Está en la página 1de 29
SAN BUENAVENTURA EXPERIENCIA Y TEOLOGIA DEL MISTERIO Itinerario del alma a Dios + Incendio de amor + Soliloquio- El Arbol de vida + De la vida perfecta EDICION PR JULIO BIBLIOTECA DE AUTORES CRISTIANOS MADRID ® MM PROLOGO 1. Comienzo por invocar el primer principio, al eterno Pa- dire, de quien proceden todas las iluminaciones como del Pautre de Jas Inces, del cual desciende toda dédiva buena y todo don perfecto {Sant 1,17), en el nombre de Jesucristo, su Hijo y nuestro Seaor, para que, por intercesion de la santisima Virgen Maria, madre de Cristo, nuestro Dios y Seftor, y del bienaventurado Francisco, nuestro padre y guia, ilumine los os (EF 1,17-18) de vuestra men- te, para gular nuestros pasas por el camino de la paz (Le 1,79), que su- ere todo conocimiento (Elp 4,7); paz que predicé y dio Cristo nucs- tuo Seftor, y de la cual fue apdstol nuestro padre Francisco, que la anuncié al principio y al final de cada discurso, la deseaba en. cada saludo ! y en cada contemplaci6n suspiraba por la paz del éxtasis, como ciudadano de la Jerusalén perfecta, de la que aquel hombre pacifico que ha vivido con las que odian la paz (Sal 119.7), dice: Pedid la paz para Jerusatén (Sal 121 6). Pues bien sabia que el trono de Salomén se fundamenta sobre la paz, como esti escrito: Sw tienda estd en Salem, su morada en Sién (Sal 75,3) 2. ¥ como, siguiendo el ejemplo del bienaventurado padre Francisco, buscaba esta paz con espiritu ardiente, también yo pecador, indignamente su séptimo sucesor en el gobierno de la Orden 2, teeinta y tres aftos después de su muerte me retiré, por voluntad divina, en cl monte Alvernia *, lugar de quicto refugio, para buscar la paz del espiritus y alli, discurriendo interiormen- {e sobre ciertas elevaciones del alma en Dios #, me vino a lam moria entre otras cosas aquel maravilloso acontecimiento oc Cf, Tons De Ctrawo, Vda primera, X, 23, en S, FRAMCISCODE ASS Exits y iogatee. cements dela pe (BAC, 000) 156. Tambien, ANON, Lowa de bv 1 companies, VII, 26 ibid, 547; SAN BUENAVENTURA, Leena mayor TIE, 2 reer Sn Buenaventura fe clgido Ministr General dela Orden francscana el.2 de febrern de 1357 7S Francaconnucloen Ass a tarde del 3 de octubre de 1226, San Buenaver: ‘ua estuvo, por tanto, en ef Alvernia en otofo de 1259. Gh Sav Buenaventura, Brum Vy 10,.1 (V, 263). Cita Saw Juan DyMAscend, lH De ide ota, 24 0 94, 1096). 6 Experiencin y teologin del Misterio rrido en aquel mismo lugar al dichoso Francisco, es decir, a vi- sidn del Serafin alado en forma de Crucificado 5, Y meditando sobre esto, pronto me di cuenta que tal vision me ofrecfa la con- templacion extatica del mismo padre Francisco y al tiempo la via que a ella conduce. 3. Porque las seis alas del Serafin bien pueden significar los seis grados de iluminacién mediante los cuales el alma, como por escalones 0 etapas, se dispone a subir al gozo de la paz,ér) los extaticos excesos de la sabidurfa cristiana. Para lo cual 110 hay otro camino que el ardentisimo amor del Crucificado, que a Pablo arrebat6 hasta el tercer cielo (2 Cor 12,2), trasforméndolo en Cristo hasta el punto de exclamar: Con Cristo estoy crucified _y mo vivo yo, sino que es Cristo quien vire en mi (Cél 2,19-20). Este mismo mor absorbi6 el alma de Francisco hasta el punto que éte lo manifest6 en la came, llevando durante dos afios impre- sas en su cuerpo, hasta la muerte, las sagradas marcas de Ia Pa~ sidn 6, Por tanto, la visién de las seis alas del Serafin insintia las seis iluminaciones ascendentes que, desde Jas criaturas, nos conducen hasta Dios, al que nadie accede rectamente sino es a través del Crucificado. Pues, em verdad, el que no entra por la puerta enel redil de las ovejas, sino que escala por otro lado, ée e$ un ladrén y un salteador (Jn 10,1). En cambio, quien entre a través de la puerta entrar y saldré y encontrard pasto (Jn 10,9). Por lo que Juan dice en el Apocalipsis: Dichosos los que laven sus vestiduras, asi podran disponer del Arbol de la Vida y entrardn por la puertas en la Ciudad (Ap 22,14), como si dijese que la contemplacién no es suficiente para entrar en la Jerusalén celeste, sino que es neces: rio pasar a través de Ia sangre del Cordero, que es como su in- greso. Quien no es pues, como Daniel, hombre de deseos (Dan 9,23), no esta preparado de ninggin modo a las divinas contem- placiones, que conducen al desbordamiento del alma. Y los de- seos se inflaman en nosotros de dos formas: con el clamor de la oraci6n, que hace rugir las convulsiones del corazin (Sal 37,9), y 5 CE. TowAs Be Catano, Vida primera, IIL, 94, p.198; ANONIMO, Lependa de los tres armpaters, XVII, 69, 568; San Buenaventura, Leyenda mayor, Xill, 1-4, pubis * San Francisco recibio allo estigmas hacia el 14 de septiembre de 1224, La fiesta lit foonmemora el 17 de septiembre, Itinerario del alma a Dios con el fulgor de la especulacién 7, por el que la mente se sumer- ge directa € intensamente en los rayos de la luz divina. 4. Por tanto exhorto al lector, primeramente, al gemido de la oraci6n a Cristo crucificado, cuya sangre purifier nuestros pecados (Heb 1,3), para que no crea que baste una lectura sin unci6n, la especulacién sin devocién, la investigacion sin admiracién, la ob- servaci6n sin entusiasmo, el esfuuerzo sin piedad, la ciencia sin ca- ridad, la inteligencia sin humildad, el estudio sin gracia divina, el espejo sin la sabiduria divinamente inspirada. Asa cuantos se sienten invadidos por ja gracia divina, humildes y piadosos, com- pungidos y devotos, a los ungidos con el dleo de ta alegria (Sal 44,8) y amantes de la sabiduria divina e inflamados por su deseo, que ansian dinicamente glorificar, amar y gustar a Dios, les pro- pongo las siguientes reflexiones, advirtiéndoles que poco o nada vale el espejo extemo si el espejo de la mente no esté terso y bru- ftido. Por tanto, hombre de Dios, ejercitate primero en estimular el remordimiento de la conciencia, antes de elevar los ojos « los, rayos de la sabiduria que se reflejan en sus espejos, para que no suceda que esta especulacién tan luminosa te ciegue y vayas a caer en un profundo abismo de tinieblas, 5. He considerado oportuno dividir el tratado en siete capt tulos 8, anteponiendo un titulo a cada uno, para una mejor comprensién del contenido. Ruego, no obstante, que se mire mds.a la intenciGn del autor que a la obra misma, al significado de lo dicho que al estilo del lenguaje, ala verdad que a la elegan- Cia, al ejercicio del afecto que a la erudicién del entendimiento. Atal fin, es preciso que el recorrido de estas reflexiones no se realice con premura, sino rumidndolas con calma HIN DEL PROLOGO nar Usa ers ae ee sob ar seen Gres ESPECULACION DEL POBRE EN EL DESIERTO ® CapiruLo L SOBRE LOS GRADOS DE LA SUBIDA A DIOS L. Dichoso el hombre cuya fuerza esta en ti, y en a subida hacia ti, alpasar por el valle de lagrimas, lo hace un hontanar,y la lluvia prime- ne lo cubre de bendiciones (Sal 83,6-7). Ya que la bienaventuranza no es mas que el disfrute del sumo Bien, y el sumo Bien est por encima de nosotros, nadie alcanza la felicidad si no se trascien- dea si mismo, no con el cuerpo, sino en el coraz6n. Pero no po- ciemos clevamos sobre nosotros mismos sino a causa de una fuerza superior que nos levante. Porque, cualquiera sea el grado de las disposiciones interiores, de nada valen si no acompaita la ayuda divina. Pero ésta se concede tinicamtente a quienes la pi- cen de todo coraz6n, con humildad y devoci6n, esto es, a quie- nes suspiran en este valle de lagrimas dirigiéndose a Dios con ferviente oraci6n, Pues la oraciOn es el principio y la fuente de tal «aceién elevante» ", Por eso Dionisio, en su Teologia mist. «a '!, queriéndonos instruir sobre los arrebatos del alma, ante- pone la oracidn a cualquier otra cosa. Oremos, pues, y digamos nuestro: Enscitdme tus caminos, Seftor, para que cami- aque da verdadero comienzo ala obra, se nos ofece como clave rvtenttien put i comprension de a misma Como To hebeos de desler ‘ninaban hacia el conocnsentoy conguista de Ta rma prometida por Yale (ct ine), eflna mse cel esto des mans conde donde he ‘cis atojada por el pecado ongial—aspira ala yuck hacia Dios, a soledad det Ccsieto come la pobrers, se pesentan como condones neces para la med tacon eeflestninenion. Sam Buenaventura parece haber toma #8 como Las ‘onde et tema bibica del Exodo Wi Sarsunractios,término peferido por san Bernardo y para designar ete proceso de ckvacon movica du fev et al Its trac s,s a wn contempliva "Pecado Brontsio ARsoract, Tela mit, 1a Buenaventura ante Tt 10,en Obras completes (BAC, Madrid 1993) 371. CF Sa BursaveNtUma, rnerano, VIL 5 (V, 313) Bre vioguiun, V, ly X(W, 252s y 263s), y De Scientia Christi 4. final (¥, 405). 10 Experiencia y teologia del Misterio ne en tu verdad; concentra mi corazén en el temor de tu nombre (Sal 85,11) 2. Orando asi, somos iluminados en el conocimiento de los grados del ascenso hasta Dios. En efecto, ya que en la condicién ce nuestro actual estado toda la realidad supone una escalera para subir a Dios, y entre los seres creados algunos tienen la condicién de vestigios, otros de imagenes !, algunos son corpo- rales, otros incorpéreos, algunos temporales, otros inmortales, Y unos est4n fuera de nosotros y otros dentro, para que resulte posible llegar a la consideracién del primer principio, espiritua- lisimo, eterno y superior a nosotros, es necesario pasar primero por los seres corpéreos, temporales y externos, en los que el ves- tigio cs huella lo que significa encaminarse por la via de Dios—, para después volver a entrar en nosotros, pues nuestra alma es imagen de Dios, inmortal, espiritual e interna —lo que nos conduce a la verdad de Dios—, para elevarnos, por ultimo, sobre nosotros mismos hasta lo eterno, espiritualisimo, que esta por encima de nosotros, desentraftando el primer princi- pio, lo que comporta el gozo del conocimiento de Dios y el ho- menaje a su Majestad. 