesidad de introducir una mediacién como la del espejo. El espejo es necesario para producir el “verse asi mismo”, mien- tras que el “oirse a si mismo” ya esta presente en lo mas intimo de la subjetividad -o, para expresarlo como Husserl lo hace, en “la presencia de si del presente viviente de la subjetividad Pero conel modelo de la esquizia, de la oposicion, de la antinomia entre el ojo y 1a mirada gpor qué no intro- ducir una esquizia, una antinomia entre el oido y la voz? Esto alcanza para, en un atisbo, marcar que la voz como objeto ano pertenece de ningiin modo al registro sonoro asi como la mirada como objeto a, en el Seminario 11,” puede ejemplificarse muy bien con el ruido que sorpren- de al viajero en el andlisis que Lacan toma de Sartre Evoco los nombres de Merleau-Ponty y de Sartre: en efecto, todas estas construcciones de Lacan estan cons- tantemente en relacién a los analisis fenomenoldgicos. Sila voz como objeto ano pertenece de ningtin modo al registro sonoro, esto no impide que las consideracio- nes que pueden hacerse sobre la voz a partir del sonido en tanto distinto del sentido, por ejemplo, o sobre todas las modalidades de la entonacién, sélo puedan inscribir- ge en la perspectiva de Lacan ordendndose con la fun- cién de la voz, si puedo decirlo, como a-fona. Sin duda hay alli una paradoja, que se debe a que los objetos Hlamados a sélo concuerdan con el sujeto de! significante perdiendo toda sustancialidad, a condicién 12 de estar centrados por un vacio: el de la castracién. En tanto son oral, anal, escépico, vocal, los objetos rodean un vacio y es por ello que lo encarnan de diversas formas. Es decir que cada uno de estos objetos sin duda esté especificado por una cierta materia, pero esta espe- cificado por esta materia en tanto la vacia. Y es por esto que, de hecho, e! objeto a es para Lacan una funcién logica, una consistencia del cuerpo bajo la forma de diversos desechos. Es decir, es fundamental un criterio para asignar esta letra a a abjetos. Este criterio ~pode- mos decirlo en los términos del “Hombre de los lobos trata de una cosita separable del cuerpo {Qué es lo que puso a Lacan en la via de prolongar la lista freudiana con los objetos voz y mirada? La respues- ta es simple: es una experiencia clinica, No es una meditacién sobre el monélogo consigo mismo del sujeto en su soledad, para el caso del objeto voz. Es una experiencia clinica, donde la mirada y la voz se mani- fiestan bajo una forma separada, con un caracter eviden- te de exterioridad en relacién al sujeto. Es la experiencia clinica de la psicosis lo que condu- joa Lacan a prolongar la lista freudiana. Podemos decir que, de cierto modo, estos objetos eran conocidos por los psiquiatras, y que la teoria de la voz y de la mirada como objetos a viene del cruzamiento de la experiencia psi- quidtrica de Lacan y de la teoria de los estadios de Freud, bajo los auspicios de la estructura del lenguaje de Saussure. Lacan extrajo del delirio de vigilancia el objeto escopico, porque este delirio de vigilancia vuelve manifiesta la presencia separada y en el exterior de una mirada bajo la cual el sujeto cae. Del mismo modo, Lacan extrae de los fenémenos del automatismo mental ~asi nombrado desde Clérambault, a quien Lacan reco- nocia como su inico maestro en psiquiatria~ el objeto vocal. Ahi hablamos de voz aunque estas voces sean todas inmateriales ~no por ello son menos perfectamente B reales para el sujeto. Son incluso aquello de lo cual él no puede dudar, sin que nadie pueda grabarlas; no es su materialidad sonora lo que estaria en primer plano. Por ello, y muy légicamente, es en su escrito sobre la psicosis* donde encontramos la articulacién mas desa- rrollada de la relacién del sujeto y de la voz. Ella incluye —como, por otro lado, lo que desarrollé en su Seminario 12° sobre la articulacién del sujeto y de la mirada-, una confrontacién con Maurice Merleau-Ponty (en el escri- to, queda implicito). Una confrontacién, precisamente, con su Fenomenologia de la percepcién, donde encon- tramos una teoria bastante desarrollada de la alucinacién verbal motriz. Hay una necesidad Iégica—mereceria que se desarro- le la confrontacién de Lacan y de Merleau-Ponty sobre la cuestion de la alucinacién verbal motriz-, en el hecho que Lacan haya encontrado la voz antes que la mirada, en tanto que tomaba su punto de partida, para aprehender la experiencia analitica, de la funcién de la palabra en el campo del lenguaje. Diré que la instancia de la voz merece inscribirse como tercera entre la funcién de la palabra y el campo del lenguaje. Se puede partir del hecho de que es la funcién de la palabra aquella que confiere un sentido a las funciones del individuo. Esta palabra anuda uno al otro el signifi- cado~0 mas bien