3. Yéstees, pues, aquel viaje de tres dias en soledad "3; ésta es la triple iluminacion de un solo dia, primero como poniente, después como matiana, tercero como mediodfa "4; a esto alude la triple existencia de las cosas, en la materia, en la inteligencia creada y en el saber eterno, por lo que se dijo: haya, hubo, se hizo (Gén 1,3); a lo cual se refiere también la triple sustancia de Cristo: el cuerpo, el alma, la divinidad, que es nuestra escala, 4, Segin esta triple elevacién, el alma tiene tres visiones principales. Una se refiere a las cosas corpéreas exteriores, y Se Ja llama animalidad o sensibilidad; otra tiene por objeto las rea- lidades interiores y a si misma, por lo que se le dice espiritu; la tercera se eleva espiritualmente por encima de si misma, y se la Hama mente. Y todo esto debe disponer al hombre a elevarse a 22 Sobre el evestigios y la wimagen» divin en los seres: SAN’ BUENAVENTURA, Bre iguivan_ 112 {N.930},e Tn Hosa TT, Ss (V, 343s) TC x3, 18. Alusin al viaje de tes dias de Moises con cl pueblo de Israel, sa lendo de Egipro hocin ol desiert, "Ast comlenca el cémputo del tempo en la Creaclon. CF. Gén 1.5; Itinerario del alma a Dios ul Dios. para amarlo con toda el corazén, con toda ef alma, con toda la mete (Me 12,30), en lo que consiste la perfecta fidelidad a la Ley, junto a toda la sabidurfa cristiana, 5. Y porque cada una de las anteriores visiones se duplica, en cuanto podemos considerar a Dios como alfa y omega (Ap 1,8), considerandolo en cada uno de los anteriores modos como por ‘medio de un espejo o dentro del espejo 1, y cada etapa puede ser considerada en s{ misma o en conexién con las demas, de manera {gue resultan seis Jos tres grados principales de subida para que, en correspondencia a los seis dfas durante los que Dios cre6 el mundoyy en el séptimo descans6, asi el hombre, el microcosmo, a isavés de los sies grados de iluminacién progresiva, venga condu- cido de manera ordenada hasta el deseanso de la contemple cidn ", Esta subida se representa en las seis gradas por las que se subia al trono de Salomén (cf. 1 Re 10,9), en las seis alas que te- nian los serafines que vio Isafas (cf. Is 6,2) y en los seis dias, tras Jos que ams Dios a Moisés en medio de la nube (Ex 24,16) y tame bien Cristo, seis dias después, los lev aparte a un monte muy alta y se transfigurd delante de ellos (Mt 17,1), como dice Mateo. 6. En correspondencia con estos seis grados de ascenso a Dios, seis son las potencias del alma '? por medio de las cuales nos elevamos desde lo infimo hasta lo sumo, de las cosas exte- riores a Jas internas, de las temporales a las eternas, que son: sentido, imaginaciGn, raz6n, intelecto, inteligencia, vértice de la mente o la chispa de la sindéresis '. Estas potencias estan in- Ripe nen eis eee nes De sat en ee aa ae, Clando comes igre rr ic yop peed cre RE BY 2 Ds gear 1.41 394,72 09.0 Experiencia y teologia del Misterio sertas en nosotros por naturaleza; deformadas por la culpa, re- formadas por la gracia, dehen ser purificadas por la justicia, ejercitadas por Ia ciencia y perfeccionadas por la sabiduria 7. Sein el originario orden de la naturaleza, el hombre fue creado capaz de gozar la paz de la contemplaci6n, y por ello Dios dejo al hombre en el jardin de Edén (Gén 2,15). Peto, habiéndose alejado de la verdadera luz, ditigiéndose hacia los bienes muda- bles, por su propia culpa curvé sus espaldas bajo el pecado y car- g6.a todo el género humano con la culpa original, que hirié su na- turaleza con la ignorancia de la mente y la concupiscencia de la carne ®; de este modo, cegado y replegado hacia la tierra, yace en las tinieblas incapaz de ver la luz del cielo, a menos que la gracia y la justicia no lo socorran contra la concupiscencia, y la ciencia y la sabidurfa contra la ignorancia 2!. Y esto se realiza a través de Jesucristo, al cual Dios hizo para nosotros sabiduria de origen divine, justicia, santificacion y redencin (1 Cor 1,30). Pues él, siendo fuerza de Dios y sabiduria de Dios (1 Cor 1,24), Verbo encarnado, Hleno de grucia y verdad (Jn 1,14), realiz6 sobre nosotros su gracia y ver- dad; pues, en efecto, nos ha dado la gracia de la caridad, que pro- cede de un corazén limpio, de una amciencia recta y de una fe sincera (1 Tim 1,5), la cual rectifica ef alma en su triple aspecto ya dicho 2% yy nos ensefa Ia ciencia de la verdad con las tres formas de la teo- logia —simbélica, literal y mistica— para que con la simbélica tusemos rectamente las cosas sensibles, con la literal nos sirvamos correctamente de las inteligibles, y con la mistica seamos arreba- tados a la esfera supraracional 8. A quien quisiera, pues, clevarse a Dios le es necesario, evitando la culpa que deforma la naturaleza, ejercitar las facul- Juntad goza también de una inclinaclin natural que la dvige en cl onden de la = in. Esa luz natural de la razn se llama econciencia cuando strata del conoct ine lig orl aan acl Ge wha in a aa ssindresiy. Esta eoripona un triple actor fa incinacin a bien la usa contr el taal que se esi tntado a comet, y el temondimicinn por el fal ometido * Prantadas, deformacas, reformads.-justcia, ceneiy sabia. son voces y conceptar paulinos Sas HUENAVENTURA, Brevium, I, 3s (V, 23485) " Consecteneia del pesado esa sadn eile que sn el unio de fees inca paz de ergursey miter hacia la lua Net aria para Ltinerario del alma a Dios 13 tades antes mencionadas para obtener asf la gracia que reforma «través de la oraci6n; y la justicia que ilamina, mediante la me- ditaci6n; y la sabiduria que perfecciona, y ésta por la contem- placién ”%. Porque, como ninguno alcanza la sabiduria sin la sgracia, la justicia y la ciencia, tampoco se llega a la contempla- G6nsino a través de la meditacién penetrante, la vida santa y la plegaria ardiente, Pues ya que la gracia es fundamento de la rec- titud de la voluntad y de la perspicacia de la inteligencia, antes que nada debemos orar, depués vivir santamente, y finalmente aplicamos a la consideracién de la verdad, y en esta considera- cion ascender gradualmente hasta llegar al monte excelso, part ver a Dias on Sion (Sal 83,8). 9. Pero, va que en la escala de Jacob primero se sube y des- ppués se baja 2, situémonos en la base el primer grado de eleva- ci6n, considerando este mundo sensible como un espejo, a tra- vés del cual lleguemos a Dios, sumo Creador, para que seamos los verdadetos hebreos que desde Egipto van a la tierra prometi- da a sus padres (Ex 13,3-4), los verdaderos cristianos que pasan con Cristo de este mundo al Padre (Jn 13,1), los verdaderos aman- tes de la sabiduria, que Hama y dice: Vewid a mi los que me desedis, y hartaos de mis productos (Eeclo 24,19). Porque, de la grandeza y hermosura de las eriaturas, se Hega por analogia a contemplar a su Ait- tor (Sab 13,5), 10. La suma potencia del Creador, su sabiduria y su bon- dad resplandecen en las cosas creadas, segtin el triple modo por el que los sentidos corporales lo revelan al sentido interno, En efecto, el sentido corpéreo sirve al entendimiento, sea que inda- {gue racionalmente, crea fielmente 0 contemple intelectivamen- te. Cuando contempla, considera la existencia actual de las co- sas; cuando cree, considera su curso habitual 25; y cuando razo- na, considera su excelencia potencial, ‘ ” Som Ios grado de fa aeética reform nical y las ees fases dela vida esp {ual (purgaiva,iuminativa y unitiva), que nuestco autor expone en su Tipe tn On) Benga Wo, 232) * Jacob vo en suchos una escalera por la que ls anges subfany bejbun (Gen 12), Buenaventura encientza en ela el Smbolo de su tineraro.e& el cu Subir eat antes en el orden de fa eflesion gue ene! dela iutanacion, SAN BUENAVENICRA, Brsgui, Pral'§ 2 (V, 2038) 14 Experiencia y teologia del Misterio 11, Enel primer modo, cuando contempla considerando las cosas en si mismas, el entendimiento ve en ellas su peso, nti- mero y medida 2": el peso en relaci6n al lugar hacia el que tien- den, el ntimero por el cual se distinguen, In medida por la que se delimitan. Y asi encuentra en ellas su modo de ser, su belleza, su orden, ademas de su sustancia, su potencia, su operacién. De todo esto, a modo de huellas, puede elevarse para entender la potencia, la sabidurfa y la inmensa bondad del Creador. 12, Enel segundo modo, al considerar este mundo desde el aspecto creyente, el entendimiento se detiene en su origen, st curso y su término. Pues, de hecho, por la fe creemos que el tani- verso fice formado por la Palabra de Dios (Heb 11,3); por fe retene- mos que se sucedieron y desarrollaron ordenadamente en el curso de los tiempos tres tipos de leyes: de la Naturaleza, de la Escritura, de la Gracia’; por fe aceptamos, por ultimo, que este mundo tendra término con el juicio final, viendo asi en el origen del mundo la potencia, en su decurso la providenciay en su término la justicia del sumo Principio. 13, Enel tercer modo, en cuanto escrata este mundo con su razonamiento, el entendimiento se da cuenta que algunos seres existen simplemente, otros existen y viven, y otros ademas cxis- ten, viven y disciernen; y que los primeros son seres inferiores, los segundos intermedios y los terceros mejores. Descubre ade- més que algunos son sélo corpéreos, otras en parte corpéreos y en parte espirituales, de lo que infiere la existencia de seres pu- ramente espirituales, que serén més perfectos y dignos que los precedentes. Observa asimismo que algunos son mudables y co- Truptibles, como los cuerpos terrestres; otros, mudables e inco- rruptibles, como los cuerpos celestes; de lo que infiere nueva- mente la existencia de seres inmutables e incorruptibles como los seres supracelestes. 2% CE. Sab 11,21, Sov Busnaventuna, Myster Trin. L 2 camel (V, 54); 1 Sent 3 Gi dub 3 788) In Hac. U,215 (V, 340). y Mbt. Trin TV, 1.5 WW). Ci AGUSTIN De li naturaeza del ben, 3'y 22, en Obras cmpletas Ui (BAC, °1983) 581 y 1001; io., 83 Cuestionet, 4.18, en Dinar campletas XL (BAC, 1995) 78-79 ‘La primera ex impresa en nuestros corazones, la segunda dada a traves de Moisés, fa cerceraofrecida a la humana redimida por Cristo, Sobre las tres épor cas de la Ley escrta 0 dada: cf IT Seve 85 dubat (Ul, 937) Ttinerario del alma a Dios 15 De estas cosas visibles el entendimiento se eleva a considerar la potencia, sabiduria y bondad de Dios, ser viviente e inteli- gente, puro espiritu, incorruptible e inmutable 28 14. Esta consideracién se dilata respecto a la septiforme condicton de las criaturas, que es un septiforme testimonio de Ja potencia, sabiduria y bondad divinas, cuando estudiamos el origen, la grandeza, la inultitud, la belleza, la plenitud, la opera- cion y el orden de todas las cosas. Ya que el origen de las cosas —en cuanto creadas, diversi das y embellecidas en la obra de los seis dias— manifiesta la po- tencia divina que las ha producido de la nada, la sabiduria que las ha realizado todas distintas, y su bondad que las ha adorna- do tan abundantemente 2°. La grandeza de las cosas, referida a sus dimensiones de longi- sud, anchura y profundidad; a la excelencia de su fuerza, que se extiende —como se difunde la luz— a lo largo, a fo ancho, en lo profundo; a los efectos de st operacién intima, continua y difu sa —como aparece en la acciéin del fuego—, nos manifiesta cl ramente la inmensidad de la potencia, de la sabidurfa y de la bondad del Dios trino, el cual existe incircunscrito en todas las cosas por potencia, presencia y esencia ®, La multitud de las cosas en la variedad de géneros, especies ¢ individuos en relacién con su sustancia, forma y figura y efica- cia, que superan toda valoracién humana, también alude y de- muestra manifiestamente la inmensidad en Dios de los tres pre- cedentes atributos. La Delleza de las cosas * segiin la variedad de las luces, las fi- guras y los colores en los cuerpos simples, mixtos y orgénicos, como en los cuerpos celestes y en los minerales, como en las pie- Lise eo non EL Wag Boca aia st “SAN BUENAVENTURA, Breviloguium, Il, 2 (V, 220). 3 ahaa Betis U2 0 ay ge nel sb eo ae 2 rt 5 Sees n ad mats ang VI oi FT ED YANIT La Ciudad de Dies, 19, 3, en Obrar sompletas XVIT (BAC, 1988). 1680, 16 Experiencia y teologia del Misterio dras y en los metales, en las plantas y en los animales, proclama con evidencia los tres precedentes atributos. También la plenitud de las cosas, ya sea en cuanto materia colmada de formas a causa de las «xazones seminales» ¥, ya en la forma, que es rica de actividades potenciales, y su potenciali- dad, llena de efectos segiin el ejercicio de su actividad, declaran Jo mismo con evidencia, La operaci6n miltiple, o natural o artificial o moral, nos muestra, con su riguisima variedad, la inmensidad de aquella irtud, arte y bondad que es para todas las cosas «causa del ser, raz6n del entender y orden del hacer» *, Elorden, en fin, de las cosas respecto a su duracién, a su colo- caci6n ¢ interaccién, es decir, respecto a un antes y un después, alo superior y lo inferior , a lo mas noble e innoble, presente en el libro de'la Creacién %, manifiesta claramente el primado, laexcelencia y dignidad del infinito poder de Dios; el orden que hallamos en las Ieyes, en los preceptos y juicios de la Sagrada Escritura remite claramente a la inmensidad de su sabiduria; por tiltimo, el orden de los sacramentos divinos, de los benefi- cios y las recompensas en el cuerpo de la Iglesia, reclama la in- mensidad de su bondad, de modo que el orden mismo nos con- duce de manera evidente al Primero y Sumo, potentisimo, sa- pientisimo y dptimo. % Termino de Ia filosofiaagustniana, Las eracones seminalese son aquellos gnc eos en coy Son as plan ess sls, pana un pose For desarcolto y-muitiplieaeén. Cita ef Lihr de Canany prop’ 10.. Cb Sa Boixaventuna, 1 Sexe 7 p.2..2 qi OL 1960) y dlB at qs (Ih $31). 50 Saxe AGUSTIN, La Cuded de-Dhos, Vil, ca Obras cmplas KVL (BAC, 2000) XVI (BAC, +1988) 524: «Chizs los que aandeande-entender mus agua werazmente a latin, muy mereciamente supetior aloe dems Hsolos de 16s senile. v de seguire por fama mas unversal,senten de Diss lgo as come que fr se alas essa el ext savon de entender 9 el nun el vv Dees tas acs coss, entiendase que ua pertenecea la parte natal ota a ational, Ug terera a ta morale: 1a, VI Le Prd, X11, on Obres compas V (BAC. S19R5) 49, Ck Sus Buewivnay, BeSane Chris qHV. 249 4. 3(V. 19 ) 2 Saw BusnaventuRa, De post. vag. g1V 4.1 £4 (V. 179). Ck. Sav AGUSTIN, {Elbe aller, 615, eh Obras completa hk (RAC 11983) 232s; I. Cha oe ov XIX, 13, en Ors copleas XVI (BAC, 1988) 398, Tambien ANISTOTES Guteores Xi De lo anteton, en Obras (Madi °1972) 9313, SP SAN BucwaventUnn, Bring, U, Sy 11 (W248 ¥ 2408) Teinerario del alma @ Dios uv 15. Por consiguiente, aquel que no resulte iluminado por los esplendores innumerables de las criaturas, esta ciego; el que nose despierta con tantas voces, est sordo; cl que con tales ma- ravillas no alaba a Dios, esta mudo; el que con tantos signos no advierte el primer Principio, es necio. Abre, pues, los ojos, acer ct las orejas del espiritu, despega tus labios, excita tu corazén (Prov 22,17), para que veas, escuches, alabes, ames y veneres, exalts y honres a Dios en todas las eriaturas, no te suceda que wodo el mundo se alce contra ti. Porque el universo salidrd con él a pelear contra los insensatos (Sab 5,21), mientras sera motivo de sloria para los prudentes, que con el profeta podran decir: Con ins hechos, Sevior, me regocifas, exulto con las obras de tus manos (Sal 91,5). iQué mumerosas tus obras, Seftor! Todas las has hecho con sabi- duria, de tus eriaturas esta Hena la tierra (Sal 103,24) * * Como ya hicier san Agustin, Buenaventura ha into que la Cre es un tslsim eatto, traduciendo en sites Hlosflea el Conc do las Craarasy com. ‘iendoto en cl econocimiento iloiicos en palinas ce A Gemelle. deta Francisco. Ci San Buesaenrons, Sent dd 29.3 (1, 78508). Sa AGUSTIN, Lt iad de Big, X18, en Obra compet XVI (BKC: 2000) 7458 Cariruto II VESTIGIOS DE DIOS EN EL MUNDO SENSIBLE 1, Pero, por cuanto concieme al espejo del mundo sensible, podemos contemplar a Dios no sélo por medio de las cosas, to- madas a modo de huellas, sino en las cosas mismas, en cuanto encllas est por esencia, potencia y presencia; y esta considera- cién de Dios resulta mas noble que la precedente, por lo que ‘ocupa el segundo puesto, como un segundo grado en la cleva- én a Dios, con lo que seremos levados de la mano a contem- plar Dios en todas las criaturas que penetran en nuestra men- te a través de los sentidos del cuerpo. 2. Hay que resaltar, pues, que todo este mundo —dicho macrocosmos— penetra en nuestra alma —llamada microcos- ios—, a través de las puertas de los cinco sentidos, por medio de la percepcién de las cosas sensibles, por la delectaci6n y por el juicio que conllevan, Lo cual sucede de este modo: en el mun- do existen sustancias que generan, sustancias generadas y aque- las que rigen unas y otras. Las sustancias que generan son los cuerpos simples, a Saber, los cuerpos celestes y los cuatro ele- mentos. De hecho, las cosas que se generan o se producen por accién de las fuerzas naturales, son generadas y producidas a partir de estos elementos gracias a la luz, que funde en los cuer- pos mixtos propiedades contrapuestas. Las sustancias genera- clas son cuerpos compuestos de elementos, como los minerales, los vegetales, los animales y los cuerpos humanos 37, Las sus- ‘ancias que gobiernan éstas y aquéllas son espirituales, va estén totalmente unidas al cuerpo, como sucede con las almas de los brutos; ya unidas de manera que puedan separarse, como en el caso de las almas racionales; o ya totalmente separadas, como enel caso de los esptritus celestes, que los fil6sofos llaman inte- © Sq BueNavenTuRa, Bveloguiun, Hl, 3 y 4 (V, 2208) 20 Experieucia y teologia del Misterio ligencias y nosotros Angeles. A estas inteligencias compete, se~ gin los filosofos, el oficio de mover los cuerpos celestes y, por tanto, de presidir el gobierno del universo, en cuanto reciben de| la Causa Primera, es decir de Dios, la potencia de accion de la que se sirven para mantener las cosas en su estado natural. Se- Xin Los tedlogos, en cambio, el Dios sumo ha atribuido a los an geles el gobierno del Universo en aquello que afecta a la obra de su Restauracién, por lo que se les Hlama , han de ser, pues, inmutables e incorruptibles en cuanto necesarias, incoartables en cuanto inciteunseritas, in- x Ohms compleas[V (BAC, 11976) L093 y 173; Th. 83 Craton 23. €n Obras ‘smplotes NLBAC, 1995) 84. Igvalmente, GULEENG be AUxane, Suma ante TV, Sy NI, 7 gl (Grosaerrata 1982) Tl, 38, 106 y 427, Avice, Lier de Phila primase Scotia dina (Lovalna (980) 67-68, Acerca dei delecacions Sax AcUstN, VI La Tad X, Len Obras competes (BAG. 1956) 455; Beba cr VeNewaaly, Exirtio nc. 3, 8 28,3 (PLO2. 954 40d). CE Suns BursaventuRs, De Sia Chrut gill £3 (V. 12) yg iV’ ad 13 Uv sein A Sous ite Mag: pitty pa 9.212 (30 y 220, Ba'Stn Aust, 11 Elie ater [4 38, ex Obs Th (BAC, S19L988) 317 I, La venders relign 30,38, cx Obras completes IV (BAC, 71976) 141, CE Sa Beznaceaona, Sour dtp Laan ql ad 40,69); De Scent Chast ga 13.0 Vay y be Hem, Th, Bs, 375 Trinerario del alma a Dios 25 terminables en cuanto eternas y, por eso, indivisibles en cuanto jntclectuales e incorpéreas, no hechas, sino increadas y etema~ mente existentes en Ja ciencia eterna, por la cual, mediante la dual v segiin la cual son formadas todas las cosas que poseen formu: por €80, éstas no pueden juzgarse con certeza sino ref rigncase a aquella ciencia eterna en que no solamente esta la forma que ha producido cada cosa, sino aquella que las distin- soe v las conserva, como ser que tiene el primado de la forma en todas las cosas y como regla que todas las dirige y mediante la ‘cual nuestra mente juzga todo lo que entra en ella a través de Jos sentidos ©. 10. Este razonamiento adquiere mayor amplitud cuando consideramos las siete diferentes especies de néimeros a través de los cuales, como por siete escalones, se sube a Dios, como en- sea san Agustin en el libro De la verdadera religién ® y en La mi- sici °°, donde determina las diferencias de los néimeros gradual- mente ascendentes desde las cosas sensibles hasta el Hacedor de todas las cosas, de manera que en todas se vea a Dios. Dice, pues, que hay simeros en los cuetpos, pero, sobre todo, en los sonidos y en las voces ™, y les llama sonantes; de és- os son abstraidos otros nimeros, percibidos en Tos sentidos, «que Hama ocurtentes; hay némeros que pasan del alma al euer- po, como se ve en los gestos 0 en la danza, que lama progresi- ‘vos: néimeros que se refieren al deleite de los sentidlos, cuando se dirige la atenci6n sobre la forma ya percibida, que llama sen- sitivos; aquellos niimeros impresos en fa memoria, que llama memoriales: los niimeros mediante los cuales juzgamos los ni meros mencionados, que se llaman judiciales, los cuales, como se ha dicho, son necesariamente trascendentes a la mente en canto infalibles e indiscutibles. De estos tltimos se imprimen ‘Soy BUPNAVENTURA, De Scleutia Chr. get (V. 17-27), Sas AGUSTIN, La senddern rligidn, 40, 79-76, en Obras competas 1V (BAC, 976) 63s Sas ACUSH I. EL i 291.29) VE La Misice, en Ohras completas XXXIX (BAC. 1988) 1935s: re aber, VU, 20-25 y XVI, dss, oh Obras completa Hl (BAC, 1983) “Tengase presente quel término latino numer sgrifea gualmente eto pur lo qutexiten estrechos az entree concepto de armonia as elacones ma “emits Experiencia y teologta del Misterio Itinerario del alma a Dios 27 en nuestra mente los néimeros atificiales, que Agustin no er Faaeae? es tode mera entre las siete especies precedentes erase Senna ejomplares 0 mejor cops, propucstos 2 ls ments sodevfa bur dos a los judiciales; de éstos derivan los progresivos, en los qq das y apegadas a lo materia Fa tent in eteailes sine eer de tienen origen muchas formas de artificios, de manera que de | bles que ven, sean elevadlas alas cosas intligiles que no ven, de niimeros supremos, a través de los medios, descendamos ore modo como el signo nos lleva hasta lo significado. nadamente hasta los infimos. También gradualmente ascen 12. Porque las criaturas del mundo sensible son signos de mos a los sumos, partienclo de los némeros sonantes, por medi tas perfecciones invisibles de Dios 57, en parte porque Dios es de los ocurrentes, de los sensibles y de los memoriales. su causa, st ejemplar y su término, y todo efecto es signo de la Y pues todas las cosas son bellasyy de algiin modo deleitable Causa, Io modelado dél modelo y Ia via del término al que con- ya que no hay belleza ni deleite sin proporcién, y la proporci duce; también en parte lo indica por su propia representaci6n: se encuentra principalmente en los mémeros, se sigue que tod en parte por el uso prefigurado hecho por Jos profetas; en parte las cosas estan constituidas por néimeros; por lo que «el niime por medio de las obras de los angeles, en parte por una institu- ¢s el mas importante ejemplar en la mente det Creador» 55, y er ci6n especial a ellas afiadida, Y ciertamente todas las eriaturas las cosas el més notable vestigio que nos guia a la Sabiduria. Y yz son por