lo “a significar”, lo que es a significar— y el significante; y este anudamiento implica siempre un tercer término, que es el de la voz. Si planteamos que no podemos hablar sin voz, sélo diciendo esto podemos inscribir en el registro de la voz lo que constituye residuo, resto de la sustraccién de la significacién al significante, Y podemos, en primer lugar, definir la voz cotho todo aquello que siendo del significante no parti- cipa del efecto de significacién. Es lo implicado por un esquema muy simple de Lacan: ——_—_———_ Castracion joce del viviente Voz Significante Intencién de significacién Este esquema presenta la operacién de la palabra a partir del cruce de dos vectores: el de la intencién de decir, el de la intencidn de significacién, que sdlo puede realizarse cruzando el vector del significante. La voz es todo lo que del significante no participa del efecto de significacién. Lo que trae aparejado el punto de vista estructural es que la intencién de significacién, por lo tanto, sdlo se realiza a condicién de encontrar, sobre el vector del significante, lo que es su estructura a la vez como léxico y como sintaxis. Inscribir la voz aqui la instala de entrada en una posicién de resto. El segundo vector que Lacan inscribe en este esque- ma encarna la dinamica del viviente y, simétricamente. lo que es el goce del viviente, el cual, por atravesar esta estructura, se encuentra alli bajo la forma de la castra- cidn. Por supuesto hay posibilidad de razonar sobre la simetria de posicién entre la voz y la castracién. La voz lacaniana, la voz en el sentido de Lacan, no sélo no es la palabra, sino que no es nada del hablar. Hemos visto desarrollarse una lingUistica de la entona- cidn, que a muchos lingdistas les parece un ejercicio limite. Trata de definir lo que serian los significantes de la entonacién segiin los efectos de sentido con que se cargan, A este respecto, la linglistica de la entonacién Is no ene nada que ver con la voz lacaniana que no es la entonacidn, pues su posicién esta profundamente fuera de sentido. Podemos pensar que lo que Lacan llama la voz tiene parentesco con la entonacion y sus modalida des. No creo que apunte a esto, en la medida en que esta Linguistica de la entonacién no es posible mas que a Condicion de referirse en definitiva a los efectos de sentido que alli se producen, Con respecto a esto, la voz, con el uso muy especial que Lacan hace de esta palabra, es sin duda una funcién del significante ~o mejor, de la cadena significante en tanto tal. “En tanto tal”, egto implica que no es nica. mente la cadena significante en tanto que hablada y escuchada: quiza es también en tanto escrita y leida. El punto crucial de esta voz es que la produccién de una cadena significante Io digo en los términos mismos de Lacan no esta ligada a tal o cual érgano de los sentidos, © a tal o cual registro sensorial, Ciertamente, enconiramos en Lacan un esbozo de la fenomenologia de la palabra, que apunta 2 mostrar las Paradojas de la percepcién de la palabra; estas paradojas Consisten en que el sujeto se muestra alli esencialmente Paciente, ¢s decir, soporta sus efectos, Sin desarrollaria, apnelo que esta fenomenologia debe dar un primer luger al andlisis de la percepeién por el sujeto de la palabra cel ong, En tanto. que toda palabra del otro trae aparejada do, aueestién profunda. Eso esta bastante bien imagina. do en el hecho que todo el mundo puede quedarse tranquilo durante todo un dia en oir hablar y en oir la Palabra del otra-—ir-o dosmir. Esto no quiere decir que forzosamente se lo obedezca. Esta sugestion causa one sionalmente en el sujeto una desconfianza en la palabra del otro: “Dice esto, pero iqué es lo que quiere verdade, Tamente decir? Dice esto, pero glo dice él?". Esta des. anflanza se inscribe también en el hilo de esta suges. Hon; el sujeto se pone fuertemente en puardia frente « lo 6 Sugestion que viene muy naturalmente de la palabra del otro Por otra parte, la percepcién de su propia palabra por el sujeto causa, asimismo, numerosas paradojas, Un sieenh ttre las pacedales que Lavan estala, on anc ol sueto no puede hablar sin oirse, es decir, que su palabra Fropia incluye una reflexividad espontinea, si pueda fieeirlo, una autoafectacion que fascina siempre al ana, lista de los fenémenos de conciencia. Pero este “pincs es distinto det “escucharse”, en donde una atenciéa aplicada corrige, viene a retomar esta reflexividad ex pontdnea, Podemos notar en relacin a esto que el sujeto dp Puede escucharse sin dividirse; numerosas experien. cigs muestran que, por ejemplo, si remitimos al sueto sa propia palabra en parlantes con un tiempito de diferen. Io BS¢ ove lo que dice, pierde el timén de su propia palabra En el mismo capitulo de la percepcién de su propia palabra por el sujeto, hay que inscribir lo que le debemea a la observacién psiquiairica, que la-alucinacién verbet Fesponde en el sujeto al esbozo de movimientos fonatorios sobservable en ocasiones. Tratandose de lo que noe sraPa: & saber, la alucinacién verbal, esto conduce a Plantear que ella se basa en el sujeto én un desconmes, imiento de su propia actividad ~es decir, la imputacion ue se le hace al sujeto, como constituyente, de ser responsable de la alucinacién La perspectiva estructural, en la cual se inscribe el concepto de la voz en Lacan, es otra. Es la perspectiva ue la voz es una dimensién de toda cadena significante. gn tanto que una cadens significante como tal ~sonora, escrita, visual, ete.