naturaleza una cierta imagen y semejanza de la Sabida- que el ntimero es algo evicentisimo para todos y cercanisimo. ria eterna, aunque en modo particular aquellas que en el libro Dios, nos conduce, como por siete diferencias graduales, hast de la Escritura fueron adaptadas, en el espiritu de profecia, a 41, nos lo hace conocer en las cosas corpéreas y sensibles cuand prefigurar algunas realidades espirituales; més especial conocemos las cosas hechas segain el niimero, nos deleitamos e1 aquellas en cuya figura Dios quiso aparecer por el ministerio de sus proporciones debidas al niimero y, por medio de leyes de la los angeles *; y sobre todo, ya por tltimo, aquellas que Dios quiso instituir para que fuesen un signo, no segin el ordinario proporciones numéricas, las juzgamos de manera irrefutable. sentido de la palabra, sino como signo y sacramento, 11. Desde estos dos primeros grados, por los que somos con- ducidos a especular a Dios en sus vestigios, a modo de las dos 13, De cuanto se ha dicho se concluye que fo invisible de alas del Serafin que descendian hasta los pies (Is 6,2), podemos Dios, desde la ereacin del mundo, se deja ver a la inteligencia a través concluir que todas las criaturas de este mundo sensible guian el ade las obras: su poder eterno_y su divinidiad, de modo que son inexcusa- alma del contemplante y del sabio al Dios eterno, porquc ellas des (Rom 1,20) quienes no quieren considerar estas cosas y re- son sombras, ecos de pinturas de aquel Primer Principio, poten- conocer a Dios en ellas para bendecirio y amarlo, pues no quie- tisimo, sapientisimo y 6ptimo, de aquel eterno origen, hz y ple- ren pasar de las tinieblas a la luz maravillosa de Dios. Pero isean nitud, de aquella que he denominado cieneia eficiente, ejemplar dxlas gracias a Dios que nos da la victoria por nuestro Seftor Jesueris- y ordenante; son indicios, imagenes y espejos, signos divinamen- to! (1 Cor 15,57), porque os ha llamado de las tovieblas a su luz ad- te ofrecidos para cointuir a Dios 5; los cuales, como decia, son mirable (1 Be 2,9), porque estas luces exteriores nos disponen a oe fijar ahora los ojos en el espejo de nuestra alma, en que resplan- fine alto’ U1 en Obras eit MBN SRN Be Oo ferent iguatenenteas petiecsones divinat Burnsvenicia, Brevog Ml 3,5 (V, 221); De Saentia Chr 43 a8 |W, 2ST tema de seo ex tambign muy preset en tos a Sita presencia latent dl ser absooro; ea en a gras, por Ia que Dios se da. para erence camino kam reentrant esi sc tata dela vision medsta de Die, Sms preceamente Winona a st a soins eg ya evden nmeciata , Ininito a ras del ser flnco. La cotntulcion se inscribe en ima metals eke 1 Gi Rom 1.20. Sax Burnaventuna, Bev. 1,5 (V, 213s}, 1 (V, 219) y Pantlpacin, sea‘ propo Jl vestige toalmente telat depenicnte de wv, 1s (Bal. ; fvimer Principio; sea dee la imagen, que mueve la niclgerclaa capt eanbode i SaN BUENAVENTURA, I Sent. d.16 q1 in con (1,279), If Sent, .10 0.3.42 sad dh 273) Cariruvo I LA IMAGEN DE DIOS IMPRESA EN LAS POTENCIAS NATURALES DEL ALMA 1. Los dos primeros grados recorridos hasta ahora, guiando- nos. a Dios a través de sus huellas, por las que reluce en todas sus criatuzas, nos han conducido hasta cl punto de volver a entrar en. nosotzos mismos, es decir, en nuestra alia, en Ja que resplande- ce la imagen divina >; y aqui, en este tercer grado, entrando en nosotros y dejando fuera el atrio, nos debemos esforzar por ver a Dios, como en un espejo, en el santuario ®, es decir, en la parte delantera del Taberndculo; en donde, como en el candelabro, resplandece la luz de la verdad ante el rostro de nuestra alma, pues en ella se refleja [a imagen de la beatisima Trinidad °!, Vuelve a entrar, pues, dentro de ti y mira cémo tu alma se ama ardientemente a si misma, y no podria amarse a si misma si no se conociera; ni podria conocerse si no tuviera memoria de si, porque nada comprendemos con Ia inteligencia que no esté presente en nuestra memoria: con lo que pueden ver, no con los. jos corporales, sino con los de la raz6n, que tu alma posee estas tes facultades 0 potencias . Considera, por tanto, las opera- ciones y las relaciones mutuas entre-estas tres potencias y esta- ‘Acustiy, Sabve el Branglo de Juan, XXL, 10, en Obras completes XL Ac, Tes) 68! hee hesho's age de Dion en ep, sn «Ch Bs 26,44 Buenaventura aprovecha en estos capitals i estructura del Luberniculo mosaic, divide en tres partes: el oteo, pore que se accel el santo ‘santas que contenia el altar de las oftendas el candelabro de siete brazon:¥ 1 Santo de los Santos, cservado al some sacendte, donde se enconteaba el rca it Alanza, desrta mis adelante, Las tes partes del empl epeesena respec te yen ef mundo extemo [atrio) em lala (antuariol y et conterplacin msi (Santo de os Santos Ge San Greconto Macro, ¥ Monae, 13,27 (PL 75, 936) Shay AUSTIN. La Trinidad, CIXY.X. cn Ohnas compet V. (BAC, *1985) 57am Ck San BUENAVENTURA LSet 3 p2 (112-119), y Breriog M12 af 4 Ywamente, sgn nest autor, e conocimiento de Dios eval nal {V, 230) 30 Experiencia y teologia del Misterio ris en grado de ver a Dios a través de ti mismo, como en suima- gen, que es como verlo en wr espojo a modo de enigma (1 Cor 13,12), 2. Laactividad de la memoria consiste no s6lo en retener y representar las cosas presentes, corpéreas y temporales, sino] también aquellas que se suceden en el tiempo y las simples y las etemnas, En efecto, la memoria retiene las cosas transcurridas| recordandolas, las presentes recibiéndolas y las futuras previén- dolas ®. Retiene las cosas simples como los principios de las| cantidades continuas y discretas ©, como son el punto, el ins- tante y la unidad, sin las que es imposible recordar o pensar en. lo qué deriva de ellas. Recuerda los principios y axiomas de las, ciencias, que tienen valor eterno y eternamente tienen eficacia, y que resulta imposible olvidar mientras conservamos el uso de raz6n, los cuales, apenas los percibe, no puede no aprobarlos y darles su asentimiento, y no los aprende como algo nuevo, sino que los reconoce como verdades innatas en ella y a ella fam res, como resulta evidente cuando alguno propone el principio: «de cualquier objeto 0 se afirma o se niega algo» ; 0 «el todo es mayor que una parte» 0 cualquier otro axioma, al que no es posible contradecir «por razén intrinseca» “, Por tanto, en la primera operacion, aquella de recordar las co- sas temporales, es decir, las pasadas, presentes y futuras, la me~ moria se nos revela imagen de la eternidad, cuyo invisible pre- sente se extiende por todos los tiempos. De la segunda opera- cin, resulta que la memoria debe ser informada no s6lo por el La memoria como prevsion es va dectrina agustinians: Sav Acustis, XY La Trinidad. 7,13, en Obras compltasW (BAC, 1983) 859; 1. La Tred K3, en Obra corps W (BAC. ORS) 55s. C1. Save BUENAENTORA Ly Hen, SMV. 34s). %ARSTOTEES, Gaga, De a canta, em Os (Mad 1973, 297: La cantidad es 0 blen dncreta bien continua, Bodeanos poner au, como ejemplo de cantidades discret. ch némero ols locuciOn o fase de eantidades que ton continue linea, la specie els elas se pus ate eto ye wage 3k llamado principio del -terio excusom: ARISTORELES, Meta, IM, 2 y 1N, 7, en Obras (Madea 1973) 947 y 95, 4" Bucues, F Genera, 9. CF. Sa BUEKAVENTORA, Mysto. Tint, IV a.) £6 wv © Anisronuss, Analitos Poteriore, T, 10, en Obras (Madrid °1973) 365. Cf Sen BUENAVENIURA, F Sint dB pla) ad 6'(E 135}, Itinerario del alma a Dios 31 Seemann ene ios mundo exterior por medio de sus imagenes, sino recibiendo también desde lo alto y poseyendo en silas formas simples, que no pueden entrar a través de las puertas de los sentidos ni por as imagenes que tenemos de los objetos sensibles *, De la ter- cera operaci6n resulta que la memoria est’ iluminada por la buz inmutable que conserva el recuerdo de las verdades inmutabl Y de este modo, de las operaciones de la memoria resulta que el alma es imagen de Dios y su semejanza, de tal modo presente a ella misma y que le tiene tan presente, en manera de compren- derlo actualmente en sf y de ser potencialmente «capaz de su participacién» ©, 3. La operacién del entendimiento consiste en comprender el significado de los términos, de las proposiciones y de las con- clusiones. El entendimiento comprende el significado de los taminos cuando ha comprendido de cada uno la definiciGn. Pro toda definicién se obtiene con referencia a los términos su- periores, y éstos se definen con referencia a términos atin mas generales, hasta alcanzar los principios supremos y generalisi- mos, ignorando los cuales no se comprende en modo definito- io cuanto esta incluido en ellos '®. En consecuencia, si no se comprende el ente por si, no se puede entender plenamente la definicién de ninguna sustancia particular. Ni se puede conocer clente por si sino se conocen sus propiedades, que son unidad, verdad y bondad 7!, El ente, ademés, puede ser pensado como incompleto o completo, como perfecto o imperfecto, como ente «en potencia 0 ente en acto, como ente bajo un aspecto particu- {aro como tomado en absoluto, como ente parcial o ente total, como ente transitorio 0 ente permanente, como ente condicio- © CE Saw Buewaveytuna, HLSent d.39 a.l g.l in fine (1,904), TV Sent. 49 2 ad 1-3 (IV, 1004), De Siena Che. IV (V, 17-27), San AGUSTIN, XIV Ea Trinidad, 8, Ten Obras campletor V (BAC, *1985) 89. CH Fuan DEA ROCTIELEE, Sima de anima, . 33. AuistOretes, Tépizas VI 4. en Oiras (Maid 1973), 486s: Porritt, De Prac ‘tatitbus, De specie. CE San BUENAVENTURA, Brevi. IIT, 3, 5 (V, 221}, y De Siena Ch, q Hl ad SAV, 15) sceren de ls condiciones del ser: Sav ACSI La verdaere reli, tras completas IV (BAC. 71976) 83: 353 Cuestions. 18. en Obras compltas XL. ISAC, 1905) 78-79; La Chudad de Diy XI, 28, en Obras completas XVI (BAC, N00) 76488, También SAN BUENAVENTURA, Bhi, [4,2 (V, 212}, yen IV Siue @. 8 p2 al'ql i corp. (IV, 331). 32 Experienciay teolgia del Mistrio. nado 0 incondicionado, como ente mezclado con no-ente o} ‘como ente puro, como ente dependiente o como ente absoluto, como ente posterior © como ente primero, como ente mudable © inmutable, como ente simple o compuesto 72. Y ya que «lo ne+ gativo y lo defectuoso no puede ser conocido sino por medio de} Io positivor , nucsiro entendimiento no puede entender ple- namente ninguno de los entes creados sino sostenido con el co- imo, actualfsimo, completisimo y ab- soluto, que es el ser simplicisimo y eterno, en el que se encuen- tran, en toda su pureza, las razones de todas las cosas #. De ‘otro modo, ée6mo podria conocer nuestro entendimiento que este ente es defectuoso e incompleto, sino tuviese ningiin cono- cimiento del ente absolutamente perfecto? Y lo mismo puede decirse de las otras condiciones del ente ya sefialadas, Decimos, por tanto, que nuestro entendimiento entiende realmente el significado de las proposiciones cuando sabe con certeza que son verdaderas. Y este saber es auténtico saber, por- que en tal percepcidn no puede ser levado a engafio. Sabe, en cfecto, que aquella verdad no puede ser de otro modo y, por lo tanto, que no puede absolutamente cambiar. Pero nuestra men- te, por ser mudable, no puede percibir el fulgor inmutable de la verdad sin la ayuda de una luz que resplandece de modo inmu- table, lo que resulta imposible a la criatura, que es mudable, La mente la conoce, pues, en aquella luz que ilumina a todo hombre que viene a este mundo, la luz verdadera, la Palabra que en el principio estaba con Divs (Jn 1,9; 1,1) El entendimiento, por fin, comprende la verdad de la argu- mentacién cuando intuye que la deduccién fluye necesaria- mente de las premisas; lo que percibe no s6lo en los términos que se refieren a los conceptos necesarios, sino también en los términos de verdad contingentes, como: si el hombre corte, se Sobre ls diviiones del ente: Saw Beenaventa, In Hewem, V, 2829 (3586) © Avexsocs I Desa, txt 25. CE, Saw Buanavenrons 1 Set 36 45.249 tL BD). De Soma Chr gi nd 35.819) “Se Buasavantnn, De Saas Gr qthe (V6) » SaxBoanavenrute De Sonia Ci qlV (¥-1750 in Hendin XM, 5.11 (V. 3856) yh 10.0, 98) Itinerario del alma a Dios 33 mueve. Y encuentra esta relacién necesaria no sélo en los entes reales, sino también en los entes todavia no existentes. Sea que el hombre exista, sea que no exista, siempre permanece verda- dera la conclusién: el hombre corre, luego se mueve. Por Jo que la necesidad l6gica de tales ilaciones no depende de Ia existen- cia material de las cosas, que es contingente, ni de la existencia de tales cosas en el alma, pues de existir sélo en ef alma, y no en el objeto, serfa una ficcién: proviene, por tanto, del ejemplar contenido en la mente divina, segin el cual las cosas poseen ac- ritudes y relaciones entre ellas, en las que reflejan la ciencia eterna. Por tanto, quien razona con verdad, como escribe Agus- tin-en el libro La verdadera religion 7, est4 iluminado por aquella verdad que se esfuerza en alcanzar. De esto se sigue claramente que nuestro entendimiento esta unido a la misma verdad eter- i, sin cuya intervencién nad cierto podria conocer. Con lo «que, por ti mismo, puedes ver Ia verdad que te ensena, silas pax siones y falsas imuigenes no te lo impiden, interponiéndose como densas nubes entre ti y el rayo de la verdad. 4. Laactividad de la voluntad se expresa en el consejo, en el juicio y en el deseo, El consejo consiste en buscar qué cosa sea mejor entre esto y aquello, Pero una cosa no se juzga mejor sino en grado de proximidad a lo 6ptimo, y tal cercanfa varia segin su grado de semejanza con Io éptiono ”?. Ast pues, nadie sabe st esto es mejori>-peey que aquello sino lo sabe aproximar a esto ultimo, Nadie, entonces, sabe si una cosa se asemeja mas a otta sin conocer esta diltima; de modo que no puedo afirmar que este hombre es semejante 2 Pedro si no conozco ni sé quién es Pe dro. Aquel, pues, que delibera, tiene necesariamente impreso en su espfritu el conocimiento del Bien Sumo 78, * San AGUSTIN, La verdadea rlgion, 39, 72, en Obras compleas IV (BAC, *1976) 50, -No quicras derramarte fers, entra dentro de ti mismo, porgue en el hombee interior nesde a verdad y i hallares que tu naturaleza es mudable, trasciéndete a ‘mismo, mas no alvides que, al remontarte sobre Tas cimas det sc, te elevas sobre ‘ualmg, dotada de razon, Enjcamina, pues, tus pasos allt dane la luz de lt razon se ‘eneiende. Pues Zadinde amba todo buen pensador sine a la verdad?» aise, Maar V2, en Obrs (Madd 1973) 933. © Saw AGUSIEN, Vill La Triad. 3, 4, en Obras completas V (BAC, *1985) 505: Fuueno es esto y bueno aguello, prescinde de los detetiinatives esto y aquello y Itinerario del alma a Dios 35 34 Experiencia y teolagia del Misterio ee guaje del pensamiento: y dela memoria y del entendimiento ex- hala el amor como un vinculo entre ambos. Estas tres potencias ia mente que genera, el pensamiento, el amor— estan en el alma como memoria, inteligencia y voluntad, que son consus- tanciales, coiguales y contemporineas *! entre si, compenetrin- dose mutuamente 8. Asf, siendo perfecto espiritu, Dios tiene memoria, inteligencia y voluntad; tiene su Verbo generado como su Amor espirado, los cuales necesariamente se distin: quien, porque uno es producto del otro, no esencialmente, ni ac- cidentalmente, pero sf personalmente, Entonces, cuando se considera a si misma, la mente se eleva a uavés de si misma, como por medio de un espejo, a la contem- placién de la beata Trinidad: del Padre, del Verbo y del Amor, res personas coeternas, coiguales y consustanciales, de modo que cada una de las tres estd en cada una de las otras, pero una no ¢s la otra, y las tres son un solo Dios. 6. Enesta especulacién acerca de Dios uno y trino por me- dio de las tres facultades que la hacen imagen de Dios, el alma es ayudada por las luces dé las ciencias que la informan y la per- feccionan, y que de tres modos representan la beatisima Trini- dad. De hecho, toda filosofia o es natural o racional o moral. La primera se ocupa de la causa del ser, y asi nos conduce a la po- tencia del Padre; la segunda estudia las leyes del conocer y nos guia a la sabidutfa del Hijo; la tercera discurre sobre las reglas del vivir y nos encamina a la bondad del Espiritu Santo ‘Todavia la filosoffa natural se divide en metafisica, matemé- tica y fisica, La primera se ocupa de las esencias de las cosas; la segunda, de los ntimeros y las figuras, y la tercera, de las natura: Ademis, el juicio cierto en torno a las cosas a investigar se funda en una ley. Pero nadie puede juzgar de acuerdo a una ley| sino esté seguro que aquella ley es recta y que est por encima| de nuestro ambito de juicio. Entonces nuestra mente se juzga al si misma; y no pudiendo dar juicio de la ley por la que juzga, se da cuenta que la ley le es superior y que por su medio juzga, por- que la lleva impresa, Pero nada es superior a la mente humana| sino aquel que la ha creado ”?; luego nuestra mente, si procede! con plena consciencia de los fundamentos de su proceder, apli- ca en st juicio deliberativo las mismas leyes divinas. El deseo, por fin, se vuelve hacia el objeto que més le atrae; y ‘méximamente le atrae lo que maximamente es amado; y maxi- mamente se ama la propia felicidad; felicidad que no es con- quistada si no se posee el Sumo Bien y fin dltimo: por consi- guiente, nada apetece mas al humano deseo sino cl Bien Sumo, y cuanto a él nos conduce se dirige o con él tiene algdn pareci do. Y tal es la fuerz atractiva del Sumo Bien, que nada puede amar la criatura sino empujada de tal deseo y se engafia y yerra cuando intercambia la apariencia y el simulacro con lo verda- dero *. Mira, por tanto, qué cerca esté el alma de Dios, y como con sus operaciones la memoria nos conduce a su eternidad, la inte- ligencia a su verdad, la voluntad a la suma bondad. 5. Considerando el origen, el orden y la relacién entre estas potencias, somos conducidos a la misma beatisima Trinidad. Pues de la memoria nace la inteligencia, que le es hija porque entonces conocemos cuando la imagen de la cosa, que esta en la memoria, se refleja en el vértice del intelecto, haciéndose len- Sahin i fin CPR meeete aa ae asta ag contempla el Bien puro, s puedes; entonces verds a Dios, Bien imparticipado, Bien Se toda bien, Yen todos chor bincs que emumere yeh gues Th que se pean Yer o imayinar no podemos decir si jusgamos con verdad, que uno es mejor que of no tenemos impresn en mottos dea del bien sega a cual delaras ‘buena una cosa y la preterimos a oan Ver aoriba nota $9 (p16) SAN AGUSTIN, El libre alr, 14,38, en Obras come ltr IL (BAC, "1983) 3/35, 1b, La verdadern regi, 31,58, en Obras completas I (BAC,1976) 141.1 8, Burnavrartuna IT Sat dl p20. q2 cone (ley f Sas Acustiy, Ei he albetr, 9.26 5 16,45, en Obra compet I (BAC, 13983) 208 732, CF Aarons td Nom, es, en Obed 1975) sas XVLXVIL (BAC. 1d 24 (V. 19) t0..De Experiencia y teologia del Misterio lezas, de las fuerzas y de las operaciones expansivas. Y por la primera nos remité al Padre, supremo principio; la segun Hijo, imagen suya; y la tercera al don del Espiritu Santo. La filosoffa racional se divide en gramatica, que nos hace paces de expresarnos; en légica, que nos hace perspicaces p. argumentar; y en ret6rica, que nos hace habiles para persuadi conmover. ¥ también esta triparticién insincia el misterio de beatisima Trinidad. La filosofia moral se distingue en individual, familiar y pol ca. La primera alude a la inasibilitad del primer principio, la! gunda a la familiaridad del Hijo, y la tercera a la liberalidad dé Espiritu Santo, 7. Todas estas ciencias poseen reglas ciertas e infalibl como luces y rayos descendentes de las leyes eternas a nuest mente. Y por tanto, itradiada e inundada desde lo alto por ti tos resplandores, nuestra mente, si no esti ciega, puede elevar en la consideracién de si misma a la contemplacién de la h eterna. La irradiacién y Ia consideracién de estas luces desbor dan al sabio de admiracién, mientras confunden a los necic —que no creen— para poder comprender *, cumpliéndose a el dicho profético: Fulgurante eres tt, maravilloso; los braves di amiendo estan su suena, los hombres fuertes... quedaron pasmadas (St 75,56) St San AGUSHIN, Sobre el Enangelio de Jaan, 36, 7, en Obras completas XIV (BAC 165) 13: «Con razon preguntas cémo se entiende, pero sin tazdn dices como puede creer, ya que se cite precisamente pone ne se entiende con rapdez {Que ripidamente'se percibe, no se cree, porque se ve, Dor eso crees, porgue No et endes, y ereyendo te dispones para entender. Capiruo IV LA IMAGEN DE DIOS REFORMADA CON LOS: DONES GRATUITOS |. Pero, ya que, ademas de contemplar el Primer Principio a través de nuestra alma, también podemos contemplarlo en nos otros, lo que es superior al modo precedente, éste viene consi- derado como cuarto grado de contemplacién, Parece extra que, estando Dios tan cercano a nuestras mentes, como ante- Hormente hemos demostrado §, sean tan pocos los que especu- Lan en si mismos el primer principio. Pero la raz6n de esto es fa- Gide encontrar, pues la mente humana, tan distraida en miilti- ples preocupaciones, no logra entrar en ella misma a través de la memoria; ofuscada por sus imaginaciones, no se recoge en sf misma con el deseo de la suavidad interior y de la alegria espiri- tual. Por eso, completamente sumergida en las cosas sensibles, no entra de nuevo en si como imagen de Dios. 2. Ahora bien, ya que donde uno cae alli queda tendido y, a menos que alguno se ponga al lado, ya no ha de levantarse (Sal 40.9; Is 24,20), tampoco nuestra alma habria podido alzarse Gesde las cosas sensibles a la contemplacién de sf misma y de la Verdad eterna en ella, sila Verdad misma, tomando forma hu- mana en Jesucristo, no se hubiera convertido en escala repara- ora de la precedente, rota por el pecado de Adan ®, Por lo que, aunque sea bien iluminado por la luz de la natura- leza y de la ciencia adquirida, nadie puede entrar en sf, para tener tus delicas en el Senior (Sal 36,4), sino por medio de Cristo que Cie: Yo sop la puerta, si uno entra por mi estard salvo; entrard y saldré enontrard pasto (Jn 10,9). Pero a esta puerta no podemos acer- carnos si no creemos y esperamos en él, si no lo amamos. Enton- > Sa BUENAVENTURA, Brevlog. IL, 10 y 12 (¥, 22738); V.4 (V, 25658): V. 6,6 (1, 25ie)p Mh, 8 (V, 22958) y Peal. $4 (V, 2058), 1d de Ia fe: Sa BUENAVENTURA, Tn Henan, VIL(V, 3653s) 38 Experiencia y tevlogia del Misterio ces, si queremos gozar nuevamente de Ia Verdad como en Paraiso, es necesario entrar de nuevo por medio de la fe, la espe: ranza y la caridad del mediador de Dios entre los hombres, Jesu cristo, que es como el drbol en medio det jardin (Gén 2,9) *. 