— trae aparejado una atribucién sub. jetiva, es decir, asigna un lugar al sujeto, Y esta atribu- cion subjetiva, regularmente, dice Lacan. es distributiva, es decir. no es de ningtin modo univoca, Por lo regular, una cadena significante asigna varios lugares subjetivos. Esto no escapé a una lingilistica que considera que todo discurso incluye en lo mas profundo menciones, que todo discurso, de este modo es profun- damente un discurso indirecto, que no hay discurso sin que, en la enunciacién misma, el sujeto no esté en retraceso y se ubique, retome posicién en relacién a lo que dice. Ustedes saben que se llega al punto de hacer de la negacidn una tal mencién ~es necesario que haya en principio la posicién del término, y luego, la negacién del término planteado previamente. Es alli exactamente donde Lacan utiliza el término de voz: toda cadena significante tiene diversas voces ~lo que en efecto, hace equivaler la voz y la enunciacion. Este anilisis precede, en su escrito sobre la psicosis, 2 sus consideraciones sobre una célebre alucinacién verbal referida por una paciente en el hospital Sainte- Anne, quien habia oido decir al vecino esta injuria: marrana”, Lacan pone de relieve que llega a obtener de esta paciente lo que precede a esta injuria, la frase misma completa: “vengo del fiambrero”. {Cual es el punto crucial del andlisis de Lacan? Considera el conjunto formado por la injuria y por esta frase como una cadena significante que se ha roto, es decir, donde se produjo una distribucién de la asignacién subjetiva: el “vengo del fiambrero” es atribuido al sujeto que puede entonces reconocer que lo ha pensado, en tanto que la palabra “marrana” esta arrancada de esta cadena significante para serle atribuida al Otro. Sin duda odemos reconocer aqui, en la frase “Marana, vengo del fiambrero”, el fantasma de despedazamiento que habita a esta paciente que de este modo, en la palabra “marra- na”, oye resonar la palabra de su'ser, Es la carga afectiva 0, digamos, libidinal de la pala- bra “marrana” lo que opera una ruptura de la continuidad de la cadena significante y un rechazo en lo real. Porello, Lacan llama voz aun efecto de forclusién del significan- te, que no es reductible de ningin modo, como lo querria la vulgata, a la célebre forclusién del Nombre del Padre. En la medida en que un trozo de cadena significante, quebrada por lo que llamamos por el momento esta “carga libidinal”, no puede ser asumida por el sujeto, pasaa lo real y se Je asigna al Otro. La voz aparece en su dimensién de objeto cuando es la voz del Otro. {Qué es lo que alli importa? ,Es el tono, aun siendo el de la injuria? Después de todo, aunque le hubiera sido dicho al oido y dulcemente no seria por ello para el sujeto menos injuriante. Lo que aqui importa, es que esta voz viene del Otro. De este modo, la voz es la parte de la cadena significante imposible de asumir por el sujeto como “yo”, y que se asigna subjetivamente al Otro. Pero después de todo, “marrana” es también una palabra, un significante que produce un efecto de signi- ficacion, que llamamos la injuria. gEstariamos por lo tanto ain alli en el registro propiamente del significante y del significado? No debemos descuidar lo que rapida- mente hemos llamado la “carga libidinal” de este térmi- no. Lo que implica, para decirlo‘en otras palabras, que varian apenas las que ustedes han aceptado hasta el presente: una carga de goce ~alli, verdaderamente, hago del término goce el equivalente de libido— no integrable a la cadena significante. Es asi como la voz viene al lugar de lo que correspon- de al sujeto propiamente indecible, y que Lacan llamé su “plus de gozar”. La castracién, que mencioné répida- mente, quiere decir que no oimos voces en lo real, que somos sordos a ellas. ;Dénde esta entonces la instancia de la voz cuando yo hablo? No es el tono lo que tomo, incluso si juego, variandolo, segiin los efectos de sentido 19 5 Epita EOL se OLECCION ORIENTACION LACANIANA SERIE TESTIMONIOS Y CONFERENCIAS

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