3. Es preciso, pues, revestir nuestra alma de las tres virtudes| teologales con las cuales viene purificada, iluminada y perfec+ cionada, de modo que la imagen divina se seforme y se vuelva conforme a la Jerusalén celeste y miembro de la Iglesia militan- te, que es hija, segdn el Apdstol, de la Jerusalén celeste. Pues dice: La Jerusalén de arriba es libre; éa es nuestra madre (Gal 4,26). Por tanto, el alma que cree, espera y ama a Jesucristo, que es ‘Verbo encarmado, increado e inspirado 88, 0 sea camino, verdad y vida (Jn 14,6), acogiéndolo en la fe cree en Cristo como Palabra: increada, a él que es Palabra y esplendor del Padre (Heb 1,3), recobra la vista y cl ofdo espirituales: el ofdo para percibir las, palabras de Cristo y la vista para contemplar fos rayos de su luz, Suspirando, después, en la esperanza de recibir la Palabra inspi- rada, recobra, a través del deseo y el afecto, el sentido spiritual del olfato, Y mientras acoge en el amor la Palabra encarnada, re- cibiendo de ella placer y acercandose a ella a través del amor es- Latico, recobra el gusto y el tacto. Gracias a la recuperacién de estos sentidos, ella ahora ve y escucha a su Esposo, lo huele, Io gusta y lo abraza, v puede asi cantar como la esposa del Cantar, que fue escrito como ejercicio de contemplacién segin este cuarto grado, que no comprende sino ef que lo ecibe (Ap 2,17), pues consiste mas en la experiencia del afecto que en la espect lacién racional. Pues en él, siendo vivificados los sentidos inter- nos para percibir lo que es sumamente bello, para ofr lo que es sumamente armonioso, para oler lo sumamente fragante, para gustar lo que es sumamente dulce, para tocar lo que es suma- mente placentero, el alma esta dispuesta para los excesos men- Saw AcustIN, VIN Del Géusis «le ks, 5,9 4 Obs compa XV (BAC. 21969) 959: eCom la Sabai asin eins Cito else dea hl planta en medio del paras copii adore ent al buen fan dese alto fe lgerurs También Ib La Cina dese, XI 90 y 9X 20..en Oars op tn SOTEGAC M9) 9 sh “Sobre ripe extadn dl Verbo Sax BUENAVENTURA, Brevi. qlV eal nal (V, 242). . “ee Itinerario del alma a Dios 39 tales por medio de la devocién, de la admiracién, del jabilo, de jn exaltaci6n, correspondientes a las tres exclamaciones de las, que habla el Cantar de los Cantares. De las que la primera pro- qrumpe en Ia abundancia de la devoci6n, por la que el alma se hace como columna de humo sahumado de mirra y de inctenso (Cant 3,6); la segunda surge de la excelencia de la admiracién, por la cual el alma se hace como Ia aurora, la luna y el sol (Cant 6,9), segiin el proceso de las iluminaciones que elevan el alma hasta, ja admiracién en Ia contemplacién del esposo; la tercera surge de la sobreabundancia de la exultacién, que hace al alma rebo- sar de goz0 apgyada en su amade (Cant 8,5) 4, Alcanzado esto, nuestro espiritu_ queda jeranquizado para elevarse en conformidad con aquella Jerusalén celeste en la que nadie puede entrar si ella misma no desciende en el coraz6n por gracia, como Juan vio en el Apocalipsis (Ap 21,2). Y des- ciende en nuestro coraz6n cuando, por la restauracién de la imagen de Dios, por las virtudes teologales, por el gozo de los sentidos espirituales, y por los excesos estticos, nuestro espiri- tu se convierte en jerdrquico, es decir, purificado, iluminado y perfeccionado ®. Y asi éste viene también sefalado con nueve xgrados, en Tos que ordenadamente se dispone para el anuncio, el consejo, la guia, el orden, el vigor, el mando, la acogida, la re- velacién y la uncién ™, correspondiendo con los nueve 6rdenes angélicos, de los que progresivamente los tres primeros se refie- ren en la mente humana a la naturaleza, los tres sucesivos a la iciay el arte, y los tres iltimos a la gracia divina. Enriqueci- da con éstos dones, el alma, volviendo entrar en sf misma, en- tra en la Jerusalén celeste, donde, al considerar los grados de lo: Angeles, ve en ellos a Dios que, habitando en todos ellos, acta en todas sus acciones, Dice asi Bernardo al papa Eugenio: «Dios © Acerca del alma jeratquizada: S/2 BUENAVENTURA, fn Hes. XX, 22se y XXTT, 244s (¥ 429'y 441), CF, DIONISIO AREOPAGITA (PS) La Jerarquta else, HI, 2, nas completes (BAC 511) 134 ° DIONIsIo ARBDPAGITA (Ps), La Jerarquaelesstica, IV, 10s, en Obras (BAC, 1996) 2311 «Silas Eseituras lmaa Serafines alos “ineandescentes” ya los "fe 40 Experiencia_y teologia del Misterio ama como amor que es; conoce en cuanto que es verdad; juzga como justicia que es; domina como majestad suma, gobierna como principio universal, protege como salvacién, obra como poder, revela como luz, asiste como picdad que es. Todo esto lo hacen también los angeles y nosotros: pero de manera muy im- perfecta» %". De todo esto se ve que Dias es todo ext todas las cosas (1 Cor 15,28), cuando lo contemplamos en nuestra alma, en la que habita por los dones de su inagotable caridad. 5. Elestudio de la Sagrada Escritura, divinamente inspira- da, resulta de particular ayuda en la consideracién de este gra do, asi como Ia filosofia ha sido de ayuda para el grado prece- dente. La Sagrada Escritura, de hecho, se ocupa preferentemen- te de las obras de la redenci6n. Por eso trata principalmente de la fe, de Ia esperanza, de la caridad, por medio de las cuales el alma es rehabilitads, especialmente a través de la caridad. De ésta dice el Apdstol que es el fin del mandato, si procede de tun coraz6n limpio, de una conciencia recta y de una fe sincera (1 Tim 1,5). ¥ él mismo afirma que es la Ley en su plenitud (Rom 13,10). Y nuestro Salvador asegura que toda la Ley y los Profe tas se resumen en dos preceptos, el amor a Dios y el amor al projimo (Mt 22,40); Io que puede verse en el amor del Esposo de la Iglesia, Jesucristo, que es a un tiempo nuestro projimo y nuestro Dios, ala vex hermano y Seftor, Rey y amigo, Verbo in- creado y encarnado, nuestro creador y recreador, alfa y omega (Ap 1,8; 21,6; 22,13); él que es también sumo sacerdote, que purifica, ilumina y perfecciona a su esposa, que es la Iglesia en tera y cada alma santa 6. Deeste sacerdote y de la jerarquia eclesiastica habla toda Ja Sagrada Escritura, que nos ensefa cémo volvernos puros, ilu- minados y perfectos, y esto segiin la triple ley en ella transmiti- da, es decir, la ley de la naturaleza, de la Escritura y de la gracias ‘mas bien scgiin las tres partes principales de ella, a saber, la ley mosaica purificante, Ia revelacién profética iluminante y la doctrina evangélica perfeccionante %; 0 mucho mejor atin, se- +: Sax Bexnanoo, Sobre in eosidoracin, al Papa Exgenio, V5, 12, en Obras IL (wac, 11994) 205, oe "GE SaN BUENAVENTURA, Brevlag. Prol § 15s (V, 2025). Itinerario del alma a Dios 4l ain su triple sentido espiritual: tropol6gico, que nos purifica para vivir honestamente; alegorico, que nos ilumina clarifican- Go la inteligencia; anagogico, que nos perfecciona con el éxtasis, haciéndonos gustar las suavisimas delicias de la sabiduria, de acuerdo con Jas tres virtudes teologales mencionadas, con los sentidos espirituales reformados, con los tres excesos referidos, cin estos actos jerdrquicos por los que logra nuestra alma vol ver a entrar en si misma para contemplar a Dios ex esplendor sa- .vudo (Sal 109,3) y en ellos, como en un lecho, dormir en paz y diescansar (Sal 4,9), porque el Esposo quiere que no se la despier- te hasta que no lo haga por su voluntad (Cant 2,7) 7. De estos dos grados intermedios, por los que entramos para contemplara Dios dentro de nosotros, como en los espejos dle las imagenes de las cosas creadas, y esto a modo de alas ex- rendidas para el vuelo, como aquellas puestas en medio (Is 6,2 podemos comprender que las potencias naturales de nuestra tlma nos conducen a las perfecciones divinas en sus operacio- nes, en sus mutuas relaciones y en sus capacidades de conocer, lo que acontece en el tercer grado como se ha visto. Somos con- ducidos hacia Dios igualmente a través de las rehabilitadas po- cencias de la misma alma, por medio de las gratuitas virtudes in- fundidas, de los sentidos espirituales y de los éxtasis mentales, como hemos advertido en el cuarto grado. Y todavia somos lle- vaclos hacia él por medio de las operaciones jerarquicas de puri- ficacién, iluminaciGn y perfeccién de las mentes humanas, por las jerdrquicas revelaciones de la Sagrada Escritura dadas a no- sotros por medio de angcles, segiin el dicho de! Apéstol, que la Ley fue promulgada por medio de angeles y con la intervencién de un ‘ediador (Gal 3,19). En fin, Hegamos a Dios por medio de las je- rarqufas y de los Grdenes jerarquiicos, que se disponen en nues- tra mente como en la Jerusalén celestial 8. Llena de todas estas iuminaciones intelectuales, el alma es inhabitada, como templo de Dios, por la sabidurfa divina, convertida en hija de Dios, esposa y amiga, hecha también miembro del cuerpo mistico, hermana y coheredera de Cristo, su cabeza; es elegida templo del Espiritu Santo, fundado en la fe, elevado por Is esperanza y consagrado a Dios con la santidad 42 Experiencia y teologia del Misterio del cuerpo y de la mente. Todo ello es fruto del ardentisim amor de Cristo que ha sido derramado en nuestros corazones por el Espiritu Santo que nos ha sido dado (Rom 5,5), y sin el cual no demos penetrar los secretos divinos. Pues, como de hecho ni guno puede conocer lo fnitino del hombre sino el espiritu del hombn ‘que esid en él, del mismo modo nadie conuce tos secretas de Dios sino a Espiritu de Dios (1 Cor 2,11). Enraicémonos, pues, y asentémo- nos en la caridad, para que poddis comprender con todas los sant cual es la largura de la eternidad, fa anchura de la liberalidad, altura de la majestad y ta profundidad de la sabiduria, que nos de juzgar (Ef 3,17-18). CariruLo V LA UNIDAD EN DIOS POR SU NOMBRE PRIMERO, QUE ES «SER» 1. Yaque es posible contemplar a Dios no sélo fuera de nos- otros y en nosotros, sino también por encima de nosotros —fuera de nosotros mediante los vestigios, en nosotros por me- dio de la imagen y sobre nosotros por medio de aquella luz que ha sido impresa én nuestra mente (Sal 4,7), la luz de la Verdad etema, porque «nuestra misma mente es inmediatamente for mada por la Verdad misma» %%—, aquellos que se han ejercita- do en el primer grado, han entrado en el atrio que est delante del Taberndculo; quienes se han ejercitado en el segundo, han entrado ya en el Taberndculo; y los que han pasado por el tere 10, entran con él Sumo Sacerdote en el Santo de los Santos donde, encima del arca, se encuentran los querubines de la glo- ria cubriendo con sus alas el propiciatorio, los cuales represen- ian dos modos o grados de contemplar las perfecciones invis bles y etemas de Dios, de los que uno tiene por objeto Ta esencia divina, y ef otro las propiedades de las personas 2. Enel primer modo, ante todo y prineipalmente fijamos muestra mirada sobe el Ser mismo, diciendo que el Nombre pro- pio de Dios es «Aquel que Es». En el segundo modo, nos con- centramos sobre el Bien, diciendo que es éste el primer nombre de Dios. El primero se refiere particularmente al Antiguo Testa- mento, el cual proclama sobre todo la unidad de la esencia div nna, como le fue dicho a Moisés: Yo soy el que soy (Ex 3,14). El se- gundo hace referencia al Nuevo Testamento, que distingue la Pluralidad de las personas, en cuanto nos manda bautizar en el ‘nombre del Padre, del Hijo y del Espiritu Santo (Mt 28,19). Por eso IN AGUSTIN (PS), De spy et anima, 11 (PL 40, 787); TO., 83 Cuestiones yy 4, en Obras completes XL (BAC, 1995) 131, 133, CE Sa BUENAVENTURA 951 Deuce trang qA¥ al (W, 180), 44 Experiencia_y teologia del Misterio Jesucristo, nuestro Maestro, queriendo Hevar a Ja perfecci6n| evangélica a aquel joven que decia haber observado la ley, reser- va principal y exclusivamente el nombre de Bueno a Dios: Na- die, dice, es bueno sino solo Dios (Le 18,19). Por eso el Damasce~ no, siguiendo a Moisés, dice que «El que es» ¢s el primer nom bre de Dios, mientras Dionisio, siguiendo a Cristo, dice que el Bien es el primer nombre de Dios 3. Quien entonces quiere contemplar las perfecciones invi- sibles en Dios telativas a la unidad de la esencia, debe fijar su} mirada sobre el mismo ser °, y se dard cuenta que el propio st ¢s tan cierto que no es posible pensar que no sea; que tal ser pu risimo no se presenta sino poniendo en fuga el no-ser, como k nada ahuyenta plenamente al ser. Como entonces la nada ni tiene nada del ser y de sus condiciones, asf el ser no tiene nai en comtin con ¢| no-ser, ni en acto ni en potencia, ni segdn I realidad objetiva ni en nuestra personal apreciacidn. Siend privacién de ser, el no-ser no puede ser pensado sino por refe rencia al ser, pero no es pensable por medio de otro, pues tod To que conocemos 0 io conocemos como no-ser, 0 como ser potencia o como ser en acto. Entonces, como el no-ser no pued ser entendido sino por relacién al ser %, y el ser en potencia e relaci6n al ser en acto; y siel ser designa el mismo acto puro ser ", se sigue que el ser es aquello que primero pensamos y est ser es acto puro, Pero éste no es identificable con un ser partic lar, que es ser limitado, mezcla de acto y potencia; ni con el s andlogo, pues éste, no siendo acto, no existe realmente. Se sigu entonces que éste ser es el ser divino %, San Joa DAMASCENO, De fide orthadant. 19 {PG 94, 83588), Diowist Ansoracrra, Les noms dvinos, HI, Ly IN, 1, en Obras (BAC, 91996) 291 y 29 CL SAN Bunavewruma, I Sore 22 q.3 th corp. (I, 3953) San BUENAVENTURA, fSene.d8 pel a] g2 cone (154); fr Henan. I, 6 10 0, B59): INy 1 (VY, 349). ‘San Buesavenrum, Dredg. Deol § 2 (V, 200): Hexaén. XVI (V, 40358) Ch, AvICENA, Metaph I, 6 y AVERROFS, II] De Anim, 35, +Evel total acted etre loren del pear y del sc, se es lo primero a cae bajo nucetro entendiviente;y siendo Dios la razon purs del ser contempla slo primero en ser conacido aunque no Yo advertimos. Cf, Sas BUENAVENTU 1Send 28 dub-1 (1, 504): H Seat dl p.2 dub.t {Ml 51) El Ser ex canocido por nuesto entendimiento primeramente de modo in fecto. la lea de! er © hace explicit en osotroscuzndo Ia abstraemos de los o Ieinerario del alma a Dios 45 4. Resulta, por tanto, extrafia esta ceguera de nuestro en- tendimiento que no considera lo que ve primero y sin lo cual no puede conocer nada més. Pues como el ojo —que, attaido por la yariedad de colores, no se da cuenta de la luz gracias a la cual percibe todas las demés cosas y, aunque la ve, no la advierte—, también el ojo de la mente, dirigido hacia los seres particulares yalos universales, no percibe aquel ser que trasciende todo gé- inero, aunque sea el primero que se presenta a la mente y, por medio suyo, conozea las demas cosas. Por lo que, verdadera- mente, «de igual manera que los ojos de los murciélagos pare- cen ineptos para la luz del dia, asf parece serlo la inteligencia de nuestra alma respecto a las cosas que por naturaleza se mani- fiestan con la mas cegadora evidencia» ®, ya que, habituados a las tinieblas de los seres creados y a las imagenes sensibles, nos parece no ver nada cuando ella Contempla el esplendor del ser sumo, no comprendiendo que esta completa oscuridad es, en realidad, la mas alta iluminacion de nuestra mente, del mismo mado que cuando el ojo que se abrea Ia Iz pura, le parece no ver nada 5. Considera entonces aquel ser purisimo, si puedes, y com- prenderds que es imposible retenerlo como derivado de otto; por lo que es necesario pensarlo como absolutamente primero, ya que no puede provenir de la nada ni de otro ser. Pues équé podria ser en sf, si tal ser no fuese por si-y cn si mismo? Es preci- So que este ser aparezca enteramente libre de no-ser y por lo tanto sin principio ni fin, sino eterno, Parece también que, no teniendo en sf mas que el ser mismo, no sea de ningtin modo compuesto, sino enteramente simple. Parece que, estando pri- yaulo de toda posibilidad, porque todo posible participa en al- ‘guna manera del no-ser, deba ser por consiguiente sumamente tos particulares que percibimas singularmente. Entonces ef Ser —Ia existencis— anoieee como alo primero conocidon, pues cada percepeion particular deriva de xe conoeimiento nginario del Ser. No se da agi la confusion ontolégies ents {ite anilogo y ser absoluto, dela que fue acusada nuesto autor ~el denominado mologismo» bonaventuriane—, pues en realidad se tats de un conoelmienta Diviatisico derivado de nuestio conocimionto preliminar de los sereseontingentes, by niera existencia presupone la idea del Ser absoluto, “ Atusroteuts, Métafise, I, 1, en Obras (Madrid *1973) 928, (CA SaN BUENAVENTURA, Taméran, VII (p.57); Bresl. V6 al final (V, 260). 46 periencia y teologta del Misterio actual, Parece que no deba tener sombra de imperfecci6n y sea, por tanto, perfectisimo. Parece finalmente que, privado de cualquier diversidad, sea por tanto sumamente uno. Luego tal ser, que es puro ser, set simple y ser absoluto, ha de ser primero, eterno, simplicisimo, actualisimo y sumamente uno. 6. Y estos atributas son ciertos hasta tal punto que quien piensa este mismo ser no puede pensarlo en oposicién a cual- quiera de ellos, pues cada uno de ellos reclama necesariamente los demas, Pues, de hecho, siendo simplemente ser, por eso es absolutamente primero; y porque es absolutamente primero, no puede ser hecho por 0110 ni por sf mismo, luego es eterno. Ade- ms, como es primero y eterno, luego no proviene de otros, 0 sea es simplicisima. Y ya que es primero, eterno, simplicisimo, exclue ye toda composiciin de acto y potencia y, por tanto, es actualisi- mo. Y como es primero, etemo, simplicisimo y actualisimo, es por ello perfectisimo, no faltindole nada ni siendo posible atia- irle algo. Finalmente, al ser primero, etemo, simplicisimo, ac- tualisimo y perfectisimo, es sumamente uno. Pues todo lo que se dice de cualquier forma de sobreabundancia, se dice respecto de todas. «Lo que se dice de un ser por infinita sobreabundancia, no puede convenir mas que a uno solo» !°', Por consiguiente, si Dios es el ser primero, eterno, simplicisimo, actualisimo, perfec- tisimo, es imposible pensarlo como no existente o que no sea tinico. Escucha, pues, Israel: nuestro Dios es ef inieo (Dt 6,4). Si ves todo esto en la pura simplicidad de tu mente, seris iluminado de algtin modo por los esplendores de la luz eterna 7. Dispones de otros motivos atin para acrecentar tu admira- cidn, Pues el mismo ser es primero y diltimo, eterno y totalmente presente, es simple y a la vez maximo, actualisimo y absoluta- mente inmutable, perfectisimo e inmenso y, siendo sumamente tuno, ¢s inmensamente vario. Si analizas con mente pura todas estas cosas, seriis inundado de mayor luz, pues vers ulterior- mente que es tiltimo porque es primero, Porque si es primero, todo Jo ha creado por sf mismo; y por eso es necesario que sea el Do Anisroretes, Tuplas, V, 5 y VIL, 1, en Obras (Madrid *1973) 475 y 5035, Itinerario del alma a Dios 47 fin dltimo, el principio y el término, el affty la omega (Ap 1,8) ™, Es totalmente presente porque es eterno: pues el ente etemo, en realidad, no proviene de otro, ni deja de ser por simismo, ni pasa de un estado a otro; no tiene ni pasado ni futuro, sino s6lo ser presente, Es maximo porque es simplicisimo: siendo simplictsi mo en la esencia es maximo en Ia potencia, ya que la virtud, caanto més esta unida, tanto mis es infinita !°5. Es inmutabilis mo, porque es actualisimo: pues sies actualisimo es acto puro; por ser tal, nada adquiere nuevo ni pierde de lo que tiene, luego inmutable. Es inmenso porque es perfectisimo: pues siendo perfectisimo no puedes pensar algo que sca mejor, mas noble, més digno y por tanto mas grande que él; y algo asi es inmenso. Es inagotable variedad porque es uno: lo que es sumamente uno ¢s principio universal de todas las cosas y, por tanto, causa efi- ciente, ejemplaryy final de todo; y, como tal, «causa del ser, razon, de entender y orden del vivir» !#. Luego, por tanto, es omnimo- do, no por ser la esencia de todas las cosas, sino como causa per- fectisima, universalisima y suficiente de todas las esencias; cuya potencia, porque viene stimamente unida a su esencia, es suma- mente infinita y multiple en su cficacia, 8, Volviendo atrés nuevamente, podemos decir: ya que el ser purfsimo y absoluto, es decir, el ser por excelencia, es prime- roy diltimo, és igualmente principio y fin consumante de todas las cosas, Porque es eterno y enteramente presente, abraza y pe- neua cada instante de tiempo, como si fuese al tiempo su cen- ro y cireunferencia. Porque es absolutamente simple y maxi- mo, esta totalmente en todas las cosas y las trasciende, y por eso &s «una esfera inteligible, cuyo centro esta en todas partes y la cireanferencia en ningdin lugar» '©5, Porque es actualisimo y ab- (© Ch, Sas BUENAVENTURA, Leinearia, IV, 5 (pA), \ Liber de Gauss, prop. 17. Ed” A. Patti (Lovaina 1966) 83, El Liber de Cast, andnimo neoplaténiee atsbuido a varios autores, entre ellos Aritételes,gozaba en I Medioevo de gran auoriad s(t San AcustiN, La Cindad de Dios, VIL, 4, en Oleas completas XVI (BAC, 2000) 525, También, Diosision AREOAGITA, Lot namdres divine 13 § 3, er Obras ‘BAC, 1996) 365s, CE. Sax BUBAvENTURA, De Sete Chr: GV ad 24 V, 19) Auavo DE INSU, Mealoglne Repuleeteg. 7 (PL210, 67), La frase de Ala= bo de Lille ode Insalis 1115-1202} gusee a san Buenaventura, que la eepite © varias obras. Cf. Sax BUENAVENTURA, Sent. 37 p.l a.l q.t a8 3 (F, 659). 48 tperiencia_y teologia del Misterio solutamente inmutable, por eso, «permaneciendo inmévil, da movimiento a todas las cosas» !26, Porque es perfectisimo ¢ in- menso, est en todas las cosas, pero no contenido en ninguna; fuera de ellas, pero no excluido; por encima de todas, pero no separado; bajo todas, pero no constreftido. Porque es suma- mente uno y omnimodo, es fade en todos (1 Cor 15,28), bien que Jas cosas sean muchas y él no es mas que uno; y esto porque, en su simplicisima unidad, limpfsima verdad y sincerisima bon- dad, posee toda potencia, toda ejemplaridad, toda comunicabi- lidad; y por tanto, por é, de él p para ét son todas tas cosas (Rom 11,35), pues es omnipotente, omnisciente y absolutamente bueno; y en su perfecta contemplacién consiste ser bienaventu- ado, segtin le fue dicho a Moisés: Haré pasar ante tu vista toda mi bondad (Ex 33,19). SeveRINo Boeci9, De ousolacione phils. IT, 9 (PL 63, 758). CaPiruLo VI LA SANTISIMA TRINIDAD EN SU NOMBRE, QUE ES «BIEN» 1. Después de considerar los atributos esenciales, debemos clevar el ojo del entendimiento a la cointuicion de la Santisima Trinidad a fin de que el otro Querubin sea puesto al lado del primero (Ex 25,19). ¥ como el ser es el principio radical de los atributos de Ia esencia 17, y su nombre nos consiente conocer los demas, asf el bien es el principal fundamento para contem- plar las emanaciones divin: 2. Considera, pues, atentamente que el Sumo Bien es de tal manera perfecto que no se puede pensar nada mejor y es impo- sible concebirlo como no existente, porque es mejor ser que no ser; y es tal, que no puede tenerse una idea correcta si no e coneibiéndole como Trino y Uno ™, Pues si «el Bien es difusi- \o por si mismo» '!°, el Sumo Bien ha de ser sumamente difusi- vo de si. Pero no puede haber suma difusion que no sea actual e intrinseca, sustancial e hipostitica, natural y voluntaria, libre y necesaria, incesante y perfecta. Porque si en el Sumo Bien no hubiese produccién eternamente actual y consustancial, y una hipdstasis © persona tan sumamente noble, que sea principio ue produce por via de generacién y espiracién —modo quie co- {FSi Buraaventn, enV. 3 (9.48 smu significative cab eaizad or muesto tor ene exto ancl: miapo, yn releeneias Dex mo um apt cushtano (el fangs), sno Svaitavo (eel mejor): Sk ANSEIMO. Pree 9 en Obes | (UAC 1053) Jer Inspr cin dial os pond ogo naga eos ‘cor el insinonte | bid pAb) Sab a prccedeacin Gl sr sore ol nose SONANSELMG, rig 3. ibis p 371 SeCe SIN Hematvenrta Mp Tan 1a ad 29 CV, 47) Brey 1, 20 won {Dist Aatopacts, Les mmo de Dig TV, 1 y 20, en Obs camps |IBAC, 1996) 296 y 312: Ib. La jerargua celeste TV, | (p.136); AnisTOreteS, Tepes (01,2 en Obras (Madrid °1973) 445. CE San BUENAVENTURA, Myster Thin IL tad 7 (Vy, 60), 50, Experiencia y teologia del Misterio nresponde al principio eterno que produce eternamente su igual ‘!1— de manera que hubiese el amado y ef coamado, el ge- nerado y el espirado, es decir, el Padre, et Hijo y el Espiritu San- to, no habria Sumo Bien, pues no se difundirfa en modo sumo. Pues, de hecho, la difusién temporal de su ser en la criatura no es mas que un centro puntual en fa inmensidad de la bondad eterna '!?, por lo cual podemos pensar en una difusion mas grande, aquella, por ejemplo, en la que la difusin comunica toda la sustancia y la naturaleza del difusor. Dios, por tanto, no seria el Sumo Bien si, bien en realidad 0 conceptualmente, no gozase de tal Entonces es posible cointuir con el ojo de la mente la supre- ma bondad como acto puro de un principio que caritativamen- te ama con amor gratuito, con amor debido y con un amor com- puesto de ambos '!, y que es plenisima difusién, sea natural que voluntaria, pues es difusién por medio del Vetbo, en el que todas las cosas se expresan, y por medio del Don, en el que todo otro don es dado; por lo que puedes entonces comprender que, para la perfecta comunicabilidad del Sumo Bien, es necesaria la Trinidad del Padre, del Hijo y del Espiritu Santo. En estas Per- sonas es necesario que, para darse la suma bondad, haya perfec- ta comunicabilidad; y para set sumamente comunicables debe existir suma consustancialidad, y para ser samamente consus- tanciales han de tener suma configurabilidad 0 semejanza, esto es, ser sumamente coiguales y coeternas; ademas, las antedi- chas perfecciones conflevan una suma cointimidad, por la cual cada Persona esta necesariamente en la otra en virtud de la suma circumincesi6n 14, y cada uno opera con el otto por la to- tal indivisibilidad de sustancia, de virtud y de operaci6n de la Beatisima Trinidad. fusion. 1 Cf, Sw BuENaveNTURA, 1 Sent, d. 29 dub.t (1, 517), 12 ALAND DE INSULIS, Theiolate Regize eg. 7 (PL 210, 627}, 7 1s Rieatao DE SAN Vicron, De frit. W, 165s (PL'196, 9618). Cf Sax Busnavenna 7 Sem 2 sn gl conc 37% tbid, 1103 1.43 0pp-3. 4. 199). TH San AGUSTIN, AL Coufaiones 7, 8, an Divas completas IU (RAC, 91908) 805s, CF SAN BUENAVENTURA, Mysto. Zin, QU a.2 ad 8 (V, 87): 1 Sent d.18 in Lit Mag. cl (l, 319), Itinerario del alma a Dios 31 3. Pero al contemplar todas estas cosas, guardate bien de excer que comprendes lo incomprensible. Pues, en las seis con- diciones del Sumo Bien antes recordadas, has de considerar to- davia lo que con mayor fuerza Hleva al ojo de nuestra mente al stupor de la admiraci6n. Ya que la suma comunicabilidad esta unida en la Trinidad a la propiedad de las Personas, la suma consustancialidad a la pluralidad de las hipéstasis, la suma se- mejanza a la distincién personal, a suma coigualdad al orden, ia suma coeternidad a la emanacién, la suma cointimidad con la emision, 2Quién no queda totalmente admirado ante semejan- {es maravillas? Si elevamos los ojos de la mente a tan excelenti- sima bondad, comprenderemos r4pidamente que estas propie- cades pertenecen a la bienaventurada Trinidad. Pues si en ella hay suma comunicacion y suma difusi6n, esta también el verda- dero origen y a verdadera distincién de Personas; y como en ella es todo, y no una parte, lo que se comunica, da lo que tiene y totalmente; por lo que aquel que emana y aquel que produce se distinguen por sus propiedades, pero, en esencia, son una sola cosa. Y si son distintas por las propiedades, es necesario ad- initiren la Trinidad propiedades personales, la pluralidad de hi- postasis, la emanacién desde el origen, el orden no de posterio- Fidad, sino de origen, y la emisién que no comporta cambio de lugar, sino s6lo gratuita inspiracién, por razén de la autoridad del producente, propia de quien envia respecto a quien es man- ado. Pero, como son una sola cosa en la sustancia, es necesario admitir la unidad de esencia, forma y dignidad, de eternidad. «le existencia y de inmensidad. Mientras ti consideres estas co- sas en sf mismas y separadamente, tienes cuanto necesitas para contemplar la verdad; cuando las confrontas tienes suficientes ‘motives para elevarte a la més alta admiracién; y, por tanto, si quictes que tu alma se eleve al estupor de la altisima contempla- ién, todas estas verdades has de considerar conjuntamente. 4. Ylos dos querubines que se miran mutuamente vienen a Simbolizar todo esto. Pues no carece de misterio el que se miren «00 les cavas vueltas hacia el propiciatoria (Ex 25,20), para que asi se cumpliese la palabra del Seftor referida por Juan: Esta es la Vida eterna, que te comozcan a ti, nico Dios verdadero, y al que ti has 52 Experiencia y teologia del Misterio enviado, Jesucristo (Jn 17,3). Pues, efectivamente, debemos con templar las propiedades esenciales y personales de Dios no sok cen si mismas, sino en relaci6n con aquella unién sobradament admirable de Dios y hombre en la unidad de la persona Cristo. 5. Sieres, pues, como uno de los quetubines contemplan¢ las propiedades esenciales de Dios y quedas estupefacto porg el ser divino es a la vez primero y tiltimo, eterno y a la vez ente ramente presente, simplicisimo y maximo 0 incircunscrito, t talmente en todas partes y en nada incluido, actualisimo e in movil, perfectisimo sin nada superfluo ni carente de fo necesa rio, inmenso e infinito, sumamente uno y omnimodo en ca cosa, teniendo en sf toda perfeccién, toda potencia, toda ve dad, todo bien; entonces mira ahora hacia el propiciatorio maravillate de ver en él cémo el primer principio se ha unido daltimo, Dios al hombre creado el sexto dia (Gén 1,26); el etern con el hombre temporal, nacido en la plenitud de los tiem de la Virgen !!5; el ser simplicisimo con el ser sumamente com: puesto, el actualisimo al ser que sumamente padecid y murid; perfectisimo e inmenso al ser minimo e imperfecto, el suma: mente uno y total con el individuo compuesto y distinto de t dos; es decir, mira al hombre Jesucristo, 6. Y si luego, haciéndote como el otro querubin, al contem| plar la prioridad de cada Persona quedas admirado de cémo comunicabilidad se compagina con las propiedades personales, la consustancialidad con la pluralidad, la semejanza con la per sonalidad, la coigualdad con el orden, la coeternidad con la pr duccién, la cointimidad con la emisi6n, porque el Hijo ha sid mandado por el Padre y el Espiritu Santo por ambos, pero per maneciendo con ellos sin nunca alejarse; mira, entonces, al pr piciatorio y maravillate de cémo en Cristo se realiza la unién personal con la trinidad de sustancias y la dualidad de naturale: zas !'6; cémo se une un perfecto consenso con la pluralidad d 20 Ck Col 115, Refeencia a: SAN IRENE, IV Adersas haere 20, 4 (PG 1034), Sax BuENaventonA, Bray TV, Iss (V, 24155} vias sustancas Indican st realidad, le nautaleza su principio operat: hombre est compuesto de dos sustancias —animal y racional— y en Crist, que hombre y Dios (sus dos naturales}, se une tambien la divina. Ch Itinerario del alma a Dios 53 voluntades, la unicidad de atribucién entre lo divino y lo huma- no con la pluralidad de las propiedades personales; entre la un dad de adoracién con la multiplicidad de sus excelencias, de la tinica glorificacin con la distincién de sus dignidades, y de la auioridad Gnica con la diversidad de potestades, - En esta meditaci6n se alcanza la perfecta iluminaci6n de Jamente, a la vista del hombre hecho a imagen de Dios como en elsexto dia de la Creacién, Pues si la imagen es una semejanza expresiva, cuando nuestra mente contempla en Cristo, Hijo de Dios ¢ imagen de Dios invisible por naturaleza, nuestra huma- nidad tan admirablemente exaltada, tan inefablemente unida, reunidos en una sola persona lo primero y tiltimo, lo sumo ¢ in: fimo, el centro y la circunferencia, ef alfa.y la omega (Ap 1.8), la causa y el efecto, el Creador y la criatura, el libro escrito dentro y fuera (Ap 5,4; Ex 2,9) "17, alcanza el objeto perfecto, para entrar con Dios en el cumplimiento de sus iluminaciones en este sexto grado en el que, como en aquel sexto dia, no queda sino llegar al diz de reposo, en el cual, arrebatada en éxtasis, descanse la pers- pecaci de nuestra sla ', bse ya de toda la labor que hina (Gén 2,2), Buscema, dian 1.3 (p10): Myer. Tri. q 2 ad 5 (Y, 64) Tan Si

También podría gustarte